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Karl Marx, padre del socialismo científico, del materialismo histórico y del

comunismo moderno, procedía de una familia judía de clase media. Nació


el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, Alemania, la cual era una de las
provincias más progresistas de Prusia económica y políticamente hablando.
Fue uno de los siete hijos del abogado judío Heinrich Marx y de su esposa
Henrietta Pressburg, el tercero para ser más específico. Era el favorito de
sus padres, su madre le llamaba cariñosamente “hijo de la fortuna” y su
padre hablaba siempre de los dones naturales que nuestro protagonista
tenía.
Sus primeros estudios tuvieron lugar en el Gimnasio Federico Guillermo de
Tréveris, esta era una escuela de primeras letras, un lugar en el cual le
enseñaban la lectura, la escritura, las operaciones básicas de cálculo y por
último la religión. Terminó sus estudios y por lo tanto se graduó en
septiembre de 1837, cuando apenas tenía diecisiete años.
Estudió en varias universidades: Bonn (donde comenzó sus estudios de
derecho), Berlín (en la cual continuó sus estudios sobre leyes y filosofía) y
Jena, realizando el doctorado en filosofía en 1841 en esta última.
Dos años después, se casó con Jenny Von Westphalen. Trabajó como
profesor y periodista (fue director de un periódico a los veinticuatro años
de edad) y se convirtió en un demócrata radical, realizaba junto a Bruno
Bauer críticas a la religión y junto a Arnold Ruge las realizó en contra del
estado prusiano (que en 1842 emitió una reglamentación contra la censura
y prohibió las críticas hacia el estamento del Estado), pero sus ideas
políticas y la falta de democracia le obligaron a dejar Alemania e instalarse
en París ese mismo año ya que el padre de su esposa inició en él interés por
las doctrinas racionalistas de la Revolución Francesa y por los primeros
pensadores socialistas, como por ejemplo fue Hegel.
En 1845, fue expulsado de Francia debido a que publicó junto a Heine y
Ruge, un periódico obrero sin previa autorización oficial y se instaló en
Bruselas a comienzos de febrero de ese mismo año, aunque los primeros
meses fueron complicados ya que la policía belga le prohibió la publicación
de todo aquello que tuviera que ver con la política, es decir, le estaban
volviendo a censurar. No hubo una mejora hasta el momento en que su
amigo Engels le cedió parte de los derechos de su libro, de esta manera,
Marx comenzó a obtener ingresos. A finales de este año, no le quedó otra
que abandonar su ciudadanía prusiana, ya que seguía siendo perseguido por
el propio gobierno de su país.

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