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Aquí tienes un resumen largo sobre la edad de los metales en la prehistoria:

La edad de los metales es una etapa de la prehistoria que abarca desde el 6000 a. C. hasta el 1000
a. C. aproximadamente, en la que el ser humano empezó a fabricar objetos de metal fundido. Se
divide en tres subetapas: la edad del cobre, la edad del bronce y la edad del hierro.

La edad del cobre se caracteriza por el uso del primer metal que se fundió: el cobre. El objeto de
cobre más antiguo conocido es un colgante de Shanidar (Irán) que data del 9500 a. C., pero no es
hasta el 6000 a. C. cuando se generaliza su uso en Anatolia y los montes Zagros. En Europa, las
primeras evidencias de metalurgia del cobre proceden de los Balcanes, a mediados del V milenio a.
C. El cobre se usaba para fabricar herramientas, armas, adornos y recipientes.

La edad del bronce se inicia cuando se descubre que al mezclar cobre con estaño se obtiene un
metal más duro y resistente: el bronce. Este proceso se dio en diferentes regiones de forma
independiente, pero se estima que el primer bronce se produjo en el III milenio a. C. en
Mesopotamia. El bronce permitió mejorar las técnicas agrícolas, militares y artesanales, así como
el comercio y la expansión territorial de algunas civilizaciones.

La edad del hierro se caracteriza por el uso del metal más abundante y fuerte: el hierro. Su
fundición requiere una temperatura más alta que la del cobre o el bronce, por lo que su dominio
fue más tardío. Se cree que el primer hierro fundido se obtuvo en Anatolia hacia el 1500 a. C.. El
hierro se empleó para fabricar herramientas, armas, utensilios y obras de arte. Su uso favoreció el
desarrollo de nuevas culturas y el contacto con otras regiones.

La edad de los metales fue una época de grandes cambios económicos, sociales y culturales para la
humanidad. También fue una etapa de innovaciones tecnológicas, como la invención de la rueda,
la construcción de megalitos y la aparición de la escritura. La edad de los metales termina con la
entrada en la historia de cada región, cuando se dispone de fuentes escritas que permiten
reconstruir su pasado.

Algunas de las culturas que destacaron en la edad de los metales son:

Los sumerios, que fueron la primera civilización histórica de Mesopotamia y que inventaron la
escritura cuneiforme, el sistema sexagesimal y la rueda.
Los egipcios, que construyeron las pirámides, desarrollaron una escritura jeroglífica y una religión
politeísta con numerosos dioses y ritos funerarios.
Los hititas, que fueron el primer pueblo en usar el hierro para fabricar armas y que dominaron
gran parte de Anatolia y Siria.
Los micénicos, que fueron los primeros griegos y que se caracterizaron por su arquitectura
monumental, su comercio marítimo y su participación en la guerra de Troya.
Los fenicios, que fueron los grandes navegantes y comerciantes del Mediterráneo y que
difundieron el alfabeto consonántico por todo el mundo antiguo.
Los celtas, que fueron un conjunto de pueblos indoeuropeos que se extendieron por Europa
occidental y central y que se distinguieron por su arte geométrico, su organización tribal y su
religión druídica.
Los etruscos, que fueron una civilización de Italia central que influyó en la cultura romana y que se
destacó por su arte funerario, su urbanismo y su escritura aún no descifrada.

El metal se trabajaba en esa época mediante diferentes técnicas de metalurgia, que consistían en
la extracción, la fundición, la forja y la aleación de los metales. Algunas de estas técnicas fueron:

La extracción: consistía en obtener el metal a partir de los minerales que lo contenían. Se usaban
métodos como el lavado, el cribado o el tostado para separar el metal de las impurezas.
La fundición: consistía en calentar el metal hasta que se volviera líquido y luego verterlo en un
molde para darle forma. Se usaban hornos de diferentes tipos y temperaturas según el metal que
se quisiera fundir.
La forja: consistía en golpear el metal con un martillo para deformarlo y modificar su forma,
tamaño o resistencia. Se usaban yunques, tenazas y fuelles para facilitar el trabajo del metal.
La aleación: consistía en mezclar dos o más metales para obtener uno nuevo con propiedades
diferentes. Por ejemplo, el bronce se obtenía al fundir cobre con estaño.

La metalurgia en esa época tenía algunas dificultades, como:

La escasez y la lejanía de los yacimientos de minerales, que obligaban a largos y costosos


desplazamientos para obtener la materia prima.
La falta de conocimientos científicos sobre la composición y las propiedades de los metales, que
hacían que el trabajo fuera más empírico y experimental.
La limitación de los medios técnicos para alcanzar altas temperaturas y controlar el proceso de
fundición, que podía provocar defectos o impurezas en los objetos metálicos.
La competencia y el conflicto entre las distintas culturas por el control de las fuentes de metal, que
podía desencadenar guerras o saqueos.

Los tipos de hornos que se usaban para fundir el metal en esa época variaban según el metal y la
cultura que los empleaba. Algunos ejemplos son:

Los hornos de crisol: consistían en recipientes de cerámica o metal que contenían el metal y se
calentaban en una hoguera o un horno de leña o carbón. Se usaban para fundir metales como el
oro, la plata, el cobre o el estaño.
Los hornos de cubilote: consistían en cilindros verticales de piedra o ladrillo que se alimentaban
por la parte superior con capas alternas de carbón y mineral. El aire se introducía por unas toberas
situadas en la parte inferior y el metal fundido se extraía por un orificio en la base. Se usaban para
fundir hierro colado.
Los hornos de arco eléctrico: consistían en cámaras de acero revestidas de material refractario que
se calentaban mediante electrodos de grafito que producían un arco eléctrico. Se usaban para
fundir acero y otras aleaciones de alto punto de fusión.

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