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CLASE DE LA
MAQUINARIA: NOTAS
SOBRE LA FORMA-
VALOR
Hans-Dieter Bahr
q a n z!9 1 2
El conocimiento y el mundo
LA ESTRUCTURA DE CLASE DE LA MAQUINARIA:
NOTASSOBRELAPORMA-VALOR
por Hans-Dieter Bohr
Hans-Dieter Bahr: Hacia una crítica no esencia- de producción». E l capital ofrece suficientes indicadores
lista de la tecnología* a este respecto: al principio, la fase de m anufactura
(basada en el artesanado), la ley universal del valor del
N acido en Alem ania en 1939, se le puede considerar un capitalism o («la regla por la cual el tiem po de trabajo
epígono de la Escuela de Frankfurt Form ado en ciencias gastado en una m ercancía no ha de exceder el tiem po
políticas en la U niversidad de Tubingen, tam bién estu socialm ente necesario para producirla») se identifica
dia filosofía y literatura en Berlín y París. Bajo la super com o una ley técnica del proceso m ism o de producción,
visión de E m st Bloch obtiene su doctorado en 1968. Fue pero esta ley técnica está viciada hasta el punto que «ya
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profesor asistente de investigación en la Universidad que la cualificación artesanal es el fundam ento de la
Libre de Berlín y tras su habilitación, pasa a form ar parte m anufactura [...] el m ecanism o de la m anufactura com o
del Departam ento de Ciencias Sociales en la Universi un todo no posee un m arco objetivo que sea indepen
dad de Brem en, im partiendo su docencia sobre cuestio diente de los propios trabajadores». Si las m áquinas
nes de cognición y teoría social. Ha sido profesor visitan erradican el papel del artesano en tanto que principio
te durante dos años en la Facultad de Arquitectura de regulador de la producción social, entonces la base para
M ilán. En 1984 se traslada al Instituto de Filosofía de la teorizar la m aquinaria está dispuesta com o fundam ento
U niversidad de Víena, donde se jubila en 2000 y reside del específico m odo capitalista de producción, esto es,
actualm ente en Tubingen. Entre sus obras destacan las del valor en proceso. Esta es la tarea de que nuestro
que versan sobre cuestiones de estética y ocio, m áquinas autor se propone desentrañar, aunque com o verem os
y filosofía de la ciencia, m edios de com unicación y m itos. no se restringe al estrecho horizonte intelectual de las
“ciencias sociales”.
- Kritik der ‘P olitischen Technologié, Frankfurt, 1970. H ans-Dieter Bahr pertenece a esa generación de
- Das gefesselte Engagement, Bonn, 1970. intelectuales alem anes cuya vinculación al m arxism o no
- Über den Umgang mitMaschinen, Tubingen, 1983. pasó por ningún partidism o o por cierta com plicidad
- Machinationen. Fahrtenwechsel zwischen Philoso- con el socialism o real. Se trata adem ás de la tercera
phie und Kunst, Tubingen, 1986. generación de la Teoría Crítica, la cual hasta ahora ha
- Die Sprache des Gastes, Leipzig, 1994. sido tratada com o una com posición poco unida y m enos
- Den Tod denken, M unich, 2002. unificada, lo que cuestionaría su denom inación com o
- Der Babylonische Lagos, Viena, 2005. “escuela”. Ocurre que la teoría crítica en la actualidad
sigue presente en un am plio y diverso espectro de enfo
Para Bahr, el intento de construir una crítica de la tecno ques filosóficos, influencias y áreas tem áticas. Sus inte
logía sobre la base de la crítica de la econom ía política grantes ya no están unidos por lazos nacionales, geográ
m arxiana ha de enfrentarse a la cuestión de la relación ficos o incluso lingüísticos; ni siquiera precisan com par
de la tecnología con la form a-valor: «la m ás abstracta, tir su com prom iso con el cam bio político radical que
pero tam bién la m ás universal form a del m odo burgués caracterizaba a la prim era generación de la Escuela de
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Frankfart. Y no obstante m antienen una cierta identi este m edio donde el tiem po se ha transform ado en abs
dad de grupo, por cuanto H orkheim er cuando estable tracto, exactam ente m edible, espacio físico, un m edio en
ció las bases de la teoría crítica de la sociedad, en explí el cual la causa y el efecto de la producción especializada
cito contraste con la teoría “tradicional”, indicó entre del objeto de trabajo se ha fragm entado científica y
otras cosas que la teoría crítica lo era por su voluntad de m ecánicam ente, el sujeto de trabajo ha de ser por lo
convertirse en otra form a de tradición teórica. m ism o m atem ática y m inuciosam ente analizado [...] La
En su análisis teórico de la tecnología, la Escuela de m ecanización lo atom iza de form a aislada y abstracta,
Frankfurt parte de la noción de “cosificación” propuesta átom os cuyo trabajo se m ediatiza de form a creciente
en los años veinte del pasado siglo por el filósofo de ori sólo por las leyes abstractas del m ecanism o que los
gen húngaro Gyórgy Lukács. En particular “es incorrec encarcela”^. La fábrica ya no podía lograr esto, añade
to y antim arxista separar la técnica de las otras form as Lukács, y eso era por el hecho de que ya no “contiene en
ideológicas y proponer para ella una autosuficiencia par form a concentrada la estructura global de la sociedad
capitalista”. Esto revela de m anera notable y provocati
va la profunda diferencia entre los aislados aforism os
m arxistas repetidos com o un eslogan de la “dialéctica de
la historia” y el que se basa de form a directa en los aná
lisis contenidos en E l Capital. Tras Lukács, la crítica del
tecnicism o se divorció, al m enos tem poralm ente, del
m ovim iento obrero organizado. Esto se ilustra con clari
dad por el creciente aislam iento de Korsch tras su rup
tura con M oscú, pero m ás aún en el caso de uno de los
autores principales de la Escuela de Frankfurt, M arcuse
quien, aunque nunca participó de form a activa en la
política obrera, estuvo destinado a m antener vivo algo
del espíritu crítico. Com ún a este grupo fue el rechazo
que Lukács expresó hacia el m aterialism o vulgar, la teo
ría del reflejo y la tecnocracia; pero quizá sea M arcuse
quien, siguiendo a Lukács am plió esto ya en 1941 a un
ataque al taylorism o, en tanto que “autocracia aerodiná
m ica” en la cual las leyes de la ciencia física y de la razón
tiendo de la estructura económ ica de la sociedad”3. Con tecnológica se fusionaron de form a inextricable con el
ello señalaba que los requisitos sociales de la m oderna principio de beneficio capitalista0.
m aquinaria industrial precedían a la últim a realización La teoría de esta Escuela encuentra su m ás radical
técnica, la cual sólo puede teorizarse com o la “consum a expresión en el trabajo de H. M arcuse. A principios de
ción del capitalism o m oderno, no su causa inicial”. Las los años sesenta del siglo pasado desarrolla estas ideas
im plicaciones de esta perspectiva se destacan en su clá en su fam osa tesis de la unidim ensionalidad, en el cual
sico trabajo Historia y conciencia de clase cuyo prim er el ataque a la racionalidad tecnológica constituía su
principio es que la teoría m arxiana del fetichism o de la núcleo: no sólo la aplicación de la tecnología, sino la
m ercancía puede estar construida “para producir un m ism a tecnología es dom inación (de la naturaleza y los
m odelo de las form as objetivas de la sociedad burguesa seres hum anos) - control m etódico, científico, calculado.
junto a todas las form as subjetivas que le correspon «Los propósitos científicos y los intereses de dom ina
den”. Lukács aplica esto no sólo a la form a subjetiva del ción no encajan en la tecnología a posteriori [sino a prio-
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tecnicism o, sino al m ism o sistem a febril: “el tiem po se ri], y desde el exterior introducen la m ism a construcción
desprende de su cualidad, variación, naturaleza fluida; del aparato técnico»^.
se congela en un contimnim perfectam ente delim itado, Com o algo integrante de los que denom inaba la
cuantificable, relleno de ‘cosas cuantificables’ [...] En Gran N egación, M arcuse buscó signos de una lucha de
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a. - G. Lukács, “Technology and social relatíons”, New Left Review , n° 39,1970, p. 29 y ss.
b. - G. Lukács, H istoria y conciencia de dase, Instituto del Libro, La Habana, 1970, pp. 90 y ss.
c. - Herbert Marcuse: “Some Social Implications of Modem Technology” en The Essential FrankfurtSchixd Reader, Oxford, 1978.
d. - Herbert Marcuse, N egations (essays in critical theory), Boston, Beacon Press, 1969.
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clase proletaria contraria a este m onolito tecnológico y
en I9ó4e escribió con entusiasm o acerca de un colapso
de la disciplina del trabajo, aum ento de la desobediencia
a las reglas y a las regulaciones, huelgas salvajes, boicots,
sabotajes. Y para hacer aún m ás explícito este rechazo
del tecnicism o socialdem ócrata y bolchevique en tanto
que sistem a m etafísico y com o estrategia política, un tra
bajo inm ediatam ente posterior, Ari Essay on Libera
tion^ identifica los elem entos de una conciencia revolu
cionaria en la lucha contra toda la organización del tra
bajo capitalista y socialista de Estado (la línea de m onta
je , el sistem a taylorista, la jerarquía) y aporta un concep
to escatológico de una revolución estética en la técnica.
Pero a pesar de su ruptura con la teoría y la práctica del
tecnicism o, el revisionism o de M arcuse no se puede pa
sar por alto: aunque no llega a rechazar el análisis m ar-
xiano del valor, se aleja asustado de adaptar las últim as
consecuencias com o su m arco de referencia. En su
lugar, com o en el caso de sus colegas de la Escuela de variables, su estructura lógica básica está arraigada en la
Frankfurt se supone que todo el peso de la crítica inci propia naturaleza de la acción racional con arreglo a
piente de la tecnología ha de confirm arse por la elusiva fines. En un principio Haberm as argum entó que “traba
categoría de “dom inación”. E l resultado es que la contri jo ” e “interacción” cada uno poseía su propia lógica. El
bución crítica de M arcuse se restringe a un núm ero de trabajo está “orientado al éxito”, es una form a de “acción
intuiciones estim ulantes, pero dispersas, difusas ysem i- racional con arreglo a fines” orientada a controlar el
aforísticas, que en ausencia de un m arco teórico que las m undo. En estos térm inos, el desarrollo tecnológico es
sostenga, son precarias en extrem o. un “proyecto genérico” que consiste en la sustitución de
El proyecto total de H aberm as está enraizado en una m iem bros y facultades hum anas por dispositivos m ecá
crítica al tipo de acción característico de la tecnología, el nicos. Por contraste, la interacción involucra com unica
cual le ha provisto un m odelo para su últim a interpreta ción entre sujetos que persiguen un entendim iento
ción de los m odos específicos de “acción racional con com ún. La tendencia tecnocrática de las sociedades m o
arreglo a fines” que sí lo preocupan específicam ente. La dernas resulta de una falta de balance entre estos dos
evidencia para sostener este argum ento es en prim er tipos de acción. Todo ello perm ite afirm ar pues que la
lugar la tem prana preocupación de Haberm as por la “quinta colum na” de la Escuela de Frankfurt es Haber-
com prensión positivista de la razón y su realización his m as para quien la racionalidad tecnológica es “neutral”
tórica en una sociedad tecnocrática. Estos argum entos, en la esfera de la producción m aterial (donde lo que
desarrollados especialm ente en el ensayo Gencia y téc denom ina com o acción con arreglo a fines es adecuado)
nica como ideología’ (1970)8, conform an la estructura y sólo llega a ser peligrosa cuando se expande m ás allá
que subyace a la teoría de Haberm as a pesar de su con de sus fronteras legítim as hasta la esfera de la “interac
tinuo refinam iento y enriquecim iento en su m irada de la ción sim bólica” (donde el ideal es la com unicación libre
sociedad m oderna con el paso del tiem po. En cualquier de dom inación). Una vez extendida a esta esfera, la
caso, este autor ofrece una teoría transhistórica de la racionalidad tecnológica produce “com unicación distor
esencia de la acción técnica en general. Tal com o escribe sionada sistem áticam ente” y es este proceso (para el
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M cCarthyh el punto de vista de Haberm as es que m ien cual la expresión m arcusiana de uni-dim ensionalidad
tras las form as históricas específicas de la ciencia y tec está bien elegida) el que según H aberm as lleva a
nología dependen de arreglos institucionales que son M arcuse a conclusiones erróneas a la hora de acusar a la
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e. - Herbert Marcuse, E l hom bre unidim ensional: Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada, Barcelona, Ariel, 1987, edi
ción original 1964.
f. - Herbert Marcuse, A n Essay on Liberation, Boston, Beacon Press, 1969.
g. - Hay versión en castellano, en la editorial Tecnos, Madrid, 2001.
h. - Thomas M e Carthy, La teoría crítica de Jürgen Haberm as, Madrid, Taurus, 1981.
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el nexo social que efectivam ente es. Es esta form a y no la en la profundidad del significado que Bahr encuentra en
realidad de la tecnología lo que teoriza el esencialism o. la teoría del valor. En efecto, uno de los m éritos de este
En un libro titulado Crítica de la Tecnología Po autor es m ostrar que la crítica de la tecnología no am plía
lítica: un debate con H. Marcuse y J. Habermas (1970), tan sólo la teoría del valor, sino que en realidad lleva
H ans-Dieter Bahr1 entra en este terreno pero no sólo directam ente al corazón de esta.
junto a, sino radicalizando la postura de M arcuse. El
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i.- Hans-Dieter Bahr, Kritik der ‘P olitischen T echnohgie) Frankfurt, Europáische Verlagsanstalt, 1970. Traducción de Mario Domínguez
Sánchez.
j - “Die Klassenstruktur der Maschinerie. Anmerkung zur Wertform”. In: Technische Intelligenz im Spatkapitalism us (S. 39-72). Hrsg. v.
Vahrenkamp. Frankfurt: Suhrkamp, 1973. La traducción es de Mario Domínguez Sánchez.
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OpUTLlU \3 fí. 01U311U130U03 J g
ca ( Verwissenschqftlidwng) de los procesos de produc tiem po m uchos obreros, o sea, cuando, desde un co
ción. m ienzo, pone en m ovim iento trabajo social medio»1.
Esta m ediación entre el trabajo dentífico y proleta La cooperadón, que según M arx perm anece en la
rio, anticipada en la artesanía, y que m ás tarde asum e su base de la producdón industrial, consiste en principio
l.- K. Marx, E l Capital Libro I, vol. 2, Siglo XXI Editores, Madrid, 1979, 6a ed., pp. 393-394. La cursiva es de H-D B.
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en una agregación puram ente cuantitativa de unidades ra de aportar fuerza m otriz. La disolución de la unión in
artesanales en la que los m edios directos de trabajo terna de los sujetos que trabajan y sus cualificaciones al
siguen siendo propiedad del trabajador. La figura inicial tera la relación entre el objeto de trabajo, el cual es rea
del capital constante para increm entar el plusvalor del sum ido de un nuevo m odo, y el resultado final de la
trabajo aparece com o el m étodo para obtener una gene transform ación operada en el m aterial, el producto: el
ralización m eram ente externa dentro de la división del objeto ya no es un producto en referencia directa al suje
trabajo existente en el taller. Sin em bargo, esto conduce to individual de trabajo, sino sólo en relación al capital
a una dim ensión cualitativa tal com o la creciente escala individual. Incluso en una cooperación cuantitativa
de los talleres, alm acenes y m edios internos de com uni m uchos objetos de trabajo se habían fabricado de m ane
cación. Estos m edios, o m ejor dicho, estas bases tal y co ra conjunta hasta la realización de un objeto de uso en
m o existen en su configuración actual, han de contem las m anos de los m aestros artesanos; pero en la m anu
plarse com o los resultados m ateriales de específicas re factura, el objeto de trabajo pasa a través de una serie de
laciones vivas del trabajo; de hecho son la base de la po etapas (preparación, transform ación, m odelado) que en
sibilidad por parte de los trabajadores artesanos de ser sí m ism as suponen que la m ateria prim a pueda ser des
capaces de trabajar juntos en grandes grupos. Los ele m em brada y reconstituida: el estadio final es así una
m entos de la propiedad feudal y del grem io se fusionan conjunción nueva de la m ateria. Sin em bargo, la trans
en un tipo de patriarquía burguesa absoluta sobre los misión de estas operaciones parciales (excluyendo los
jornaleros. Junto a ello, la actividad m ecánica de la m a procesos de trabajo quím ico o eléctrico) siguen siendo
no en el trabajo y los m ateriales estructurales aum entan externos e indiferentes al producto que se está fabrican
de m anera tan sólo cuantitativa. Por el contrario, la m a do; en otras palabras, el producto no asum e la configu
nufactura rom pe el trabajo agregado en operaciones de ración de aquellas operaciones. La transm isión consiste
talleres, lo cual supone una transform ación cualitativa en una form a no m ecánica de transporte para las m ate
en la relación del trabajador con el objeto de trabajo: los rias prim as dentro del taller, junto con la com unicación
m edios de trabajo desarrollan lo que reduce de m anera de las directrices e instrucciones. En este contexto, el dis
creciente la cualificación, o sea, la destreza m anual y la curso (el lenguaje) no está planteado para inform ar o
pericia intelectual, al nivel de un gasto abstracto de tra para com prender; caracterizado com o “sem icualificado”
bajo. Esta separación del intelecto del trabajo y del gasto significa en realidad convertir la com prensión en destre
de la fuerza de trabajo se transform a entonces en una za m anual. M ás bien, m ientras el proceso de trabajo fun
condición necesaria para el ascenso de la inteligencia ciona de m anera uniform e, el lenguaje sirve sólo en
científico-tecnológica. tanto que un conjunto de órdenes para asegurar que las
La configuración externa de un crecimiento mera operaciones parciales específicas sobre el objeto de tra
mente cuantitativo en el núm ero de trabajadores en bajo se ejecutan siem pre del m ism o m odo, esto es, uni
cuentra su correspondiente m odelo interno en la des- form em ente. (La ciencia natural ha definido m ás tarde
cualificación de la fuerza de trabajo com o condición pre su propio proceso de trabajo de acuerdo a este m odelo,
via para lograr de m anera colectiva el gasto abstracto de es decir, operadonal y experim ental: el experim ento
la fuerza a un nivel superior. E l “cuerpo” del trabajador debería conducir siem pre al m ism o resultado, bajo idén
colectivo antecede a la aparición de las m áquinas a la ho ticas condiciones, para producir una conclusión “válida”
o un resultado acerca del objeto de investigación. La ter
m inología revela aquí por sí m ism a la íntim a afinidad
existente entre el trabajo científico-natural y la creciente
form a natural abstracta en tanto que form a-valor). El
m ovim iento uniform e que ya había aparecido en las
pá g in a gi
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tipo de equivalencia del m odo en que la relación-valor m ienta, la cual m odela en realidad la m ateria) abando
aparece com o la form a idéntica del valor. Esta cuestión na al trabajo vivo con la organización cooperativa del
se discute m ás extensam ente en la segunda sección. transporte interno de las piezas del trabajo. En este
El nuevo m odelo cualitativo de socialización que llega papel, el poder del trabajo abstracto funciona com o la
a asociarse con la manufactura crea al trabajador colecti tuerza “m otriz”, com o la transm isión viva, junto a su
vo y cooperativo como un todo orgánicamente estructura fim eión en tanto que tuerza m otora estática. En este
do (una síntesis analítica) en la cual ha habido una agre contexto, “vivo” significa que el objeto, la condición
gación m eram ente cuantitativa que se ha transform ado intencional, los m edios y los propósitos del sujeto, cons
en una unidad social cualitativa. A l m ism o tiem po la tituyen aún una unidad sim ple, no especializada, en
pauta de socialización tiende no obstante a ocasionar la relación al proceso de trabajo desde el cual seguía pare
negación del trabajador colectivo en el m ism o taller, en ciendo posible determ inar y llevar a cabo el propósito
principio mediante la espedalización de actividades y la del trabajo m ediante la anticipación. Bajo las condicio
parcelación de com plejas ejecuciones artesanales. La nes de la separación del poder del trabajo por una parte
m áquina-herram ienta supone entonces la primera tras (basadas en la clase) y de los m edios de producción por
otra, la “objetivación” (objetification) significa que aun
que exista una unidad a nivel de taller en las condiciones
intencionales (objeto y m edios de trabajo) y se propone
su fin (la fuerza de trabajo ha de valorizarse), el proceso
es “racional” ( rational) sólo en el sentido de la “m atem á
tica” ( rationell'). De hecho, h ay un antagonism o social
generalizado ante la determ inación de los fines a los que
se está obligando al trabajo, y la unidad inicial antes
m encionada; aparece pues un antagonism o que reaccio
na sobre el m odelo de desarrollo de las condiciones pro
ductivas. “Vivo” no puede significar un secreto deseo de
volver a las actividades artesanales, ya que el trabajo
artesanal sólo perm itía considerar una vaga utopía que
diera lugar a un sujeto social com o un sujeto en conjun
ción con su labor artística.
La traducción de la transm isión y la fuerza m otriz de
los seres hum anos en colaboración con las form as “natu
rales” es la condición previa a la posibilidad de la m aqui
naria; el ascenso de la m aquinaria sólo fue posible porque
cendencia de esta aguda espedalización, esto es, al com bi las decisiones en tanto que objetivo del trabajo fia produc
nar dentro de sí una serie de herram ientas individuales ción de la clase burguesa por m edios capitalistas) seguía
separadas tal que ya no predsen de la m ediación del tra siendo totalm ente externa al proceso m ism o de trabajo en
bajo humano. La “com binadón” significa aquí que el tra tanto que m era condición funcional, esto es, algo así como
bajo colectivo, la cooperación viva de un núm ero de traba lo que supone una sublimación {aufyehoben) para la
jadores espedalizados, desaparece como tal, para ser “sim ple” satisfacción de las necesidades: una clase social
almacenada como la “form a natural” de un m ayor poder ha de divorciarse por com pleto de la determ inación final
mecánico. La objetivación de las específicas relaciones de los fines antes que las form as sociales del trabajo pue
sociales de trabajo corresponde a la des-objetivadón del dan llegar a ser m ás “racionales” o sea, “no subjetivas”, y
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trabajo colaborador vivo; esto se expresa en la antítesis asum an por tanto una form a natural intencionada como
existente entre el trabajador especializado y aislado por la maquinaria. De este modo, la racionalidad social direc
una parte, y el trabajador coledivo y tecnológico por otra. ta del proceso de trabajo deja de tener un sujeto y se trans
form a en irracional (aunque esta ausencia de sujeto es la
Con la objetivación de las condiciones de trabajo subje condición necesaria para la liberación de la razón social de
tivo —que, com o la m áquina-herram ienta, constituyen su ciego m odelo natural). Precisamente la m aquinaria es
la base intencional para el proceso industrial de traba la prueba palpable (una vez que la génesis de su forma
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jo — el trabajador se ve inicialm ente reducido a la fiin- social se ha incorporado a la crítica) que en el proceso de
ción de una fuerza m otriz. La inversión de la relación trabajo la sociedad burguesa existe sin un sujeto real y por
entre trabajador y herram ienta (m ediante la cual el tanto se enfrenta a la naturaleza como tal en tanto que
poder físico del cuerpo se había transform ado en el sim ple “fuerza de la naturaleza”. Esto explica el que, en
m ecanism o estático que conduce a la m áquina-herra principio, la dase trabajadora ha debido hacerse política-
transform a en un objeto estético, se convierte en “esce vam ente diferentes. A este respecto, la producción de
nario”. E l objetivo —com o una m ercancía posible— ya conocim iento científico y sus instrum entos en laborato
no es arrebatado a la m ateria natural dada, sino m ás rios y en departam entos de planificación com ienza a
bien, los elem entos de la m ateria prim a que ya han sido funcionar com o el elem ento activo en la generalización
pre-form ados y pre-estructurados por un sujeto m ístico de la producción, un proceso cuya “cientifización” es al
y que así aparece com o objetivamente social se han m ism o tiem po un m odo de socialización ideal; es decir,
construido, m ontado, ajustado, com probado y regulado. la cientifización de la producción se convierte en un ele
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La transform ación de la actividad laboral en la actividad m ento fim dam ental del poder de la form a actual de
del m ontaje, transporte y coordinación fiie la condición socialización. Otro de sus elem entos consiste en los
para la invasión de la ingeniería en el trabajo industrial. m odos externos de realización del plusvalor.
Antes de esto, los ingenieros habían com probado histó La m aquinaria libera un intelecto form alm ente lim i
ricam ente, en la esfera de la ciencia m ilitar y de su prác tado por el proceso de trabajo feudal-artesano. U n inte-
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m u n d o
le d o que posee la posibilidad de constituir un trabajador precio sino m ás bien com o el m odelo natural del capital-
político colectivo, ajeno a los trabajadores parciales divi m ercancía. La conciencia burguesa sólo se enfrenta a
didos. Frente a la ética del trabajo grem ial, la coopera este proceso en el com ercio de reparaciones, es decir, en
ción política de los trabajadores asalariados se convierte tanto que intercam biabilidad de com ponentes que son
en una oposición externa, esto es, al igual que lo es la inútiles por sí m ism os pero sin em bargo siguen siendo
clase dirigente. El hecho de rebajar al m ism o nivel a los m ercancías.
C O T L O C ilT lic T ltO y d
trabajadores especializados a través de m edios de pro Con la estandarización de las partes com ponentes,
ducción tecnológicos crea las condiciones para transfor incluso el m ontaje pierde el carácter de actividad cons
m ar la lucha por el salario en la socialización política tructiva. La configuración com pleja de la línea de m on
potencial de una clase trabajadora en el proceso de auto- taje, con la intervención de m áquinas herram ientas
organización. Por otra parte, la contradicción entre el sem i-autom áticas, “construye” el objeto, m ediatizando
trabajador especializado y el intelecto tecnológico res las operaciones individuales del proceso de producción.
ponsable de la dirección, elaboración y transm isión de las
detalladas operaciones aisladas, evita que la clase traba
jadora reconozca su propio carácter social en ese intelec
to, que de hecho representa el suyo propio, incluso aun
que el m odelo de un producto colectivo inconsciente
m ente alienado de la clase trabajadora adquiera una con
figuración independiente en la figura de los planificado-
res, técnicos e ingenieros. Por tanto, el proletariado per
m anece en oposición externa a su propio intelecto, inte
El
segm entos individuales del producto dejaron de tener su fu n dón integral com o creador del valor de uso.
un valor directo de uso social y han sido “utilizables” sólo Adem ás, un credente período de entrenam iento /órmu/
para el posible (pero ya no necesario) m ontaje de obje y de redclaje se convierte en algo necesario incluso para
tos individuales en valores de uso. Este m ontaje se ve los trabajadores descualificados. E l gasto desequilibrado
m ediatizado a través del m ercado capitalista y por tanto de la fuerza y de la cualificación por los m iem bros indi
puede sentirse am enazado por la crisis: las dificultades viduales y los órganos sensoriales destruye la unidad
crecerán a la hora de realizar el plusvalor producido, funcional del cuerpo individual: los individuos dejan de
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estos valores particulares de uso se desplom an en obje ser un instrum ento de uso para sí m ism os incluso en la
tos que no tienen sentido. Tal contradicción estim ula la actividad laboral. A l m ism o tiem po el capital trata de
form ación de cártek: la parte com ponente estandariza obtener un beneficio procedente de esta pérdida de uni
da es el m odo apropiado y objetivado de la intercam- dad corporal m ediante las “actividades de ocio”, la
biabilidad universal de los valores de uso —no com o m edicina y el deporte.
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la nacionalización de los sistem as de com unicaciones,
transporte y educación. Con la transferencia de la gene
ración de energía externa a la m ayor parte de las indus
trias, la m aquinaria se ha convertido en “super-fábrica”:
las m áquinas que dem andan fuerza m otriz ven crecer su
dependencia respecto a la central energética. La red
anterior de canales, carreteras y ferrocarriles se am plia y
extiende m ediante m edios m ás “ideales” de com unica
ción tales com o oleoductos, cables y ondas de radio. En
térm inos de “super-fábrica” se asigna a la em presa indi
vidual la función form al llevada a cabo por la m áquina
herram ienta: frente a la m áquina de vapor, el m otor es
un elem ento casi sin transm isión en la regulación de la
m áquina herram ienta. A l m ism o tiem po, la dirección de
los m edios lingüísticos de trabajo o de m edida y los sis
tem as de guía en telecom unicación tam bién com ienzan
a transform arse en una figura tecnológica de la m edia
ción interna y externa de la producción, enfrentándose
Con la objetivación del trabajo de m ontaje, em balaje, al proletariado con su intelecto propio de un trabajo
distribución, alm acenam iento y transporte en m ecanis colaborador anterior, en un m odo totalm ente alienado,
m os basados en la m áquina, la m aquinaria descrita por a la vez que se im ponen las vías de com unicación espon
M arx se reduce a un m ero m om ento de la tecnología, en táneas y de m asas. A ún no se ha lanzado una crítica por
la cual el proceso m ism o de producción industrial asu parte de los sindicatos y los partidos políticos a este evi
m e una configuración circular; al igual que la circulación dente desarrollo —una em presa de creciente im portan
de m ercancías, el capital se ha industrializado. El capital cia ya que los prim eros signos de disolución del trabaja
industrial y com ercial se han unido m ediante el papel dor m asificado en grupos de trabajo, colectivos y equi
funcional desem peñado por el capital financiero. Sin pos pueden conducir de m anera espontánea a un reno
em bargo, la etapa de la tecnología m ecánica se sigue ca vado tipo de organización gremial o profesional m ás
racterizando abrum adoram ente por el trabajo fabril; la que a una organización de clase. La lealtad ritual del cre
concentración regional de los m edios de producción aún cim iento inadecuado de la organización de m asas de la
sigue siendo la base de los m odelos espontáneos de lu clase trabajadora conduce por una parte a representar
cha de m asas, en la que los tipos de organización sindi los intereses de la m ercancía fuerza de trabajo y por la
cal y los grupos políticos aún pueden, a este nivel relati otra a continuar la regionalización del proletariado. Este
vam ente bajo de desarrollo, coincidir en gran m edida. proceso se ha afianzado aún m ás por la construcción
Las com unicaciones de m asas basadas en la tecnología capitalista urbana: con el rápido crecim iento de la urba
adoptan no obstante una im portancia creciente como nización industrial del territorio, el crecim iento real de
m edio para resolver de m anera artificial la “idealidad” los núcleos urbanos, tal y com o com enzó a finales del
del trabajador colectivo. Esto tam bién m arca el com ien siglo X IX , puede estancarse y dorm irse en los laureles.
zo de la burocratización: necesaria, pero sin em bargo E l desarrollo de m áquinas de alto y bajo voltaje
incorrectam ente, los trabajadores organizados disponen supone que los principios de la producción (extensión
sus cuadros de una m anera distinta a su propio e im plí del tiem po de plustrabajo m ediante su reducción en
cito intelecto revolucionario; una fórm ula que a m enudo necesidades) puede alcanzar tam bién la esfera de la
p ágin a 95
em pieza a seguir ciegam ente su particular contradicción reproducción de la fuerza de trabajo. La tecnologización
interna de desear conservar el m ovim iento revolucio del trabajo dom éstico no sólo ha liberado la fuerza de
nario sin saber cóm o revolucionar constantem ente este trabajo de la m ujer, sino ante todo ha perm itido la
trabajo de conservación. am pliación indirecta del día de trabajo, ya que el tiem po
Con la aplicación industrial de la electricidad, la que los trabajadores gastan en locom oción no se paga.
m aquinaria tradicional com ienza a disolver o, m ás bien, En general, los salarios de los trabajadores ya no cubren
a invadir la esfera fam iliar e incluso la esfera adyacente los costes de reproducción del poder de trabajo dom és
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de la propiedad privada. La distribución de la energía, tico, en caso de que un m iem bro de la fam ilia fuese
esto es, de las fuerzas m otrices objetivas sostenidas por inadecuado para trabajar, h a de intervenir el Estado del
el Estado, asum e el papel de proveer una conexión fun bienestar. La increíble m iseria física ha sido producto
dam ental a los capitales individuales m utuam ente del hecho de que el capital ha destruido la com unicación
excluyentes —un proceso que ya había com enzado con entre los m iem bros de un grupo pequeño tradicional
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(incluso si, com o la fam ilia, constituía un sim ple produc interna de las m aterias prim as m ediante el gasto m ecá
to de la naturaleza) y m antiene artificial y form alm ente nico de la fuerza hum ana. La consecuencia de ello es que
este grupo unido a través de las actividades del capital tales procesos que cam bian y transforman los m ateria
estatal y del capital de sector de la construcción. La cruz les o experim entan un m enor grado de descom posición
de la objetivación tecnológica de las políticas sociales es en operaciones parciales individuales que aquellos que
que las relaciones vivas, que abarcan hasta las relaciones modelan la m ateria, y se alcanza m ucho antes la tenden
sexuales y afectivas, sólo se puede expresar e interpretar cia consistente en relegar el aspecto m ecánico a una
en térm inos m ecánicos. situación interm edia y subordinada de la producción.
La tecnología de alto y bajo voltaje ofrece la m ás clara Por otra parte, ciertas fases de la transform ación quím i
prueba de que cuando la producción se generaliza el ca se han desarrollado juera de la naturaleza de las
problem a crece únicam ente gracias a tales procesos de herram ientas, en m enor m edida qu e juera de la necesi
objetivación. Los representantes de los trabajadores en dad de aislar a la gente de. Por esta razón, la m onopoli
aquellos lugares donde estos tam bién poseen un poder zación del capital encontró aquí una “form a natural”
político com o clase, pueden constituir un prim er paso en favorable, ya que en térm inos de inversión de capital
la reunificación del consum o y la producción (trabajo, constante hay una m enor intensidad de producción de
necesidad e interés que constituyen la sociedad de m aterias prim as, esto es, un rápido desplazam iento del
m anera consciente) y tam bién un aspecto en el cual las capital circulante relativo a la pequeña cantidad de valor
contradicciones dentro de la división social del trabajo transferido desde el capital fijo. Y a que en m uchos casos
m ás allá del nivel de em presa pueda solidificar espontá el análisis científico de las características innatas en las
neam ente en com petencia con la clase trabajadora. Esto sustancias naturales ha sido lo que ha perm itido en pri
a su vez produce de necesariam ente una centralización m er lugar la aparición de nuevos m ateriales, el laborato
rio llegó pronto a constituir una parte integral de la
industria quím ica: la d entifizadón no sólo de los medios
de trabajo sino del m ism o objeto de trabajo fue —inclu
so a m ayor nivel que en la industria eléctrica— una prio
ridad absoluta. M uchos procesos sólo se pueden llevar a
cabo de m odo autom ático. En la industria quím ica, los
elementos particulares de la tecnología m ecánica se con
virtieron en la base m ás característica. E l “m ecanism o
de regulación” ha sido necesario, en parte para procesar
el m aterial, pero tam bién com o una circunstancia inter
na en el proceso actual de producdón quím ica; por el
contrario, los m ecanism os de transm isión y las herra
m ientas se fusionaron en un único elem ento dentro del
proceso com o el que ocupan los sistem as de alm acena
m iento y regulación m ediante los que fluyen los m ate
riales. La abolición caraderística d élas diferencias entre
el objeto y los medios de trabajo ya es evidente en las
com ponentes internos de la m áquina de vapor (para el
flujo de hum o y gases) com o en efecto lo es en todas las
burocrática que dicta una cohesión externa a dichas uni variables de equipam iento en que se com binan los pro
dades auto-gestionadas. cesos quím icos, físicos y biológicos. La síntesis de objeto
p ágin a 96
Se puede hallar una tendencia contraria al proceso y m edios de trabajo revela en definitiva que los m edios
de división y subdivisión en la esfera de la tecnología de producción han dejado de ser un medio para los tra
m ecánica, en las industrias de m áquinas-herram ientas y bajadores, que ya no constituyen su “instrum ento” sino
en las de autom odón (coches), aunque su principal sim plem ente la base intencional autónom a para form as
cam po de operaciones se localiza en aquellas ram as que específicas de trabajo, en las cuales el m odelo de activi
asum en el proceso químico de las m aterias prim as, o dad que produce valores de uso tiende a diferenciarse de
donde se introducen las técnicas quím icas en otros sec la form a que genera valor. La autonom izadón de los
tores de la producción. V isto que la actividad de com po
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intelecto alienado del proletariado —su habilidad para subjetivos pero que al m ism o tiem po la acepta en form a
trabajar y organizar— sino m ás bien el resultado de la de necesidad de objetividad y experiencia, por ejem plo,
cientifización deliberada. El intelecto científico no tiene en las obligadones técnicas y term inológicas, en la regu
por tanto un origen proletario alienado (tal com o se lación abstracta de la productividad y en las exigencias
podría reivindicar) sino que es indiferente a la concien burocráticas y adm inistrativas, pero sobre todo en la
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cia de la clase trabajadora y a su establecim iento. En destrucción de la capacidad de la gente para com unicar
contraste con el intelecto proletario alienado de los inge y com portarse m utuam ente de una m anera em otiva y
nieros y los m ecánicos, el intelecto del científico de labo libidinosa. Estas presiones objetivas de clase aseguran la
ratorio es alto-burgués en origen, incluso si esta diferen persistencia de las figuras tradicionales de la vida bur
cia tiende a desaparecer a través de la creciente indus guesa y a su vez son capaces de sobrevivir al actual modo
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base de la configuración social. Por otra parte la m aqui núm ero determ inado de factores; el propio M arx
naria es intencionalidad, creada y producida por seres lam entaba la ausencia de una rigurosa historia de la tec
hum anos y en tal sentido su figura es un producto social nología que, frente al m aterialism o abstracto de las cien
puro ya que no se puede encontrar en la naturaleza; por cias naturales, habría de presentar la síntesis de la rela
ello esta figura h a de estar disponible de m anera sim ul ción activa existente entre los seres hum anos y la natu
tánea en la naturaleza ya que la form a social de la inten ralezas. Dicha historia aún no se ha escrito, una que
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2 - “La materia contiene la forma en ella encerrada y es de absoluta susceptibilidad a la forma... La materia debe por tanto estar formada, y la
forma debe materializarse, debe darse a sí misma en la autoidentidad o subsistencia de la materia”. (G.W.F. Hegel, Ciencia de la lógica;
traducción de Augusta y Rodolfo Mondolfo; Editorial Solar; Buenos Aires: Haehette, 1968, p. 451 y ss.).
3 - K. Marx, E l Capital, ibid, pp. 427 y ss.
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explique por qué el m ovim iento histórico real y la gene el sujeto que determ ina la intención final, es decir, para
ración de relaciones de la ciencia no pueda, al m ism o la apropiación unilateral de los objetos de uso; m ientras
tiem po que nos abastece de ellas, acuñar sus propios que para los trabajadores la m aquinaria es sim plem en
conceptos. M arx era m ás sensible a este vad o respecto a te la base abstracta para la realización de fines ajenos,
la cuestión de la génesis del capital constante, donde se con el propósito de m antener su propia existencia.
sentía obligado en repetidas ocasiones a asum ir dertas D e esta m anera, la m aquinaria no sólo se caracteriza
form as de los instrum entos de uso en el proceso de pro por la expresión dual que abarca la cultura natural dada
ducción. H asta ahora, la m aquinaria en tanto que resul y la form a social; su figura social tiene tam bién un carác
ter dual que denom inam os “estructura de clase”. Com o
form a social adopta en prim er lugar la configuración de
un m edio idóneo para la apropiación del plus-trabajo;
en este sentido, la m aquinaria es tan sólo m aquinaria en
un m ovim iento ininterrum pido. Por otra parte, adopta
la configuración abstracta que sólo se valora indirecta
m ente m ediante una inversión de la relación
fines/m edios, de una condición intencional para produ
cir cualquier valor de uso en tanto se realice según requi
sitos sociales. De esta m anera, lo que se afirm a de m ane
ra harto intrincada, es que la m aquinaria sería m aquina
ria sólo cuando no esté directam ente en m ovim iento,
sino que esté sim plem ente disponible para su utilización
en cualquier m om ento. Tal distinción entre dos form as
sociales de la m aquinaria no es un m ero juego de pala
bra, se “dem uestra” en cualquier crisis de superproduc
ción, donde cada configuración funciona a la fuerza
fíen te a las otras.
E l desarrollo histórico de la m aquinaria no ha tenido
lugar exclusivam ente dentro de las contradicciones
tado, en tanto que instrum ento intencional de uso para entre las form as naturales y sociales, jun to a ello la socie
la producción de objetos de uso, siem pre se ha visto en dad de clases produce una form a social contradictoria y
contraposición abstracta (en las críticas efeduadas a la dual de la m aquinaria com o valor y com o instrum ento
tecnología) a la m aquinaria com o capital constante por de uso. Bajo la condición de la producción de m ercancí
la sim ple utilización de la fuerza de trabajo y la am plia as, la estructura interna de la m aquinaria com o form a
ción del tiem po de plus-trabajo. Esto ha sido así a pesar natural dada se desarrolla de m anera sim ultánea tanto
del hecho de que los dos aspectos se desarrollan en una com o form a de valor de uso y com o form a de valor. A sí
unidad real. pues, la form a valor se debe m anifestar con claridad
Para prever cualquier contusión hem os pues de com o uno de sus m om entos. La m aquinaria “en reposo”
recalcar que com o un “m edio” (M ittel), es decir, m edio no expresa su carácter de disponibilidad a la dem anda
de trabajo, la m aquinaria es sim plem ente un sistem a (com o es el caso de una carretera vacía) sino que siem
para producir plusvalor; la m aquinaria no es un m edio pre ha de ser el resultado o bien de su desgaste natural e
en el sentido de un valor de uso para la creación de valo histórico, o bien el efecto de retroceso de una crisis de
res de uso, ya que el térm ino “m edio” o “m ediación” sobreproducción. Por tanto es precisam ente ese aspecto
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('Vermittlung) recae precisam ente sobre el sujeto traba- de la configuración social de la m aquinaria el que la con
j ador (sólo él puede organizar y poner los m edios en fún- vierte en un m edio para la satisfacción de necesidades
página
cionam iento para obtener fines) y no sobre la m aquina sociales que, bajo las condiciones de un m ercado m un
ria; esta últim a sólo provee la base intencional para dial capitalista, sirve para reflejar posibles crisis econó
dicha m ediación. Lo que existe com o “m edio” para el m icas.
capital no es nada m ás que la condición intencional bási U no de los efectos de la atrofia de la crítica m arxiana
ca en lo que respecta al proceso de trabajo. Por otra de la econom ía política dentro de la “econom ía m arcis-
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parte, para el capital la m áquina figura tam bién com o la ta” h a sido prestar escasa atención a la form a social de
condición intencional para am pliar el día de trabajo, y valor de uso en tanto que m edio de trabajo. E l m arxism o
para el proceso de trabajo social la m aquinaria es a su —según la fórm ula apropiada de Sohn-Rethel— no sólo
vez un procedim iento para crear valores de uso. A sí, la h a seguido siendo idealista respecto a las ciencias natu
m aquinaria es verdaderamente un m edio tan sólo para rales, sino aún m ás y con consecuencias m ás graves, en
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cuanto al tratam iento conceptual de la tecnología. Esto perspectiva histórica, son m edidas específicas de valor
se aplica en particular a los m edios de producción que la válidas para la m ayor parte de los elem entos anteriores,
econom ía política siem pre percibe con el m ism o rasero «form as particulares equivalentes» que han sido inca
que si hubieran sido planificados y diseñados por la paces por m últiples razones de desarrollarse m ás allá de
ingeniería, es decir, de m anera puram ente instrum en la form a general del valor. Por ejem plo, las escalas en
tal. Sin em bargo un instrum ento “puro”, o sea un instru conjunción con los pesos estandarizados (Kilopond )
m ento sin relación alguna con propósitos específicos, com o posible equivalente representan un desarrollo
sería un m ero objeto estético y en ningún caso un instru
m ento: no sería nada m ás que un funcionamiento abs
tracto y esto es precisam ente la forma-valor-en-proce-
so, congelada en una form a natural dada. Por lo que res
pecta a la ingeniería, la m aquinaria com o anteproyecto
no se consum en de m anera natural ni social; ni aparece
com o un m edio de producción del plusvalor ni com o el
posible fundam ento de una crisis de sobreproducción.
La ingeniería considera sólo el m odo m ás abstracto de
su intencionalidad, es decir, debe “funcionar”. Pero al
m ism o tiem po la ingeniería es inconsciente del hecho de
que esta m ism a concepción corresponde con exactitud a
la form a-valor de la m aquinaria deseada.
Com o ya hem os indicado, no existe una directa rela
ción causa-efecto entre la m aquinaria com o form a natu
ral dada, com o instrum ento de uso, y la figura de capital
constante, ya que la transform ación de la form a se efec
túa gracias a diferentes sujetos. La cuestión consiste en incom pleto h ad a la form a dinero (no todos los objetos
qué m ediatiza estas diferentes y m utuam ente contra se pudieron pesar com o posibles m ercancías). N o obs
dictorias form as y dónde está el fúndam ento dentro del tante, el peso del hierro m antuvo su “estandarización”
cual podem os localizar sus características determ inan social (su form a particular equivalente) com o unidad de
tes. Com o M arx sólo realizó un breve exam en de tal po m edida, lo cual en prim er lugar es capaz de reladonar la
sibilidad de conexión interna de diferentes figuras carac m agnitud del valor con su aparición de una m anera
terísticas, intentarem os continuar dicha línea y subrayar com pletam ente abstracta, es decir, com o expresión de
tal conexión. En Una contribución a la crítica de la eco- una cantidad de tiem po de trabajo. Las m edidas consti
nomíapolítica, donde esta cuestión es m ás prom inente, tuyen las cualidades cuantitativam ente distinguibles de
M arx escribe: «Esta existencia de la m ercancía en cuan los objetos m ercancías com o cantidades netas: núm ero,
to valor de uso y su existencia natural palpable, coinci superfide, volum en y peso. Para la m ayor parte, tales
den»^ Sin em bargo, sólo puede coincidir en el resulta m edidas m ercantiles sólo son “relaciones” en sí m ism as,
do porque en principio han tenido que diferenciarse y en realidad la determ inación de la m edida raram ente se
luego reunirse en el proceso de trabajo. Pero incluso enfrenta a las m ercancías. La venta de m ercancías signi
com o objeto acabado, disponible para la venta o el inter fica que ya poseen idealm ente su m edida particular en
cam bio, la m ercancía precisa de un m odelo específico de tanto que cantidad, pues el precio es la configuradón de
m ediación entre su valor de uso (com o la unidad sim ple su equivalenda con aquellas m edidas. La aparidón de la
de la form a natural dada y la form a intencional) y su m agnitud del valor com o form a-valor relativa, cuantita
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posible valor de cam bio; M arx designa sucintam ente tivam ente determ inada, expresa el hecho de que la m ag
este m odo de m ediación com o la «m edida sensitiva» de nitud del valor aparece en las relaciones particulares de
los objetos m ercancías. m edida de las m ercancías: cinco quintales de trigo son
Las m edidas (M ofe ) son relaciones cuantitativas m enos que una resm a de telas, es decir una cantidad
(tales com o artículos num erados, dim ensión espacial y especificada de volum en característico de una unidad
peso) en tanto cualidades sociales de objetos; desde una específica de tela. La form a m ercancía cum ple así la pa-
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4.- K. Marx, Contribución a una crítica de la econom ía política, México, Siglo XXI Editores, 8a ed., p. 9.
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m ercancía. A sí, la determinación, de la cantidad de m er ricam ente esta intencionalidad de la m ercancía se con
cancías ya no tiene lugar durante el intercam bio o la vierte en la base para la “racionalización”, no sólo en la
venta, sino que se produce desde el principio junto con creación de los estándares industriales, sino tam bién en
la m ercancía. Dicha determ inación se inserta en el des la organización del trabajo. El concepto de racionaliza
arrollo em presarial de nuevas form as de valor de uso: en ción revela lo que subyace en el corazón de la racionali
dad del valor burgués: esto es, com o la lógica y en apa
riencia no contradictoria estructura de pensam iento del
puro fiincionam iento de la valorización. Cabe suponer
que ha sido este m odelo característico de la racionalidad
tecnológica al sum irse en la relación de valor dentro de
la actual producción de m ercancías, lo que en principio
descubrió Sohn-Rethel, pero que no podría interpretar
tan sólo com o un “reflejo” en la conciencia de la form a
m ercancía.
Para resum ir, la m ateria natural dada del objeto
m ercancía ha de asum ir una form a intencional no sólo
para el uso sino tam bién para el intercam bio. A su vez,
esta últim a form a actúa ciegam ente en tanto condición
para la posibilidad de form as m ás “racionales”, esto es,
representa una parte sustancial dentro de la producción
al codeterm inar el trituro desarrollo de las adecuadas
form as de valor de uso de los productos. El “m ovim ien
to uniform e” de la m aquinaria ha acom odado la crea
ción de una form a de valor interna de los objetos m er
cancías (com o m utuam ente igual) tal com o el m ism o
el curso del desarrollo de la sociedad burguesa, los valo m ovim iento m aquínico expresa la “form a de valor inter
res de uso (productos com o m ercancías) asum en dife na” de los m edios de producción en tanto que proceso.
rentesform as, es decir, form as-valores internas. El ob La equivalencia de diversas cantidades de m ercancías se
jeto de uso ya no corresponde sim plem ente a una re transform a en su equivalente actual. El hecho de que
lación apropiada entre la form a natural dada y la form a tales distinciones de la form a no sean m ás que nim ieda
pura para la necesidad social, esto es la form a intencio des queda dem ostrado en todos los conflictos que se
nal; adem ás el objeto de uso debe en tanto m ercancía libran entre, por un lado los planificadores del producto
asum ir un segundo m odelo social para reproducir el y los técnicos, y por otro entre el departam ento de ven
objeto “intencional” de cara al intercam bio, a la circula tas y las ventas de la em presa.
ción com o m ercancía capital y a la relación del valor en En nuestra opinión, la form a social dual asum ida
general. Los fundam entos de esta intencionalidad de la necesariam ente por la m ercancía nos ofrece una expli
m ercancía han sido las m edidas “sensitivas” de las m er cación genética de los m odelos de pensam iento categó-
cancías, en tanto que cantidades cualitativas. Tales m e rico-abstracto que tienen m ás de una base real de lo que
didas son ahora básicas para todas las actividades de in los argum entos de Sohn-Rethel puedan tener. Los últi
vestigación técnica y científica, y para las construcciones m os son am biguos: por una parte los m odelos de pensa
teóricas; ciertas áreas — en particular, la tecnología eléc m iento “proceden” de actos de intercam bio, un punto
trica y quím ica— requieren la invención de nuevas uni que nos deja con una cuestión sin resolver; por otra
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dades de m edida, la m ayor parte de las cuales rem iten, parte, Sohn-Rethel interpola una actuación no específi
de un m odo análogo y com parativo, a las viejas m edidas ca de reflejo entre la form a de pensam iento y la form a
geom étricas y m ecánicas. m ercancía. A sí, el reflejo de una form a en otro m edio
La unificación de tales m edidas desem peña un papel presupone que esa m ism a com prensión compara, unas
im portante en el futuro desarrollo de las relaciones capi con otras, las form as reales y reflejadas para alcanzar
talistas de producción, com o se puede apreciar en la tanto un conocim iento com o su identidad form al.
actual conversión inglesa a los sistem as m étricos. Tales Ciertos elem entos del intelecto social son tanto produc
unidades de m edida constituyen tam bién la condición tos com o momentos de determinación de la universali
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básica para la posibilidad de los niveles industriales uni zación del valor; no pueden concebirse ni com o m era
ficados que se pueden considerar unidades de m edida m ente presupuestos (por ejem plo en Schelling) ni com o
sujetos técnicam ente a las form as naturales específicas sim plem ente derivados (com o en el em pirism o, al que
de las m ercancías com o form a de valor interna. H istó Sohn-Rethel pertenece en últim a instancia). La canti-
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producción. Y a hem os dejado sentado que esta form a
social dual —estructura y configuración en el proceso de
su exclusión m utua e identificada com o función— ha
sido la precondición para desarrollar los “m edios de tra
bajo” que dejan de ser m edios del trabajador para con
vertirse en m edios de valorización, esto es, la m era con
dición intencional para la utilización de una unidad
social de fuerza de trabajo o de fuerza de trabajo en
cuanto social. Ahora la m aquinaria posee form as de va
lor de uso sólo en relación a la sociedad en abstracto (co
m o capital); concretam ente, en relación con el trabaja
dor individual sólo tiene la form a social abstracta par
cialm ente desequilibrada de ser un valor en sí mism o.
Posee pues la form a de valor sim ple, valor para la pro
ducción de cosas que de alguna m anera tienen utilidad.
En la conciencia de los trabajadores, el “valor” se llega a
establecer com o una unidad contradictoria apenas dife
dad de m ercancía sólo se puede expresar com o una renciada del valor de uso y del valor abstracto. Por decir
cuantitativam ente determ inada relación-valor si tales lo de algún m odo, la m áquina tiene m edios de “valor”
cantidades determ inadas asum en un peculiar y adicio que poseen una significancia, una validez, en tanto que
nal aspecto de naturaleza dada (o bien una form a m uy relación de trabajo y en tanto que “bien” (Gut). Aunque
abstracta, com o el peso o la extensión, o un aspecto inte aún perm anece incierta, la conciencia del proletario
ligible, com o el núm ero) y por tanto se convierten en revela una com prensión de la distinción fundam ental
relaciones determ inables de la aparición del valor; al entre las dos form as sociales de la m aquinaria - véase la
convertirse en m edida la cantidad de m ercancía es abs historia del antim aquinism o. Sin em bargo para la com
tracta frente a la form a directa del valor de uso, pero no prensión política del proletariado esto supone establecer
lo son las condiciones de la “identificación” histórica el significado específico de cada uno, así por una parte,
es capaz de “reconstruir” teóricam ente la m aquinaria en
específica de la form a-uso directam ente natural de las
m ercancías, así com o de su form a valor. Sin la actividad su papel de “objeto útil” para la producción de objetos
del conocim iento, la form a ideal de m edida del valor en útiles y, por otra parte, es capaz por tanto de aprehender
la m aquinaria com o una propiedad capitalista privada
tanto que precio-form a nunca podría desarrollarse ni
para la extracción del plusvalor. Y a que la m aquinaria, e
tam poco m antenerse. Un aspecto específico del conoci
m iento se transform a en un m om ento de la form a-valor incluso los aparatos y las tecnologías en tanto form as
y llega a ser una —pero no sólo una— de las precondicio naturales dadas han perdido su sensibilidad elem ental
nes constitutivas del dinero y por tanto del capital. Por en varias profesiones, esto es, su carácter com o m edios
otra parte, nunca se puede hablar de la objetividad del de trabajo; su significado no puede ser aprehendido
valor de la m ercancía com o de una “suprasensibilidad m ediante la percepción sino sólo a través de una com
prensión política abstracta en cuanto crítica de tales
sensitiva” (sinnlich übersinnlicKp.
A partir de aquí seguirem os m ás estrecham ente el relaciones.
problem a de los objetos-m ercancías en su capacidad La form a dual socialm ente determ inada que existe
com o elem entos m ateriales en el proceso de producción com o m aquinaria o com o m edios de producción en
inm ediato. A sí, M arx especifica los resultados de la general lleva a que ciertas estructura de la división del
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form a genética antes m encionada: form ula la form a trabajo basadas en la clase lleguen a congelarse, m ien
social dual en térm inos de la unidad de los m edios de tras que otras se revolucionen; en general m ediatiza los
producción y “m edios de valorización” esto es, capital diferentes tipos de trabajo social y los m antiene de tal
constante que abarcaba el concepto de los m edios de m anera que “la racionalidad de em presa”, la división
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5.- Como es bien sabido, Marx destacó la “existencia social” de la conciencia en términos de base material y lo que se derivaba de ella. Si enton
ces se enfrenta la “conciencia” con el pensamiento, se puede desencadenar una hostilidad a la teoría que aunque se distancie de los supues
tos idealismos, de hecho constituye la base m ism a para la existencia independiente de estos últimos. Sólo la más diminuta parte del des
arrollo y la actividad del pensamiento social es consciente, aunque sea este pensamiento el que como un todo permite diferenciar la exis
tencia social de lo meramente natural. A su vez la conciencia es el término dependiente frente al entendimiento; el papel relativamente
pequeño de la primera en la determinación social caracteriza la ceguera especifica de la razón en el desarrollo social.
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m atem ática del trabajo dentro de la industria constitu con presuponer este intelecto com o antecedente m iste
ya la irracionalidad del trabajo del individuo. Supone la rioso del capital y confirm ar entonces que los resultados
posibilidad absoluta, ya sea que un individuo trabaja sin de la investigación científica y técnica son apropiados y
oportunidad alguna de com unicarse, o que aún pueda utilizados por el capital, esto no explica el m odelo espe
existir una posibilidad lim itada para desarrollar un inte cífico de desarrollo de ese intelecto.
rés en cam biar las condiciones de trabajo y los asuntos Com o indica la crítica que G rossm an dirige a
laborales. En general, el “interés” com o tal se ha diluido Borkenau^, a nivel superficial no es m ucho lo que la
en la pura esfera de la reproducción. La lógica del des form a deductiva del pensam iento ha influido sobre la
arrollo tecnológico del trabajo se em plea contra las nece m ecánica (la form a básica de la m aquinaria) frente a lo
sidades directas del proletariado en tanto que indivi
duos que trabajan; esto puede com probarse en cual
quier estudio em pírico —por ejem plo cóm o se introdu
ce la autom atización justo en aquellas áreas de la pro
ducción que son de hecho las m enos enajenadas. Sólo
com o un todo, com o una totalidad abstracta, la razón se
afirm a ciegam ente en el «increm ento del com ponente
constante del capital a expensas de su com ponente
variable»^, o sea, en la alteración parcial, objetiva de la
com posición técnica del capital. Sólo la “subjetivizadón”
de las bases m ateriales de la producción social podría
suponer la creadón de un sujeto social. El segundo, el
asped o abstractam ente social de la form a com o del
interior de los m edios de produedón de la form a-valor,
constituye el asped o activo; el aspedo de los m edios de
produedón en tanto que directam ente útiles sólo se
puede afirm ar en oposidón a esto últim o.
La form a social dual del objeto en la produedón es
por tanto la base de esta sociedad, en dos sentidos.
Prim ero, la m aquinaria es la base de la dom inación de que la rodea: los m ecanism o y las estructuras dinam o-
una clase sobre otra; constituye al proletariado com o tal; m ecánicas im prim en su sello específico sobre el m odelo
segundo, instaura la base de la socialización de los pro deductivo del pensam iento al suplantar el conocim iento
cesos de trabajo precisam ente en virtud del desarrollo en térm inos sensitivos por la form a abstracta analítico-
de una “form a-valor interna” de los m edios de produc natural com o su m ateria, com o el contenido del pensa
ción. Este es el lugar de la racionalidad de la estructura m iento form al. El todo se da com o un a priori, aunque en
social de la producción, a través de la cual las form as una form a social que m antiene al m ism o tiem po el
directas de valor de uso se destruyen y la mediación ya “saber” de que el todo es analítico (en el sentido de que el
no se efectúa por la ausencia espontánea del individuo, aparato, esto es, un m ecanism o o sistem a de engranaje,
sino m ediante la sociedad en general. A sí, la m aquinaria se com ponga previam ente de piezas). La deducción teó
y la tecnología establecen la existencia de la sociedad rica presupone la síntesis m ecánica práctica: los princi
desarrollándose en tanto que sujeto, en el sentido del pios fundam entales vienen dados no sólo com o intuición
nivel requerido por las fuerzas productivas. Sin em bar sino com o evidencia concluyente. A l m ism o tiem po en el
go, en contraste con la época de M arx, esta base dual ya fundonamiento de los trabajos m ecánicos, el sistem a
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no se afirm a m ediante una m ediación espontánea de las debería construirse “libre de contradicciones”. Por otra
clases, sino que este proceso de m ediación constituye un parte, se debería abandonar el funcionam iento y enton
producto del intelecto científico y técnico. Los «procesos ces la deducción se convertiría directam ente en análisis
de producción científicam ente organizados»? han de teórico (theoretische Analytik), esto es, si el trabajo de
investigarse en térm inos de su “disposición”. N o basta reparación se inicia o se asum e un m ayor desarrollo
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sobre form as de uso que se habían suspendido, o que siva, su producción m aterial de conocim iento alcanza
parecen haberse suspendido, ello ha de ser intencional. una independencia abstracta (expresada en térm inos
El m odelo analítico de pensam iento (por ejem plo institucionales com o form ación en los niveles de educa
concebido en la filosofía com o la inteligibilidad anterior ción prim aria, técnica y superior). A l m ism o tiem po,
de la percepción y la intuición) presupone la deducción constituye la presuposición para la industrialización de
com o un “todo en funcionam iento”, tal y com o la deduc la disem inación social del conocim iento necesario para
ción presupone el análisis activo-práctico, es decir, la la producción y para la producción m ism a de conoci
división del trabajo. Sin em bargo, no es hasta el m om en m iento; o sea, es la presuposición para la separación de
to en que se convierten en elem entos de la producción los medios de pensam iento (laboratorios, bibliotecas,
capitalista de m ercancías cuando la necesidad y la certe ordenadores para el proceso de datos, etc.) y el poder de
za lógicas, en tanto requisitos para el fim cionam iento de pensam iento (Denkkruft). Esta es la señal para la socia
la m ecánica, se ven despojados de su carácter de m era lización real del entendim iento, el cual, bajo las condi
necesidad. Aunque el sistem a de engranajes y m ecanis ciones de la sociedad burguesa, sólo se puede alcanzar a
m os pueda antes haber sido m ás o m enos intencional través de la vuelta a la descualificación del pensam iento
respecto al trabajo, en la producción capitalista su fim individual, es decir m ediante la desvalorización fabrica
cionam iento se convierte en una necesidad absoluta y la da y la estupefacción de aquellos depositarios de la inte
reform a o la crisis es la contradicción inevitable (como ligencia que solían ser los creadores y portadores de la
deficiencia y pérdida) del beneficio. Por tanto, el carác cultura. Las dudas de que el desarrollo hum ano sobrevi
ter dual de los m edios m ecánicos de producción se virá a dicho tránsito m ediante la “des-utopización” de la
expresa en prim er lugar en la categoría de “regulari vida (en tanto condición previa para su em brutecim ien
dad”, aunque en la producción avanzada de m ercancías to general) están dem asiado extendidas com o para des
m ás bien com o “causalidad", es decir, la relación nece cribirlas, en tanto que fórm ula ideológica de la decaden
saria y coercitiva de causa y efecto. La lógica tradicional cia burguesa basada en el pesim ism o cultural. Esto se
anticipó la tecno-lógica así com o el capital com ercial debe a que lo m ás im portante tal vez sea reconocer que
había anticipado al capital industrial. la clase dispone (y por ello se caracteriza por su aspecto
Las relaciones técnicas que se desarrollan (no sólo desinteresado y sublim ado dentro de la división tecnoló
se reflejan) en la com prensión social —m aterialm ente, gica del trabajo) para la estructura lo que es real, es decir,
com o el nexo funcional en la m aquinaria y la tecnología “la form a de valor interna de las cosas”.
de la form a de uso y la form a valor— al fin obtiene una Sin em bargo, al contrario que en el caso de la ideolo
constitución autónom a subjetiva (para la m ediación del gía, el carácter fetichista de la “form a-valor interna” de
capital y el trabajo) en la configuración de la inteligencia los m edios de producción es necesario para su continuo
artificial. Por otra parte, esta autonom ía constituye a su desarrollo — análogo a la m anera en que los resultados
vez la presuposición necesaria para que el m odelo social de las operaciones m atem áticas deben a m enudo des
dual estam pe su sello en la form a natural dada del “cere aparecer en la form a resultante antes que esta últim a
bro”. Com o un m om ento del valor de uso, el intelecto se pueda ofrecer la base para que se calculen relaciones
halla ligado a la m ateria; com o lógica deductiva, discur- m ás com plejas. Y precisam ente porque la génesis del
desarrollo tecnológico debe desaparecer en el resultado,
la conciencia proletaria se esclerotiza en una inm ediatez
falsa, ahistórica. La ilusión provoca que la herram ienta
individual, la m áquina y el aparato, de hecho toda la tec
nología del proceso de producción, sean siem pre un
m edio, un instrum ento, que nadie pueda apropiárselo y
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de la inteligencia científico-técnica com o la cara subjeti la m elancólica igualdad de las condiciones del trabajo
va de esta decisiva m ediación entre clases; esta inteli proletario se jactan al presuponer la “trascendencia de la
gencia tanto co-fim dam enta la relación entre clases sociedad de clases” por la sim ple razón de que el capital,
com o m antiene su propia existencia dentro de tal m e com o “form a de valor social interna de los m edios de
diación. producción” se presenta en abstracto com o la naturale
La razón de por qué la aparición superficial de los za social y la validez universal de tales m edios: de hecho,
m edios de producción se ve dom inada por la apariencia com o sociedad en sí, asum iendo la configuración m ate
de la indiferencia ha de hallarse en el hecho de que en la rial en tanto coerción universalm ente vivida que carac
producción industrial la dialéctica viva de la interacción teriza las condiciones de trabajo.
m aterial que la naturaleza ya no experim enta, no es por Esta nueva apariencia puede ser la razón por la cual
otro m otivo que por lo que respecta a los trabajadores, no existe ningún m ovim iento anti-m aquinista en el siglo
pues los m edios utilizados para trabajar sobre la m ate XX, incluso aunque las m ism as relaciones clasistas de
ria natural dada son sim plem ente la condición para su producción se han m anifestado, no obstante de una
actividad abstracta. La construcción de arados y telares form a subjetiva, en este sistem a de m aquinaria y tecno
reveló tanto la existencia social del cam pesino y el traba logía. El antim aquinism o se ha convertido hoy en su
jad or artesano de una época histórica particular en tanto opuesto: m aquinolatría. La crítica de la génesis de estas
que ocupaciones específicas de clase, así com o la base y características figuras sociales dadas, específicas del
el grado de socialización de este m odelo de producción carácter clasista, tiene ahora la tarea de llam ar a los
agraria y artesana. La clase, com o un estado ocupacio- m ecanism os de este fetichism o por su verdadero nom
nal, existió al m ism o tiem po en la constitución natural bre.
de sus m edios de trabajo. Sólo con la separación entre
el trabajo y los m edios de producción, y la mediación de
este desarrollo de los (en perm anente evolución) m edios
de producción con el trabajador a través de la actividad
del intelecto, los m edios de trabajo asum ieron una for
m a histórica que ya no correspondía a la actividad del
individuo. La paradoja estriba en que, aunque la m aqui
naria y la tecnología se crearon com o la base intencional
de la dom inación de clase burguesa, aparecen com o su
contrario en la m ediación social de los capitales indivi
duales a través del m ercado; esto es, aparecen com o una
base neutral, indiferente para la socialización del proce
so de producción m ediante la división del trabajo.
Aparecen específicam ente com o neutrales en térm inos
de clase, en concreto si lo com param os con los objetos
procedentes de la esfera del consum o, donde los coches,
el m obiliario, el em paquetado im aginativo y los edificios
exhiben todavía de m anera directa el aspecto de su natu
raleza social, es decir, la utilidad y la dom inación. A l con
trario, el estadio m ás alto de las form as desarrolladas de
los m edios de producción, en tanto que “racionalidad de
la form a-valor interior” produce una aparición opuesta:
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