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Filosofía positivista y tecnologías de control social en Argentina


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Fabián Vera del Barco

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Introducción :

El Curso de filosofía positiva de Augusto Comtel representa la consagración de una


corriente de pensamiento en el contexto intelectual de la Europa del siglo XIX. Sin
embargo, también significa el nacimiento de un programa político de orden y progreso
social que se amplió en la consolidación de los nuevos Estados-nación de América del A

Sur. En este sentido, Argentina asumió desde fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX
los principios positivistas en la implementación de políticas públicas y en el armado y el
diseño de tecnologías de control social.
En el presente capí tulo se analizan algunos de los principios comtianos forjados en
el debate con la herencia moderna europea, y su integración en el pensamiento de
intelectuales argentinos, ya en el siglo XX, particularmente de José Ingenieros y la
corriente higienista del primer centenario de la República Argentina.

;\ 1. Filosofía positiva y anti metafísica en Comte


’\ *

El sentido filosófico de lo positivo conlleva, para Comte, la superación de nociones


.

i
dieciochescas acerca del conocimiento. El abordaje de la realidad efectiva debe tirar
definitivamente por la borda todo lastre metafísico. De este modo, la humanidad puede
alcanzar el estado positivo o real. El conocimiento positivo es, pues, un conocimiento
liberado de la metafísica.2
Desde el siglo XVII el debate sobre qué significa conocer estuvo caracterizado por
una lucha contra entidades imaginadas. Recuérdese, por ejemplo, la crítica de Moliere en

1 El Curso faz escrito entre 1830 y 1842,


2 Comte hace explícitos varios significados de la palabra ’’positivo" en su Discurso sobre el espíritu positivo, entre los
cuales se destacan: lo real en oposició n a lo quimérico, lo útil contra lo ocioso, lo preciso confrontado a lo vago.
Todas estas acepciones pueden confluir en una superació n de la metafísica como tratamiento de cuestiones
insolubles.

1
I
:
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X

ban el efecto del opio


su obra El enfermo imaginario a los médicos de la época que explica
retoma esta ironía
en un paciente a travé s de una "virtud dormitiva" en el remedio. Voltaire
el artificio de toda
resaltando el círculo vicioso de la explicación metafí sica y reconociendo
búsqueda de sustancias como modo de fundar el conocimiento.
Sin embargo, este cuestionamiento atañe no sólo a la vieja y decade
nte escolástica,
¡ "fuerza" de gravitación. De
sino también a nociones de la fí sica de Newton, tal como a
durante este siglo está
hecho, todo el contrapunto entre racionalistas y empiristas
í sica moderna.
sostenido por un permanente lecho en común: los rastros de la metaf
la necesidad
En este sentido, es quizá con Kant que puede comenzar a vislumbrarse
explicaciones últimas,
de limpiar el terreno de este deseo natural en la humanidad de dar
acuña, por un lado, la
sustanciales y causales de las cosas. La filosofía trascendental
importante, la
justificación teórica de la ciencia natural, pero por otro, no menos
de los fantasmas y
argumentación de porqué debemos alejarnos todo lo posible
extralímitaclones de la razón en su uso metafísico.
trascendental
Y el siglo XVIIi podrí a haberse resuelto definitivamente en este camino
con el renacimiento y
si no hubiese continuado casi como un paso necesario,
se constituye como
fortalecimiento de la metafí sica a manos del Idealismo Alemán. Hegel
filosófico, el nacimiento
un punto de inflexión esencial para comprender, en su contexto
del positivismo de Comte.
la experiencia sólo
El idealismo hegeliano desprecia el empirismo. Considera que
entre la realidad y la
puede darse por mediaciones ideales, en un vínculo dialéctico
no como algo dado o
conciencia que conoce. El conocimiento se presenta, entonces,
d que se despliega,
puesto- y ésta será su noción de algo positivo- sino como una realida
un complejo de sujeto-
conciencia mediante. Con ello, la realidad efectiva o Wirklichkeit es
ión en una totalidad,
objeto que está en constante desarrollo y encuentra su cabal expres
el espíritu absoluto.
uencias de la
En definitiva, el idealismo alemán lleva a sus extremos las consec
í es la razón total de
filosofía trascendental kantiana mostrando que la ineludible metaf sica
la serie de conocimientos logrados por la ciencia.
Asi las cosas, Comte se resuelve contra todo espíritu metafísico
. De allí su gran
tres estadios de la
interés en instalar como preceptos de su doctrina la teoría de los
o rea!. Hay un arco
humanidad: el teológico o ficticio, el metafísico o abstracto y el positivo
- positivo.
de la evolución humana que va desde lo irreal e imaginario a lo real
o, inmaduro e
Según el positivismo, la metafísica es un modo de conocer primitiv
2
insuficiente. Es un estadio intermedio, adolescente, entre la infancia teológica y la
madurez positiva. La humanidad ya se encuentra en condiciones de adultez y de acceso
de
al espíritu positivo. La observación constante y sistemá tica para el establecimiento
leyes universales que permitan no sólo explicar sino, sobre todo, predecir los fenómenos
,

es el rasgo distintivo del conocimiento positivo. Las preguntas acerca de qué sean las
cosas, el origen último de los fenómenos, son atribuidos a formas de organización social
precarias y estancadas. Sólo en la sociedad positivista el conocimiento es un factor de
progreso y dominio de la realidad.
Ahora bien, una vez señaladas las diferencias radicales que los separan, es preciso
señalar ciertos rasgos de época que comparten estos dos modelos de filosofía y de orden
social: el positivismo y el idealismo hegeliano.
En primer lugar, ambos mantienen una mirada unitaria y acabada del fenómeno del
conocimiento humano, es decir, tienen un espíritu enciclopédico. En su Enciclopedia de
las ciencias filosóficas Hegel se adelanta , incluso, al espíritu positivo de Comte ai colocar
la filosof ía del espíritu, tercera parte de su sistema que incluye lo que
hoy

denominaríamos ciencias sociales, como ordenadoras de todo el movimiento previo del


espíritu. Las disciplinas acerca del ser humano son una síntesis superadora de la lógica y
las ciencias naturales. De hecho, la política como ciencia del Estado es su resultado
último. Del mismo modo, Comte conduce todo su sistema hacia una "fí sica social" que
ordenaría epistémica y políticamente el conjunto del conocimiento científico. Ambos
sistemas, el hegeliano y el comtiano, se auto refieren como conclusiones de época. Son
totales, cerrados en sí y concientes de reflejar la consumación de un espíritu moderno en
pleno despliegue .
En segundo lugar, ambos buscan dar una respuesta filosófica al tiempo social y
económico que viven, el ya incontenible crecimiento de las sociedades industriales
y

capitalistas. El Estado hegeliano se presenta como un resultado orgánico del movimiento


del saber absoluto o Idea, cuestionando toda hipótesis de contrato social o construcción
artificial del poder. Pueblo y Estado son dos caras de la misma moneda, en una sustancia
que el suabo define como eticidad. En Comte encontramos, por su lado, una moralización
del conocimiento en su desamólo social. El estado positivo es superior por su carácter
moral independiente de la religión y la metafí sica. Una religión secular se prevé
hacia
en su
finales de su obra, que atiende a la felicidad y ordenamiento de la humanidad
conjunto. Ambos pensadores son consecuentemente solidarios con el acelerado proceso
de transformación social en la era del capital industrial. La ingente participación de las

3
masas en el proceso productivo precisa con urgencia un ordenamiento de su inclusión
política. A la par de los movimientos democráticos que buscan otros modos más
liberadores y plantean duras críticas por la explotación del proletariado, estas filosofías
muestran su rostro más reaccionario y consevador: mantener el statu quo y el orden
social burgués.
Por último, los dos sistemas de filosofía, independientemente de su valoración de la
metafísica, colocan en un rol central a la comunidad de intelectuales en el orden político.
La sociedad moderna es científica . La ciencia, hegeliana o positivista, es el norte para el
ordenamiento del poder. En sus escritos sobre filosofía del derecho, Hegel insiste en el
fundamental servicio que presta la administración pública, el funcionariado, en el
sostenimiento del Estado burgués. No alcanza con la mera representación ciudadana
basada en un ideal constitucional. Si pueblo y Estado son dos caras de la misma moneda,
es en la administración pública donde mejor se refleja este doble valor. No son meros
ejecutores de leyes externas, impuestas por un deber kantiano. Son la mejor expresión
del espíritu del pueblo que se auto gobierna. De allí su valor central en el entramado
político moderno. El Estado, como un despliegue racional diaiécitco, es la vida de!
espíritu, que logra en el mundo moderno su mejor explayamiento, su maduración luego de
un lento proceso histórico y global. Hegel no mezquina descripciones figurativas: el
espíritu viene creciendo desde el lejano oriente, sede del despotismo absoluto, pasando
por la pequeña y elitista comunidad democrá tica de la Grecia Clásica, para rematar en el
orden del Estado Nación burgués del siglo XIX.
Por otra parte, se puede leer en Comte un deseo profundo de otorgar a la clase de
los políticos un carácter científico. La física social, en la cúspide de la pirámide, es la
directriz de ordenamiento de las ciencias, que debe velar no sólo por la consistencia
epistemológica, sino también por la pertinencia política de las ¡nvestigaciones3. Bajo el
paradigma positivo, la sociedad puede ser conocida en los mismos términos en que la
física de Newton explicó la naturaleza: cuerpos en movimiento. Pero además, cumple con
otro requisito fundamental: la previsión de los fenómenos sociales. Se conoce para
explicar y para predecir. La sociedad industrial debe, pues, ser manipuiable, epistémica y
políticamente. El control de todas las variables posibles de un fenómeno, rasgo propio de
toda ciencia natural experimental, es en la física social un objetivo político. Conocer las

3 En el cuadro sinóptico del conjunto del Curso de filosofía positiva, Comte detalla los escalones de la pirámide,
desde lo más abstracto a lo mas real, esto es: matemáticas, ciencias de los cuerpos brutos (astronomía, íf sica y
f sica social)
química) y ciencias de los cuerpos organizados (fisiología y í

4
sociedades es controlar sus movimientos.
En resumen, la ideología que sostiene el positivismo puede tener entre sus
í sticas una actitud anti metafísica , pero no escapa al subsuelo de las filosofías de
caracter
la modernidad burguesa. Busca respuestas globales en el conocimiento científico para la
explicación y el dominio de los mundos natural y social. En palabras de Comte "... la
propiedad má s interesante de nuestra fórmula enciclopédica, debido a su importancia y a
la cantidad de sus aplicaciones inmediatas, es la de determinar directamente el auténtico
plan general de una educación científica , enteramente racional, lo cual se aplica
prácticamente con la simple ejecución de la fórmula"4.
El esp íritu de la obra que propone Comte hunde sus ra íces en el proyecto filosófico
moderno del siglo XVII. Así lo sostiene el francés en su Discurso cuando afirma que "los
más eminentes pensadores contemporáneos la juzgan así lo bastante lograda como para
haber establecido ya las verdaderas bases directas de la completa renovación mental
proyectada por Bacon y Descartes, pero cuya realización positiva estaba reservada a
nuestro sig!o".5
El siglo XIX asiste pues de la mano del espíritu positivo a un programa europeo de
transformación y ordenamiento social. En vez del desideratum hegeliano de la religión
cristiana como antesala del Espíritu absoluto, Comte propone en su filosofía evolutiva un
final, también moderno, de felicidad laica para la humanidad.
El contenido ético del positivismo se aparta de la teología y las religiones
dominantes: "Muy lejos de que la asistencia teológica sea eternamente indispensable a
ío, que, en los tiempos
los preceptos morales, la experiencia demuestra, por el contrar
modernos, les ha resultado cada vez más nociva, haciéndoles inevitablemente participar,
por esa funesta adherencia , en la creciente descomposición del régimen monoteísta,
sobre todo durante los tres últimos siglos".6
Ante el alza del espíritu científico positivo y el retraimiento de la teolog ía como modo
de conocimiento válido, Comte plantea la necesidad de un poder espiritual positivo, a
modo de una "religión laica", caracterizada por el sentimiento social y anti individualista.
Esta masificación moralizante de la ciencia intenta sustituir "una estéril agitación
política por un inmenso movimiento mental". La escuela positiva pretende una revolución
ordenada y progresiva , controlada y gobernada. La moral es el medio por el cual lograr

4 Comte, August, Curso de filosofía positiva , ed. Aguilar, Buenos Aires, 1980. Trad. José Manuel Revuelta. Pág. 71.
5 Comte, August, Discurso sobre el espíritu positivo, ed . Aguilar, Buenos Aires, 1980, pág. 141,
6 Comte, August, ibid . pág. 155.

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estos cambios socio políticos.

2. Argentina: la filosofía positivista como instrumento dé disciplinamiento político

El positivismo en la Argentina de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX no se


encarnó en una escuela filosófica. Mas bien puede afirmarse que constituyó un marco
conceptual para la implementación de políticas públicas en el contexto de la
modernización del Estado.
La denominada generación del 807 llevó adelante un claro modelo económico
agroexportador, con la convicción de un reducido grupo social ganadero de representar
los intereses de toda la nación. Si Inglaterra era el norte en lo económico , Francia lo era
en lo cultural. La influencia de Augusto Comte se vio fortalecida por el ánimo de los
intelectuales vernáculos de insertarse en el mundo y acompañar el proceso de las ideas
científico técnicas que estaban transformando la faz de la tierra.
A las ideas de orden y progreso mediante ¡os preceptos positivos de observación,
experimentación y predicción, se sumaron en las latitudes argentinas las nociones de
adaptación , selección y evolución darwinianas aplicadas en el ámbito social. Por otro lado,
la impronta de Herbert Spencer fue fundamental en el diseño de los primeros ensayos de
sociología argentina. No sólo la sociedad se podía explicar al modo de la física social de
Comte. Siguiendo el mismo espíritu positivo, también las leyes de la evolución biológica
podían extrapolarse a este ámbito y definir los problemas sociales en términos de la
biología.
Surge así, como concepto central en esta nueva teoría social la noción de "raza". La
importancia que adquiere la noción de raza excede su riqueza epistemológica, para
adquirir rango de análisis políticos precisos: los problemas sociales del continente
americano radican, esencialmente, en los rasgos decadentes de los pueblos originarios.
El escalonamiento en pirámide de las ciencias comtianas recordaba la necesaria
implicación de las ciencias básicas, más generales y simples, para el avance de las
subsiguientes . En este sentido, ¡a fisiología era el presupuesto de la fí sica social. De tal
modo, para explicar los problemas de la sociedad era preciso recurrir a su constitución

7 Se conoce como "generación del 80" a las élites intelectuales y políticas argentinas, concentradas principalmente en
Buenos Aires, que tuvieron preeminencia entre 1880 y 1916. Con la asunción a la presidencia de la Nación del
general Julio A. Roca bajo el lema "paz y administración" comienza una etapa de construcción del Estado bajo
coordenadas del liberalismo económico y el conservadurismo político de dichos sectores.

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orgánica y develar allí los factores que influían en el comportamiento de ios grupos
humanos. La raza, comprendida como un aparente conjunto de rasgos físicos y
fisiológicos entrelazados darwinianamente con su ecosistema, se constituyó en un
indicador científico para la investigación de los conflictos sociales, los comportamientos
reñidos con las normas y hasta la simple incapacidad de adaptación al modo de
producción económico.
La mayor virtud positivista de la noción de raza estará en su eficiencia política: el
ordenamiento social para construir el Estado moderno argentino tendrá que ver con la
limpieza étnica y la implementación de políticas de estimulación a la inmigración europea.
En síntesis, los elementos filosóficos y políticos más sobresalientes del positivismo
argentino pueden expresarse en los siguientes caracteres:
• El predominio de una explicación científica de los fenómenos sociales desde la
perspectiva de la biologí a y la fisiología .
• El racismo cientificista como matriz para la definición de problemas, elaboración de
hipótesis y el ensayo de explicaciones del tipo de sociedad necesaria para el
modelo económico vigente.
• La moralización de la ciencia social, tanto de los científicos como de sus
producciones, considerados herramientas fundamentales para la construcción de
una sociedad feliz, intentando dejar de lado los valores fundados en la teología .
Estas características, de índole ideológicas, se tradujeron en tecnologías de control
social por parte del gobierno, en manos de un grupo de intelectuales vinculados a la
academia: José Ingenieros, José Ramos Mejía , Carlos Octavio Bunge son algunos de
estos hombres. Provienen en su mayoría de la formación universitaria médica y del
derecho y están imbuidos de la doctrina sociológico positivista8. Con ellos se va a
implementar el gran programa higienista argentino, una articulación precisa de medidas
sanitarias, educativas y de seguridad para forjar la idea rectora de una nación argentina,
con rasgos propios y definidos, que nace y se sostiene a partir de una identidad colectiva
afín a la clase dominante. La salud pública, la urbanización y la escuela son las vías de
ejecución de este ideario. Es la fabricación del Estado moderno argentino.
En conclusión, el positivismo en Argentina no constituyó precisamente una "escuela",
o una doctrina enseñada en las universidades, sino mas bien un dispositivo de poder.
Esto es, un modo prá ctico de hacer filosofía , una actividad ligada indefectiblemente a

8 En el ámbito de las letras y la ensayísíica literaria, también suele citarse a Miguel Cañé, Eugenio Cambaceres ,
Lucio V. López y otros.

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intereses de una clase y conducidas por la idea de un control efectivo del conjunto de la
sociedad.9 Se puede hablar, desde esta perspectiva, de un conjunto de políticas precisas,
llevadas a cabo por una comunidad de tecnócratas con claridad en sus ideas y sus
programas de acción, que actuaron gracias una red de tecnologías, al servicio de la
"modernización" del Estado.
Tales tecnologías pueden resumirse del siguiente modo:
a) Políticas de la población y el ciudadano:
En 1884 el Congreso sanciona dos leyes fundamentales para el ejercicio de la
ciudadanía argentina: la creación del registro civil, que pone bajo la responsabilidad del
Estado el registro de nacimientos y defunciones; y la ley de educación 1420 que establece
la educación obligatoria primaria, laica y gratuita. En 1888 se modifica el código civil para
dar lugar a nivel nacional la figura del matrimonio civil. En todos estos casos se quitó a la
iglesia católica estas funciones de control y registro de la población para dar lugar a una
concepción estatal de la ciudadanía. Los lineamientos en favor de la ampliación de
derechos ciudadanos ir án más allá de la generación del ochenta, con la sanción en 1912
de la ley de voto obligatorio para todos los varones mayores de edad ( llamada "ley Saenz
Peña").
Por otra parte, las políticas de fomento a la inmigración europea a partir de 1880
hicieron que la población aumentara significativamente y convertía en imprescindible el
control social de estas nuevas masas habitantes del territorio. En este sentido, vale
señalar también la sanción de la ley de residencia en 1902, propuesta por el senador
Miguel Cañé, que permitía la expulsión de inmigrantes sin juicio previo, generalmente por
causas de disidencias políticas.
El surgimiento de una "sociología argentina" de la pluma de José Ingenieros, tiene
como referencia innegable este fenómeno de las masas inmigrantes. La mirada social del
científico positivista será netamente biologista pues para él "... la sociología es una ciencia
natural que estudia la evolución general de la humanidad y la evolución particular de los
grupos que la componen.*"10
En esta misma sociología biologicista, Ingenieros afirma sus nociones comtianas
evolucionistas:fl"Las razas, naciones, tribus y todos los agregados humanos, son colonias

9 Dispositivo, además, en el sentido foucaultiano más general, es decir como una red de relaciones que se pueden
establecer entre elementos heterogéneos: discursos, instituciones, arquitectura, reglamentos, leyes, medidas
administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, lo dicho y lo no dicho
. Cfr.
, . Siglo XXI, Bs. As ,, 2011. pá g. 114 .
Castro, E., Diccionario Foucault , temas , conceptos y autores ed
10 Ingenieros, José, Sociología argentina , Elmer editor, Bs. As., 1957.

8
animales organizadas con las condiciones de subsistencias propias de la especie; su
evolución en la superficie terrestre es un hecho tan natural como la evolución de una
colonia microbiana en un medio propicio a su cultivo. El bacteriólogo describe esta última
por los fenómenos que observa y se propone determinar sus leyes má s generales; el
naturalista investiga la vida colonial de las abejas, los castores y las hormigas ; el
sociólogo tiene igual campo de experiencia en las sociedades de los hombres".11
i
b) Políticas de la urbe y la salud pública
A partir de la mayor epidemia de fiebre amarilla que sufrió Buenos Aires en 1871, el
gobierno de la ciduad comenzó un plan de urbanización, que constaba bá sicamente en
dotar de cloacas y agua corriente a las residencias de la ciudad. A partir de 1880, siendo
ya capital de la República, este plan se nacionalizó, de tal forma que se convirtió en uno
de los mayores emprendimientos de ingenieria del siglo. Gran parte de este plan de obras
públicas, a cargo del departamento nacional de Higiene, consistió en una producción
simbólica que presentó al resto de las urbes provincianas como un interior amenazado por
el enemigo invisible de las epidemias. Se extendió así el fenómeno capitalino de la peste
a la noción de un pa ís y una sociedad que requería modernizar sus ciudades para
controlar la enfermedad.
Las epidemias porteñas brotaron inicialmente en los conglomerados urbanos
surgidos del asentamiento de las oleadas de inmigrantes. El modelo arquitectónico fue el
conventillo. Eran las antiguas casonas abandonadas por los ricos en los barrios bajos y
cercanos al rio que se convirtieron en pensiones donde sobrevivían hacinados los recién
llegados de los barcos de Europa. La imagen del conventillo se convirtió, ademá s de un
asunto de salud pública, en una imagen literaria de lo excecrable para la élite porteña;
según la pluma de Santiago de Estrada, “Se convendrá en que cada uno de los
conventillos de Buenos Aires es un taller de epidemias; en que cada una de las inmundas
camas es el tálamo en el cual la fiebre amarilla y el cólera se recrean’’12
El plan de urbanización fue primordialmente un plan de salud pública. Según los
.
especialistas ". . en menos de veinte años, Buenos Aires realizó una mutación notable en
el campo de la salud: la misma que a las ciudades de Europa occidental les tomó un siglo
realizar. El impulso decisivo data de la federalización. El intendente Torcuato de Alvear, en

11 Ingenieros, losé, "De la sociología como ciencia natural" en Terán, Oscar, Positivismo y Nación en Argentina, ed.
Puníosur, Bs. As., 1987. pag. 193.
12 Estrada, Santiago, Viajes y otras páginas literarias, en Jitrlk, Noé, El 80 su mundo, Jorge Alvarez, Buenos Aires,
1968.

9
r
funciones desde 1879 a 1887, se rodeó de un grupo de médicos (G. Rawson, E. Coni, A.
Crespo, J. Ramos Mejía) que concibió un vasto programa de salubridad"13
Este movimiento sanitarista, derivó, a su vez, en una moraiización de la medicina: las
poblaciones enfermas se analogaban a personas con una "mala vida", a la noción de una
decadencia moral, cuya expresión física se corroboraba con las epidemias . Para combatir
fehacientemente estos problemas, no alcanzaba con las tecnologías de reordenamiento
urbano y de control médico de los cuerpos. El positivista tenía que educar estas masas
primitivas.

c) Politicas de la educación
Con la sanción de la ley 1420 de educación primaria obligatoria, fue preciso instalar
un sistema educativo abarcador no solo en infraestructura en todo el territorio, sino
también en cuanto a los contenidos curriculares. El objetivo fundacional fue el de forjar
una identidad nacional, donde pudieran acogerse la diversidad de nacionalidades
inmigrantes y las poblaciones criollas y originarias. Para ello fue preciso eliminar las
diferencias y homogeneizar en todo lo que fuera posible la población a educar. La
enseñanza de la lengua española y el respeto por los símbolos patrios fueron uno de los
elementos aglutinadores que, conjuntanmente con un ritual cuasi religioso de himnos,
altares, sitios de homenajes a los padres de la patria, buscaban disciplinar. La religión
laica del positivismo comtiano encontró un verdadero caldo de cultivo entre los
educadores de la generación del ochenta, que construyeron un verdadero "altar de la
patria" ante el cual, en cada escuela de la república, se juraba fidelidad y se reconocía
una historia común. Una nación, un territorio, una identidad homogéneos, donde la
diferencia quedaba fuera de la norma y culminaba ligada, tarde o temprano, a la patología
o al crimen.
En este sentido, no es casual que José María Ramos Mejía, fundador de! círculo
médico argentino, del departamento nacional de Higiene y de la cátedra de
neuropatología, fuera nombrado en 1892 en la presidencia del Consejo de Educación. El
modelo educativo positivista estaba así asegurado.

f) Políticas policiales
Para completar el dispositivo positivista, el sistema de control social má s efectivo

13 Bourdé, Guy, Urbanisation et inmigration en Amérique Latine- Buenos Aires , Par ís, ed. Montaigne, 1974. Citado y
traducido por Salessi, J., Médicos, maleantes y maricas , Beatriz Viterbo ed., Buenos Aires, 1995. pág. 22.

10

:

estaba en manos de la policía y las fuerzas de represión física, quienes contaron, en la


figura de José Ingenieros, con el aporte científico de la criminología.
Doctorado con una tesis sobre "La simulación ep la lucha por la vida", Ingenieros
ingresa en el sistema tecnocrático con el espíritu de Cesare Lombroso. Según el célebre
criminólogo italiano, el estudio sistemático de los rasgos craneales y faciales de los
criminales podían determinar con precisión científico natural a los trastornados y, sobre
todo, a los delincuentes. Esta disciplina lombrosiana, llevada a cabo con estrictos
métodos positivistas de observación y establecimiento de leyes generales inductivas, fue
complejizada y llevada a una nueva etapa con la criminología argentina. 14
José Ingenieros complejizó la detección de locura y delincuencia ademá s con la
descripción de los caracteres psíquicos y comportamentales. Su tesis doctoral, que lo
habilita al mundo académico, consiste en la exposición de una serie de casos patológicos
que demuestran una constante en estos individuos: en la lucha por la vida, las personas
se adaptan o enloquecen, o al menos simulan locura para poder adaptarse a las
condiciones que su sociedad le impone y no son capaces de - o no quieren - aceptar.
Publicada en 1903 bajo el título "La simulación de la locura", este libro sigue siendo
considerado hoy en día como uno de los iconos del surgimiento de la psiquiatría en
Argentina.
Ahora bien, como buen dispositivo positivista de control social, estos estudios
académicos provienen de la ardua tarea del médico y criminólogo como director del
Servicio de observación de alienados de la policía de Buenos Aires. Ingenieros estudiaba
in situ bajo coordenadas científicas a las personas detenidas por diversos delitos, pero
particularmente por contravenciones vinculadas con la homosexualidad, la prostitución, el
travestismo, los hurtos, la vagancia. Lombroso afirmaba que con su disciplina se podía
prevenir el delito, detectando al delincuente antes de que cometiera el crimen y
encerrándolo. Ingenieros ademá s fabricó científicamente los perfiles de los delincuentes
con sus rasgos frenológicos, anatómicos, fisiológicos y psicológicos para facilitar el trabajo
de limpieza social que debía llevar adelante la fuerza policial.
Gran parte de estas investigaciones se publican en la revista Archivos fundada por
José Ingenieros y Francisco de Veyga en 1902, que se convierte en una referencia para la
cultura positivista argentina. Las fuentes de información para todas estas investigaciones
científicas surgen también de otras instituciones estatales como escuelas, correccionales

14 Hegel en su Fenomenología del Espíritu (1807) dedica un apartado especial a la justificación epistemológica errada
de la frenología, anticipo de las investigaciones de Cesare Lombroso.

11
de menores y juzgados.15
Sólo por dar un ejemplo, en un fragmento de La simulación de la locura Ingenieros
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ofrece y describe positivistamente el caso de un homicida: "O. A. Treinta años. Español. y .-


¿.• y ;

Delirio de las persecuciones sistematizado (homicida). Recluido en la sección especial del


Hospicio de las Mercedes por el juez del crimen... Tiene asimetría craneana y facial; se
observan numerosos signos de degeneración. Funcionamiento fisiológico bueno. En el
sistema nervioso: sensibilidad al tacto, dolor y calor escasos, reflejos normales]:.
Sentimientos sociales y familiares no existen; completa anestesia moral. Diversas
anomalías de la voluntad, sobre fondo abúlico"16
Paralelamente, los estudios psiquiátricos de Ingenieros permitían determinar el
destino final de los detenidos, de acuerdo al nivel de responsabilidad de sus actos. Esto
es, si eran simples simuladores, y por lo tanto gozaban de buena salud mental y podía
determinarse su culpabilidad, entraban en el sistema judicial para la espera de una
condena. Si, por el contrario, se encontraban tipificados en algunas de las etiquetas
patológicas del Lombroso argentino, siempre les esperaba alguna institución de asistencia
médica o social: la sociedad de beneficencia estatal, el hospicio, la reclusión psiquiátrica.

Consideraciones finales
Las tecnologías positivistas argentinas de poder se desplegaron ampliamente, desde
el más burdo y efectivo uso de la fuerza física y el encierro, pasando por la urbanización,
la escuela, el hospital, las reglamentaciones sanitarias, hasta las má s sutiles de los
grupos selectos de investigadores en sus cátedras universitarias y asociaciones
científicas.
El ideal comtiano de una sociedad ordenada y en progreso rpediánte la organización
política y epistémica del conocimiento cientí fico tuvo su versión argentina en estos
dispositivos de control social que llevaron adelante los positivistas aliados al poder de la
época. En estos casos, la teoría de Auguste Comte fue actualizada y aumentada con
otros ingredientes necesarios para los fines políticos: la teoría de la evolución darwiniana
aplicada a las sociedades humanas, la criminología de Cesare Lombroso, la pedagogía
de la homogeneización de las diferencias sociales y culturales.

15 Cfr. Dovio, Mariana Ángela, "La ' mala vida y el servicio de observación de alienados (SOA) en la revista Archivos
1

de PCMyCA (1902-1913) en Revista Sociológica , año 26 N° 74 Setiembre-diciembre de 2011. Págs 79-108 .


16 Ingenieros, José, La simulación de la locura, ed. Losada, Bs. As., 2008. Pág. 66-67.

12
Argentina festejó así los primeros cien años de su constitución como estado nación,
en 1910 , bajo el imperio del orden positivo, hegemonizado desde un reducido sector auto
referido como la clase educada , civilizada y superior moral y económicamente al resto de
la población del país.

Referencias bibliográficas

Carballeda, A. "El positivismo argentino y los dispositivos de intervención en lo social"


en Del desorden de los cuerpos al orden de la sociedad , ed. Espacio, Bs. As.,
2004 .
Comte,Augusto, Curso de filosof ía Positiva , Aguilar, Bs. As., 1980.
Dovio, Mariana A., "La 'mala vida' y el servicio de observación de alienados (SOA) en
la revista Archivos de PCMyCA (1902-1913)" en revista Sociológica , año 26 N°
74 setiembre-diciembre de 2011. Págs. 79 a 108.
Hegel, George, Fundamentos de la Filosofía del Derecho , ed. Libertarias Produhfi,
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