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Maternidades y Feminismos, en la era pos aborto legal.

¿maternidades intensivas: nuevo mandato moral?

Lic. Luciana Ré (luciana2406@gmail.com)


Lic. Florencia Roitenburd (flor.roitenburd@gmail.com)

La idea del presente trabajo es volcar algunas reflexiones en torno a cómo vemos y escuchamos a las
maternidades actuales en relación con los feminismos, tanto dentro como fuera del consultorio.
Asistimos a un momento histórico donde el aborto es ley y la maternidad ya no sería el destino único
o privilegiado para todas. Sin embargo, y al mismo tiempo, observamos cómo un sector de mujeres,
especialmente profesionales pertenecientes a las capas sociales medias y con inserción laboral llevan
adelante un ejercicio de la maternidad en el que adoptan estilos de crianza altamente demandantes,
que se aproximan a lo que se le ha dado en llamar un modelo de “maternidad intensiva”. Este concepto
que ha sido acuñado por Sharon Hays, responde a un modelo de ejercicio de la maternidad que es
intensivo en cuanto a dedicación y tiempo. Del mismo modo, nos interesa reflexionar en relación a
cómo el imperativo de responder a dicho modelo, impacta en la salud mental de las mujeres.
Es de nuestro interés, y consideramos pertinente, situar desde dónde realizamos estas observaciones
y reflexiones que aquí compartimos. Quienes escribimos nos definimos como mujeres cis hetero,
madres en plena crianza de niñes pequeñes, psicólogas, pertenecientes a una capa social media,
residentes de CABA y feministas. Es entonces, desde estas múltiples coordenadas, que miramos y
pensamos a otras mujeres que se encuentran también dentro de una población de entre 30 y 45 años,
madres, pertenecientes a una capa social media, con inserción laboral, con estudios terciarios y/o
universitarios, urbanas, tocadas de alguna manera por el feminismo actual y, que llevan adelante un
tipo de crianza que se enmarca en los denominados modelos de crianza respetuosa, crianza fisiológica,
crianza natural y/o crianza con apego.
¿De qué se tratan estos tipos de crianza? Si bien a los fines de la presente exposición no
desarrollaremos en profundidad estos estilos o tipos de crianza, intentaremos dar una somera idea de
los mismos. En principio nos referimos a un conjunto de discursos y prácticas que, planteados como
deseables y necesarios para la salud de les hijxs, promueven una visión particular acerca de la crianza
e impactan directamente sobre la subjetividad de las mujeres. Enumeremos algunas de estas prácticas:
práctica del colecho hasta aproximadamente los 3 años o hasta que les hijes lo deseen, lactancia
exclusiva a demanda y prolongada, porteo para promover contacto físico continuo, la disciplina
positiva que implica evitar el uso del “no”, escolarización tardía o adscripción a otros espacios de

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socialización recreativos e íntimos. Podríamos seguir enumerando otros como el libre movimiento,
pies descalzos, la evitación de los alimentos ultraprocesados y la no exposición a pantallas, entre otros.
¿Cómo surgen estas prácticas? Diferentes autorxs (Ottolengui, 2019) plantean que estas formas de
crianza han florecido en contraposición a la crianza tradicional, producto de una disputa generacional,
intentando evitar de este modo caer en lo que denominan una visión adultocentrista, así como
también en reacción al modelo médico hegemónico y sus abusos. Por esto, que estos estilos de crianza
que apelan a lo natural, fisiológico y respetuoso, se definen poniendo únicamente al niñx en el centro
de la escena, sus necesidades y deseos, y a las madres como encargadas principales de sus cuidados,
dejando a los padres en un segundo plano, entendiendo que son ellas quienes “saben lo que sus crías
necesitan” . Dice Paola Ottolengui (2019) que quienes practican estos estilos de crianza, parecen
llevarlo adelante como un modo de vida, leen, se informan y nutren de diferentes referentes devenidos
gurúes, con fuerte presencia en las redes, arman sitios exclusivos, debaten y militan estas formas de
crianzas, ya que consideran que cambiando la forma de nacer y criar, podrán generar un cambio en la
sociedad.
A modo de ejemplo; una mujer joven, famosa ella, muestra fotos en redes sociales de su puerperio
vip, expresando “somos mamíferas”, aludiendo a un saber “natural” que la orienta, mientras que otra,
también famosa, muestra en el marco de la semana mundial de la lactancia, una escena de su vida
cotidiana donde se la ve sentada en el inodoro mientras amamanta a su hijx. Foto que genera no pocas
controversias, pero que cientos de seguidorxs aplauden, en una especie de reivindicación de una
maternidad que es vivida, y vendida, como orgullosa y empoderante para quienes la practican.
Continuando con ejemplos, haremos referencia a viñetas clínicas que narran otras vivencias.
Estafada: “(...) siento que desde que fui madre me ocupe de x, dejando casi todo de lado, siempre lo
escuche y traté de no imponer nada, incluso ahora que ya tiene 16 y expresó sus incomodidades de
género y pidió hacerse la mastectomía. Me siento como decirlo, estafada. Las satisfacciones nunca
llegan y es vivir agotada”. L. 30 años, profesional, que hizo una formación en crianza respetuosa
cuando su hijx era pequeño “para sentirse más segura para criar”.
La Tribu: “(…) la tribu fue muy importante. Encontrarte con otras mujeres que están en la misma
situación que vos. Nos ayudamos y acompañamos. Nos pasamos consejos a cualquier hora por
whatsapp, pero la tuve que dejar cuando empezaron cada vez más con esto de la crianza con apego y
respetuosa, me empecé a sentir en falta, agobiada, por ejemplo en esto de sentir que no tenía ganas
de jugar con mis hijos, o sentir que tenía que estar todo el día contenta con ellos, además el lugar que
le daban a las parejas me empezó a hacer ruido”. T, 40 años, que a falta de red familiar cercana se
acerca a un grupo de crianza.

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Sobrepasada: “A mi hija le llegué a dar la teta hasta los 4 años, hoy lo pienso y fue una locura, el último
año fue agobiante, yo ya no quería saber más nada, la maternidad me comió viva… pero todos te
decían, las amigas decían que ellos dejan solos y recuerdo el pediatra nos dio argumentos muy fuertes
sobre lo importante de la teta para el apego y que creciera sana”. J., 30 años, profesional.
Demonización de la mamadera: “Necesitaba volver a hacer guardias y se me ocurre comentarle al
pediatra que mi hija de 5 meses le costaba agarrar mamadera, para ver que tip me tiraba, yo pensaba
sacarme leche y dejarle mamaderas listas. Su respuesta fue si no podía esperar unos meses más y así
podía sostener la lactancia exclusiva. ̈ M, 40 años, profesional de la salud que luego decidió cambiar
de pediatra.
“Cuando quedé embarazada busqué realizar actividad física específica y empecé a participar de un
grupo de “gimnasia para embarazadas” donde también se charlaba en grupo con la coordinadora
puericultora. Me sentí sumamente mal y discriminada cuando mencioné contenta que me habían
regalado mamaderas y la respuesta grupal fue demonizante, hacia la mamadera y peor hacia mí que
había tenido el tupé en pensar que las iba a necesitar antes de vivirlo.” P., 30 años, profesional.
Volver al trabajo: “(…) yo quería volver a trabajar, estar todo el tiempo con la beba me agotaba.
Necesitaba salir y conectarme con otras cosas nuevamente. Pero no podía decirle a mis amigas y menos
a mis compañeras de grupo de tribu, que quería volver a trabajar. Dije que no tuve posibilidad de
prolongar la licencia y todas me consolaban.” M, 35 años, profesional.
Colecho: “(…) mi mujer duerme con nuestro hijo en la cama, yo duermo en el cuarto del nene desde
que nació, ya tiene 2....es causa de pelea, pero ella me viene con argumentos de que la lactancia y el
apego, la veo se pasa la noche con el nene en la teta, y el celular en la otra mano, chateando con otras
madres de su tribu”. Varón, 30 años, profesional.
Teta: “(…) mi hija de 1 mes y medio no subía de peso y la pediatra recomendó fórmula, yo estaba
asustada, me negaba a la fórmula, mis amigas me decían que cambie de pediatra, me acerque a la liga
de la leche y me acuerdo que me decían que no era posible que no tuviera leche, que lo que me faltaba
era información y que siguiera intentando.” P. 30 años, docente.

¿Cómo vemos el impacto de esta tendencia social en la subjetividad de las mujeres?


Creemos que estos nuevos modelos que se presentan como contrahegemónicos, anticapitalistas y
ecológicos, no lo son tanto, por el contrario promueven representaciones sociales de una maternidad
idealizada y romántica, marketinera, además de altamente costosa en tiempo y dinero. Se convierten
en “la forma adecuada” de criar y en mandato a cumplir para ser una buena madre actual borrando
las singularidades y necesidades específicas que cada madre/ hijx/ grupo familiar, puede tener.

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Nos preguntamos ¿Qué les ocurre a las mujeres cuándo sus deseos no se ajustan a estos preceptos?
¿Cuándo sus experiencias no resultan tan satisfactorias? ¿Cuándo no hay lugar para prácticas
diferentes, (siempre respetando los derechos de nuestrxs hijxs). ¿Cómo funciona la mirada de las otras
sobre nuestra forma de maternar? ¿Cómo nos sentimos cuando por algún motivo necesitamos por
ejemplo, alimentar a nuestrxs hijxs con mamaderas (de leche de fórmula o leche materna)? ¿Cuándo
necesitamos dejarles al cuidado de otrxs? ¿Cuándo no tenemos tiempo o ganas de cocinar lo que
actualmente se considera saludable/adecuado?, ¿Cuándo no podemos pensarlo como un deseo
propio, porque la sanción es mayor? o ¿Cuándo no tenemos posibilidades económicas de sostener
estas prácticas?
Para concluir, pensamos que sostener este modelo de maternidad intensiva, donde además las
mujeres ocupan el lugar de cuidadoras principales de sus hijxs implica un franco retroceso. Esto, dado
que se ven relanzadas a un privado sentimentalizado, y a tantos otros mitos biologicistas que cargados
de esencialismos (Fernández, 1994) parecen olvidar las luchas feministas que se han venido dando en
pos de un proyecto emancipatorio para las mujeres y que nos permitieron en el último tiempo poder
acceder al aborto legal.
Creemos que este modelo, constituye un ejemplo de una moral maternal actual, cargada de
idealizaciones con efectos negativos para la subjetividad de estas mujeres, generando malestares, que
se pueden evidenciar en forma de cansancio desmedido, hartazgo, culpa, soledad, presión y depresión.
Sentimiento de insuficiencia por no llegar con todo, tensionadas por fuertes contradicciones internas
cuando aparecen deseos o necesidades que no se legitiman desde la moral maternal que estos estilos
de crianza proponen.
A nuestro modo de ver estamos frente a discursos y prácticas que devienen imperativas, que como
todo modelo ideal, deviene mandato. Mandato que obliga, presiona y se constituye en eje de
violencia simbólica hacia las mujeres comprometiendo sus cuerpos en tanto necesidad de presencia
contínua.
Nos preguntamos ¿Qué queda invisibilizado en estos discursos disfrazados con frases cool que a
nuestro modo de ver prometen empoderamiento a las mujeres y una ilusión de un mundo mejor?
¿Cómo consideran los feminismos actuales este modelo de maternidad que constituye según nuestro
punto de vista un nuevo retroceso para la vida de las mujeres? ¿Qué efectos subjetivos acarrea en
quienes encontrándose en un momento vital crítico no encuentran cómo darles lugar a deseos que
van en contracorriente de lo que se muestra como lo deseable? ¿Qué modelo de sujetos producen
estas prácticas, qué consecuencias posibles en términos de constitución psíquica?
Finalmente nos preguntamos también, por qué es que una mujer adopta un estilo de crianza de estas
características, en las que algunas por la incompatibilidad que produce “eligen” retirarse de la escena

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laboral, mientras otras viven tironeadas. Consideramos que existen múltiples factores entre los que se
encuentran algunos de orden subjetivo, como cuestiones biográficas y singulares, así como de
condiciones de existencia y factores más de orden macro, como pueden ser un mercado laboral
altamente competitivo e inequitativo para los géneros, sumado a las difíciles condiciones de vida
actual. Será el interjuego particular que tendremos que escuchar para poder dar alivio al sufrimiento
subjetivo, a fin de encontrar modos alternativos, pero sobre todo más benévolos de llevar adelante
algo que sigue siendo importante para la vida de muchas mujeres, como lo es la experiencia de la
maternidad.

Bibliografía

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- Burin, M. (1992) “Nuevas Perspectivas en Salud Mental de Mujeres”. En Fernández A.M. (comp.) Las
mujeres en la Imaginación Colectiva. Una historia de subordinación y resistencia (pp. 314 – 332).
Buenos Aires, Argentina: Paidós
- Dío Bleichmar, E. (1997) La sexualidad femenina. De la niña a la mujer. México- Barcelona- Buenos
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- Dio Bleichmar, E. (1985) El feminismo espontáneo de la histeria, Madrid ADOTRAF.
- Faur, Eleonor (2014) El cuidado infantil en el siglo XXI. Mujeres Malabaristas en una sociedad desigual.
Buenos Aires, Siglo XX
- Fernández Ana María (1993) La mujer de la ilusión, Buenos Aires, Paidos
- Fernández Ana María (2021) Psicoanálisis. De los lapsus fundacionales a los feminismos del siglo XXI.
Buenos Aires. Paidós.
- Foucault, M (1976) Historia de la sexualidad, Bs As, Siglo XXI.
- Gimeno, Beatriz, “La maternidad intensiva: maternidad neoliberal” Link al artículo:
https://www.mujeresparalasalud.org/la-maternidad-intensiva-la-maternidad-neoliberal/
- Meler, Irene y Burín, Mabel (1998) Género y familia poder, amor y sexualidad en la construcción de
la subjetividad, Buenos Aires, Paidós.
- Miqueo, Consuelo (2008) "¿Feminismo en el mundo científico medico?". Zaragoza, Revista Isegoría.
Link al artículo: https://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/409/410
- Ottolenghi, Paola (2019), “Crianza fisiológica ¿una nueva crianza contrahegemónica?, Trabajo
monográfico final de la carrera de especialización en Problemáticas sociales infanto-juveniles; Facultad
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- Reid Graciela (2019) Maternidades en tiempos de des(e)obediencias. Versiones de una clínica
contemporánea. Buenos Aires, Noveduc
- Shorter, E. (1977) El nacimiento de la familia moderna, Buenos Aires, Ed Crea
- Tajer, D. (2020) Psicoanálisis para todxs: por una Clínica pospatriarcal, posheteronormativa y
poscolonial Editorial Topía, Bs. As., Argentina

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