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¿Por qué es tan difícil educar a las nuevas generaciones?

que se trate por ejemplo de enseñar valores haciendo énfasis solamente en su definición, lo
cual es erróneo porque se

Conocimiento de la naturaleza de los contenidos o procesos Un buen mediador debe ser un


experto en la materia motivo de mediación, pero más importante que el conocimiento del
contenido o proceso en sí es el conocimiento de su naturaleza. Hay contenidos y procesos de
tipo conceptual, procedimental y actitudinal, cada uno de ellos requiere de una didáctica de
enseñanza y de formas de evaluación diferentes, sin embargo, es muy común ver actualmente
en las prácticas educativas, que se trate por ejemplo de enseñar valores haciendo énfasis
solamente en su definición, lo cual es erróneo porque se está dando trato de contenido
conceptual a uno que es meramente actitudinal. Lo mismo ocurre en ocasiones con las formas
de evaluar. Los contenidos de tipo procedimental no debieran ser evaluados de otra forma que
no sea la demostración de una habilidad adquirida, sin embargo muchas veces no sucede así.

Por eso es importante retomar este punto como aspecto fundamental de capacitación en aras
de disminuir la brecha existente entre las formas de enseñar y de aprender.

Las nuevas generaciones están dotadas de más y mejores recursos que las anteriores; de
nosotros depende: padres y maestros que hagamos de ellos individuos de bien.

acciones que dejan entrever el desconocimiento, la falta de creatividad y las posturas rígidas
frente a las necesidades de innovación de un centro escolar y su comunidad educativa.

Es por ello que el conocimiento, dominio y aplicación de estos principios, fungen como
elementos protectores, como vínculos normativos para atreverse a defender el derecho de
todo niño a permanecer, pertenecer, apegarse y coresponsabilizarse junto con todos los
protagonistas a que su proceso educativo y formativo se desarrolle en condiciones dignas, con
eficiencia y compromiso... Todo, todo antes de una expulsión.

Por el principio de permanencia los educadores deben enriquecer sus habilidades de manejo
conductual, deben mejorar su capacidad para la conciliación, promover la comunicación
asertiva y el consenso entre sus alumnos para la solución de conflictos; deben actualizar sus
metodologías de enseñanza, deben mejorar su potencial integrador y de aceptación de lo
diverso, en otras palabras, deben desarrollar y enriquecer SUS COMPETENCIAS DOCENTES
antes de que inicien el proceso sutil y maquillado de la exclusión y finalmente la expulsión del
alumno.
De tal forma que no es ético, que frente a problemas de tipo conductual, cognitivo, la
presencia de alguna discapacidad, o por simple antipatía, los docentes se rindan y no generen
creativamente iniciativas para defender la permanencia de su alumno, si bien es cierto que no
todos los docentes son expertos en problemas de conducta o en problemas sensoriales, o en
enfermedades crónicas, no son especialistas en epilepsia infantil, o en debilidad visual, o en
conducta violenta; hay algo en lo que si lo son, puesto que para ello estudiaron, el educador es
experto en NIÑOS, de modo que todos y cada uno de los sujetos que tienen a su cargo, entran
en esa categoría, en la inteligencia de que son NIÑOS antes de tener alguna “mala conducta”,
sea esta la que fuere, en otras palabras, antes de la etiqueta está un niño.

Pensemos en el caso de las escuelas donde no se promueve o se censura la pertenencia,


podemos notar que la escuela y sus profesores NO promueven la pertenencia cuando detectan
como el niño “diferente” aquél que presenta conductas “inadecuadas” (generalmente
provocadas por un mal manejo de las interacciones grupales), y que todo indicaría que no
pertenece, que no se “adapta” al grupo o a las formas de trabajo del profesor, entonces
consciente o inconscientemente se le recuerda en todo momento que sus “diferencias” lo
hacen “no pertenecer” al grupo, esto lo notamos en múltiples situaciones:  se le saca del la
actividad grupal, ya de equipo o bien del aula. (-“para que aprenda”-)  se le excluye de
actividades de educación física (-“por su enfermedad”- o por su “agresividad”)  se le deja
fuera del juego (-“por su mala conducta”-)  se le prohíbe asistir al festejo ( -“por que es
peleonero-”)  no lo llevan al paseo (-“por que es unpeligro para todos”-)  se le Lleva a la
dirección (-“por que no trabaja, solo molesta”-)  se le piden libros de ejercicios de grados
inferiores al que cursa (-“porque NO aprende o como correctivo”-) en fin, una gama de
situaciones excluyentes poco éticas, que exhiben y refuerzan su “NO PERTENENCIA”, situación
que no permite construir una identidad y una

afinidad con sus iguales, así, sumido en la no pertenencia el niño con conductas problema,
construye el concepto de si mismo, en el rechazo y en la devaluación, volviéndose presa fácil
de grupos negativos, de vandalismo y violencia 3 , con quienes si, se va a identificar y quienes
generalmente externan y disparan fuertes cargas de resentimiento social, el niño sin
pertenencia a su escuela y a su grupo de condiscípulos, crece resentido y viene a engrosar las
estadísticas de la delincuencia juvenil 4 , y existe a la fecha investigación muy seria que apoya
esta afirmación.

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