Está en la página 1de 1

XIII Jesús es bajado de la Cruz y puesto en brazos de su Madre.

“Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos, porque por tu santa Cruz redimiste al
mundo”.

Una espada traspasará tu alma de ti misma (Lc 2, 35).

San Ambrosio dice que la espada significa la prudencia de María que no ignoraba el
misterio celestial; porque la palabra de Dios es viva y fuerte y más aguda que la espada
más afilada.

Pero otros entienden por espada la duda, pues dice San Agustín que «la Bienaventurada
Virgen dudó con cierto estupor de la muerte del señor»; pero esa duda no debe
entenderse, sin embargo, como duda de infidelidad, sino de admiración y discusión;
porque dice San Basilio24 que al asistir la Bienaventurada Virgen a la crucifixión y
observarlo todo, después del testimonio de Gabriel, después del conocimiento inefable
de la divina concepción, después de haber sido testigo de tantos milagros, vacilaba su
espíritu, al verle, por un lado, sufrir tormentos ignominiosos, y por otro, al considerar
sus maravillas.

Aun cuando la Santísima Virgen conoció por la fe que Dios quería que Cristo padeciese,
y conformó su voluntad al querer divino, como hacen los perfectos, la Bienaventurada
estaba triste por la muerte de Cristo, por cuanto la voluntad inferior repugnaba esa cosa
particularmente querida, y esto no es contrario a la perfección.

Suma Teológica III., q. XXVII, a. 4, ad 2um

También podría gustarte