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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANIA NACIONAL”

PRESENTACION DEL ENSAYO


ESCRITO Y SU RESPECTIVA
SUSTENTACION

ASIGNATURA :
COMUNICACIÓN Y
ARGUMENTACION

DOCENTE: ANTONIO GREGORIO CASTILLO RAMIREZ

ALUMNO: RUBEN GUSTAVO TAIPE QUISPE

HUANCAYO_PERU
2022
La autenticidad de una obra
La originalidad de la obra de arte se encuentra su propia esencia en el contexto
espacial y temporal en la cual surge, así mismo esa esencialidad de la obra no es
clausurada mediante una interpretación reconstructiva, la autenticidad de la obra no
se puede extraer por un contexto de tradición, más bien por lo contario: es dicho
contexto el que posibilita la autenticidad de la obra. Y que la autenticidad arraiga en
ser un emergente de una tradición viva, pero esta secularidad constitutiva de la
autenticidad no es la secularidad vacía de la lógica capitalista del acaparamiento, por
lo contario, el tiempo de la laboriosidad de la historia que no termina nunca de
consumirse. La obra de arte lleva los orígenes para siempre de sus condiciones de
reproducción y, por ende, su autenticidad. Esas condiciones cambiantes y resguardan
la tradición de las posibilidades inmanentes de su tiempo como lectura eventual de la
obra de arte. Pero, el debate de la no separación del autor de su obra cada vez es un
tema de conversación en nuestra sociedad ya que el artista y la obra siempre tendrán
un vínculo desde el momento en que fue pensada, ambas partes quedan unidas ¿se
debería separar al artista de su obra? Desde mi punto de vista no se debería separa
al artista de su obra, ya que nos resulta imposible separar la vida del fruto de la vida
de su árbol. A continuación, expondré mis argumentos que sustenten mi postura.

El artista tiene tanta responsabilidad moral como cualquier sujeto racional. La


responsabilidad involucra hacerse cargo de las consecuencias de una acción,
aceptar una decisión, dar la cara por lo que se hace, la obra de arte es el
producto de las acciones del artista como tal, como cualquier otra persona que
desempeña en múltiples papeles sociales y realiza sus acciones. Según
Pareyson el trabajo del artista son dos facetas o dimensiones inseparables de
una misma persona y de una misma obrar humano, y afirma. “que no existe una
obra de arte completamente inmoral, ya que existe una moralidad constitutiva
del arte. Hay, pues, una moralidad sin la cual la obra de arte no sale adelante y
el arte no llega a ser tal” (2020, p. 276). Por ello, las evidencias de Peña, (1994)
respecto a la responsabilidad del artista “la pretensión de Maritain es que el artista
ame la verdad y a sus semejantes, de modo que todo lo que en la obra pudiera
deformar la verdad o dañar el alma humana le disguste y pierda para él aquel deleite
que la belleza suscita. No se trata de que el artista tuerza o fuerce su arte, sino por el
contrario, tener en cuenta las exigencias de la verdad y procurar respetar a los
demás, le llevará a convertir su arte en algo más vigoroso y recto. Un genuino sentido
de responsabilidad le conduce a ello” (p. 658-659). Como resultado, el arista cuando
comete actos de inmorales debe de asumir sus actos y afrontar a su publico y no
acutarse de su responsabilidad ya que su obra no sale adelante y no llega a ser
reconocido.

El impacto de la obra en el lector contribuye a la exposición a la belleza de la


forma cautivante. La obra esculpe metas de nuestra alma y literalmente se sitúa
de nuestro psiquismo, afectividad, y memoria, para un buen lector siempre
buscara el silencio y tiempo para así entregarse a la lectura y sedimentar toda su
atención a la interpretación de una buena obra es una antigüedad tan
trascendental. Desde un punto de vista, Lewis, (1983) “que sólo admite
comparación con las experiencias del amor, la religión o el duelo” (pág. 33). La
diferencia esencial entre buen lector y el mal lector es que el primero lo recibe y el
segundo solo usa el arte. En primer lugar, para el mal lector usa lo narrado o el
cuadro como un comienzo automático para ciertas tareas de emociones y
imaginaciones del sujeto, ya sea el uso que sea no se tiene una adecuada disposición
hacia la obra del arte que exige ser aprobada como eficiente. En segundo lugar, para
el buen lector se toma toda la palabra muy enserio, su interna presión de claridad y
belleza es sensible a la peculiaridad, no se limita a los acontecimientos narrados y a
saber que sucedió después, experimenta en sí mismo la resistencia y la imposición de
las palabras. En conclusión, asumo que los buenos lectores siempre toda muy
enserio los acontecimientos muy enserio con claridad y belleza a lo contrario de los
mal lectores y trata de ser aprobada.

El artista no tiene la responsabilidad de educar a su público ni ser un modelo a


seguir. Quienes están a favor de la separación de la obra del artista argumentan
que no tiene la responsabilidad de educar a su público ni ser un modelo a
seguir, sim embargo, se ha comprobado que si tiene la responsabilidad de
educar y ser modelo para su público. Como afirma, (Efland, Freedman)” los
límites entre el rol del artista y el rol del educador en tanto cumplen una función
social, se perciben difusos, es responsabilidad del arte hacerse cargo de su
educación, como es responsabilidad de la educación hacerse cargo del arte”
(2003 pág. 70). por lo tanto, se puede presentir que entre las metodologías de
aspiración educativos y artísticos ya que no hay mucho espacio sino hay una ajustada
relación e incluso es válido pensar que ambas diciplinas operan de la mano. Así
mismo, la antigüedad de convivir como artista e instructor, es posible reconocer las
solidez y flaqueza de cada ámbito y proyectarse preguntas ya que el arte ya
comprendió que su tiempo no tiene sentido multiplicar sino transformar, pero le hace
falta educar, mientras que la adoctrinamiento artística sabe que su tarea es adiestrar.
En conclusión, el artista tiene toda la responsabilidad de responder y educar, ser
modelo como ejemplo para su público y no tendría razón si lo separamos a la arista
por que van de la mano uno al otro.
El arte de espectadores como medio para la educación artístico. Si considero
que el arte público suele traer a menudo dificultad de aceptación por parte de los
ciudadanos. Ya que en la actualidad no solo se le pide un alto grado de
comprensión de lectura óptico al artista, sino que también a veces se le exige al
ciudadano. Para respaldar mi argumento, presentare dos casos relevantes. En
primer lugar; Para preparar la recepción es en muchas ocasiones faena del artista, la
verdadera riqueza del significado procedente del hecho de la ubicación de una obra de
arte en el espacio auditorio puede originar a su vez conflicto, ya que con lleva la
calidad compleja de su aprobación y esto lo podemos apreciar en las cuantiosos
polémicas suscitados en los últimos tiempos de los cuales podemos separar
deducción para todos los implicados en el entramado del arte público, así mismo, el
artista era responsable de las interferencias que se crean una sobre la otra. En
segundo lugar; la polémica manifestarse al colocarlo, cuando varios vecinos del
barrio impidieron la instalación de la obra mostrando discrepancias sobre su
emplazamiento ya que no estaban sobrados de zonas verdes y aduciendo que el
arrabal tenía otra propiedad tales como la falta de suministro instructivo, y que el
cambio de lugar afectaría no solo al impresión que la obra transmitía, sino también a
su significado. A modo de cierre, ante esta información expuesta ubicar una obra en
el espacio público hace que esta sea más accesible a un número mayor de
espectadores, pero el éxito no depende de la accesibilidad sino también depende de
la idea que transmite, la forma de comunicar esa idea, y sobre todo si dicha obra tiene
en cuenta a la audiencia.
En resumen, desde nuestro punto de vista no se debería separa al artista de su
obra, ya que nos resulta imposible separar la vida del fruto de la vida de su
árbol. A continuación, mis argumentos que sustenten mi postura, primero, el artista
tiene tanta responsabilidad moral como cualquier sujeto racional, segundo, el
impacto de la obra en el lector contribuye a la exposición a la belleza de la forma
cautivante, por último, el arte público como medio para la educación estética y
por contraargumentación a mi postura de la no separación del arte, el artista no tiene
la responsabilidad de educar a su público ni ser un modelo a seguir. Así mismo,
mi reflexión es de vital importancia irnos a la verdad, aquellas declaraciones en las que
no podríamos estar en desacuerdo, por sentido lógico, el creador y su obra tienen
tiempos de existencia individuales, es decir, la obra nace posterior al creador y tiende
a permanecer aún después de la muerte de su creador.

REFERENCIAS:

fland, A.,Freedman, K. 2003. la educacion en el arte posmoderno. barcelona  : paidos, 2003.

Lewis, s. (1983). critica literatura: un experimento. barcelona : Antonio Bosch(trad.).

pareyson, l. (2016). II problema estatico . españa: SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA


UNIVERSIDAD DE NAVARRA. S.A.

Peña, J. (1994). LA RESPONSABILIDAD DEL ARTISTA EN TORNO A LAS RELACIONES DE ARTE Y


MORAL. MADRID .

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