Está en la página 1de 24

LA ESTRUCTURA DE

CLASE DE LA
MAQUINARIA: NOTAS
SOBRE LA FORMA-
VALOR

Hans-Dieter Bahr
q a n z!9 1 2

El conocimiento y el mundo
LA ESTRUCTURA DE CLASE DE LA MAQUINARIA:
NOTASSOBRELAPORMA-VALOR
por Hans-Dieter Bohr

precedido del estudio de Mario Domínguez Sánchez


“Hans-Dieter Bahr: hacia una crítica no esencialista de
la tecnología”

Hans-Dieter Bahr: Hacia una crítica no esencia- de producción». E l capital ofrece suficientes indicadores
lista de la tecnología* a este respecto: al principio, la fase de m anufactura
(basada en el artesanado), la ley universal del valor del
N acido en Alem ania en 1939, se le puede considerar un capitalism o («la regla por la cual el tiem po de trabajo
epígono de la Escuela de Frankfurt Form ado en ciencias gastado en una m ercancía no ha de exceder el tiem po
políticas en la U niversidad de Tubingen, tam bién estu­ socialm ente necesario para producirla») se identifica
dia filosofía y literatura en Berlín y París. Bajo la super­ com o una ley técnica del proceso m ism o de producción,
visión de E m st Bloch obtiene su doctorado en 1968. Fue pero esta ley técnica está viciada hasta el punto que «ya

página 85 _____________________
profesor asistente de investigación en la Universidad que la cualificación artesanal es el fundam ento de la
Libre de Berlín y tras su habilitación, pasa a form ar parte m anufactura [...] el m ecanism o de la m anufactura com o
del Departam ento de Ciencias Sociales en la Universi­ un todo no posee un m arco objetivo que sea indepen­
dad de Brem en, im partiendo su docencia sobre cuestio­ diente de los propios trabajadores». Si las m áquinas
nes de cognición y teoría social. Ha sido profesor visitan­ erradican el papel del artesano en tanto que principio
te durante dos años en la Facultad de Arquitectura de regulador de la producción social, entonces la base para
M ilán. En 1984 se traslada al Instituto de Filosofía de la teorizar la m aquinaria está dispuesta com o fundam ento
U niversidad de Víena, donde se jubila en 2000 y reside del específico m odo capitalista de producción, esto es,
actualm ente en Tubingen. Entre sus obras destacan las del valor en proceso. Esta es la tarea de que nuestro
que versan sobre cuestiones de estética y ocio, m áquinas autor se propone desentrañar, aunque com o verem os
y filosofía de la ciencia, m edios de com unicación y m itos. no se restringe al estrecho horizonte intelectual de las
“ciencias sociales”.
- Kritik der ‘P olitischen Technologié, Frankfurt, 1970. H ans-Dieter Bahr pertenece a esa generación de
- Das gefesselte Engagement, Bonn, 1970. intelectuales alem anes cuya vinculación al m arxism o no
- Über den Umgang mitMaschinen, Tubingen, 1983. pasó por ningún partidism o o por cierta com plicidad
- Machinationen. Fahrtenwechsel zwischen Philoso- con el socialism o real. Se trata adem ás de la tercera
phie und Kunst, Tubingen, 1986. generación de la Teoría Crítica, la cual hasta ahora ha
- Die Sprache des Gastes, Leipzig, 1994. sido tratada com o una com posición poco unida y m enos
- Den Tod denken, M unich, 2002. unificada, lo que cuestionaría su denom inación com o
- Der Babylonische Lagos, Viena, 2005. “escuela”. Ocurre que la teoría crítica en la actualidad
sigue presente en un am plio y diverso espectro de enfo­
Para Bahr, el intento de construir una crítica de la tecno­ ques filosóficos, influencias y áreas tem áticas. Sus inte­
logía sobre la base de la crítica de la econom ía política grantes ya no están unidos por lazos nacionales, geográ­
m arxiana ha de enfrentarse a la cuestión de la relación ficos o incluso lingüísticos; ni siquiera precisan com par­
de la tecnología con la form a-valor: «la m ás abstracta, tir su com prom iso con el cam bio político radical que
pero tam bién la m ás universal form a del m odo burgués caracterizaba a la prim era generación de la Escuela de
YOUKALI, 6

Estudio introductorio de M ario D om ínguez Sánchez.

YO U K A LI
revista critica de las artes v el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
ganzl912
El conocimiento y el mundo

Frankfart. Y no obstante m antienen una cierta identi­ este m edio donde el tiem po se ha transform ado en abs­
dad de grupo, por cuanto H orkheim er cuando estable­ tracto, exactam ente m edible, espacio físico, un m edio en
ció las bases de la teoría crítica de la sociedad, en explí­ el cual la causa y el efecto de la producción especializada
cito contraste con la teoría “tradicional”, indicó entre del objeto de trabajo se ha fragm entado científica y
otras cosas que la teoría crítica lo era por su voluntad de m ecánicam ente, el sujeto de trabajo ha de ser por lo
convertirse en otra form a de tradición teórica. m ism o m atem ática y m inuciosam ente analizado [...] La
En su análisis teórico de la tecnología, la Escuela de m ecanización lo atom iza de form a aislada y abstracta,
Frankfurt parte de la noción de “cosificación” propuesta átom os cuyo trabajo se m ediatiza de form a creciente
en los años veinte del pasado siglo por el filósofo de ori­ sólo por las leyes abstractas del m ecanism o que los
gen húngaro Gyórgy Lukács. En particular “es incorrec­ encarcela”^. La fábrica ya no podía lograr esto, añade
to y antim arxista separar la técnica de las otras form as Lukács, y eso era por el hecho de que ya no “contiene en
ideológicas y proponer para ella una autosuficiencia par­ form a concentrada la estructura global de la sociedad
capitalista”. Esto revela de m anera notable y provocati­
va la profunda diferencia entre los aislados aforism os
m arxistas repetidos com o un eslogan de la “dialéctica de
la historia” y el que se basa de form a directa en los aná­
lisis contenidos en E l Capital. Tras Lukács, la crítica del
tecnicism o se divorció, al m enos tem poralm ente, del
m ovim iento obrero organizado. Esto se ilustra con clari­
dad por el creciente aislam iento de Korsch tras su rup­
tura con M oscú, pero m ás aún en el caso de uno de los
autores principales de la Escuela de Frankfurt, M arcuse
quien, aunque nunca participó de form a activa en la
política obrera, estuvo destinado a m antener vivo algo
del espíritu crítico. Com ún a este grupo fue el rechazo
que Lukács expresó hacia el m aterialism o vulgar, la teo­
ría del reflejo y la tecnocracia; pero quizá sea M arcuse
quien, siguiendo a Lukács am plió esto ya en 1941 a un
ataque al taylorism o, en tanto que “autocracia aerodiná­
m ica” en la cual las leyes de la ciencia física y de la razón
tiendo de la estructura económ ica de la sociedad”3. Con tecnológica se fusionaron de form a inextricable con el
ello señalaba que los requisitos sociales de la m oderna principio de beneficio capitalista0.
m aquinaria industrial precedían a la últim a realización La teoría de esta Escuela encuentra su m ás radical
técnica, la cual sólo puede teorizarse com o la “consum a­ expresión en el trabajo de H. M arcuse. A principios de
ción del capitalism o m oderno, no su causa inicial”. Las los años sesenta del siglo pasado desarrolla estas ideas
im plicaciones de esta perspectiva se destacan en su clá­ en su fam osa tesis de la unidim ensionalidad, en el cual
sico trabajo Historia y conciencia de clase cuyo prim er el ataque a la racionalidad tecnológica constituía su
principio es que la teoría m arxiana del fetichism o de la núcleo: no sólo la aplicación de la tecnología, sino la
m ercancía puede estar construida “para producir un m ism a tecnología es dom inación (de la naturaleza y los
m odelo de las form as objetivas de la sociedad burguesa seres hum anos) - control m etódico, científico, calculado.
junto a todas las form as subjetivas que le correspon­ «Los propósitos científicos y los intereses de dom ina­
den”. Lukács aplica esto no sólo a la form a subjetiva del ción no encajan en la tecnología a posteriori [sino a prio-
p á g in a 86

tecnicism o, sino al m ism o sistem a febril: “el tiem po se ri], y desde el exterior introducen la m ism a construcción
desprende de su cualidad, variación, naturaleza fluida; del aparato técnico»^.
se congela en un contimnim perfectam ente delim itado, Com o algo integrante de los que denom inaba la
cuantificable, relleno de ‘cosas cuantificables’ [...] En Gran N egación, M arcuse buscó signos de una lucha de
YOUKALI, 6

a. - G. Lukács, “Technology and social relatíons”, New Left Review , n° 39,1970, p. 29 y ss.
b. - G. Lukács, H istoria y conciencia de dase, Instituto del Libro, La Habana, 1970, pp. 90 y ss.
c. - Herbert Marcuse: “Some Social Implications of Modem Technology” en The Essential FrankfurtSchixd Reader, Oxford, 1978.
d. - Herbert Marcuse, N egations (essays in critical theory), Boston, Beacon Press, 1969.

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
clase proletaria contraria a este m onolito tecnológico y
en I9ó4e escribió con entusiasm o acerca de un colapso
de la disciplina del trabajo, aum ento de la desobediencia
a las reglas y a las regulaciones, huelgas salvajes, boicots,
sabotajes. Y para hacer aún m ás explícito este rechazo
del tecnicism o socialdem ócrata y bolchevique en tanto
que sistem a m etafísico y com o estrategia política, un tra­
bajo inm ediatam ente posterior, Ari Essay on Libera­
tion^ identifica los elem entos de una conciencia revolu­
cionaria en la lucha contra toda la organización del tra­
bajo capitalista y socialista de Estado (la línea de m onta­
je , el sistem a taylorista, la jerarquía) y aporta un concep­
to escatológico de una revolución estética en la técnica.
Pero a pesar de su ruptura con la teoría y la práctica del
tecnicism o, el revisionism o de M arcuse no se puede pa­
sar por alto: aunque no llega a rechazar el análisis m ar-
xiano del valor, se aleja asustado de adaptar las últim as
consecuencias com o su m arco de referencia. En su
lugar, com o en el caso de sus colegas de la Escuela de variables, su estructura lógica básica está arraigada en la
Frankfurt se supone que todo el peso de la crítica inci­ propia naturaleza de la acción racional con arreglo a
piente de la tecnología ha de confirm arse por la elusiva fines. En un principio Haberm as argum entó que “traba­
categoría de “dom inación”. E l resultado es que la contri­ jo ” e “interacción” cada uno poseía su propia lógica. El
bución crítica de M arcuse se restringe a un núm ero de trabajo está “orientado al éxito”, es una form a de “acción
intuiciones estim ulantes, pero dispersas, difusas ysem i- racional con arreglo a fines” orientada a controlar el
aforísticas, que en ausencia de un m arco teórico que las m undo. En estos térm inos, el desarrollo tecnológico es
sostenga, son precarias en extrem o. un “proyecto genérico” que consiste en la sustitución de
El proyecto total de H aberm as está enraizado en una m iem bros y facultades hum anas por dispositivos m ecá­
crítica al tipo de acción característico de la tecnología, el nicos. Por contraste, la interacción involucra com unica­
cual le ha provisto un m odelo para su últim a interpreta­ ción entre sujetos que persiguen un entendim iento
ción de los m odos específicos de “acción racional con com ún. La tendencia tecnocrática de las sociedades m o­
arreglo a fines” que sí lo preocupan específicam ente. La dernas resulta de una falta de balance entre estos dos
evidencia para sostener este argum ento es en prim er tipos de acción. Todo ello perm ite afirm ar pues que la
lugar la tem prana preocupación de Haberm as por la “quinta colum na” de la Escuela de Frankfurt es Haber-
com prensión positivista de la razón y su realización his­ m as para quien la racionalidad tecnológica es “neutral”
tórica en una sociedad tecnocrática. Estos argum entos, en la esfera de la producción m aterial (donde lo que
desarrollados especialm ente en el ensayo Gencia y téc­ denom ina com o acción con arreglo a fines es adecuado)
nica como ideología’ (1970)8, conform an la estructura y sólo llega a ser peligrosa cuando se expande m ás allá
que subyace a la teoría de Haberm as a pesar de su con­ de sus fronteras legítim as hasta la esfera de la “interac­
tinuo refinam iento y enriquecim iento en su m irada de la ción sim bólica” (donde el ideal es la com unicación libre
sociedad m oderna con el paso del tiem po. En cualquier de dom inación). Una vez extendida a esta esfera, la
caso, este autor ofrece una teoría transhistórica de la racionalidad tecnológica produce “com unicación distor­
esencia de la acción técnica en general. Tal com o escribe sionada sistem áticam ente” y es este proceso (para el
página 8 7

M cCarthyh el punto de vista de Haberm as es que m ien­ cual la expresión m arcusiana de uni-dim ensionalidad
tras las form as históricas específicas de la ciencia y tec­ está bien elegida) el que según H aberm as lleva a
nología dependen de arreglos institucionales que son M arcuse a conclusiones erróneas a la hora de acusar a la
YOUKALI, 6

e. - Herbert Marcuse, E l hom bre unidim ensional: Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada, Barcelona, Ariel, 1987, edi­
ción original 1964.
f. - Herbert Marcuse, A n Essay on Liberation, Boston, Beacon Press, 1969.
g. - Hay versión en castellano, en la editorial Tecnos, Madrid, 2001.
h. - Thomas M e Carthy, La teoría crítica de Jürgen Haberm as, Madrid, Taurus, 1981.

YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

tecnología. Dado que la hegem onía de la tecnología des­


cansa en la extensión del control técnico m ás allá de los
lím ites tradicionales para abrazar a la fuerza de trabajo,
Haberm as considera que el capitalism o tiende a identi­
ficar a la técnica com o un todo jun to con las instrum en-
talizaciones a través de las cuales ese control es asegura­
do. M ientras tanto, otros aspectos de la técnica son olvi­
dados o tratados com o no-técnicos. Es esta racionalidad
técnica capitalista la que está reflejada en el estrecho
esencialism o de Haberm as. Porque su caracterización
de la tecnología está confinada a la instrum entalizadón
privilegiada del capitalism o m oderno, no puede des­
arrollar una concepción social e históricam ente concre­
ta acerca de su desarrollo y potencial. H ace su propio
trabajo de abstracción, a través de la cual se elim inan la
dim ensión socio histórica de la acción técnica, com o evi­
dencia de la naturaleza no social de la tecnología.
El error del esencialism o de Haberm as y en cierta
m edida de la Escuela de Frankfurt no es arbitrario sino propósito de Bahr es com prehender la racionalidad tec­
que es una consecuencia de las propias dim ensiones nológica y sus construcciones individuales en térm inos
socio-históricas negadas de la acción técnica. Este error —paradójicos en apariencia— del m odo no político por
refleja la reificada form a de objetividad tecnológica en la el cual se establecen com o dom inación política. Sin
sociedad m oderna, esto es una ilusión social necesaria em bargo tal em presa se ve obligada a “volar a favor de la
con consecuencias reales. Tales ilusiones se convierten historia” y el auténtico valor del libro es una provocativa
en un aspecto de la realidad social en la m edida que —y polém ica con H aberm as— exploración de los térm i­
constantem ente actuam os sobre ellas. El concepto nos del problem a, m ás que una crítica sistem ática de la
puede com pararse con la noción de m arco de referencia tecnología com o tal. U na perspectiva m ás constructiva
determ inado culturalm ente: m ientras que la cultura sea aparece en la ponencia al sim posio en H eidelberg (1971)
entendida no m eram ente com o m anera de ver sino “Inteligencia técnica en el capitalism o tardío” que fue
tam bién com o m anera de hacer, com o sistem a de prác­ revisada dos años m ás tarde y que constituye el presen­
ticas. M arx ya ofreció el análisis original de este fenóm e­ te artículo.
no: el fetichism o de la m ercancía no es am or al consum o El artículo de Bahr tiene dos propósitos principales:
sino la creencia práctica en la realidad de los precios en prim er lugar, elaborar por fin el papel de la m áquina
relacionados con los bienes en el m ercado. Tal com o en la subsunción real del trabajo bajo el capital; y en
señalaba, el precio no es un atributo “real” (físico) de los segundo lugar, identificar la form a constitutiva tras este
bienes sino la cristalización de la relación entre fabrican­ proceso com o la form a-valor. N o es de sorprender
tes y consum idores. Sin em bargo, el m ovim iento de entonces que sea un artículo difícil, ya que aparte de la
bienes de vendedores a com pradores está determ inado típica idiosincrasia alem ana de utilizar la etim ología
por el precio com o si fuera real. Lo que está enm ascara­ com o un indicador del significado (por ejem plo, unifor­
do en la percepción fetichista de la tecnología es, sim ilar­ m idad significa literalm ente una-form a [sustantivo]) y
m ente, su carácter relacional: aparece com o una instan­ el problem a de la predilección que tiene Bahr por las
cia no social de pura racionalidad técnica m ás que com o citas hegelianas im plícitas, la verdadera dificultad reside
p á g in a 88

el nexo social que efectivam ente es. Es esta form a y no la en la profundidad del significado que Bahr encuentra en
realidad de la tecnología lo que teoriza el esencialism o. la teoría del valor. En efecto, uno de los m éritos de este
En un libro titulado Crítica de la Tecnología Po­ autor es m ostrar que la crítica de la tecnología no am plía
lítica: un debate con H. Marcuse y J. Habermas (1970), tan sólo la teoría del valor, sino que en realidad lleva
H ans-Dieter Bahr1 entra en este terreno pero no sólo directam ente al corazón de esta.
junto a, sino radicalizando la postura de M arcuse. El
YOUKALI, 6

i.- Hans-Dieter Bahr, Kritik der ‘P olitischen T echnohgie) Frankfurt, Europáische Verlagsanstalt, 1970. Traducción de Mario Domínguez
Sánchez.

ISSN: 1885 - 477 X


www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
La estructura de clase de la maquinaria: notas
sobre la forma-valorJ
por H ans-Dieter Bahr

E l d esarrollo h istórico de los medios de trabajo


(Arbeitsmittel) así com o la transform ación m ediante el
trabajo de las form as naturales dadas en configuracio­
nes del proceso de trabajo (cuyo propósito es social)
constituye al m ism o tiem po la “naturalización” de las
form as sociales de los instrum entos de uso (Gebrauch-
srrdttel). Com o elem ento m aterial, los m edios de traba­
jo no sólo m edian entre la naturaleza y el sujeto de tra­
bajo, sino que tam bién sirven com o m ediación, los
“m edios” entre aquellos que llevan a cabo el trabajo. El
hecho de que el instrum ento sólo puede ejercer la fun­
ción de m ediar la relación viva entre los trabajadores y nes sociales particulares y de las estructuras existentes
los no trabajadores, o entre diversos tipos de trabajo. Si hasta entonces reside ahora en la figura tangible y sinto­
los m edios de trabajo, com o m edios de producción, lle­ m ática del conjunto de los m ateriales dados por la natu­
gan a m ediar entre la clase dom inante y la clase subor­ raleza, transform ados por la acción del trabajo social.
dinada, han de adquirir entonces un carácter social en el Esa arqueología no cam bia sus criterios y los aplica a su
curso de su desarrollo histórico: los m edios de trabajo propia base m aterial, pero la confina en los órdenes
son m edios por los cuales la clase dom inante puede sa­ sociales pre- o no-burgueses: no habrá pues arqueología
tisfacer directam ente sus necesidades, pero son tam bién de los sistem as de m edios de producción burgueses.
la “base intencional” para perpetuar la relación desigual Las form as desarrolladas de los m edios de produc­
entre los trabajadores y los no trabajadores. Por tanto, el ción en el presente están cada vez m ás m ediatizadas a
instrum ento com o m edio no sólo perm anece entre la través del trabajo científico. Podem os especificar esta
naturaleza, la historia y la sociedad, sino tam bién entre relación un poco m ás diciendo lo siguiente: aunque es
distintas clases en la sociedad: no constituye tan sólo el bien sabido que el trabajo m anual crea los m edios para
medio, sino de hecho la base intencional para la unidad transform ar las form as naturales dadas en figuras inten­
desigual del sujeto de trabajo con el sujeto de la apropia­ cionalm ente sociales, se presta poca atención al hecho
ción. A sí, com o base objetiva, la génesis de los m edios de de que el trabajo científico difiere del prim ero sólo en
producción constituye en realidad el proceso de m edia­ térm inos deform a de los m edios que crea para la pro­
ción de dos sujetos sociales asim étricos. ducción de sus saberes. Incluso las críticas de las ciencias
deductivas puras tienen que ver m enos en general con
La ciencia burguesa percibe el hecho de que el conjunto criticar la posibilidad de tal pureza científica que con
de m edios de trabajo procede de la objetivación de tales cuestionar su actual sostenibilidad en la práctica. En tér­
form as dialécticas de las relaciones vivas de trabajo, sim ­ m inos históricos el com ienzo de las ciencias deductivas
plem ente com o resultado de una arqueología; esto se coincide con la producción em pírica de instrum entos,
deduce de su m étodo de razonam iento retrospectivo m odelos, dibujos y sím bolos, en tanto que m edios de la
con respecto al resultado, el producto, de la form ación supuesta pureza, esto es, de la expansión coherente del
social viva. Por ejem plo, dado que una determ inada
pá g in a 89

conocim iento; tales m edios incluyen rituales (com o


tribu está al borde de un asentam iento estable, se term i­ m em oria colectiva) junto con el lenguaje, la escritura y la
nan utilizando ciertos cebos y tram pas —en contraste im presión m ecánica y el proceso num érico y de datos.
con los proyectiles de caza o los arpones— ; tipos especí­ Aunque el equipo científico experim ental era una
ficos de instrum entos políticos que requieren una com ­ condición previa para la tecnologizadón de la produc­
pleja m anufactura, indican configuraciones m ás rígidas ción, no ha constituido —com o Sohn-Rethel señala co­
de la división del trabajo. El m odo de vida de las relacio­ rrectam ente— la fuente activa de aquella. N i la lanzade-
YOUKALI, 6

j - “Die Klassenstruktur der Maschinerie. Anmerkung zur Wertform”. In: Technische Intelligenz im Spatkapitalism us (S. 39-72). Hrsg. v.
Vahrenkamp. Frankfurt: Suhrkamp, 1973. La traducción es de Mario Domínguez Sánchez.

YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
OpUTLlU \3 fí. 01U311U130U03 J g

ra, ni el telar m ecánico, ni la m áquina de vapor están en


conexión directa con alguno de los descubrim ientos o
los aparatos técnicos de la física teórica. Por otra parte,
la estructura precientífica de la m aquinaria —ya que ha
existido antes del desarrollo de las técnicas quím icas y
de la aplicación industrial de la electricidad— represen­
taba una form a de desarrollo que m ostró algo m ás que
la “unidad personal del trabajo intelectual y m anual”
que Sohn-Rethel proponía para las herram ientas arte-
sanas. En tanto que m edios de trabajo, los m ecanism os
sim ples ya poseían una estructura que la m aquinaria,
com o base intencional del proceso de trabajo capitalista
hizo m ás aparente: esto es, las dos bases del “golpeo”
(fuerza) y de la “herram ienta” (construcción m ecánica),
que a su vez se hallan directamente m ediatizadas m e­
diante el m ecanism o de transm isión. El lenguaje se ha
m antenido vivo en los conceptos que ahora sólo apare­
cen en su aspecto m aterial: en vez del gasto de lafuerza
de trabajo com o fuerza m otriz, léase golpeo (drive); en propia independencia y form a objetiva en la m aquina­
vez de cualificadón y destreza com o base intencional de ria, señala a su vez a un tercer fa d o r subyacente a estos
la transform ación social de la naturaleza forjada por la dos m odos de actividad, lo cual a pesar de un m odo de
actividad m ental y práctica, léase herram ienta (tool). Y aparición histórica distinto, integra el prindpio del fac­
el m ecanism o transm isor bien podría interpretarse tor com ún posible: la form a-valor inmanente de los
com o el m odelo naturalizado del intercam bio entre los medios de producción, com o “form a abstracta natural”,
trabajadores, o dicho en térm inos históricos, la figura o com o propósito abstrado social en la figura osificada
osificada del com ercio se podría interpretar com o la m e­ de la m ateria natural dada. Las siguientes descripciones
diación entre la form a artesana plebeya y cam pesina del intentan en prindpio pergeñar el desarrollo de los
trabajo en la cual —junto a los antagonism os prevale­ “m edios de trabajo” m ecánicos y tecnológicos en térm i­
cientes de clase— tam bién está al acecho una antítesis nos de su apariencia superficial: es un requisito previo
incipiente entre el intelecto y la creciente abstracción de para la cuestión m ás profunda del desarrollo de la form a
la naciente fuerza de trabajo proletaria. En este sentido, interna com o (determ inada por la clase) estructural y de
la herram ienta correspondería al intelecto y la nueva la form a externa (instrum ental) com o form a (shape) y
fuerza m otriz (golpeo) al proletariado, en tanto que fuer­ de su unidad com o junción.
za de trabajo despojada de su cualificadón, ya que la
m ediación de los dos m om entos era directa, puesto que La apariencia superficial
aún reside en los m ism os trabajos artesanos.
Toda esta alusión sirve para indicar que los instru­ La naturaleza social de las reladones de producdón que
m entos y la base m ism a de la producdón dentífica del históricam ente sólo aparecían en prim era instancia en
conocim iento sólo llegan a ser una condidón para el el m odo de intercam biabilidad generalizada, llega a ser
desarrollo del m ecanism o (a través de las etapas de la esencial o real únicam ente en la acdón viva de coopera­
m aquinaria y la m ecanizadón hasta la autom atizadón) ción, donde el trabajo concreto individual se reduce en
porque la organizadón social de las condidones del tra­ realidad al trabajo m edio abstrado. «Por ende, para el
bajo vivo ya ha asum ido una m odalidad radonal, esto produdor individual, escribe M arx, la ley de la valoriza­
es, un m odelo m atem ático que por tanto se podría con­ ción no se realiza plenam ente sino cuando él produce
vertir en el fundam ento de una d entifizadón sistem áti­ produce com o capitalista, cuando em plea al m ism o
• / 9 ‘nv>inoA

ca ( Verwissenschqftlidwng) de los procesos de produc­ tiem po m uchos obreros, o sea, cuando, desde un co­
ción. m ienzo, pone en m ovim iento trabajo social medio»1.
Esta m ediación entre el trabajo dentífico y proleta­ La cooperadón, que según M arx perm anece en la
rio, anticipada en la artesanía, y que m ás tarde asum e su base de la producdón industrial, consiste en principio

l.- K. Marx, E l Capital Libro I, vol. 2, Siglo XXI Editores, Madrid, 1979, 6a ed., pp. 393-394. La cursiva es de H-D B.

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
en una agregación puram ente cuantitativa de unidades ra de aportar fuerza m otriz. La disolución de la unión in­
artesanales en la que los m edios directos de trabajo terna de los sujetos que trabajan y sus cualificaciones al­
siguen siendo propiedad del trabajador. La figura inicial tera la relación entre el objeto de trabajo, el cual es rea­
del capital constante para increm entar el plusvalor del sum ido de un nuevo m odo, y el resultado final de la
trabajo aparece com o el m étodo para obtener una gene­ transform ación operada en el m aterial, el producto: el
ralización m eram ente externa dentro de la división del objeto ya no es un producto en referencia directa al suje­
trabajo existente en el taller. Sin em bargo, esto conduce to individual de trabajo, sino sólo en relación al capital
a una dim ensión cualitativa tal com o la creciente escala individual. Incluso en una cooperación cuantitativa
de los talleres, alm acenes y m edios internos de com uni­ m uchos objetos de trabajo se habían fabricado de m ane­
cación. Estos m edios, o m ejor dicho, estas bases tal y co­ ra conjunta hasta la realización de un objeto de uso en
m o existen en su configuración actual, han de contem ­ las m anos de los m aestros artesanos; pero en la m anu­
plarse com o los resultados m ateriales de específicas re­ factura, el objeto de trabajo pasa a través de una serie de
laciones vivas del trabajo; de hecho son la base de la po­ etapas (preparación, transform ación, m odelado) que en
sibilidad por parte de los trabajadores artesanos de ser sí m ism as suponen que la m ateria prim a pueda ser des­
capaces de trabajar juntos en grandes grupos. Los ele­ m em brada y reconstituida: el estadio final es así una
m entos de la propiedad feudal y del grem io se fusionan conjunción nueva de la m ateria. Sin em bargo, la trans­
en un tipo de patriarquía burguesa absoluta sobre los misión de estas operaciones parciales (excluyendo los
jornaleros. Junto a ello, la actividad m ecánica de la m a­ procesos de trabajo quím ico o eléctrico) siguen siendo
no en el trabajo y los m ateriales estructurales aum entan externos e indiferentes al producto que se está fabrican­
de m anera tan sólo cuantitativa. Por el contrario, la m a­ do; en otras palabras, el producto no asum e la configu­
nufactura rom pe el trabajo agregado en operaciones de ración de aquellas operaciones. La transm isión consiste
talleres, lo cual supone una transform ación cualitativa en una form a no m ecánica de transporte para las m ate­
en la relación del trabajador con el objeto de trabajo: los rias prim as dentro del taller, junto con la com unicación
m edios de trabajo desarrollan lo que reduce de m anera de las directrices e instrucciones. En este contexto, el dis­
creciente la cualificación, o sea, la destreza m anual y la curso (el lenguaje) no está planteado para inform ar o
pericia intelectual, al nivel de un gasto abstracto de tra­ para com prender; caracterizado com o “sem icualificado”
bajo. Esta separación del intelecto del trabajo y del gasto significa en realidad convertir la com prensión en destre­
de la fuerza de trabajo se transform a entonces en una za m anual. M ás bien, m ientras el proceso de trabajo fun­
condición necesaria para el ascenso de la inteligencia ciona de m anera uniform e, el lenguaje sirve sólo en
científico-tecnológica. tanto que un conjunto de órdenes para asegurar que las
La configuración externa de un crecimiento mera­ operaciones parciales específicas sobre el objeto de tra­
mente cuantitativo en el núm ero de trabajadores en­ bajo se ejecutan siem pre del m ism o m odo, esto es, uni­
cuentra su correspondiente m odelo interno en la des- form em ente. (La ciencia natural ha definido m ás tarde
cualificación de la fuerza de trabajo com o condición pre­ su propio proceso de trabajo de acuerdo a este m odelo,
via para lograr de m anera colectiva el gasto abstracto de es decir, operadonal y experim ental: el experim ento
la fuerza a un nivel superior. E l “cuerpo” del trabajador debería conducir siem pre al m ism o resultado, bajo idén­
colectivo antecede a la aparición de las m áquinas a la ho­ ticas condiciones, para producir una conclusión “válida”
o un resultado acerca del objeto de investigación. La ter­
m inología revela aquí por sí m ism a la íntim a afinidad
existente entre el trabajo científico-natural y la creciente
form a natural abstracta en tanto que form a-valor). El
m ovim iento uniform e que ya había aparecido en las
pá g in a gi

dem andas solicitadas a los instrum entos de m edida del


tiem po o a la m ecánica estática y dinám ica (ejem plifica­
do en el trabajo de construcción o en las m áquinas de
recolección agraria) constituye una expresión del hecho
según el cual se brinda y señala un m aterial natural
com o analítico por el tipo de trabajo social; esto es, un
m aterial dividido y desmembrado por la división del
YOUKALI, 6

trabajo asum e una form a-valor real al contradecir no


sólo a su figura natural dada sino tam bién a su form a
útil. La razón es que la igualdad form al declarada (pero
nunca llevada a cabo) de los m ovim ientos en el trabajo
que produce m ercancías puede verse com o el m ism o

YO U K A LI
revista critica de las artes y el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

tipo de equivalencia del m odo en que la relación-valor m ienta, la cual m odela en realidad la m ateria) abando­
aparece com o la form a idéntica del valor. Esta cuestión na al trabajo vivo con la organización cooperativa del
se discute m ás extensam ente en la segunda sección. transporte interno de las piezas del trabajo. En este
El nuevo m odelo cualitativo de socialización que llega papel, el poder del trabajo abstracto funciona com o la
a asociarse con la manufactura crea al trabajador colecti­ tuerza “m otriz”, com o la transm isión viva, junto a su
vo y cooperativo como un todo orgánicamente estructura­ fim eión en tanto que tuerza m otora estática. En este
do (una síntesis analítica) en la cual ha habido una agre­ contexto, “vivo” significa que el objeto, la condición
gación m eram ente cuantitativa que se ha transform ado intencional, los m edios y los propósitos del sujeto, cons­
en una unidad social cualitativa. A l m ism o tiem po la tituyen aún una unidad sim ple, no especializada, en
pauta de socialización tiende no obstante a ocasionar la relación al proceso de trabajo desde el cual seguía pare­
negación del trabajador colectivo en el m ism o taller, en ciendo posible determ inar y llevar a cabo el propósito
principio mediante la espedalización de actividades y la del trabajo m ediante la anticipación. Bajo las condicio­
parcelación de com plejas ejecuciones artesanales. La nes de la separación del poder del trabajo por una parte
m áquina-herram ienta supone entonces la primera tras­ (basadas en la clase) y de los m edios de producción por
otra, la “objetivación” (objetification) significa que aun­
que exista una unidad a nivel de taller en las condiciones
intencionales (objeto y m edios de trabajo) y se propone
su fin (la fuerza de trabajo ha de valorizarse), el proceso
es “racional” ( rational) sólo en el sentido de la “m atem á­
tica” ( rationell'). De hecho, h ay un antagonism o social
generalizado ante la determ inación de los fines a los que
se está obligando al trabajo, y la unidad inicial antes
m encionada; aparece pues un antagonism o que reaccio­
na sobre el m odelo de desarrollo de las condiciones pro­
ductivas. “Vivo” no puede significar un secreto deseo de
volver a las actividades artesanales, ya que el trabajo
artesanal sólo perm itía considerar una vaga utopía que
diera lugar a un sujeto social com o un sujeto en conjun­
ción con su labor artística.
La traducción de la transm isión y la fuerza m otriz de
los seres hum anos en colaboración con las form as “natu­
rales” es la condición previa a la posibilidad de la m aqui­
naria; el ascenso de la m aquinaria sólo fue posible porque
cendencia de esta aguda espedalización, esto es, al com bi­ las decisiones en tanto que objetivo del trabajo fia produc­
nar dentro de sí una serie de herram ientas individuales ción de la clase burguesa por m edios capitalistas) seguía
separadas tal que ya no predsen de la m ediación del tra­ siendo totalm ente externa al proceso m ism o de trabajo en
bajo humano. La “com binadón” significa aquí que el tra­ tanto que m era condición funcional, esto es, algo así como
bajo colectivo, la cooperación viva de un núm ero de traba­ lo que supone una sublimación {aufyehoben) para la
jadores espedalizados, desaparece como tal, para ser “sim ple” satisfacción de las necesidades: una clase social
almacenada como la “form a natural” de un m ayor poder ha de divorciarse por com pleto de la determ inación final
mecánico. La objetivación de las específicas relaciones de los fines antes que las form as sociales del trabajo pue­
sociales de trabajo corresponde a la des-objetivadón del dan llegar a ser m ás “racionales” o sea, “no subjetivas”, y
p á g in a 92

trabajo colaborador vivo; esto se expresa en la antítesis asum an por tanto una form a natural intencionada como
existente entre el trabajador especializado y aislado por la maquinaria. De este modo, la racionalidad social direc­
una parte, y el trabajador coledivo y tecnológico por otra. ta del proceso de trabajo deja de tener un sujeto y se trans­
form a en irracional (aunque esta ausencia de sujeto es la
Con la objetivación de las condiciones de trabajo subje­ condición necesaria para la liberación de la razón social de
tivo —que, com o la m áquina-herram ienta, constituyen su ciego m odelo natural). Precisamente la m aquinaria es
la base intencional para el proceso industrial de traba­ la prueba palpable (una vez que la génesis de su forma
YOUKALI, 6

jo — el trabajador se ve inicialm ente reducido a la fiin- social se ha incorporado a la crítica) que en el proceso de
ción de una fuerza m otriz. La inversión de la relación trabajo la sociedad burguesa existe sin un sujeto real y por
entre trabajador y herram ienta (m ediante la cual el tanto se enfrenta a la naturaleza como tal en tanto que
poder físico del cuerpo se había transform ado en el sim ple “fuerza de la naturaleza”. Esto explica el que, en
m ecanism o estático que conduce a la m áquina-herra­ principio, la dase trabajadora ha debido hacerse política-

ISSN: 1885 - 477 X


www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K ALI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
tica, el terreno en el cual la sociedad burguesa había anti­
cipado la generalización de la producción m ediante la
organización “racionalizada” de la destrucción, y en par­
ticular, gracias a la apropiación unilateral de la riqueza
social; com o un sujeto económ ico que recauda im pues­
tos al m odo m ilitar, la form ación estatal burguesa des­
pliega esta form a “parcial” de racionalidad. En contras­
te con la hom ogeneidad indiferenciada del trabajo arte­
sanal directo sobre la m ateria, la tecnología m ecánica de
la construcción perm itía la planificación previa de la
coordinación, el transporte y las operaciones de m onta­
je. Por tanto, al utilizar la m aquinaria com o su base
intencional, el proceso de producción com o un todo ha
de cam biar de m anera inevitable el carácter de la activi­
dad del trabajo (que antes había tenido una relación
directamente determinada con la naturaleza), previo a
que la división del proceso de producción en sus com po­
m ente consciente, y por tanto un sujeto ideal (ideell), antes nentes ideales y reales hubiera tenido lugar: esto es, la
de la posibilidad de que el sujeto social que se actualiza planificación operativa por una parte y la realización
pueda aparecer dentro del proceso de trabajo. A l m ismo individual m ediante el trabajo físico por la otra. Esta
tiem po, esta idealidad de la existencia del proletariado transform ación se logró gracias al análisis práctico y la
com o un sujeto —algo estableado incorrectam ente como sim plificación (descualificación). A l m ism o tiem po, la
real por Lukács en Historia y conciencia de dase— tam ­ planificación se convirtió en la form a-precio en proceso
bién se com pone del resultado de una tendenáa perm a­ dentro de la fábrica, o sea, la form a ideal de la m edida
nente hada la des-revoludonarización de la clase obrera, del valor; m ientras que su objetivación en el trabajo pro­
ya que su interés en la producción no se genera m ediante letario constituía la génesis del capital constante com o
esto último, sino que está obligado a llegar a ser una idea m aquinaria. La m aquinaria no es pues una aplicación de
política antes que pueda producirse de m odo espontáneo m ecánica teórica a la producción, m ás bien fiie el des­
su propia base material. El “revisionismo” es por tanto un arrollo de relaciones cuantitativas externo a la coopera­
problem a bastante m ás serio que el registrado en las ción viva lo que se convirtió en el a priori de la m aqui­
diversas versiones de la teoría de la conspiración. naria. A sí, lo que constituye la m ediación real de la cien­
Por otra parte, el proceso de trabajo basado en la cia natural es la form a del capital constante, su raciona­
m aquinaria (donde el trabajador se desentiende de las lidad ftm cional y el grado de la socialización del trabajo
actividades que directam ente dan form a y no deform an en el proceso de producción; el lado técnico de esta
a la m ateria) asum e un carácter m ás ideal: se ofrece a la m ediación (la com posición orgánica del capital) consis­
posibilidad de la politización desde dentro. Expresado te en la tecnologización de la producción.
en térm inos tecnológicos, la actividad del trabajo vivo Sin em bargo este proceso de m ediación sólo llega a
tiende a encerrarse en el montaje, lo cual por lo com ún aparecer cuando dicha relación de la ciencia y el trabajo
se localiza al final de una serie de operaciones parciales industrial com ienza a transform arse en su opuesto, es
del trabajo m aquínico. E l trabajador se ve así enfrenta­ decir en la “quim icalizadón” de la producción, donde el
do a la m ateria de un modo sotialmente dado por la proceso cam bia desde la preparación de m ateriales ya
naturaleza, m ientras que la form a natural dada se existentes a la creación de otros nuevos o cualitati­
página 93

transform a en un objeto estético, se convierte en “esce­ vam ente diferentes. A este respecto, la producción de
nario”. E l objetivo —com o una m ercancía posible— ya conocim iento científico y sus instrum entos en laborato­
no es arrebatado a la m ateria natural dada, sino m ás rios y en departam entos de planificación com ienza a
bien, los elem entos de la m ateria prim a que ya han sido funcionar com o el elem ento activo en la generalización
pre-form ados y pre-estructurados por un sujeto m ístico de la producción, un proceso cuya “cientifización” es al
y que así aparece com o objetivamente social se han m ism o tiem po un m odo de socialización ideal; es decir,
construido, m ontado, ajustado, com probado y regulado. la cientifización de la producción se convierte en un ele­
YOUKALI, 6

La transform ación de la actividad laboral en la actividad m ento fim dam ental del poder de la form a actual de
del m ontaje, transporte y coordinación fiie la condición socialización. Otro de sus elem entos consiste en los
para la invasión de la ingeniería en el trabajo industrial. m odos externos de realización del plusvalor.
Antes de esto, los ingenieros habían com probado histó­ La m aquinaria libera un intelecto form alm ente lim i­
ricam ente, en la esfera de la ciencia m ilitar y de su prác­ tado por el proceso de trabajo feudal-artesano. U n inte-

YO U K A LI
revista critica de las artes v el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
m u n d o

le d o que posee la posibilidad de constituir un trabajador precio sino m ás bien com o el m odelo natural del capital-
político colectivo, ajeno a los trabajadores parciales divi­ m ercancía. La conciencia burguesa sólo se enfrenta a
didos. Frente a la ética del trabajo grem ial, la coopera­ este proceso en el com ercio de reparaciones, es decir, en
ción política de los trabajadores asalariados se convierte tanto que intercam biabilidad de com ponentes que son
en una oposición externa, esto es, al igual que lo es la inútiles por sí m ism os pero sin em bargo siguen siendo
clase dirigente. El hecho de rebajar al m ism o nivel a los m ercancías.
C O T L O C ilT lic T ltO y d

trabajadores especializados a través de m edios de pro­ Con la estandarización de las partes com ponentes,
ducción tecnológicos crea las condiciones para transfor­ incluso el m ontaje pierde el carácter de actividad cons­
m ar la lucha por el salario en la socialización política tructiva. La configuración com pleja de la línea de m on­
potencial de una clase trabajadora en el proceso de auto- taje, con la intervención de m áquinas herram ientas
organización. Por otra parte, la contradicción entre el sem i-autom áticas, “construye” el objeto, m ediatizando
trabajador especializado y el intelecto tecnológico res­ las operaciones individuales del proceso de producción.
ponsable de la dirección, elaboración y transm isión de las
detalladas operaciones aisladas, evita que la clase traba­
jadora reconozca su propio carácter social en ese intelec­
to, que de hecho representa el suyo propio, incluso aun­
que el m odelo de un producto colectivo inconsciente­
m ente alienado de la clase trabajadora adquiera una con­
figuración independiente en la figura de los planificado-
res, técnicos e ingenieros. Por tanto, el proletariado per­
m anece en oposición externa a su propio intelecto, inte­
El

lecto que el proceso de producción capitalista ha creado


con independencia form al. Era en parte esta hostilidad la
que debilitó y anuló la resistencia de la clase trabajadora
al fascism o. Adem ás, la ausencia de una crítica teórico-
práctica del intelecto productivo ciega a la clase trabaja­
dora, forzándola com o un m om ento variable del capital
agregado; en este sentido la clase obrera es un com po­
nente antagonista, aunque en absoluto fijo y estable, de
la sociedad burguesa. Su ceguera con respecto a su pro­
pio intelecto significa que contribuye al m antenim iento
de la falsa totalidad de esta sociedad, aunque alienada. Y
una “liberación” que tiene lugar a espaldas de los pro­ La necesidad de establecer norm as para la ejecución de
ductores establece la libertad com o un m ero ideal. la fuerza de trabajo desm iem bra el cuerpo hum ano en
La uniform idad de las operaciones parciales, com o funciones abstractas: los órganos corporales —definidos
la form a-m ercancía en proceso dentro del taller, tam ­ por la lógica de la m edicina m oderna— adoptan por sí
bién se convierte en la condición para hacer circular la m ism os la form a abstracta de la naturaleza, el substrato
producción; por la que adopta inicialm ente la configura­ perfectam ente adecuado de la form a-valor. Sólo enton­
ción m aterial de los m odelos industriales para las piezas ces el organism o corporal llega a convertirse en efecto en
individuales del trabajo. Por consiguiente, la industria una “form a-valor” pura. El entrenam iento de los órga­
individual ya no h a necesitado a m enudo producir las nos para ciertas funciones extrem adam ente específicas
m ercancías com o “valores de uso” para los sujetos; los reproduce el cuerpo com o un todo desm añado: pierde
p ágin a 94

segm entos individuales del producto dejaron de tener su fu n dón integral com o creador del valor de uso.
un valor directo de uso social y han sido “utilizables” sólo Adem ás, un credente período de entrenam iento /órmu/
para el posible (pero ya no necesario) m ontaje de obje­ y de redclaje se convierte en algo necesario incluso para
tos individuales en valores de uso. Este m ontaje se ve los trabajadores descualificados. E l gasto desequilibrado
m ediatizado a través del m ercado capitalista y por tanto de la fuerza y de la cualificación por los m iem bros indi­
puede sentirse am enazado por la crisis: las dificultades viduales y los órganos sensoriales destruye la unidad
crecerán a la hora de realizar el plusvalor producido, funcional del cuerpo individual: los individuos dejan de
YOUKALI, 6

estos valores particulares de uso se desplom an en obje­ ser un instrum ento de uso para sí m ism os incluso en la
tos que no tienen sentido. Tal contradicción estim ula la actividad laboral. A l m ism o tiem po el capital trata de
form ación de cártek: la parte com ponente estandariza­ obtener un beneficio procedente de esta pérdida de uni­
da es el m odo apropiado y objetivado de la intercam- dad corporal m ediante las “actividades de ocio”, la
biabilidad universal de los valores de uso —no com o m edicina y el deporte.

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
la nacionalización de los sistem as de com unicaciones,
transporte y educación. Con la transferencia de la gene­
ración de energía externa a la m ayor parte de las indus­
trias, la m aquinaria se ha convertido en “super-fábrica”:
las m áquinas que dem andan fuerza m otriz ven crecer su
dependencia respecto a la central energética. La red
anterior de canales, carreteras y ferrocarriles se am plia y
extiende m ediante m edios m ás “ideales” de com unica­
ción tales com o oleoductos, cables y ondas de radio. En
térm inos de “super-fábrica” se asigna a la em presa indi­
vidual la función form al llevada a cabo por la m áquina
herram ienta: frente a la m áquina de vapor, el m otor es
un elem ento casi sin transm isión en la regulación de la
m áquina herram ienta. A l m ism o tiem po, la dirección de
los m edios lingüísticos de trabajo o de m edida y los sis­
tem as de guía en telecom unicación tam bién com ienzan
a transform arse en una figura tecnológica de la m edia­
ción interna y externa de la producción, enfrentándose
Con la objetivación del trabajo de m ontaje, em balaje, al proletariado con su intelecto propio de un trabajo
distribución, alm acenam iento y transporte en m ecanis­ colaborador anterior, en un m odo totalm ente alienado,
m os basados en la m áquina, la m aquinaria descrita por a la vez que se im ponen las vías de com unicación espon­
M arx se reduce a un m ero m om ento de la tecnología, en táneas y de m asas. A ún no se ha lanzado una crítica por
la cual el proceso m ism o de producción industrial asu­ parte de los sindicatos y los partidos políticos a este evi­
m e una configuración circular; al igual que la circulación dente desarrollo —una em presa de creciente im portan­
de m ercancías, el capital se ha industrializado. El capital cia ya que los prim eros signos de disolución del trabaja­
industrial y com ercial se han unido m ediante el papel dor m asificado en grupos de trabajo, colectivos y equi­
funcional desem peñado por el capital financiero. Sin pos pueden conducir de m anera espontánea a un reno­
em bargo, la etapa de la tecnología m ecánica se sigue ca­ vado tipo de organización gremial o profesional m ás
racterizando abrum adoram ente por el trabajo fabril; la que a una organización de clase. La lealtad ritual del cre­
concentración regional de los m edios de producción aún cim iento inadecuado de la organización de m asas de la
sigue siendo la base de los m odelos espontáneos de lu­ clase trabajadora conduce por una parte a representar
cha de m asas, en la que los tipos de organización sindi­ los intereses de la m ercancía fuerza de trabajo y por la
cal y los grupos políticos aún pueden, a este nivel relati­ otra a continuar la regionalización del proletariado. Este
vam ente bajo de desarrollo, coincidir en gran m edida. proceso se ha afianzado aún m ás por la construcción
Las com unicaciones de m asas basadas en la tecnología capitalista urbana: con el rápido crecim iento de la urba­
adoptan no obstante una im portancia creciente como nización industrial del territorio, el crecim iento real de
m edio para resolver de m anera artificial la “idealidad” los núcleos urbanos, tal y com o com enzó a finales del
del trabajador colectivo. Esto tam bién m arca el com ien­ siglo X IX , puede estancarse y dorm irse en los laureles.
zo de la burocratización: necesaria, pero sin em bargo E l desarrollo de m áquinas de alto y bajo voltaje
incorrectam ente, los trabajadores organizados disponen supone que los principios de la producción (extensión
sus cuadros de una m anera distinta a su propio e im plí­ del tiem po de plustrabajo m ediante su reducción en
cito intelecto revolucionario; una fórm ula que a m enudo necesidades) puede alcanzar tam bién la esfera de la
p ágin a 95

em pieza a seguir ciegam ente su particular contradicción reproducción de la fuerza de trabajo. La tecnologización
interna de desear conservar el m ovim iento revolucio­ del trabajo dom éstico no sólo ha liberado la fuerza de
nario sin saber cóm o revolucionar constantem ente este trabajo de la m ujer, sino ante todo ha perm itido la
trabajo de conservación. am pliación indirecta del día de trabajo, ya que el tiem po
Con la aplicación industrial de la electricidad, la que los trabajadores gastan en locom oción no se paga.
m aquinaria tradicional com ienza a disolver o, m ás bien, En general, los salarios de los trabajadores ya no cubren
a invadir la esfera fam iliar e incluso la esfera adyacente los costes de reproducción del poder de trabajo dom és­
YOUKALI, 6

de la propiedad privada. La distribución de la energía, tico, en caso de que un m iem bro de la fam ilia fuese
esto es, de las fuerzas m otrices objetivas sostenidas por inadecuado para trabajar, h a de intervenir el Estado del
el Estado, asum e el papel de proveer una conexión fun­ bienestar. La increíble m iseria física ha sido producto
dam ental a los capitales individuales m utuam ente del hecho de que el capital ha destruido la com unicación
excluyentes —un proceso que ya había com enzado con entre los m iem bros de un grupo pequeño tradicional

YO U K A LI
revista critica de las artes y el pensamiento
ISSN:1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
El conocimiento y el mundo

(incluso si, com o la fam ilia, constituía un sim ple produc­ interna de las m aterias prim as m ediante el gasto m ecá­
to de la naturaleza) y m antiene artificial y form alm ente nico de la fuerza hum ana. La consecuencia de ello es que
este grupo unido a través de las actividades del capital tales procesos que cam bian y transforman los m ateria­
estatal y del capital de sector de la construcción. La cruz les o experim entan un m enor grado de descom posición
de la objetivación tecnológica de las políticas sociales es en operaciones parciales individuales que aquellos que
que las relaciones vivas, que abarcan hasta las relaciones modelan la m ateria, y se alcanza m ucho antes la tenden­
sexuales y afectivas, sólo se puede expresar e interpretar cia consistente en relegar el aspecto m ecánico a una
en térm inos m ecánicos. situación interm edia y subordinada de la producción.
La tecnología de alto y bajo voltaje ofrece la m ás clara Por otra parte, ciertas fases de la transform ación quím i­
prueba de que cuando la producción se generaliza el ca se han desarrollado juera de la naturaleza de las
problem a crece únicam ente gracias a tales procesos de herram ientas, en m enor m edida qu e juera de la necesi­
objetivación. Los representantes de los trabajadores en dad de aislar a la gente de. Por esta razón, la m onopoli­
aquellos lugares donde estos tam bién poseen un poder zación del capital encontró aquí una “form a natural”
político com o clase, pueden constituir un prim er paso en favorable, ya que en térm inos de inversión de capital
la reunificación del consum o y la producción (trabajo, constante hay una m enor intensidad de producción de
necesidad e interés que constituyen la sociedad de m aterias prim as, esto es, un rápido desplazam iento del
m anera consciente) y tam bién un aspecto en el cual las capital circulante relativo a la pequeña cantidad de valor
contradicciones dentro de la división social del trabajo transferido desde el capital fijo. Y a que en m uchos casos
m ás allá del nivel de em presa pueda solidificar espontá­ el análisis científico de las características innatas en las
neam ente en com petencia con la clase trabajadora. Esto sustancias naturales ha sido lo que ha perm itido en pri­
a su vez produce de necesariam ente una centralización m er lugar la aparición de nuevos m ateriales, el laborato­
rio llegó pronto a constituir una parte integral de la
industria quím ica: la d entifizadón no sólo de los medios
de trabajo sino del m ism o objeto de trabajo fue —inclu­
so a m ayor nivel que en la industria eléctrica— una prio­
ridad absoluta. M uchos procesos sólo se pueden llevar a
cabo de m odo autom ático. En la industria quím ica, los
elementos particulares de la tecnología m ecánica se con­
virtieron en la base m ás característica. E l “m ecanism o
de regulación” ha sido necesario, en parte para procesar
el m aterial, pero tam bién com o una circunstancia inter­
na en el proceso actual de producdón quím ica; por el
contrario, los m ecanism os de transm isión y las herra­
m ientas se fusionaron en un único elem ento dentro del
proceso com o el que ocupan los sistem as de alm acena­
m iento y regulación m ediante los que fluyen los m ate­
riales. La abolición caraderística d élas diferencias entre
el objeto y los medios de trabajo ya es evidente en las
com ponentes internos de la m áquina de vapor (para el
flujo de hum o y gases) com o en efecto lo es en todas las
burocrática que dicta una cohesión externa a dichas uni­ variables de equipam iento en que se com binan los pro­
dades auto-gestionadas. cesos quím icos, físicos y biológicos. La síntesis de objeto
p ágin a 96

Se puede hallar una tendencia contraria al proceso y m edios de trabajo revela en definitiva que los m edios
de división y subdivisión en la esfera de la tecnología de producción han dejado de ser un medio para los tra­
m ecánica, en las industrias de m áquinas-herram ientas y bajadores, que ya no constituyen su “instrum ento” sino
en las de autom odón (coches), aunque su principal sim plem ente la base intencional autónom a para form as
cam po de operaciones se localiza en aquellas ram as que específicas de trabajo, en las cuales el m odelo de activi­
asum en el proceso químico de las m aterias prim as, o dad que produce valores de uso tiende a diferenciarse de
donde se introducen las técnicas quím icas en otros sec­ la form a que genera valor. La autonom izadón de los
tores de la producción. V isto que la actividad de com po­
YOUKALI, 6

procesos de valorización, tal com o produce sus propias


ner y estructurar m ateriales adquiere en prim er lugar estructuras de trabajo (que sólo puede portar valor de
una estructura objetiva m ediante la m ecanización (en uso a través de la m ediación del m ercado) expresa una
sentido am plio), sólo en m uy escasas y raras circunstan­ “idealidad” en la tendencia hacia la fusión de los capita­
cias se podrían alcanzar cam bios en la com posición les de una nación en una organizadón cuasi estatal para

ISSN: 1885 - 477 X


www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el peirsamiento
El conocimiento y el mundo
trialización del trabajo científico y técnico; en otras pala­
bras, la división científica del trabajo conduce a la des-
cualificadón del trabajo científico. Una vez que el proce­
so num érico y de datos h a pasado a través de su corres­
pondiente desarrollo, dando lugar a una estructura fija
de operaciones parciales en la actividad científica, la
cualificadón de los dentíficos perderá así en su totalidad
su atributo actual de propiedad privada cuasi artesanal
por parte de estos. La investigadón y los descubrim ien­
tos serían im posibles sin un control real de la propiedad
privada de los “m edios de pensam iento”. La proletariza-
ción de la inteligenda dentífica sólo se vería aplazada
m ediante diferencias de salario y privilegios.
E l paso que va desde la m ecanizadón, vía regulación,
hasta la autom atización, podría contener precisam ente
por esta razón, la posibilidad de unir el inteledo proleta­
rio y el científico —no a través de la inteligencia acadé­
adm inistrar la totalidad de la vida social. En este senti­ m ica o de los estudiantes, asum ida sobre un carácter
do, la “com unidad de sangre” fascista ( Wolksgemein- proletario aparente, sino m ediante una crítica genuina
schafi) no fue tan sólo una ideología, sino tam bién una de las estruduras político-económ icas de los aspedos
integración real de gran parte de la sociedad en la orga­ científicos y tecnológicos del inteledo. Esto supone no
nización sem i-esclavista de las condiciones de valoriza­ sólo una crítica de la clase dom inante, sino tam bién, y de
ción —una integración que se llevó a cabo con una total hecho en prim er térm ino, una crítica de los “dictados
desconsideración con las divisiones de clase. teóricos objetivos”, la presión social y universal de cara a
La característica fundam ental de los m étodos de la ejecución eficiente ejercida por el capital en la form a
producción tecno-m aquínicos no es tanto la m aquinaria congelada de la perpduación de su división del trabajo
en sí, sino la unión total de m áquina y aparato; el proce­ dderm inado por la clase. La contradicción del rápido
so de m ontaje adopta una posición subordinada en la cam bio en la división capitalista del trabajo que m antie­
actividad de m edir y regular el flujo continuo de una ne al m ism o tiem po las ocupaciones específicas de clase
producción interrelacionada por conductos, alim entada (esto es, el cam bio técnico en la división del trabajo, pero
por reservas alm acenadas y unida a través de las reaccio­ la fijación social asim étrica de la distribución de los tipos
nes que som eten la m ateria a una constante transform a­ de trabajo) aparece en térm inos técnicos com o la sepa-
ción junto a los aspectos m ecánicos que transportan el rad ón entre el aspecto m aterial y organizativo de la pro-
objeto-m ercancía hasta su realización final. En contras­ ducdón, y en térm inos sociales com o la regulación irra­
te con los m odelos históricos de transform ación de las cional del redclaje constante —necesario para m antener
m aterias prim as (por ejem plo, la fundición) en la pro­ una estricta separadón del entrenam iento de la m ente
ducción quím ica los diversos m odos de m ovim iento y fien te a la aplicada ocupadón de las cualificaciones pre­
sus transform aciones, junto con los m edios, cualifica- viam ente adquiridas, pero ahora redundantes. Las es­
ción y objeto de trabajo se fusionan de una m anera que tructuras de clase habrán de buscarse por tanto no sólo
ya no puede contem plarse com o el resultado de una en la actitud de los agentes dirigentes de la burguesía,
lógica espontánea de relaciones laborales cooperativas sino tam bién en las veladas figuras técnicas del trabajo y
(com o sigue siendo el caso del trabajo basado en la su correspondiente entrenam iento en una lógica de la
97
m aquinaria): en este caso, la form a m aterial adoptada producdón abstracta, sin sujeto. Esta lógica es la fuente
por el intelecto en el m arco de la producción ya no es el de esa actitud que rechaza la dom inación en térm inos
pá g in a

intelecto alienado del proletariado —su habilidad para subjetivos pero que al m ism o tiem po la acepta en form a
trabajar y organizar— sino m ás bien el resultado de la de necesidad de objetividad y experiencia, por ejem plo,
cientifización deliberada. El intelecto científico no tiene en las obligadones técnicas y term inológicas, en la regu­
por tanto un origen proletario alienado (tal com o se lación abstracta de la productividad y en las exigencias
podría reivindicar) sino que es indiferente a la concien­ burocráticas y adm inistrativas, pero sobre todo en la
YOUKALI, 6

cia de la clase trabajadora y a su establecim iento. En destrucción de la capacidad de la gente para com unicar
contraste con el intelecto proletario alienado de los inge­ y com portarse m utuam ente de una m anera em otiva y
nieros y los m ecánicos, el intelecto del científico de labo­ libidinosa. Estas presiones objetivas de clase aseguran la
ratorio es alto-burgués en origen, incluso si esta diferen­ persistencia de las figuras tradicionales de la vida bur­
cia tiende a desaparecer a través de la creciente indus­ guesa y a su vez son capaces de sobrevivir al actual modo

YO U K A LI
revista critica de las artes y el pensamiento
ISSN:i 885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

capitalista de producción sin socavar la estructura bási­


ca de la sociedad burguesa, es decir, la form a-valor. Para
ser capaces de valorar esta naturaleza esencial de la
sociedad, es necesario retroceder al aspecto fenom énico
de los m edios, objetos y condición de los procesos de
producción y a la estructura fundam ental que allí se
reproduce: es decir, la configuración social dual de los
objetos “m ercancías”, una form a que revela su carácter
de clase.

Forma como identificación

Es difícil evaluar las actitudes desarrollistas de la m aqui­


naria dado que tales form as producen su propio fetichis­
mo. Por ejem plo, en la superficie no se puede establecer
ninguna distinción real entre la idoneidad (Zweckge-
mcifiheit) (que se puede designar por las características
de la m ateria natural, aunque el uso actual (Zweck) es
un asunto de absoluta indiferencia para ella, sólo les cionalidad se ha de expresar en un m aterial natural idó­
afecta negativam ente o, dicho en térm inos hegelianos, neo. Por otra parte seguiría siendo pura necesidad, insa­
com o una “absoluta susceptibilidad”) e intencionalidad tisfecha necesidad hum ana. En este sentido un tom o
(Zweckmcifiigkeit). La noción de “idoneidad” viene a eléctrico para cortar cabezales es “un m odelo natural
expresar la relación indirecta de una cosa con los objeti­ dado” basado en características naturales. Sin em bargo,
vos de la sociedad; “intencional” por el contrario denota esta unidad no siem pre se ha m antenido: la hoja para
una relación directa. M ientras que la naturaleza sigue cortar se deteriora con el uso; esto es, “el m odelo natural
siendo una condición externa de ese propósito para el dado” se valora a la fuerza frente a su form a social inten­
cual es apropiada, la tecnología siem pre es intem a a tal cional tan pronto com o la m áquina, en tanto base inten­
propósito, o sea, es apropiada en térm inos funcionales: cional, “produce” valores de uso por sí m ism a. La corta­
com o un m edio, la tecnología se acom oda y encaja res­ dora se vuelve tam bién obsoleta, es decir, su form a
pecto a los fines. El objeto intencional puede contener social puede bajo ciertas relaciones sociales de produc­
“m ateria natural” com o un substrato subyacente. Sin ción, valorarse a la fuerza frente a la prim era unidad de
em bargo esta figura aparece en form as que deben con­ m anera idónea e intencional. En este caso, la estructura
siderarse por lo com ún com o “tecnológicas”, esto es, intem a com o form a objetiva social hace añicos la unidad
com o una creación social pura. Si el m aterial o la m ate­ externa que denom inarem os la form a tecnológicam en­
ria expresan la condición de la naturaleza en sí, entonces te sustituida de un valor de uso indirecto. La m áquina,
el contenido expresa la form a producida, caracterizada que en sí m ism a es contradictoria, sólo puede poseer la
por y que caracteriza al m aterial2 unidad de la form a social dual y la form a natural dada
La m aquinaria es naturaleza de form a idónea, es m ediante su funcionam iento y en el m odelo histórico de
decir, los m ateriales naturales ofrecen sus form as com o su desarrollo, y así el subproducto derivado de este
si ese m odo natural dado pudiera convertirse en m ode­ m odelo es precisam ente la ruptura de tal unidad.
lo para otra cosa, en sum a, para requisitos sociales: el La deficiencia de tales observaciones estriba en que
puro m odo natural dado disuelve y se convierte en la hay que introducir y establecer de m anera externa un
pá g in a 98

base de la configuración social. Por otra parte la m aqui­ núm ero determ inado de factores; el propio M arx
naria es intencionalidad, creada y producida por seres lam entaba la ausencia de una rigurosa historia de la tec­
hum anos y en tal sentido su figura es un producto social nología que, frente al m aterialism o abstracto de las cien­
puro ya que no se puede encontrar en la naturaleza; por cias naturales, habría de presentar la síntesis de la rela­
ello esta figura h a de estar disponible de m anera sim ul­ ción activa existente entre los seres hum anos y la natu­
tánea en la naturaleza ya que la form a social de la inten­ ralezas. Dicha historia aún no se ha escrito, una que
YOUKALI, 6

2 - “La materia contiene la forma en ella encerrada y es de absoluta susceptibilidad a la forma... La materia debe por tanto estar formada, y la
forma debe materializarse, debe darse a sí misma en la autoidentidad o subsistencia de la materia”. (G.W.F. Hegel, Ciencia de la lógica;
traducción de Augusta y Rodolfo Mondolfo; Editorial Solar; Buenos Aires: Haehette, 1968, p. 451 y ss.).
3 - K. Marx, E l Capital, ibid, pp. 427 y ss.

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El conocimiento y el mundo
explique por qué el m ovim iento histórico real y la gene­ el sujeto que determ ina la intención final, es decir, para
ración de relaciones de la ciencia no pueda, al m ism o la apropiación unilateral de los objetos de uso; m ientras
tiem po que nos abastece de ellas, acuñar sus propios que para los trabajadores la m aquinaria es sim plem en­
conceptos. M arx era m ás sensible a este vad o respecto a te la base abstracta para la realización de fines ajenos,
la cuestión de la génesis del capital constante, donde se con el propósito de m antener su propia existencia.
sentía obligado en repetidas ocasiones a asum ir dertas D e esta m anera, la m aquinaria no sólo se caracteriza
form as de los instrum entos de uso en el proceso de pro­ por la expresión dual que abarca la cultura natural dada
ducción. H asta ahora, la m aquinaria en tanto que resul­ y la form a social; su figura social tiene tam bién un carác­
ter dual que denom inam os “estructura de clase”. Com o
form a social adopta en prim er lugar la configuración de
un m edio idóneo para la apropiación del plus-trabajo;
en este sentido, la m aquinaria es tan sólo m aquinaria en
un m ovim iento ininterrum pido. Por otra parte, adopta
la configuración abstracta que sólo se valora indirecta­
m ente m ediante una inversión de la relación
fines/m edios, de una condición intencional para produ­
cir cualquier valor de uso en tanto se realice según requi­
sitos sociales. De esta m anera, lo que se afirm a de m ane­
ra harto intrincada, es que la m aquinaria sería m aquina­
ria sólo cuando no esté directam ente en m ovim iento,
sino que esté sim plem ente disponible para su utilización
en cualquier m om ento. Tal distinción entre dos form as
sociales de la m aquinaria no es un m ero juego de pala­
bra, se “dem uestra” en cualquier crisis de superproduc­
ción, donde cada configuración funciona a la fuerza
fíen te a las otras.
E l desarrollo histórico de la m aquinaria no ha tenido
lugar exclusivam ente dentro de las contradicciones
tado, en tanto que instrum ento intencional de uso para entre las form as naturales y sociales, jun to a ello la socie­
la producción de objetos de uso, siem pre se ha visto en dad de clases produce una form a social contradictoria y
contraposición abstracta (en las críticas efeduadas a la dual de la m aquinaria com o valor y com o instrum ento
tecnología) a la m aquinaria com o capital constante por de uso. Bajo la condición de la producción de m ercancí­
la sim ple utilización de la fuerza de trabajo y la am plia­ as, la estructura interna de la m aquinaria com o form a
ción del tiem po de plus-trabajo. Esto ha sido así a pesar natural dada se desarrolla de m anera sim ultánea tanto
del hecho de que los dos aspectos se desarrollan en una com o form a de valor de uso y com o form a de valor. A sí
unidad real. pues, la form a valor se debe m anifestar con claridad
Para prever cualquier contusión hem os pues de com o uno de sus m om entos. La m aquinaria “en reposo”
recalcar que com o un “m edio” (M ittel), es decir, m edio no expresa su carácter de disponibilidad a la dem anda
de trabajo, la m aquinaria es sim plem ente un sistem a (com o es el caso de una carretera vacía) sino que siem ­
para producir plusvalor; la m aquinaria no es un m edio pre ha de ser el resultado o bien de su desgaste natural e
en el sentido de un valor de uso para la creación de valo­ histórico, o bien el efecto de retroceso de una crisis de
res de uso, ya que el térm ino “m edio” o “m ediación” sobreproducción. Por tanto es precisam ente ese aspecto
99
('Vermittlung) recae precisam ente sobre el sujeto traba- de la configuración social de la m aquinaria el que la con­
j ador (sólo él puede organizar y poner los m edios en fún- vierte en un m edio para la satisfacción de necesidades
página

cionam iento para obtener fines) y no sobre la m aquina­ sociales que, bajo las condiciones de un m ercado m un­
ria; esta últim a sólo provee la base intencional para dial capitalista, sirve para reflejar posibles crisis econó­
dicha m ediación. Lo que existe com o “m edio” para el m icas.
capital no es nada m ás que la condición intencional bási­ U no de los efectos de la atrofia de la crítica m arxiana
ca en lo que respecta al proceso de trabajo. Por otra de la econom ía política dentro de la “econom ía m arcis-
YOUKALI, 6

parte, para el capital la m áquina figura tam bién com o la ta” h a sido prestar escasa atención a la form a social de
condición intencional para am pliar el día de trabajo, y valor de uso en tanto que m edio de trabajo. E l m arxism o
para el proceso de trabajo social la m aquinaria es a su —según la fórm ula apropiada de Sohn-Rethel— no sólo
vez un procedim iento para crear valores de uso. A sí, la h a seguido siendo idealista respecto a las ciencias natu­
m aquinaria es verdaderamente un m edio tan sólo para rales, sino aún m ás y con consecuencias m ás graves, en

YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

cuanto al tratam iento conceptual de la tecnología. Esto perspectiva histórica, son m edidas específicas de valor
se aplica en particular a los m edios de producción que la válidas para la m ayor parte de los elem entos anteriores,
econom ía política siem pre percibe con el m ism o rasero «form as particulares equivalentes» que han sido inca­
que si hubieran sido planificados y diseñados por la paces por m últiples razones de desarrollarse m ás allá de
ingeniería, es decir, de m anera puram ente instrum en­ la form a general del valor. Por ejem plo, las escalas en
tal. Sin em bargo un instrum ento “puro”, o sea un instru­ conjunción con los pesos estandarizados (Kilopond )
m ento sin relación alguna con propósitos específicos, com o posible equivalente representan un desarrollo
sería un m ero objeto estético y en ningún caso un instru­
m ento: no sería nada m ás que un funcionamiento abs­
tracto y esto es precisam ente la forma-valor-en-proce-
so, congelada en una form a natural dada. Por lo que res­
pecta a la ingeniería, la m aquinaria com o anteproyecto
no se consum en de m anera natural ni social; ni aparece
com o un m edio de producción del plusvalor ni com o el
posible fundam ento de una crisis de sobreproducción.
La ingeniería considera sólo el m odo m ás abstracto de
su intencionalidad, es decir, debe “funcionar”. Pero al
m ism o tiem po la ingeniería es inconsciente del hecho de
que esta m ism a concepción corresponde con exactitud a
la form a-valor de la m aquinaria deseada.
Com o ya hem os indicado, no existe una directa rela­
ción causa-efecto entre la m aquinaria com o form a natu­
ral dada, com o instrum ento de uso, y la figura de capital
constante, ya que la transform ación de la form a se efec­
túa gracias a diferentes sujetos. La cuestión consiste en incom pleto h ad a la form a dinero (no todos los objetos
qué m ediatiza estas diferentes y m utuam ente contra­ se pudieron pesar com o posibles m ercancías). N o obs­
dictorias form as y dónde está el fúndam ento dentro del tante, el peso del hierro m antuvo su “estandarización”
cual podem os localizar sus características determ inan­ social (su form a particular equivalente) com o unidad de
tes. Com o M arx sólo realizó un breve exam en de tal po­ m edida, lo cual en prim er lugar es capaz de reladonar la
sibilidad de conexión interna de diferentes figuras carac­ m agnitud del valor con su aparición de una m anera
terísticas, intentarem os continuar dicha línea y subrayar com pletam ente abstracta, es decir, com o expresión de
tal conexión. En Una contribución a la crítica de la eco- una cantidad de tiem po de trabajo. Las m edidas consti­
nomíapolítica, donde esta cuestión es m ás prom inente, tuyen las cualidades cuantitativam ente distinguibles de
M arx escribe: «Esta existencia de la m ercancía en cuan­ los objetos m ercancías com o cantidades netas: núm ero,
to valor de uso y su existencia natural palpable, coinci­ superfide, volum en y peso. Para la m ayor parte, tales
den»^ Sin em bargo, sólo puede coincidir en el resulta­ m edidas m ercantiles sólo son “relaciones” en sí m ism as,
do porque en principio han tenido que diferenciarse y en realidad la determ inación de la m edida raram ente se
luego reunirse en el proceso de trabajo. Pero incluso enfrenta a las m ercancías. La venta de m ercancías signi­
com o objeto acabado, disponible para la venta o el inter­ fica que ya poseen idealm ente su m edida particular en
cam bio, la m ercancía precisa de un m odelo específico de tanto que cantidad, pues el precio es la configuradón de
m ediación entre su valor de uso (com o la unidad sim ple su equivalenda con aquellas m edidas. La aparidón de la
de la form a natural dada y la form a intencional) y su m agnitud del valor com o form a-valor relativa, cuantita­
p á g in a 100

posible valor de cam bio; M arx designa sucintam ente tivam ente determ inada, expresa el hecho de que la m ag­
este m odo de m ediación com o la «m edida sensitiva» de nitud del valor aparece en las relaciones particulares de
los objetos m ercancías. m edida de las m ercancías: cinco quintales de trigo son
Las m edidas (M ofe ) son relaciones cuantitativas m enos que una resm a de telas, es decir una cantidad
(tales com o artículos num erados, dim ensión espacial y especificada de volum en característico de una unidad
peso) en tanto cualidades sociales de objetos; desde una específica de tela. La form a m ercancía cum ple así la pa-
YOUKALI, 6

4.- K. Marx, Contribución a una crítica de la econom ía política, México, Siglo XXI Editores, 8a ed., p. 9.

ISSN: 1885 - 477 X


www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista critica de las artes y el pensamiento
El cono cimiento y el mundo
radoja de las relaciones equivalentes de m edida que son m ás bien com o cantidades (Mengen) indeterm inadas.
del todo distintas en térm inos económ icos: volum en = Sólo la determ inación del valor precisa la existencia pre­
superficie. Adem ás, sólo en esta relación de m edidas la via de tales características para llegar a ser la cualidad de
m agnitud del valor aparece com o tal; es su figura form as cuantitativas específicas, es decir, para convertir­
específica. se en m edidas. Pesos, superficies y núm eros que m e­
Aunque el peso en sí m ism o sólo perm ite un tipo diante m edidas se convierten en una magnitud de me­
abstracto de la identidad de valor, ligado a la form a na­ dida definitiva, que alcanzan prim ero com o form as in­
tural dada del objeto (por ejem plo m aíz y vino, pero no teligibles de objetos mercancías, en la m ism a realiza­
ganado y trigo, donde la m edida del peso es im practica­ ción del valor. Antes que esto, incluso en la producción,
ble com o base para la identidad), el desarrollo de la for­ las m edidas “sensitivas” son sim ples cantidades indeter­
m a-valor crea figuras sociales de cosas que hacen posi­ m inadas de productos, o sea, sim ples m agnitudes. En
ble el desarrollo de la form a precio de las m ercancías. El efecto, las form as naturales dadas siguen siendo abs­
valor de una m ercancía aparece siem pre en una relación tractas, pero no fenóm enos com pletam ente indeterm i­
heterogénea de dos unidades de m edida de una canti­ nados substraídos de las m edidas m ercantiles.
dad definida; por tanto, la identidad de diferentes canti­ Las m ercancías se producen en cantidades definidas,
dades crea la form a del elem ento com ún que subyace a según el m odo de una determ inación cuantitativa que
esta relación, una m agnitud m edida en tiem po que re­ hace posible cam biar y com prar m ercancías com o can­
presenta una cantidad de trabajo. La form a en cuestión tidades “m edidas”. En la producción consciente de valo­
es la form a-valor. Lo m ism o se aplica en ocasiones a res característica del capitalism o, tales form as inteligi­
m ercancías que dejan de intercam biarse y se com pran y bles de la m ercancía (“inteligibles” porque dichas for­
venden; una unidad de m edida perm anece oculta en la m as, com o la form a precio, sólo existen a través de la
form a del precio (la prim era m ide en térm inos de “peso “com prensión” m ediante sím bolos, no a través de la per­
en oro” com o el estándar del precio), la otra unidad de cepción sensible de cualidades) se transform an en natu­
m edida se halla oculta en la expresión de la cantidad de raleza del objeto m ercancía “dentro” de la producción.
m ercancía que ha adoptado su precio. Esta relación se La planificación funcional de la producción expresa lo
expresa, aunque de m odo algo incierto, en la expresión anterior m ediante el hecho de que ya no produce canti­
de M arx sobre la form a natural que se convierte en la dades en general, sino que, basada en la experiencia del
form a-valor precisam ente de esa m ercancía cuya form a m ercado, ha de producir cantidades m ás o m enos espe­
natural no lo es. La idea está bien expresada si se entien­ cificadas; y puesto que la división del trabajo significa
de la “form a natural” com o la unidad social de la form a que el producto industrial ya no constituye un valor de
natural dada y la form a útil. Sin em bargo, si se entiende uso com pleto, sino m ás bien un fragm ento del valor de
únicam ente en térm inos del aspecto natural dado por el uso que requiere la m ediación del m ercado, tales ele­
objeto de uso (o por el objeto-m ercancía) la expresión es m entos han de asum ir m edidas que garanticen su posi­
incorrecta, ya que la form a-valor se refleja en la unidad bilidad de ser “m ontadas” repetitivamente para alcan­
(expresada com o cantidad y m edida) de la form a-natu­ zar un pleno valor de uso. La base de estas m edidas del
ral dada y de la form a útil. Sólo así es posible apreciar el producto descansa en las m edidas “sensitivas” de la
m odo en que se ha realizado el fetichism o de la m ercan­
cía: no hay nada m ás m isterioso en el hecho de que la
gente “reifique” u objetive sus relaciones vivas en el pro­
ceso de socialización de las propiedades de la naturale­
za. M antendré por tanto la distinción de la form a natu­
ral dada (Naturform) y de la form a de uso (Gebraucht-
pá g in a 101

sform) y em plearé el concepto de “form a natural”


(Naturalform ) para expresar su unidad negativa. Esto
se debe a que cantidades determinadas de m ercancías
(esto es, cantidades que sólo podrían determ inarse al re­
currir en prim er lugar a unidades de m edida) son for­
m as relaciónales tan estrictam ente sociales com o lo es la
form a de la m agnitud del valor en su configuración visi­
YOUKALI, 6

ble com o la form a dinero de las m ercancías.


En principio, las m ercancías se producen no com o
m edidas definitivas (que, com o por ejem plo el volum en,
se origina por lo com ún en la esfera del consum o, las cir­
cunstancias prácticas del uso de diversos objetos) sino

YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN: 1885-4 77X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

m ercancía. A sí, la determinación, de la cantidad de m er­ ricam ente esta intencionalidad de la m ercancía se con­
cancías ya no tiene lugar durante el intercam bio o la vierte en la base para la “racionalización”, no sólo en la
venta, sino que se produce desde el principio junto con creación de los estándares industriales, sino tam bién en
la m ercancía. Dicha determ inación se inserta en el des­ la organización del trabajo. El concepto de racionaliza­
arrollo em presarial de nuevas form as de valor de uso: en ción revela lo que subyace en el corazón de la racionali­
dad del valor burgués: esto es, com o la lógica y en apa­
riencia no contradictoria estructura de pensam iento del
puro fiincionam iento de la valorización. Cabe suponer
que ha sido este m odelo característico de la racionalidad
tecnológica al sum irse en la relación de valor dentro de
la actual producción de m ercancías, lo que en principio
descubrió Sohn-Rethel, pero que no podría interpretar
tan sólo com o un “reflejo” en la conciencia de la form a
m ercancía.
Para resum ir, la m ateria natural dada del objeto
m ercancía ha de asum ir una form a intencional no sólo
para el uso sino tam bién para el intercam bio. A su vez,
esta últim a form a actúa ciegam ente en tanto condición
para la posibilidad de form as m ás “racionales”, esto es,
representa una parte sustancial dentro de la producción
al codeterm inar el trituro desarrollo de las adecuadas
form as de valor de uso de los productos. El “m ovim ien­
to uniform e” de la m aquinaria ha acom odado la crea­
ción de una form a de valor interna de los objetos m er­
cancías (com o m utuam ente igual) tal com o el m ism o
el curso del desarrollo de la sociedad burguesa, los valo­ m ovim iento m aquínico expresa la “form a de valor inter­
res de uso (productos com o m ercancías) asum en dife­ na” de los m edios de producción en tanto que proceso.
rentesform as, es decir, form as-valores internas. El ob­ La equivalencia de diversas cantidades de m ercancías se
jeto de uso ya no corresponde sim plem ente a una re­ transform a en su equivalente actual. El hecho de que
lación apropiada entre la form a natural dada y la form a tales distinciones de la form a no sean m ás que nim ieda­
pura para la necesidad social, esto es la form a intencio­ des queda dem ostrado en todos los conflictos que se
nal; adem ás el objeto de uso debe en tanto m ercancía libran entre, por un lado los planificadores del producto
asum ir un segundo m odelo social para reproducir el y los técnicos, y por otro entre el departam ento de ven­
objeto “intencional” de cara al intercam bio, a la circula­ tas y las ventas de la em presa.
ción com o m ercancía capital y a la relación del valor en En nuestra opinión, la form a social dual asum ida
general. Los fundam entos de esta intencionalidad de la necesariam ente por la m ercancía nos ofrece una expli­
m ercancía han sido las m edidas “sensitivas” de las m er­ cación genética de los m odelos de pensam iento categó-
cancías, en tanto que cantidades cualitativas. Tales m e­ rico-abstracto que tienen m ás de una base real de lo que
didas son ahora básicas para todas las actividades de in­ los argum entos de Sohn-Rethel puedan tener. Los últi­
vestigación técnica y científica, y para las construcciones m os son am biguos: por una parte los m odelos de pensa­
teóricas; ciertas áreas — en particular, la tecnología eléc­ m iento “proceden” de actos de intercam bio, un punto
trica y quím ica— requieren la invención de nuevas uni­ que nos deja con una cuestión sin resolver; por otra
p ágin a 102

dades de m edida, la m ayor parte de las cuales rem iten, parte, Sohn-Rethel interpola una actuación no específi­
de un m odo análogo y com parativo, a las viejas m edidas ca de reflejo entre la form a de pensam iento y la form a
geom étricas y m ecánicas. m ercancía. A sí, el reflejo de una form a en otro m edio
La unificación de tales m edidas desem peña un papel presupone que esa m ism a com prensión compara, unas
im portante en el futuro desarrollo de las relaciones capi­ con otras, las form as reales y reflejadas para alcanzar
talistas de producción, com o se puede apreciar en la tanto un conocim iento com o su identidad form al.
actual conversión inglesa a los sistem as m étricos. Tales Ciertos elem entos del intelecto social son tanto produc­
unidades de m edida constituyen tam bién la condición tos com o momentos de determinación de la universali­
YOUKALI, 6

básica para la posibilidad de los niveles industriales uni­ zación del valor; no pueden concebirse ni com o m era­
ficados que se pueden considerar unidades de m edida m ente presupuestos (por ejem plo en Schelling) ni com o
sujetos técnicam ente a las form as naturales específicas sim plem ente derivados (com o en el em pirism o, al que
de las m ercancías com o form a de valor interna. H istó­ Sohn-Rethel pertenece en últim a instancia). La canti-

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes v el pensamiento
El conocimiento y el mundo
producción. Y a hem os dejado sentado que esta form a
social dual —estructura y configuración en el proceso de
su exclusión m utua e identificada com o función— ha
sido la precondición para desarrollar los “m edios de tra­
bajo” que dejan de ser m edios del trabajador para con­
vertirse en m edios de valorización, esto es, la m era con­
dición intencional para la utilización de una unidad
social de fuerza de trabajo o de fuerza de trabajo en
cuanto social. Ahora la m aquinaria posee form as de va­
lor de uso sólo en relación a la sociedad en abstracto (co­
m o capital); concretam ente, en relación con el trabaja­
dor individual sólo tiene la form a social abstracta par­
cialm ente desequilibrada de ser un valor en sí mism o.
Posee pues la form a de valor sim ple, valor para la pro­
ducción de cosas que de alguna m anera tienen utilidad.
En la conciencia de los trabajadores, el “valor” se llega a
establecer com o una unidad contradictoria apenas dife­
dad de m ercancía sólo se puede expresar com o una renciada del valor de uso y del valor abstracto. Por decir­
cuantitativam ente determ inada relación-valor si tales lo de algún m odo, la m áquina tiene m edios de “valor”
cantidades determ inadas asum en un peculiar y adicio­ que poseen una significancia, una validez, en tanto que
nal aspecto de naturaleza dada (o bien una form a m uy relación de trabajo y en tanto que “bien” (Gut). Aunque
abstracta, com o el peso o la extensión, o un aspecto inte­ aún perm anece incierta, la conciencia del proletario
ligible, com o el núm ero) y por tanto se convierten en revela una com prensión de la distinción fundam ental
relaciones determ inables de la aparición del valor; al entre las dos form as sociales de la m aquinaria - véase la
convertirse en m edida la cantidad de m ercancía es abs­ historia del antim aquinism o. Sin em bargo para la com ­
tracta frente a la form a directa del valor de uso, pero no prensión política del proletariado esto supone establecer
lo son las condiciones de la “identificación” histórica el significado específico de cada uno, así por una parte,
es capaz de “reconstruir” teóricam ente la m aquinaria en
específica de la form a-uso directam ente natural de las
m ercancías, así com o de su form a valor. Sin la actividad su papel de “objeto útil” para la producción de objetos
del conocim iento, la form a ideal de m edida del valor en útiles y, por otra parte, es capaz por tanto de aprehender
la m aquinaria com o una propiedad capitalista privada
tanto que precio-form a nunca podría desarrollarse ni
para la extracción del plusvalor. Y a que la m aquinaria, e
tam poco m antenerse. Un aspecto específico del conoci­
m iento se transform a en un m om ento de la form a-valor incluso los aparatos y las tecnologías en tanto form as
y llega a ser una —pero no sólo una— de las precondicio­ naturales dadas han perdido su sensibilidad elem ental
nes constitutivas del dinero y por tanto del capital. Por en varias profesiones, esto es, su carácter com o m edios
otra parte, nunca se puede hablar de la objetividad del de trabajo; su significado no puede ser aprehendido
valor de la m ercancía com o de una “suprasensibilidad m ediante la percepción sino sólo a través de una com ­
prensión política abstracta en cuanto crítica de tales
sensitiva” (sinnlich übersinnlicKp.
A partir de aquí seguirem os m ás estrecham ente el relaciones.
problem a de los objetos-m ercancías en su capacidad La form a dual socialm ente determ inada que existe
com o elem entos m ateriales en el proceso de producción com o m aquinaria o com o m edios de producción en
inm ediato. A sí, M arx especifica los resultados de la general lleva a que ciertas estructura de la división del
p ágin a 103

form a genética antes m encionada: form ula la form a trabajo basadas en la clase lleguen a congelarse, m ien­
social dual en térm inos de la unidad de los m edios de tras que otras se revolucionen; en general m ediatiza los
producción y “m edios de valorización” esto es, capital diferentes tipos de trabajo social y los m antiene de tal
constante que abarcaba el concepto de los m edios de m anera que “la racionalidad de em presa”, la división
YOUKALI, 6

5.- Como es bien sabido, Marx destacó la “existencia social” de la conciencia en términos de base material y lo que se derivaba de ella. Si enton­
ces se enfrenta la “conciencia” con el pensamiento, se puede desencadenar una hostilidad a la teoría que aunque se distancie de los supues­
tos idealismos, de hecho constituye la base m ism a para la existencia independiente de estos últimos. Sólo la más diminuta parte del des­
arrollo y la actividad del pensamiento social es consciente, aunque sea este pensamiento el que como un todo permite diferenciar la exis­
tencia social de lo meramente natural. A su vez la conciencia es el término dependiente frente al entendimiento; el papel relativamente
pequeño de la primera en la determinación social caracteriza la ceguera especifica de la razón en el desarrollo social.

YO UK ALI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN:i 885 - 477 X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

m atem ática del trabajo dentro de la industria constitu­ con presuponer este intelecto com o antecedente m iste­
ya la irracionalidad del trabajo del individuo. Supone la rioso del capital y confirm ar entonces que los resultados
posibilidad absoluta, ya sea que un individuo trabaja sin de la investigación científica y técnica son apropiados y
oportunidad alguna de com unicarse, o que aún pueda utilizados por el capital, esto no explica el m odelo espe­
existir una posibilidad lim itada para desarrollar un inte­ cífico de desarrollo de ese intelecto.
rés en cam biar las condiciones de trabajo y los asuntos Com o indica la crítica que G rossm an dirige a
laborales. En general, el “interés” com o tal se ha diluido Borkenau^, a nivel superficial no es m ucho lo que la
en la pura esfera de la reproducción. La lógica del des­ form a deductiva del pensam iento ha influido sobre la
arrollo tecnológico del trabajo se em plea contra las nece­ m ecánica (la form a básica de la m aquinaria) frente a lo
sidades directas del proletariado en tanto que indivi­
duos que trabajan; esto puede com probarse en cual­
quier estudio em pírico —por ejem plo cóm o se introdu­
ce la autom atización justo en aquellas áreas de la pro­
ducción que son de hecho las m enos enajenadas. Sólo
com o un todo, com o una totalidad abstracta, la razón se
afirm a ciegam ente en el «increm ento del com ponente
constante del capital a expensas de su com ponente
variable»^, o sea, en la alteración parcial, objetiva de la
com posición técnica del capital. Sólo la “subjetivizadón”
de las bases m ateriales de la producción social podría
suponer la creadón de un sujeto social. El segundo, el
asped o abstractam ente social de la form a com o del
interior de los m edios de produedón de la form a-valor,
constituye el asped o activo; el aspedo de los m edios de
produedón en tanto que directam ente útiles sólo se
puede afirm ar en oposidón a esto últim o.
La form a social dual del objeto en la produedón es
por tanto la base de esta sociedad, en dos sentidos.
Prim ero, la m aquinaria es la base de la dom inación de que la rodea: los m ecanism o y las estructuras dinam o-
una clase sobre otra; constituye al proletariado com o tal; m ecánicas im prim en su sello específico sobre el m odelo
segundo, instaura la base de la socialización de los pro­ deductivo del pensam iento al suplantar el conocim iento
cesos de trabajo precisam ente en virtud del desarrollo en térm inos sensitivos por la form a abstracta analítico-
de una “form a-valor interna” de los m edios de produc­ natural com o su m ateria, com o el contenido del pensa­
ción. Este es el lugar de la racionalidad de la estructura m iento form al. El todo se da com o un a priori, aunque en
social de la producción, a través de la cual las form as una form a social que m antiene al m ism o tiem po el
directas de valor de uso se destruyen y la mediación ya “saber” de que el todo es analítico (en el sentido de que el
no se efectúa por la ausencia espontánea del individuo, aparato, esto es, un m ecanism o o sistem a de engranaje,
sino m ediante la sociedad en general. A sí, la m aquinaria se com ponga previam ente de piezas). La deducción teó­
y la tecnología establecen la existencia de la sociedad rica presupone la síntesis m ecánica práctica: los princi­
desarrollándose en tanto que sujeto, en el sentido del pios fundam entales vienen dados no sólo com o intuición
nivel requerido por las fuerzas productivas. Sin em bar­ sino com o evidencia concluyente. A l m ism o tiem po en el
go, en contraste con la época de M arx, esta base dual ya fundonamiento de los trabajos m ecánicos, el sistem a
p ágin a 104

no se afirm a m ediante una m ediación espontánea de las debería construirse “libre de contradicciones”. Por otra
clases, sino que este proceso de m ediación constituye un parte, se debería abandonar el funcionam iento y enton­
producto del intelecto científico y técnico. Los «procesos ces la deducción se convertiría directam ente en análisis
de producción científicam ente organizados»? han de teórico (theoretische Analytik), esto es, si el trabajo de
investigarse en térm inos de su “disposición”. N o basta reparación se inicia o se asum e un m ayor desarrollo
YOUKALI, 6

6. - K Marx, E l Capital, íbid, p. 746.


7. - K. Marx, E l Capital, ibid, p. 753.
8. - H. Grossmann, “Die gesellschaftlichen Grundlagen der mechanistíschen Phñophie und die Manufaktur”, Z eitsch rijtjü r Sozialforschung,
Vol. IV, n° 2. El artículo de Grossmann es una crítica al de Borkenau, D er Übergang vom feudalen zum bürgerlichen W eltbild, París, 1934.

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
YO U K A LI
revista crítica de las artes y el pensamiento
El cono cimiento y el mundo
sobre form as de uso que se habían suspendido, o que siva, su producción m aterial de conocim iento alcanza
parecen haberse suspendido, ello ha de ser intencional. una independencia abstracta (expresada en térm inos
El m odelo analítico de pensam iento (por ejem plo institucionales com o form ación en los niveles de educa­
concebido en la filosofía com o la inteligibilidad anterior ción prim aria, técnica y superior). A l m ism o tiem po,
de la percepción y la intuición) presupone la deducción constituye la presuposición para la industrialización de
com o un “todo en funcionam iento”, tal y com o la deduc­ la disem inación social del conocim iento necesario para
ción presupone el análisis activo-práctico, es decir, la la producción y para la producción m ism a de conoci­
división del trabajo. Sin em bargo, no es hasta el m om en­ m iento; o sea, es la presuposición para la separación de
to en que se convierten en elem entos de la producción los medios de pensam iento (laboratorios, bibliotecas,
capitalista de m ercancías cuando la necesidad y la certe­ ordenadores para el proceso de datos, etc.) y el poder de
za lógicas, en tanto requisitos para el fim cionam iento de pensam iento (Denkkruft). Esta es la señal para la socia­
la m ecánica, se ven despojados de su carácter de m era lización real del entendim iento, el cual, bajo las condi­
necesidad. Aunque el sistem a de engranajes y m ecanis­ ciones de la sociedad burguesa, sólo se puede alcanzar a
m os pueda antes haber sido m ás o m enos intencional través de la vuelta a la descualificación del pensam iento
respecto al trabajo, en la producción capitalista su fim ­ individual, es decir m ediante la desvalorización fabrica­
cionam iento se convierte en una necesidad absoluta y la da y la estupefacción de aquellos depositarios de la inte­
reform a o la crisis es la contradicción inevitable (como ligencia que solían ser los creadores y portadores de la
deficiencia y pérdida) del beneficio. Por tanto, el carác­ cultura. Las dudas de que el desarrollo hum ano sobrevi­
ter dual de los m edios m ecánicos de producción se virá a dicho tránsito m ediante la “des-utopización” de la
expresa en prim er lugar en la categoría de “regulari­ vida (en tanto condición previa para su em brutecim ien­
dad”, aunque en la producción avanzada de m ercancías to general) están dem asiado extendidas com o para des­
m ás bien com o “causalidad", es decir, la relación nece­ cribirlas, en tanto que fórm ula ideológica de la decaden­
saria y coercitiva de causa y efecto. La lógica tradicional cia burguesa basada en el pesim ism o cultural. Esto se
anticipó la tecno-lógica así com o el capital com ercial debe a que lo m ás im portante tal vez sea reconocer que
había anticipado al capital industrial. la clase dispone (y por ello se caracteriza por su aspecto
Las relaciones técnicas que se desarrollan (no sólo desinteresado y sublim ado dentro de la división tecnoló­
se reflejan) en la com prensión social —m aterialm ente, gica del trabajo) para la estructura lo que es real, es decir,
com o el nexo funcional en la m aquinaria y la tecnología “la form a de valor interna de las cosas”.
de la form a de uso y la form a valor— al fin obtiene una Sin em bargo, al contrario que en el caso de la ideolo­
constitución autónom a subjetiva (para la m ediación del gía, el carácter fetichista de la “form a-valor interna” de
capital y el trabajo) en la configuración de la inteligencia los m edios de producción es necesario para su continuo
artificial. Por otra parte, esta autonom ía constituye a su desarrollo — análogo a la m anera en que los resultados
vez la presuposición necesaria para que el m odelo social de las operaciones m atem áticas deben a m enudo des­
dual estam pe su sello en la form a natural dada del “cere­ aparecer en la form a resultante antes que esta últim a
bro”. Com o un m om ento del valor de uso, el intelecto se pueda ofrecer la base para que se calculen relaciones
halla ligado a la m ateria; com o lógica deductiva, discur- m ás com plejas. Y precisam ente porque la génesis del
desarrollo tecnológico debe desaparecer en el resultado,
la conciencia proletaria se esclerotiza en una inm ediatez
falsa, ahistórica. La ilusión provoca que la herram ienta
individual, la m áquina y el aparato, de hecho toda la tec­
nología del proceso de producción, sean siem pre un
m edio, un instrum ento, que nadie pueda apropiárselo y
pá g in a 10 5

usarlo. El arm a o la herram ienta parecen tener la m ism a


form a —en térm inos de estructura y configuración— en
las m anos del oprim ido com o en las m anos del opresor,
aunque los objetivos puedan haber cam biado drástica­
m ente. El instrum ento que funciona y m ediatiza parece
del todo indiferente a sus dos polos —la propiedad pri­
vada burguesa y el trabajo proletario— aunque en un
análisis final esta m ediación pueda relacionar por sí
YOUKALI, 6

m ism a a las dos clases, ya que a largo plazo la m era fuer­


za político-m ilitar no constituye una base adecuada para
m antener la cohesión social de un sistem a productivo.
Esta es la fuente del papel cada vez m ás revolucionario

YO UK ALI
revista crítica de las artes y el pensamiento
ISSN:i 885 - 477 X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali.net
El conocimiento y el mundo

de la inteligencia científico-técnica com o la cara subjeti­ la m elancólica igualdad de las condiciones del trabajo
va de esta decisiva m ediación entre clases; esta inteli­ proletario se jactan al presuponer la “trascendencia de la
gencia tanto co-fim dam enta la relación entre clases sociedad de clases” por la sim ple razón de que el capital,
com o m antiene su propia existencia dentro de tal m e­ com o “form a de valor social interna de los m edios de
diación. producción” se presenta en abstracto com o la naturale­
La razón de por qué la aparición superficial de los za social y la validez universal de tales m edios: de hecho,
m edios de producción se ve dom inada por la apariencia com o sociedad en sí, asum iendo la configuración m ate­
de la indiferencia ha de hallarse en el hecho de que en la rial en tanto coerción universalm ente vivida que carac­
producción industrial la dialéctica viva de la interacción teriza las condiciones de trabajo.
m aterial que la naturaleza ya no experim enta, no es por Esta nueva apariencia puede ser la razón por la cual
otro m otivo que por lo que respecta a los trabajadores, no existe ningún m ovim iento anti-m aquinista en el siglo
pues los m edios utilizados para trabajar sobre la m ate­ XX, incluso aunque las m ism as relaciones clasistas de
ria natural dada son sim plem ente la condición para su producción se han m anifestado, no obstante de una
actividad abstracta. La construcción de arados y telares form a subjetiva, en este sistem a de m aquinaria y tecno­
reveló tanto la existencia social del cam pesino y el traba­ logía. El antim aquinism o se ha convertido hoy en su
jad or artesano de una época histórica particular en tanto opuesto: m aquinolatría. La crítica de la génesis de estas
que ocupaciones específicas de clase, así com o la base y características figuras sociales dadas, específicas del
el grado de socialización de este m odelo de producción carácter clasista, tiene ahora la tarea de llam ar a los
agraria y artesana. La clase, com o un estado ocupacio- m ecanism os de este fetichism o por su verdadero nom ­
nal, existió al m ism o tiem po en la constitución natural bre.
de sus m edios de trabajo. Sólo con la separación entre
el trabajo y los m edios de producción, y la mediación de
este desarrollo de los (en perm anente evolución) m edios
de producción con el trabajador a través de la actividad
del intelecto, los m edios de trabajo asum ieron una for­
m a histórica que ya no correspondía a la actividad del
individuo. La paradoja estriba en que, aunque la m aqui­
naria y la tecnología se crearon com o la base intencional
de la dom inación de clase burguesa, aparecen com o su
contrario en la m ediación social de los capitales indivi­
duales a través del m ercado; esto es, aparecen com o una
base neutral, indiferente para la socialización del proce­
so de producción m ediante la división del trabajo.
Aparecen específicam ente com o neutrales en térm inos
de clase, en concreto si lo com param os con los objetos
procedentes de la esfera del consum o, donde los coches,
el m obiliario, el em paquetado im aginativo y los edificios
exhiben todavía de m anera directa el aspecto de su natu­
raleza social, es decir, la utilidad y la dom inación. A l con­
trario, el estadio m ás alto de las form as desarrolladas de
los m edios de producción, en tanto que “racionalidad de
la form a-valor interior” produce una aparición opuesta:
pá g in a 106
YOUKALI, 6

ISSN: 1885-477X
www.tierradenadieediciones.com
www.youkali .net
YO U K A LI
revista crítica de las artes v el peirsamiento

También podría gustarte