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Significado de Fascismo

Qué es Fascismo:
Como fascismo se denomina un movimiento y sistema político-
social de ideología totalitaria, nacionalista, militarista y
antimarxista surgido en el siglo XX en Italia, y difundido en otros
países. La palabra proviene del italiano fascio, que significa ‘haz’
o ‘fasces’, símbolo de este movimiento.
El fascismo fue fundado por Benito Mussolini en 1921. En cuanto
sistema político, se proponía como una tercera vía ante el
comunismo y el liberalismo imperantes en la época. Su objetivo
era reivindicar una idea corporativa de la sociedad, basada en los
principios de patria, orden y tradición bajo el comando de un líder
carismático.
Esta ideología tuvo enorme repercusión política en la primera
mitad del siglo XX, y llegó a establecerse como régimen en países
como Italia y Alemania. También inspiró la dictadura franquista en
España, la dictadura salazarista en Portugal y otros regímenes
autoritarios.
En general, los regímenes fascistas se caracterizaron por tener un
líder carismático, por su ideología nacionalista radical, por la
centralización del poder y por formar dictaduras militares,
contrarias a las libertades individuales y colectivas. También se
caracterizaron por ilegalizar cualquier tipo de oposición, controlar
los medios de comunicación, manipular el sistema educativo y
poseer un eficaz aparato propagandista al servicio del máximo
líder.
El símbolo del fascismo se conoce como fascio o fasces. Se trata
de un haz de treinta varas y un hacha, atadas con un una cinta roja.
En la Antigua Roma, este objeto lo usaban los lictores, un tipo de
funcionarios públicos que escoltaban a los magistrados. Por lo
tanto, los fasces son una representación de fuerza, orden y
disciplina.
Actualmente, la palabra fascismo suele usarse de forma peyorativa
para designar actitudes o posturas autoritarias y antidemocráticas.
Sin embargo, aunque todo fascismo es autoritario, no todo
autoritarismo es fascista.
Características del fascismo
Nacionalismo
El nacionalismo es la justificación ideológica del fascismo. La
defensa de la nación como unidad, así como de su superioridad, es
capitalizada rápidamente como una idea fuerza del sistema, por
encima de cualquier otro argumento. Se vincula estrechamente
con la ideologización de la familia como núcleo de la nación, lo
que implica normar cómo esta se organiza y cómo se distribuyen
los roles de sus miembros en función de las necesidades del
Estado.
Oposición al capitalismo y al comunismo
El fascismo pretende ser una alternativa frente a los modelos
capitalista y comunista, es decir, una tercera vía. Del capitalismo
rechaza el valor de la libertad individual. Del comunismo rechaza
el principio de la lucha de clases y la reivindicación del
proletariado. El Estado es, por lo tanto, el único garante del orden
y la única autoridad.
Corporativismo
En consecuencia, el fascismo promueve el corporativismo, es
decir, el sometimiento de todos los intereses laborales y
económicos al arbitrio de un sindicato único que recibe
instrucciones del gobierno, lo que diluye el principio de lucha de
clases.
Racismo
El fascismo incluyó el racismo como parte de sus postulados
nacionalistas. Desde el punto de vista del fascismo histórico, la
raza aria era superior a las demás, lo que supuso la persecución y
exterminio de otros grupos étnicos, muy especialmente, de los
judíos y los gitanos.
Personalismo
El culto a la personalidad del líder carismático es esencial del
modelo fascista, el cual requiere de una voz única a quien seguir,
toda vez que la pluralidad de ideas le resulta incómoda. Así, todos
los medios de propagación ideológica como la educación y los
propios medios de comunicación social, están al servicio de
fomentar el culto a la personalidad.
Autoritarismo
La disidencia es perseguida por el fascismo en todos sus niveles.
Los actores políticos deben subordinarse a las líneas de
pensamiento oficiales, así como las prácticas promovidas por el
Estado.
Militarismo
Para hacer posible el ejercicio de la autoridad totalitaria, el
fascismo refuerza el ámbito militar y promueve todos sus
símbolos, propiciando a la vez el temor y el culto a la autoridad
violenta.
Totalitarismo
El Estado domina todas las áreas de la vida pública y privada,
ejerciendo férreos controles en todos los ámbitos. Así, el Estado
interviene en todo y unifica todos los poderes bajo el control de un
solo sector político y su ideología. Desde esa posición de poder, el
Estado dicta y arbitra las leyes, dirige al poder militar, regula la
economía, controla la educación y los medios de comunicación,
opina y norma sobre la vida privada, la sexualidad, las creencias
religiosas, la familia, etc.
Ilegalización de la oposición
En consecuencia, toda forma de oposición es perseguida, lo que
implica su ilegalización. Por lo mismo, el fascismo promueve la
conformación de un partido único de gobierno.
Control de los medios de comunicación y de la educación
Tanto los medios de comunicación como los programas educativos
son controlados por el Estado, quien determina qué tipo de
contenidos se distribuyen o se censuran. Solo los valores del
fascismo pueden ser divulgados y promovidos. Esto implica que el
fascismo depende, en gran medida, de un propagandismo eficaz.
Origen del fascismo
El fascismo tuvo su origen en Italia después de la Primera Guerra
Mundial. Fue fundado en 1921 por Benito Mussolinni, quien llegó
al poder en 1922. Desde allí, ejerció influencia al resto de Europa.
Entre las causas del fascismo se cuentan la Primera Guerra
Mundial, el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia y el
quiebre del liberalismo. La Primera Guerra Mundial dio como
resultado el Tratado de Versalles, tras el cual Italia se vio
perjudicada en el reparto de los territorios y Alemania fue
implacablemente castigada. Esto exacerbó el nacionalismo en
ambos países.
El comunismo en Rusia, instaurado desde 1917, representaba una
amenaza por el concepto de lucha de clases, de alcance
internacional. A esto se sumó más tarde el descontento por la
llamada Crisis de 1929, que los fascistas veían como prueba de la
incapacidad del liberalismo para responder al desempleo y la
escasez.
Declarado como una ideología ultra-nacionalista, que buscaba la
unidad y el progreso, el fascismo instauró regímenes militaristas
de partido único. Explotó los sentimientos de frustración de la
población a través del liderazgo carismático y la propaganda. Al
mismo tiempo, infundió el temor a través de la violencia y la
represión de Estado. Por último, desarrolló políticas
expansionistas e imperialistas.
Consecuencias del fascismo
Los regímenes fascistas dejaron una serie de graves consecuencias
a su paso. Entre las más importantes podemos mencionar:
 Destrucción de la institucionalidad liberal y democrática.
Los líderes fascistas desmantelaron por completo las
instituciones con vocación liberal y democrática durante sus
mandatos, y promovieron una ideología reaccionaria y
conservadora.
 Fin de las libertades políticas y civiles. Durante los
regímenes fascistas, las libertades políticas fueron totalmente
restringidas, lo mismo que las libertades civiles,
especialmente en determinados grupos étnicos.
 Segunda Guerra Mundial. El nacionalismo exacerbado de
Alemania e Italia, así como la vocación imperialista de sus
líderes, trajo consigo el inicio de la Segunda Guerra Mundial,
que dejó millones de muertos y quebró la economía europea.
Fascismo italiano
Qué es el fascismo italiano
El fascismo italiano fue un movimiento político de carácter
totalitario, liderado por Benito Mussolini. Se desarrolló entre los
años 1920 y 1943, especialmente tras la crisis política y
económica que generó la Primera Guerra Mundial. Italia fue el
primer Estado fascista de la historia.
El fascismo fue una ideología que concilió diversas políticas que
exaltan el nacionalismo y el totalitarismo central. Sin embargo, no
se identificó ni con los ideales políticos de derecha ni de izquierda.
Por el contrario, consistió en enaltecer la idea de nación ante el
individuo, promover la violencia, el unipartidismo y limitar la
libertad de expresión.
El fascismo italiano surgió como una respuesta de carácter
político-cultural que atendió a la profunda crisis económica y
política que enfrentaba Reino de Italia tras la Primera Guerra
Mundial.
Se presentó como una “tercera posición” política. Su fin era
responder a los cambios que enfrentaba la civilización occidental
como la lucha de clases, la pérdida de influencia europea, la lucha
contra los bolcheviques o el surgimiento de las vanguardias
intelectuales y artísticas, entre otras.
Esta tercera posición fue una alternativa política que se caracterizó
por ser una posición contraria al capitalismo y al comunismo. Su
intención fue promover el ultranacionalismo y el centralismo.
El fascismo italiano ha sido el modelo a seguir, a lo largo del siglo
XX, de muchos sistemas políticos que se caracterizan por ser
nacionalistas, revolucionarios y tener líderes carismáticos y
populistas.
Origen del fascismo italiano
La crisis de postguerra en Italia dio paso a que los militantes de
grupos patrióticos, ex sindicalistas y demás agitadores se
reagruparan nuevamente para defender ideas nacionalistas de tipo
radical.
El poeta Gabrielle D'Annunzio fue de los primeros en liderar estos
movimientos. Fue así que fundó el Estado libre de Fiume (1920),
y redactó una constitución en la que expuso, de forma notable, su
tendencia fascista.
Por su parte, Benito Mussolini se valió de la pobreza y crisis
política de su país para refundar en marzo de 1919, en Milán, los
Fascis italiani di combattimento (en español, Fascios italianos de
combate), conocidos como fascistas. Los años siguientes se
caracterizaron por ser muy violentos.
Violencia fascista
Los grupos fascistas, respaldados por terratenientes y diversos
miembros de la clase media, provocaron numerosos
enfrentamientos violentos en contra de las condiciones laborales y
económicas que enfrentaba el pueblo italiano.
Gran parte de estos ataques ocurrieron en la zona norte de Italia y
fueron liderados por los escuadrones de “Camisas negras”. Estos
grupos atacaron, especialmente, a los partidos de izquierda que
apoyaban el socialismo y el comunismo, a todos quienes
consideraban enemigos políticos y a las organizaciones sindicales.
Creación del Partido Nacional Fascista
En 1921, Mussolini convirtió a los Fascis italiani di
combattimento en el Partido Nacional Fascista (PNF), y a partir de
ese momento se dio a conocer también como Duce (Líder). Esta
fue la única formación política legal en Italia entre 1925 y 1943,
considerada como la máxima representación del fascismo italiano.
Marcha a Roma
En octubre de 1922, Mussolini convocó a los militantes del PNF y
los Camisas negras a ejercer actos violentos por todo el país. Ante
la pasividad de las fuerzas militares y policiales, los fascistas se
dirigieron hacia Roma para tomar el poder y dejarlo en manos de
Mussolinni.
Esto se conoce como la “Marcha a Roma”, que dio fin al sistema
parlamentario italiano e inició el régimen fascista que condujo a
una dictadura totalitaria.
Ascenso de Mussolini al poder
El 25 de octubre, tras la presión de los Camisas negras, el rey
Víctor Manuel III llamó al poder a Benito Mussolini. Su intención
era evitar una guerra civil e intentar detener sus actos. Sin
embargo, Mussolini exigió ser el jefe de gobierno y el rey tuvo
que acceder a su pedido. El 30 de octubre de 1922, Mussolini
formó su gobierno como primer ministro.
Características del fascismo italiano
La nación sobre el individuo
Lo más importante para el fascismo era defender y luchar por la
nación. La figura del individuo quedó desplazada y suprimida al
limitar su libertad.
Totalitarismo
Fue un sistema de gobierno dictatorial y totalitario cuyo líder se
caracterizó por ser carismático y tener el poder de regular todas las
áreas de desarrollo humano para imponer su ideología y control.
Por ejemplo, la educación, creación de leyes, las entidades
públicas, los medios de comunicación, etc.
Corporativismo
Fue establecido un único sindicato que agrupaba todos los
gremios, que debían seguir las órdenes del líder fascista.
Uso de la violencia
Los fascistas reforzaron la visión de que a partir de la lucha
violenta podían alcanzar el poder. La violencia paramilitar con los
Camisas negras, fue una herramienta eficaz.
Libertades coartadas
Fue censurada la libertad de expresión. Los medios de
comunicación fueron usados para exponer las propagandas
fascistas y lemas de Mussolini.
También fue censurada la libertad de asociación, que provocó la
casi extinción de los movimientos antifascistas y la prohibición de
hacer huelgas por ser consideradas ilegales. Incluso fue prohibida
la masonería.
Unipartidismo
El Partido Nacional Fascista fundamentó sus bases en el
nacionalismo italiano, fue el único partido legal y la máxima
representación del fascismo italiano.
Suspensión de las elecciones
El gobierno fascista anuló las elecciones, por esta razón, durante el
tiempo que Benito Mussolini gobernó en Italia, no se realizaron
ningún tipo de elecciones. El pueblo no tuvo derecho al voto.
Ilegalización de los partidos opositores
Fueron disueltas las organizaciones políticas, por lo que
desaparecieron los partidos sindicalistas y demás partidos políticos
opositores. El Partido Nacional Fascista fue el único partido
político considerado legal.
Sistema judicial represor
A través del Tribunal Especial de Defensa del Estado fueron
juzgados todos aquellas personas que se oponían al fascismo.
Muchos opositores fueron presos en islas lejanas, otros exiliados,
incluso, hubo quienes recibieron pena de muerte.
Dominio absoluto de la vida pública
El Partido Nacional Fascista logró dominar casi todos los aspectos
de la vida de los italianos (trabajo, educación, actividades de ocio,
etc.), sobre todo, a partir de 1930, cuando Mussolini tenía mayor
dominio del poder.
Uso desmedido de la propaganda
La popularidad de Mussolini se afianzó a través de la propaganda
continua que exhibía los planes de tipos político, económico,
cultural y deportivo a llevar a cabo.
Italianización fascista
Las minorías étnicas fueron consideradas como un impedimento
para crear un estado totalmente italiano. Esto dio paso a la
italianización fascista, que consistió en obligar a los ciudadanos de
origen extranjero asumir la cultura y lengua italiana.
Expansionismo
El fascismo italiano fundamentó la idea de expandir su poder
político sobre otros territorios en el extranjero, como la invasión a
Etiopía (1935-1936) o Albania (1939).
Símbolo del fascismo italiano
El fascismo italiano tuvo como símbolo representativo el fasces o
haz de lictores (funcionarios públicos de la Roma clásica). El
símbolo está compuesto por la unión de 30 varas de madera,
atadas en forma de cilindro con una cinta de cuero de color rojo,
que sostienen un hacha.
Se trata de un símbolo que representa la fuerza de la unión, y que
ha sido utilizado por diferentes organizaciones políticas, desde la
antigua Roma hasta el fascismo italiano.
Asimismo, los grupos de fascistas italianos utilizaron uniformes
de color negro, especialmente los Camisas negras, inspirados en
los arditi (soldados de asalto de élite en la Primera Guerra
Mundial). El color negro representaba la muerte.
Consecuencias del fascismo italiano
Dio lugar al nazismo alemán
El fascismo italiano es anterior al nazismo alemán, cuyo líder
Adolf Hitler, tomó una postura antisemita mucho más radical que
la de Mussolini.
Participación en la Segunda Guerra Mundial
Mussolini y Hitler se aliaron durante la guerra. Sin embargo,
muchos italianos no apoyaban tal alianza. Italia participó y el
resultado fue un desastre militar dada la cantidad de derrotas, así
como, la falta de recursos armamentísticos y económicos para
sustentar las tropas.
Fascismo en América Latina
El fascismo italiano también llegó a América Latina, donde
diversos líderes políticos impusieron dictaduras militares de gran
represión.
Destacan las dictaduras de República Dominicana por Rafael
Leónidas Trujillo (1930-1961), la dictadura chilena impuesta por
Augusto Pinochet (1973-1990) o la dictadura en Paraguay
impuesta por Alfredo Stroessner (1954-1989), entre otras
Fascismo en Alemania
Qué es Nazismo:
El nazismo, también conocido como nacionalsocialismo, se
denominó el movimiento político y social que gobernó Alemania
entre 1933 y 1945.
Se caracterizó por ser una ideología de tipo fascista, que exaltaba
la supremacía de la raza aria, impulsaba la expansión imperial de
Alemania, y promovía sentimientos de antisemitismo. Su principal
símbolo era la cruz esvástica.
La palabra, como tal, proviene del alemán Nazismus, que es un
acortamiento de Nationalsozialismus o, en español,
‘nacionalsocialismo’.
El nazismo fue una ideología de carácter totalitario que otorgaba
central importancia al papel del Estado, que controlaba todos los
órdenes de la vida, y que estaba representado en el liderazgo de un
caudillo supremo, cuya misión era la de conducir al pueblo hacia
su prosperidad económica y felicidad social.
El nazismo fue institucionalizado por el Partido Nacionalsocialista
Obrero Alemán. Como tal, llegó al poder en 1933, de la mano de
su principal líder político, Adolf Hitler.
El periodo durante el cual gobernó se conoció como el Tercer
Reich, en alusión al tercer gran imperio alemán (Reich significa
imperio en alemán). Su principal texto ideológico fue Mein Kampf
(Mi batalla), autoría del propio Hitler.
Las consecuencias del nazismo fueron la segunda guerra mundial,
que generó millones de víctimas inocentes en todo el mundo, el
genocidio del pueblo judío en campos de concentración (hecho
también conocido como el Holocausto), además de la destrucción
de Alemania por parte de las fuerzas aliadas, y su división por más
de cuatro décadas.
Nazismo y fascismo
El nazismo es una expresión del fascismo que gobernó Alemania
entre 1933 y 1945. En este sentido, tanto el fascismo como el
nazismo fueron regímenes de talante fuertemente dictatorial, que
anulaban toda clase de oposición política y que se caracterizaban
por concentrar todo el poder en manos de un líder supremo de
gran carisma.
Se consideraban una tercera alternativa a las democracias
liberales, que habían llevado al mundo a una fuerte crisis
económica, y a los regímenes comunistas. Poseían eficaces
aparatos propagandísticos y un fuerte componente racista.
En el caso alemán, el nazismo se caracterizó por exaltar la raza
aria en detrimento de las demás razas y por un marcado
antisemitismo.
No obstante, llegó a su fin con el término de la segunda guerra
mundial, en 1945, mientras que sistemas políticos de índole
fascista continuaron gobernando en países como Portugal o
España hasta los años 70, y en Latinoamérica hasta bien entrada la
década de los 80 del siglo XX.
Nazi
Como nazi se denomina lo perteneciente o relativo al nazismo, así
como todo aquel partidario de la ideología nazi. En este sentido,
un nazi es una persona que se identifica o que es activa militante
de las ideas nazis, como el fascismo, el antisemitismo, la
supremacía de la raza aria y la expansión imperial alemana.
El término adquirió, a la luz de los crímenes cometidos en nombre
de esta ideología, un matiz peyorativo para referirse a todo aquel
que manifieste ideas de racismo o antisemitismo.
Asimismo, hoy en día se denomina como neonazis a los
partidarios de esta ideología que pretenden reimpulsarla en el
escenario actual.

Fascismo en España

El fascismo en España fue muy minoritario hasta la guerra civil


española.
Fue entonces cuando en la zona sublevada el partido fascista
español Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva
Nacional-Sindicalista), surgido en febrero de 1934 como
resultado de la fusión de Falange Española de José Antonio Primo
de Rivera con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de
Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, se convirtió en un partido
de masas.
Tras el decreto de Unificación de abril de 1937 promulgado por el
Generalísimo Franco, por el que Falange se fusionaba con la
Comunión Tradicionalista, la nueva Falange Española
Tradicionalista y de las JONS, cuyo jefe nacional era el propio
Caudillo,se convirtió en el partido único del Nuevo Estado,
posición que detentaría a lo largo de la dictadura franquista —«un
régimen autoritario con un fuerte componente fascista, aunque no
se puede caracterizar completamente como tal»—, adoptando
también el nombre de Movimiento Nacional —el partido fascista
español se convirtió así en el más longevo de la historia—.
Durante el periodo democrático que siguió a la muerte de Franco
en 1975 el fascismo (o el neofascismo), dividido en numerosos
partidos y grupúsculos —algunos de los cuales se presentaban
como herederos de Falange—, volvió a ser marginal y no obtuvo
representación parlamentaria, excepto en la I Legislatura (1979-
1982) cuando el líder de Fuerza Nueva Blas Piñar consiguió ser
elegido diputado por Madrid, escaño que no revalidó en las
siguientes elecciones de 1982. Desde entonces ningún miembro de
un partido fascista (o neofascista) ha ocupado ningún escaño ni en
el Congreso de los Diputados, ni en el Senado (tampoco en ningún
parlamento de las comunidades autónomas).

Fascismo en Portugal

La Segunda República Portuguesa, denominada con


posterioridad como la República Corporativa o el Estado Novo
(en español, «Estado Nuevo» o «Nuevo Estado»), es el nombre del
régimen político dictatorial, autoritario y corporativista que estuvo
en vigor sin interrupción durante 48 años en Portugal, aunque con
alteraciones de forma y contenido, como en 1933 con la
aprobación de una Constitución por referéndum nacional, hasta
1974 con la Revolución de los Claveles en abril y tras un período
turbulento llevaron a Portugal a la democracia.
Es también llamado Salazarismo, aunque este último término
pueda también ser aplicado al periodo en que gobernó António de
Oliveira Salazar, es decir, desde su ascenso al cargo de presidente
del Consejo de Ministros en 1932, hasta su sustitución por
enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano.
Fue la dictadura más duradera del siglo XX en Europa Occidental.
La dictadura portuguesa, incluyendo la dictadura militar —1926 a
1933— y la Segunda República —1933 a 1974—, duró cuarenta y
ocho años.
Estado Novo
El Estado Novo (1933-1974) fue un régimen autoritario,
corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista,
nacionalista y tercerposicionista, por ende antiliberal,
antiparlamentario, anticomunista, instituido bajo la dirección de
António de Oliveira Salazar, un tradicionalista católico muy
influenciado por Charles Maurras y por las encíclicas del papa
León XIII (especialmente Rerum novarum) y de otros papas, es
decir, en el magisterio de la iglesia y especialmente en la Doctrina
Social de la Iglesia. El régimen se apoyaba en la censura, la
propaganda, las organizaciones juveniles (Mocidade Portuguesa) y
paramilitares (Legión Portuguesa), en el culto al jefe y la religión
católica.
El Estado Novo presenta características de organización estatal,
esencialmente el Estado corporativo, semejantes a los regímenes
totalitarios instituidos por Francisco Franco en España, Benito
Mussolini en Italia o Adolf Hitler en Alemania, pero suele
considerarse que el Estado Novo no fue un régimen fascista
convencional por la falta de un movimiento fascista de masas
autónomo y porque Salazar apreciaba el tradicionalismo católico y
desconfiaba del carácter modernista de los fascismos. Se puede
decir que es un régimen fascista con particularidades o un régimen
autoritario y corporativo de inspiración integrista y fascista.
Algunas veces, el Estado Novo es simplemente llamado República
Corporativa (II República) debido a su principal característica: el
corporativismo de tercera posición. Salazar daba mucha
importancia a esta idea e intentó implantarla totalmente en
Portugal.
Lemas
 "Orgullosamente solos".
 "Dios, patria y familia".
 "Todo por la nación, nada contra la nación".
Diferencia entre fascismo, autoritarismo y dictadura
El fascismo es considerado un movimiento ideológico de extrema
derecha. Con mucha frecuencia, suele confundirse con regímenes
autoritarios y dictaduras derechistas. Sin embargo, el fascismo se
diferencia de otros regímenes autoritarios en varios aspectos.
En cuanto a la movilización política: el fascismo necesita la
movilización de las masas en torno a una ideología para sostener
su legitimidad, y por ello requiere de un líder carismático. Es
decir, el fascismo se alimenta de la adhesión y el fanatismo de las
masas en torno al líder. En cambio, los regímenes autoritarios o
dictaduras comunes prefieren que la sociedad esté desmovilizada e
individualizada.
En cuanto a la vida privada y la autonomía institucional: todas
las instituciones cumplen funciones de intermediación política.
Esto incluye iglesias, instituciones académicas, asociaciones,
grupos económicos e, incluso, la familia. En cambio, los
regímenes autoritarios o dictaduras no se interesan en controlar la
vida privada.
En cuanto a la intervención económica del Estado: el fascismo
interviene directa y abiertamente en la economía nacional,
reorientando las prácticas económicas a sus fines ideológicos. En
cambio, los regímenes autoritarios o dictaduras intervienen poco
en la economía.
Diferencia entre el fascismo y el comunismo
Los valores, ideología y propósitos del fascismo y el comunismo
son muy distintos, aunque en la práctica, ambos promueven el
partido único y son antipluralistas y antiliberales. Para comprender
mejor qué es el fascismo, señalaremos tres diferencias con el
comunismo.
En cuanto a su discurso ideológico: el fascismo apela a la
restauración de la tradición y los mitos fundadores de la nación, ya
que los ve como garantes del orden. El comunismo quiere crear
una sociedad nueva y un hombre nuevo. Por ello, se propone
como revolución.
En cuanto a su alcance: el fascismo es un movimiento
nacionalista extremo, que convoca a todos los «nacionales»,
independientemente de las clases sociales a que pertenezcan para
redimir a la nación. En cambio, el comunismo se basa en el
principio marxista de la lucha de clases y, por ende, es
internacionalista.
En cuanto a la jerarquía del poder: el fascismo defiende
abiertamente la jerarquía vertical descendente. La línea de mando
proviene del líder carismático. En el comunismo, el poder está
centralizado en el partido de gobierno que, en teoría, recoge los
intereses del proletariado (sindicatos, cooperativas, consejos
comunales, etc.).

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