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introducción a la filosofía

del lenguaje
AUTORES, TEXTOS Y TEMAS Vicente Muñiz Rodríguez
F I L O S O F I A
Colección dirigida por Jaume Mascaré

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INTRODUCCIÓN A LA
FILOSOFÍA DEL
LENGUAJE
Problemas ontológicos

Presentación de Enrique Rivera de Ventosa

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--------EDITORIAL DEL HOMBRE
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FILOSOFICAS

A todos mis discípulos que compartieron


conmigo el camino, nada fácil, de la-
palabra filosófica.

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Primera edición: enero 1989

© Vicente Muñiz Rodríguez, 1989


© Editorial Anthropos, 1989
Edita: Editorial Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda.
Vía Augusta, 64, 08006 Barcelona
ISBN: 84-7658-122-X
Depósito legal: B. 42.399-1988
Impresión: Novográfik. Puigcerdá, 127. 08019 Barcelona

Impreso en España — Printed in Spain

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PRESENTACIÓN

La invitación de quien es ahora compañero en la do­


cencia universitaria y fue hace bastantes años discípulo
me coloca en el grato deber de escribir estas líneas. Con
ellas presento esta obra que ante mis ojos he visto cre­
cer día a día, como semilla en campo bien labrado. Se
trata de un estudio serio y muy pensado, que parece
achicarse bajo el modesto título de «introducción» pero
que sobrepasa con creces la mera tarea de «introducir»
en la temática filosófica del lenguaje. Su lectura trae a
la mente las dos grandes metáforas, propuestas por Or­
tega para interpretar la filosofía de Occidente. X. Zubi-
ri comentó estas metáforas y nos hizo ver que durante
siglos, para el pensamiento occidental, el saber era im­
presión de la cosa real en la conciencia. La conciencia
era sellada por el objeto, según la metáfora orteguiana.
Más tarde, con el racionalismo cartesiano, tomó prima­
cía la conciencia. Esta es constitutivamente creación,
hasta el punto de ser definido por ella el hombre como
un petit Dieu en expresión de Leibniz.
Ante este pasado histórico, la filosofía de X. Zubiri
pretende cultivar un tercer momento, en el que la mente,
tornándose a las cosas, dé prioridad a la esencia con-

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creta de lo real. Se quiere volver a las cosas mismas cosas. Y que la misma lógica contribuya a que nos las
—zu den Sachen selbst— con un radicalismo mayor que haga conocer mejor. En última instancia, escribe reitera­
el de E. Husserl y también que el ulterior de Heidegger. damente J. Marías, 1q que más nos interesa de las cosas
En paralelismo con la filosofía podemos espaciar el es llegar a conocerlas para «saber a qué atenemos». Pero
desarrollo del pensamiento sobre el lenguaje en tres mo­ esto, no sólo en el plano de la experiencia, sino mucho
mentos. En el primero, lo advertimos vinculado a las más en lo que atañe a las verdades trascendentes.
cosas, copia y reflejo de las mismas. En el segundo, el Este breve escorzo histórico nos dice que si «en el
lenguaje es una elaboración mental, cuya estructura ló­ principio fue la palabra», hay que constatar que en el fi­
gica aspira con Leibniz a trocarse en enciclopedia del losofar de hoy —que no excluye otro ulterior— la pala­
saber y con Hegel en el saber único y universal. bra vuelve a ser tema central. Nada de maravillar, por
En el tercer momento que corresponde al programa lo mismo, que la filosofía del lenguaje se halle en alza.
zubiriano de volver con todo radicalismo a lo real «de Pero con esta suma diferencia: que para unos, los lógi­
suyo», observamos cómo la filosofía del lenguaje toma cos neopositivistas, es el único saber digno del filósofo
una doble dirección, vigente en la actualidad. Leibniz y asequible a éste, con un valor en sí y por sí, sin vincu­
nos pone en la pista para interpretar esta doble direc­ lación alguna con lo real y el ser. Mientras que para
ción. Según él, la construcción lógica, en virtud de la otros, como Heidegger, el lenguaje es la casa y mansión
correspondencia entre orden ideal y orden real, pide co­ del ser, donde éste nos habla y se nos revela. Para la
rrespondencia con las cosas. Nos topamos aquí con el primera postura extrema, el lenguaje es lo primero y lo
apriorismo ingenuo del racionalismo cartesiano a quien último. Lo que en definitiva nos es dado saber. Para la
muy pronto puso eficaz sordina la obra crítica de Kant. segunda postura, que encarna Heidegger, el lenguaje ni
Esta crítica exigente hace que se rompa la vinculación es lo primero ni lo último, porque es el ser quien le da
entre la idea y la cosa, entre lógica y metafísica. De tal vigencia y contenido. Qué profundo y qué incitante y
escisión va a vivir la logística moderna. prometedor Heidegger, cuando se atreve a afirmar que
En efecto, la logística se considera a sí misma el su­ toda la palabra — das Wort— es ya una respuesta — die
premo saber, por ser el único válido al margen de la Antwort—. De aquí la importancia del escuchar antes
experiencia. Pero al mismo tiempo afirma que es un de ponerse a hablar, como acaece en estas dos figuras
saber sin nexo alguno con lo real, con el ser en sí. Ha cumbres, ya desde los orígenes de las culturas sapien­
roto los cables que la ligaban al puerto de la metafísi­ ciales: el profeta y el poeta. De ambos el filósofo ha ve­
ca. Es decir, boga por su cuenta y riesgo. Y nadie nega­ nido a ser posteriormente el comentador reflexivo y cla­
rá que esta carencia de ligamentos le ha concedido in­ rificador. Pero fueron ellos quienes primero escucharon
mensas posibilidades de orden, precisión y exactitud. para luego hacerse oír con su lenguaje, tan suyo e in­
Pero al terrible precio de tener que echar por la borda confundible. Antes, pues, de la palabra que se habla,
esas verdades eternas que lucen en el firmamento de es el ser que la dicta.
nuestra alma. Y hacia las que vamos, porque nos son Con estos cuatro rasgos muy ceñidos hemos intenta­
necesarias, al mismo tiempo que nos atraen y fascinan. do dar una perspectiva histórica en la que debemos en­
Otros pensadores, sin embargo, han tomado concien­ cuadrar la creciente alza que hoy tiene la filosofía del
cia de que es mucho lo que se pierde con la logística lenguaje. Y del desarrollo de ésta ante nuestros ojos. El
moderna. Y piden insistentemente insertarse en las caso español, por referirnos a uno que nos toca tan de

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cerca, es altamente significativo. Un breve examen de ¿orno ya se comenta en la obra, los dos meritorios tex­
algunas obras sobre filosofía del lenguaje, publicadas tos, publicados en estos últimos años, de J. Hierro S.
entre nosotros durante este siglo, pone bien en claro el Pescador y de los tres jóvenes autores J.J. Acero, E. Bus­
camino recorrido y los esfuerzos realizados para poner­ tos y D. Quesada, se hallan demasiado bajo la influencia
se al día. anglosajona prestando poca atención a las otras corrien­
Recordamos, en primer término, el estudio de Juan tes europeas. Ante esta carencia de una visión integral
Zaragüeta, escrito en 1945: El lenguaje y la filosofía. Un de los problemas filosóficos del lenguaje, ¿no ha llegado
rápido ojeo sobre el mismo hace transparente las preo­ el momento de ofrecer una síntesis, aunque sólo sea
cupaciones lingüísticas del benemérito y simpático pro­ inicial, que resuma lo adquirido y prepare a estudios
fesor. La primera consiste en aclarar las relaciones de futuros que comienzan hoy a ser realidad encarnada en
la lógica y de la metafísica, vistas por medio del con­ jóvenes investigadores?
cepto de analogía, en que se dan la mano una y otra. Pensando en este futuro prometedor está escrita esta
En alza por aquel tiempo, la filosofía de los valores viene obra por el Prof. Vicente Muñiz. Por deber intelectual,
a ser la segunda preocupación de la obra el estudio del hago constancia de que ella es fruto de largos años de
lenguaje estimativo en cuanto éste es capaz de dar a co­ reflexión y madurez. A ello se ha de añadir que este pro­
nocer cualitativa y cuantitativamente los diversos valo­ fesor se ha preparado para afrontarla. Primeramente,
res, especialmente los espirituales. Finalmente, se perfi­ por sus dotes nativas, muy sensibles al tema del len­
la en dicha obra una gramática filosófica, pero con dis­ guaje que ha cultivado hasta el arranque poético. Estas
posición tan aséptica que bien pudiéramos declararla dotes han sido acrisoladas en los largos años de su ca­
intemporal, es decir, apta para todos los tiempos y sin rrera con una seria formación humanística, filosófica y
reflejar ninguno. teológica. Completa esta formación en la Universidad
La Sociedad española de filosofía, doce años después Gregoriana de Roma y en las españolas de Madrid y de
de la publicación de la obra de Juan Zaragüeta, organi­ Salamanca. Preparación inmediata a su docencia en la
za en septiembre de 1967 la IX Semana española de fi­ Cátedra de Filosofía del lenguaje en la Universidad Pon­
losofía en torno a este tema central: lenguaje y filoso­ tificia de Salamanca y a esta su obra que tenemos a la
fía. Es patente que en esta semana se han roto las ama­ vista, fue su tesis doctoral: Significado de los nombres
rras exclusivistas que ligaban al pasado, y se hacen de Dios en el Corpus Dionysiacum. Dirigida por el au­
presentes las nuevas direcciones que la filosofía del len­ torizado y gran filólogo Isidoro Rodríguez Herrera tiene,
guaje propone hoy a los filósofos. Pero es muy de notar entre otros méritos que la crítica ha puesto de relieve,
que, además de la presencia de la filosofía clásica de el de haber intentado y sustancialmente logrado mos­
Aristóteles, sólo se hacen sentir algunas de las direccio­ trar al histórico Corpus a la luz del método sincrónico,
nes de la lingüística actual: el lenguaje fenomenológico, aplicado a la lingüística de los nombres de Dios en dicho
la valoración de los significados éticos según G.E. Corpus. Los estudiosos del mismo lo habían prospecta­
Moore, las fluctuaciones lingüísticas de B. Russell, el do desde el proceso diacrónico, inherente a sus palabras
neopositivismo lógico, etc. Pero ni la hermenéutica de claves. Pero V. Muñiz se situó en el interior del Corpus
H.G. Gadamer, ni el lenguaje dialógico de M. Buber y y los vio como si fuera un poema, en el que el análisis
del personalismo cristiano, ni el marxista del materia­ de su estructura muestra cómo las partes se engarzan
lismo dialéctico fueron objeto de comentario. Todavía, en el todo. Sabemos cuán en alza se halla hoy la sin­

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\
¿ste ocio inicial convida esta obra que quiere facilitar el
cronía lingüística. No podemos, por ello, dejar de sub­
punto de partida a los no especialistas en filosofía del
rayar que uno de los primeros conatos en el pensamien­
lenguaje, particularmente a los jóvenes investigadores.
to hispánico por aplicarlo en vivo a un determinado Cor­
Con ella en la mano —aspecto «manual»— iniciarán una
pus Doctrínale ha sido realizado por V. Muñiz.
marcha iluminada por el inmenso y tupido bosque de
Así pues, con preparación de altura aborda ahora el
la lingüística. Quiere ser escolar, además, por otro mo­
presente volumen que presentamos. Estas nos parecen
tivo inherente a la mejor tarea histórica de la escuela.
ser sus tres notas más características: sintética, esco­
Ésta, si en sentido negativo malsuena a repetición y can­
lar, introductoria. Es sintética esta obra, por cuanto pre­
sancio, en sentido constructivo denota y exige continui­
tende presentar al joven estudioso todos los principales
dad creadora, que sólo se puede lograr formando escue­
problemas del lenguaje que hoy estudia la filosofía. Los la. Advirtamos que tan de lamentar es la repetición can­
títulos de los tres volúmenes que proyecta esta obra se­
sina como de alabar la continuidad creadora. Nadie lo
ñalan ya en su pórtico la complejidad lingüística abar­
sabe todo. Y ya es hora de que los intelectuales hispá­
cada. El primer volumen, que tiene en sus manos el lec­ nicos, tan inclinados al carril de la rutina o a romper
tor, hace ver la intrincada temática del lenguaje con la
con ella por un vergonzante mimetismo exótico, sepan
realidad. El segundo se preocupará de exponer el aspec­ aunar esfuerzos en la continuidad creadora. Hasta poder
to deontológico del lenguaje, en cuanto éste lleva siem­ declararla exigencia primaria en el pensar hispánico ac­
pre encerrado en sí un significado que es necesario acla­ tual. Tenemos que dolemos de que esta gran categoría
rar en su delicada contextura. Finalmente, el tercer vo­ histórica se halle ausente en la filosofía española de los
lumen precisará los diversos modos concretos de últimos siglos. Ya es hora de que enmendemos esta larga
expresión con que el lenguaje es utilizado: desde el del página mal escrita. Pues bien, la escolaridad de la pre­
niño al del sabio; desde el religioso y poético hasta el sente obra está pidiendo esa continuidad creadora de
técnico y algebraico. Nadie negará un esfuerzo de sínte­ que andamos tan necesitados.
sis a un programa de tal amplitud y conexión. Finalmente, la tercera nota que hemos señalado es
Es también una obra escolar. Miedo da, sin embar­ la de introductoria. Se quiere con estas páginas «intro­
go, presentar la obra con este calificativo de tan mala ducir». Es decir, facilitar la entrada. No pretende llegar
fama. El mismo J. Maritain no ha dudado en afirmar a la meta. Esta se alcanzará cuando se logre un cuerpo
que la mayor desgracia que ha sobrevenido a la «esco­ doctrinal que dé respuesta a los múltiples problemas fi­
lástica» en su larga historia es haber tenido que cargar losóficos del lenguaje. La obra proyectada por V. Muñiz,
con este nombre, mote despectivo y descalificador. Y, en parte ya realizada, se queda más acá. Viene a pro­
sin embargo, después de medio siglo de docencia por poner una especie de status quaestionis, según el léxico
mi parte optamos con entusiasmo por lo escolar, en lo de las clásicas aulas, volviendo al método del sic et non,
que tiene de constructivo. Su mala fama le viene de que Abelardo propuso en plena Edad Media a fin de
haber tantas veces encubierto la rutina autoritaria, tos­ tomar conciencia del problema y de las posibles solu­
camente repetidora. Pero al raquitismo histórico de lo ciones del mismo. De este método se hace aplicación
escolar, aquí oponemos el sentido originario de scholé, aquí para dar a conocer la enmarañada problemática del
divino ocio para comulgar con lo eterno. Se ha de sub­ lenguaje y para indicar múltiples sendas por las que sea
rayar que este ocio viene a ser el primer peldaño de la dable penetrar en dicha maraña. Se malograría, con todo,
escala por la que la mente asciende en su itinerario. A

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la máxima eficacia de la obra si esta su provisionalidad Unamuno en su canción más inspirada: «que bien sé yo
introductoria se la tratara de convertir en algo definiti­ la fuente que mana y corre / aunque es de noche». En
vo. Como si no fuera posible llegar a una meta última. esta fuente última quiere abrevar el pensador cristiano.
Pensamos que su autor hace entrever esta meta últi­ Y quiere entonces percibir, como pide Heidegger, la pa­
ma como asequible. Su «introducción» quiere poner en labra que hace oír al ser para escucharla y transmitirla.
la senda que a ella conduzca. Los neopositivistas seguirán diciendo que todo esto es
Los «Cuadernos de bitácora», con los que se cierran un «sin-sentido». Pero para el pensamiento humanista
diversos apartados de la obra, quisieran facilitar el paso cristiano, éste es el más claro de los sentidos y la últi­
a nivel entre la «introducción» propuesta aquí y la meta ma explicación del mejor de los lenguajes: el lenguaje
entrevista. Ya Ortega propuso en su día un cuaderno de lo eterno.
de esta clase. Para muchos lectores sin saber de qué se
trataba. Vicente Muñiz, que correteó por Gijón a la som­ Enrique Rivera de Ventosa
bra de Jovellanos y chapoteó por la playa de San Lo­ Universidad Pontificia de Salamanca
renzo, a los de tierra adentro nos informa con minucio­
sidad sobre el servicio marinero de la «bitácora». Y él,
marinero del espíritu, desea poner a nuestro lado la «bi­
tácora» mental que pueda ayudarnos en este navegar por
las sirtes y meandros del lenguaje. Siempre teniendo
ante sí, en lontananza, la meta de un cuerpo doctrinal
sobre el mismo.
Escribimos en Salamanca. Place, por ello, concluir
esta presentación tan grata y adeudada, evocando algu­
nas sentencias de M. de Unamuno, pronunciadas en la
lección de despedida de su larga vida académica. Cen­
tró su lección en el tema de la palabra. Recordó que, al
abrir el Evangelio de san Juan, leemos: «La Palabra es­
taba cabe Dios y Dios era la Palabra». Como comenta­
rio, añade por su cuenta: «En el principio fue la Pala­
bra. Y en el fin también lo será, pues a ella ha de vol­
ver todo. Que no es sólo un porqué, una causa inicial,
sino un para qué, un fin. Y es un porqué por ser un
para qué». Presentía, en verdad, M. de Unamuno cómo
se alzaba en nuestro horizonte mental la estrella del len­
guaje. Hasta declarar la Palabra tema primero y últi­
mo. Pienso, con todo, que M. de Unamuno no se opo­
nía a que el pensador cristiano vea detrás de la Palabra
el hontanar último de la misma. Que si ella es Dios, es
en Dios algo originado. San Juan de la Cruz completa a

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Capítulo i

INTRODUCCIÓN

Filosofía y lenguaje

La seducción que la palabra ha ejercido sobre los


pensadores y el interés que éstos han mostrado por ella
es muy antiguo. Remonta a los inicios mismos de la fi­
losofía. Podría afirmarse, incluso, que toda la historia
cultural de Occidente se ha ido realizando en torno a la
palabra, según dos opuestas valoraciones de la misma.
Una valoración superior y otra inferior. La primera con­
duce el hilo rector de los grandes momentos del pensar
griego-cristiano. Resuena, en su fondo, el eco parmeni-
diano: «La Palabra lo es todo». La segunda, en cambio,
aparece en las épocas cuya cultura entra en crisis con
la proliferación de sistemas escépticos. El escepticismo
es siempre, en última instancia, escepticismo de la pa­
labra. Si el ser es —nos dirá Gorgias Leontino— es ina­
prensible e incognoscible para el hombre; pero aún cuan­
do fuera cognoscible, sería inexpresable e incomunicable.
Como contrapartida al vetusto interés de los pensa­
dores por la palabra, el ingreso oficial del lenguaje en
la enseñanza de la filosofía, con rango de disciplina y
estatuto epistemológico propio, es relativamente joven.

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ÍNDICE

Presentación, por Enrique Rivera de Ventosa ......................................... 9


Capítulo I. Introducción ............................................... ...................... 19
Filosofía y lenguaje................................................................................. 19
El lenguaje, objeto autónomo de la filosofía ............................ 20
Filosofía del lenguaje y metodología ....................................... 23
Principio unificador y contenidos de la filosofía del len­
guaje .................................................................................................. 26
Los textos castellanos de la filosofía del lenguaje ................................. 29
Capítulo II. Accesos filosóficos al lenguaje . . . . 35
El acceso histórico .................................................................................. 35
El acceso fenomenológico"..................................................................... 39
La reducción eidética ................................................................ 41
Aplicación fenomenológica al lenguaje.................................... 43
El acceso analítico .................................................................................. 45
El lenguaje, objeto directo de la filosofía ................................. 46
Orientaciones filosóficas del «análisis» ................................... 49
El acceso hermenéutico........................................................................... 56
Etimología y vicisitudes históricas de la «herme­
néutica» ............................................................................... 57
H.G. Gadamer y la neohermenéutica........................................ 64

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El acceso antropológico ............................................................................. 73 Las «Cartas» sobre lingüística de Stalin................................................. 208
Corriente personalista francesa .................................................... 74 Filosofía del lenguaje marxista en A. Schaff ......................................... 211
Martin Buber y la dialogicidad .................................................... 79 Trayectoria marxista de A. Schaff ............................................ 212
El hombre, animal simbólico ....................................................... 84 Filosofía del lenguaje en A. Schaff ........................................... 214
Cuaderno de bitácora .................................................................................. 90 Cuaderno de bitácora .............................................................................. 222
Ser hombre es ser lenguaje ........................................................... 91
Itinerario bibliográfico ................................................................. 96 Bibliografía ............................................................................................. 225
Capítulo III. Problemas ontológicos del lenguaje:
la concepción especular................................................................. 103
La metafísica en la gramática de los lingüistas .......................................... 104
Concepción especular y filosofía del siglo xx ........................................... 112
Bertrand Russell y el lenguaje ideal perfecto . . . . 112
L. Wittgenstein y el Tractatus Logico-Philosophi­
cus .......................................................................................... 118
Cuaderno de bitácora .................................................................................. 130
Capítulo IV. Problemas ontológicos del lenguaje:
la concepción naturalista ........................................................... 135
L. Wittgenstein y el lenguaje ordinario ..................................................... 136
John L. Austin y la «fenomenología lingüística» ...................................... 143
Alegato en pro de las excusas ...................................................... 145
J.L. Austin y Cómo hacer cosas con palabras . . . . 149
John Searle y los actos de habla ................................................................. 153
Temática general del pensamiento de J. Searle . . . 153
J. Searle y «los actos de habla»..................................................... 155
Cuaderno de bitácora ................................................................................. 159
Capítulo v. problemas ontológicos del lenguaje:
el estructuralismo lingüístico ................................................... 165
Concepto de estructura lingüística ............................................................. 166
El panorama lingüístico estructural ........................................................... 168
La gramática generativo-transformacional de N. Chomsky 177
La gramática de estados finitos..................................................... 180
La gramática sintagmática ........................................................... 182
Cuaderno de bitácora .................................................................................. 188
Capítulo VI. Problemas ontológicos del lenguaje:
lenguaje y materialismo dialéctico ............................................ 197
Concepción dialéctico-materialista del lenguaje ....................................... 198
N.J. Marr y su escuela ................................................................................ 201
V.N. Volosinov: marxismo y filosofía ....................................................... 203

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