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CUSCO – PERÚ
2023
PORTADA
INDICE
b) Sistemas procesales
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCION
El presente trabajo pretende dar alcances para muchos ya conocidos y para otro
grupo se concidera desconocido desde le desarrollo de la teoria del proceso donde nos
indica el como se desarrola dicha actividad procesal en la solución de conflcitos, tambien se
mencionara sobre los principios procesales, ejemplo de ello tenemos a principio de
inmediación la tutela jurisdiccional de derecho o el impulso procesal, también se
dasarrollara sobre las teorías o disciplinas que existen en un proceso, y finalizando
tomaremos en cuenta la tutela jurisdiccional de derechos como principal punto de refernca
para el adecuado transcurso del desarrollo del proceso.
MECANICA PROCESAL Y MECANISMOS
- Motivación de las resoluciones judiciales: Está regulado en el inciso 5 del artículo 139°
de la Constitución, en el artículo 12° de la LOPJ y en los artículos 121° y 122° del CPC
(motivación los autos y las sentencias). Hubo una época en que los reyes -quienes entre sus
atribuciones tenían la de administrar justicia-, no necesitaban motivar sus fallos. Ahora los
jueces tienen el deber de motivar las resoluciones precitadas, motivarlas y fundamentarlas.
La motivación comprende la evaluación de los hechos y la valoración de los medios
probatorios; la fundamentación consiste en la aplicación de las normas jurídicas al caso
concreto. Al respecto, nuestro supremo Tribunal ha precisado que el derecho a la debida
motivación de las resoluciones judiciales “es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones judiciales no se encuentren
justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que proporciona
el ordenamiento jurídico o los que se deriven del caso.
- Cosa Juzgada: Está regulada por el inciso 13 del artículo 139° de la Constitución y el
artículo 123° del Código Procesal Civil. Se sustenta en el valor seguridad, según la cual
“una resolución adquiere la autoridad de cosa juzgada cuándo: i) no proceden contra ella
otros medios impugnatorios que los ya resueltos; o, ii) las partes renuncian expresamente a
interponer medios impugnatorios o dejan transcurrir los plazos sin formularlos.” En este
sentido, para efectos de verificar la existencia de cosa juzgada es importante establecer
cuando existen procesos idénticos, el artículo 452° del CPC establece que “Hay identidad
de procesos cuando las partes o quienes de ellos deriven sus derechos, el petitorio y el
interés para obrar, sean los mismos.” De este se tiene que la identidad de procesos implica:
La dirección del proceso a cargo del Juez, El impulso procesal de oficio, La integración de
la norma procesal, La actuación de medios probatorios de oficio, El Juzgamiento anticipado
del proceso.
No existe ordenamiento procesal alguno que acoja a uno de estos sistemas y excluya al
otro, sino que siempre hay una coexistencia, aunque con un mayor peso específico de uno
con relación al otro. Nuestro Código Procesal Civil adopta una concepción
predominantemente publicística del proceso, y tiene sistema mixto debido a Ia influencia
equilibrada de los sistemas Dispositivo e Inquisitivo, aunque con acento más pronunciado
en este último.
Los Principios Generales del Derecho son los pilares básicos sobre los que se
asienta una determinada concepción del Derecho. No son verdades inmutables e
incontrovertibles, son concepciones del derecho que han tenido importante reconocimiento
en un momento histórico determinado. PEYRANO señala que los Principios Generales del
Proceso son construcciones jurídicas normativas de carácter subsidiario, es decir, que se
aplican ante vacíos de la ley procesal. No suscribimos totalmente esta opinión. Creemos
que no sólo cumplen una labor subsidiaria en la serie procesal, más bien tienen una función
superlativa: subyacen a toda institución procesal, con lo que garantizan la legitimidad de las
diversas figuras procesales adoptadas en la normatividad.
Los principios procesales contenidos en el Título Preliminar del Código Procesal Civil son:
- Principio de Socialización del Proceso: Consiste en que el juez está facultado para
impedir la desigualdad entre las partes que concurren al proceso, por razón de raza, sexo,
religión, idioma, o condición social, política o económica. Este principio convierte la tesis
de la igualdad ante la ley en igualdad de las partes en el proceso.
- Juez y Derecho (Iura Novit Curia): La esencia de este aforismo contiene el principio por
el cual el fuez tiene el deber de conocer el derecho y de aplicar la norma iurídica que
corresponda a la situación concreta, aun cuando las partes la hayan invocado erróneamente
o no la hayan invocado.
DIVERSAS DOCTRINAS.
Hemos de remontarnos a la época romana para hallar en vigor esta doctrina. El joven
Estado de Roma, no tenía suficiente desarrollo administrativo entiéndase esta expresión en
su más amplio sentido como para imponer a sus ciudadnos una «potestas» de obrar incluso
coercitivamente, obedeciendo las resoluciones de sus tribunales. Por el contrario, Roma se
hallaba dominada por grandes agrupaciones de gentes las gens contra cuya influen- cia el
joven Estado no podía luchar con armas de un «Derecho Público» que, aparte sus fuentes,
estaba en estado casi embrionario. De aquí que, a fin de «sujetar» a las partes a las
sentencias de los Iudices, se acudiese a un instrumento de derecho privado, al contrato
celebrado ante el Pretor por el cual, ya planteada la litis el conflicto hecho crisis entre ellas
se determinaba su ámbito, se sometían las partes al cumplimiento de la resolución que los
«iudices» dictasen en el futuro. El proceso, era, pues, un fenómeno de Derecho privado tan
cultivado por los romanos. Y quizás lo más importante para la posteridad, era la «fórmula»
pretoriana, por la que suministraban a los «ludices» los datos jurídicos que debían utilizar
para resolver precedentes («Edictum») O simplemente, creando una nueva «actio» a la vista
de una nueva situación .
Pero la clave del proceso civil, se hallaba en esta «litis contestatio» y con ella se producía el
«efecto consuntivo»; o sea, el proceso ya no podía tornar a reiterarse. Esto es, el
desistimiento del primero, debía ser aceptado mediante otro contrato con la parte .
Notamos que la influencia misteriosa de tal mito, por efecto de una mala transmisión y
enseñanza del Derecho Romano, ha llegado incluso casi a nuestros días; en Francia, el
propio POTHIER influido por las doctrinas de ROUSSEAU, «contrato social»— colocaba
a la «litis contestatio» o pacto para el proceso, a su mismo nivel; y estábamos ya en los
inicios de la moderna Codificación.
Dio «justificación» a la doctrina del proceso come «cuasi-contrato», entre otros, en el siglo
XIX, el jurista francés DE GUENIVEAU; se basó en un examen eliminatorio de las fuentes
de las obligaciones. El proceso, «no era un contrato»; «no era un delito ni un cuasidelito»;
luego debía ser... «un cuasi-contrato». Seguía encuadrando erróneamente al proceso en el
Derecho privado; además olvidaba una quinta y fundamental fuente de obligaciones: la
Ley.
Su «autor» fue OSKAR BÚLOW, en su famosa obra «Die Lehre vonden Prozesseinreden
und die Prozessvoraussetzungen», Giessen, 1868. BÚLOW, a través del examen de textos
romanos, llegaba a la conclusión fundamental del «cambio que la relación jurídica material
experimenta al pasar a ser discutida en el proceso» (paso del Derecho privado al público)
«en donde se ha de producir el resultado perseguido por la petición de justicia al Estado».
BúLow realzó la existencia de dos planos de relaciones jurídicas: de derecho material (que
es la que se discute «dentro» del proceso) y de derecho procesal (que es el «continente» en
el que se coloca aquélla). La relación jurídica procesal, se distinguiría de la material en tres
puntos: a) por sus sujetos (actor, demandando, Estado-Juez); b) por su objeto (la prestación
jurisdiccional); c) por sus «presupuestos procesales». De ella y de su dicho error
romanístico, calculando que en la primera etapa del proceso romano se trataba tan sólo de
los «presupuestos procesales» (etapa «in iure») y en la segunda («apud iudicem») de los del
fondo del asunto, no siendo así exactamente derivaron otros ilustres autores de finales del
siglo XIX y principios del XX, imaginando «variaciones» en las diversas relaciones
jurídicas procesales» entre los tres protagonistas del proceso.
Estas doctrinas, tuvieron el enorme mérito de crear el Derecho Procesal hasta entonces
arrastrado por el civil como materia autónoma; de ella derivaron las doctrinas modernas
sobre la «acción», de las relaciones entre derecho material y procesal y de los poderes y
facultades del Estado (Juez) en el proceso frente a las partes, así como las obligaciones de
unos y de otros (categoría correlativa a la de los derechos).
MIDT), sino que está relacionado con las partes y su actuación, por la «sumisión de
aquéllas a él» como expresión adecuada del Estado. Las «obligaciones» del Juez, no serían
procesales, sino administrativas, con su base en la Constitución (y lo mismo las actuaciones
de las partes). El máximo mérito de la doctrina de GOLDSCHMIDT, se halla en la
observación, derivada de la experiencia, de que, la juridicidad contenida en las normas
procesales no es, hoy por hoy, la prenda segura de su eficacia; pues junto al ordenamiento
jurídico del proceso, se halla la eficacia pragmática del mismo. Su consideración del
proceso, sustituye al «metafísico», estático o material, jurídico-político, de la «relación
jurídico procesal» y sus autores, por otro «dinámico» que le conduce al «empirismo»; lo
considera, no tal y como se le ve doctrinalmente, sino en la práctica, como una lucha por
vencer por todos los medios; lo que puede ser considerado como una interpretación
«sociológica» del mismo proceso. Esta oposición, debe resolverse, o bien aceptando esta
grave realidad para construir un nuevo sistema procesal, o bien tomarla como base para
luchar contra ella con armas pragmáticas. El «descubrimiento» en el proceso de
importantísimos factores sociológicos y económicos, es uno de los mayores méritos de
GOLDSCHMIDT, reconocidos incluso por alguno de sus primeros contradictores y luego
seducidos por tal doctrina. De las críticas contra GOLDSCHMIDT, destacan las de
imputarle que «toma las excepciones por la regla» (la experiencia actual, mues tra que tales
«excepciones» son más numerosas que la «regla» escrita y pletórica de buena doctrina);
que «no se puede hablar de una situación jurídica» sino de un conjunto de situaciones
jurídicas (ya hemos hecho caso de la objeción); «situaciones jurídicas concatenadas
ordenadamente»; que la situación de incerteza que envuelve la idea de «cargas»,
«perspectivas», «expectativas» y «posibilidades», se refiere a la «res in iudicium deducta»
pero no al «iudicium» en sí mismo; lo que se pone en duda, y tal vez exista o no, es el
derecho subjetivo material, pero no es el proceso. Naturalmente que GOLDSCHMIDT, no
puso en duda el proceso; se limitó a observar cómo el fenómeno, tan frecuente, del mal uso
o la degeneración del llamado «derecho subjetivo material» le «forzaba» a crear una
doctrina muy semejante a la doctrina de la guerra; vino a «descubrir» que en el proceso, no
estamos aislados, como dos guerreros medievales, igualmente armados y sujetos so pena de
muerte a luchar lealmente dos Caballeros de la época. Falta la lealtad espontánea; las partes
se hallan inmersas en el fango de situaciones sociales y económicas que dirigen sus
movimientos ofensivoso defensivos. Con todo ello, podríamos llegar a dar una definición
del proceso: consiste en una serie de situaciones jurídicas contrapuestas de las partes,
integradas por posibilidades, expectativas, perspectivas y cargas (naturaleza jurídica),
concatenadas entre sí de modo ordenado (estructura) y destinada a la consecución de
satisfacciones jurídicas (función), bajo la dirección del Juez estatal. Todo ello, en razón al
principio de contradicción derivado de un conflicto entre los interesados, que ha devenido
litigio al hacer crisis, y que precisa resolver pacífica y justamente por los tribunales
(jurisdicción).
Este artículo no distingue qué clases de personas tienen derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva (en adelante TJE), en consecuencia, esta, situación jurídica de ventaja, recae tanto
en las personas naturales como las personas jurídicas, ya sean de derecho privado o de
derecho público. Además, el hacer mención que la TJE resulta aplicable para el ejercicio o
defensa de derechos o intereses inherentes a la persona con sujeción a un debido proceso,
quiere decir que los titulares de la TJE son los sujetos procesales, es decir, el demandante y
el demandado.
A. CONTENIDO DEL DERECHO A LA TUTELA JURISDICCIONAL EFECTIVA
- El derecho a un juez imparcial predeterminado por ley: El juez, que es uno de los
sujetos procesales junto al demandante y al demandado, que establezca la ley en función de
los criterios de competencia (materia, cuantía, grado y territorio) para ejercer la función
jurisdiccional, debe mantenerse imparcial al momento de sentenciar, es decir, no puede
dejarse influenciar por la relación o vínculos que mantenga o haya mantenido con una de
las partes, o por afinidades políticas, religiosas, culturales o de otra índole (parcialidad
subjetiva) o por favorecer a una de las partes cuando el resultado del proceso le traiga
beneficios al propio juez (parcialidad objetiva). En caso de hacerlo estará vulnerado el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva.
Entiende Carocca, citado por Priori, al derecho de defensa, como aquel que tiene toda
persona a ser informada de un proceso en el que se discute acerca de sus intereses para que
pueda intervenir en él, con la finalidad de alegar y probar, de modo que la decisión del juez
sea emitida después de escucharla; así como el derecho a impugnar las resoluciones que le
generen agravio en los casos previstos en la ley. Por ello, el contenido de este
- El derecho a una decisión definitiva e inmodificable (cosa juzgada): Si bien las partes
tienen el derecho a impugnar los fallos del juez (recursos de reposición, queja, apelación,
casación), ese derecho no puede ser eterno y debido a ello admite un límite (principio de la
doble instancia), de otro modo dejar abierta la posibilidad de cuestionar los actos procesales
dictaminados por el juez indefinidamente generaría inseguridad jurídica. Cuando estas
decisiones devienen definitiva e inmodificables, es decir que sobre ellas no es posible más
interponer medios impugnatorios, decimos que adquirieron la calidad de cosa juzgada. El
hecho de que una decisión haya adquirido la calidad de cosa juzgada, siguiendo a Priori,
genera dos tipos de efectos:
a) Efecto negativo: no puede volver a plantearse la pretensión que fue objeto de la decisión
jurisdiccional que ha adquirido la calidad de cosa juzgada. Ello supone además que no
puede revisarse, modificarse ni dejarse sin efecto.
b) Efecto positivo: Lo decidido respecto de la pretensión debe ser respetado por todos. Ello
supone que lo decidido en una sentencia con calidad de cosa juzgada debe ser tomado como
criterio para resolver los aspectos conexos o relacionados con la controversia decidida.
- El derecho a la efectividad: La efectividad exige que la decisión jurisdiccional dictada
sobre la pretensión que ha sido planteada tenga eficacia en el ámbito de la realidad. Con tal
fin, se hace preciso no solo que las partes tengan el derecho a hacer efectivas las decisiones
jurisdiccionales, sino a garantizas su efectividad.
CONCLUSIONES
2. Mediante estos principio las partes en un conflicto de interese pueden desarrollar sus
proceso de manera adecuada permitiendoles un adecuado muso de los instrumentos de
jusicia.
3. También se puede decir que sin las disciplinas del proceso, se conseguiría un
desconocimiento de como estas teorias perfeccionaron el concepto de Proceso
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civil/
https://lpderecho.pe/derecho-tutela-jurisdiccional-efectiva-articulo-i-titulo-
preliminar-codigo-procesal-civil/
Aguilar Grados, Guido EL ABC DEL DERECHO PROCESAL CIVIL, editoial, San
Marcos,2da ed. 2013