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La nacionalidad en el derecho internacional.

Régimen
jurídico de la nacionalidad argentina
por MARCELO F. TRUCCO
2007
www.saij.jus.gov.ar
Id SAIJ: DASF070028

1 -Introducción Este breve trabajo tiene por finalidad realizar un repaso sobre los principales conceptos que
desde el Derecho Internacional se han dado en materia de nacionalidad, revisando los antecedentes de esta
noción y evaluando las principales características e importancia que tiene el tema, teniendo presente que
cuando hablamos de nacionalidad nos vamos a referir a un elemento propio y constitutivo del Estado como
sujeto más importante del Derecho de Gentes: la población.

Posteriormente realizaremos un análisis de la legislación actual de nuestro país en materia de concesión de


nacionalidad de origen, haciendo hincapié en los requisitos contemplados por la ley para conceder dicha
nacionalidad.

Finalmente, nos avocaremos a analizar la noción y las condiciones que establece nuestra legislación en materia
de naturalización de extranjeros, mencionando algunos fallos interesantes pronunciados por nuestros tribunales
que han tratado diversos aspectos relacionados con el tema.

2 -Consideraciones generales Decía en la introducción que uno de los elementos constitutivos del Estado es la
población. La población de un Estado se conforma de nacionales y extranjeros (que ya sea en forma habitual o
circunstancial habitan el territorio de un país). La primera diferencia a remarcar radica en las distintas
supremacías que ejerce el Estado sobre nacionales y extranjeros. Así, siguiendo a Julio Barboza, decimos que
con respecto a los nacionales, "el Estado ejerce una supremacía personal", que se origina en el vínculo de la
nacionalidad y que le va a permitir al Estado ejercer sobre estas personas a quienes considera nacionales sus
poderes aunque los mismas no se encuentren en su territorio.

En cambio, "frente a los extranjeros, el Estado ejerce una supremacía territorial, por el simple hecho de que se
encuentran habitual o accidentalmente dentro del ámbito en que el Estado ejerce su soberanía territorial,
aunque estas personas no tengan su nacionalidad"(1). En nuestro país significa que si bien estos extranjeros no
están obligados a adquirir la ciudadanía argentina, quedan sujetos al cumplimiento de las leyes nacionales.

Vamos a dedicarnos en esta primera parte del trabajo a analizar el primero de ellos, es decir el vínculo de la
nacionalidad.

3-¿Cómo podemos definir a la nacionalidad?.

La primera cuestión a resaltar cuando hablamos de nacionalidad es que ella lleva implícita la idea de vínculo.
Son muchos los conceptos y definiciones esbozados por la doctrina, pero mencionaremos uno pronunciado por
la Corte Interamericana de Derechos Humanos que me pareció muy completo y encierra a mi criterio sus
principales características. Dicho Tribunal definió la nacionalidad como "el vínculo jurídico que liga a una
persona con un Estado determinado por medio del cual se obliga con él con relaciones de lealtad y fidelidad y se
hace acreedor a su protección diplomática" (2).
Algunas notas importantes se desprenden de esta definición. En primer lugar apreciamos los caracteres de
fidelidad y lealtad que genera el vínculo de nacionalidad. Estas características no hacen más que remarcar la
importancia de la relación, que lleva a muchos Estados a ser muy celosos y cuidadosos de las condiciones que
exigen para otorgar la naturalización a extranjeros.

En segundo lugar, se introduce la noción de protección diplomática, de vital importancia para nuestra materia.
Es decir la facultad que tiene el Estado de asumir el daño ocasionado a uno de sus nacionales en el extranjero
como propio, como si hubiera sido causado a la persona misma del Estado y por ello, poder reclamar la
reparación de los perjuicios ilícitamente ocasionados. Volveremos sobre este concepto cuando analicemos el
caso Nottebohn.

Las principales Declaraciones y Convenciones sobre Derechos Humanos a nivel internacional han remarcado la
importancia de la nacionalidad como un derecho propio e inalienable del individuo. Así, la Declaración Universal
de Derechos Humanos de 1948 sostiene en su Art. 15 que "toda persona tiene derecho a una nacionalidad",
agregando que "a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad". Este reconocimiento también es
contemplado por la Convención Americana de Derechos Humanos de 1969 (Pacto San José de Costa Rica) en
su Art. 20 (3), agregando en su segundo párrafo que "toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado
en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra". Al respecto, la Corte Interamericana agregó que "el derecho
a la nacionalidad contemplado en el artículo 20 de la Convención Americana recoge un doble aspecto: por una
parte "significa dotar al individuo de un mínimo de amparo jurídico en las relaciones internacionales, al
establecer a través de su nacionalidad su vinculación con un Estado determinado; y por otra parte implica
protegerlo contra la privación de su nacionalidad en forma arbitraria, porque de ese modo se le estaría privando
de la totalidad de sus derechos políticos y de aquellos derechos civiles que se sustentan en la nacionalidad del
individuo". (4) 4-¿Es lo mismo hablar de nacionalidad y ciudadanía? Acerca de la relación entre los conceptos
de ciudadanía y nacionalidad, la doctrina constitucional argentina esta dividida en dos; los que consideran que
uno y otro concepto son diferentes y los que los consideran sinónimos:

Comenzando con aquellos autores que consideran a la nacionalidad y ciudadanía como conceptos diferentes
mencionamos, entre otros, a Linares Quintana. En su tratado de derecho constitucional, en lo referente al tema,
el constitucionalista cita varios autores: Alberdi, Estrada, Joaquín V. González, Montes de Oca, Rivarola, etc.
Llega a la conclusión que: " Si bien la ciudadanía y la nacionalidad son términos que designan conceptos
estrechamente vinculados entre sí, en manera alguna son sinónimos, sino que expresan dos nociones jurídicas
perfectamente distintas. La nacionalidad es la relación de derecho civil que vincula al individuo con la nación en
que nació, en tanto que la ciudadanía es el nexo jurídico-político que une al Estado con el individuo que
satisface los requisitos exigidos por la ley para ser considerado ciudadano. De dónde si bien es posible la
pérdida de la ciudadanía, no puede concebirse que se prive a un ser humano de su nacionalidad".

En el mismo orden de ideas, Podestá Costa sostiene que "la nacionalidad no debe ser confundida con la
ciudadanía: ésta comprende a una parte de los nacionales, es decir, a los calificados legalmente para ejercer los
derechos políticos, pero hay nacionales que por razones de edad u otras causas pueden no ser ciudadanos"(5)
En otro orden, hay opiniones que consideran los conceptos de nacionalidad y ciudadanía como sinónimos. Entre
ellos, González Calderón, quien sostiene que "ciudadanía es lo mismo que nacionalidad. La única distinción que
hace nuestra Constitución Nacional a los habitantes de la República es entre ciudadanos y extranjeros; por lo
que se deduce que los individuos que no son ciudadanos tienen que ser forzosamente extranjeros y viceversa;
es decir que los que no son extranjeros son argentinos (ciudadanos argentinos)".

En mi opinión, considero que más allá de las distinciones teóricas que se pueden plantear entre ambos
términos, lo concreto es que tanto nuestra Constitución como la normativa vigente en la materia las mencionan
como conceptos sinónimos. En diversos textos de la Constitución se usan indistintamente las palabras
ciudadano, ciudadano argentino o argentino (Art. 20, 21, 39, 48, 89). Más aún, dice Gonzáles calderón "si
ciudadano no equivaliese a nacional, a argentino, sino a elector, se caería en el absurdo de admitir que los que
no votan no son argentinos porque para la Constitución los habitantes del país son o ciudadanos argentinos o
extranjeros"(6). Numerosos fallos de nuestra jurisprudencia avalan esta posición".(7) 5 - La Nacionalidad como
dominio reservado del Estado La regla básica en esta materia es que las cuestiones de nacionalidad caen en
principio dentro de la competencia interna de cada Estado. Esto significa que corresponde a cada Estado
determinar a través de su legislación quiénes son sus nacionales. Este principio está firmemente arraigado en la
práctica internacional. El principio de la competencia exclusiva del Estado fue confirmado por la Corte
Permanente de Justicia Internacional en la opinión consultiva concerniente a los decretos de nacionalidad de
Túnez y Marruecos. Dijo la Corte: "La cuestión de si un determinado asunto está o no exclusivamente dentro de
la competencia de un Estado es una cuestión esencialmente relativa; depende del desarrollo de las relaciones
internacionales. Así, en el estado actual del Derecho Internacional, las cuestiones de nacionalidad están, en
opinión de esta Corte, en principio, dentro de este dominio reservado"(8). Como complemento de lo que
venimos sosteniendo, la Corte Internacional de Justicia, en el caso Nottebhom (caso al cual me referiré con
mayor detenimiento) estableció que "el Derecho Internacional deja a cada Estado la responsabilidad de
determinar la atribución de su propia nacionalidad"(9) 6 - Criterios adoptados por los Estados en materia de
nacionalidad Los Estados fueron adoptando diversos criterios a los fines de conceder la nacionalidad. La
adopción de los mismos obedecieron en muchos casos a motivos de conveniencia política y a circunstancias y
épocas particulares que fundamentaban inclinarse por uno u otro criterio.

Nacionalidad de Origen. Regla del jus soli y del jus sanguinis.

Llamamos nacionalidad de origen a la atribución de nacionalidad a toda persona física, determinada por el
momento de su nacimiento, independiente de su voluntad. A partir de esta caracterización, los Estados
atribuyen esta nacionalidad de origen siguiendo alguno de estos 2 criterios o reglas:

a) Regla del jus soli: (derecho del suelo). Significa atribuir a la persona la nacionalidad del territorio donde nace,
sea cual fuere la nacionalidad de sus padres.

b) Regla del jus sanguinis:(derecho de la sangre) Significa atribuir a la persona la nacionalidad de sus padres,
independientemente del lugar donde halla nacido.

Generalmente los países densamente poblados o de emigración se inclinaron de preferencia hacia el jus
sanguinis, principalmente muchos Estados europeos que sufrieron el éxodo de su población a partir de las
guerras mundiales.

Por otra parte, aquellos países escasamente poblados que recibían esas corrientes inmigratorias adoptaron
mayormente el criterio del Jus soli. Sin embargo, conviene aclarar como bien señala Podestá Costa que "es
erróneo afirmar que el primero es exclusivo de los países europeos, como así también que el segundo es
exclusivo de los países americanos. Cita como ejemplo que Gran Bretaña toma como base principal el jus soli y
Francia adopta el jus sanguinis, pero asignando función importante al jus sanguinis. Por otra parte existen
países americanos como Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, que siguen en su legislación la regla
del jus sanguinis y otros, como México y Venezuela, que adoptan por igual los dos criterios.

Ya me referiré más adelante al sistema adoptado por la ley argentina en materia de atribución de nacionalidad
de origen Otros de los modos de adquisición de nacionalidad, es la llamada nacionalidad derivada, en donde
aquí sí se requiere esencialmente una manifestación de voluntad por parte de la persona y una concesión,
también voluntaria, por parte del Estado que la otorga. Este tipo de adquisición de nacionalidad recibe el nombre
de naturalización. Es el caso de los extranjeros, que pueden llegar a obtener la nacionalidad de un país
determinado, cumpliendo una serie de requisitos impuestos por las leyes internas del país que desean
naturalizarse.

A los efectos de facilitar su comprensión, resumimos lo tratado en el siguiente esquema:

Ver gráfico 7- Conflicto de nacionalidades. Principios adoptados por la jurisprudencia internacional.

De la combinación de ambas reglas de atribución de nacionalidad (jus soli y jus sanguinis) pueden darse casos
donde nos encontraríamos con una persona con 2 nacionalidades originarias. Citemos un ejemplo: Una
persona, hijo de padres españoles nace en Uruguay. Recordemos que en Uruguay prevalece la regla del jus soli
y en España la regla del jus sanguinis. Es decir que esa persona sería uruguayo para la ley Uruguaya, pero
español para la ley española. Si complicáramos aún más la situación podríamos imaginar que esa misma
persona, una vez cumplida la mayoría de edad y cumplidos los requisitos legales, solicita la naturalización en
Argentina, país que se la concede. Aquí tendríamos un caso no ya de doble nacionalidad, sino de nacionalidad
múltiple. La cuestión no suscitaría mayores inconvenientes, pues en caso que puedan subsistir todas las
nacionalidades, las mismas podrían invocarse sin inconvenientes. El problema radica cuando se presenta
alguna situación que plantee la necesidad de hacer prevalecer alguna nacionalidad. El caso práctico más
frecuente es preguntarnos qué pasaría si en el ejemplo mencionado, Uruguay y España entraran en algún
conflicto bélico. Esa persona, ¿a quién debería prestar fidelidad?, ¿a España o a Uruguay?. Cualquiera sea su
decisión, ¿el otro país no podría considerarlo desertor?. Todos estos interrogantes nos llevan a tratar el tema
conocido en derecho internacional como conflicto de nacionalidades.

Para prevenir los conflictos de nacionalidades, los Estados pueden celebrar tratados que unifiquen normas
materiales sobre la atribución de la nacionalidad. Aunque no es común que los países renuncien a su libertad de
acción en este campo excepto para regular hipótesis particulares. El método más frecuente consiste, sin
embargo, no en eliminar o reducir las posibilidades de nacionalidad múltiple, sino en suprimir
convencionalmente sus incompatibilidades más graves, eliminando los efectos considerados particularmente
nocivos. La Argentina ha concluido dos tratados bilaterales de este tipo, a saber:

El Convenio de nacionalidad con España, firmado en Madrid el 14 de abril de 1969, Convenio de nacionalidad
con Italia, firmado en Buenos Aires el 29 de octubre de 1971.

Estos convenios suprimen algunos de los efectos del conflicto de nacionalidades, al relevar al binacional que se
somete al tratado del cumplimiento de sus obligaciones en uno de los dos países, como las obligaciones
militares que se consideran como cumplidas las satisfechas en el país de origen. La Argentina también ha
celebrado tratados destinados a reglar específicamente las obligaciones militares de los argentinos que posean
otra nacionalidad con Francia (1927), Italia (1938), España (1948), Suiza (1957), Suecia (1959), Dinamarca
(1962), Finlandia (1963), Bélgica (1963), Gran Bretaña (1963), Austria (1979), Alemania (1985) y los Países
Bajos (1989). Estos tratados establecen que los binacionales que hayan hecho el servicio militar en el Estado de
su domicilio o residencia, o que hayan sido exceptuados del mismo o realizado un servicio alternativo en el
ámbito civil, no serán llamados a cumplir obligaciones militares en el otro Estado contratante en tiempo de paz.
La satisfacción de las obligaciones militares se prueba mediante la presentación de un documento oficial de las
autoridades competentes.

Más allá de las soluciones o acuerdos sobre cuestiones específicas que pueden celebrar los Estados, se exigía
desde el derecho internacional una respuesta o principio rector que obrara como guía a los efectos de brindar
una solución al conflicto de nacionalidades. Este principio rector, que servirá de base o parámetro ante la
necesidad de hacer prevalecer una nacionalidad, especialmente ante casos donde un Estado intente hacer valer
la protección diplomática para defender a su nacionalidad ante otro Estado, lo estableció la Corte Internacional
de Justicia en el llamado caso Nottebhom (Liechtenstein c/Guatemala) sentencia del año 1955.

8- El caso Nottebhom y el principio de nacionalidad efectiva Fiedrich Nottebhom había nacido en la ciudad de
Hamburgo, Alemania, a fines de Septiembre de 1881. Siendo joven, se instala a partir del año 1905 en
Guatemala, desarrollando en ese país actividades comerciales, aunque conservó relaciones familiares y
mercantiles con Alemania. Tenía un hermano viviendo en el Principado de Liechtenstein. Poco antes de que se
desaten los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, Nottebhom visita Alemania, para dirigirse luego a
Liechtenstein a ver a su hermano. Estando allí solicita la naturalización del Principado, la cual le es otorgada. Al
poco tiempo regresa a Guatemala, anotando el cambio de domicilio ante las autoridades de registro de
Guatemala. Cuando se desencadena la Guerra, Guatemala asume una posición a favor de las fuerzas aliadas
en el conflicto, por lo tanto dispone detener a todo ciudadano de país enemigo que se encuentre en su territorio.
Así se dispone la detención de Nottebhom, como ciudadano alemán, quien es enviado a EE.UU. y confiscados
sus bienes. Permanece detenido en ese país por 2 años, y cuando decide regresar a Guatemala, se le impide el
ingreso y se le confiscan los bienes.

Ante esta situación, Liechtenstein ejerce la protección diplomática para defender a Nottebhom, al considerarlo
su nacional por la naturalización otorgada en tiempos que fue a visitar a su hermano. El Principado presenta una
demanda ante la Corte Internacional de Justicia contra Guatemala, reclamando daños y perjuicios ocasionados
a Nottebhom.

Es decir que la Corte se enfrenta ante un conflicto. Determinar cual es la nacionalidad que ostenta Nottebhom:
si la alemana o la de Lichteinstein. Para ello la Corte reflexionó sobre un concepto fundamental largamente
tratado por la doctrina internacional en materia de nacionalidad: la noción del "vínculo efectivo" (effective link).
La Corte aplicó a los hechos la doctrina del vínculo real y efectivo y juzgó el reclamo inadmisible. Dijo la Corte:
"un Estado no puede pretender que las reglas que ha establecido sean susceptibles de reconocimiento por otro
Estado a menos que haya actuado de conformidad con el objetivo general de hacer concordar el vínculo jurídico
de nacionalidad con una conexión genuina del individuo con el Estado que asume la defensa de sus ciudadanos
por medio de la protección contra otros Estados"(10). Ante la situación de inclinarse por una u otra nacionalidad,
hay que ajustarse a circunstancias de hecho. ¿Con qué país esa persona tiene una relación más cercana?. La
Corte indicó algunas razones que han sido consideradas como estableciendo una conexión de hecho
relativamente estrecha entre una persona y el Estado de su nacionalidad en el siguiente párrafo: "Los árbitros
internacionales han decidido de la misma manera numerosos casos de doble nacionalidad...Han dado
preferencia a la nacionalidad real y efectiva, que está de acuerdo con los hechos, que está basada en los
vínculos reales más fuertes entre la persona involucrada y uno de los Estados cuya nacionalidad está en juego.
Diferentes factores deben ser tomados en consideración, y su importancia variará de un caso al otro: la
residencia habitual del individuo involucrado es un factor importante, pero hay otros factores como el centro de
sus intereses, sus lazos familiares, su participación en la vida pública, el apego mostrado por él por un país
dado e inculcado a sus hijos, etc" La Corte demuestra que ese vínculo efectivo y real nunca se dio con
Liechtenstein, porque allí había ido solo una vez, regresó inmediatamente, nunca tuvo intención de regresar,
etc.."La nacionalidad es un vínculo tan importante que no es cosa de tomar a la ligera", dijo la Corte. Por ello,
resuelve rechazar la demanda presentada por Liechtenstein, al considerar que este país no estaba habilitado
para ejercer la protección diplomática sobre Nottebhom, a quien la Corte le reconoce la nacionalidad alemana,
por lo tanto juzga legítima las acciones ejercidas por Guatemala sobre Nottebhom, en cuanto su detención y
desapoderamiento de bienes como ciudadano de país enemigo.

9- La Nacionalidad en el sistema legal argentino Dijimos cuando mencionamos los criterios que utilizan los
países para adherirse a la regla del jus soli o del jus sanguinis, que mucho tuvo que ver para esta determinación
el éxodo de población generado principalmente a partir de los conflictos mundiales.

Argentina se caracterizó por ser un país que recibió toda una gran corriente inmigratoria que se fue asentando
paulatinamente sobre su territorio. Por esta circunstancia no sorprende que nuestra Constitución y la ley actual
en materia de nacionalidad hayan adherido como principio general en materia de nacionalidad de origen, a la
regla del jus soli. Es decir que los hijos de italianos, españoles, etc..serán automáticamente argentinos por el
hecho de haber nacido en el territorio nacional La ley argentina que regula todo lo atinente a la nacionalidad es
la ley 346, una ley bastante antigua, sancionada en 1869, vigente en la actualidad, a pesar de haber sido
reglamentada y modificada en algunos puntos por sucesivas leyes y decretos reglamentarios.(modificaciones
introducidas por leyes 16.801, 20.835, 24951.El texto reglamentario actual de la ley 346 es el decreto 3213/84
con algunas modificaciones como el decreto 231/95 y últimamente el decreto 1601/04 (que modifica el art. 2 de
los anteriores decretos) ¿Quiénes son argentinos según la ley 346? El artículo 1 de la mencionada ley establece
que son argentinos:

Inc.1: Todos los individuos nacidos, o que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuera la nacionalidad
de sus padres.

Es decir resulta del texto legal en forma indubitable que nuestro país adhiere a la regla del jus soli para conceder
la nacionalidad de origen. La única excepción que plantea el inc.1 es con respecto a los hijos de ministros
extranjeros y miembros de legaciones residentes en la República.

También el art. 1 considera argentinos a los nacidos en las legaciones y buques de guerra de la República
(inc.3), y a los nacidos en mares neutros bajo el pabellón argentino (inc.5).

10 - Nacionalidad por opción: Situación planteada por el inc.2 del Art.1 de la ley 346 Vimos como el inc 1 no deja
dudas en cuanto a la adopción de la regla del jus soli. Pero el inc.2 establece que también son argentinos:

"Los hijos de argentinos nativos, que habiendo nacido en país extranjero, optaren por la ciudadanía de origen"
Esta situación planteada por el inc.2 hizo pensar a varios autores que Argentina había también adherido a la
regla del jus sanguinis, violando de esta manera los preceptos de la Constitución Nacional que luego de la
reforma de 1860 establecía en el art. 67 inc.11 que las leyes en materia de nacionalidad debían ajustarse a las
reglas de la ciudadanía natural (es decir al jus soli).

Sin embargo advertimos que si se lee correctamente este hinca. 2 vemos que no recepciona un jus sanguinis
automático. Los hijos de argentinos nativos nacidos en el extranjero solo serán considerados argentinos por
nuestra ley en la medida que se ejerza la opción que exige específicamente el inc.2. Si no se hace esta opción a
favor de la nacionalidad argentina, esa persona seguirá siendo considerada como extranjero por nuestra ley. Si
estuviéramos ante un supuesto de adopción de jus sanguinis automático, esa persona, hijo de argentino nativo
nacido en el extranjero sería argentino sin necesidad de realizar ningún otro trámite. Esta interpretación fue
expuesta brillantemente por nuestra Corte Suprema en el caso Villalonga Nazar, sentencia del 27 de febrero de
1975.

En resumen: No es correcto afirmar como indican algunos autores que nuestro país adopta un régimen mixto en
materia de concesión de nacionalidad de origen. Lo correcto es afirmar que adherimos como principio general a
la regla del jus soli, y se hace una concesión a favor de los hijos de argentinos nacidos en el extranjero solo en
la medida que opten por la nacionalidad argentina.

Nuestro actual Art. 75 inc. 12 de la Constitución, luego de la reforma del año 1994, parece haber cerrado la
discusión constitucional sobre este punto al establecer que : corresponde al Congreso.....dictar leyes generales
para toda la Nación sobre naturalización y nacionalidad, con sujeción al principio de nacionalidad natural y por
opción en beneficio de los argentinos" "Los constituyentes de 1994 adoptaron una terminología más ajustada al
sustituir la expresión "principio de ciudadanía natural (viejo art.67 inc.11) por principio de nacionalidad natural.
Se revela así que primó en la Convención la postura de aquellos para quienes "nacionalidad y ciudadanía" son
conceptos esencialmente diferentes. Sin embargo, al no ser modificados otros artículos del texto constitucional,
la Carta Magna sigue tratando ambos vocablos con igual significado"(11) ¿A quien le corresponde ejercer la
opción?. No solo puede ejercer la opción el propio interesado al cumplir los 18 años de edad, sino que el actual
decreto 1601/04, que sustituye al respecto el art.2 del decreto 3213/84 y su modificación (decreto 231/95)
permite que cuando se trate de hijos menores de 18 años de padre o madre argentinos nativos, que se hallaren
en país extranjero, la opción por la nacionalidad argentina deberá ser formulada por quien o por quienes ejerzan
la patria potestad" ¿Ante quien se ejerce la opción? La opción puede realizarse tanto en el extranjero como en el
mismo territorio nacional (Argentina). Si se ejerce en el extranjero, dice el decreto 1601/04 que lo podrán hacer
ante el Cónsul argentino que corresponda, previa acreditación del vínculo y la calidad de argentino nativo del
padre, de la madre o de ambos, según corresponda. En un plazo no mayor de 30 días de producida la
inscripción, el Cónsul deberá notificarla al Registro Nacional de las Personas. También puede ejercerse la
opción en el territorio nacional, ya sea por parte del mayor de 18 años, como por quien o quienes ejerzan la
patria potestad, pero aquí ya no se requiere efectuar la presentación ante la Justicia Federal (como exigía el
decreto 3213/84), sino que la presentación se realiza directamente ante el Registro Nacional de las Personas,
por supuesto, acreditando el vínculo y la calidad de argentinos nativos del padre, madre, o de ambos, según
corresponda. Al respecto termina diciendo el art.2 del decreto 1601/04 que "el Registro Nacional de las
Personas anotará las opciones efectuadas, en libros que al efecto se creen en cada jurisdicción. Dicho
organismo establecerá en el ámbito de su respectiva competencia, el procedimiento a seguir para llevar a cabo
estas inscripciones".

Nuestra legislación también considera argentinos en absoluta igualdad jurídica con los nacidos en territorio
nacional a los hijos de argentinos nacidos en el extranjero durante el exilio político de sus padres (art.1 ley
16569) y también a los hijos de funcionarios del Servicio exterior de la Nación o de cualquier funcionario
argentino de carácter nacional, provincial o municipal, o dependiente de un organismo internacional, que nazca
en el extranjero en ocasión de la prestación de servicio por parte de los padres (ley 20.957) ¿Podrá ejercer la
opción el hijo de un argentino naturalizado?. Al respecto encontramos la respuesta afirmativa en criterio de
nuestra Corte Suprema que dijo al respecto: "Las disposiciones de la ley 16569 cuya vigencia ha sido
confirmada por la ley 23059, que a la luz del art. 2 párrafo 3°, del decreto 3213/84 permite obtener la ciudadanía
por opción a los hijos de argentinos nativos o naturalizados que hubieren nacido en el extranjero durante el exilio
de sus padres, son aplicables por vía analógica para conceder la ciudadanía argentina al hijo de un argentino
por naturalización, sobre la base de una exégesis legal orientada a prescindir de distinciones carentes de
razonabilidad"(12).

¿Podrá ejercer la opción el hijo adoptivo de un argentino nativo? También en esta situación la Cámara. Nac. Civ.
y Com. Fed., sala 1ª, en fecha 24/04/1995 - caso Toranzo, Pedro J se ha manifestado a favor sosteniendo que
"la sala se inclina por privilegiar una interpretación amplia del texto legal, pues si bien no desconoce la
importancia y trascendencia que genera el vínculo dado por la naturaleza (fundante del ius sanguinis), y aún
admitiendo una menor intensidad, también rescata la fortaleza que nutre la relación afectiva y de compromiso
que presupone el lazo anudado por la adopción. . En este estado, cabe preguntarse si el legislador ha incurrido
en imprevisión o, por el contrario, el pensamiento se debe conducir hacia una idea comprensiva de todas las
relaciones de familia que puedan producirse en torno a la figura del hijo. Porque no se ignora que en el caso de
la adopción simple, al adoptado se le confiere la posición de hijo legítimo".(13) 11- Nacionalidad derivada: la
Naturalización Una persona puede adquirir una nueva nacionalidad por el procedimiento conocido como
naturalización. Aquí hablamos de nacionalidad derivada, es decir que no se relaciona con el nacimiento de la
persona, sino que aquí si es necesaria la manifestación de voluntad de la persona que desea obtener la
nacionalidad de otro país. Podemos definir entonces a la naturalización como "la posibilidad que tiene un
extranjero de adquirir la nacionalidad de un determinado país cumpliendo con los requisitos y exigencias que
determine ese país que le concede la nacionalidad" Para que pueda darse esta naturalización hay dos
elementos que deben estar presentes:

1- una manifestación de voluntad por parte de la persona que desea obtener la nacionalidad de un Estado
determinado.

2- Una concesión, también voluntaria por parte del Estado que la otorga.

No me voy a detener a desarrollar minuciosamente todo lo que encierra el régimen de naturalización, solo
indicaré que como se trata de una concesión del Estado que la otorga, los países son muy cuidadosos en
establecer los requisitos o condiciones que deberá satisfacer un extranjero para "merecer"la nacionalidad del
Estado que se trate.

Como bien señala Podestá Costa "para obtener la naturalización, la persona debe reunir ciertas condiciones que
especifican las leyes respectivas. Tienen ellas por objeto comprobar la vinculación de la persona con el país
(residencia, conocimiento del idioma), su capacidad y honestidad (edad mínima, antecedentes de conducta,
etc.), a veces se exigen otros requisitos como la pérdida de la nacionalidad anterior y no haber adquirido otra
nacionalidad por medio de naturalización, etc... Estas condiciones, que varían de un Estado a otro, son
requisitos indispensables; pero repito, no bastan por sí solos, porque la naturalización no es una dádiva sino una
concesión que el Estado otorga a quien desea y merece ser miembro de la sociedad política que él
constituye"(14) En Argentina, la naturalización se tramita por un procedimiento judicial, siendo competente la
Justicia Federal. Es decir, será la justicia, después de evaluar el cumplimiento de los requisitos que establece la
ley, quien concederá o no naturalización a quien la haya solicitado.

¿Cuáles son los requisitos más importantes que plantea la legislación argentina? 1- Tener 18 años de edad
cumplidos: Aquí sí la ley exige un requisito de capacidad, que no puede ser reemplazado por la voluntad de los
padres o de quienes ejerzan la patria potestad.

2- Residir en la República 2 años continuos. Sin embargo la ley contempla una serie de situaciones en las que
también se podrá obtener naturalización a pesar de no cumplir con este requisito de permanencia. Se deberá
acreditar algunas de las siguientes circunstancias (solo mencionaré las más importantes):

* Haber desempeñado con honradez empleos en la Administración Pública nacional, provincial o municipal *
Haber servido en las fuerzas armadas argentinas o haber asistido a una acción de guerra en defensa de la
Nación * Tener cónyuge o hijo argentino nativo 3- Manifestar ante los jueces federales su voluntad de serlo
Causas que impedirán el otorgamiento de la ciudadanía argentina por naturalización:

* No tener ocupación o medios de subsistencia honestos * Estar procesado en el país o en el extranjero por
delito previsto en la legislación penal argentina, hasta no ser separado de la causa.

* Haber sido condenado por delito doloso, ya fuere en el país o en el extranjero, a pena privativa de la libertad
mayor de 3 años, salvo que la misma hubiere sido cumplida y hubieren transcurrido 5 años desde el vencimiento
del término de la pena fijada en la condena o hubiere mediado amnistía.

Importante: No podrá negarse la ciudadanía argentina por motivos fundados en razones políticas, ideológicas,
gremiales, religiosas o raciales, en acciones privadas o en caracteres físicos de los solicitantes.(art.11 ley 346
agreg.art.2 ley 24533).

Jurisprudencia sobre naturalización - Comentarios Resulta conveniente culminar este tema de naturalización
haciendo referencia a dos fallos que me parecieron interesantes.

El primero de ellos es una sentencia de la Suprema Corte de Mendoza, caso Sanhueza del año 1996.(15) Este
Sr. Fernando F. Sanhueza, nacido en Chile, se naturalizó argentino en 1991; tiene domicilio en la ciudad de San
Rafael, está casado y tiene tres hijos nacidos en nuestro país en 1988, 1991 y 1993, respectivamente. Su
esposa es docente de escuela primaria en la misma ciudad, nació en Chile y también se naturalizó argentina. En
abril de 1992 Sanhueza solicitó el ingreso a la policía de Mendoza; pasó todos los exámenes psicofísicos y
ocupó el 19º lugar en el orden de méritos de treinta candidatos. En junio de 1992 se le notificó que quedaba
excluido del curso de la Unidad Regional Segunda pues no reunía el requisito previsto en el art. 29 inc. a ley
4747, que exige para ingresar en la Policía de Mendoza ser argentino nativo o por opción, siendo él argentino
naturalizado.

La Corte de Mendoza hizo lugar al recurso de amparo presentado por considerar inconstitucional la disposición
de la ley 4747. Dijo el Tribunal en el voto de la Dra. Aída Kemelmajer de Carlucci: "La decisión discrimina a un
argentino sobre otro sólo por el lugar donde ha nacido y no atiende a su voluntad real, que ha sido abandonar su
nacionalidad chilena para tomar la argentina; consagra, de este modo, una discriminación disparatada, absurda,
arbitraria y reñida con el más elemental sentido común, violando de esa manera el principio de igualdad ante la
ley"...." Tengo, entonces, el convencimiento de que la ley provincial, en cuanto excluye al argentino naturalizado
de la posibilidad de ingresar a la policía, no pasa por el test de la razonabilidad; por el contrario, es ilógica,
prejuiciosa y contraria al generoso llamado que la Constitución Nacional sigue haciendo a quienes han nacido
fuera del territorio pero viven aquí y han decidido tomar nuestra nacionalidad. Por todo lo expuesto debe ser
declarada inconstitucional".

El segundo fallo que quería comentar es mucho más reciente, es una sentencia de la Corte Suprema de Justicia
Nacional, caso Hooft, Pedro c/Pcia. Buenos Aires s/acción declarativa de inconstitucionalidad, del 16/11/2004
(16) Pedro Hooft nació en Utrecht, Holanda, ingresando a nuestro país en 1948, obteniendo nacionalidad
argentina en el año 1965. Cursó sus estudios primarios, secundarios, universitarios y de posgrado en Argentina,
de una vasta trayectoria en el Poder Judicial de Mar del Plata donde se desempeñó como Secretario de Primera
Instancia, secretario de Cámara, titular del juzgado Penal Nro.1.Cuando pretende presentarse al puesto de Juez
de Cámara, se le rechaza la solicitud bajo el argumento que el art. 177 de la Constitución de la Pcia. de Bs. As.
establece que para acceder a tal cargo se requiere haber nacido en territorio argentino o ser hijo de argentino
nativo si hubiese nacido en país extranjero" La Corte Suprema declara la inconstitucionalidad de este art. 177.
Dijo al respecto: "el actor es discriminado por la norma local, no por ser argentino, sino por ser argentino
"naturalizado", no por ser nacional, sino por el origen de su nacionalidad.." Los ciudadanos argentinos pueden
ser agrupados en nativos, por opción, naturalizados. Por lo tanto la disposición del art. 177 contraría el principio
de igualdad ante la ley del art.16 de la Constitución Nacional.."es claro que la ley atribuye a los tres la condición
de ciudadano argentino 12- Conclusiones generales Hemos realizado una somera síntesis de los temas más
importantes relacionados con el régimen de nacionalidad a nivel internacional y su implementación por parte de
la legislación argentina. Desde ya que no se agotan en este breve trabajo. Igualmente todos estos temas sirven
para reflexionar sobre la manera en que se ha evolucionado a fin de resaltar la importancia que representa tener
en claro los ideales que encierra en sí mismo el término nacionalidad, importancia que se ve coronada a partir
del reconocimiento que han hecho de la nacionalidad los principales instrumentos de protección de derechos
humanos.

Como pudimos apreciar, se trata de una materia que progresa día a día a través de la legislación y de la
jurisprudencia que va aplicando e interpretando la normativa vigente a la luz de los casos particulares que se le
presentan.

Notas al pie:

1) Barboza, Julio. Derecho Internacional Público. Editorial Zavalía. Buenos Aires. 1999 2) Corte Interamericana
de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros c/Perú. Sentencia 1/5/1999.
http://www.corteidh.or.cr/seriec/seriec_52_esp.doc 3) Ambos instrumentos internacionales fueron ratificados por
la República Argentina e incorporados al Art. 75 inc. 22 de nuestra Constitucional Nacional, que luego de la
reforma del año 1994 los ha elevado a la categoría de tratados con jerarquía constitucional.

4) Caso Castillo Petruzzi y otros c/Perú. Ver cita 2.

5) Podestá Costa, L.A. Derecho Internacional Público. Editorial TEA. Buenos Aires. 1996. Tomo I Pág. 381 6)
Citado por Priotti Anahí, Martínez Delfa, Laura Vilosio. Nacionalidad y Ciudadanía. UNR Editora.

7) Sup. Corte Just. Mendoza, sala 1ª, 25/03/1996 - Sanhueza, Fernando). JA 1996-III-254. Voto Dra. .
Kemelmajer de Carlucci 8) C.P.J.I., serie B, nº 4 (1923), p. 24). 9) C.I.J. Recueil, 1955, p. 23 10) C.I.J., Recueil,
1955, p. 23.

11) Priotti, Anahí y otros. Ob.citada. Página 17 12) CFCC Sala I Ricci Rospigliosi, Felipe Salvador s/ Opción de
nacionalidad (7/8/2001) LL 2002 A, 82-103006 // ED 203, 139-52122 13) C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 1ª,
24/04/1995 - Toranzo, Pedro J.. JA 1996-II-487 14) Podestá Costa-Ruda. Ob. citada. Pág.390 15) Sup. Corte
Just. Mendoza, sala 1ª, 25/03/1996 - Sanhueza, Fernando). JA 1996-III-254 16)
http://www.adc.org.ar/recursos/397/Fallo%20Hooft.pdf

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