Está en la página 1de 9

Ensayo

Por:
GERMAN CASTRO
JUAN CAMILO IRAL BARRERA

Curso:

Docente:

MAESTRIA EN FAMILIA
UNIMINUTO
2022-2
El duelo es la reacción natural que se da ante una perdida, de una empresa,
herencia, separación de una pareja, por el fallecimiento de un ser amado,
según Flórez “El duelo no es un trastorno mental, es un proceso doloroso e
inesperado en respuesta a la muerte de un ser querido o de una pérdida
significativa.” (S.D. Flórez, 2009). No es trastorno mental, es este natural, pero
su no sana elaboración, puede generar o detonar trastornos mentales.
El duelo es un proceso que genera cambios profundos en nuestras vidas y por
consecuente en la dinámica social y comunitaria; Podemos sentirnos
confundidos, ansiosos y llenos de dudas sobre lo que nos pasa,
preguntándonos qué debemos hacer para aliviar el dolor que experimentamos
y cómo podemos finalizarlo en el menor tiempo posible.
Queremos colocar en conocimiento que este tipo de perdidas no solo afecta a
la familia sino también el entorno y los entornos (colegio, universidad, equipo
de deporte, de cultura, laboral, religioso, político, aun entorno de ocio) en los
que estos participan y ejercen presión y a la vez en doble vía, ya que reciben
las descargas de presión de los distinto entornos.
Estas sensaciones se transmiten a los distintos entornos que esta familia
influye, desde su interacción y comunicación aun la no verbal, por eso
hablamos de duelo social, y buscamos no dejar a la comunidad como ajena al
hecho ocurrido y lo que este desencadena como es el duelo.
Como ejemplo de esta afectaciones desde la perdida, podemos nombrar la
muerte de un miembro de una familia por suicidio, los vecinos quedaron
consternados, no sabían que hacer, que decir, como actuar como seguir
viviendo, pues no solo el pensar en la familia de la víctima sino en la posibilidad
tan estrecha desde ese momento que en sus casas pueda esto pasar; Es
retomar al otro día sus vidas como si no hubiera pasado nada para ellos, no es
pensar que al no ser familiar podamos decir que no hay afectación externa,
nada más falso que esto pues la víctima, y la familia de sobrevivientes, son un
sistema que compone otro sistemas, que comparte además con otros
subsistemas, hay transferencias, de cargas positiva y negativas, ambas
generando reacciones en el sistema que la recibe.
Un duelo no tratado, no tramitado se convierte en un duelo complicado duelo
patológico hay claramente complicaciones, “Oír la voz efímera y momentánea
del fallecido puede ser normal; no obstante, las alucinaciones auditivas
complejas y persistentes no son normales. La negación de ciertos aspectos de
la muerte es normal; sin embargo, la negación que implica la certeza de que la
persona muerta sigue viva, no lo es:” (Kaplan H, Sadock B, 1999), Es por eso que
se hace necesario primero tener conocimiento sobre el duelo para que los
entornos donde la persona que lo esta viviendo puede tener espacios libres de
expresión, a partir de ese duelo, y poder tramitarlo.
Cuando hablamos de los entornos del que esta en proceso de duelo, no hace
pensar, reconocer y comprender, que estos entornos educativos, culturales,
comunitarios, recreativos, laborales, entre otros, viven y padecen de su manera
duelo por la perdida de esta persona, pues hay influencia, tramite de energías
en doble vía. Esto nos permite evidenciar a partir de situaciones que, desde
los microsistemas, influyen desde sus pérdidas en lo mesosistemas, desde las
relaciones e interacciones.
En nuestro entono Antioqueño hemos pasado a nivel social por muchas
perdidas, desde la perdida de identidad que ha generado duelo a
especialmente a nuestros adultos mayores viéndose reflejado en las altas cifras
de depresión agudo en adultos mayores, duelo por la perdida de las tierras,
cultivos, animales, por el desplazamiento forzado, duelo por el asesinato de
seres amados la finca que era un cofre de sueños hoy desde el miedo y la
angustia es visto como un baúl de pesadillas, las cuales no queremos recordar
pero están ahí y deben salir. Y como dejar a un lado las pérdidas de vidas, de
patrimonios, de relaciones sentimentales, como resultado de una Pandemia
inesperada.
Estos procesos que han requerido en la mayoría de casos correr, huir, buscar,
adaptarse y todo desde la aceleración, no permitiendo tramitar el Duelo, los
resultados que hoy vemos, en lo social, comunitario, el crecimiento de la
enfermedad mental es muestra de una sociedad enferma, La OMS definió la
salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de enfermedades o dolencias” (OMS, 1946). Hoy
podemos deducir que no hay, no percibe un bienestar completo ni físico,
mucho mas mental, y social.
A partir de lo anterior mencionado podemos hablar de riesgo social, este
definido por algunos autores como, Esteban Otto Thomas, María Eugenia
Castelao Caruana, Juan Miguel Massot, Mariano Eriz “interacción ideográfica e
inadecuada con sus entornos, los cuales no cubren sus derechos inalienables,
poniendo en peligro su correcto desarrollo y dando lugar a un posible inicio de
procesos de inadaptación social; y sus entornos ecológicos son la familia, la
escuela, el barrio, el vecindario, las instituciones.” ( Esteban Otto Thomas, María
Eugenia Castelao Caruana, Juan Miguel Massot, Mariano Eriz, 2014 ), Los entornos
ecológicos a los que la familia, impacta y es a la vez impactada, a partir de
nuestro caso el duelo social, no tramitado, esta la comunidad sobreviviendo
en el día a día no trabajando en un futuro desde el bien común, sino en la
angustia de que deparará el mañana, sumiendo al miembro y a su sistema
primario en un proceso individualista.
El individualismo está afectando todo el sistema social y comunitario, incluso
en el querer y creer que solo o sola se debe sobrepasar las malas
circunstancia, confirmando así la creencia, de que los fenómenos familiares
dolo afecta al miembro y a su entorno familiar debilitanto los lazos sociales
trazados desde las relaciones e inyeraracciones, Émile Durkheim desarrolla el
concepto de “anomia en La División del Trabajo Social y El Suicidio,
identificando el momento en el que los vínculos sociales se debilitan y la
sociedad pierde su fuerza para integrar y regular adecuadamente a los
individuos, generando fenómenos sociales tales como el suicidio”. ( Émile
Durkheim,1946). Este desorden social, y el aislamiento del individuo de sus
entornos, es la muestra no de la ausencia de las normas, pero sí de estas
descoordinadas, las cuales crean vacíos comunitarios, no dando diferencias,
para que la persona se aislé, ya que cada uno lucha por el bien propio, el bien
privado, dejando aun lado la lucha coherente, solidaria, y coordinada, sobre el
bien común transversalizada por la confianza.
Esta descoordinación, de estas normas culturales, basadas en la confianza y
en las acciones reciprocas son las que hoy necesitan retomar vigencia, y ser
estas visibilizadas, por los equipos psicosociales e interdisciplinarios en la
distintas comunidades y sub sistemas, John Durston, en su aporte a la CEPAL,
define al capital social comunitario, “como las normas culturales, por la
confianza y por las redes interpersonales de reciprocidad que son los
precursores de las instituciones sociales que lo constituyen. Una forma de
institucionalidad social que aporta el capital social comunitario es el bien común
como objetivo” (John Durston, 2000). Estos vacíos sociales y comunitarios han
dejado una sensación de desarraigo en cada miembro del sistema social,
permitiendo que los distintos fenómenos sociales generen impactos más
negativos y de resultados inminentes y catastróficos, afectando directamente a
la dinámica de cada subsistema.
Este fenómeno el Duelo social no tramitado, realiza afectaciones directas a la
dinámica social y comunitaria, ya que muchos de los comportamiento y
conductas se dan desde el impulso causado por la angustia, y desde el
condicionamiento que enmarca el fenómeno, los recursos de los que hablamos
refiriéndonos al capital social, que aportan al trámite directo del duelo social no
tramitado, están enmarcados más allá del recurso económico, hablamos más
del recurso humano, intelectual, moral, potencializados por la confianza y
solidaridad, vínculos identificados entre en el capital social, los que los
autores Carrión, -Molinares y Madariaga, los definen “como los valores, el
empoderamiento y la participación social representan recursos potenciadores
del desarrollo humano en los que la productividad del individuo no solo
corresponde con el ámbito económico o laboral sino con el crecimiento, el
desarrollo afectivo, emocional, axiológico, familiar y comunitario que hace que
las personas presenten comportamientos propiciadores de la interacción grupal
y del funcionamiento colectivo en términos generales” (Carrión, 2012; Molinares y
Madariaga, 2014). Estos vínculos son los que vemos grandes vacíos, a nivel
social y comunitario estamos sobrellevando cargas solos, que en grupo se
haría mas livianas, dejándonos estas sobrecargas (duelo social) mucho más
vulnerables como personas y por consecuente una sociedad en general
vulnerable.
La vulnerabilidad social, no solo se ve hoy en las comunidades con escases
de recursos, oportunidades, con dificultad de acceder a los beneficios de las
instituciones públicas y privadas, sino también en como la sociedad en
general está en vulnerabilidad social, ya que un duelo social vigente se
convierte en un detonante en constante actividad, como lo vimos en la
pandemia, al ser un fenómeno de gran magnitud, la enfermedad mental no
llega a partir de esta se dispara, ya que hay un cansancio, angustia,
generalizada y represada de tiempo atrás.
La incapacidad de las distintas comunidades no se da por falta de herramientas
o recursos propios se da por falta de conocimiento, sobre el poder que tienen
estos al ser manejado, utilizados por los miembros de una comunidad en busca
de ese bien común, en la investigación comparativa, Riesgo social: medición de
la vulnerabilidad en grupos focalizados. la definición, La vulnerabilidad social,
“es el resultado de los impactos provocados por el patrón de desarrollo vigente
pero también expresa la incapacidad de los grupos más débiles de la sociedad
para enfrentarlos, neutralizarlos u obtener beneficios de ellos.” (Lucas-Manzaba,
D. S. 2022), se resalta más allá de las falencias, la incapacidad de resiliencia
social y comunitaria, donde se busca no solo el resaltar la problemática, sino el
de visibilizar, potencializar las herramientas y recursos de la misma,
empoderando a los miembros de las comunidades.
A lo que queremos llegar con lo aprendido en este curso, y viendo a la familia
no como la sumatoria de elementos, sino como ese sistema conformado por
personas con capacidades, y limitaciones propias, que aportan y reciben
aportes de otros sistemas, los cuales se dan por medio de las relaciones e
interacciones, buscando con el trabajo la identificación del capital humano, y
empezar con acciones encaminadas a la protección social, Sunkel G, en su
investigación denomina “protección social, comprende una serie de políticas y
programas formulados para mitigar y evitar situaciones de pobreza y
vulnerabilidad en nuestra vida”. (Sunkel, G. 2006). Estos programas y políticas
se deben entender que desde su planeación hacia su ejecución son y deben
ser dados desde sus comunidades, ya que en nuestro caso el Duelo social, se
tramita desde la comunidad, se vive desde la comunidad, generando
estrategias grupales, que desde su esencia son inclusivas y participativas.
La familia se puede considerar como capital social ya que en ella las personas
adquieren conocimientos, recursos y conductas desde lo experiencial y, por
tanto, con gran intensidad, las bases básicas del desarrollo individual y social,
según Bolívar, Torío, Hernández y Peña, “capital social familiar, se pone el
acento en el tipo de interacción que prevalece entre padres e hijos, representa
la fluidez y transmisión de la información e ideas entre los mismos y en la
potencial unión que desarrolla la familia con la comunidad” (Bolívar, 2006; Torío,
Hernández y Peña, 2007). Los distintos procesos públicos o privados
encaminados a la intervención social, deben ser construidos desde las familias,
con sus conocimientos (capital social familiar), como bases firmes, que nos
permite desde el inicio, empoderarlos y así garantizar unos resultados
duraderos y sostenibles en el tiempo, como grupos y redes de apoyo frente al
manejo y acompañamiento del duelo, reconociendo hasta aquí que el duelo no
solo lo vive la persona quien experimenta una perdida, sino también sus
entornos.
No podemos seguir hablando de capital social, sin hacer mención de lo
importante que es el contexto internos y externos, de las familias y de las
comunidades a las que estás participan, contextos que dependiendo de los
resultados pueden ser positivos, negativos, detonantes, contenedores, para
Torres Valencia, A. B. “Contexto interno, Los elementos a tomar en cuenta en
esta categoría son: el funcionamiento familiar, la capacidad de adaptación para
los cambios, el sistema de creencias, y la percepción o significado que le dan al
evento estresante”. (Torres Valencia, A. B. 2013). Estos elementos aportan
directamente al manejo del duelo social, o perturba desde las ausencias de
estos, por la no claridad, o conocimiento de como canalizar estos para la
búsqueda del bien común. El contexto externo son los elementos que se dan
por fuera del sistema familiar pero que son influenciados por este, y se
convierten en receptor a la vez de estas influencias, Boss Se refiere ·a los
elementos que rodean a la familia como es el momento histórico, social y
económico, la clase social, la cultura en que se desarrolla la familia” (Boss,
2002). Todos esos momentos, trazados por el tiempo, son bases potenciales
de lo que es la conformación de capital social y capital social familiar, ya que
las acciones vividas en los distintos tiempos, espacios, fenómenos y realidades
aportan ese insumo que, con el acompañamiento psicosocial competente,
permite transformar sociedades y comunidades.
Hablando de los contextos debemos hablar lo que para nuestro concepto se
convierte en capital social y son El saber de saberes se convierte en esa
materia prima, necesaria del capital social, ya que este es puente
generacional, donde se transmite no solo el conocimiento, sino también donde
se enamora, a la persona de esos resultados que el trabajo en equipo,
comunitario e inclusivo brinda resultados que transforman de forma positiva, el
entorno comunitario y por consecuente a los subsistemas que a este
componen, y fortalece estas acciones a las relaciones que sedan en el
microsistemas, mesosistemas, impactando y aportando a las decisiones de
los exosistemas, sosteniéndose en el tiempo.
Estos espacios de interacción, y aporte reciproco desde la confianza se
convierte en esas, Redes Sociales, como lo conceptualizan Speck y
Pluymaekers “El concepto de red fue creado por Barnes (1954) la red social o
relacional es un grupo de personas, miembros de la familia, vecinos, amigos y
otras personas, Redes de apoyo social capaces de aportar una ayuda y un
apoyo tan reales como duraderos a un individuo o una familia (Speck, 1995;
Pluymaekers, 1995). Estos aportes se convierten en otra forma clara y oportuna
de capital social, aplicable y sostenible en el tiempo, con toda la posibilidad de
resultados que promuevan a sistematizar el proceso, replicándolo en otras
comunidades.
Bibliografía
 Ana Lilia Banda Castro, Ramona Flores Varela, Miguel Arturo Morales
Zamorano (2013). El capital social del ser humano, de la familia y las
comunidades como producto conjunto para el desarrollo humano. Tomado de:
http://www.scielo.org.co/pdf/aleth/v8n1/v8n1a02.pdf
Banda Castro, A. L., Flores Varela, R., & Morales Zamorano, M. A. (2016). El
capital social del ser humano, de la familia y las comunidades como producto
conjunto para el desarrollo humano. Aletheia. Revista de Desarrollo Humano,
Educativo y Social Contemporáneo, 8(1), 32-43. Tomado de:
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2145-
03662016000100002
Durston, J. (2000). ¿Qué es el capital social comunitario? Cepal. Tomado de:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5969/S0007574_es.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
Flórez, S. D. (2002, January). Duelo. In Anales del sistema sanitario de
Navarra (Vol. 25, pp. 77-85). Tomado de: file:///C:/Users/kratc/Downloads/5545-
Texto%20del%20art%C3%ADculo-8528-1-10-20090227.pdf
Kaplan, H., & Sadock, B. (1999). Duelo, luto y el sentimiento de
pérdida. Sinopsis de Psiquiatría; Ciencias de la Conducta-Psiquiatría Clínica.
Ed. Médica Panamericana SA 8a edición. Madrid, 78-83. Tomado de:
file:///C:/Users/kratc/Downloads/5545-Texto%20del%20art%C3%ADculo-8528-
1-10-20090227.pdf
Lucas-Manzaba, D. S. (2022). Epidemiologia y economía social en contextos
sociales vulnerables. Dominio de las Ciencias, 8(2), 1617-1627. Tomado de:
file:///C:/Users/kratc/Downloads/Dialnet-
EpidemiologiaYEconomiaSocialEnContextosSocialesVul-8548180.pdf
MONSALVE, E. G. B. (2021). Análisis de redes sociales: Conceptos y técnicas
para la investigación social. Fondo Editorial FCSH. .Tomado
de:https://books.google.es/books?
hl=es&lr=&id=61czEAAAQBAJ&oi=fnd&pg=PP6&dq=Redes+Sociales+El+conc
epto+de+red+fue+creado+por+Barnes+(1954)+la+red+social+o+relacional+es+
un
Presa Cardona, M. (2015). Estrés en la familia y funcionamiento familiar en un
Hospital Psiquiátrico de México. Tomado de:
https://repositorio.comillas.edu/xmlui/handle/11531/1042
Sunkel, G. (2006). El papel de la familia en la protección social en América
Latina. Cepal. Tomado de:
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/6121/S0600306_es.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
Thomasz, E. O., Caruana, M. E. C., Massot, J. M., & Eriz, M. (2014). Riesgo
social: medición de la vulnerabilidad en grupos focalizados. Cuadernos del
CIMBAGE, (16), 27-51. Tomado de:
https://www.redalyc.org/pdf/462/46230868003.pdf.

También podría gustarte