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Por otra parte, las dinámicas familiares tienen una influencia significativa, puesto que estos

núcleos contribuyen en el comportamiento, desarrollo personal, social y afectivo de los


individuos, pues en muchas familias ya sea por la desintegración, desinformación,
abandono, entre otros, no se presenta un buen manejo de las mismas y de alguna manera se
ve afectada la salud mental de los niños, niñas, adolescentes y en gran medida a los padres,
pues en muchas ocasiones la carencia de amor, de comunicación, de escucha, de afecto, de
seguridad, de confianza, etc. pueden forjar a largo plazo sentimientos de soledad,
problemas alimenticios, intentos de suicidio, depresión, ansiedad... afectando así la
emocionalidad de estos.

Por lo tanto, un estudio realizado por Murga (2017) nos afirma que “La violencia contra la
mujer infligida por su pareja es un problema de salud pública, que no sólo afecta la salud
mental de la agraviada sino también la de sus hijos, estén o no expuestos a la violencia”
(P.56), es así como todos los miembros de la familia están expuestos a vivir o tener diversas
conflictos por aquellas situaciones que se presentan en su hogar, pues no solo salen
afectadas aquellas familias en las cuales hay violencia intrafamiliar, sino todas aquellas en
las cuales no existe una crianza respetuosa, hay abusos, malos tratos físicos o verbales y en
muchas de las situaciones una crianza demasiado autoritaria que no permiten el desarrollo
de los individuos en los diferentes núcleos, de este modo, en muchas de las circunstancias
se podrían ver reflejados en algunos miembros aquellos patrones repetitivos de
comportamiento por las diferentes situaciones y problemáticas dentro de esta, por ejemplo
aquellos niños como se mencionan anteriormente en la cita, están expuestos a la violencia y
observan como su padre golpea a su madre, estos a largo plazo podrían replicar estas
conductas cuando tengan una pareja, por el simple hecho de estar presentes.

En otro orden de ideas, si las relaciones en las dinámicas familiares presentes fueran sanas,
con expresiones adecuadas, apegos seguros, interés y aprobación, existiría la posibilidad de
que los sujetos a la hora de relacionarse con las demás personas podrían engendrar
sentimientos de seguridad, calidez, entre otros, pero si por el contrario los vínculos
afectivos y las relaciones familiares son negativas, hostiles, crueles, manipuladoras, etc., de
alguna manera los individuos normalizarían conductas inadecuadas cuando conozcan a
alguien que replique estos mismos comportamientos y actitudes expuestas en la familia, de
este modo podrían sentirse cómodos con estas personas que recrean estos mismo patrones a
los cuales ya están acostumbrados y lo ven como algo correcto, “normal” o común.

Cuando en las familias hay diversas carencias de todo tipo como, por ejemplo: el no
demostrar sentimientos, cariño, amor y el tener personas del núcleo que están presentes
pero al mismo tiempo ausentes emocionalmente, implicaría que ciertos individuos que se
ven envueltos en estas dinámicas formen apegos inseguros o relaciones “toxicas” con los
demás, ya sea amigos o pareja, debido a que son incapaces de discernir cuando algo o
alguien no es bueno y es allí donde la formación de esos vínculos afectivos generan
malestar en los individuos, debido a que en sus hogares no recibieron las pautas y la
educación necesaria para saber como relacionarse con los demás, recibiendo otros tipos de
apegos como el inseguro, el evitativo, ansioso-ambivalente, desorganizado, menos un
apego seguro, los cuales no permiten que sus relaciones sociales puedan llegar a ser sanas y
afectando la salud mental de sus miembros.

Por todo lo anterior, se observa que las familias tienen un impacto significativo y son los
principales exponentes en la salud mental de los individuos. Por esta razón, como afirma
Murga “la calidad de vida y las opciones de desarrollo, al interior de sus familias y en la
sociedad. Puede influir a largo plazo sobre la aparición de trastornos o problemas de salud
mental.” (2017, p. 49), las cuales se presentan ya que en muchas ocasiones hay ausencia de
la figura materna o paterna, lo cual puede generar un desequilibrio emocional que repercute
en los individuos, generando así ciertos problemas psicológicos.

Bibliografía
Vargas Murga, H. (2017). Violencia contra la mujer infligida por su pareja y su relación
con la salud mental de los hijos adolescentes. Revista médica herediana, 28(1), 48-58.

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