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4
LOS SIGNOS
resumen

No podemos pensar sin signos.


(Urbam W.)
sss

1. La pista semiótica en torno a los signos bir con los sentidos, lo que experimenta-
mos con los sentimientos, o pensamos
Aunque parezca sencillo el fenómeno con la mente.
del signo resulta ser, en el momento de re- Y podemos seguir indagando: ¿qué
flexionar sobre él, uno de los problemas son “todas las cosas”?, ¿cuál es el horizon-
filosóficos más complejos y difíciles. Lo te común que abarca toda la realidad? Así
hemos constatado en el capítulo anterior llegamos a la pregunta filosófica acerca
al narrar el esfuerzo intelectual que de- del “ser”, es decir, aquello por el cual algu-
mandó a lo largo de la historia. Nos pode- na cosa “es”. No podríamos percibir ni
mos preguntar: ¿Cuál es el origen de los pensar nada si no hubiera alguna cosa, es
signos? ¿Por qué tenemos necesidad de decir, si no hubiera ser. También la nada,
crear signos? O de manera más directa to- el “no ser” lo captamos como algo pensa-
davía: ¿Por qué habla la gente? ble, en la medida que la damos forma
Sobre estas cuestiones hagamos, al me- mental y por tanto como si fuese algo
nos, una reflexión general. existente. El ser es el fundamento de cuan-
Apenas la persona humana se coloca to puede existir, de lo que podemos hacer
ante el mundo (o ante sí misma como o imaginar. Es lo que está allí y que posi-
parte del mundo), se da cuenta que exis- bilita cualquier actividad humana, física,
ten cosas. Y entre las cosas que existen, es- psicológica, afectiva o mental.
tá ella misma como ser humano que perci- ¿Qué tiene que ver todo esto con los
be cosas. Nosotros no podemos estar en el signos?
mundo sin captarlo como realidad. La rea- Tiene que ver, porque también como
lidad se nos impone como un dato nor- trasfondo de toda actividad sígnica se ha-
mal y primero. Pero cuando nos interro- lla la realidad del ser, la realidad de todo
gamos “¿qué es la realidad?”, la respuesta aquello sobre lo cual es posible decir algo
primera y espontánea es: “son todas las o simplemente pensarlo y, en consecuen-
cosas”, o sea, todo lo que podemos perci- cia, representarlo con signos. Las cosas
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que existen y con las cuales entablamos cial, y por ello sirven como instrumento
relaciones (aunque sean meramente lógi- de comunicación.
cas), son el fundamento de la posibilidad En primer lugar el signo ofrece datos so-
de los signos, porque éstos, en último tér- bre la realidad representada, es un conjun-
mino, también son “seres”. Si queremos to de elementos que están en lugar de otra
tener un contacto significativo con la rea- cosa y que la designan. Los datos que en-
lidados o sea, con el ser y los seres, nos ve- trega el signo son ante todo la imagen del
mos obligados a construir otros seres lla- elefante reproducida en la mente del niño.
mados “signos” y ellos nos permiten cap- Esa imagen mental no es el animal real, si-
tar las cosas con algún significado. Por es- no sólo una “copia” con algunas caracte-
te motivo los signos, antes de ser estudia- rísticas - no todas - del corpulento mamí-
dos por la nueva ciencia de la semiótica – fero con su larga trompa y grandes orejas.
lo hemos visto - fueron desde la antigüe- El signo, además, es una interpretación
dad, objeto de la curiosidad filosófica. de la realidad representada.
Pongamos el siguiente ejemplo. Un ni- El chico agrega o no toma en cuenta
ño visita el zoológico y se detiene con cu- otras cosas al comentar lo que ha visto so-
riosidad a mirar los elefantes. Al día si- bre los elefantes. El signo es siempre tam-
guiente en la escuela le cuenta a la maes- bién una hermenéutica, es decir, la inter-
tra lo que vio. Esta lo invita a describir co- pretación de algún sentido que tiene la
mo son los elefantes que ha visto. Con to- realidad conocida. Cada vez que pensa-
da probabilidad el chico narrará algunas mos o imaginamos alguna realidad, hace-
de las características del paquidermo, y mos una reproducción mental de la mis-
además, añadirá otras a modo de comen- ma, pero bajo el aspecto o la forma en que
tario e impresiones. Lo que hizo el chico nuestra mente la percibe, y por tanto in-
con sus palabras es seleccionar y estructu- terpretamos las informaciones recibidas.
rar signos lingüísticos, para comunicar su La percepción del ser (sea éste real, pensa-
experiencia, o sea, para expresar un signi- do o imaginado) inicia nuestro diálogo
ficado. con las cosas, y los signos son un modo de
apropiarse y de interpretar el mundo.
2. Naturaleza, rasgos y vocación En conclusión el signo es un simulacro
de los signos de la realidad que comienza en nuestra
mente. Es correcto decir, entonces, que el
Este sencillo episodio del chico que pensamiento, la idea, es un signo, porque
cuenta su visita al zoológico nos da pie está en lugar de otra cosa, de cualquier en-
para explicar la naturaleza de los signos, te percibido dentro o fuera de nosotros, o
que son, recordémoslo, un fenómeno so- simplemente creado por nuestra fantasía.
La danza de los signos / 67

Pero también son signos muchos otros - Debe referirse a algo diferente de sí
objetos construidos con el propósito de mismo (advierte sobre la presencia de
estar en lugar de otras cosas: una foto, la un virus),
señal vial, un gesto para saludar... y todo - Alguien debe reconocerlo como tal, o
aquello que podemos tomar convencio- sea, como signo (yo capto el significa-
nalmente como signo. do).
Llegamos a la definición clásica del
signo: aliquid stat pro aliquo (algo está en Hemos de agregar en seguida que esta
lugar de otra cosa), y aparece así su dimen- explicación descarnada de la estructura
sión relacional: un objeto presente se rela- del signo, no da cuenta de todo lo que
ciona con otro que está ausente. Esa rela- puede efectivamente desencadenar un sig-
ción, sin embargo, requiere de alguien que no a nivel comunicativo. A menudo, los
percibe la línea de conexión entre los dos signos instauran una red de sentidos que
objetos, es decir, alguien que actualice la va más allá del simple “reemplazar cosas”,
realidad del signo. Tenemos entonces este porque la semiosis es un fenómeno social,
juego de relaciones: “A” está por “B” y esa y los signos se mueven al interior de con-
sustitución es reconocida por “C”. Lo que textos, donde existe una constante y com-
equivale a decir que “A” es signo de “B” y pleja interacción comunicativa. Los sig-
lo percibe “C”. Según este esquema cual- nos, pues, no son entes abstractos, sino
quier cosa puede asumir una relación síg- elementos de uso vital, sometidos a conti-
nica, con tal que “esté en lugar de…” y nuos reconocimientos a veces caprichosos
“para alguien” al que se destina. y bizarros.
Otra faceta de la estructura del signo la La realidad de los signos instaura el
podemos ilustrar analizando el siguiente problema de saber qué condiciones son
ejemplo. Enciendo mi computadora, in- las que dan lugar al reconocimiento de los
troduzco un disquete y me dispongo a es- signos, al mecanismo por el cual el sujeto
cribir. De pronto la máquina emite un so- separa los objetos en “simplemente cosas”
nido parecido a una alarma. Es la adver- y en “cosas signos”. Sobre esto volveremos
tencia de que hay un virus; he percibido más adelante.
un signo y debo tomar las precauciones
necesarias. Me pregunto: ¿por qué ese so- 3. Dos enfoques sobre el signo
nido lo capto como un signo? Porque todo
signo tiene -semióticamente- las siguien- En la historia de la semiótica han sur-
tes tres características. gido varios modos de conceptualizar los
elementos que componen la estructura
- Una forma física por la cual se hace del signo. Vale la pena presentar las dos
perceptible a los sentidos (el sonido de corrientes más conocidas en la actualidad.
alarma), Los otros intentos teóricos aparecidos
68 / Victorino Zecchetto

posteriormente, de una manera u otra, se ferente no integra la estructura del signo y


derivan o remiten a estas dos corrientes. que éste posee sólo una semblanza diádi-
ca. En este aspecto Saurrure es deudor de
a) La postura lingüística de Ferdinand una visión cartesiana de la mente y del co-
de Saussure nocimiento humanos.
En cambio Ogden y Richard (1923)2,
Los estudios del signo ocuparon un hablan de referente para indicar la entidad
puesto central en la lingüística, por eso no que señala el significante, y lo consideran
podemos menos que citar a F. de Saussure como un elemento que integra plenamen-
(1857-1913), uno de los pioneros que se te la estructura del signo. Siempre será ne-
dedicó a analizar este tema.1 De él se deri- cesario un referente para captar lo que se
varon numerosos estudios posteriores. alude utilizando los signos. Está claro que
Para F. de Saussurre el signo es una no todos los signos se refieren a cosas rea-
unidad lingüística que tiene dos caras: les o materiales. Gran cantidad de signos
l Una sensible llamada Significante. Pue- abarcan el mundo irreal, como sucede con
de ser acústica (los sonidos de las pala- muchos cuentos o películas de fantasía
bras), o bien visual (letras de la escri- donde se ven seres que jamás han existido
tura), pero siempre es algo material. fuera de la narración y de la pantalla.
l Otra es inmaterial: la idea o concepto Otros signos aluden en cambio, a entes
evocado en nuestra mente, y se llama abstractos, a conceptos teóricos o a relacio-
Significado. nes, como sucede con los signos matemá-
ticos.
Saussure cita como ejemplo la palabra Saussure sostiene que en los códigos
“árbol”: el significante es la forma física lingüísticos, la relación entre el significan-
del término, mientras que el significado es te y el significado es arbitraria, porque no
el concepto mental de “árbol”. está motivada por el objeto al cual se re-
El signo, además, hace referencia a al- fiere, sino que está fundada en el consen-
guna cosa, y a esa realidad Saussure la de- so social por el cual los grupos humanos
nomina realidad referencial; es el objeto, deciden asumir esa asociación. Este fenó-
la cosa o el fenómeno, al cual se alude me- meno explica la gran cantidad de idiomas
diante el signo. Saussure piensa que el re- que hay en el mundo.

1 El pensamiento semiológico de Saurrure se halla en la obra: Curso de lingüística general”.


Edit. Planeta-Agostini, Barcelona, Buenos Aires, 1994. El original francés fue editado en 1916 por
algunos alumnos del maestro de Ginebra. Para más detalles sobre Saussure y su teoría lingüística, ver V.
Zecchetto: Seis semiólogos en busca del lector. Edit. Siccus-La Crujía, Buenos Aires 1999.
2 Ogden C.K. y I.A. Richards: El significado del significado. Ed. Piados, Barcelona, 1984.
La danza de los signos / 69

Por sí solo un signo no tiene valor, es ción del signo”, afirmaban que hay que
necesario juzgarlo dentro de un sistema o ubicar al lenguaje - y por tanto también
estructura que es la lengua. Allí entra en los signos - dentro de una semiología en-
relación con otros signos y se vincula con tendida como un proceso de comunica-
los demás elementos de todo el sistema ción y no como una ciencia que estudia
lingüístico. un sistema de signos. En consecuencia -
El signo como fenómeno binario, fue afirmaban- que los signos en sí mismos
estudiado también por el lingüista danés no tienen razón de ser, se disuelven y lo
Louis Hjelmsev (1899-1963).3 Igual que que cuenta es la dinámica de las significa-
Saussure distinguió en el signo dos aspec- ciones. En rigor de verdad, esta crítica hoy
tos que llamó la forma de la expresión y la no se sostiene, porque aparece claramente
forma del contenido, para indicar, respec- parcial, ya que -si teóricamente tuviese
tivamente, el plano sensible y material y la plena validez- se refiere exclusivamente a
dimensión inmaterial o conceptual del una categoría de signos, a los lingüísticos.
signo. Pero sabemos que los lenguajes desbordan
Debemos decir que cuando se comen- la lengua y tienen una dimensión mucho
zó a aplicar esta noción a los signos audio- más amplia y dinámica. Es cierto que los
visuales, especialmente al iconismo, apa- signos actúan dentro de la movilidad se-
recieron de inmediato las dificultades de mántica propia de los procesos diacróni-
trasladar al campo de las imágenes lo que cos que le infligen cambios a los lenguajes,
es propio de las categorías lingüísticas. Es- sin embargo no se puede negar que cada
te problema lo exploraremos en el capítu- signo posee también una base sincrónica
lo sobre la imagen icónica. fija y una propia estructura inmanente, y
Por último, en referencia al pensa- eso sucede también con los signos lingüís-
miento semiológico de Saussure, debemos ticos.
recordar que su teoría lingüística del signo La comprensión adecuada de los sig-
levantó una polémica, cuando algunos se- nos, requiere además, tomar en cuenta la
miólogos comenzaron a afirmar que la larga reflexión e investigación histórica
noción saussuriana de signo era ambigua, que se ha hecho sobre ellos. Por este mo-
y que no es posible seguir sosteniendo que tivo nos detuvimos en el capítulo anterior,
la lengua es un sistema general de signos.4 a presentar una síntesis de la evolución de
Los críticos y propiciadores de la “disolu- la noción de signo a través de los siglos.

3 Ver en español su importante obra: Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1980
4 Nos referimos a algunos exponentes de la Escuela de París de los años 1960-70, como A.J. Greimas y
R.Barthes.
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b) El modelo triádico de Charles S. Peirce nocimientos teóricos tienden a regular la


praxis humana, sirven para prepararnos a
Este original pensador (1839-1914), las diversas formas de actuar.
fue uno de los principales exponentes del En este contexto se ubica también su
pragmatismo filosófico del siglo XIX en teoría del significado de los entes. La tesis
Estados Unidos. Seguidor de la tradición tradicional sostenía que el significado de
filosófica realista, Peirce afirma la dimen- una cosa era una especie de esencia obje-
sión teórico-cognitiva del actuar humano, tiva presente en los objetos. Para Peirce, en
y sostiene que nosotros nos movemos en cambio, el significado está en el pensa-
nuestro entorno guiados por creencias de miento, pero no en forma pasiva como
tipo existencial y pragmático. El rol del una imagen en el espejo, sino activamen-
pensamiento es organizar y transformar el te, como una acción por la cual organiza-
campo de la experiencia, para coordinar mos y transformamos los campos de la
las acciones humanas. Se trata de un pen- experiencia en vista a intervenir en el
samiento pragmático destinado a captar mundo, a realizar un proyecto, llevar a ca-
los efectos y los significados prácticos que bo algún tipo de acción o comportamien-
puede tener un conocimiento en el obrar to. Entonces el significado de algo se con-
del individuo, ya que “la finalidad de la ac- figura como el conjunto de implicaciones
ción es la de producir algún resultado sen- prácticas que el objeto posee para algún
sible.”5 Para comprender este enfoque de sujeto. Conocer quiere decir captar esas
Peirce es preciso recordar que él cultivó la implicaciones y por tanto su significado.
lógica como el instrumento que permite Esta concepción de los efectos del co-
pasar de lo desconocido a lo conocido, del nocimiento determinará su original mo-
no saber al saber, y de ese modo controlar do de considerar también el operar de los
nuestros conocimientos. En ellos están in- signos. Peirce estudió en profundidad el
volucradas las “las creencias” que acom- fenómeno del signo y elaboró su propia
pañan nuestra experiencia existencial noción, diferente del concepto estructura-
cognitiva, y son expresiones de nuestros lista de inspiración saussuriana. Para Peir-
hábitos cuya finalidad es determinar ce el signo es algo que, bajo cierto aspecto,
nuestras acciones. Las creencias se oponen representa alguna cosa para alguien. Esto
a la duda y nos capacitan para actuar de significa -en el fondo- que el signo posee
determinada manera en el momento una composición triádica, y en ese cuerpo
oportuno. En consecuencia, nuestros co-

5 Ch.Peirce: Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1978, p. 32. El conjunto de las obras
de Charles Peirce comenzaron a ser publicadas en 1931 bajo el nombre de “Collected Papers”.
Recientemente, desde 1997, Indiana University Press viene publicando una edición crítica de los
escritos de Peirce, que en el año 2000 ya tenía siete tomos.
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emergen y se hacen presente en él, sus tres vista pragmático, o sea, como si se tratara
elementos formales. de una “cualidad” que se manifiesta en
Sin embargo el signo no es un ente ais- particulares efectos sensibles producidos
lado. Su composición triádica, se inserta por las cosas que la integran. La realidad,
en el conjunto de las ideas semióticas de puesta en conexión dinámica con estas
Peirce, y para comprenderlo en forma tres categorías fundamentales lógicas,
adecuada hay que ubicarlo en el marco permite “encontrar la raíz de toda verda-
global de su filosofía. En ella el soporte dera distinción del pensamiento, por sutil
teórico, consiste en una clasificación feno- que sea”6 Y en este universo lógico, es cla-
menológica de toda la realidad en tres ca- ro que también el signo deba asumir la
tegorías fundamentales: modalidad triádica. He aquí los tres ele-
mentos que, según Peirce, conforman el
La primeridad: es la categoría que da
signo:
cuenta de lo indefinido de las cosas, es el
sentimiento o impresión primera (fee-
a. El representamen: es lo que funciona
ling), antes de toda determinación o con-
como signo para que alguien lo perci-
creción del ser. Son las cualidades puras e
ba, o sea, la cosa que funge de signo, el
indeterminadas de los entes. Por ejemplo,
signo mismo como tal, por ejemplo,
“la rojidad”.
las palabras de un idioma que han sido
La secundidad: es la categoría de la re-
creadas para ese fin. El representamen
lación con la primeridad, o de un fenóme-
está siempre en lugar de otra cosa, es el
no de primeridad relacionado real o ana-
sustentador o portador de esa cosa pa-
lógicamente con otro. Es la toma de pose-
ra los que han de verla o considerarla
sión (struggle) de la concreción experien-
en el signo.
cial. Por ejemplo “el rojo” de un objeto
b.El interpretante: es la idea del repre-
concreto.
sentamen en la mente del que percibe
La terceridad: es la categoría que regu-
el signo, o sea, es un efecto mental cau-
la la unión y la síntesis de la primeridad
sado por el signo (otra idea del signo),
con la secundidad, es la ley, la convención
apenas se inicia el proceso de semiosis
que conecta dos fenómenos entre sí. Por
a través del representamen. En defini-
ejemplo, las palabras para decir: “Este pa-
tiva, el interpretante es otra represen-
pel es rojo”.
tación referida al objeto signo, es un
Notemos que la noción de “realidad” significado de los significantes.
debe ser interpretada desde el punto de

6 Ch. Peirce: Lecciones... Ib.


72 / Victorino Zecchetto

Hay que distinguir entre interpretante infinitum”. En efecto cualquier represen-


inmediato que es simplemente el sig- tación sígnica -dice Peirce- “no es otra co-
nificado del signo, su potencial signifi- sa que otra representación”.
cativo, el interpretante dinámico cons- Se constata aquí, la diferencia entre la
tituido por el sentido captado por un realidad de los signos y sus significados,
sujeto singular, y finalmente el inter- como los podemos concebir y pensar.
pretante en sí, formado por la o las in- Esta tríada del signo puede explicarse
terpretaciones que le otorga al signo el con un ejemplo. Si miramos el afiche de
sujeto singular, los nuevos signos de un hermoso paisaje (= un signo), se pro-
carácter lógico que él va engendrando. duce un proceso de semiosis donde:
c. El objeto: es aquello a lo que alude el
- el representamen es la imagen del afi-
representamen. Dice Peirce: “Este sig-
che percibida como signo.
no está en lugar de algo, su objeto” -es-
- El interpretante es la relación mental
to es- aquello al que el signo está refe-
que establecemos entre el representa-
rido. Nuevamente hay que recordar
men y su objeto; en definitiva es la idea
que el objeto (igual que el referente),
del signo del afiche.
no necesariamente es una cosa concre-
- El objeto es el paisaje aludido en el afi-
ta, puede tratarse de ideas, de relacio-
che.
nes o de entes imaginarios y ficticios.
El objeto exterior al signo se llama ob- Es importante repetir que para Peirce
jeto dinámico, y el objeto captado al el signo es una categoría mental, es decir,
interior del mismo signo es llamado una idea mediante la cual evocamos un
objeto inmediato. objeto con la finalidad de conocer y com-
prender la realidad o para comunicarnos.
Interesa observar que Peirce define el El proceso de aprehensión del signo se lla-
signo no en relación con el significado de ma semiosis, y se desarrolla en forma de
la cosa, sino remitiéndolo a otro signo, ge- espiral que va integrando nuevos procesos
nerándose de ese modo una semiosis infi- semiósicos, formándose de esta manera,
nita, porque el interpretante de una cosa lo que hemos mencionado como semiosis
“se convierte a su vez en un signo y así ad infinita.7

7 Para una exposición de síntesis del pensamiento de Peirce ver V. Zecchetto y otros: Seis semiólogos en
busca del lector. - Edic. Siccus-La Crujía, Buenos Aires, 1999. Más explayado y completa es la obra de
Gérald Deladalle: Leer a Peirce hoy. Gedisa Editorial, Barcelona, 1996.
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c) Un esquema complementario Signo es todo lo que está en lugar de


otra cosa y la significa; es la marca sensi-
Los aportes teóricos de Saussure y ble de una intención de comunicar un
Peirce sobre el signo, permitieron a lo lar- sentido. Se origina de la situación presen-
go del signo XX que otros semiólogos re- cia - ausencia, es decir, presencia del signo
flexionaran y enriquecieran el concepto. y ausencia del objeto que denota.
Así lo hicieron Ch. Morris, Hjelmlev, Og- El signo tiene una composición terna-
don-Richard, U. Eco, Sébeock, R. Barthes, ria, cuyos elementos han recibido diferen-
L. Prieto, entre otros. tes nombres, según los autores que los han
En conclusión, la comunidad de se- reflexionado. Aquí indicamos los térmi-
miólogos en la actualidad, está en grado nos que suelen usarse con más frecuencia
de señalar los puntos fundamentales más y sintetizamos en un esquema las indaga-
seguros y adquiridos que se refieren a la ciones que se han hecho sobre la comple-
estructura del signo. El consenso existe en ja realidad del signo.
torno a lo siguiente:

EL SIGNO
Es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa. Es la marca de una intención de comunicar
un sentido. El signosede origina de la situación binaria “presencia – ausencia”.
La reflexión sobre el signo lleva a descubrir en él tres componentes:

La cosa o fenómeno que denota el signo: Objeto (Ch.Peirce),


Denotatum (Ch.Morris), Referente (Ogden-Richards)
C

El signo propiamente tal se llama: Lo que expresa el signo se denomina:


Representamen (Ch.Peirce), Interpretante, imagen mental (Ch.Peirce)
Significante (Sausure), Significado, idea, concepto (Saussure)
Símbolo (Ogden-Richards) Significatum (Ch. Morris )
Vehículo sígnico (Ch.Morris) Contenido ( Hjelmlev)

A B Plano del contenido:


Marcas semánticas.

Persona que capta la relación entre A,B,C

Los signos van dirigidos a destinatarios que los reconocen e interpretan. Los perceptores hacen una lectura
Denotativa y connotativa de los signos. Su comprensión exige el conocimiento del código, o sea del sistema
de reglas que rige la estructura de los signos.
De
74 / Victorino Zecchetto

En este esquema se debe precisar la mismo lenguaje”. (1975). Sobre aquello


noción del “referente”. La referencia de un que está fuera del signo se puede discutir
signo (palabras, imágenes, sintagmas...) filosóficamente para analizar la validez del
indica la cosa o el fenómeno que ese signo realismo de las cosas. En semiótica la
quiere evocar. Fue G. Fregue que distin- perspectiva es otra, no pretende dar cuen-
guió entre sentido (Sinn) del signo y su re- ta de la posibilidad objetiva de los hechos
ferencia o denotación (Bedeutung).8 El del mundo, sino únicamente de los signi-
asunto de fondo que plantea el problema ficantes que crean significaciones. Así,
de la referencia es el del anclaje que tiene cuando el poeta Pablo Neruda escribe:
todo lenguaje respecto a la realidad. Los “Oscuros cauces donde la sed eterna si-
signos tienen la posibilidad de remitirnos gue”, entendemos semióticamente que es
a algo, a hacernos pensar en algún objeto, distinto de que uno diga: “Deseo amar a
o en una experiencia, en otros pensamien- una mujer”.
tos o percepciones. Sabemos que para eso
está hecho el lenguaje, y lo podemos con- 4. Lo cubierto y lo manifiesto
siderar una característica “a priori” de los de los signos
signos en general, una propiedad de evo-
cación que ellos poseen de dirigir nuestra a) Los signos disimulan
atención a cosas que van más allá. Esto
El signo -hemos señalado- funciona
suele denominarse “orden referencial de
sobre el binomio “presencia-ausencia”.
los signos”. Los valores semánticos de los
Precisamente su función consiste en hacer
signos conducen siempre a relacionarlos
referencia a alguna cosa no presente.
con alguna función referencial, de cual- Cuando le pregunto a un amigo: “¿Has
quier clase que ella sea: puede tratarse de visto a Carlos?”, con ese signo verbal alu-
un objeto real como de una idea o un do a la persona de Carlos supuestamente
imaginario puro. En todo caso, el referen- ausente. Y si miro la foto de la montaña
te no es el significado del signo, porque que escalé el último verano, la imagen es
éste es descriptible dentro del sistema se- una entidad presente que alude a un obje-
miótico, en cambio el referente es una to ausente, el signo está en lugar de aque-
cuestión extra-semiótica. lla montaña. Tenemos, entonces, aquí los
P. Ricoeur expresó bien esto diciendo tres elementos que hemos citado antes: el
que “el lenguaje sale de sí mismo, y la re- significante del signo, el referente o reali-
ferencia marca la trascendencia de ese dad aludida (ausente) y el significado.

8 G.Fregue publicó en 1892 un artículo sobre este tema: Sinn und Bedeutung (en: “Zeitschrift für
Philosofie und philosophische Kritik”).
La danza de los signos / 75

El proceso mental en la lectura del sig- alguna sustitución de un objeto por otro.
no, consiste en captar simultáneamente el En este sentido es válido afirmar que el
conjunto de sus elementos, de modo que signo es una mentira semiótica (presencia
la relación entre ellos da lugar a la signifi- vs. ausencia). Esto quiere decir, en defini-
cación. tiva que el signo es aquello que está en lu-
La condición del signo es existir como gar de otra cosa, y por ese motivo es una
ente diferente de lo que significa. Se trata, mentira. Nadie cree que el avión que se ve
pues, de un fenómeno de simulación de lo en un cartel publicitario pueda realmente
representado que se hace perceptible en el volar... se acepta como una mentira que
significante. Cualquier tipo de semiosis se desempeña una tarea de semiosis. En sín-
construye sobre alguna simulación que se tesis, la identidad del signo es doble: pre-
utiliza como instrumento de significa- sencia y ausencia, positivamente es signi-
ción. Aunque de por sí, el signo existe aún ficante y negativamente es lo que falta y
sin ser percibido (por ejemplo, todas las necesita ser reemplazado por el signo.
palabras que conforman un idioma), sin
embargo, en un momento dado el signo se b) Entidades culturales
hace perceptible apenas se establece una
semiosis concreta. “El signo es siempre institucional, en
En el plano de los significantes, la si- este sentido sólo existe para un grupo li-
mulación es un modelo interpretativo de mitado de usuarios. Tal grupo puede re-
cierta realidad para que cumpla con la ta- ducirse a una sola persona (pensemos al
rea de significarla. Esos significantes de nudo del pañuelo para recordar algo). Pe-
los signos, tienen por finalidad, el ser algo ro fuera de una sociedad, por más reduci-
referido a una carencia, a una cosa fuera da que ella sea, los signos no existen. No es
del signo mismo. Los objetos que no son justo decir que el humo es el signo natural
signos no significan nada, simplemente del fuego, es una consecuencia o un com-
son cosas; en cambio aquellas cosas que ponente del mismo. Sólo una comunidad
fungen de signo, son significantes porta- de usuarios puede instituirlo como sig-
dores de significados. No puede haber sig- no.”9
nificados sin alguna materia significante, La producción de signos es, en el fon-
como tampoco lo contrario. do, una estimulación programada por un
No puede haber ninguna comunica- grupo social, destinada a manifestar y a
ción sin alguna simulación, es decir, sin expresar aspectos de su vida. Al crearse un

9 O.Ducrot y T. Todorov: Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Editions du Seuil, Paris,
1972. Voz Signe. La traducción es nuestra. Existe la traducción española de esta obra: Nuevo diccionario
enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Ed. Arrecife, Madrid, 1998
76 / Victorino Zecchetto

signo se instala una muestra ficticia y esti- mentan continuos procesos de evolución.
lizada de algo que cumple un fin semióti- Por este motivo, los llamados referentes
co, incluso si se trata de objetos reales (un (unidades culturales de experiencias), van
perfume, un vestido, un auto) cuando en- transformándose por la estrecha interac-
tran en función semiótica. Por eso el sig- ción que existe entre campos semánticos
nificado de un signo es una unidad cultu- dados y los procesos socio-culturales en
ral definida en un campo semántico dado continua formación. En el sistema de sig-
por oposición a otras unidades cultura- nificados de occidente siempre el vocablo
les.10 A nivel pragmático es más correcto “Madonna” evocó sólo a la Virgen María.
decir que se captan significaciones de sig- Pero a partir de la década de 1980 el cam-
nos (y no sólo significados), ya que el re- po semántico propició también otras in-
ferente del signo también es una entidad terpretaciones, después que apareció la
cultural y no sólo algo concreto al que se conocida cantante y actriz “Madonna” y
puede recurrir para denotarlo; por ejem- que, en numerosas de sus expresiones ar-
plo, la palabra escuela no se refiere sólo al tísticas, se distancia totalmente del mode-
establecimiento donde se imparte instruc- lo imaginario que conocemos de la Virgen
ción a los niños, alude también al conjun- María.
to de maestras, a los alumnos que la fre-
cuentan, a cierto modelo de enseñanza, a 5. Las funciones de los signos
la organización social de la educación, etc.
En consecuencia, el signo no es tan sólo el Ya aludimos al carácter comunitario y
significado de la palabra o una referencia social de los signos. Dijimos que ellos tie-
a un objeto dado, sino que abarca las di- nen un valor social, es decir, cumplen una
versas facetas de la cultura y contexto función dentro de los grupos humanos,
donde se utiliza, su propósito es manifes- sirven para reconocer significados y per-
tar e indicar una unidad cultural. Dentro miten la comunicación. Los signos más
de la cadena de unidades culturales, se antiguos son los lingüísticos, o sea, las pa-
producen continuas interpretaciones de labras de un idioma que desde el inicio de
signos por inferencia de otros. Esto es lo la historia ha utilizado la humanidad para
que origina la semiosis ilimitada. designar y significar las cosas, las expe-
Los signos se generan y operan en los riencias y poder comunicarse. Hoy sabe-
campos semánticos los cuales, por ser fe- mos que son vastas las funciones que de-
nómenos culturales cambiantes, experi- sempeñan los signos.

10 Sobre el signo como unidad cultural, ver U. Eco: Signo. Edit. Labor, Barcelona,1994, pág. 177.
La danza de los signos / 77

a)Las funciones según Roman Jakobson maestra que diga a los chicos: “Presten
(1896 -1982) atención, les voy a explicar de nuevo.”
Son conativos todos aquellos mensajes
Una de las más conocidas clasificacio- destinados a mover al sujeto a actuar. Con
nes de las funciones de los signos es la que esta función, entonces, el emisor presta
elaboró el lingüista ruso emigrado a Esta- atención sobre todo a los destinatarios.
dos Unidos, Roman Jakobson.11
Este investigador hizo un elenco de Fática: es la función centrada en el ca-
seis funciones de los signos y lenguajes se- nal con el fin de asegurar el contacto y la
gún la ubicación que adquieren dentro de relación con los demás. Los saludos cum-
un modelo de comunicación, en el cual se plen un rol fático, porque buscan ante to-
distingue: do conectar a los interlocutores. Igual fi-
nalidad tienen las expresiones de enlace
l Emisor (sus intenciones), conversacional: “sí, claro, por supuesto...”,
l Los Códigos y las formas, o bien el diálogo intrascendente sobre el
l El canal por el que pasa el mensaje, estado del tiempo para mantener la co-
l El mensaje o contenido, municación. Esta función tiene escaso
l El referente u objeto. contenido informativo y en cambio posee
l El preceptor (sus reacciones y efectos una alta redundancia, porque lo que inte-
del mensaje). resa es la comunicación misma. La publi-
Aunque Jakobson pensó estas catego- cidad comercial suele usar este tipo de
rías en relación con su funcionamiento función, cada vez que hace hincapié en es-
dentro de la lengua, sin embargo se perci- trechar lazos de amistad y benevolencia
bió que son aplicables también a otros ti- con los consumidores.
pos de lenguajes, como el gestual y el au- Referencial: Sirve para designar obje-
diovisual. Hoy esta clasificación se usa pa- tos, personas, hechos, noticias, fenómenos,
ra interpretar las diversas clases de textos etc. Los mensajes referenciales tienen que
y mensajes que emiten y difunden los me- ver con los referentes del signo, sus contex-
dios de comunicación social. tos o circunstancias. Su rol es, pues, referir
He aquí las seis funciones de Jakobson: y denotar. Los libros de textos, los noticie-
ros televisivos, las crónicas de los diarios y
Conativa: sirve para establecer el con- los documentales de cine, hacen un abun-
tacto entre el emisor y el destinatario. Una dante uso de mensaje referenciales.

11 Cfr. Jakobson R. : Ensayos de lingüística general. Ed. Seix Barral, Barcelona.


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78 / Victorino Zecchetto

Estética: está centrada en la forma del Lo normal es que estas funciones en la


lenguaje y desarrolla la dimensión poética práctica están presentes simultáneamente
o artística de los mensajes, abiertos a in- en los diversos usos del lenguaje. Sin em-
terpretaciones múltiples por el modo con bargo, aunque varias pueden concurrir en
que son construidos. La función estética el desarrollo de una determinada situa-
suele tener un alto contenido simbólico y ción comunicativa, una o dos suelen tener
por lo tanto apto para diversas connota- preponderancia sobre las demás funcio-
ciones. Así son las obras de arte de litera- nes, según el tipo de comunicación que se
tura, poesía, pintura, cine, fotografía, y to- trate.
dos aquellos mensajes que comunican a
través de su belleza y de sus formas llama-
tivas. Ciertas formas lingüísticas de expre-
sarse (discursos retóricos, solemnes salu-
dos de ocasión, sermones...), a veces se
construyen en función estética.
Emotiva: es una función que desea
provocar la reacción emotiva de los desti-
natarios. Se trata, pues, de mensajes subje-
tivos aptos para emocionar o tocar los
sentimientos, como por ejemplo, los in-
sultos, las expresiones de cariño o de
amor, etc. Los medios masivos se esfuer-
zan por colocarse a este nivel y desarrollan
con profusión mensajes que despierten la
emotividad (hacer reír, llorar, festejar,
compartir sentimientos de aceptación o
de rechazo, de ternura o de rencor, etcéte-
ra).
Metalingüística: su función es explicar
otros códigos y signos, con el fin de acla-
rarlos o explicarlos, es decir, tiene como
referente el lenguaje mismo. Tales son los
diccionarios, las gramáticas y muchos tex-
tos que tratan sobre los diversos lenguajes
utilizados en las culturas o en los medios
de comunicación. En definitiva la función
metalingüística es la que habla de semió-
tica.
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80 / Victorino Zecchetto

a) No hay signos naturales ber combustión ígnea. Lo mismo sucede


en la medicina, la cual deduce la presencia
Una división muy difundida es la que de alguna enfermedad observando los sín-
distingue entre signos naturales y signos tomas. Desde la antigüedad, los síntomas
hechos por el hombre o artificiales. Ya he- naturales del cuerpo humano (la fiebre, la
mos mencionado la crítica que se le ha he- tos, el vómito, los dolores...), han servido
cho a esta distinción. para diagnosticar las enfermedades. Exis-
También nosotros creemos que no te por cierto, una convención médica
pueden llamarse “signos” a ciertos fenó- (cultural) que aplica criterios de lectura
menos que brotan espontáneamente de consensuada a un gran número de sínto-
los procesos de la naturaleza, por ejemplo, mas que la investigación ha descubierto
el humo producido por el fuego, la huella como propios de determinadas enferme-
del pie dejada en la arena, el suelo mojado dades. Pero tales síntomas fueron “descu-
por la lluvia, etcétera. Estos no son signos, biertos”, porque ya antes existían como
sino fenómenos físicos y que el ser huma- simples fenómenos, sólo faltaba conocer-
no utiliza como indicios o señales para los y usarlos con criterios de utilidad mé-
mejor desenvolverse en su medio. Nues- dica. Solamente bajo este aspecto social y
tros sentidos los captan, y la mente por in- cultural “a posteriori” se podría, de alguna
ferencia los relaciona con otro fenómeno manera, llamar “signos” a los síntomas.
de los cuales dependen. Para darnos cuen- Este mismo criterio es aplicable tam-
ta que hay fuego en una casa, porque ve- bién a ciertos síntomas kinésicos, fácil-
mos el humo que sale de una ventana, no mente observables en la vida cotidiana, y
hace falta una “convención social” que es- mediante los cuales percibimos los esta-
tablezca la relación “humo - fuego” (o vi- dos emotivos de las personas, como la ira,
ceversa), basta sólo un mínimo de acumu- el desaliento, la alegría, etcétera. A menu-
lación de experiencia que nos permita in- do, sin embargo, los estados anímicos van
ferir que cada vez que hay humo debe ha- acompañados de gestos y posturas, y en-
tonces se mezclan con otros elementos
culturales, de manera que, apenas nos ale-
jamos de los síntomas estrictamente so-
matopsíquicos, de inmediato entramos en
el campo de los signos donde existe una
finalidad semiósica. Los signos, repeti-

11 Ver por ejemplo, la clasificación de U. Eco en: Signo,, Barcelona, Ed.Labor, 1994,pág. 64.
La danza de los signos / 81

mos, son fruto de una actividad humana nos, excepto con la palabra, se puede ex-
socializada por la cual se crean objetos o presar la siguiente situación: “Aquel chico
se asumen cosas, fenómenos o hechos, quedó huérfano de padre ayer”? O bien
con el fin expreso de designar otras cosas este pensamiento: “La pedagogía debe ser
ausentes. En consecuencia, no existen crítica”.
propiamente signos naturales. Muy difícilmente se lograría dar a co-
Pero desde el momento en que un gru- nocer estos mensaje sólo con gestos o
po humano decide utilizar, por ejemplo, el imágenes. El lenguaje verbal imbuye la ca-
humo para emitir mensajes, de inmediato si totalidad de la comunicación humana.
ese humo deja de ser sólo un producto de Por cierto que las palabras no agotan to-
la combustión y pasa a convertirse en un dos los signos, pero de hecho están pre-
fenómeno cultural y sígnico compartido, sentes en cualquier clase de actividad co-
para desarrollar una actividad de semio- municativa. Un noticiero televisivo no
sis. Lo específico del signo no es lo natural tendría sentido sin la palabra que explican
en sí, porque la naturaleza carece de sig- las imágenes. Tampoco le gusta a la gente
nos, sino “la convención cultural” creada ver un partido de fútbol transmitido en
en el seno de la sociedad, para designar a directo, sin los comentarios hablados de
alguna cosa como signo. los locutores. También con las palabras se
realizan casi todos los mensajes metalin-
b) Signos verbales y no verbales güísticos, que ocupan gran parte de las co-
municaciones científicas y tecnológicas.
Para el uso pedagógico y educativo, En conclusión, es la palabra el vehí-
parece preferible clasificar los signos en culo normal y más usado en la transmi-
dos grandes grupos: sión de los pensamientos y de los relatos
sobre las actividades humanas y lo que pa-
Signos verbales: son los más numero- sa en el mundo.
sos, abundantes y también los más utiliza-
dos en todas las sociedades humanas. Los signos no verbales: incluyen todos
Prácticamente no hay actividad de comu- los demás signos que se generan en las so-
nicación sin la palabra, y casi todas las de- ciedades humanas: imágenes de cualquier
más formas de semiosis la incluyen. Los tipo y género, símbolos figurativos, musi-
signos lingüísticos son imprescindibles cales, señales fónicas, logos, señales de
especialmente cuando se trata de describir tránsito, gestos o movimientos conven-
o de expresar ideas abstractas, estados de cionales, etcétera.
cosas o situaciones anímicas interiores, Los medios de comunicación social,
psicológicas o espirituales ¿Con qué sig- difunden muchos mensajes “audiovisua-
82 / Victorino Zecchetto

les”, donde el lenguaje verbal va mezclado c) Creación y movilidad de los signos


con imágenes fijas o en movimientos. Es
normal que se recurra a otros signos para Todos los signos verbales o no verba-
reforzar las palabra. En nuestra comuni- les, son fruto de la actividad humana, son
cación interpersonal cuando hablamos creados por instituciones, por hombres y
solemos hacer gestos con la cara y las ma- mujeres que necesitan comunicarse, orga-
nos o asumir ciertas posturas corporales. nizar la sociedad en la cual viven, mani-
Hoy, gracias a la tecnología, sabemos festar sus pensamientos, expresar lo que
perfectamente que muchos aspectos del sienten, dar a conocer sus visiones del
mundo, de la vida y de la sociedad, se pre- mundo y sus proyectos.
sentan mejor y con más fuerza mediante El lenguaje no es el mundo, ni tampo-
las imágenes que no usando sólo palabras. co el mundo es el lenguaje, sin embargo, el
Estas tienen también sus límites, pues no lenguaje, los signos y el mundo se compe-
pueden describir perfectamente todas las netran mutuamente. Nada hay en el mun-
cosas. El naufragio del buque “Titanic” ha do que no esté en los signos, ni hay len-
producido un fuerte impacto realista en guaje y signos sin el mundo. Todo está en
millones de personas que vieron la pelícu- continua movilidad.
la de James Cameron, más que si hubieran Nosotros estructuramos el mundo se-
leído el relato escrito en una revista o en gún nuestros lenguajes, según los signos
un libro. que poseemos de él. Pero si el orden del
En la escuela es más efectivo para los mundo está hecho de signos para que no-
chicos mostrar con un video cómo son las sotros lo comprendamos, entonces se abre
ruinas de Machupichu en Perú, que no el camino crítico que exige preguntarse
describiéndolas con palabras, aunque és- como debe ser el lenguaje para que el
tas también estarán presentes en el audio- mundo se nos manifieste: el mundo del
visual y en los comentarios dialogados ser no sensible que siempre es, y también
con los alumnos. el mundo sensible que nuestros ojos ven y
Nuestras sociedades actuales generan perciben como cambiante, y sobre el cual
muchos signos de carácter no verbal y así elaboramos la mayor parte de nuestros
superan los límites o barreras que tienen signos.
las palabras. Sin embargo, no hay que Sabemos que detrás de las palabras, de
pensar que los signos verbales y los no los nombres y de los signos, están las co-
verbales son entidades en pugna o contra- sas reales sometidas al principio de no
puestas. Al contrario viven en continua contradicción. Pero también las palabras y
simbiosis y se acompañan como herma- los signos designan hechos y aconteci-
nos inseparables, trabajando juntos y mientos, todos sometidos al principio de
compenetrados para enriquecer la comu- razón suficiente., porque cada evento se
nicación. explica por otro. Hay, pues, palabras y sig-
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La danza de los signos / 83

nos para el mundo invisible del ser, y hay


palabras y signos que nos hablan de ese
mundo que cambia, que se construye y se
derrumba, evolucionando según la lógica
del tiempo. Este último es el mundo que
más sentimos, es mi mundo y el del otro
con el que me comunico y con el cual
transcurro mi vida cotidiana, es el mundo
temporal donde se va deshilvanando mi
existencia, donde se desgastan mis horas,
mis días y mis años.
¿Cuáles son los lenguajes que mejor
nos permiten comunicarnos con el mun-
do y los demás?
¿Qué buscamos, en definitiva, cuando
nos comunicamos?
¿Cómo generar signos que expresen
los deseos más buenos del ser humano?
¿Es posible eliminar los signos y los
símbolos de destructividad humana?
¿Qué signos vale la pena enseñar y
crear para que sean pedagógicamente
atrayentes?
Los signos tienen necesariamente un
ritmo de vida dinámico y cambiante. Los
hay que, por su rol operativo y universal,
tienen una larga duración, otros en cam-
bio, son efímeros y desaparecen al poco
tiempo de haber nacido. La cultura huma-
na es una ininterrumpida fábrica de sig-
nos, pero es también un cementerio don-
de el tiempo va sepultando aquellos que
ya nadie usa y que están destinados a de-
saparecer.

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