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Este Padre de la Iglesia nació en Tagaste, hoy Souk Ahras (Argelia) en el siglo
IV d. C. Perteneciente a la etnia bereber, su formación cultural fue totalmente romana
(de hecho, aprendió el latín y el griego, y leyó con avidez a Virgilio y Cicerón). En
cuanto a su padre, fue un modesto terrateniente y empleado municipal de la ciudad, que
sólo se bautizó al final de sus días; mientras que su madre, Mónica, fue una mujer muy
religiosa y piadosa que influyó enormemente en su hijo Agustín.
2.-IDEAS FUNDAMENTALES.
A)La cultura antigua. Agustín de Hipona consideró que era posible encontrar
afinidades entre algunas ideas profesadas por los filósofos griegos y los profetas del
pueblo de Israel; por ello consideró que, de algún modo, Dios los había ilustrado, o bien
los antiguos filósofos habían leído las Escrituras.
C)Fe y razón. Para Agustín, la razón de los hombres es insegura y falible, por lo
que necesita una garantía para reconocer las verdades que descubre, puesto que la razón
no puede ser una ayuda para la propia razón. Esta garantía se encuentra en la revelación
de Dios. Así, la fe es necesaria para la razón, y de este modo es un auxilio para ésta, la
cura de sus deficiencias e insuficiencias. Así pues, para Agustín no es necesario
entender para creer, sino creer para entender. El primer paso para llegar a la verdad no
está en la razón sino en la fe. Fe y razón se complementan: la primera sin la segunda no
satisface la pasión de comprender; la segunda sin la primera se extravía y sucumbe.
En cuanto al cuerpo, éste no es una mera cárcel del alma como pensaban los
pitagóricos, sino que el cuerpo resucitará un día y, además, Dios se encarnó, por lo que
la carne no puede despreciarse del todo, sino que hay que reconocer en ella la excelsitud
y la dignidad. Aunque el cuerpo no es nada sin el alma: el hombre es producto de la
unión de ambos, y es el alma el que comunica el ser al cuerpo.
Por último, para conocer la Verdad y alcanzar la verdadera sabiduría, hay que
partir del conocimiento de las cosas (que ya hemos visto que es incierto), penetrando
después en el interior de cada uno y ascendiendo al mundo superior. Esto sólo puede
conseguirse con la ayuda de Dios. De este modo, volvemos a encontrarnos con la
dialéctica de fe y razón: partiendo del conocimiento (racional) de las cosas, únicamente
es posible alcanzar el conocimiento de la Verdad mediante la fe, es decir, esperando y
confiando en que Dios existe y que nos iluminará para que alcancemos este
conocimiento superior. Esta doctrina típicamente agustiniana es llamada iluminismo.
Pero la libertad implica elección, y el hombre, una vez, no eligió el amor a Dios.
Por ello la humanidad cayó y hubo de ser redimida por Dios encarnado. Esto, que no es
otra cosa que el pecado original, hizo que el hombre perdiera su libertad primigenia,
aunque conservara el libre arbitrio, o voluntad de recuperar esa libertad perdida. Sin
embargo, para que cada hombre individual se redima, no sólo el libre arbitrio es
necesario, sino también la gracia de Dios. El pecado lo lleva a cabo el hombre en
soledad, pero el bien no es posible sin la ayuda de Dios. Con la gracia el hombre
recupera la libertad que perdió por el pecado original.
TEXTOS:
(a)<<Las cosas que han escrito los filósofos, particularmente los platónicos, si
son verdaderas y conforme a nuestra fe, no sólo no deben ser temidas, sino que debemos
arrebatárselas como injustos poseedores para convertirlas en nuestro provecho. Porque,
así como el pueblo judío, al salir de Egipto, arrebató a sus moradores, no por autoridad
propia, sino por orden de Dios, los ídolos y ricos tesoros (...); así debemos hacer
nosotros con la doctrina de los gentiles, que si bien contienen ficciones supersticiosas y
gran bagaje de cosas inútiles, que cada cual de nosotros debe, al salir de la sociedad
pagana, despreciar y abominar, encierran también conocimientos útiles para el
esclarecimiento de la verdad, excelentes reglas de conductas y preceptos acerca del
culto del Dios único.>> (De doctrina christiana)
(b)<<Lejos de nosotros pensar que Dios detesta en nosotros aquello que hay de
más excelente y nos distingue de los brutos... Si hemos de guardarnos y abominar de
alguna razón, no es de la verdadera, sino de la falsa, que nos aparta de la verdad...
Porque así como no debemos evitar todo discurso, porque haya falsos discursos,
tampoco porque haya falsas razones, debes evitar toda razón... Intellectum valde ama:
ama la razón; porque, aún las mismas Escrituras, que nos aconsejan la fe antes de la
razón, no podrán serte útiles, si no las entendieres correctamente.>> (Epistola 120 ad
Consentium)
(c)<<Si duda [el alma] existe; si duda, recuerda su duda; si duda, comprende que
duda; si duda, aspira a la certeza; si duda, piensa; si duda, sabe que no sabe; si duda,
juzga que no se debe asentir temerariamente>> (De civitates Dei)