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TÍTULOS
DE CRÉDITO

TÍTULOS Y OPERACIONES DE
CRÉDITO

Sadot Samuel
Solano Contreras

Profesor:

Guillermo García
Rivera
CASO:
Cementos Corona, S.A. de C.V., es una empresa cuya principal actividad es la
producción y comercialización de cemento lo cual lleva a cabo a nivel nacional.

La colocación de su producto la lleva a cabo a través de una red de distribuidores,


principalmente negocios dedicados a la venta de material para la construcción y
ferreterías. La mecánica de esta distribución implica un financiamiento ya que los
distribuidores solicitan las cantidades de cemento que requieren para su negocio y
piden que el pago de la mercancía se efectúe en plazos de 30, 60 o 90 días. En
atención a lo anterior, la cementera otorga a sus distribuidores una línea de crédito
revolvente mediante la cual pueden disponer de mercancía que va generando
cuentas por cobrar y, consecuentemente, se deben hacer abonos a dicha deuda
conforme a las condiciones de pago fijadas para cada una de las entregas de tal
modo que convergen una serie de transacciones en la relación comercial sostenida.
Estos acuerdos comerciales de distribución-financiamiento, suelen tener duraciones
de varios meses y, en ocasiones, persisten por años hasta que se presentan
incumplimientos de pago.

Originalmente la práctica comercial de la empresa implicaba la expedición de una


orden de compra y se documentaba la recepción del producto mediante la entrega
de una factura por parte de la cementera y la expedición de contra recibos por los
distribuidores ; sin embargo, a últimas fechas, se ha incrementado el porcentaje de
cartera vencida de estas operaciones, razón por la cual la dirección de operaciones
ha solicitado al departamento jurídico diseñe una estrategia de documentación para
estas transacciones a fin de contar con un instrumento con validez jurídica que
facilite la cobranza judicial de los montos adeudados.

Identificar los requisitos que señala la Ley General de Títulos y Operaciones


de Crédito para elaborar un Pagaré.

El pagaré es un instrumento de crédito regido por la Ley General de Títulos y


Operaciones de Crédito. Es un acto comercial de acuerdo con el Código de
Comercio y una mercancía de acuerdo con la Ley General de la Propiedad y
Negocios de Crédito.
El título de crédito es el documento necesario para ejercer los derechos escritos en
ella establecidos.
Un pagaré es un documento que contiene una promesa incondicional de pagar una
cierta cantidad de dinero a otra persona llamada tenedor o beneficiario.
Por tanto, al ser el pagaré un título de crédito, el tenedor o beneficiario del pagaré
tiene derecho a recibir el pago de una cantidad determinada del obligado al pago, es
decir, el suscriptor del documento.

Como características de los pagarés tenemos:

Un pagaré es un documento independiente, es decir, existe independientemente del


acto o negocio que lo produjo; y,
Un pagaré es un derecho exigible que, si el suscriptor no paga, el tenedor puede
ejercer su derecho (a recibir el pago del dinero) a través de un juicio donde el
suscriptor que es demandado estará obligado a pagar, y si el suscriptor incumple
para cumplir con la demanda, se embargarán bienes suficientes para pagar lo
adeudado.
Para que un pagaré exista, sea válido y tenga fuerza legal, su contenido debe
cumplir con los requisitos establecidos en la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, independientemente de que el documento esté escrito en forma impresa
o de puño y letra.

Requisitos del pagaré:

De acuerdo con la ley general sobre títulos y operaciones de crédito, un pagaré


debe tener el siguiente contenido.
- Insertar un pagaré en el cuerpo del documento.
- Una promesa incondicional de pagar una cierta cantidad de dinero.
- Nombre del beneficiario.
- Hora y lugar de pago.
- La fecha y el lugar en que se firmó el documento.
- Firma del Suscriptor o de una persona que firme a petición suya o en su
nombre.

El Aval en el Pagaré

La figura del aval es una forma de garantizar en todo o en parte el pago de la suma
determinada de dinero contenida en el título de crédito, siendo en el tema que nos
ocupa, el pagaré

Endoso de pagarés

La figura jurídica del endoso es un medio de transmisión de una carta de crédito


como un pagaré. Mediante el endoso, el titular del documento (el endosante)
expresa su voluntad de transferir el documento a otra persona (el endosante). El
endoso debe constar en el pagaré o en un papel adjunto al pagaré.

La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito establece que el endoso puede


ser "título", "compraventa" o "garantía".

Un endoso de título transfiere la propiedad del documento y todos los derechos


adjuntos.
El endoso en adquisición o cobro no transfiere la propiedad del documento, pero
autoriza al endosatario a cobrar el documento por vía extrajudicial o judicial.
En el endoso en garantía, prenda u otro equivalente, se confiere al endosatario
prendario todos los derechos y obligaciones respecto del título del endoso y sus
derechos inherentes, incluyendo la facultad de tomar documentos, judicial o
extrajudicialmente.
Compatibilidad del contenido del Pagaré con la realidad de la operación de
financiamiento que otorga la acreedora a sus distribuidores para lo cual
deberás contrastar la mecánica de la operación comercial y otorgamiento de la
línea de crédito descrita en el caso, contra las características de: a)
abstracción, b) incorporación c) literalidad y d) autonomía, inherentes a los
títulos de crédito.

Las principales características de los títulos de crédito son la incorporación, la


legitimación, la literalidad, la autonomía, la abstracción y la sustantividad.

Incorporación:

La incorporación viene de la inclusión del derecho en el documento; es decir, el que


tiene el título tiene el derecho porque éste se concede en el documento. Si no se
posee físicamente no se tiene el derecho.

Legitimación:

La legitimación consiste en la propiedad que tiene el título de crédito de facultar a


quien lo posee, según la ley de su circulación, para exigir del suscriptor el pago de la
prestación consignada en el mismo y solventar válidamente la obligación del
suscriptor a favor del poseedor.

No le interesa la ley, ni la doctrina en materia de títulos de crédito ni quién es el


propietario real, lo que importa es el poseedor formal.

Para efectos de la ley de circulación de los títulos de crédito, éstos se clasifican en


tres tipos:

a) Al portador: los expedidos sin determinación de persona, ni señalamiento


específico.
b) A la orden: el que se emite a favor de determinada persona o de la persona a
quien transmite sus derechos.
c) Nominativos: aquellos en que el título se crea, se expiden a favor de determinada
persona, pero, además, debe llevarse un registro efectuado por el creador del título
de crédito, y en éste se deben anotar las transmisiones de propiedad del mismo por
endoso.
Literalidad:

Cuando se crea el documento que emerge a la superficie del negocio causal o


negocio subyacente se redacta en términos que ya no pueden ser modificados o
cambiados ni haber nadie que pueda hacerlos cambiar. Entonces surge el criterio
del concepto de literalidad, que quiere decir simple y sencillamente que lo que está
literalmente escrito en el texto del documento constituye el derecho. Esta es la pauta
y la medida del derecho.

Autonomía:

El título de crédito nace en el momento en que se ha redactado y su suscriptor


original lo pone en movimiento y lo entrega a su beneficiario. Entonces hay una
relación personal entre el creador del título y su primer adquirente, situación jurídica
que se va a repetir cada vez que pasa de una mano a otra el título, es como si se
repitiera el acto creativo del título. Hay una relación personal, es como si el negocio
causal volviera a repetirse y el instrumento de pago es el título de crédito, nada más
que el título valor seguirá siendo abstracto, autónomo e independiente de la causa
que le dio origen el primer día y solamente lo que va a subsistir son las relaciones
personales; por eso lo que va a proceder son las excepciones personales y no las
excepciones causales; por lo tanto, el título de crédito tendrá plena validez y será
efectivo contra cualquiera de los obligados con las excepciones personales que
puedan oponerse. Esto es lo que se llama principio de abstracción, que está
íntimamente ligado con el de autonomía.

Abstracción:

El principio de abstracción consiste precisamente en que las excepciones causales


no son oponibles a los títulos de crédito. Lo único que puede oponerse son las
excepciones derivadas del propio título llamadas cambiarias y las excepciones
personales.

Sustantividad o independencia:

Es un principio derivado también del principio de autonomía y consiste en que cada


acto del título de crédito, cada acto integrado en el mismo es independiente de otro,
se refiere al acto que dio origen solamente al negocio causal original, sino a la
causa que da origen a cada traspaso. La sustantividad es independencia de uno
frente a todos los demás actos celebrados o integrados en el título de crédito; por
ejemplo, el avalista, presta su garantía por aval, esto es un acto independiente de la
obligación asumida por la persona avalada.

Una vez abordada dicha problemática, podemos concluir que la compatibilidad del
Pagaré con el reto se ve poco aplicable ya que, de acuerdo con los principios
previamente contemplados, podríamos por medio de un cuestionamiento jurídico,
¿argumentar que, el pagaré es el documento jurídico ideal para respaldar esta
relación? ¿Es el idóneo? Para esto lo debemos contrastar con Abstracción,
considerando que en verdad estamos hablando de un contrato de suministro de
mercancía, de una línea de crédito, mientras que el pagaré es una línea fija, en ese
sentido no es flexible, por lo que el contrato de suministro de mercancía al ser más
flexible y abarcar con ayuda del propio artículo 229 y 231 de la LGTOC, y que a su
vez se apoya de un certificado de depósito, es como pudiera servir como
instrumento de enajenación, transfiriendo a su adquirente los mencionados
derechos, mismos que tienen la calidad de títulos de crédito.

Juicio Ejecutivo Mercantil.

Asimismo pudimos observar una vez abordados los argumentos que el medio
idóneo para efectuar el acto jurídico es por medio del juicio ejecutivo mercantil, ya
que de acuerdo a lo establecido el juicio ejecutivo a diferencia del ordinario no tiene
por objeto la declaración de derechos dudosos o controvertidos, sino que es un
procedimiento para hacerse efectivo un crédito que viene ya establecido en el
documento, Se procederá ejecutivamente, es decir, a ejecutar; no a discutir ni a
declarar. Por lo que dicha medida solo plantea y planea la plena ejecución del
crédito entre el proveedor y el deudor.

Asimismo, el contrato de suministro es aquel por virtud del cual el suministrador se


obliga con el suministrado a proporcionarle una determinada cantidad de artículos,
objetos, insumos, bienes durante un lapso o período de tiempo, a cambio de un
precio cierto y en dinero o en ocasiones puede ser en especie. el suministro se
clasifica como un contrato atípico, innominado, consensual, real, bilateral,
conmutativo, de tracto sucesivo y que contiene obligaciones complejas de dar, hacer
y no hacer y a pesar de tener similitudes con otros contratos no se deben de
confundir puesto que el suministro cuenta con características propias que lo
distinguen.

CARACTERÍSTICAS.

El suministro constituye un tipo especial del contrato de compraventa mercantil,


cuya función consiste en satisfacer las periódicas necesidades del suministrado, sin
que éste tenga que estipular tantos contratos de compraventa como periodos de
necesidad se le presenten, dándole seguridad en la percepción de las cosas objeto
del contrato, las cuales obtendrá en forma constante según sus necesidades,
pudiendo incluso existir variación en el precio inicial a partir de cualquiera de las
entregas, previa su notificación al suministrado y aceptación por parte de éste. Por
lo que no se puede pretender que el suministro y la compraventa sean dos contratos
distintos, sino que aquél es una especie de éste y, por ello, le son aplicables las
disposiciones normativas que regulan la compraventa mercantil.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 775/96. Guantes Vitex, S.A. de C.V. 12 de diciembre de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: María del Carmen Sánchez Hidalgo. Secretaria:
María Concepción Alonso Flores.
Determinar qué ventajas procesales le brindaría a la cementera la firma de
Pagarés para documentar las líneas de crédito que otorga a los distribuidores
en caso de ser necesario promover demanda en su contra. Esto debe incluir la
vía procesal correspondiente y el monto que demandarías por concepto de
suerte principal.

Básicamente, las principales ventajas de un pagaré son:

- Son contratos legales o jurídicamente vinculantes. Esto asegura a la empresa


o entidad receptora que presta dinero contra el pagaré que el prestatario está
obligado por ley a pagar la cantidad requerida. Tener un pagaré debidamente
ejecutado aumenta las posibilidades de que un juez falle a favor del
prestatario si la deuda se transfiere a un juicio cambiario.
- Ofrecen tiempos de pago. Un pagaré especifica una fecha de pago específica
para el emisor. Esto le da tiempo para recaudar suficiente dinero para cubrir
lo que debe más los intereses para que pueda realizar ventas antes de pagar
a sus proveedores.
- Pueden ser descontados o endosados. Al dar garantía contra el pago de una
cantidad determinada, el pagaré permite al beneficiario obtener financiación
antes del vencimiento del pagaré porque puede ser descontado por la
entidad.

Las plenas diferencias entre ambos juicios son:

- El juicio ejecutivo mercantil es un procedimiento sumario de excepción,


porque únicamente tiene acceso a él, aquel cuyo crédito consta en un título
de tal fuerza que constituye vehemente presunción de que el derecho del
actor es legítimo y está suficientemente probado, para que sea desde luego
atendido por las autoridades competentes.
- Los juicios sumarios, llevan implícita la idea de rapidez, esto a diferencia de
los juicios ordinarios, cuyos plazos son amplios, sus formalidades varias y en
dichos juicios se discuten cuestiones complejas, las que exigen que la
controversia se plantee y discuta ampliamente y que para tal objeto fija
términos adecuados.
De acuerdo a la tesis, 1a./J. 23/2021 (10a.) y con base en los artículos 1339, 1390
Bis y 1390 Ter 1 del Código de Comercio, nos establece que las disposiciones
previstas en el Título Especial Bis denominado “Del Juicio Ejecutivo Mercantil Oral”
del Libro Quinto, serán aplicables a los asuntos en los que el valor de la suerte
principal sea igual o superior a la cantidad que establece el artículo 1339 para que
un juicio sea apelable y hasta $650,000.00, sin que sean de tomarse en
consideración intereses y demás accesorios reclamados a la fecha de interposición
de la demanda.

A partir del 26 de enero de 2019, en los juicios ejecutivos mercantiles orales a que
se refiere el párrafo anterior, se tramitarán todas las contiendas mercantiles cuyo
monto por concepto de suerte principal sea igual o superior a la cantidad que
establece el artículo 1339 para que un juicio sea apelable y hasta $1,000,000.00, sin
tomar en consideración intereses y demás accesorios reclamados a la fecha de
presentación de la demanda.

Determinar qué posibles defensas y excepciones podrían hacer valer los


distribuidores demandados, ante el planteamiento de una demanda
considerando las respuestas que diste a los puntos.

De acuerdo a lo establecido en la evidencia que hemos empezado a desarrollar


satisfactoriamente, y considerando lo enmarcado en los artículos 8vo de la LGTOC
y en el artículo 1403 del Código de Comercio, se pudiese emitir que los documentos
a los que la ley concede el carácter de títulos ejecutivos, constituyen una prueba
preconstituida de la acción"; esto significa que los documentos ejecutivos exhibidos
por la actora para fundamentar su acción son elementos demostrativos que hacen
en sí mismos prueba plena, y que si la parte demandada opone una excepción
tendiente a destruir la eficacia de los mismos, es a ella y no a la actora a quien
corresponde la carga de la prueba del hecho en que fundamenta su excepción,
precisamente en aplicación del principio contenido en el artículo 1194 del Código de
Comercio, consistente en que, de igual manera que corresponde al actor la
demostración de los hechos constitutivos de su acción, toca a su contraria la
justificación de los constitutivos de sus excepciones o defensas". Esto con base en
la tesis 240043 en materia civil.

Asimismo, con base en la tesis XI, 2o., 24 C, p. 488. Nos establece que:

TÍTULOS DE CRÉDITO. CASOS EN QUE PUEDEN OPONERSE COMO


EXCEPCIONES PERSONALES LAS DERIVADAS DE LA RELACIÓN CAUSAL. Un
análisis conjunto de lo dispuesto por los artículos 1o., 5o., 6o., 8o., 11, 14, 167 y
168 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito permite establecer que
la intención primordial del legislador al crear la figura de la autonomía de los títulos
cambiarios, fue la de garantizar al tenedor de buena fe, no vinculado con la relación
causal, el derecho literal consignado en los propios títulos. De ahí que éstos, en tal
supuesto, están provistos de autonomía y que, por lo mismo, su eficacia por lo
general no dependa del acto que les dio origen, es decir, que no quede subordinada
a la validez o invalidez de la causa de la cual emanan. Sin embargo, cabe reiterar
que esta regla sólo tiene aplicación cuando el título ha entrado en circulación y
adquirido vida comercial, ya que en este supuesto el obligado no puede oponer a su
tenedor las excepciones personales que pudiera tener contra el beneficiario original,
en términos del artículo 8o., fracción XI, del ordenamiento jurídico en cita,
precisamente porque en esa hipótesis quien le reclame el pago del documento no
tiene vinculación alguna con el negocio jurídico que lo haya generado. Pero cuando
el actor es la misma persona con quien el demandado está vinculado por la relación
causal, éste le podrá oponer las excepciones personales que deriven de la misma,
de conformidad con lo dispuesto en los numerales 8o., fracción XI, en concordancia
con el 167, ambos de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, lo cual no
implica desconocer el principio de autonomía de la obligación cartular, pues con
relación a esto, debe aclararse que si bien el demandado puede, merced a la teoría
de la causalidad antes expuesta, oponer frente a su acreedor las excepciones
personales que tenga en su contra, ello no conlleva a establecer que por ese sólo
hecho el documento accionado pierda su autonomía, dado que el mismo conservará
tal atributo si aquél no demuestra plenamente en juicio dichas excepciones.

Esto sirviendo como apoyo y con base en el artículo 8vo, podemos dictaminar que,
una manera eficaz de hacerle frente a la demanda, podría ser la fracción IV que
especifica “Las que se fundan en el hecho de no haber sido el demandado quien
firmó el documento".
Es ésta una excepción que se basa en la literalidad; ya que sin que la firma de una
persona conste, material y literalmente en el documento, dicha persona no puede
tener obligación alguna derivada del documento.
Asimismo, se podría decir que se podría entrar en estado de insolvencia, la
insolvencia es un estado económico; el hecho de quiebra es el fenómeno que revela
la existencia de la insolvencia. Probado el hecho se permite la declaración de la
cesación de pagos y por ello de la quiebra. Y con ayuda en la Tesis: XIX.2o.10 C
podemos declarar que El estado de insolvencia por ser una situación excepcional en
el patrimonio de las personas, debe encontrarse debidamente demostrado en autos;
así pues, si existen constancias tendientes a demostrar aún de manera presuntiva
que el deudor posee algunos bienes con los que pudiera sufragar la deuda, ello es
suficiente para que no se declare su insolvencia; ya que ésta no solamente tiene
efectos en materia patrimonial, sino que también tiene consecuencias en materia
penal, laboral y fiscal entre otras, atento a lo cual, dada la gravedad que implica,
sólo puede llegarse a él cuando en autos no exista una sola probanza, que implique
siquiera presuntivamente que se posean bienes que pudieran cubrir el adeudo de
que se trate.
Referencias

- Código de Comercio.
- EL ENDOSO. SEGUNDA PARTE, Pedro Alfonso LABARIEGA VILLANUEVA
- Ley General de Títulos y Operaciones de Créditos
- Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, t. III, abril de 1996,
tesis XI, 2o., 24 C, p. 488
- Semanario Judicial de la Federación. Volumen 205-216, Cuarta Parte, página 181
- Tesis: XIX.2o.10 C
-

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