Está en la página 1de 4

El interior de la oración: El

pecado detrás de la falta de


oración
Es nuestro deseo ante Dios que nos permita meditar en todos estos
temas, para poder ser más intencionales en nuestras vidas de oración.

Existen razones por las que carecemos de una vida de oración


constante, y estas razones regularmente pecaminosas, nos apartan y
distraen de lo que verdaderamente importa; nuestra relación con Dios.

Estamos llamados a orar


En 1ª Samuel 12:23 encontramos: “lejos esté de mí que peque contra el
Señor cesando de orar por vosotros”.  En este pasaje vemos al pueblo
apelando delante de Samuel para que no deje de interceder por ellos
ante Dios. En este caso, el dejar de orar o interceder, constituiría un
pecado para Samuel, ya que esta era una de sus funciones como
profeta de Dios al pueblo.

Este mismo principio podemos aplicar al hecho de que, aunque no


somos profetas, cada uno de nosotros estamos llamados a interceder
constantemente por nuestras familias, amigos y hermanos en la fe.

La oración fue modelada por Cristo, quien incluso nos dejó como guía
la oración conocida como el Padre Nuestro; al orar debemos hacerlo
de manera desprendida, pues tanto los motivos para las oraciones
egoístas como la ausencia de oración, son pecado contra Dios.

This content is Public.


El pecado de la indiferencia y la
desobediencia
En primera de Timoteo 2:1 vemos: “Exhorto, ante todo, a que se
hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por
todos los hombres”. Es evidente que a la luz de la Palabra, Dios indica
que nuestra vida entera debe estar saturada de rogativas, peticiones y
acciones de gracias. El no hacerlo representa una desobediencia, por
lo tanto pecado; Santiago 4:17 dice: “y al que sabe hacer lo bueno, y no
lo hace, le es pecado”.

No buscar a Dios en oración, el no buscar intimidad con Él es una


forma de ser indiferentes a Su voluntad y a Su soberanía. Es una
forma indirecta de decir: “yo puedo con mi vida y mis asuntos”,  “no
necesito Tus consejos”, o “no es necesario que Tú escuches algo de
mí’.

Estas son formas de mostrar orgullo, es una falta de amor a Él, no lo


vemos, ni lo pensamos de esa forma, pero es la realidad.

Otro aspecto importante es que la falta de oración muestra que no


somos diligentes en obedecer y “ocuparnos en nuestra
salvación” como debemos. La oración es parte de ese cuidado y
alimento espiritual, y esta falta de obediencia es ofensa delante del
Señor. Filipenses 2:12 nos recuerda:

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis


obedecido, no como en mi presencia solamente, sino
mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor”.

This content is Public.


Cuando no oramos o lo hacemos de una manera breve, le estamos
diciendo al Señor que nuestra relación con Él no es tan importante,
demostramos que el amor que profesamos no es lo suficientemente
grande y que no es prioridad en nuestras vidas; todo esto deriva en
pecado.

Fuera de Él
Necesitamos comprender que nuestra vida cristiana está
intrínsecamente unida por toda la eternidad a nuestro Dios Trino; que
separados de Él nada podemos hacer y que llevaremos fruto si
nuestra unión con Él se mantiene plenamente. La oración, junto con la
lectura de la Biblia y su aplicación a nuestras vidas, son la clave para
nuestro crecimiento espiritual.

Juan 15:5 dice:

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece


en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer”.
Deuteronomio 10:12-13,

“Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino


que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus
caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma y que guardes los
mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te
ordeno hoy para tu bien?”
Diversas citas bíblicas arrojan luz sobre el pecado que puede
esconderse detrás de la falta de oración o la precaria intimidad que

This content is Public.


desarrollamos con nuestro Señor. Una vez meditemos en estos (y
muchos otros) versículos que encontramos en Su palabra, podremos
entender el valor de la oración; cómo afecta nuestra relación íntima
con Dios y cómo conduce a vidas superficiales y vacías.

Es nuestra oración que esta serie nos haya llevado de una manera
intencional a:

 Buscar más de Dios,

 Tener mayor intimidad con Él,

 Ver el poder del Señor obrando en nosotros y en los demás,

 Ver las bendiciones que encierra el ejercicio de este hábito


espiritual.
Que el Señor nos confronte a la luz de Su Palabra y nos redarguya
para que seamos más como Jesús.

Que Dios bendiga a Su pueblo, amén.

This content is Public.

También podría gustarte