EDYN MOISES PEREZ MUCH CUARTO DE CONFIGURACION

EL CRISTIANO ANTE LA ENFERMEDAD

La enfermedad es un hecho:
 342. Es un hecho con el que el organismo humano, como todos los organismos
vivientes, tiene su ciclo de nacimiento, de desarrollo y de madurez; también de
desintegración y decrepitud.
 343. Los cristianos sabemos que la pasibilidad y la muerte son, en el orden
histórico, una consecuencia del pecado original de nuestros padres.

Valores de la enfermedad:
 344. Fines pretendidos por Dios con la enfermedad y con la muerte:
o La enfermedad es la autoconciencia de la propia debilidad.
o La enfermedad, sobre todo si es con perspectiva de muerte, es
despegarnos de las cosas de este mundo y del excesivo deseo de la vida
temporal.
o La enfermedad exige esfuerzo y lucha, y forma para el esfuerzo.
o Prepara para la compasión con el prójimo y para la generosidad del
espíritu.
o Maduración del espíritu.

El Padre nos educa:

 345. El dolor y el castigo muestran la maldad del pecado.

El ejemplo de Jesucristo y la asociación a sus pasiones:

 346. Siendo el plan providencial de Dios educarnos por el dolor, convenía que el
Redentor y Salvador Padre, en unión con Jesucristo, los "sacrificios espirituales" de
que habla San Pedro (1 Pe 2,5) cuando recordaba el sacerdocio común de todos los
fieles.
 349. Toda la Iglesia encomienda los enfermos al Señor paciente y glorificado, los
enfermos contribuyen al bien del Pueblo de Dio asociándose a la pasión y muerte
de Cristo.

Valores de la cruz:
 350. Aceptar la enfermedad y la muerte, entregando la vida como oblación y
sacrificio por Cristo y en unión con Cristo, será suprema y última manifestación de
amor.
 351. Los evangelios no se cansa de ponderar la misericordia del Maestro con los
dolientes y su constante curar a los enfermos.
 352. La delicadeza de Jesús con los enfermos se muestra:
o Defender de la acusación o creencia del vulgo.
o Jesús se hace encontradizo con algunos.
o Él mismo se ofrece a ir a la casa del enfermo.
o Jesús es el que ensalza la misericordia con los demás.
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La Iglesia y los enfermos:

 353. La Iglesia ha heredado de Jesucristo el carisma de las curaciones.
 354. La Iglesia no cesa de de infundir un optimismo sano y bien fundado a todos
los que sufren, haciéndoles comprender que pueden ser y son verdaderamente
útiles al Pueblo de Dios, cooperadores eficaces de Jesucristo en su obra de
redención y salvación.
 355. El hospital debe permanecer, o llegar a ser, el lugar humano por excelencia
donde cada persona es tratada con dignidad; donde experimenta, a pesar del
sufrimiento, la proximidad de hermanos, de amigos.

Sacramento en la enfermedad:
 356. Entre todos los recursos que aplica la Iglesia, como madre solícita, en favor de
sus hijos enfermos, sobresale el sacramento de la unción de los enfermos.
 357. El apóstol Santiago, en un contexto de consolación para los tristes, promulgó
este sacramento en su carta inspirada.
 La Iglesia cuida de sus hijos dolientes y enfermos, y a los que van a morir los
prepara con la gracia de Dios y con la fuerza psicológica para el último combate.

EL CRISTIANO ANTE LA MUERTE

Teología de la muerte

El hecho:
 359. Todos estamos amenazados de muerte, bien por causas internas al
organismo, bien por causas externas.

Causas de la muerte:
 360. Desintegración, ley biológica:
o Causa histórica:
 Como causa histórica de la muerte, la introducción del pecado en el
mundo.
 361. Los Santos Padres sobre la Muerte:
o El hombre estaba destinado a la inmortalidad.
 San Cipriano: El diablo llevó de mala manera que el hombre hubiese
sido hecho a imagen de Dios; por eso pereció el primero y perdió.
 362. San Atanasio: Mas los hombres, apartados de lo eterno y por
consejo del diablo, volviéndose a las cosas corruptibles, se hicieron
a sí mismos causa de la corrupción que hay en la muerte.
 363. San Agustín: (El hombre) era mortal con la condición de su cuerpo animal,
inmortal por beneficio del Criador.
 364. Después de lo dicho por San Agustín, parece clara la razón de esta
inmortalidad natural que es propia de la naturaleza humana. La inmortalidad es un
don preternatural.
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El Magisterio de la Iglesia:
 365. El Magisterio de la Iglesia ha recordado la condición preternatural de la
inmortalidad en el hombre.

La muerte, absorbida en la victoria de Cristo:

 366. Precisamente por la muerte, Cristo nos rescató, porque Él vino a dar su vida
como rescate por la multitud (Mt 20, 28).

"El que cree en mí no morirá para siempre":

 367. Esta victoria de Cristo sobre la muerte se transmite al que cree en Él.

El enigma de la muerte ante el Concilio:

 368. Aunque, frente a la muerte, toda imaginación se detiene, la Iglesia, sin
embargo, enseñada por la divina revelación, afirma que el hombre ha sido creado
por Dios para un fin dichoso más allá de los límites de la miserable vida terrestre.

La vigilante espera del cristiano:

 369. Es necesario vivir alertados, como lo indica la parábola de las doncellas necias,
que olvidaron el aceite de la lámpara, para estar prevenidas (Mt 25, 1-12), o la
parábola del siervo que espera la vuelta del Señor.

La muerte del justo:

 370. Para el justo, todas las cosas, entre ellas la muerte, son para el servicio de
Cristo (cf. 1 Cor 3, 22ss).

Confianza en la muerte:
 371. La Sagrada Escritura avisa que es mejor la muerte que la vida amarga (Eclo 30,
17), y también que es mejor el día de la muerte que el día del nacimiento (Ecle 7,
2).
 372. Esta espera, que es efímera y caduca, terrena y grosera, es muy distinta de la
esperanza del justo.

Fidelidad y fecundidad hasta la muerte:

 373. La manera de dar fecundidad al último instante, como para darlo al penúltimo
y todos los momentos, es la imitación de la pasión y de la muerte de Cristo y la
unión con Jesucristo Señor.

Sacrificio con Cristo en la cruz:

 374. Como Jesucristo en la cruz se ofrece al Padre por todo el mundo, así el
enfermo o moribundo cristiano se ofrece su vida al Padre en ofertorio sublime.

El rezo de Completas:
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 375. La Iglesia prepara a sus ministros y a sus fieles para el trance de la muerte, y
los ensaya cada noche para entonces en el rezo de Completas.

La muerte de los santos:

 376. No produce espanto ni tristeza; produce paz, serenidad y confianza en
aquellos que tienen la dicha de contemplarla.

Consagración de la muerte cristiana:

 377. La Iglesia, solícita del bien de sus hijos, después de haberlos ungido con el
óleo de la confortación, prepara a los enfermos que van a morir y los encomienda
y entrega al Señor.

La entrega de los moribundos a Dios (Recomendación del alma):

 378. El nuevo Ritual recuerda que la caridad hacia el prójimo urge a los cristianos a
que expresen la comunión con los hermanos que van a morir, implorando con ellos
y por ellos la misericordia de Dios y la confianza en Cristo.