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Definición de contrato

ARTÍCULO 957 CCC.- Definición. Contrato es el acto


jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o

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extinguir relaciones jurídicas patrimoniales

Se concibe así al contrato como acto jurídico bilateral y


patrimonial, comprendiendo a los actos jurídicos que crean,
modifican y transmiten obligaciones, pero incluyendo también
a los que las extinguen, como es el caso de la transacción (ver
art. 1641 y sgtes.) y el distracto (art. 1076).

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2
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Desde otro ángulo, el CCC utiliza,
apropiadamente, el término “partes”
en lugar de “personas”.Como sabemos,
muchos contratos ( compraventa,
locación, etc.) solo admiten la
existencia de dos partes (comprador –

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vendedor, locador – locatario), pero
dichas partes pueden estar integradas
por una o varias personas (la parte
vendedora puede estar integrada por
cinco condóminos).El CCC no nos da
una definición de parte, aunque la
doctrina generalmente lo hace
diciendo que cada parte es un centro
de interés distinto.

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ARTÍCULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a
quien:

a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;


b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por
un corredor o por un agente sin representación. Como puede
observarse, el concepto de parte está relacionado tanto con la

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manifestación de la voluntad como con la titularidad del interés y
con los efectos de los contratos. De hecho, una persona puede actuar:

1) A nombre propio y en interés propio: El caso más frecuente (


compro un inmueble para mí).
2) A nombre propio y en interés ajeno: Caso mandatario sin
representación.
3) A nombre ajeno y en interés ajeno: Caso del mandatario con
representación (con poder).
4) A nombre ajeno y en interés propio: Por ejemplo, caso del
comprador que tiene un poder irrevocable para escriturar, otorgado
por el vendedor. Según como actúe, esa persona será parte o no del
contrato. La regla es que los efectos activos (adquisición de
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derechos) y pasivos (asunción de deberes) de los contratos recaen
sobre las partes. Por ello, un apoderado no es parte del contrato (y
un prestanombre o testaferro tampoco lo es, aunque en este caso,
justamente el testaferro finge serlo, dado que estamos ante un
negocio simulado). Lo mismo se aplica a los intermediarios (un
corredor).

Clasificación de los contratos

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En los arts. 966 a 970, el CCC los clasifica en:
• Contratos unilaterales y bilaterales.
• Contratos a título oneroso y a título gratuito.
• Contratos conmutativos y aleatorios.
• Contratos formales.
• Contratos nominados e innominados

Como novedades, desaparece la categoría de contratos reales,


regulada en los arts. 1141 a 1142 del Código Civil. Entre los contratos
reales se encontraban el mutuo, el depósito, el comodato, la
constitución de prenda y anticresis (art. 1142 del Cód. Civil), así como
el contrato oneroso de renta vitalicia. La supresión de la categoría de 5
los contratos reales venía siendo propuesta por la doctrina desde hace
décadas, por carecer de sustento, tanto desde el punto de vista científico
como práctico. A partir del CCC, el mutuo, el depósito, el comodato, la
constitución de prenda y anticresis y el contrato oneroso de renta vitalicia
funcionarán como contratos consensuales. Otra novedad a mencionar es
la aparición, en el art. 966 CCC, de los contratos plurilaterales, que,
lamentablemente, no tienen una regulación detallada en el CCC y a los
que, supletoriamente, se aplicarán las normas de los contratos
bilaterales. Los contratos plurilaterales son los que pueden tener más de

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dos partes, como, por ejemplo, el contrato de sociedad o los contratos
asociativos: Por ejemplo, las Agrupaciones de colaboración, Uniones
Transitorias, Consorcios de cooperación, etc. (ver. arts. 1442 y sgtes del
CCC)

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Contratos por adhesión

Mosset Iturraspe nos dice que “el contrato se celebra por adhesión
cuando la redacción de sus cláusulas corresponde a una sola de las
partes–el predisponente–mientras que la otra debe aceptarlas o
rechazarlas, sin poder modificarlas –adherente”. Estrictamente, se
contrata por adhesión cuando una parte impone el contenido del contrato
sin admitir el cambio de ninguna cláusula. No importa que el

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predisponente sea quien redactó las cláusulas o que, en cambio, se sirva
de un modelo impreso en un formulario que haya adquirido. Lo que
caracteriza esta modalidad de contratación es que el adherente no puede
proponer cambios en el proyecto de contrato: O lo acepta o lo rechaza.

En esta categoría de contratos, la autonomía de la voluntad está


limitada por normas de orden público, que tienen la finalidad de evitar
abusos por parte del predisponente. En los contratos celebrados por
adhesión a cláusulas generales predispuestas se protege al adherente,
sea o no sea consumidor. Lo que importa es la forma de contratación. Es
la forma o modalidad de contratación la que pone al adherente (que, por
ejemplo, puede ser un pequeño empresario) en situación de debilidad
7
La Publicidad Inductiva

Hoy día, en muchos casos, el futuro tomador de un contrato accede al


mismo de la mano de intensas campañas publicitarias (en medios gráficos,
televisivos y radiales) diseñadas, no para brindar información sobre el
contrato, sino para generar en el público receptor un estado emocional
inconsciente tendiente a que éste adopte la conducta querida por el
emisor. Esta conducta es, obviamente, la celebración del contrato de que

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se trate. Las técnicas de “captación de clientes” son cada día más
refinadas y se valen de la Psicología, la Sociología y la Estadística para
lograr sus objetivos. Basta observar la publicidad que hoy día realizan en
nuestro país los distintos empresarios o grupos empresariales para notar
que la misma gira en torno a crear en el público -receptor- la sensación de
que la opción “hacer o no hacer el contrato” (por ejemplo, tener una tarjeta
de crédito, un teléfono celular, una cobertura médica prepaga, un seguro
de retiro, televisión por cable o satélite, un “infalible y garantizado”
remedio para bajar de peso en dos semanas, un préstamo para comprarse
una casa, un “tiempo compartido”, la tarjeta “suma puntos” exclusiva de
algún hipermercado, etc.); equivale a “estar dentro o fuera del Sistema”.
Se busca generar temor por estar “fuera del Sistema” y, simultáneamente,
deseo por ingresar al mismo y verse finalmente protegido, tranquilo y 8
feliz. Se promocionan prestaciones de altísima calidad y eficacia junto con
un servicio profesional, experimentado y humano. Luego, cuando el
receptor de la publicidad celebra el contrato, suele descubrir, con mucha
frecuencia, que la realidad dista mucho de lo que se mostraba en la
propaganda. Así pues, vemos que la “información” brindada por medio de
la publicidad, no suele coincidir con las prestaciones a las que el
empresario se obliga realmente, de acuerdo al contenido del contrato. De
pronto aparecen “documentos anexos” y cláusulas de exclusión

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discrecional de prestaciones, cambio de las mismas y limitación de la
responsabilidad del empresario. Eso es lo que figura en el contenido del
contrato. Este fenómeno es muy común en la moderna contratación en
masa. Dada su gravedad, algunos juristas han sostenido la
necesidad de que las aserciones o promesas que se realicen,
directa o indirectamente, por medio de la publicidad se
consideren un elemento integrante del contrato.

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Los CONTRATOS DE CONSUMO (arts. 1092 a 1122)

Estos pueden ser o no celebrados por adhesión. La autonomía de la


voluntad está limitada por normas de orden público, que tienen la
finalidad de evitar abusos por parte del proveedor. En los contratos de
consumo se protege al consumidor, sea o no adherente. Eso no importa.

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Es decir, no importa la modalidad de contratación (si hubo o no hubo
negociación previa, conforme surge, por ejemplo, de la lectura de los
arts. 1117 y 1118). Lo que importa es que uno de los contratantes, el
proveedor, es un profesional y el otro, el consumidor, no lo es. Esa
diferencia es la que pone al consumidor en situación de debilidad. Esto
nos lleva al siguiente y polémico punto.

La “doble regulación” de los contratos de consumo y los


problemas que plantea.

Los conceptos de “consumidor”, “equiparado”, “proveedor” y “contrato de


consumo” en la Ley 24240, modificada por la Ley 26.994 El CCC adopta
el siguiente criterio: Regula a los “contratos de consumo”, entre los arts. 10
1092 a 1122, pero no deroga la LDC, sino que modifica sus artículos 1º, 8º,
40 bis y 50, según surge del “Anexo de la ley de derogaciones” (ver art. 2°
Ley 26.994, que aprueba el Anexo II, que dispone esta y otras
modificaciones normativas). Es decir que el tema tendrá una doble
regulación. Así que nos vamos a encontrar los mismos temas (concepto de
consumidor, de equiparado, de proveedor, de relación de consumo, efectos
de la publicidad, ventas por correspondencia y a distancia, etc.) regulados
en el CCC y en la Ley 24.240. El CCC buscaría establecer un piso mínimo

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de derechos para el consumidor, mientras que la LDC quedaría como una
ley especial que amplía dichos derechos.

Con el actual texto del art. 1º de la LDC,


podemos decir que contrato de consumo “es el
celebrado a título oneroso o gratuito entre un
consumidor final -persona física o jurídica-,
con una persona física o jurídica que actúa
profesionalmente, aún en forma ocasional y
que tenga por objeto la adquisición de bienes
o servicios por parte del primero, como
destinatario final, en beneficio propio o de su 11
grupo familiar o social”
Volviendo a los abusos y a la publicidad engañosa con el método
inductivo, tener presente que:

Respecto de la publicidad inductiva, la LDC establece que el


empresario (o Proveedor) está obligado a suministrar al tomador, en
forma cierta y objetiva, información veraz, detallada, eficaz y
suficiente sobre las características esenciales del bien o servicio a
comercializar. (arg. art. 4 LDC). En ese orden, también se establece

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que “las precisiones formuladas” en la publicidad o en anuncios,
prospectos, circulares u otros medios de difusión obligan al oferente y
se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor “ (art. 8). Esta
disposición legal, sentaría el principio por el cual la publicidad sería
tomada como parte integrante de la oferta y su contenido como parte
del contrato, una vez celebrado.

El CCC contiene un precepto similar en el art. 1103:


ARTÍCULO 1103.- Efectos de la publicidad. Las precisiones
formuladas en la publicidad o en anuncios, prospectos, circulares u
otros medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el
consumidor y obligan al oferente.
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Responsabilidad pre y post contractual

La responsabilidad precontractual es la que puede surgir en la etapa


previa a la del consentimiento. Previo al consentimiento, es necesario
que alguien formule una oferta, en los términos del art. 1148 del CCivil.
Pero, aún antes de la oferta, tradicionalmente se enseña que existe un
periodo que es el de las negociaciones o tratativas. Dicho de otra manera,
aún antes de que una de las partes formule una oferta (art. 1148 CCivil)

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estas pueden vincularse por medio de negociaciones. Hoy día tenemos
que formular este concepto de una manera más amplia, para abarcar a
los contratos por adhesión: Así, de una manera más amplia, podemos
decir que, antes que una de las partes formule una oferta, suele existir
una etapa informativa, que puede incluir una sub-etapa de negociaciones
o tratativas (en los contratos “negociados” o “paritarios”, es decir,
celebrados por partes en igualdad de condiciones) o no incluir esta sub-
etapa (en los contratos celebrados por adhesión, donde una parte
propone el futuro contrato y la otra solo puede aceptarlo o rechazarlo, sin
posibilidad de pretender modificaciones).

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La responsabilidad precontractual puede surgir por conductas de una de
las partes durante:
a) La etapa informativa o
b) La etapa que va desde la formulación de la oferta hasta antes de la
aceptación. En cualquiera de esos casos, la responsabilidad
precontractual constituye un supuesto excepcional, porque la regla es
que, antes de celebrado el contrato, cualquiera de las partes puede
desistir de su intención de realizarlo. Por ejemplo, recuérdese que la

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oferta, en principio, es un acto revocable (conf. art. 1150 CCivil).
Entonces, la responsabilidad precontractual surgiría cuando el
desistimiento causó un daño injustificado a la otra parte,
configurando un abuso de derecho en los términos del art. 1071 Ccivil

Responsabilidad postcontractual en el CCC. Dijimos que las


obligaciones postcontractuales serían aquellas que continúan
existiendo una vez que se cumplieron las obligaciones principales, es
decir, una vez que, como vulgarmente se dice, el contrato “está
cumplido o finalizado”. Lo que en realidad se cumplieron son las
obligaciones principales. En materia de responsabilidad
postcontractual el CCC no contiene disposiciones específicas en la
parte general, salvo el art. 1078 que trata un aspecto del tema, como 14
es el referido al caso de extinción del contrato por declaración de una
de las partes. ARTÍCULO 1078.- Disposiciones generales para la
extinción por declaración de una de las partes. Excepto disposición
legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a
la revocación y a la resolución las siguientes reglas generales:...h) la
extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a
las restituciones, a la reparación de daños, a la solución de las
controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y

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obligaciones de las partes tras la extinción. En cambio, el art. 1063 del
Proyecto de Código Civil de 1998 buscaba regular integralmente el
tema:“ARTÍCULO 1063.- Deber de buena fe. Con ulterioridad al
cumplimiento de las obligaciones principales propias del contrato las
partes deben continuar actuando de buena fe. Este deber regula:
a) La determinación de la existencia y de los alcances de las
obligaciones accesorias que subsisten, por estipulación de partes, o por
estar virtualmente comprendidas en el contrato.
b) La restitución y la reparación de daños, en cuanto correspondan
una vez producida la extinción del contrato según lo previsto en el
Capítulo XII de este Título.
c) La interpretación y el cumplimiento de tales obligaciones.”
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Formación del consentimiento en el CCC. Veamos la regla del CCC:

ARTÍCULO 971.- Formación del consentimiento. Los contratos se


concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una
conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la existencia de
un acuerdo. El CCC adopta el sistema conocido como de “recepción de la
aceptación”, similar al de la Convención de Viena de compraventa de
mercaderías de 1980, (Ver Ley 22.765, arts. 14 y sgtes):

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Hay contrato cuando el oferente recibe la aceptación y la
aceptación se entiende recibida cuando el oferente “la conoce o
debió conocerla, trátese de comunicación verbal, de recepción
en su domicilio de un instrumento pertinente, o de otro modo
útil” (art. 983)

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Oferta entre “presentes”

La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de


comunicación instantáneo (por teléfono o videoconferencia), y sin
fijación de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente. (art. 974).

Oferta entre “ausentes”

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En los otros casos, es decir, cuando se hace a una persona que no está
presente ni por un medio de comunicación instantáneo (por carta, por
correo electrónico, por fax, es decir, por un medio en el cual la
manifestación de la voluntad del oferente no sea inmediatamente
recibida por el destinatario) , y sin contener un plazo para la
aceptación, el proponente queda obligado hasta el momento en que
puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida
por los medios usuales de comunicación (conf. art. 974).La vaguedad de
la expresión “razonablemente” hace que sea muy conveniente fijar un
plazo de vigencia de la oferta. En ese último caso, el plazo de vigencia
de la oferta comienza a correr desde la fecha de su recepción, excepto
que contenga una previsión diferente,(conf. art. 974).La oferta dirigida
a una persona determinada puede ser retractada si la comunicación de 17
su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la
oferta. (conf. art. 975).Por otra parte, la oferta caduca cuando el
proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la
recepción de su aceptación, (conf. art. 976).El que aceptó la oferta
ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de
su aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a
reclamar su reparación. Así lo establece expresamente el art 976.
Entendemos que, por analogía, la misma solución corresponde en el caso

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del oferente que recibió la aceptación y que ha hecho gastos o sufrido
pérdidas, ignorando la muerte o incapacidad del aceptante, producida
antes de la recepción de su aceptación.

Aceptación

ARTÍCULO 978.- Aceptación. Para que el contrato se concluya, la


aceptación debe expresar la plena conformidad con la oferta. Cualquier
modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su
aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo
contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si
lo comunica de inmediato al aceptante. Salvo que la ley imponga una
formalidad especial, el art 979 establece que la aceptación puede ser
18
expresa o por medio de una conducta que revela conformidad con la oferta
(por ejemplo, comenzando a cumplir el contrato).La aceptación puede ser
retractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario
antes o al mismo tiempo que ella, (conf. art. 981).

Forma y prueba de los contratos en el CCC.

Por empezar, el art. 1015 del CCC establece el principio de libertad de

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formas, al disponer que:

ARTÍCULO 1015.- Libertad de formas. Sólo son formales los contratos a


los cuales la ley les impone una forma determinada. Aquí el legislador se
refiere a la forma como formalidad, solemnidad o requisito de un contrato
determinado. Este requisito puede exigirse para la eficacia o para la
prueba del contrato. Por lo anterior, la libertad en materia de forma del
art. 1015 encuentra dos límites muy importantes:
1) Aquellos contratos que requieren una forma impuesta por la ley, como
condición para producir sus efectos propios. En caso de no cumplirse con
la forma impuesta, la mayoría de estos actos igualmente producen
algunos efectos (actos formales ad solemnitatem relativos, conf. arts. 285
y 1018 CCC). En esos casos, el acto que fue hecho por una forma distinta
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a la exigida
produce como efecto la acción judicial para reclamar el cumplimiento de
la formalidad legal. En otros casos, el acto no produce ningún efecto,
(actos formales ad solemnitatem absolutos), como, por ejemplo,
donaciones de cosas inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de
prestaciones periódicas o vitalicias, que por imperio del art. 1552 del CCC
deben ser hechas por instrumento público, “bajo pena de nulidad”.
2) Aquellos contratos que requieren una forma impuesta por la ley, como
condición para su prueba, (actos formales ad probationem). Al respecto, el
art. 1019 establece que “ Los contratos pueden ser probados por todos los

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medios..., excepto disposición legal que establezca un medio
especial.”Ahora bien, este rigor en materia probatoria, que parece exigir
indefectiblemente la celebración por escrito del contrato al efecto de su
demostración en juicio, se ve considerablemente atenuado por las
excepciones que aparecen y se explican en el art. 1020 del
CCC:ARTÍCULO 1020.

Prueba de los contratos formales

Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines


probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos,
si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la
formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de 20
ejecución. Se considera principio de prueba instrumental cualquier
instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte
interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato. Es
decir, el contrato formal para la prueba puede ser probado por otros
medios, inclusive testigos, en tres casos:1) si hay imposibilidad de obtener
la prueba de haber sido cumplida la formalidad2) si existe principio de
prueba instrumental3) Si existe comienzo de ejecución. Reiteramos: Si se
dan cualquiera de estas situaciones, se admitirán todos los medios de

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prueba, tales como testigos, indicios coincidentes o presunciones legales.
Veamos brevemente estos casos:

Imposibilidad de seguir la forma ordenada

El CCC utiliza la confusa expresión “si hay imposibilidad de obtener la


prueba de haber sido cumplida la formalidad” para el supuesto que el
Código Civil caracteriza como “imposibilidad de obtener la prueba
designada por la ley”, en el art. 1191, agregando en el 1192 que “Se
juzgará que hay imposibilidad de obtener o de presentar prueba escrita
del contrato, en los casos de depósito necesario o cuando la obligación
hubiese sido contraída por incidentes imprevistos en que hubiese sido
imposible formarla por escrito.”En definitiva, entendemos que el CCC se 21
ocupa del mismo supuesto que el de los mencionados arts. 1191 y 1192 del
Código Civil: Hay excepción a la forma impuesta para la prueba, cuando
se demuestre que el contrato se celebró en un contexto donde era
imposible hacerlo en la forma prevista por la ley, como, por ejemplo, en
los casos donde se debe contratar por una imperiosa necesidad ocasionada
por caso fortuito. De todas maneras, no se nos escapa que la redacción del
art. 1020 CCC deja mucho que desear en cuanto a claridad.

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Principio o comienzo de ejecución

Lo que la doctrina llama “principio de ejecución” y el art. 1020 CCC


denomina “comienzo de ejecución”, es caracterizado en el art. 1191 del
Código derogado como “cuando una de las partes hubiese recibido alguna
prestación y se negase a cumplir el contrato”. Dicho de otra manera: si
puede probarse la realización de una prestación (entrega de mercadería o
de dinero) que haga verosímil la existencia de un contrato previo (
compraventa), los demás aspectos del contrato en litigio podrán
demostrarse por cualquier medio de prueba, incluso testigos.

Principio de prueba instrumental


22
Se define al principio de prueba por escrito (o “principio de prueba
instrumental) con palabras similares a las utilizadas en el art. 1192 del
Código derogado: “Se considerará principio de prueba por escrito, cualquier
documento público o privado que emane del adversario, de su causante o
de parte interesada en el asunto, o que tendría interés si viviera y que
haga verosímil el hecho litigioso.”Como vimos, el art. 1020 CCC prescribe
que “Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento
que emane de la otra parte, de su causante o de parte interesada en el

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asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.”

A efectos de redondear los conceptos vertidos precedentemente los


invitamos a visualizar el siguiente video.

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23
La firma manuscrita, la firma digital y la firma electrónica

La firma manuscrita

Tiene validez jurídica en nuestra sociedad y cultura pues se ha


generado una costumbre que la considera aceptable para identificar al
autor de un documento y, simultáneamente, asegurar la integridad del
contenido de ese documento, siempre que se cumplan requisitos tales
como:

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1. El documento debe escribirse con tinta indeleble y en soporte papel
absorbente, tal que una enmienda o raspadura que altere la
información escrita sea visible y evidente;
2. El documento debe poseer márgenes razonables que contengan los
renglones escritos, por lo que cualquier escritura adicional sea
visible y evidente;
3. La firma manuscrita se debe colocar delimitando la información
escrita, tal que no sea posible agregar texto escrito excepto a
continuación de la firma manuscrita;
4. El firmante debe utilizar siempre la misma o similar firma
manuscrita para firmar los documentos de su autoría;
5. La firma manuscrita debe ser suficientemente compleja para que su
falsificación no sea trivial, 24
6. Deben existir peritos caligráficos que puedan detectar las
falsificaciones con un razonable grado de certeza.
La falla de cualquiera de
los seis puntos
especificados torna
inseguro al mecanismo de
firma manuscrita para
documentos en soporte
papel y permite así a su
autor repudiar los

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documentos que le son
atribuidos.

La firma digital

Tiene los mismos efectos jurídicos que la firma manuscrita. Este


principio es aplicable a los casos en que la ley establece la obligación de
firmar o prescribe consecuencias para su ausencia. En cambio, para la
LFD, (art. 5º), la firma electrónica es el conjunto de datos electrónicos
integrados, ligados o asociados de manera lógica a otros datos
electrónicos, utilizado por el signatario como su medio de identificación,
que carezca de alguno de los requisitos legales para ser considerada
firma digital. Una de las principales diferencias prácticas con la firma 25
digital se da en materia probatoria,
pues se invierte la carga de la prueba, dado que, en caso de ser
desconocida la firma electrónica, corresponde a quien la invoca
acreditar su validez. Por otra parte, no se aplican las disposiciones de
la LFD a:
a) Las disposiciones por causa de muerte;
b) Los actos jurídicos del derecho de familia;
c) Los actos personalísimos en general;
d) Los actos que deban ser instrumentados bajo exigencias o

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formalidades incompatibles con la utilización de la firma digital, ya
sea como consecuencia de disposiciones legales o acuerdo de partes.
Como vemos, una de las ventajas de la firma digital por sobre la
firma electrónica es que se presume, salvo prueba en contrario, que
toda firma digital pertenece al titular del certificado digital que
permite la verificación de dicha firma y que, si dicha verificación es
positiva, que ese documento digital no ha sido modificado desde el
momento de su firma. Esas son las presunciones de autoría e
integridad que establecen los artículos 7 y 8 de la LFD. Finalmente,
para que una firma digital sea válida deben cumplirse los
siguientes requisitos, (art. 9º LFD):

* Haber sido creada durante el período de vigencia del


26
certificado digital válido del firmante
• Ser debidamente verificada por la referencia a los datos de
verificación de firma digital indicados en dicho certificado
según el procedimiento de verificación correspondiente;

• Que dicho certificado haya sido emitido o reconocido, por un


certificador licenciado.

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Firma electrónica

En los instrumentos generados por medios electrónicos, el requisito de


la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza una firma digital,
que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento.
Interpretada la expresión “firma digital” en el estricto sentido que da la
LFD, solo habrá instrumento particular firmado (es decir, instrumento
privado, arts. 287 y 288 CCC), si se cumplen los requisitos que la LFD
exige. Si, en cambio, carece de alguno de los requisitos legales para ser
considerada firma digital, el instrumento tendrá, a lo sumo, una mera
firma electrónica (art. 5 LFD) y se lo debe considerar “instrumento
particular no firmado”. Atención: un instrumento particular no firmado
no es solo un texto sin firma, sino que la expresión comprende “los
27
registros visuales o auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el
medio empleado, los registros de la palabra y de información” (art. 287
CCC). Es decir, un archivo de video o de audio, por ejemplo, que carezca de
firma digital, es un instrumento particular no firmado. Ahora bien, si la
firma electrónica no convierte al instrumento en “instrumento privado”,
podemos preguntarnos: a los efectos jurídicos, ¿para qué sirve? En materia
contractual, una respuesta está en el art. 1020 CCC visto ut supra y que
ahora repetimos:“Se considera principio de prueba instrumental cualquier

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instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de parte
interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato”.
Obsérvese: “cualquier instrumento”, lo que incluye a los instrumentos
particulares no firmados, “que haga verosímil la existencia del contrato”.
La firma electrónica, sin aportar absoluta certeza, contribuye a hacer
verosímil la existencia del contrato, es decir, puede servir para contribuir
como elemento de convicción para el juzgador, porque aquel que aporte un
documento con firma electrónica, podrá demostrar, en caso de
desconocimiento, su validez (art. 5 LFD) y con ello la autoría e integridad
del instrumento. El tema está relacionado, por ejemplo, con la calidad
probatoria de los mensajes de whatsapp: como expresa Gastón Bielli, “los
mensajes por WhatsApp poseen una firma electrónica a través de la
28
identificación de su autor que se efectúa mediante el número de teléfono
que se encuentra registrado a la cuenta usuario de WhatsApp y ligado al
respectivo IMEI de la unidad.”. Cada teléfono celular tiene un código
IMEI. El IMEI (International Mobile Station Equipment Identity en
inglés) es un código de 15 dígitos pregrabado por el fabricante para
identificar cada equipo móvil. Este código identifica al dispositivo a nivel
mundial. Estos IMEI están compuestos por un código de identificación de
marca y modelo otorgado a los fabricantes a nivel mundial por la GSMA

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(Global System Mobile Association). Dado que los mensajes por
WhatsApp solo poseen una firma “electrónica” y no “digital”, en caso de
impugnación, corresponde a quien invoca la autenticidad del mensaje
acreditar su validez.Bielli, con cita de Altmark y Molina, destaca que “la
ley argentina ha optado por la política de registro estatal de los
certificadores, en el sentido que estos prestadores de servicios deben
obtener una licencia; este recaudo implica una dificultad para la
utilización fuera del ámbito estatal. Es así que, en nuestra legislación,
una aplicación de criptografía asimétrica de clave pública en la que los
certificados digitales no sean emitidos por un certificador licenciado es
considerada por nuestra ley como firma electrónica”. Concluye Bielli que
“no existe un medio de prueba que pueda otorgar plena certeza a los
mensajes intercambiados vía WhatsApp, salvo el reconocimiento expreso
29
de ese intercambio y su contenido, efectuado por la parte contraria, o
tácito, ante la falta de impugnación de dicha documental. A resumidas
cuentas, si queremos valernos de esta fuente probatoria es necesario
de ese intercambio y su contenido, efectuado por la parte contraria, o
tácito, ante la falta de impugnación de dicha documental. A
resumidas cuentas, si queremos valernos de esta fuente probatoria es
necesario acreditarla mediante la utilización de varios medios de
prueba en forma conjunta y acumulativa; por ejemplo, aportación del
dispositivo en el que se encuentre la conversación, prueba pericial
informática, prueba de informes a las compañías de telefonía celular,
acta de constatación correctamente labrada por notario público,

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