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David Fabio Esborraz

SUBSISTEMA JURÍDICO
LATINOAMERICANO,
COMPARACIÓN Y TRADICIÓN
ROMANÍSTICA

UniversItalia
I.

EL ITINERARIO DE UNA IDEA:


LA INDIVIDUALIZACIÓN DE UN SUBSISTEMA
JURÍDICO LATINOAMERICANO COMO DESARROLLO
INTERNO PROPIO DEL SISTEMA
JURÍDICO ROMAMÍSTICO

I.1. Los precursores sudamericanos de los estudios comparados y de la


individualización de un Subsistema jurídico latinoamericano

La vocación de la Ciencia jurídica latinoamericana por


la comparación se puso de manifiesto desde los albores mis-
mos de la Independencia de la América Latina (alcanzada de-
finitivamente en la pars portuguesa en 1822 y en la española
continental en 1824), resistiendo de esta manera al aislamiento
al cual la formación de los respectivos ordenamientos nacio-
nales habría podido conducir; puesto que –como se ha obser-
vado con acierto– en Latinoamérica la ‘Nación’ fue y es una
sola, aunque identificada y organizada en una pluralidad de
formas1. Baste pensar en este sentido en la labor desarrollada
por los “padres fundadores del Derecho privado latinoameri-
cano” (en cuanto autores de los tres Proyectos de Códigos ci-

1 Véase, en general, S. SCHIPANI, “Latinità e Sistema giuridico ro-


manistico”, en UNION LATINE (ed.), La Latinité en question. Colloque in-
ternational (Paris, 16-19 mars 2004), 2004, Paris, 312 ss.

1
2

viles paradigmáticos de la América Latina): el venezolano An-


drés Bello (1781-1865), el argentino Dalmacio Vélez Sársfield
(1800-1875) y el brasileño Augusto Teixeira de Freitas (1816-
1883)2, cuyas obras legislativas pueden ser consideradas sin he-
sitación como verdaderos “trabajos de comparación jurídica”3
(atentos tanto al derecho romano-ibérico precedente, como al
derecho europeo y al latinoamericano de su tiempo4); con la

2 Sobre los cuales se remite, respectivamente, a AA.VV., Andrés Bello


y el derecho latinoamericano, Caracas, 1987, passim; S. SCHIPANI (cur.), Dal-
macio Vélez Sarsfield e il diritto latinoamericano, Padova, 1991, passim; y S.
SCHIPANI (cur.), Augusto Teixeira de Freitas e il diritto latinoamericano, Pa-
dova, 1988, passim.
3 Cabe señalar que la labor comparativa desarrollada por los tres

grandes Codificadores latinoamericanos del siglos XIX es fácilmente


constatable gracias a las “Notas” que ellos mismos han puesto al pie de
la mayor parte de los artículos que proyectaran y/o a las “Notas de
elevación” de sus obras legislativas a las autoridades que se las habían
encomendado. En sentido similar se han expresado en la doctrina eu-
ropea, entre otros, F. DE SOLÁ CAÑIZARES, Iniciación al Derecho comparado,
Barcelona, 1954, 175 s. y nt. 27, y L-J. CONSTANTINESCO, en la trad. cas.
de su Traité de Droit comparé, vol. I (Introduction au droit comparé), Paris,
1972, a cargo de E. Freitas da Costa publicada bajo el título Tratado de
Derecho comparado, vol. I (Introducción al Derecho comparado), Madrid, 1981,
§ 55 y también en la ed. it. a cargo de A. Procida Mirabelli di Lauro y R.
Favale publicada bajo el título Introduzione al diritto comparato, Torino,
1996, 131 ss.
4 Sobre la circulación de los modelos jurídicos europeos y america-

nos en la Codificación de América Latina se remite, en general, a H.


VALLADÃO, Le droit Latino-américain, Paris, 1954, Sirey, passim (= trad.
cas.: “El derecho latinoamericano”, en Boletín del Instituto de Derecho com-
parado, n.º 22, México, 1955, 9 ss. y trad. port.: “O direito latino-ameri-
cano”, en ID., Paz, direito, técnica, Rio de Janeiro, 1959, 249 ss.); J. CASTÁN
TOBEÑAS, Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo occidental, Madrid,
19572, 66 ss. (republicado en J. CASTÁN TOBEÑAS, J. M. CASTÁN VÁS-
QUEZ y R. M. LÓPEZ CABANA, Sistemas jurídicos comparados, Buenos Aires,
2000, 73 ss.); L. MOISSET DE ESPANÉS, “Codificación civil española y
americana (su evolución e influencia recíprocas)”, en ID., Codificación civil
y Derecho comparado, Buenos Aires, 1994, 91 ss.; y, en particular, a A.
GUZMÁN BRITO, La codificación civil en Iberoamérica. Siglos XIX y XX, San-
tiago de Chile, 2000, 287 ss. y a S. SCHIPANI, voz “Codici civili nel sistema
3

finalidad no sólo de justificar sus respectivas elecciones y/o de


ejercer una función de control5, sino también como instru-
mento para evitar el ‘estatal-legalismo’ creciente por entonces
en la Ciencia jurídica de Europa continental, que proponía un
corte con el Sistema y con su principium6.
Es por ello que no nos debe sorprender que en Amé-
rica Latina, ya en la segunda mitad del siglo XIX, se le haya
reconocido definitivamente al Derecho comparado el carácter
de rama autónoma de los estudios jurídicos, dotándosele
desde entonces de un lugar particular en los respectivos cu-
rrículos universitarios, así como de propias publicaciones es-
pecializadas. En honor a la verdad, correspondió al Brasil el
primado latinoamericano en haber instituído una cátedra de
“Legislação comparada sobre o direito privado”, creando así
el ambiente propicio y los medios adecuados para el desarrollo
científico de esta nueva asignatura jurídica y confiándola a los
juristas brasileños más eminentes de la época; entre los que
cabe destacar las figuras de João Pereira Monteiro (1845-1904,

latinoamericano”, en Digesto delle Discipline Privatistiche. Sezione Civile, V.°


Aggiornamento,Torino, 2010, 286 ss.
5 Véase, sobre esta particular, L-J. CONSTANTINESCO, Traité de droit

comparé, vol. II (La méthode comparative), Paris, 1974, 332 ss.


6 Véase, en este sentido, S. SCHIPANI, “I giuristi iuris conditores/fun-

datori del diritto”, en Roma e America. Diritto romano comune, n.º 13, Mo-
dena-Bogotá, 2002, 287 ss. Nótese la posición asumida en este sentido
–v.gr.– por A. Bello, para quien el Derecho romano era incluso «... ne-
cesario para el derecho de gentes, y si tenemos la noble curiosidad de
explorar las instituciones y leyes de otras naciones y de consultar sus
obras de jurisprudencia a fin de aprovecharnos de lo mucho que hay en
ellas de bueno y aplicable a nosotros, es necesario familiarizarnos con
el derecho romano, cuyos principios y lenguaje son los de toda la Ale-
mania, los de Italia, la Francia, la Holanda, y una parte de la Gran Bre-
taña» (“Latín y Derecho romano”, en A. BELLO, Obras completas, vol.
VIII, Caracas, 1981, 489, sobre lo cual se remitime a las agudas consi-
deraciones de S. SCHIPANI, “Andrés Bello romanista-institucionalista”,
en AA.VV., Andrés Bello y el derecho latinoamericano, Caracas, 1987, 254 s.).
4

profesor en la Faculdade de Direito de San Pablo)7 y –principal-


mente– de Clóvis Beviláqua (1859-1944, profesor en la Facul-
dade de Direito de Recife)8, quienes por sus contribuciones aca-
démicas pueden ser colocados entre los iniciadores del Dere-
cho comparado en América Latina9.
Con relación a quien luego se convertirá en el primer
codificador del Derecho civil brasileño, cabe señalar que él no
se contentó sólo con contribuir al perfeccionamiento del mé-
todo comparativo (ofreciendo una imagen general bastante
aproximada de esta nueva asignatura), sino que se le debe re-
conocer además el mérito de haber sistematizado por primera
vez una serie de elementos tendientes a reconocer la especifi-
cidad de las ‘legislaciones’ de Latinoamérica en el cuadro de
los grandes Sistema jurídicos comparados10 (tomando en con-
sideración, para la taxonomía de los diferentes ‘grupos de le-

7 Entre sus obras, pueden citarse: J. PEREIRA MONTEIRO, Da futura


Universalição do Direito (discurso inaugural do curso de Legislação comparada
sobre o direito privado lido a 30 de Maio de 1892), São Paulo, 1892; ID.,
“Cosmópolis do Direito”, en Revista da Faculdade de Direito, n.º 3, São
Paulo, 1895, 143 ss. e ID., “Unidade do Direito”, en Revista da Faculdade
de Direito, n.º 8, São Paulo, 1900, 145 (todas ellas recogidas luego en J.
PEREIRA MONTEIRO, Universalição do Direito, Cosmópolis do Direito,
Unidade do Direito, São Paulo, 1906, passim). Véase, sobre este jurista, S.
VAMPRÉ, Memorias para a história da Académia de São Paulo, vol. II, São
Paulo, 1924, 472 s.
8 La obra fundamental de C. Beviláqua en esta materia es Resumo das

licções de legislação comparada sobre o direito privado, Recife, 1893, passim; 2.a
ed. revisada y ampliada de 1897, San Salvador de Bahía, passim (véase
infra § II.3.1). Véanse, sobre este otro iniciador del Derecho comparado
en Latinoamérica, I. PENNA MARINHO, Clóvis Beviláqua, Rio de Janeiro,
1935, passim y M. DE LEMOS PICANÇO, Clóvis Beviláqua. Sua vida e sua
obra, Rio de Janeiro, s./f. (pero de 1935), passim.
9 Véase L. DE MORAIS LEME, Direito civil comparado, São Paulo, 1962,

33.
10 Véase C. BEVILÁQUA, Resumo das licções de legislação comparada sobre

o direito privado, cit., 52 s. y 56 s. (= 2.a ed., 73 s., 78 s. y 101 ss.).


5

gislaciones’, el criterio de la mayor o menor recepción o asi-


milación del elemento romano11). Estas ideas fueron desarro-
lladas –luego– por otros juristas sudamericanos (contribu-
yendo así a la consolidación del Derecho comparado tanto en
América Latina como a nivel mundial), entre los que cabe des-
tacar al brasileño Cândido Luiz María de Oliveira (1845-1918,
profesor de “Legislação comparada sobre o direito privado”
en la Faculdade Livre de Direito de Río de Janeiro)12 y al argentino
Enrique Martínez Paz (fundador y primer director del Insti-
tuto de Derecho comparado de la Universidad Nacional de
Córdoba)13; quienes –al igual que C. Beviláqua– no sólo se
ocuparon en sus respectivas obras de dar respuesta a los gran-
des interrogantes planteados por la entonces naciente asigna-
tura jurídica (objeto, fines, metodología, etc.)14, sino que tam-
bién contribuyeron –de manera particular– a la identificación
del Subsistema jurídico latinoamericano. En la realización de
esta última aspiración puede citarse –asimismo– al romanista

11 Véanse, en general, P. CATALANO, “Il diritto romano attuale


dell’America Latina”, en Index, n.º 6, Napoli, 1976, 92 s. (= Diritto e
persone, t. I, Torino, 1996, Cap. IV, 136); S. SCHIPANI, La codificazione del
diritto romano comune, Torino, 1999, 181 s. (= La codificación del Derecho
romano común, trad. cas. de J. F. Chamie, Bogotá, 2010, 226 ss.); ID., “Ri-
conoscimento del Sistema giuridico latinoamericano e sue implica-
zioni”, en Roma e America. Diritto romano comune, n.os 19-20, Modena-
Bogotá, 2005 (= en S. SCHIPANI [cur.], Mundus Novus. America. Sistema
giuridico latinoamericano, Roma, 2005), 722 y “Nota introductiva” al nues-
tro Contrato y Sistema en América Latina, Buenos Aires, 2006, 16 ss.
12 Curso de legislação comparada. Parte geral: as fontes, Rio de Janeiro, 1903,

553 ss. (véase infra § II.3.2).


13 Introducción al estudio del derecho civil comparado, Córdoba, 1934, 154

ss. Sobre las ideas de este otro precursor latinoamericano del Derecho
comparado véase infra § II.3.
14 Véase en este sentido, entre otros, R. FAVALE, “Introduzione

all’edizione italiana” de L-J. CONSTANTINESCO, La scienza dei diritti com-


parati, vol. 2 de la Colección “Sistemi Giuridici Comparati (Studi di Di-
ritto civile e comparato)” dirigida por A. PROCIDA MIRABELLI DI
LAURO, Torino, 2003, XXXI s.
6

brasileño Abelardo Saraiva da Cunha Lobo (1869-1933, pro-


fesor de la Universidade Federal de Río de Janeiro), quien llegara
a hablar –incluso– de un ‘Derecho iberoamericano’15.

I.2. El ‘eurocentrismo’ de los primeros trabajos de comparación jurídica


y la consiguiente negación de la singularidad del derecho de la América
Latina

Cabe señalar, sin embargo, que los referidos esfuerzos


de la doctrina latinoamericana tuvieron escasa repercusión
y/o reconocimiento en el ámbito de esta nueva asignatura ju-
rídica, dominada casi exclusivamente por la Ciencia jurídica
continental europea16. Como prueba de lo aquí afirmado es
suficiente recordar que al “Primer Congreso Internacional de
Derecho comparado” (celebrado en París desde el 31 de julio
al 4 de agosto de 1900 y considerado por unanimidad como
el acontencimiento que marcó el inicio del moderno Derecho
comparado) sólo participaron representantes de los países de
Europa continental (Saleilles, Lambert, Lévy-Ullmann, Es-
mein, Kohler, Kahn, Weiss, Deslandres, etc.), con la única ex-
cepción de un jurista inglés (F. Pollock)17.
Es así como, sin pretender pasar reseña aquí a las
obras que en esta época se han encargado de sistematizar los
diversos ordenamientos jurídicos, cabe señalar que en la ma-
yor parte de ellas el derecho de la América Latina era tomado
en consideración como parte integrante del Sistema continen-
tal europeo (o, más precisamente, del denominado grupo de

15 Véase Curso de direito romano, vol. III (Influência universal do direito


romano), Rio de Janeiro, 1931, 171 ss. (véase infra § II.3.3).
16 Así véase, entre otros, G. GORLA, voz “Diritto comparato e stra-

niero”, en Enciclopedia Giuridica, vol. XI (Dig-Doc), Roma, s/f (pero de


1989), 12.
17 Véase Procès-verbaux des séances et documents, 2 vols., Paris, 1905-1907,

passim.
7

derecho latino)18. En el mejor de los casos podiamos encon-


trar –a finales de la primera mitad del siglo XX– quienes dedi-
caban un tratamiento particular a las legislaciones de algunos
de los países latinoamericanos (v.gr.: Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, México, Perú, Venezuela, etc.)19, aun cuando se preci-
sara que ellas constituían una mera imitación del Derecho con-
tinental europeo20 o, más concretamente, de la Codificación
francesa21.

18 Véanse, v.gr., A. ESMEIN, “Le droit comparé et l’enseignement du


droit comparé”, en Bulletin trimestriel de la Société de législation comparée, n.º
29, Paris, 1900, 379; G. SAUSER-HALL, Function et méthode du droit comparé,
Genève, 1913, 101 ss.; H. LEVY-ULLMANN, “Les transformations du
droit”, en AA.VV., Les Transformations du droit dans les principaux pays de-
puis cinquante ans (18691919). Livre du cinquentenaire de la Société de Législa-
tion comparée, vol. I, Paris, 1922, 85 s., y M. SARFATTI, Introduzione allo
studio del diritto comparato, Torino, 1933, 78 (= trad. cas.: Introducción al
estudio del Derecho comparado, México, 1945, 144).
19 En honor a la verdad el conocimiento de estas legislaciones en

Europa se había visto ya facilitado por la obra de A. DE SAINT JOSEPH,


Concordance entre les Codes civils étrangers et le Code Napoléon, vol. II, Paris,
18562, 1 ss., quien dedicaba un apartado especial a la legislación de la
“América del Sud”, y la de R. LA GRASSERIE, Etude des législations étran-
gères, résumés analytiques des principaux codes civils de l’Europe et de l’Amérique,
Paris, 1895-1897, passim.
20 Véanse, entre otros, A. F. SCHNITZER, Vergleichende Rechtslehre, Ba-

sel, 1945, 152 s. (2.ª ed. ampliada, 1961, vol. I, 209 ss.) y P. ARMINJON,
B. NOLDE y M. WOLFF, Traité de droit comparé, vol. I, Paris, 1950, 162 ss.
21 Sobre la crítica de considerar la Codificación latinoamericana

como un trasunto del derecho francés se remite, entre otros, a H. C.


GUTTERIDGE, “El porvenir del Derecho comparado” (p. 11) y R. ROCA
SASTRE, “La adquisición hereditaria en el Derecho comparado” (p. 65,
nt. 10), ambos publicados en Revista del Instituto de Derecho comparado, n.º
1, Barcelona, 1953; J. CASTÁN TOBEÑAS, Los Sistemas jurídicos contempo-
ráneos del mundo occidental, cit., 60 e ID., Reflexiones sobre el Derecho comparado
y el método comparativo, Madrid, 1957, 106; y, más próximos en el tiempo,
G. LOMBARDI, Premesse al corso di diritto pubblico comparato. Problemi di me-
todo, Milano, 1986, 53 y, sobre todo, A. SOMMA, Introducción al Derecho
comparado, trad. cas. de E. Conde Naranjo, Madrid, 2015, 121 ss.
8

Esta concepción ‘eurocéntrica’ de los estudios de De-


recho comparado –que podría ser considerada resabio de un
cierto “colonialismo cultural”22– conducía no sólo a la nega-
ción de la singularidad de las ‘legislaciones’ de América Latina
–lo que habría permitido agruparlas en un Sistema o Subsis-
tema jurídico autónomo– sino también a ignorar la contribu-
ción dada al desarrollo del Derecho comparado por parte de
la doctrina latinoamericana y de la particular predilección del
ambiente académico de Latinoamérica por los estudios com-
parados y de derecho extranjero23.

I.3. La reconsideración de los aportes de la Ciencia jurídica latinoameri-


cana en la configuración del Derecho comparado como disciplina jurídica
autónoma y de la originalidad de los derechos de la América Latina

Empero esta tendencia comenzó a revertirse en la


misma Europa continental a partir de la década de los cin-
quenta del siglo XX, gracias a la labor de identificación de los
diversos ‘sistemas’, ‘familias’ y/o ‘grupos’ de derechos24 lle-

22 Así, como bien ha señalado M. LOSANO, “La scuola di Recife e


l’influenza tedesca sul diritto brasiliano”, en Materiali per una Storia della
cultura giuridica, vol. IV, Bolonia, 1974, 324, «il colonialismo culturale è
non soltanto quello attivo della cultura che assoggetta altre culture, ma
anche quello passivo della cultura che si permette di ignorare le altre
culture».
23 En relación con esta última particularidad H. VALLADÃO, Le droit

Latino-américain, cit., 31, hacía notar con acierto que en América Latina
todo profesor, todo publicista, todo autor comienza por exponer en sus
clases o en sus obras el Derecho de los otros pueblos al lado del suyo;
tarea ésta que es llevada a cabo por los juristas latinoamericanos con el
espíritu desembarazado, libre de prejuicios nacionalistas, con el fin de
perfeccionar sus propias instituciones y de buscar fórmulas cada vez
más justas para reglamentar la vida humana.
24 Sobre estas diferentes ‘nociones’ se remite, en general, a L-J.

CONSTANTINESCO, Traité de Droit comparé, vol. III (La science des droits
9

vada a cabo por comparatistas de la talla del francés René Da-


vid (entonces profesor en la Université de Paris) y de los españo-
les Felipe de Solá Cañizares (director del Instituto de Derecho
comparado de Barcelona) y José Castán Tobeñas (catedrático
de Derecho civil y Presidente del Superior Tribunal español)25.
Así el primero de los juristas citados había observado –ya en
1950– que «l’Amérique latina présent certaines caractéris-
tiques et particularités qui leur sont propres; ils méritent de ce
fait, comme l’ont proposé les comparatistes de l’Amérique du
Sud, Clovis Bevilaqua au Brésil et Martínez Paz en République
Argentine, d’être rangés dans une catégorie spéciale au sein

comparés), Paris, 1983, 81 ss.


25 Más o menos por la misma época se destaca también, en sentido

similar, la labor de T. ASCARELLI, “Osservazioni di diritto comparato


privato italo-brasiliano”, en Il Foro italiano, vol. LXX, parte IV, Roma,
1947, col. 97 ss. (= trad. port.: “Notas de Direito Comparato Privado
Italo-Brasileiro”, en Revista da Faculdade de Direito, n.º 42, São Paulo, 1947,
23 ss.); republicada luego en ID., Studi di diritto comparato e in tema di inter-
pretazione, Milano, 1952, 81 ss. (= trad. port.: Ensáios e Pareceres, São
Paulo, 1952, 11 ss.), si bien el jurista italiano limitaba su análisis casi
exclusivamente al derecho brasileño (en atención a que sus elaboracio-
nes constituían, principalmente, el desarrollo de una conferencia dic-
tada en 1944 en la Universidade de São Paulo). Lo mismo puede decirse
respecto de los trabajos presentados a las “Jornadas Franco-latinoame-
ricanas” promovidas por la Société de Législation Comparée y celebradas en
1948 en París (véase Bulletin trimestriel de la Société de législation comparée, n.º
71, Paris, 1948, 499 ss.) y en Montevideo (véase Revista de la Facultad de
Derecho y Ciencias Sociales, vol. I, Montevideo, 1950, 7 ss.); así como con
relación a las organizadas por la misma entidad, en 1950, en Toulouse
(véase noticia en Revue Internationale de Droit Comparé, vol. 1, Paris, 1949,
441). En el ámbito aglosajón cabe destacar la aclaración agregada por
H. C. Gutteridge a la versión castellana de su Comparative Law. An Intro-
duction to the Comparative Method of Legal Study & Research (Cambridge,
19492), 74, publicada bajo el título El Derecho comparado. Introducción al
método comparativo en la investigación y en el estudio del derecho (trad. de E. Jardí,
Barcelona, 1954), 120 s., y la obra de Ph. J. EDER, A Comparative Survey
of Anglo-Americain and Latin-American Law, New York, 1950, passim (=
trad. cas.: Principios característicos del “common law” y del derecho latinoame-
ricano, Buenos Aires, 1960, passim).
10

groupes du droit français» 26 ; llegando incluso a reconocer


abiertamente –en sucesivas reelaboraciones– “l’originalité des
droits de l’Amérique latine”27 respecto de los demás derechos
que integran la por él denominada –en su otra obra general
sobre la materia– “famille romano-germanique”28.
Respecto de los segundos, cabe señalar que corres-
ponde a ellos el mérito de haber ‘concretizado’ esa originali-
dad en la identificación explícita de un grupo de derecho
“ibero-americano”29 dentro del cuadro de los grandes Siste-
mas jurídicos comparados (aun cuando sus elaboraciones
conservaran todavía un cierto ‘eurocentrismo’). Así, mientras
F. de Solá Cañizares propuso individualizar dentro de los “Sis-
temas occidentales” un Subsistema integrado por el “derecho

26 Véase Traité élémentaire de droit civil comparé. Introduction a l’étude des


droits étrangers et a la méthode comparative, Paris, 1950, 259 (= trad. cas.:
Tratado de Derecho civil comparado. Introducción al estudio de los derechos extran-
jeros y al método comparativo, Madrid, 1953).
27 De lo cual se ocupó especialmente en el opúsculo L’originalité des

droits de l’Amérique latine, Paris, s./f. (pero de 1953), Université de Paris,


Instituts de Hautes Etudes de l’Amérique latina, Centre de documenta-
tion universitaire, passim (reeditado luego en R. DAVID, Le Droit comparé.
Droits d’hier, droits de demain, Paris, 1982, 161 ss.). La referida “originalité”
ya lo había movido a incluir, dentro de su Cours de droit comparé (Doctorat):
1949-1950, cap. III, “Les Cours de droit”, pp. 210-394, una sección es-
pecial sobre “Le droit brésilien” (ahora reproducida con el título “Le
droit brésilien jusqu’en 1950”, en A. WALD y C. JAUFFRET-SPINOSI (dir.),
Le droit brésilien. D’hier, d’aujourd’hui et de demain, Paris, 2005, 25 ss.).
28 Véase, en este sentido, en su otra fomosa obra Les grands systèmes

de droit contemporains, Paris, 1964 (= Los grandes sistemas jurídicos contempo-


ráneos, trad. cas. de P. Bravo Gala, Madrid, 1968).
29 Denominación que prefieren por entender que el topónimo lati-

noamericano tiene un área geográfica mayor; pues comprendería –ade-


más– Haití, que puede ser adscripto al ‘subsistema’ francés, y los ‘islotes’
encerrados en las federaciones de origen inglés de América del Norte:
tales como la Luisiana, en los EE.UU., y Quebec, en Canadá (véanse,
con algunas perplejidades, F. DE SOLÁ CAÑIZARES, Iniciación al Derecho
comparado, cit., 173, 235 y nt. 4 y, más decididamente, J. CASTÁN TOBE-
ÑAS, Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo occidental, cit., 59 s., nt.
110).
11

de los países iberoamericanos”, con la misma jerarquía que la


de los derechos del common law (de Inglaterra y Norteamérica),
los romanistas (donde hubo recepción del Derecho romano:
Portugal, Francia, España, Alemania, Italia y Suiza), los de De-
recho romano (donde este se aplicaba directamente: Cataluña,
África del Sud, San Marino y las Islas Anglo-normandas) y los
escandinavos (comprensivos de los derechos de Suecia, No-
ruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia)30; J. Castán Tobeñas
profundizó las ideas de su compatriota al colocar el “derecho
iberoamericano” dentro de los “Sistemas de filiación ibérica”
junto con el derecho español, el portugués, y el de Puerto Rico
y Filipinas (los dos últimos influenciados –además– por el com-
mon law), los que a su vez constituían uno de los Subsistemas
de los denominados “derechos latinos” de “filiación romá-
nico-cristiana” y de “cultura occidental” (al igual que los Siste-
mas francés y afines, y el italiano)31.
Más allá de las diferencias de detalle que pueden seña-
larse entre los autores citados, es de destacar que todos ellos
coinciden en que las características distintivas del derecho de
los países de América Latina estarían determinadas no sola-
mente por la común tradición romano-ibérica, sino también
por sus particulares condiciones geográficas, políticas, sociales
y económicas32 ; indicando –en consecuencia– como rasgos

30 Véase, un primer esbozo de estas ideas, en “Le droit comparé en


Amérique latine” (pp. 229 ss.) y “L’Union Panaméricaine” (pp. 340 ss.),
ambos publicados en el Bulletin trimestriel de la Société de législation comparée,
n.º 70, Paris, 1947; desarrolladas luego en “El Derecho comparado y
los Sistemas jurídicos contemporáneos”, en La Ley, t. 69, Buenos Aires,
1953, 750 ss. y, de manera particular, en la ya citada Iniciación al Derecho
comparado, cit., 173 ss. y 233 ss.
31 Véase Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo occidental, cit., 17

s. y 59 ss.
32 Cfr. T. ASCARELLI, “Osservazioni di diritto comparato privato

italo-brasiliano”, cit.; H. C. GUTTERIDGE, El Derecho comparado, cit., 121;


R. DAVID, Traité élémentaire de droit civil comparé, cit., 259; F. DE SOLÁ CA-
ÑIZARES, Iniciación al Derecho comparado, cit., 175 s. y J. CASTÁN TOBEÑAS,
Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo occidental, cit., 62.
12

distintivos del “grupo de los derechos iberoamericanos”: el


“democratismo social” (determinado por el sentimiento de
igualdad existente entre los hombres, cualquiera que sea su
condición económica, su origen o su raza) y el “universalismo”
(en oposición al espíritu nacionalista que ‘esclavizaba’ Eu-
ropa)33, reconociéndole –asimismo– la potencialidad de cum-
plir una función mediadora entre el Sistema jurídico romanís-
tico y el subsistema angloamericano34.

I.4. El trabajo conjunto de la doctrina europea y latinoamericana en la


individualización, desde una perspectiva más ‘latinoamericanocéntrica’, de
un Subsistema jurídico lationamericano como desarrollo interno propio
del Sistema jurídico romanístico

Será recién a partir de la década de los setenta del siglo


XX que se intentará superar el ‘eurocentrismo’35 que caracte-
rizaraba el análisis de los diversos Sistemas comparados (y, en

33 En sentido coincidente se había expresado, en esa misma época,


el jurista brasileño H. VALLADÃO, Le droit Latino-américain, cit., 11 ss.
34 Véase F. DE SOLÁ CAÑIZARES, Iniciación al Derecho comparado, cit.,

234 s. y J. CASTÁN TOBEÑAS, Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo


occidental, cit., 121. Cabe señalar que ya se habían expresado en este
mismo sentido: T. ASCARELLI, “Diritti dell’America Latina e dottrina
italiana”, en Rivista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, n.º 3, Milano,
1949, 910 (= Studi di diritto comparato e in tema di interpretazione, cit., 160);
H. C. GUTTERIDGE, El Derecho comparado, cit., 120 s. y también, en Latinoa-
mérica, el jurista uruguayo E. COUTURE, “El porvenir de la codificación y
del ‘common law’ en el Continente americano”, en AA.VV., Jornadas Franco-
Latino-Americanas de Derecho comparado, Montevideo, 1948-1951, 146 ss.
35 Parecería hacer excepción a esta ‘nueva’ orientación la iniciativa

lanzada a principios de la década de los ochenta del siglo XX por el


prof. Mario Rotondi (Director del Istituto di Diritto comparato “Angelo
Sraffa” de la Università Bocconi de Milán), que junto a un grupo de profe-
sores europeos (M. Roger Nerson, L. Díez Picazo y M. Fontaine) y la-
tinoamericanos (L. M. Boffi Boggero, M. Reale, J. Mélich-Orsini, F.
Fueyo Laneri, B. Mantilla Pineda y J. M. Abascal Zamora) proponía la
unificación del derecho de los países de origen latino tomando como
13

particular, la configuración de un Subsistema jurídico latinoa-


mericano como derivación del Sistema romanístico) gracias al
trabajo conjunto de juristas europeos 36 y latinoamericanos37

base el “Progetto franco-italiano di Codice delle obbligazioni e dei con-


tratti” de 1927. Sobre el particular véase M. ROTONDI (cur.), Inchieste di
diritto privato, n.º 8 (Il Progetto franco-italiano di codice civile delle obbligazioni e
dei contratti), Padova, 1980, passim.
36 Véanse J. M. CASTÁN VÁZQUEZ, “El Sistema jurídico iberoame-

ricano”, en Revista de Estudios Políticos, n.º 157, Madrid, 1968, 209 ss.
(ahora, también, en D. F. ESBORRAZ [coord.], Sistema jurídico latinoameri-
cano y unificación del derecho, México, 2006, 143 ss.); ID., “El sistema de
derecho privado iberoamericano”, en AA.VV., Estudios de Derecho civil en
honor del profesor Castán Tobeñas, vol. VI, Pamplona, 1969, 156 ss.; ID., La
influencia de la literatura jurídica española en las codificaciones americanas, Ma-
drid, 1982, 26 ss.; H. EICHLER, “Die Rechtskreise der Erde”, en AA.VV.,
Estudios de Derecho civil en honor del profesor Castán Tobeñas, vol. IV, Pam-
plona, 1969, 307 ss.; ID., Gesetz und System, Berlin, 1970, 76 ss.; ID., “Co-
dificación de Derecho civil y teoría de los Sistemas de derecho (algunas
consideraciones acerca de un futuro sistema del Derecho civil)”, en Re-
vista da Faculdade de Direito, n.º 68, São Paulo, 1973, 243 ss.; ID., “Priva-
trecht in Lateinamerika”, en AA.VV., Aus Österreichs in Geschichte und Ge-
genwart. Festschrift für Ernst C. Hellblig zum 80. Geburtstag, Berlin, 1981,
502 ss.; J. L. DE LOS MOZOS, “Perspectivas y método para la compara-
ción jurídica en relación con el Derecho privado iberoamericano”, en
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1976, 782 ss. (ahora, también, en D. F.
ESBORRAZ [coord.], Sistema jurídico latinoamericano y unificación del derecho,
México, 2006, 159 ss.); ID., Derecho civil. Método, sistema y categorías jurídicas,
Madrid, 1988, 129 ss.; G. LOMBARDI, Premesse al corso di diritto pubblico
comparato, cit., 53 ss., etc.
37 Véanse, entre otros, C. FERNÁNDEZ SESSAREGO, “Comparación

jurídica y unidad del Sistema jurídico latinoamericano”, en Studi Sassa-


resi, vol. V (Diritto romano, codificazione e sistema giuridico latino-americano),
Milano, 1981, 9 ss.; J. BASADRE, Los fundamentos de la historia del derecho,
Lima, 1982, 120; M. A. LAQUIS, “Desde Vélez Sársfield hasta la actua-
lidad: independencia y elementos de continuidad y/o revolución y ele-
mentos de resistencia e identidad del sistema”, en S. SCHIPANI (cur.),
Dalmacio Vélez Sarsfield e il diritto latinoamericano, Padova, 1991, 515 ss.; F.
HINESTROSA, “Principi generali: applicazioni e prospettive”, en G. VI-
SINTINI (cur.), Il diritto dei Nuovi Mondi (Convegno di Genova, novembre 1992),
Padova, 1994, 209 ss.; y, más recientemente, J. C. MOREIRA ALVES, “Re-
vistas e livros brasileiros. Contribuições à unidade do direito latino-
14

por iniciativa de los profesores Pierangelo Catalano38 y Sandro


Schipani39 (entonces catedráticos de la Università degli Studi di

americano (direito romano - civil - comparado)”, en Roma e America.


Diritto romano comune, n.º 1, Modena, 1996, 115 ss.
38 De P. Catalano –profesor emérito de la ‘Sapienza’ Università di

Roma– pueden verse, entre otros, “Diritto romano e paesi latinoameri-


cani”, en Labeo, n.º 20, Napoli, 1974, 433 ss. (trad. cas.: “Derecho ro-
mano y países latinoamericanos [Elementos de resistencia de origen ro-
manístico del Sistema jurídico latinoamericano: los ejemplos de Guate-
mala, Costa Rica, Venezuela y Colombia]”, en Revista general de legislación
y jurisprudencia, n.º 79, Madrid, 1979, 637 ss.); “Diritto romano attuale
dell’America Latina”, cit., 87 ss. (= Diritto e persone, cit., 121 ss.); “Siste-
mas jurídicos. Sistema jurídico latinoamericano y derecho romano”, en
Revista general de legislación y jurisprudencia, n.º 85, Madrid, 1982, 161 ss.;
“Sistema jurídico latino-americano e direito romano”, en AA.VV., Di-
reito e Integração, Brasília, 1981, 17 ss.; voz “Sistema jurídico latinoameri-
cano”, en Enciclopédia Saraiva do direito, vol. 69, São Paulo, 1982, 253 ss.;
“Diritto romano attuale, Sistemi giuridici e Diritto latinoamericano”, en
AA.VV., Acta Universitatis Szegediensis de Atila József nominatae. Acta Juri-
dica et Politica, t. XXXIII, fasc. 8, [Studia in honorem Elemér Pólay septuage-
narii], Szeged, 1985, 167 ss. (= Diritto e persone, cit., 89 ss.); “Sistema y
ordenamientos: el ejemplo de América Latina”, en Roma e America. Di-
ritto romano comune, n.º 18, Modena-Bogotá, 2004 (= en S. SCHIPANI
[cur.], Mundus Novus. America. Sistema giuridico latinoamericano, Roma,
2005), 19 ss. y, más recientemente, “Choque de Sistemas jurídicos en la
perspectiva romana latinoamericanista. A propósito del ‘bloque ro-
mano-indígena’: de Xalapa 1974 a Morelia 2006”, en J. L. CUEVAS GA-
YOSSO (comp.), Estudios en homenaje a Mercedes Gayosso y Navarrete, Xalapa,
2009, 23 ss.
39 De S. Schipani –fundador del Centro di Studi Giuridici Latinoameri-

cani de la Università degli Studi di Roma ‘Tor Vergata’– pueden consultarse:


“Nota introduttiva”, en Studi Sassaresi, vol. V (Diritto romano, codificazione
e sistema giuridico latino-americano), Milano, 1981, 9 ss.; “Sistemas jurídicos
e direito romano: as codificações do direito e a unidade o sistema ju-
rídico latino-americano”, en AA.VV., Direito e Integração, Brasília, 1981,
17 ss.; “Il diritto romano nel Nuovo Mondo”, en G. VISINTINI (cur.), Il
diritto dei Nuovi Mondi (Convegno di Genova, novembre 1992), Padova, 1994,
55 ss. (trad. cas.: “El Derecho romano en el Nuevo Mundo”, en D. F.
ESBORRAZ [coord.], Sistema jurídico latinoamericano y unificación del derecho,
México, 2006, 1 ss.); La codificazione del diritto romano comune, cit., 119 ss.
15

Sassari), quienes –desde el seno de la Associazione di Studi Sociali


Latino-Americani (ASSLA) y en el marco del Gruppo di Ricerca
per la diffusione del Diritto romano– han promovido una serie de
iniciativas (tanto en Europa40 como en América Latina41) ten-
dientes a individualizar, desde una perspectiva más ‘latinoame-
ricanocéntrica’ (e –incluso– más ‘pluralista’42), “los elementos

(= La codificación del Derecho romano común, cit., 157 ss.); y “Riconosci-


mento del Sistema giuridico latinoamericano e sue implicazioni”, cit.,
711 ss.
40 Entre las cuales caben destacarse: la investigación sobre “Diritto

romano e Università dell’America Latina” dirigida por el prof. P. Cata-


lano, con el patrocinio del Istituto Italo-Latino Americano (IILA), durante
el bienio 1970-1971 (véase Index, n.º 4, Napoli, 1973, passim); el Colo-
quio internacional sobre “Diritto romano, codificazione e sistema giu-
ridico latino-americano”, celebrado en Sassari en 1978 (véase Studi Sas-
saresi, vol. V [Diritto romano, codificazione e sistema giuridico latino-americano],
Milano, 1981, passim) y el Coloquio internacional sobre “Cultura iberica
e diritto romano”, organizado también en Sassari en 1980 (véase Studi
Sassaresi, vol. VIII, Milano, 1981, passim); así como los congresos sobre
los “padres fundadores del Derecho privado latinoamericano” organi-
zados en Roma en 1981, 1983 y 1986 (véase AA.VV., Andrés Bello y el
derecho latinoamericano, cit., passim; S. SCHIPANI [cur.], Augusto Teixeira de
Freitas e il diritto latinoamericano, cit., passim y S. SCHIPANI [cur.], Dalmacio
Vélez Sarsfield e il diritto latinoamericano, cit., passim).
41 Entre las iniciativas desarrolladas en suelo latinoamericano caben

señalarse: el II.º Congreso interamericano de Ciudad de México (1972),


los Congresos latinoamericanos de derecho romano de Buenos Aires
(1976), Xalapa (1978) (véase Index, 6, Napoli, 1976, 129 ss.), Bogotá
(1981), Brasilia (1983), Lima (1985) (véase Index, n.º 14, 1986, 354 ss.,
366 ss. y 370 ss.), etc.; así como el Coloquio sobre Derecho e integra-
ción (véase AA.VV., Direito e Integração, cit., passim) y el Seminario Italo-
brasileño de Derecho romano (véase Seminários de Direito romano, Brasília,
1984, passim), organizados por la Universidade de Brasília en 1981 y 1982.
42 Para un enfoque ‘pluralista’ de los Sistemas jurídicos véanse, en

general, F. REYNTJENS, “Note sur l’utilitè d’introduire un système juri-


dique “pluraliste” dans la macro-comparaison des droits”, en Revue de
Droit International et de Droit Comparé, n.º 41, Paris, 1991, 41ss. y U. MAT-
TEI, “Verso una tripartizione non eurocentrica dei Sistemi giuridici”, en
AA.VV., Scintilae Iuris. Studi in memoria di Gino Gorla, vol. I, Milano,
1994, 777 ss.; aun cuando estos autores omitieran referir expresamente
16

de unidad y resistencia” del derecho de Latinoamérica43; cuya


base socio-cultural ha sido identificada en el bloque “romano-
ibero-precolombino” o “romano-ibero-indígena”44. Con ello
se quiere significar que el Subsistema jurídico latinoamericano
ha recibido su forma del Derecho romano (primero, a través,
del “Derecho común americano” desarrollado durante el pe-
ríodo colonial y, después, mediante su ‘transfusión’ en las Co-
dificaciones que se dieron las nuevas Repúblicas iberoameri-
canas luego de su Independencia)45, pero también del ‘mesti-
zaje’/‘miscigenação’ de dicha tradición romanística con las
instituciones de los pueblos indígenas (generalmente descui-
dadas por las Codificaciones decimonónicas, pero revaloriza-
das principalmente por las reformas constitucionales introdu-
cidas a partir de los años ochenta del siglo XX)46, todo lo cual

al Subsistema jurídico latinoamericano.


43 En este sentido puede verse, en general, los Materiali II y VI del

“Progetto strategico del CNR Italia-América Latina”: AA.VV., Elementi


di unità e resistenza del Sistema giuridico latinoamericano, vol. 1, Roma, 1989,
passim y vol. 2, Sassari, 1990, passim.
44 Véanse una vez más, en este sentido, P. CATALANO, Diritto e persone,

cit., 161 s.; ID., “Sistema y ordenamientos: el ejemplo de América La-


tina”, cit., 31; ID., “Choque de Sistemas jurídicos en la perspectiva ro-
mana latinoamericanista. A propósito del ‘bloque romano-indígena’: de
Xalapa 1974 a Morelia 2006”, cit., 44; G. LOMBARDI, Premesse al corso di
diritto pubblico comparato. Problemi di metodo, cit., 54 s., y S. SCHIPANI, “Ri-
conoscimento del Sistema giuridico latinoamericano e sue implica-
zioni”, cit., 714 ss.
45 Sobre las nociones de “Derecho común americano” y de ‘trans-

fusión’ del Derecho romano en las Codificaciones latinoamericanas


véase A. DÍAZ BIALET, “La transfusion du droit romain”, en Revue In-
ternationale des Droits de l’Antiquite, n.º 18, Bruxell, 1971, 471 ss. (= trad.
cas.: “La ‘transfusión’ del Derecho romano en América Latina”, en D.
F. ESBORRAZ [coord.], Sistema jurídico latinoamericano y unificación del derecho,
México, 2006, 75 ss.) e ID., “La transfusión del derecho romano en Ar-
gentina (s. XVI-XIX) y Dalmacio Vélez Sársfield autor del Código civil
argentino (1864-1869)”, en Studi Sassaresi, vol. V (Diritto romano, codifica-
zione e sistema giuridico latino-americano), Milano, 1981, 251 ss.
46 Respecto de la contribución de las instituciones indígenas preco-

lombinas en la configuración del Subsistema jurídico latinoamericano


17

ha conducido al reconocimiento de un mos latinoamericanus iura


docendi ac legendi de las mismas fuentes romano-ibéricas47.
En efecto, el Sistema jurídico romanístico se ha es-
tructurado sobre la base de recepciones que en parte se han
ido diferenciando estre sí –enriqueciéndolo– y dando vida a
diferentes Subsistemas –como es el caso del latinoamericano–,
cuyo conjunto de conceptos, principios, reglas, instituciones y
normas está encerrado en los Códigos de Justiniano y en las
Codificaciones posteriores (desde las Siete Partidas a los Có-
digos modernos); considerados, todos ellos, como un punto
de convergencia entre la Ciencia jurídica y la actividad del le-
gislador48.

se remite a J. BASADRE, Los fundamentos de la historia del derecho, cit., 382


ss.; así como –entre otros– a S. SCHIPANI, La codificazione del diritto romano
comune, cit., 187 s. e ID., “Palabras de saludo”, en AA.VV., Memoria del
IX Congreso latinoamericano de Derecho romano sobre “El Derecho romano y los
Derechos indígenas: síntesis de América Latina” (Xalapa, 18-20/08/1994),
Xalapa, 1996, 470 s.
47 Véanse A. GUZMÁN BRITO, Mos Latinoamericanus iura legendi, en

Roma e America. Diritto romano comune, n.º 1, Modena, 1996, 15 ss. (= en


D. F. ESBORRAZ [coord.], Sistema jurídico latinoamericano y unificación del
derecho, México, 2006, 81 ss.) y, de manera particular, S. SCHIPANI, La
codificazione del diritto romano comune, cit., 183 ss. (= La codificación del Dere-
cho romano común, cit., 228 ss.), quien puntualiza que ese mos latinoameri-
canus iura legendi ac docendi se manifiesta en: a) el reconocimiento de los
derechos civiles también a los extranjeros; b) la protección de la per-
sona-hombre concreto (no sólo en cuanto sujeto de derecho); c) el re-
conocimiento al lado del principio de la culpa de otras fattispecies típi-
cas objetivas de responsabilidad extracontactual y de instrumentos pro-
cesales para hacerla efectiva (como es el caso de las denominadas ac-
ciones populares); d) el favor debitoris, entendido principalmente como
favor de la parte más débil del contrato; e) el empleo hacia adentro del
principio del suis legibus uti; etc.
48 En consecuencia de ello se ha sostenido que el Sistema romanís-

tico (en su carácter de conjunto de principios, reglas, instituciones y


normas) debe ser considerado un punto de referencia para la interpren-
tación e integración armoniosa de los diversos ordenamientos que
componen el Subsistema jurídico latinoamericano. Véase, en este sen-
tido, S. SCHIPANI, “Nota introductiva”, cit., 18 ss.
18

Se retoman así las ideas insinuadas en Europa por R.


David, F. de Solá Cañizares y J. Castán Tobeñas, pero tratando
de reinterpretarlas a la luz de las precedentes elaboraciones lle-
vadas a cabo en América Latina por C. Beviláqua, C. L. M. de
Oliveira, A. Saraiva da Cunha Lobo y E. Martínez Paz, y pro-
curando además completar –e, incluso, superar– ambas orien-
taciones mediante la distinción entre “ordenamientos” (esta-
tales o nacionales) y “Sistema” (que los comprende y los su-
pera) y entre “Áreas jurídicas”49 y “Áreas socio-culturales”50
(las que justifican la configuración de Subsistemas y permiten
analizar, además, los fenómenos de ‘difusión’, ‘penetración’,
‘recepción’ y ‘resistencia’ que pueden presentarse en las rela-
ciones entre los ordenamientos y los Sistemas jurídicos).
Desde esta nueva perspectiva, una de las característi-
cas esenciales del Subsistema jurídico latinoamericano sería la
de constituir, ya no un ‘puente’ entre los Sistemas de civil law y
de common law (como pretendían, principalmente, los compa-
ratista europeos de mediados del siglo XX)51, sino una ‘fron-
tera socio-jurídica’52 con la finalidad de ofrecer resistencia a la
penetración del subsistema angloamericano en la Región; te-
niendo en cuenta el espíritu marcadamente “anti-individualista”
del primero, en donde la “unidad social” es la familia y no el
individuo (lo que encontraría su justificación en la tradición
romano-canónica en la cual se inspira), a diferencia del se-
gundo, que se caracteriza por su “ultra-individualismo”53.
En sentido concordante la Ciencia jurídica europea ha
49 Véase P. CATALANO, Diritto e persone, cit., 98 s.
50 Véase P. CATALANO, “Los estudios sobre áreas geoculturales”, en
Mundo Nuevo. Revista de estudios latinoamericanos, n.os 9-10, Caracas, 1980,
13 ss.; ID., Diritto e persone, cit., 97 s. e ID., “Sistema y ordenamientos: el
ejemplo de América Latina”, cit., 22 ss.
51 Véase supra nt. 34.
52 Véase G. LOMBARDI, Premesse al corso di diritto pubblico comparato,

cit., 55.
53 Véase P. CATALANO, Diritto e persone, cit., 110 ss.; quien cita en

apoyo al jurista norteamericano R. POUND, The Spirit of the Common Law,


Boston, 1966, 37, 15 ss. y 35 ss.
19

terminado por valorizar, también, los aportes de los juristas


latinoamericanos al desarrollo del Derecho comparado54; lle-
gándose incluso –en algunos casos– al reconocimiento (prin-
cipalmente por parte de la doctrina ibérica55) de la influencia

54 Además de las ya citadas obras de R. David (véase supra nts. 26 y


27), F. DE SOLÁ CAÑIZARES, Iniciación al Derecho comparado, cit., 235 ss. y
J. CASTÁN TOBEÑAS, Los Sistemas jurídicos contemporáneos del mundo occiden-
tal, cit., 7 s., pueden consultarse –en esta otra etapa– L-J. CONSTAN-
TINESCO, Traité de droit comparé, cit., vol. I, cit., 101 ss. y vol. III, 102 ss.
y G. LOMBARDI, Premesse al corso di diritto pubblico comparato, cit., 53 y nt.
12 y 54, nt. 13.
55 Tal es el caso –v.gr.– de la influencia ejercida por algunos códigos

latinoamericanos sobre el texto del Código civil español de 1889: como


sucede con el Código civil chileno de 1855, en materia de exigencia de
la tradición para la transferencia de la propiedad, apartándose así del
Proyecto de F. García Goyena de 1851 (art. 548) que preveía la eficacia
real del contrato (véanse J. L. DE LOS MOZOS, “Algunos aspectos de la
influencia hispánica en el Código civil de Andrés Bello”, en Revista gene-
ral de legislación y jurisprudencia, n.º 2, Madrid, 1978, 459 ss. y E. LALA-
GUNA, “Los modos de adquirir la propiedad y los contratos de finalidad
traslativa en el Derecho español”, en Revista de Derecho Privado, n.º 57,
Madrid, 1973, 403 ss.); o el Código civil argentino de 1869, en materia
de formación del consentimiento (véase M. del C. GÓMEZ LAPLAZA,
comentario al art. 1262, en M. ALBALADEJO y S. DÍAZ ALABART [dirs.],
Comentario al Código civil y compilaciones forales, t. XVII, vol. 1°-B, Madrid,
1993, 49 s., nt. [a]; quien cita, en este sentido, un precedente trabajo de
M. PEÑA Y BERNALDO DE QUIRÓS, El anteproyecto de Código civil
español [1882-1888], en AA.VV., Centenario de la ley del Notariado, vol. I,
Madrid, Reus, 1965, 397 s.). Lo mismo puede decirse del Código civil
de Portugal de 1966, que introduce en el Derecho privado portugués la
regulación de una parte general (ausente en el Código civil de 1867 ins-
pirado más de cerca en el Code civil) siguiendo el modelo no sólo del
BGB sino también el propuesto en el derecho latinoamericano por el
Código civil brasileño de 1916 (véase A. DOS SANTOS JUSTO, “O Có-
digo de Napoleão e o Direito Ibero-Americano”, en Boletim da Faculdade
de Direito, n.º 71, Coimbra, 1995, 63, nt. 142). En la doctrina latinoame-
ricana se han expresado en este mismo sentido, entre otros, el ya citado
L. MOISSET DE ESPANÉS, “Codificación civil española y americana (su
evolución e influencia recíprocas)”, cit., 91 ss. y, también, B. BRAVO
LIRA, “Relaciones entre la codificación europea y la hispanoamericana”,
20

ejercida por la Codificación latinoamericana sobre la legisla-


ción del Continente europeo, y asimismo –en los últimos
tiempos– sobre el proceso de codificación del Derecho pri-
vado puesto en marcha por la República Popular China y cul-
minado con la sanción del nuevo Código civil chino en mayo
de 202056.
Trataremos de explicar en los parágrafos sucesivos
por qué motivo han sido la doctrina brasileña (§ II) y la argen-
tina (§ III) las precursoras del desarrollo de los estudios com-
parados (no sólo en América Latina sino también a nivel mun-
dial) y, sobre todo, de la individualización de un Subsistema
jurídico latinomaricano como desarrollo interno propio del
Sistema romanístico.

en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, vol. IX, Valparaíso, 1984, 113 ss.


(= en B. BRAVO LIRA y S. CONCHA [coord.], Codificación y descodificación
en Hispanoamérica. La suerte de los derechos castellano y portugués en el Nuevo
Mundo durante el siglo XIX y XX, vol. I, Santiago de Chile, s/f. [pero de
1998], 51 ss.).
56 Véanse, sobre este otro particular, G. XU, “Il diritto romano come

ponte tra diritto cinese e diritto latinoamericano”, en Roma e America.


Diritto romano comune, n.os 19-20, Modena-Bogotá, 2005 (= en S. SCHI-
PANI [cur.], Mundus Novus. America. Sistema giuridico latinoamericano,
Roma, 2005), 431 ss.; S. SCHIPANI, “Riconoscimento del Sistema giuri-
dico latinoamericano e sue implicazioni”, cit., 716 y, más recientemente,
el nuestro “Los nuevos Códigos civiles de la República Argentina y de
la República Popular China confrontados: dos ordenamientos y un
único sistema”, en Roma e America. Diritto romano comune, n.º 40, Modena-
Bogotá, 2019, 335 ss. Al respecto cabe señalar que han sido traducidos
al chino el Código civil chileno, el argentino abrogado, el peruano (por
Xu Diyu, de la Universidad de Wuhan) y el brasileño (por Qi Yun, de
la Universidad de Xiamen).

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