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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

ASIGNATURA : Derecho Procesal civl III

TEMA : “MECANICA PROCESAL Y MECANISMOS”

DOCENTE : Mgtr. CARMEN NATALIA GIBAJA ZAPATA

INTEGRANTE : Soriano Puma Wilson Edmundo

CUSCO – PERÚ
2023

PORTADA
INDICE

MECANICA PROCESAL Y MECANISMOS

1.DESARROLLE LA TEORÍA DEL PROCESO Y LOS SISTEMAS PROCESALES

a) Teoria del proceso

b) Sistemas procesales

2.DESARROLLE LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO

3.DESARROLLE TEORÍAS SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DEL


PROCESO JUDICIAL

4.DESARROLLLE EL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL

CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCION
El presente trabajo pretende dar alcances para muchos ya conocidos y para otro
grupo se concidera desconocido desde le desarrollo de la teoria del proceso donde nos
indica el como se desarrola dicha actividad procesal en la solución de conflcitos, tambien se
mencionara sobre los principios procesales, ejemplo de ello tenemos a principio de
inmediación la tutela jurisdiccional de derecho o el impulso procesal, también se
dasarrollara sobre las teorías o disciplinas que existen en un proceso, y finalizando
tomaremos en cuenta la tutela jurisdiccional de derechos como principal punto de refernca
para el adecuado transcurso del desarrollo del proceso.
MECANICA PROCESAL Y MECANISMOS

1.DESARROLLE LA TEORÍA DEL PROCESO Y LOS SISTEMAS PROCESALES

Los principios procesales pueden ser entendidos como directivas u orientaciones


generales en las que se inspira cada ordenamiento jurídico procesal, con la finalidad de
describir y sustentar la esencia del proceso.

A) Teoria del proceso.- El desarrollo del proceso permite observar un conjunto de


principios que estructuran las denominadas reglas adjetivas del procedimiento. Es el ritual,
propiamente dicho. El reflejo de cómo se hace un proceso a partir de la orientación que
fundamenta cada sistema jurídico procesal. En ese sentido, nos encontramos ante
situaciones genéricas que informan el desarrollo del proceso desde el momento de la
postulación hasta su etapa ejecutiva, convirtiéndose en garantía del justiciable y del órgano
jurisdiccional en la realización de sus diversos actos jurídicos procesales.

- Exclusividad y obligatoriedad de la función jurisdiccional: Consagrado en el inciso 1 del


artículo 139º de la Constitución, el Estado tiene la exclusividad de la administración de
justicia; esto es, que tiene el poder-deber de solucionar la litis. Luego de superada la
autodefensa (solución de la litis empleando la fuerza o violencia), y al no ser viable la
autocomposición (solución de la litis que reside en el acuerdo de las partes), surge el Estado
a través del Poder Judicial, el cual tiene la hegemonía en la administración de justicia, el
principio de exclusividad consagra como prohibición de carácter constitucional al
legislador, de que atribuya la potestad jurisdiccional a órganos que no conforman parte del
Poder Judicial. Para  Monroy, nadie puede irrogarse en un estado de derecho la función de
resolver conflictos de intereses con relevancia jurídica, sea en forma privada o por acto
propio. Esta actividad le corresponde al Estado a través de sus órganos especializados, éste
tiene la exclusividad en dicho encargo.

- Independencia de los órganos jurisdiccionales: Previsto en el inciso 2 del artículo 139º


de la Carta Magna, está basado en la tradicional división de poderes, cuyo contrapeso es el
principio de la responsabilidad de los jueces (artículo 200º del TUO de la LOPJ y artículos
509º a 518º del CPC). “La independencia judicial tiene que ser entendida como
independencia frente a los otros poderes del estado y a los centros de decisión de la propia
organización judicial, pero no como separación de la sociedad civil ni como cuerpo
separado de toda forma de control democrático y popular”.

- Imparcialidad de los órganos jurisdiccionales: En el proceso cada uno tiene, o debe


tener, su función previamente definida, es decir, que debe encontrarse anteriormente
regulado lo que puede o debe y lo que no puede o debe hacer. Si decimos que la función
judicial es dirigir y controlar el desarrollo del proceso de acuerdo a las garantías
constitucionales, la impartialidad debe ser entendida como la imposibilidad del juez de
realizar tareas propias de las partes. La doctrina entiende que un juez imparcial es aquel que
aplica la ley sin tender a un fin determinado, sea propio o ajeno (acá juega la
independencia) y para esto tiene vedada la realización de actividades propias de las partes
(acá juega la impartialidad).

- Contradicción o audiencia bilateral: Regulado en los artículos 2° y 3° del Código


Procesal Civil. La contradicción presupone el ejercicio del derecho de acción. Este
principio tiene como excepciones la figura de la inaudita parte, que se presenta en los casos
de prueba anticipada sin citación (artículo 287° in fine del CPC) y medidas cautelares
(artículos 608 y 636° del CPC). En ese sentido, y a fin de que exista una correcta
administración de justicia, y por ende exista una resolución judicial justa, debe previamente
haberse atendido a la pretensión de una de las partes con participación de la otra, es decir
con su alegación con respecto a lo señalado por la contraria y así el juez decida
confrontando las posiciones y aplicando la norma legal correspondiente.

- Publicidad: Este principio se encuentra consagrado en el inciso 4 del artículo 139° de


nuestra Carta Política, constituyendo esa posibilidad de que los actos procesales sean
presenciados o conocidos incluso por quienes no participan en el proceso como partes, sean
funcionarios o auxiliares. En materia civil las audiencias serán públicas, a menos que los
jueces o tribunales atendiendo a las circunstancias del caso, dispusieran lo contrario
mediante resolución debidamente fundamentada. En ese sentido el principio
de publicidad ocupa tres grandes aspectos que van desde constituirse en una garantía
constitucional hasta convertirse en una manifestación interna y externa del propio proceso.

- Obligatoriedad de los procedimientos establecidos por la ley: Este mandato excluye la


posibilidad de que los sujetos procesales convengan libremente los requisitos de forma,
tiempo y lugar, a que han de hallarse sujetos los actos procesales. De esta manera se le
indica a las partes, terceros, auxiliares y al propio órgano jurisdiccional, que todo acto que
se realice al interior del proceso debe revestir determinadas formalidades que se encuentran
establecidas en la norma procesal. El artículo IX del Título Preliminar establece este
principio, del mismo modo los artículos 171° y 172° del Código Procesal Civil relativos a
la nulidad de los actos procesales, que son normas que garantizan la eficacia de los actos
jurídicos procesales. En ese sentido, debe tenerse en cuenta que aquellas normas que
garantizan el debido proceso, son de orden público y por ende de ineludible y obligatorios
cumplimiento, destinadas a garantizar el derecho de las partes durante el transcurso del
proceso e impedir la expedición de sentencias arbitrarias.

- Motivación de las resoluciones judiciales: Está regulado en el inciso 5 del artículo 139°
de la Constitución, en el artículo 12° de la LOPJ y en los artículos 121° y 122° del CPC
(motivación los autos y las sentencias). Hubo una época en que los reyes -quienes entre sus
atribuciones tenían la de administrar justicia-, no necesitaban motivar sus fallos. Ahora los
jueces tienen el deber de motivar las resoluciones precitadas, motivarlas y fundamentarlas.
La motivación comprende la evaluación de los hechos y la valoración de los medios
probatorios; la fundamentación consiste en la aplicación de las normas jurídicas al caso
concreto. Al respecto, nuestro supremo Tribunal ha precisado que el derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales “es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones judiciales no se encuentren
justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona
el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso.

- Cosa Juzgada: Está regulada por el inciso 13 del artículo 139° de la Constitución y el
artículo 123° del Código Procesal Civil. Se sustenta en el valor seguridad, según la cual
“una resolución adquiere la autoridad de cosa juzgada cuándo: i) no proceden contra ella
otros medios impugnatorios que los ya resueltos; o, ii) las partes renuncian expresamente a
interponer medios impugnatorios o dejan transcurrir los plazos sin formularlos.” En este
sentido, para efectos de verificar la existencia de cosa juzgada es importante  establecer
cuando existen procesos idénticos, el artículo 452° del CPC establece que “Hay identidad
de procesos cuando las partes o quienes de ellos deriven sus derechos, el petitorio y el
interés para obrar, sean los mismos.” De este se tiene que la identidad de procesos implica:

a) Identidad de partes o quienes de ellos deriven sus derechos,b) Identidad de petitorio,


c)Identidad de interés para obrar.

B) Sistemas procesales.- Se entiende por sistema el conjunto de principios y mecanismos


sobre una determinada materia, los cuales se relacionan entre sí de manera coherente
formando un solo cuerpo. ALSINA define a los sistemas procesales como "(...) los distintos
modos de desenvolverse del proceso (...)'l La mayoría de juristas están de acuerdo que en
materia procesal existen dos grandes sistemas: el Sistema Dispositivo y el Sistema
Inquisitivo.

- Sistema Procesal Dispositivo o Privatístico: Está relacionado con el antiguo proceso


civil. En este sistema, el dominio del proceso estáreservado a las partes. Corresponde
exclusivamentea ellas el ejercicio de Ia acción, ellas fijan la cuestión litigiosa y establecen
los medios probatorios que respaldan sus pretensiones procesales. De acuerdo con esto, los
principios procesales de este sistema se desarrollan fundamentalmente en función del
interés privado de las partes (principio de iniciativa de parte, principio de congruencia,
principio de impugnación privada, etc.) El Juez, en este sistema, desempeña un papel
pasivo.

El Código Procesal Civil recoge algunos postulados de este sistema como:

Derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, Todo proceso se inicia a solicitud de parte, La


carga de la prueba corresponde a quien a6rma hechos que configuran su pretensión o a
quien los contradice alegando nuevos hechos, El Juez no puede resolver ultra petita o exta
petita, Las partes pueden conciliar en cualquier estado del proceso siempre que no se haya
expedido sentencia en segunda instancia, entre otros.

- Sistema Procesal Inquisitivo o Publicístico: Está relacionado con el proceso


constitucional, penal, laboral y el moderno proceso civil. En este sistema, el dominio del
proceso está acargo del Estado. El proceso ya no sólo es entendido como un mecanismo de
solución de conflictos intersubjetivos, sino se convierte en el medio para alcanzar la paz
social en justicia. El papel del Juez se hace activo sin que se debilite la importancia de la
actividad de las partes. En armonía con este sistema se desarrollan los principios de
dirección judicial del proceso, impulso de oficio, inmediación, concentración, socialización,
entre otros. El juez, como director del proceso, se encarga de oficio de averiguar los hechos
en su afán de llegar a la verdad real, frente a la verdad procesal.

El Código Procesal Civil tiene la impronta de este sistema:

La dirección del proceso a cargo del Juez, El impulso procesal de oficio, La integración de
la norma procesal, La actuación de medios probatorios de oficio, El Juzgamiento anticipado
del proceso.

No existe ordenamiento procesal alguno que acoja a uno de estos sistemas y excluya al
otro, sino que siempre hay una coexistencia, aunque con un mayor peso específico de uno
con relación al otro. Nuestro Código Procesal Civil adopta una concepción
predominantemente publicística del proceso, y tiene sistema mixto debido a Ia influencia
equilibrada de los sistemas Dispositivo e Inquisitivo, aunque con acento más pronunciado
en este último.

2. LOS PRINCIPIOS DEL PROCESO: Desarrollo

Los Principios Generales del Derecho son los pilares básicos sobre los que se
asienta una determinada concepción del Derecho. No son verdades inmutables e
incontrovertibles, son concepciones del derecho que han tenido importante reconocimiento
en un momento histórico determinado. PEYRANO señala que los Principios Generales del
Proceso son construcciones jurídicas normativas de carácter subsidiario, es decir, que se
aplican ante vacíos de la ley procesal. No suscribimos totalmente esta opinión. Creemos
que no sólo cumplen una labor subsidiaria en la serie procesal, más bien tienen una función
superlativa: subyacen a toda institución procesal, con lo que garantizan la legitimidad de las
diversas figuras procesales adoptadas en la normatividad.

Los principios procesales contenidos en el Título Preliminar del Código Procesal Civil son:

- Tutela furisdiccional Efectiva : La tutela jurisdiccional efectiva es la garantía que tiene


toda persona de que el Estado le conceda'amparo o protección legal para satisfacer alguna
pretensión, es decir como señala GUASP': "(...) es el derecho de toda persona a que se le
"haga justicia", a que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por el
órgano iurisdiccional, a través de un proceso con garantías mínimas."

- Dirección e Impulso Procesal: En aplicación de este principio, el fuez se convierte en


director de proceso, provisto de una serie de facultades para dejar de ser un "conviclado de
piedra'l Es por ello que este principio consiste en otorgar al luez la aptitud necesaria para
conducir autónomamente el proceso sin necesidad de intervención de las partes para la
consecución de sus fines.

- Fines del Proceso e Integración de la Norma Procesal: El principio de Integración


consiste en la posibilidad que tiene el Juez de cubrir los vacíos y defectos de la ley procesal,
recurriendo a los principios generales del derecho procesal, a la doctrina y a la
jurisprudencia.

- Principio de Iniciativa de Parte y de Conducta Procesal: Por el principio de Conducta


Procesal, se pone de maniflesto los principios de Moralidad, Probidad, Lealtad y Buena Fe
Procesal que están destinados a asegurar la ética del debate iudicial, delegando la
responsabilidad en el Juez de garantizar la moralidad del desarrollo de la contienda y como
contraparte la obligación de las partes a remitir su desenvolvimiento a este principio.
Considera valores como la buena fe, la honestidad, la probidad, la veracidad, a fin de evitar
la presencia del "improbus litígator".

- Principio de Inmediación: La inmediación comprende un aspecto subjetivo que se refiere


a que el Juez deberá tener mayor contacto con los sujetos del proceso (partes y terceros), y
un aspecto obietivo que consiste en el contacto directo del Juez con ios objetos del proceso
(documentos, lugares, etc.). Se busca un contacto directo e inmediato del Juez con estos
elementos, ya que al participar de esta manera en ia realización de todos los actos
procesales, el juzgador adquiere mayores y mejores elementos de convicción. En la
aplicación de este principio se ha privilegiado la Oralidad sin descartar la Escritura, pues
ésta viene a ser el mejor medio de perpetuar y acreditar la ocurrencia de un hecho o la
ríranifestación de voluntad en un proceso.

- Principio de Concentración: Este principio busca que el proceso se realice en el menor


tiempo posible y en forma continua, evitando que las cuestiones accidentales e incidentales
(medidas cautelares o recursos impugnatorios) entorpezcan el desarrollo del proceso al
dilatarlo sin necesidad. Por ello se regula y limita la realización de los actos en
determinadas etapas del proceso.

- Principio de Economía Procesal: Consiste en procurar la obtención de mayores


resultados con el empleo de la actividad procesal que sea necesaria. Está referido al ahorro
de tiempo, gastos y esfuerzos. El ahorro de tiempo está referido a que el proceso no se debe
desarrollar tan lento que parezca inmóvil, ni tan rápido que implique la renuncia a las
formalidades indispensables. El ahorro de gastos se refiere a que los costos del proceso no
impidan que las partes hagan efectivos sus derechos.

- Principio de Celeridad: Se refiere a que los actos procesales deberán realizarse en el


menor tiempo posible respetando las normas del Debido Proceso; es la expresión más
concreta del ahorro de tiempo en forma razonable, acorde con los principios procesales y la
normatividad procesal; se expresa en instituciones como la perentoriedad de los plazos, el
impulso de oficio, etc. Pudiendo expresarse en diversas instituciones del proceso, como por
ejemplo: la perentoriedad o improrrogabilidad de los plazos o en principios como el
impulso oficioso en el proceso.

- Principio de Socialización del Proceso: Consiste en que el juez está facultado para
impedir la desigualdad entre las partes que concurren al proceso, por razón de raza, sexo,
religión, idioma, o condición social, política o económica. Este principio convierte la tesis
de la igualdad ante la ley en igualdad de las partes en el proceso.

- Juez y Derecho (Iura Novit Curia): La esencia de este aforismo contiene el principio por
el cual el fuez tiene el deber de conocer el derecho y de aplicar la norma iurídica que
corresponda a la situación concreta, aun cuando las partes la hayan invocado erróneamente
o no la hayan invocado.

- Principio de Gratuidad en el Acceso a la fusticia: Consiste en procurar que el proceso no


resulte tan costoso para las partes, y ello, resulte inconveniente para hacer valer el derecho
pretendido, con lo que el Estado incurriria en una grave omisión al admitir esta forma de
injusticia por razón económica.
- Principio de Vinculación y Elasticidad: El principio de Elasticidad señala que, si bien las
formalidades previstas en el Código Procesal Civil $on de carácter obligatorio, el Director
del Proceso -el Juez- tiene la facultad de adecuar la exigencia de cumplir con estos
requisitos formales a los fines del proceso, es decir, la solución del conflicto de intereses o
la incertidumbre iuridica y la paz social en justicia.

- Principio de la Instancia Plural: Es una garantía de la Administración de Justicia que


permite la revisión de lo resuelto en la instancia inferior por el superior jerárquico, puesto
que existe la posibilidad de error del fuez. En consecuencia, aplicar este principio resulta
necesario a fin de que el derecho a impugnar las decisiones de los jueces sea efectivo; en
razón de ello, la legislación universal ha establecido la organización jerárquica de la
Administración de Justicia, de manera que todo proceso sea conocido por jueces de distinta
jerarquía ante el requerimiento oportuno de las partes.

A) OTROS PRINCIPIOS PROCESALES:

- Principio de Contradicción: Conocido como principio de Bilateralidad consiste en que


los actos procesales deben realizarse con conocimiento de las partes.

- Principio de Adquisición: Consiste en que los actos, documentos, medios probatorios e


informaciones brindadas a través de las declaraciones que han proporcionado las partes se
incorporen al proceso. En consecuencia, los instrumentos presentados con la demanda u
otros escritos defan de pertenecer a las partes y en adelante pertenecen al proceso como
instrumento público del órgano jurisdiccional.

- Principio de Eventualidad: También llamado principio de Preclusión. Supone la


existencia de la división del proceso en etapas fundamentales dentro de las cuales se reparte
la actividad procesal; así, los actos procesales de las partes deben corresponder a
determinado período fuera del cual no pueden ser realizados, ya que pierden su valor. El
Código Procesal Civil impone el deber de las partes de presentar todo su caudal probatorio,
sea de pretensión a de defensa durante la etapa de postulación al proceso.

- Principio de Congruencia: Es conocido como principio de consonancia. En virtud a este


postulado se limita el contenido de las resoluciones judiciales; es decir, que deben emitirse
de acuerdo con el sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes para el
efecto de que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones, excepciones o
defensas oportunamente deducidas. Es un principio que delimita las facultades resolutivas
del fuez.

- Principio de Publicidad: Este principio constituye una garantía de la Administración de


Justicia que ha sido recogido por el Código Procesal Civil, a fin de demostrar que no existe
algo escondido en el proceso, que se preste a suspicacias de las partes o duda en cuanto a la
imparcialidad del órgano jurisdiccional.

3. DOCTRINAS SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DEL PROCESO


JUDICIAL

DIVERSAS DOCTRINAS.

A. El proceso basado en la «litis contestatio», como contrato.

Hemos de remontarnos a la época romana para hallar en vigor esta doctrina. El joven
Estado de Roma, no tenía suficiente desarrollo administrativo entiéndase esta expresión en
su más amplio sentido como para imponer a sus ciudadnos una «potestas» de obrar incluso
coercitivamente, obedeciendo las resoluciones de sus tribunales. Por el contrario, Roma se
hallaba dominada por grandes agrupaciones de gentes las gens contra cuya influen- cia el
joven Estado no podía luchar con armas de un «Derecho Público» que, aparte sus fuentes,
estaba en estado casi embrionario. De aquí que, a fin de «sujetar» a las partes a las
sentencias de los Iudices, se acudiese a un instrumento de derecho privado, al contrato
celebrado ante el Pretor por el cual, ya planteada la litis el conflicto hecho crisis entre ellas
se determinaba su ámbito, se sometían las partes al cumplimiento de la resolución que los
«iudices» dictasen en el futuro. El proceso, era, pues, un fenómeno de Derecho privado tan
cultivado por los romanos. Y quizás lo más importante para la posteridad, era la «fórmula»
pretoriana, por la que suministraban a los «ludices» los datos jurídicos que debían utilizar
para resolver precedentes («Edictum») O simplemente, creando una nueva «actio» a la vista
de una nueva situación .
Pero la clave del proceso civil, se hallaba en esta «litis contestatio» y con ella se producía el
«efecto consuntivo»; o sea, el proceso ya no podía tornar a reiterarse. Esto es, el
desistimiento del primero, debía ser aceptado mediante otro contrato con la parte .

B. El proceso como cuasi-contrato.

Notamos que la influencia misteriosa de tal mito, por efecto de una mala transmisión y
enseñanza del Derecho Romano, ha llegado incluso casi a nuestros días; en Francia, el
propio POTHIER influido por las doctrinas de ROUSSEAU, «contrato social»— colocaba
a la «litis contestatio» o pacto para el proceso, a su mismo nivel; y estábamos ya en los
inicios de la moderna Codificación.

Dio «justificación» a la doctrina del proceso come «cuasi-contrato», entre otros, en el siglo
XIX, el jurista francés DE GUENIVEAU; se basó en un examen eliminatorio de las fuentes
de las obligaciones. El proceso, «no era un contrato»; «no era un delito ni un cuasidelito»;
luego debía ser... «un cuasi-contrato». Seguía encuadrando erróneamente al proceso en el
Derecho privado; además olvidaba una quinta y fundamental fuente de obligaciones: la
Ley.

C. El proceso como relación jurídica.

Su «autor» fue OSKAR BÚLOW, en su famosa obra «Die Lehre vonden Prozesseinreden
und die Prozessvoraussetzungen», Giessen, 1868. BÚLOW, a través del examen de textos
romanos, llegaba a la conclusión fundamental del «cambio que la relación jurídica material
experimenta al pasar a ser discutida en el proceso» (paso del Derecho privado al público)
«en donde se ha de producir el resultado perseguido por la petición de justicia al Estado».
BúLow realzó la existencia de dos planos de relaciones jurídicas: de derecho material (que
es la que se discute «dentro» del proceso) y de derecho procesal (que es el «continente» en
el que se coloca aquélla). La relación jurídica procesal, se distinguiría de la material en tres
puntos: a) por sus sujetos (actor, demandando, Estado-Juez); b) por su objeto (la prestación
jurisdiccional); c) por sus «presupuestos procesales». De ella y de su dicho error
romanístico, calculando que en la primera etapa del proceso romano se trataba tan sólo de
los «presupuestos procesales» (etapa «in iure») y en la segunda («apud iudicem») de los del
fondo del asunto, no siendo así exactamente derivaron otros ilustres autores de finales del
siglo XIX y principios del XX, imaginando «variaciones» en las diversas relaciones
jurídicas procesales» entre los tres protagonistas del proceso.

Estas doctrinas, tuvieron el enorme mérito de crear el Derecho Procesal hasta entonces
arrastrado por el civil como materia autónoma; de ella derivaron las doctrinas modernas
sobre la «acción», de las relaciones entre derecho material y procesal y de los poderes y
facultades del Estado (Juez) en el proceso frente a las partes, así como las obligaciones de
unos y de otros (categoría correlativa a la de los derechos).

Las críticas la más fuerte doctrinalmente, la de J. GOLDSCHMIDT; la más fuerte


sociológicamente, la de Franz KLEIN, aunque no directa, dado su empirismo peculiar y
famoso abundaron en el discutido error cometido por BtuLow en la interpretación de las
fuentes romanas, y en la aplicación, al Derecho Procesal, de «categorías» (el «derecho» y la
«obligación» según su clásico sentido) del derecho material. No obstante, siguen teniendo
aquellas doctrinas gran predicamento.

D. El proceso como situación o serie de situaciones jurídicas.

Según JAMES GOLDSCHMIDT, se debe partir en el proceso, de que el vencedor,


como sucede en la guerra influencia de SPENGLER disfruta de situaciones ventajosas
prescindiendo de que tuviese o no un derecho anterior, y sí aprovechando del hecho de su
victoria. El comienzo de un proceso, supone la transformación de las categorías
jusmateriales anteriores (derechos y obligaciones) en otras, de tipo dinámico: se
transforman en lo que él llamó «chances» (posibilidades), de diverso tipo según la situación
ocupada por cada parte (y que varía al compás del curso del proceso): «expectativas» de
obtener una sentencia favorable, «perspectivas» de una sentencia desfavorable; y una
inversión del concepto jusmaterial de «obligación»: la aparición, en lugar preeminente del
escenario procesal de la «carga». Si la «Obligación» jusmaterial, p. ej., anterior a un
proceso es «un imperativo del interés ajeno» la carga en el proceso, es el imperativo de
interés propio. (Yo tengo obligación de pagar una suma: la pago y me privo de ese dinero,
no por mi interés, sino por el interés del acreedor; mas si no pago pacíficamente y soy
demandado por mi supuesto acreedor, tengo interés propio en probar que no le debo nada;
interés propio en probar «carga» de probar ya que si no lo consigo, voy a obtener una
sentencia que me condene. GOLDSCHMIDT, CARNELUTTI y otros). Los derechos y
obligaciones jusmateriales, protagonistas de la relación jurídica jusmaterial, estallado el
proceso, «quedan al fondo de la escena»; la tragedia, se juega en el proscenio. Todo
depende de la habilidad legal de cada parte, de «ocupar» una situación favorable
aprovechando las «posibilidades» que le ofrece el ordenamiento procesal con lo cual se
aproxima a una sentencia favorable; «lanzando a la vez, sobre la otra parte», «cargas», que
éste debe «absolver» liberarse de ellas mediante la prueba o relanzarlas sobre la otra parte
si no quiere obtener una sentencia desfavorable; así se repite este «jter» que nosotros
representamos mediante una sinusoide, repetida tantas cuantas veces lo exija el desarrollo
de un tipo de proceso determinado. El Juez, no queda fuera de esta «serie de situaciones
jurídicas» (mejor que una sola situación jurídica, crítica dirigida a GOLDSCH-

MIDT), sino que está relacionado con las partes y su actuación, por la «sumisión de
aquéllas a él» como expresión adecuada del Estado. Las «obligaciones» del Juez, no serían
procesales, sino administrativas, con su base en la Constitución (y lo mismo las actuaciones
de las partes). El máximo mérito de la doctrina de GOLDSCHMIDT, se halla en la
observación, derivada de la experiencia, de que, la juridicidad contenida en las normas
procesales no es, hoy por hoy, la prenda segura de su eficacia; pues junto al ordenamiento
jurídico del proceso, se halla la eficacia pragmática del mismo. Su consideración del
proceso, sustituye al «metafísico», estático o material, jurídico-político, de la «relación
jurídico procesal» y sus autores, por otro «dinámico» que le conduce al «empirismo»; lo
considera, no tal y como se le ve doctrinalmente, sino en la práctica, como una lucha por
vencer por todos los medios; lo que puede ser considerado como una interpretación
«sociológica» del mismo proceso. Esta oposición, debe resolverse, o bien aceptando esta
grave realidad para construir un nuevo sistema procesal, o bien tomarla como base para
luchar contra ella con armas pragmáticas. El «descubrimiento» en el proceso de
importantísimos factores sociológicos y económicos, es uno de los mayores méritos de
GOLDSCHMIDT, reconocidos incluso por alguno de sus primeros contradictores y luego
seducidos por tal doctrina. De las críticas contra GOLDSCHMIDT, destacan las de
imputarle que «toma las excepciones por la regla» (la experiencia actual, mues tra que tales
«excepciones» son más numerosas que la «regla» escrita y pletórica de buena doctrina);
que «no se puede hablar de una situación jurídica» sino de un conjunto de situaciones
jurídicas (ya hemos hecho caso de la objeción); «situaciones jurídicas concatenadas
ordenadamente»; que la situación de incerteza que envuelve la idea de «cargas»,
«perspectivas», «expectativas» y «posibilidades», se refiere a la «res in iudicium deducta»
pero no al «iudicium» en sí mismo; lo que se pone en duda, y tal vez exista o no, es el
derecho subjetivo material, pero no es el proceso. Naturalmente que GOLDSCHMIDT, no
puso en duda el proceso; se limitó a observar cómo el fenómeno, tan frecuente, del mal uso
o la degeneración del llamado «derecho subjetivo material» le «forzaba» a crear una
doctrina muy semejante a la doctrina de la guerra; vino a «descubrir» que en el proceso, no
estamos aislados, como dos guerreros medievales, igualmente armados y sujetos so pena de
muerte a luchar lealmente dos Caballeros de la época. Falta la lealtad espontánea; las partes
se hallan inmersas en el fango de situaciones sociales y económicas que dirigen sus
movimientos ofensivoso defensivos. Con todo ello, podríamos llegar a dar una definición
del proceso: consiste en una serie de situaciones jurídicas contrapuestas de las partes,
integradas por posibilidades, expectativas, perspectivas y cargas (naturaleza jurídica),
concatenadas entre sí de modo ordenado (estructura) y destinada a la consecución de
satisfacciones jurídicas (función), bajo la dirección del Juez estatal. Todo ello, en razón al
principio de contradicción derivado de un conflicto entre los interesados, que ha devenido
litigio al hacer crisis, y que precisa resolver pacífica y justamente por los tribunales
(jurisdicción).

4. EL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL

La tutela jurisdiccional efectiva es un derecho complejo de naturaleza constitucional y de


derechos humanos ya que su contenido está compuesto por un abanico de derechos cuyo
cumplimiento es obligatorio en el marco de un proceso, en el de un Estado constitucional
de derecho y en el de los tratados de derechos humanos.

Este artículo no distingue qué clases de personas tienen derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva (en adelante TJE), en consecuencia, esta, situación jurídica de ventaja, recae tanto
en las personas naturales como las personas jurídicas, ya sean de derecho privado o de
derecho público. Además, el hacer mención que la TJE resulta aplicable para el ejercicio o
defensa de derechos o intereses inherentes a la persona con sujeción a un debido proceso,
quiere decir que los titulares de la TJE son los sujetos procesales, es decir, el demandante y
el demandado.
A. CONTENIDO DEL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA

- El derecho de acceso a la jurisdicción: El acceso a la jurisdicción es el presupuesto para


el ejercicio de todos los demás derechos fundamentales relativos al proceso, pues sin acceso
no hay posibilidad de reclamar ninguno de los derechos relativos a este, como la defensa, la
prueba o la efectividad. Pero además es el presupuestos de vigencia de todos los demás
derechos o intereses reconocidos por el sistema jurídico, de índole constitucional, legal o
contractual, pues es la garantía de protección de todos ellos frente a cualquier
incumplimiento o lesión.

- El derecho a un juez imparcial predeterminado por ley: El juez, que es uno de los
sujetos procesales junto al demandante y al demandado, que establezca la ley en función de
los criterios de competencia (materia, cuantía, grado y territorio) para ejercer la función
jurisdiccional, debe mantenerse imparcial al momento de sentenciar, es decir, no puede
dejarse influenciar por la relación o vínculos que mantenga o haya mantenido con una de
las partes, o por afinidades políticas, religiosas, culturales o de otra índole (parcialidad
subjetiva) o por favorecer a una de las partes cuando el resultado del proceso le traiga
beneficios al propio juez (parcialidad objetiva). En caso de hacerlo estará vulnerado el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.

- El derecho a la defensa: Es aquel derecho que corresponde a la parte demandada en el


marco de un proceso y que se materializa contestando la demanda o reconviniéndola y
aportando los medios probatorios idóneos para enervar la pretensión del demandante.

Entiende Carocca, citado por Priori, al derecho de defensa, como aquel que tiene toda
persona a ser informada de un proceso en el que se discute acerca de sus intereses para que
pueda intervenir en él, con la finalidad de alegar y probar, de modo que la decisión del juez
sea emitida después de escucharla; así como el derecho a impugnar las resoluciones que le

generen agravio en los casos previstos en la ley. Por ello, el contenido de este

derecho no puede simplificarse con la expresión «que el proceso sea


rápido», pues la historia nos ha demostrado que con procesos rápidos se
han cometido graves violaciones de derechos. Ni el proceso en el que las
partes no puedan ejercer sus derechos, ni el proceso largo en el que la
protección llegue demasiado tarde.

- El derecho a una decisión que se pronuncie sobre la protección al derecho material


solicitado, que se encuentra motivada fáctica y jurídicamente: Aquel derecho de los
justiciables y obligación del juez de que el fallo dado se encuentra justificado con los
fundamentos de hecho y de derecho correspondientes, respecto al interés o derecho del cual
se solicitó su resolución al juzgador en primer lugar.

En otras palabras, el proceso debe concluir en algún momento, pero no de cualquier


manera. Las partes esperan que cuando concluya exista una decisión sobre el fondo de la
controversia. Ello quiere decir que debe haber una resolución al conflicto de intereses
planteado y, por lo tanto, un pronunciamiento respecto de la pretensión formulada. La
Constitución exige además que ese pronunciamiento sobre la pretensión planteada esté
debidamente motivado.

- El derecho a una decisión definitiva e inmodificable (cosa juzgada): Si bien las partes
tienen el derecho a impugnar los fallos del juez (recursos de reposición, queja, apelación,
casación), ese derecho no puede ser eterno y debido a ello admite un límite (principio de la
doble instancia), de otro modo dejar abierta la posibilidad de cuestionar los actos procesales
dictaminados por el juez indefinidamente generaría inseguridad jurídica. Cuando estas
decisiones devienen definitiva e inmodificables, es decir que sobre ellas no es posible más
interponer medios impugnatorios, decimos que adquirieron la calidad de cosa juzgada. El
hecho de que una decisión haya adquirido la calidad de cosa juzgada, siguiendo a Priori,
genera dos tipos de efectos:

a) Efecto negativo: no puede volver a plantearse la pretensión que fue objeto de la decisión
jurisdiccional que ha adquirido la calidad de cosa juzgada. Ello supone además que no
puede revisarse, modificarse ni dejarse sin efecto.

b) Efecto positivo: Lo decidido respecto de la pretensión debe ser respetado por todos. Ello
supone que lo decidido en una sentencia con calidad de cosa juzgada debe ser tomado como
criterio para resolver los aspectos conexos o relacionados con la controversia decidida. 
- El derecho a la efectividad: La efectividad exige que la decisión jurisdiccional dictada
sobre la pretensión que ha sido planteada tenga eficacia en el ámbito de la realidad. Con tal
fin, se hace preciso no solo que las partes tengan el derecho a hacer efectivas las decisiones
jurisdiccionales, sino a garantizas su efectividad. 
CONCLUSIONES

1. Que sin la existencia de un proceso la solución de conflictos no existiria y fruto de ello se


generaria un gran basio legal donde se permitirian abusos y deterioro de los derechos
fundamentales.

2. Mediante estos principio las partes en un conflicto de interese pueden desarrollar sus
proceso de manera adecuada permitiendoles un adecuado muso de los instrumentos de
jusicia.

3. También se puede decir que sin las disciplinas del proceso, se conseguiría un
desconocimiento de como estas teorias perfeccionaron el concepto de Proceso

4. La tutela jurisdiccional efectiva es un derecho complejo de naturaleza constitucional y de


derechos humanos ya que su contenido está compuesto por un abanico de derechos cuyo
cumplimiento es obligatorio en el marco de un proceso, en el de un Estado constitucional
de derecho y en el de los tratados de derechos humanos.
BIBLIOGRAFÍA

 https://lpderecho.pe/cuales-son-los-principios-procesales-regula-sistema-procesal-
civil/
 https://lpderecho.pe/derecho-tutela-jurisdiccional-efectiva-articulo-i-titulo-
preliminar-codigo-procesal-civil/
 Aguilar Grados, Guido EL ABC DEL DERECHO PROCESAL CIVIL, editoial, San
Marcos,2da ed. 2013

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