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BOLILLA IV.

DELITOS CONTRA EL ESTADO CIVIL

La ley n°24410, ha modificado el capítulo II estableciendo una nueva rúbrica, “Supresión suposición del estado civil y
de la identidad”, incorporando a la identidad personal como nuevo valor a tutelar.
El bien jurídico protegido por los delitos previstos en este Título, es el estado civil de las personas, respecto del cual
se puede decir que es la situación jurídica de la persona que la individualizan en la sociedad, ya sea mediante datos o
hechos naturales (nacimiento, sexo, etc.) o jurídicos (matrimonio, ciudadanía, etc.). Alguno de estos datos que
constituyen el estado de la persona en la sociedad, son inalterables, ya que se adquieren desde el nacimiento y
continúan con ella durante toda su vida, por ejemplo, el lugar y fecha de nacimiento; otras pueden modificarse por
aspectos posteriores, por ejemplo, el matrimonio, la adquisición de una nueva ciudadanía. Una persona necesita de
datos o factores personales que lo identifican en la sociedad en donde vive; no podría concebirse una persona
humana sin identificación.

 Matrimonio ilegal.
Art. 134. Serán reprimidos con prisión de uno a cuatro años, los que contrajeran matrimonio sabiendo ambos
que existe impedimento que cause su nulidad absoluta.
El bien jurídico protegido con estos delitos es la “legalidad del matrimonio civil”. Los tipos penales de
matrimonios ilegales, bilateral (art. 134) o unilateral (art. 135) tienen en común los siguientes elementos: a)
celebración de un matrimonio formalmente válido, y b) existencia de un impedimento que causa la nulidad
absoluta del matrimonio.
El delito consiste en contraer un matrimonio, con el cumplimiento de todas las formalidades legales para su
celebración, sabiendo los contrayentes de la existencia de un impedimento que cause la nulidad absoluta del
mismo.
La dinámica comisiva de estos delitos exige la existencia, por una parte de uno o ambos contrayentes, de un
impedimento que cause la nulidad absoluta del matrimonio.
Estos impedimentos, denominados “dirimentes no dispensables”, ya que hacen nulo el matrimonio y no solo
ilícito, son los enumerados en el art. 403 del CCyC, esto es: 1) El parentesco en línea recta en todos los grados,
cualquiera que sea el origen del vínculo; 2) el parentesco entre hermanos bilaterales y unilaterales; 3) la afinidad
en línea recta en todos los grados; 4) el matrimonio anterior, mientras subsista; 5) haber sido condenado como
autor, cómplice o instigador del homicidio doloso de uno de los cónyuges; 6) tener menos de dieciocho años; 7)
la falta permanente o transitoria de salud mental que le impida tener discernimiento para el acto matrimonial.
la figura es dolosa de dolo directo, ya que exige el conocimiento asertivo por parte de ambos contrayentes de la
existencia del impedimento. El delito es de mera acción o pura actividad y de carácter instantáneo. La tentativa
es posible.
Art. 135. Serán reprimidos con prisión de dos a seis años:
1) El que contrajere matrimonio cuando, sabiendo que existe impedimento que cause su nulidad absoluta,
ocultare esta circunstancia al otro contrayente;
2) El que engañando a otra persona, simulare matrimonio con ella.
El precepto tipifica dos delitos distintos: el llamado matrimonio ilegal unilateral y la simulación de matrimonio.
En cuanto al inciso 1, corren los mismos principios que para el artículo 134; la diferencia radica en que, en este
caso, es uno de los contrayentes el que oculta al otro. Carece de relevancia que dicho ocultamiento se concrete
mediante ardid o engaño. En cuanto a los sujetos, son indiferenciados, cualquier persona puede ser sujeto activo
y pasivo. Es un delito doloso compatible solo con un dolo directo.
El inc. 2 contempla el delito de simulación. Este delito implica la apariencia de un matrimonio válido, el cual se
celebra supuestamente en cumplimiento de requisitos legales, cuando en realidad no se celebra ningún
matrimonio válido, nulo o anulable.
Resulta difícil de entender que el bien jurídico lesionado sea el estado civil, ya que, en realidad, se trata de un
acto inexistente que nunca podría generar una lesión o puesta en peligro de bien jurídico alguno relacionado con
el estado civil de la persona. No obstante tener la característica de una estafa, hay que reconocer que actos de
esta clase comprometen el estado civil de la víctima al asignársele falsamente una situación jurídica
determinada, circunstancia que habilita para considerar el estado civil como el bien jurídicamente afectado por
el accionar del autor.
Sujeto pasivo es el contrayente que resulta engañado por la simulación del matrimonio. La víctima debe padecer
el error determinante causado por la maniobra ardidosa desplegada por el autor y creer que en realidad está
contrayendo un matrimonio válido.
Vale decir que este delito se perfecciona como una suerte de estafa, en la que existe un agente que engaña y
una víctima engañada, pero sin que se requiera de resultado alguno. La infracción es dolosa, de dolo directo. La
tentativa es admisible al igual que la participación en todos sus grados.
El art. 136 regula el obrar del oficial público; tipificando tres delitos distintos, según que la responsabilidad sea
dolosa o culposa: 1) autorización dolosa de matrimonio ilegal; 2) autorización culposa del matrimonio ilegal
ignorando el impedimento; 3) celebración dolosa del matrimonio por inobservancia de las formalidades
prescriptas por la ley. Las tres hipótesis tienen en común que el autor del delito sólo puede ser un oficial público
con competencia para celebrar un matrimonio. Se trata, por lo tanto, de delitos especiales propios.
Autorización dolosa de un matrimonio ilegal. La conducta incriminada consiste en autorizar un matrimonio
nulo. El oficial público debe conocer en forma asertiva la existencia de un impedimento que causa la nulidad
absoluta del matrimonio que celebra y que os contrayentes, o sólo uno de ellos, tienen noticias de él.
Autorización culposa del matrimonio ilegal ignorando el impedimento. La acción típica consiste en autorizar un
matrimonio, pero ignorando la existencia de impedimentos que causan su nulidad absoluta. El delito se consuma
con la autorización del matrimonio, sin haber observado las formalidades prescriptas por la ley para la
celebración del mismo. Dada la estructura subjetiva del tipo, la tentativa no resulta admisible.
Celebración dolosa con inobservancia de las formalidades legales. El delito consiste en celebrar un matrimonio
omitiendo la observancia de las formalidades prescriptas por l ley para la celebración de los mismos. Debe
tratarse de un matrimonio legal, pero que ha sido celebrado sin las formalidades establecidas en la ley. La figura
admite tanto el dolo directo como el eventual. Se trata de un tipo de mera conducta, que impide la realización
de la tentativa.
Art. 137. En la misma pena incurrirá el representante legítimo de un menos impúber que diere el
consentimiento para el matrimonio del mismo.
Se trata de un tipo especial propio de autor cualificado, de acción, de mera conducta, de peligro concreto y de
consumación anticipada. Sujeto activo sólo puede ser el representante legítimo del menor impúber; sujeto
pasivo es el menor impúber (menor sin capacidad para contraer matrimonio, es decir, menor de 18 años).
La conducta de los contrayentes es atípica. El delito es doloso, de dolo directo. Se consuma cuando el
representante del menor presta el consentimiento para el matrimonio. La tentativa es admisible.
 Supresión del estado civil y de la identidad.
Art. 138. Se aplicará prisión de uno a cuatro años al que, por un acto cualquiera, hiciere incierto, alterare o
suprimiere el estado civil de otro.
Se trata de un tipo penal de titularidad indiferenciada, sujetos activo y pasivo pueden ser cualquier persona.
Subjetivamente, el tipo se satisface con el dolo común.
La doctrina es uniforme en señalar que se trata de una infracción material, de carácter instantáneo, que se
consuma cuando el autor ha logrado algunos de los efectos requeridos por las conductas típicas. La tentativa es
admisible y no requiere perjuicio efectivo alguno al estado civil; basta con el propósito de lograrlo. Se trata de un
delito de peligro concreto y el consentimiento de la víctima funciona como excluyente de la tipicidad.
Art. 139. Se impondrá prisión de dos a seis años: 1) a la mujer que finge preñez o parto para dar a su supuesto
hijo derechos que no le corresponden;
2) al que por un acto cualquiera, hiciere incierto, alterable o suprimiere la identidad de un menor de diez años,
y el que lo retuviere u ocultare.
No basta la sola simulación, el delito se consuma con la presentación del presunto fruto de ello. No basta con la
simulación del embarazo; debe existir un niño cuyo estado civil se altera y a quien se le atribuyen derechos de
otro.
Sujeto activo del delito sólo puede ser una mujer, quien es la que debe simular todo el proceso del embarazo.
Sujeto pasivo es el niño cuyo estado civil se altera y a quien se le confieren los derechos que no le corresponden.
La reforma de la ley n°24410 derogó el párrafo que castigaba al médico o partera que hubieran cooperado en la
ejecución del hecho. La participación de estas personas se rige por las reglas comunes.
Estamos frente a un delito intencional mutilado de dos actos, en el que la acción ejecutiva (el fingimiento de la
preñez) es el medio para alcanzar otra finalidad ulterior que requiere una nueva conducta (dar al supuesto hijo
derechos que no le corresponden). No es preciso que el fin perseguido se logre, basta con la mera
intencionalidad. Se trata de un delito de dolo directo.
Se trata de un delito de resultado que se consuma con la presentación del niño vivo. Los actos anteriores
(fingimiento de la preñez o del parto) pueden dar lugar a una tentativa del delito.
En cuanto al inc. 2, se trata de un tipo penal autónomo. Toda persona tiene derecho a que se respete su primaria
identidad, que se la mantenga inalterable durante toda su vida, sin que circunstancias externas contribuyan a su
manipulación. La identidad de la persona adquiere plena autonomía conceptual y jurídica al erigirse como bien
jurídico fundamental (Ley n°24410), esto es, como un derecho con jerarquía constitucional.
El derecho a la identidad se manifiesta como el interés que cada sujeto tiene de ser representado en la vida en
relación con su verdadera identidad, es decir, que se lo reconozca como lo que realmente es, es su mismidad,
como uno mismo. La identidad se identifica con la vida biográfica de la persona, la que se puede contar. La
identidad personal, en suma, se constituye por el conjunto de creencias, opiniones y acciones del sujeto en su
proyección social.
Las conductas típicas son las mismas que las del art. 138, con la diferencia de que aquí la víctima es un menor de
diez años, con la particularidad de que la figura contempla dos nuevas acciones típicas: retener u ocultar a un
menor de diez años.
La exposición consiste en colocar a la víctima fuera de su medio familiar, de su ámbito natural, de manera que no
pueda determinarse con certeza su filiación. La exposición siempre conduce a la incertidumbre o confusión del
estado civil del menor. La ocultación consiste en impedir que se conozca el verdadero estado civil del menor;
puede llevarse a cabo creando incertidumbre, alterando o suprimiendo el estado civil del menor, de forma tal
que no se pueda saber la condición de filiación del niño, o cualquier otra circunstancia relacionada con su
nacimiento.
La alteración de la identidad de una mayor de diez años no está prevista en la ley como delito, salvo que se
atente contra su estado civil (art. 138). Subjetivamente, el delito se satisface únicamente con el dolo directo y se
consuma cuando se torna incierto, se altera o se suprime la identidad del menor de diez años. Tratándose de un
delito de peligro concreto, la tentativa resulta admisible.
Retención y ocultación de un menor de diez años. La materialidad del delito consiste en retener u ocultar a un
menor de diez años, esto es, mantener al menor dentro de un espacio físico determinado o sustraerlo del
conocimiento de terceras personas. Se trata de un supuesto de retención física del menor, no de una alteración
de su identidad llevada a cabo mediante una retención. La retención implica no sólo la tenencia del menor
dentro de la esfera del propio poder, sino el hecho de no entregarlo a quien se debe cuando se lo tiene que
hacer. Ocultar quiere decir esconder al menor, conducta que puede, en ciertos casos, superponerse con la
retención.
Art. 139 bis. Será reprimido con reclusión o prisión de tres a diez años, quien facilitare, promoviere o de
cualquier modo intermediare en la perpetración de los delitos comprendidos en este Capítulo, haya mediado
o no precio o promesa remuneratoria o ejercido amenaza o abuso de autoridad.
Incurrirán en las penas establecidas en el párrafo anterior y sufrirán, además, inhabilitación especial por el
doble del tiempo que el de la condena, el funcionario público o profesional de la salud que cometa alguna de
las conductas previstas en este Capítulo.
La figura abarca uno de los tramos del tráfico de personas, que es, precisamente, el que en forma especial se ha
tenido en cuenta con la reforma de la Ley n°24410.
La intermediación, dice la norma, debe ser ilícita, esto es, al margen de lo que las leyes establecen en materia de
adopción o guarda de menores, pues si el autor intermediara para que el niño fuera legítimamente adoptado o
entregado en guarda, la conducta sería impune. La materialidad del delito consiste en intermediar, esto es,
intervenir entre quien entrega, vende o cede al menor para que la operación se realice y el autor de la alteración
del estado civil o la identidad o el falso profesional de la salud que extiende el certificado de parto o de
nacimiento falso. Intermedia, quien pone en contacto a los sujetos activos de estos delitos.
Para la ley resulta indiferente que haya mediado o no precio o promesa remuneratoria en favor del donante o
que el intermediario haya hecho uso de amenazas o abuso de autoridad para lograr la entrega del niño. En la
hipótesis que se hubiera empleado violencia de otra clase, por ejemplo, física, el hecho da lugar a un concurso
material entre este delito y el de lesiones.
En el caso del primer párrafo del artículo, sujeto del delito puede ser cualquier persona; pero, en el segundo
párrafo, únicamente pueden ser autores los funcionarios y profesionales de la salud que cometan alguna de las
infracciones previstas en el Capítulo. Se trata, en este último supuesto, de un tipo especial impropio, que
requiere una cierta y determinada cualificación de autoría.
El delito es doloso, de dolo directo, y se consuma cuando se produce el contacto entre el sujeto activo y la o las
personas que intervienen en el tráfico, sea como compradores, receptores, etc., del niño cuyo estado será
alterado ulteriormente. Puede tratarse de meros compradores del niño o ser, a su vez, intermediarios en otra
operación de tráfico, con lo cual se generaría lo que podríamos llamar “intermediación en cadena”, en cuyo
caso, todos los sujetos intervinientes serán responsables del delito del art. 139 bis, siempre que la
intermediación tenga relación con alguno o algunos de los delitos previstos en el Capítulo.

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