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DIANA SOSA CATAÑO

¿QUE DEBERÍAMOS SABER LOS PADRES PARA AYUDAR


A LOS NIÑOS?

Estrategias y tips prácticos para ayudar con la crianza.

La importancia de tener herramientas para criar a los niños de ahora.

Foto: niño entregando una carta (que la carta se amplie en una lupa) diciendo que los
ayuden a:
Por favor ayúdame a estar tranquilo.
No me grites, ni me pegues, cuando hago algo mal.
Por favor no me apures, necesito estar tranquilo.

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AGRADECIMIENTOS

A mi hijo, por enseñarme cada día a ser mejor


como persona y madre. Ya que con su llegada hizo
que me diera cuenta, que necesitaba herramientas
para criarlo desde su pensar y sentir. A mi esposo,
por el apoyo incondicional desde que decidí tomar
este rumbo. A mi familia, amigos y personas que
hacen parte de mi entorno, por estar a mi lado
haciendo que todo sea posible.

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INTRODUCCIÓN
Soy madre de un niño llamado: Benjamín, la persona que me enseñó amar sin condición
alguna. Por él, decidí hacer todo lo que fuera necesario para mejorar como persona. Mi
hijo, el protagonista de toda esta aventura, mi maestro, el que dio inicio a todo este
aprendizaje, conocimiento y experiencia que tengo al día de hoy, y por el que aprendo
diariamente.
Antes de que mi hijo naciera, tenía grandes expectativas y cuando nació, todo se colocó
angustiante, porque creía que tenía el control, pero lo que reamente me pasaba, era que
me salía de control, jjijijij. Por esta razón, tomé la decisión de embarcarme en el camino
de la crianza desde la neurociencia.
Empecé a indagar en un mundo desconocido, descubriendo lo importante que es saber
cómo funciona el cerebro, para poder entenderme y entender a mi hijo. Luego me di
cuenta, que entre más aprendía, más mejoraba la relación con él, y con todas las
personas que me rodeaban. Me encontraba descubriendo cosas nuevas e interesantes,
fue todo un “despertar”. Fue algo maravilloso.
Cuando nació mi hijo, no tenía ni la más remota idea, sobre lo que tenía que hacer, lo
único que me preguntaba era: ¿cómo lo voy hacer?. En ese momento, solo me aferraba a
mi intuición como madre, pero no era suficiente.
Pasó el tiempo y mi hijo ya tenía tres años, empieza con muchas rabietas y pataletas, no
tenía ni idea de que hacer. En una de tantas ocasiones, perdí mi cabeza y le grité para
que se tranquilizara, y de repente, él me miró fijamente a los ojos, me dio un beso en la
boca intentando calmar mi rabia, y me dejo sin palabras. Haciendo que me diera cuenta,
que lo que había hecho con él, no era lo correcto. Empecé a sentirme culpable y muy
mal por haberle gritado, y fue en ese momento, donde tomé conciencia y me di cuenta
que no era la manera en que debía tratar a mi hijo.
No se preocupe si se ha sentido culpable. Lo importante es pedir disculpas o perdón a
los niños y seguir adelante, porque cada mañana es un día nuevo para intentar hacerlo
mejor.
Después de lo sucedido, me vuelvo una loca buscando por internet, para saber qué hacer
cuando a mi hijo le den pataletas o rabietas, y un psicólogo decía en lo que leía: “Hay
que dejar al niño solo, hasta que se le pase la pataleta”, el otro decía: “Hay que encerrar
al niño en la habitación, para que se le pase la pataleta”, otro decía: “Hay que ignorar al
niño hasta que se calme solo”, el otro decía: “Hay que dejar al niño en un rincón por 10
minutos, para que reflexione sobre su error”, etc. Hacia todo lo que decían ellos y nada
me funcionaba, en realidad era peor.
Una vez que lo llevé al jardín, las profesoras me dijeron, que el niño estaba golpeando a
otros niños sin ningún motivo y eso me preocupó demasiado y pensé: ¿Que voy hacer?
En este punto, debo confesarles algo, hice todo mal en la crianza, pensaba que lo estaba
haciendo bien, pero el tiempo pasaba y tenía una mala comunicación con mi hijo,
porque no nos entendíamos. En realidad, no sabía qué hacer para tener una buena
comunicación con él.

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Para los padres que se hayan sentido así en algún momento, les cuento, que es muy
normal y que no está solo/a en el mundo. Por eso este libro es para usted. Yo me sentí
mucho tiempo así, hasta que. .……..
Decidí saber cómo pensaba mi hijo, ¿por qué no lo entendía?, ¿Qué estará pensando mi
hijo?, ¿por qué tiene esos comportamientos? Era importante para mí saber cómo podía
ayudarlo en sus momentos difíciles. Investigué sobre el cerebro del niño y me compré
un libro llamado: “El cerebro del niño” escrito por: Daniel J. Siegel y Tina Payne
Brayson. Fue un verdadero descubrimiento. Después me leí más libros y así fue como
me apasioné por la neurociencia.
Me llamó tanto la atención que tomé la decisión de estudiar un diplomado en
neurociencia para la primera infancia, llevándome por el camino que recorro en este
momento junto a usted. Ahora uso las herramientas y tips que me proporciona la
ciencia, pero aclaro, no soy una madre perfecta, sigo cometiendo errores en los que
trabajo diariamente, constantemente y arduamente.
Por esta razón, quiero que todas las personas sepan, lo que la ciencia tiene para decirnos
y todas las herramientas que se necesitan para criar desde el amor, el respecto, la
consciencia, la tolerancia y la paciencia. Haciendo de los niños, unos adultos con amor
propio, seguros, alegres, confiados y con inteligencia emocional, listos para este mundo
que tanto lo necesita. Logrando a futuro que haya menos personas con depresiones, que
sean menos los suicidios, etc. En una frase: “Unos adultos con buena salud mental”
Con este libro NO pretendo decirle como debe criar a su hijo, por el contrario, espero
que le sirva como ayuda, para que pueda utilizar algunas estrategias que recomienda la
ciencia para una crianza basada en el amor, la compasión y el respeto por los niños.
Después de tener en consideración todas estas estrategias y herramientas en la crianza
con mi hijo, logré entender que no era necesario golpearlo, gritarlo, ni etiquetarlo
(Bobo, lento, torpe, bruto, tonto, etc.) para que aprendiera.
Hago este libro, basándome en las investigaciones realizadas por los científicos, que nos
proponen herramientas que se pueden utilizar en el momento indicado, para tenerlas en
consideración. Ya que me han dado un buen resultado en la crianza con mi hijo. Las
cuales quiero compartir con usted. Lo cual no significa que esto reemplaza una consulta
con un especialista.
Me gustaría que juntos aportemos un granito de arena, para hacer de este mundo, un
mundo mejor. Empezando por casa, porque cuando se quiere un cambio, hay que
empezar por nosotros mismos. Si cambiamos el pensamiento de la crianza tradicional
por la crianza desde la ciencia, con amor, conciencia y paciencia, se logra ser más
humanos y más compasivos con los niños, dejando un legado a esta y a las futuras
generaciones.

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“Cambias el mundo, cuando abres tu mente”

CAPÍTULO 1
¿Cómo empezaron ayudar a los niños?
Desde que comienzo hacer este recorrido por la vida como madre, me voy dando cuenta
que la crianza tradicional no cuenta con el valor que tenía años atrás, que ha tenido
muchos cambios con el pasar del tiempo. Si se analiza detalladamente, la crianza
tradicional era vista de la siguiente manera: Los padres de familia creían que los niños
pensaban y se comportaban como adultos inmaduros. Por esta razón, se igualaban con
ellos, maltratándolos física y psicológicamente. No tenían juguetes, no jugaban con
ellos, no existía ropa adecuada para niños y como no había establecimientos
educacionales donde ir a estudiar, lo que debían hacer era, dejar las niñas en casa
haciendo los quehaceres del hogar con la madre y los niños debían ir a trabajar con el
padre. En los trabajos, los niños no contaban con la protección necesaria para realizar
dichos trabajos, estaban desprotegidos, tanto en el hogar como en el trabajo.
Con el pasar de los años, algunas personas, como la activista Eglantyne Jebb, en la
primera guerra mundial, redacta la “Declaración de Ginebra sobre los derechos del
niño”, y es en ese momento, donde empiezan a darse cuenta que había muchos niños
maltratados, niños agredidos, niños que corrían peligro. Además, niños trabajando en
condiciones insalubres e inseguras que colocaban en riesgo sus vidas.
Esto fue lo que impulso, a que se crearan los derechos de los niños, haciendo que los
adultos cayeran en cuenta que los niños debían estar protegidos y cuidados, donde
reconocían que los niños tenían derecho a la educación, el juego, la atención de la salud,
y a un entorno que lo apoye y lo contenga. Qué alivio para los niños. De solo pensar en
todo lo que tuvieron que pasar, me da mucha tristeza. Pero bueno, esto cada vez mejora.
(UNICEF, s.f.)
A medida que va pasando el tiempo, la tecnología y la ciencia, permite confirmar varias
teorías de psiquiatras reconocidos, dándole un vuelco rotundo, a la manera de ver la
crianza. Ya que la tecnología permite a los científicos, investigar detalladamente el
cerebro y se van dando cuenta cómo funciona, desde que inicia su desarrollo hasta su
maduración, la importancia de las emociones y el comportamiento del niño, el
adolescente y el adulto.
La responsabilidad tan grande que tiene el adulto para poder hacer de este niño un
adulto con una salud mental sana, dándole una crianza llena de amor y respeto,
estableciendo límites cuando sea necesario.
Esto permite que analicemos, si debemos seguir criando a los niños como antes o
conocer todas las recomendaciones que han sido estudiadas y comprobadas
científicamente, para que cada persona que tenga a cargo un niño, pueda guiar y apoyar
a este nuevo ser, en el camino de la vida. Colocando en práctica todas las estrategias

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necesarias, para lograr que esta personita tenga una buena salud mental y sea un ser
amado, alegre y seguro.

“Cuando logres entender que no merecías un solo golpe para aprender, le encontrarás sentido a la crianza
con amor y respeto”.

CAPÍTULO 2
¿Cómo ayudar al niño a gestionar sus emociones?
Para poder entender a los niños, es necesario que los adultos conozcan, cómo funciona
el cerebro del niño. No quiero que se asuste, ni quiero que crea que es un tema muy
difícil, voy a explicarlo de una manera muy simple.
Cuando estamos pequeños, el cerebro tiene inmadura la corteza prefrontal, que está
ubicada en la parte de la frente, y tiene madura, la parte central del cerebro, que controla
las emociones. Eso que significa: “Que los niños no tienen la capacidad para gestionar
las emociones que están sintiendo”, “No pueden inhibir sus reacciones” y “No se saben
comportar, ni relacionar socialmente”. (Cerebrum, 2020) Por ejemplo:
 El niño está muy enojado porque no le compran el juguete que quiere. Entonces
el niño llora, grita, se tira al piso, golpea, etc. (A lo que se le llama: Desborde
emocional).
 Llega un amigo a la casa a jugar y el niño empieza a saltar, a moverse por toda
la casa y hablar fuerte de la alegría que le da, por ver a su amigo.
 Al niño se le cae un pedazo de pastel al piso, y empieza a llorar muy triste y
desconsolado. (Porque no va tener ese mismo pedazo de pastel).
 Cuando el niño va al parque y otro niño le quita su juguete favorito, empieza a
llorar, a gritar, etc.
Con estos ejemplos, nos podemos dar cuenta que él niño le cuesta mucho gestionar sus
emociones, porque no lo sabe hacer. Pero para eso estamos los adultos. Podría hacer una
lista de todos los casos que presentan los niños a diario, por no saber gestionar sus
emociones. Pero me saldría un libro con muchas páginas y no quiero aburrirlo/a.
Estas situaciones son muy normales, que les sucedan a los niños. Las investigaciones
dicen que la maduración de esta parte cerebral, puede durar entre los 25 a 30 años de
edad. Así que ánimo, que con toda la paciencia, constancia y perseverancia, podemos
ayudar a nuestros niños a regular sus emociones.
Para nosotros los adultos es muy difícil entender esos comportamientos de los niños y
nos preguntamos en muchas ocasiones ¿porque llora por nada?, ¿Por qué se pone triste
por eso?, etc.
Para ellos cada cosa que les sucede es muy importante y valiosa. La explicación es que
tenemos cerebros diferentes, los niños son emocionales todo el tiempo, mientras les

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vamos enseñando a madurar. A diferencia de los adultos, que tenemos madura nuestra
parte prefrontal y nos permite inhibir las reacciones y los comportamientos no
adecuados. Además, nos permite tomar decisiones adecuadas y coherentes. Aunque a
veces, ni los mismos adultos logramos gestionar nuestras emociones, y lo hablo por
experiencia propia.
Esto nos ocurre porque no nos enseñaron. Lo vamos aprendiendo por los errores
cometidos y las experiencias vividas. Por eso, es tan importante enseñarle al niño, cómo
se debe relacionar y comportar socialmente. Con mucho amor y paciencia.
Cuando me di cuenta de todo esto, que lo que le pasaba a mí hijo es normal, me
tranquilicé mucho. Espero que esté más tranquilo/a, porque no es el único niño/a en el
mundo que le pasa eso, a la mayoría les pasa, a unos más a otros menos, no hay de que
preocuparse. Lo importante de este proceso de maduración que ellos viven, es que
puedan contar con alguien que los guíe, que los contenga y que los apoye con mucho
amor, y yo sé, que de eso nos sobra a todos los padres de familia. Así que vamos por
buen camino.
Sin embargo, hay situaciones donde es bueno consultar a un neuropsicologo/a, cuando
los padres noten que el niño con el pasar del tiempo sigue o intensifica los desbordes
emocionales.

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“Si entendieras como funciona mi cerebro, sabrías que hacer con mi comportamiento”

CAPÍTULO 3
Una manera de ayudar al niño, es enseñarle las emociones y como
se sienten.
Ahora que ya sabemos la razón por la que los niños se comportan y reaccionan de una
manera no adecuada ante alguna situación. Es cuando los adultos debemos entenderlos,
ayudarlos y enseñarles a tener un buen comportamiento. ¿Qué es lo primero que
debemos hacer? Debemos enseñarle las emociones, para que sepa cómo se siente cada
emoción en su cuerpo, y empiece a conocerse y a darse cuenta que le molesta, que lo
hace feliz, que lo coloca triste, que le da asco, etc.
Los adultos debemos saber que las emociones son muy importantes en el desarrollo de
ellos. Y por esta razón, los niños deben conocerlas, aprenderlas, expresarlas cuando
necesite hacerlo, no se pueden reprimir, ya que sería perjudicial para su salud mental, y
regularlas.
Las emociones son muy importantes para sobrevivir. Por ejemplo: el miedo nos permite
estar alertas ante cualquier peligro, el enojo permite expresar lo que no nos gusta o nos
molesta y el asco hace que mi cuerpo no coma algo que me pueda envenenar, entre
otras. Por esto, es que debemos darle el valor que se merecen, ni son buenas ni son
malas, hay que aprender a gestionarlas y sacarles el mejor provecho.
Entre las emociones más importantes tenemos: la alegría, el enojo, la tristeza, el asco, el
miedo y la sorpresa. ¿Y cómo hacemos para enseñarle a los niños estas emociones?
La ciencia nos dice que hay varias maneras de enseñarle las emociones a los niños:
1. Por medio del juego, títeres, haciéndole caras, etc.
2. Por medio de cuentos, te recomiendo el monstro de los colores.
3. Por medio de películas que les enseña los sentimientos, te recomiendo la de
pixar, intensamente.
4. Cuando el niño tenga un desborde emocional, lo abrazamos, lo tranquilizamos y
le decimos que lo que está sintiendo es enojo, y que es así, como se siente.

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5. Cuando el adulto esté feliz, decirle al niño cómo se siente y que el niño pueda
sentir tu emoción.
6. Hacer que el niño reflexione cuando tiene una emoción y preguntarle ¿qué
emoción estas sintiendo? y ¿Qué sientes en tu cuerpo? Para los niños que aún no
hablan, se puede hacer con imágenes o con el rostro, para que las identifique.
Que debemos hacer los adultos después de haberle enseñado a los niños las emociones:
1. Validar la emoción que el niño está sintiendo. (Ejemplo: yo también me
enojaría, ¿quieres que te ayude a calmarte?, ¿quieres un abrazo?, voy a estar a tu
lado si me necesitas).
2. Empatizar con la emoción del niño. (Entender al niño cuando tiene alguna
emoción. Ejemplo: sé que estas muy enojado por lo que paso y te entiendo).

Cuando validamos cada emoción en los niños, sin juzgar ni criticar, ellos se empiezan a
conectar más con los adultos, se crean lazos de confianza, empiezan a tener una
comunicación afectiva y efectiva, es un vínculo que se fortalece cada que lo haces.
Ejemplo: El niño llora porque el papá se le comió una galleta.
El papá le dice: Hijo, lo siento mucho, discúlpame. Me doy cuenta que estás triste
porque me comí una galleta tuya, te prometo que no lo vuelvo hacer. Eso estuvo mal.
(Se valida la emoción).
Así como este ejemplo, hay muchos otros, donde los niños expresan sus emociones
llorando, enojados o tristes. Uno de los errores más frecuentes que cometemos los
adultos, siendo yo la primera, es no darle el valor a la emoción que el niño está
sintiendo, ya que sabemos que para ellos sus emociones son muy importantes en esta
etapa de la vida.

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“No ignoremos las emociones de nuestros hijos, son tan importantes como las nuestras”

CAPÍTULO 4
¿Cómo ayudar al niño cuando tiene una pataleta o rabieta?
Ahora que ya sabemos la razón por la que los niños se comportan y reaccionan de una
manera no adecuada ante alguna situación, y de haberle enseñado al niño las emociones.
Es cuando los adultos debemos entenderlos, ayudarlos y enseñarles a tener un buen
comportamiento. Después de haberle enseñado al niño las emociones y como se sienten.
El paso a seguir es ayudarlos a gestionar sus emociones, ¿y cómo lo hago?, te debes
estar preguntando, ¿verdad?.
Pues bien, la ciencia tiene algunas recomendaciones que podemos utilizar y son las que
menciono a continuación:
1. Antes que nada, los adultos debemos estar muuuuy calmados para poder calmar
a los niños. Es muy importante que el niño sienta al adulto tranquilo. Se
preguntarán ¿y cómo logro esto?, sé que se lo están preguntando, porque yo
tampoco sabía cómo hacerlo. Pero no se preocupe, se hace de la siguiente
manera:

Cuando el niño esté con una rabieta o pataleta, podemos hacer lo siguiente:
 Respirar hasta llenar el abdomen y luego votarlo lentamente, hacerlo 5
veces.
 Tararear una canción.
 Tomar un vaso de agua.
 Mojarse con agua fría la cara o la nuca o ambas.

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Lo anterior permite que una parte del cerebro llamada: nervio vago se pueda
activar y de esta manera obtener la tan anhelada calma que se necesita, para
ayudar al niño a tranquilizarse. (Fomero, 2022)
2. Debes colocarte a la altura del niño y mirarlo a los ojos, es el primer contacto
para tener una buena conexión, lo tocas con amor, para que sepa que lo
acompañas en su emoción.
3. Empatizas con el niño, validas la emoción que está sintiendo, y usas las palabras
mágicas: “Te entiendo”, “Te comprendo”, “A mí también me pasa”, “Vamos a
calmarnos juntos”, si el niño no quiere que lo cojas, te quedas al lado de él y le
haces saber, que cuando quiera un abrazo o lo que él quiera, puede buscarte, que
vas a estar ahí para él.
4. El niño debe saber que la respiración es una buena amiga y que le permite estar
tranquilo ante cualquier momento de enojo. Debes respirar profundamente y
soltar el aire lentamente, como si estuviera inflando un globo. Esto le permite
que su cerebro esté más oxigenado, para que él niño pueda gestionar la emoción
que está sintiendo.
5. Enseñarle al niño la emoción que está sintiendo. Ejemplo: Esto que estás
sintiendo es enojo, tristeza, etc.
6. Después de que el niño esté calmado, debe saber que no está bien golpear, gritar,
empujar o morder a ninguna persona. Entonces, se valida la emoción del niño,
cuando el niño esté tranquilo, se le dice: que no se debe reaccionar así, con amor
y respeto. Ejemplo: Entiendo que estés muy enojado, pero no está bien morder,
porque eso duele y lastima a los otros.
7. Anticipar a los niños. Cuando debe apagar la televisión porque tiene que ir a
comer, se le dice antes, que cuando termine el capítulo debe apagarla, para que
lo sepa con anterioridad. Si se lo dices antes de que la prenda, es aún mejor,
porque se hace un compromiso entre ambos.
El éxito de ayudar al niño a gestionar sus emociones es la paciencia, la calma y la
perseverancia con la que cuente el adulto en esos momentos, donde ellos más nos
necesitan. Al comienzo es muy difícil de hacerlo, pero se puede lograr con el tiempo, las
pataletas van hacer de menos intensidad y menos tiempo. Te propongo que lo coloques
en práctica y no te vas arrepentir, dale tiempo al proceso y todo va ir mejorando
lentamente.
Recuerda que estos desbordes emocionales van a seguir sucediendo hasta que se
encuentre madura la parte prefrontal del cerebro. Pero si ayudamos al niño desde muy
temprana edad, a gestionar sus emociones, cuando esté en la adolescencia, va ser más
fácil, lograr que salga de la emoción que esté sintiendo. (Siegel, 2012)

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“Cuando uno como padre es capaz de gestionar sus emociones, con toda propiedad es
capaz de ayudar al niño a gestionar las de él”

CAPÍTULO 5
¿Expresarles amor a los niños, ayuda en la crianza?
Así es. Este tema para mí como mamá, fue muy difícil, porque yo tenía en mi mente,
que los niños saben que uno los ama, así uno no se lo diga o no le exprese el amor que
uno siente por ellos a diario. Desde muy joven escuchaba decir a las personas mayores
que uno como padre o madre no debía consentir o mimar mucho a los niños, porque se
volvían mal criados, y me quedé con eso en mi cabeza. Luego pude darme cuenta que
todo eso que yo creía, que en algún momento de mi vida fue mi verdad, no era así.
Me di cuenta que no era así, cuando empecé a estudiar sobre la neurociencia, ya que
hablaban de lo importante que era expresar amor a los niños desde su nacimiento, y todo
esto fue porque, hace muchos años atrás se hizo una investigación, utilizando varios
monos que fueron alejados de sus madres para analizarlos y saber cómo se comportaban
al no tenerla a su lado. La investigación fue realizada por el psicoanalista Jhon Bowlby,
quien descubrió que los niños necesitan un apego seguro en toda su primera infancia,
para hacer de ellos unos adultos confiados, con amor propio y seguros. (Cerebrum,
2020)

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Te preguntaras que es apego seguro verdad. Pues bien, es el vínculo afectivo que hay
entre el niño y los adultos que están a su cargo. Es la entrega incondicional por parte de
sus padres o cuidadores, haciendo que él niño esté protegido, cuidado y amado.
¿Por qué será tan importante expresarles amor?, pues bien, Porque el cariño que se le da
a diario al niño con una mirada, una caricia, un beso y un abrazo, permite que se vaya
forjando un vínculo inquebrantable entre ambos. La constancia en estas demostraciones
de afecto, hace que la autoestima de los niños aumente, que se sientan amados,
importantes, escuchados, atendidos y vistos. Ni hablar del poder que tienen las
conversaciones que los adultos tengamos con los niños, ya que van creando un lazo
importante, haciendo que el niño/a tenga seguridad y confianza plena.
¿En qué momento podemos expresarles amor a los niños? Cómo madre sé que tenemos
poco tiempo y más cuando se tiene un trabajo todo el día, pero se puede intentar hacerlo
de la siguiente manera:
 En las mañanas, levantar al niño con besos, con abrazos, con caricias en la cara y
palabras lindas.
 Cuando se bañe al niño, expresarle todo lo que siente con palabras bonitas.
 Cuando acueste al niño, reconocerle todo lo positivo que hizo en el día, y lo
importante que es en su vida.
Es darle al niño dosis diaria de mucho amor. Como cuando uno riega con agua una plata
y ella se va alimentando diariamente y va creciendo linda y sana.
Nunca olvides que las demostraciones de amor que le demos a los niños
frecuentemente, hace que una hormona llamada: oxitocina. Actúe en sus cerebros como
neurotransmisores, permitiendo que los niños se sientan calmados, seguros, tranquilos y
con bienestar. (Fumero, @carinacastrofumeronp, 2022)
Después de todo esto, me di cuenta que, darle todo el amor que tengo a mi hijo, hace
que él se sienta feliz, querido y valorado, teniendo la plena seguridad de que siempre
voy a estar para él, en cualquier momento que lo necesite. Lo que realmente aprendí es
que dar todo el amor que tenemos a nuestros hijos es el mejor regalo, y que es la
sobreprotección, la que hace que los niños sean malcriados.

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“Las demostraciones de amor a nuestros hijos frecuentemente, les da calma, tranquilidad y seguridad, la
sobreprotección los malcría”

CAPÍTULO 6
¿La empatía nos permite ayudar a los niños en sus momentos más
difícil?
Por supuesto, la empatía hace que podamos ayudar a nuestros niños en cualquier
momento. Se preguntarán que es empatía. Pues bien, es percibir el actuar y el pensar de
las otras personas y de esta manera poder colocarme en el lugar del otro y entender la
emoción que está sintiendo.
El neurobiólogo Giacomo Rizzolatti, es quien descubre unas células neurológicas que
tenemos en nuestro cerebro, llamadas neuronas espejo y son las que permiten que
podamos sentir lo que el otro siente, y entender el punto de vista del otro, sin estar de
acuerdo necesariamente. La ciencia dice que la empatía es una estrategia más, para
poder ayudar a los niños. Entendiendo lo que están pensando, lo que están sintiendo y
de esta manera tener una buena comunicación con ellos. (Guillén, 2012).

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Te estarás preguntando y ¿cómo puedo empatizar con mi hijo?, ¿Qué debo hacer?
Bueno, te voy a dar varios tips para lógralo, al comienzo puede ser difícil pero no es
imposible, no te preocupes.
Los tips son los siguientes:
1. Validar la emoción del niño. (Está llorando por algo que para mí como adulto no
es importante, pero para el niño sí y le permito que lloré y que sienta la
emoción).
2. No debemos juzgar ni criticar su emoción. (Permitirle al niño sentir su emoción
sin ser juzgado).
3. Considerar el punto de vista del niño. (Dejar a un lado mi pensamiento, actuar y
sentir, para percibir el pensamiento, actuar y sentir del niño).
4. Entender las emociones de los niños. (Revivir algún recuerdo de cuando eras
niño, para así poder entenderlo).
En este tema es muy importante que el adulto esté muy consciente, concentrado en el
aquí y el ahora, notando cada cosa por la que el niño está pasando, para poder empatizar
con él. Ya que, por lo general, mantenemos en modo automático, y a que me refiero con
esto, que tenemos muchas cosas en la cabeza, que no nos permite ver con detalle lo que
pasa diariamente con los niños. Por ejemplo: que está pensando o que está sintiendo el
niño.
En algún momento los niños hacen algo, solo porque quieren ayudar al adulto y lo
tomamos a mal y es porque no entendíamos lo que el niño trataba de hacer. Me pasó
muchas veces.
Interesarse por lo que están sintiendo los niños, que están pensado, es algo que debemos
hacer constantemente. Cuando son regañados o retados, ellos se sienten muy mal, se
sienten tristes y enojados, la mayoría de las veces no saben cómo comportarse y no
entienden porque los regañan o retan. Es en ese preciso momento es donde se le debe
decir al niño con todo el amor y respeto que lo que está haciendo no está bien, que lo
puede hacer de otra manera. Porque, a quien le gusta que lo traten mal y lo estén
regañando o retando, a nadie.
Que recomienda la ciencia para lograr estar en el ahora:
 Darle un respiro a nuestra mente, que nos enloquece con pensamientos del
pasado y del futuro a cada minuto. ¿Cómo descansar un poco de nuestros
pensamientos? Ya sea meditando, respirando profundo y haciendo que la mente
siga la respiración o haciendo yoga.
En el próximo capítulo, le hablaré con más detalle de este tema.

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“Cuando empatizamos con los niños, ellos se sienten entendidos, aceptados y amados”

CAPÍTULO 7
Los niños necesitan adultos conscientes, pacientes y amorosos.
Les voy a confesar algo, yo me creía una persona muy paciente antes de tener a mi hijo,
pero después de que lo tuve, me di cuenta que no era así. Tuve que empezar a practicar
diariamente en este aspecto y en todos en realidad, jijiji. Cuando supe que necesitaba
cambiar la manera en que estaba criando a mi hijo, fue porque palabras más palabras
menos, absolutamente todo lo estaba haciendo mal, pero no me avergüenzo de eso.
Porque fue en ese momento, donde empecé hacer consciente y tomé la decisión de
aprender a conocerme y a conocer a mi hijo desde la neurociencia.

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Cuál es el problema que los adultos tenemos, en realidad uno de los problemas más
frecuentes, es que nuestro cerebro está constantemente trayendo pensamientos del
pasado y del futuro, que no nos permiten estar en el aquí y disfrutar del ahora. Haciendo
que perdamos tiempo valioso con los niños.
Se preguntarán, qué es la consciencia, ¿verdad? Es la capacidad del ser, para poder
reconocer la realidad que nos rodea y relacionarnos con ella. Ejemplo: Un día
estábamos en casa mi hijo y yo, él estaba haciendo algo que no me gustó, y le dije:
“hijo, no hagas eso que no está bien. Él me dijo: “mami solo te quiero ayudar”. Porque
en ese momento yo no era consciente de lo que él estaba haciendo realmente. Se
imaginan como me sentí. Horrible, quería que se abriera la tierra y me tragara. Entonces
le dije: Discúlpame amor, no entendí lo que hacías, muchas gracias por ayudarme.
Eso me pasó por que no era consciente de lo que sucedía en ese instante. Estaba en
modo automático. Es lo que nos pasa muy a menudo. Pero, ¿cómo hacemos para estar
más conscientes?, ¿cómo la ciencia puede ayudar?
El médico Jon Kabat Zin, fue el pionero en demostrar en occidente que por medio del
mindfulness, se puede lograr estar conscientes. Además, permite que el cuerpo esté más
relajado y tranquilo, reduciendo el estrés de las personas. ¿Que será mindfulness? Es la
atención plena o consciencia plena y se realiza de la siguiente manera: (Lengacher,
2015)
1. Se debe estar en un espacio muy tranquilo, donde puedas estar muy cómodo.
2. Ser consciente del momento que se está viviendo, puedes sentir con atención la
respiración. Siendo observadores de todo lo que está sucediendo en nuestro
cuerpo y todos los pensamientos que pasa por nuestra mente sin juzgarlos.
3. Podemos realizar algo que nos apasione mucho, utilizando todos nuestros
sentidos. Ejemplo: Comer la fruta preferida, saborearla, olerla, tocarla,
observarla, escuchar cómo suena en nuestra boca, etc.
4. Camina o corre, escuchando el latido del corazón, cada paso que damos, etc.
5. Si duermes con tu hijo o lo haces dormir, puedes abrazarlo y le pones la mano en
su corazoncito, sintiendo sus latidos. Es lo más hermoso que he podido
experimentar, me devuelvo al momento en que lo tuve en mi vientre. Esta es una
manera de meditar, tratar de no tener en cuenta los pensamientos que lleguen a
la mente en ese momento y solo concentrarse en sentir los latidos.
Se preguntarán ¿por qué es tan importante estar conscientes? Porque esto nos va a
permitir tener la tan anhelada “Paciencia”, para poder criar a nuestros hijos. Nos va
ayudar a tener calma y tranquilidad, nos va permitir gestionar nuestras emociones,
ayudar a gestionar la de nuestros niños y anticiparnos a los desbordes emocionales que
ellos tienen.
También debemos tener en consideración, hacer cosas que disfrutemos como, por
ejemplo: salir a caminar, hacer deporte, leer un libro, ir a comer, ver una película,
dedicar tiempo para consentirse y mimarse, tiempo de amor propio, porque cuando uno
como madre o padre está bien, los niños también van a estar bien, ellos lo sienten. Te
animo a que lo intentes y notarás la diferencia.

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Todo lo anterior, permite que nuestro cerebro esté más enfocado en lo que realmente
queremos y merecemos. No necesitamos ser perfectos porque los niños no necesitan
padres de familia perfectos, lo que si necesitan, son adultos más tranquilos y calmados,
dispuestos a cambiar la crianza antigua por una crianza más humana, más compasiva y
más empática. Que le permita a los niños y jóvenes de ahora, ser y sentir sin ser
vulnerados, juzgados, criticados o etiquetados.

“Cambias el mundo, cuando das lo mejor de ti a tus hijos”

CAPÍTULO 8
¿Sabías que, una manera que tiene el niño para aprender, es por
medio de la imitación?
Tal cual. Te habías preguntado en algún momento, ¿Cómo aprenden los niños? Nada
más y nada menos que por medio de la imitación. De acuerdo a las investigaciones
realizadas por el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti, De quien hablé anteriormente,
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también descubre que por medio de las neuronas espejo podemos imitar todo lo que
observamos desde que empezamos a ver, imitando a las personas que están en nuestro
alrededor y así, aprender todo lo que sabemos. (Guillén, 2012).
La imitación es la manera más utilizada por los niños para aprender. No sé si has notado
que cuando cargamos un bebé y le hacemos alguna cara o le sacamos la lengua, ellos
hacen lo mismo que uno. ¿Por qué crees que pasa esto?
Bueno, porque las neuronas espejo, permite tener esa conexión con los otros y de esta
manera poder aprender. ¿Por qué es tan importante que los padres de familia, los
cuidadores y educadores sepan esto?, porque de nosotros depende, lo que cada niño
aprende diariamente.
Ellos observan constantemente, como miramos, los gestos que hacemos, el tono de voz
en que hablamos, nuestro comportamiento, entre otras cosas más. No te aterres cuando
el niño te diga algo que tú le hayas dicho anteriormente, porque son nuestros espejos.
Si queremos que los niños en algún momento de desborde emocional se tranquilicen y
se calmen, es necesario que nosotros estemos calmados y tranquilos al hablarle, para
que ellos nos imiten.
Yo sé que es muy difícil calmarse cuando les hemos dicho muchas veces a los niños que
hagan algo, y ellos no lo hacen. Pero no es imposible, de nuestra gestión emocional
depende la buena salud mental de nuestros niños. Hay que tener en cuenta que el niño
no hace esto para dañarte el día o para enojarte, simplemente actúa como un niño.
Aunque a veces nos parece imposible estar calmados, si lo podemos lograr,
perseverando y siendo constantes.
Los niños no solo observan lo que los adultos hacen, también observan lo que ven en la
televisión, la Tablet y los video juegos y lo imitan. Por esta razón, hay que tener mucho
cuidado con lo que ven los niños, es importante que los adultos estén supervisando lo
que los niños ven o juegan, para controlar los contenidos y su tiempo.
Recuerda que los niños llegaron a nuestras vidas para enseñarnos a mejorar como
persona. Porque son todos unos maestros. Que te parece si aprovechas la alegría diaria
que tiene tu hijo/a y lo imitas, saca ese niño interior que tienes y déjalo ser libre. De esta
manera podrás hacer de tu hogar un lugar acogedor, seguro y con una buena armonía
para todas las personas que habitan en él.

¿Qué quieres que tu hijo imite de ti?

CAPÍTULO 9
El juego, la mejor estrategia que tenemos los padres.
Te has preguntado ¿por qué los niños juegan tanto?, ellos quieren jugar todo el tiempo,
todo el día y a cada momento, ¿Por qué será que pasa esto? Bueno, Es una manera que
tienen para explorar el mundo al que llegaron y así descubrirlo, conociendo todo lo que

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tienen a su alrededor. Además, les permite aprender todo lo que ellos necesitan saber de
una manera más lúdica y entretenida, ayudándole a tener una buena salud mental.
Los niños con el juego lo que hacen es explorar todo su entorno, utilizan su imaginación
para descubrir todo lo que los rodea. Adicional a eso, les permite aprenden a socializar
con los niños y adultos, a entender a los demás y que sean entendidos.
Los niños aman que los adultos jueguen con ellos. Cuando los padres se sientan a jugar
con sus hijos, ellos saben que, en ese preciso momento, tienen toda la atención del padre
o la madre, y eso, es lo que ellos quieren, quieren ser escuchados, quieren ser vistos,
quieren que nosotros nos coloquemos al nivel de ellos y dejemos de lado todas las
distracciones, como son: el celular, la televisión, la Tablet y la computadora, y de esta
manera, conectar con ellos, mirándolos a los ojos, riendo con ellos, abrazándolos,
besándolos, disfrutando de un momento agradable y feliz.
Además, el juego, es el mejor “As bajo la manga” que podemos tener los adultos, si de
criar se trata, es poco utilizado, pero el más recomendado por los neuropsicólogos
pediátricos. Puede hacer que un niño haga sus deberes de una manera más divertida y
más agradable, como cepillarse los dientes, bañarse y ordenar los juguetes, etc.
De aquí la importancia de que los padres puedan sacar de su día 30 minutos, solo para
dedicarle al niño y jugar con él sin distracciones. (Lo que él quiera jugar y como él
quiera hacerlo, sin juzgar y sin criticar el juego del niño, simplemente dejarse llevar y
sacar ese niño interior que llevas dentro).
Te lo digo por experiencia propia con mi hijo, cuando yo le digo que se cepille, y él
empieza a reclamar y a decirme que no quiere o que está cansado, me coloco en modo
juego y le invento algo, y él me dice: bueno mamá, y se va a cepillar los dientes sin
ningún problema.
Te recomiendo que cada que puedas mete el juego para todo lo que sea, para lo que
necesites que él haga. Lo puedes inventar tú o le dices al niño/a que lo invente, como se
dé en ese momento. Le aseguro que va a funcionar.
En qué momento se puede utilizar el juego:
1. Cuando el niño no quiere hacer algo. Ejemplo: Le decimos que lo vamos a
bañar, pero el niño dice que no quiere. Le puedes decir: “Yo quería hacerte un
baño sorpresa”, y él te va preguntar: ¿Cómo es ese baño? Y ahí tú puedes hacer
que parezca un juego dentro del baño, poner música, luces, meter a la tina los
muñecos o monos favoritos del niño, etc.
2. El momento de ordenar, puede ser otro juego, pero ordenando. Ejemplo: Soy el
recolector de juguetes y se recogen los juguetes como si fuera un camión que los
levanta y los guarda.
3. Cuando de divertirse se trata, los juegos que más le gustan a mi hijo son: las
cosquillas, no puedo negar que me gustaba mucho cuando era niña y adulta
también, jijiji. El otro es la guerra de almohadas. Nos reímos mucho cuando lo
jugamos.
De esta manera podemos inventar juegos para cada cosa que el niño no quiera hacer.
Además, es importante que el adulto tenga una buena disposición, para que le dé al

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niño, el ánimo y entusiasmo que necesita, para hacer sus deberes con cero discusiones,
en paz y armonía.
Obviamente es más fácil mandarlo hacer algo de un grito o de un regaño o reto, pero
con eso no vas a lograr que el niño te respete, vas a logra que el niño te tenga miedo, se
altere y que se sienta estresado. Eso no es lo que se quiere. ¿No crees que es suficiente
con que los adultos sean los estresados, para tener que estresarlos a ellos también?

“El juego, la mejor estrategia que tienen los padres, para que los niños hagan sus
deberes”

CAPÍTULO 10
¿Qué pasa en el cerebro del niño cuando le gritamos?

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¿Estará bien gritarles a los niños para que obedezcan o para que hagan caso? ¿Qué dice
la ciencia respecto a esto? Pues bien, de acuerdo a unas investigaciones científicas que
se hicieron en la Universidad de Nueva York y en la Escuela de Medicina de Harvard,
los gritos activan el centro neuronal del miedo, provocando problemas de conducta,
estrés, dificultando el rendimiento escolar, entre otros. (Nieto, 2019).
En los estudios realizados en la Universidad de Pittsburgh y en la Universidad de
Michigan, nos dicen que, cuando los adultos gritamos frecuentemente a los niños, en su
cerebro se activan dos estructuras muy importantes: una son las amígdalas cerebrales,
que se encuentran en la parte central del cerebro, encargadas de dirigir las emociones,
reacciones y comportamientos. La otra es el hipocampo que se encarga de generar y
recuperar recuerdos, que ayudan en el aprendizaje. ¿Qué pasa en ellas, cuando el niño
escucha el grito?, la amígdala le dice peligro, peligro, peligro, y el niño tiene tres
maneras de reaccionar: huyendo, paralizándose o luchando. (Rodríguez, 2019)
Que sucede en el hipocampo, este se adelgaza bloqueando el aprendizaje, cuando
bloquea el aprendizaje, el niño no aprende absolutamente nada de lo que nosotros
queremos que aprenda. Usted estará pensando, pero cuando yo le grito el niño
inmediatamente hace lo que yo le digo. Claro, ¿Por qué crees que hace eso? Por miedo,
el niño lo hace por miedo a que le sigas gritando, o que del grito pases al golpe, pero no
porque entienda lo que le quieres enseñar. ¿Qué provoca esto en el niño?
 Comportamientos no adecuados.
 Qué el niño vaya al jardín o al colegio a golpear, gritar o discutir con sus
compañeros.
 Que no rinda académicamente.
 Que se sienta triste frecuentemente.
 Que tenga una autoestima baja.
 Que empiece a sufrir depresiones.
Yo sé muy bien, que es muy difícil dejar de gritar cuando perdemos la paciencia, pero
no es imposible. Te lo aseguro que si somos conscientes de que no está bien hacerlo y
diario trabajas en no hacerlo, lo vas a logra. Yo era de las que le gritaba a mi hijo
constantemente, hasta que logré dejarlo de hacer. El cambio no fue de la noche a la
mañana, no fue que un día me levanté y lo hice. No, no fue así, duré muuuuchos meses,
hasta que cambie el chip de mi cerebro y hoy en día no lo hago. Y si le hablo fuerte, le
pido disculpas y él me dice con todo el amor, “te disculpo mamá”. Ellos son unas
ternuritas.
Cuáles son las estrategias que la ciencia recomienda para estar tranquilos y no gritar:
1. Respirar con el abdomen y botar lentamente por la boca.
2. Mojarse la cara o el cuello.
3. Estar consciente que no es porque quiera hacerte enojar, simplemente actúa
como un niño.
4. Después de estar tranquilos, decirle lo que quieres que haga y vas hasta donde el
niño y lo llevas hacer, lo que tantas veces le has dicho que haga como si fuera un
juego.

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Yo te invito a que trabajes constantemente en “NO gritarle al niño”, que sea algo que te
propongas hacer diariamente.

“Cada grito que le des a tu hijo, es una herida difícil de sanar”

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CAPÍTULO 11
¿Cómo ayudar a los niños a conciliar el sueño?
Dentro de la crianza un aspecto muy importante a tener en consideración es el tema del
sueño. En mi experiencia como madre, la noche es el momento del día más caótico,
porque todos estamos cansados y queremos que las cosas se hagan rápido y que los
niños se queden dormidos pronto. Pero no siempre resulta como esperamos. Los niños
se resisten, cuando de ir a la cama se trata, quieren jugar más tiempo, no quieren
cepillarse los dientes, no quiere colocarse el pijama, no se quieren bañar, etc. Pero que
debemos hacer los padres, además de tener muuuucha paciencia.
La ciencia recomienda lo siguiente:
1. No utilizar ningún tipo de pantallas (Celular, Tablet, computador, televisión,
video juegos, etc), una hora antes de ir a la cama. Se preguntarán porque verdad,
pues bien, todo lo que se ve por medio de estas pantallas, hace que aumente la
actividad de la dopamina, un neurotransmisor que hay en nuestro cerebro,
provocando un estado de alerta, que no permite conciliar el sueño a los niños, ni
de los adultos. Además, el tipo de luz de las pantallas, penetra en la retina
haciendo que el cerebro disminuya la hormona del sueño llamada: melatonina,
dificultando el inicio del sueño. (Fumero, 2021)
2. Acostar a los niños entre las siete y ocho de la noche, porque es la hora donde el
cerebro alcanza su máximo nivel de melatonina.
3. Tener horarios fijos a la hora de dormir.
4. Evitar que coman bebidas o dulces una hora antes de dormir. Ya que las bebidas
y comidas azucaradas los activan.
5. Leer un cuento agradable y ameno o inventarle uno.
6. Realizar mindfulness o meditación guiada. Permite que el niño se sienta más
calmado y tranquilo, dando inicio al ciclo del sueño.
7. Escuchar música que le de calma. (Ejemplo: El sonido del agua).
Con unos buenos hábitos y estas estrategias, los niños podrán conciliar el sueño más
fácilmente, y lo que en algún momento era un problema para ti, ya no lo será.
El sueño es el principal protector de enfermedades mentales. Porque permite que el
cerebro en la noche libere una hormona llamada: melatonina que repara mutaciones que
pueden dar lugar a tumores. Por otra parte, durante el sueño se libera una hormona
proteica, promoviendo el crecimiento en los niños y reparando los tejidos en niños y
adultos. Además, durante el sueño se activa el sistema glinfatico, que permite la
eliminación de proteínas toxicas que se activan y se acumulan por la actividad cerebral,
que si no se eliminan pueden facilitar con el paso de los años enfermedades
neurodegenerativas. (Puig, 2022)
NOTA: No se recomienda darles a los niños melatonina, porque los cerebros de los
niños están en constante desarrollo y maduración. Además, es una hormona y puede
alterar otros procesos. Se debe consultar al pediatra.

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“El sueño ayuda a que el estrés del niño esté regulado y cuida su salud mental”

CAPÍTULO 12
¿Por qué no es bueno que los niños vean todo el tiempo pantallas?
Como madre me di cuenta que las pantallas hacían que mi hijo estuviera más ansioso,
cada vez quería ver más televisión y jugar video juegos. Además, se colocaba enojado,
estresado y no sabía qué hacer. Hasta que me enteré porqué le pasaba esto.
La ciencia después de muchas investigaciones y a través de exámenes avanzados hechos
a los cerebros de niños y jóvenes se dieron cuenta que cuando un niño menor de dos
años lo colocan a ver televisión, Tablet o celular la mayoría del tiempo, el niño no tiene
como estimular su lenguaje, no prestan atención, se vuelven agresivos entre otras cosas
más. Ya que su cerebro empieza a generar una hormona llamada: Cortisol, que es la
encargada de generar irritabilidad, fallos de concentración y ansiedad.
Cuando los niños entran a la adolescencia, la problemática es otra, no quieren salir de
casa y compartir con más personas, se pierden de sociabilizar, se vuelven más
sedentarios, aumentan de peso, se vuelven más agresivos y mal humorados. (Estape,
Como afecta la tecnologia al cerebro de los niños, 2021)
Que debemos hacer los padres de familia:
1. Limitar los horarios de la televisión, tables, celulares y videojuegos a diario.
2. Implementar momentos de juego diariamente. (Padres e hijos).
3. Meditar, hacer yoga, o lo que se les ocurra, para tener un espacio de tranquilidad
y calma diariamente.
4. Involucrar al niño o al adolescente en las tareas del hogar y trabajar en equipo.
Ejemplo: cocinar, lavar los platos, etc.
En este punto debo recordar la importancia que tiene para el niño jugar con sus padres,
ya que permite que las relaciones se afiancen y crezca una conexión única. Sacar un
tiempo diario para compartir con los niños es una semilla que quedará plasmada en su
memoria para siempre y será de los mejores recuerdos que tendrá el niño en la adultez.

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“Invierte tiempo jugando con tu hijo, es uno de los mejores recuerdos que tendrá de ti”

CAPITULO 13
¿Cómo ven los niños a los adultos?
Un día estaba en casa con mi hijo y me dice; “mamá me gustaría que te agacharas un
poco para decirte algo”, yo me agache y me dijo: “me gustaría que estuvieras así
siempre” y yo le dije: ¿por qué?, y me dijo: “es que los adultos parecen gigantes, son
muy altos”.
Eso se me quedó en la cabeza dando vueltas y dije: lo tengo que colocar en mi libro,
porque pocas veces los adultos nos damos cuenta de esto. Por esta razón, es tan
importante colocarse a la misma altura de ellos, ósea, nos arrodillamos y los miramos a
los ojos, no solo cuando queramos darle un abrazo o un beso, sino cuando queramos que
el niño aprenda algo o cuando queremos darle alguna indicación. De esta manera
podemos tener una conexión con los niños, esto hace parte de una buena comunicación.
Desde ese momento me di cuenta que a los niños, les gusta cuando nos agachemos,
ellos sienten que tienen toda la atención del adulto. Es otra manera de tener una
comunicación afectiva y efectiva con los niños, para que ellos se sientan escuchados,
atendidos, valorados y tenidos en cuenta.
Es verdad que a todas las personas nos gusta que nos miren a los ojos cuando estamos
hablando. Con ellos pasa lo mismo, son unas personas encantadoras queriendo aprender
constantemente, con esas ganas de que les enseñemos todo lo que sabemos, pero
queriendo que lo hagamos con todo el amor, la compasión, la paciencia y el cariño que
tenemos cada uno dentro de nosotros y que estamos dispuestos a sacar, para ser mejores
y más compasivos con nuestros hijos. Recuerda que ese será nuestro mejor legado.

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“Colocarse a la altura del niño y mirarlo a los ojos, permite que tengamos una conexión
única con ellos”

Capítulo 14
¿Qué pasa cuando le damos a los niños comida alta en azúcar?
No me puedo olvidar de algo tan importante si de cuidar la salud mental de los niños se
trata y es la alimentación. Este es un tema que para muchos y me incluyo, es difícil de
entender. Ya que nos criaron comiendo de todo sin ninguna restricción y estamos bien,
al menos, eso es lo que creemos.
Pero, las investigaciones científicas dicen, que la alimentación determina el 70% del
desarrollo cerebral de la primera infancia, ya que deben consumir los nutrientes
necesarios para su crecimiento y desarrollo, y de esta manera su cuerpo mantenga con
energía y promueva las defensas necesarias para evitar cualquier enfermedad.
Por otro lado, se dieron cuenta que cuando se consume alta cantidades diarias de azúcar,
el cuerpo recibe en su torrente sanguíneo toda esa azúcar y luego llega a estructuras del
cerebro que se inflaman y provoca que los niños estén más irritables, agresivos y
ansiosos. Además, de afectar la concentración, su aprendizaje y el control de sus
impulsos. No bastándole todo el daño que hace, también altera otros órganos como lo
son: el corazón y el hígado, haciendo que la calidad de vida de los niños, se vea
deteriorada con el tiempo y que las enfermedades se vuelvan el pan de cada día. (Salud
mental y Bienestar, 2021)
Ahora bien, si lo que se quiere es que nuestros hijos se sientan mejor y cuidar su salud
mental, es indispensable empezar una alimentación balanceada con los niños, que les
ayude para su buen desarrollo. Se estarán preguntando: ¿Qué alimentos son buenos para
el buen desarrollo?
Los alimentos que ayudan a los niños a tener un buen desarrollo y crecimiento son:
 Proteínas: Están presentes sobre todo en los alimentos de origen animal como la
carne, el pescado, los huevos y la leche. Pero también lo están en alimentos
vegetales, como la soja, las legumbres y los cereales, aunque en menor
proporción.
 Carbohidratos: Son la primera fuente de energía por su disponibilidad y fácil
asimilación. Un ejemplo es la glucosa, alimento base del cerebro que aporta gran
valor energético a todo el cuerpo. Se encuentran en (Panes, cereales, verduras,
frutas, legumbres y lácteos).
 Grasas esenciales: Constituyen las reservas energéticas fundamentales para el
crecimiento y desarrollo cerebral. Por ejemplo, omega 3 y omega 6, son básicos
para el funcionamiento del cerebro. Se encuentran en (Pescados de mares fríos,
frutos secos, semillas de lino, leche de soja, huevos, coliflor, aceite de semillas,
verduras). El omega 9 que forma parte de la estructura de la mielina que está en
el cerebro. Se encuentran en (Aceite de oliva, aceite vegetal, las aceitunas, la
palta y los frutos secos).

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 Vitaminas A, B, C y D: Son importantes por su valor antioxidante que nos
defiende de las enfermedades infecciosas y se encuentran de forma natural en los
lácteos, los huevos, las frutas y las verduras. La vitamina D, en conjunto con la
vitamina A, es importante para el sistema inmunológico.
 Minerales: Están presentes en varias funciones esenciales del organismo, como
la estructuración de los huesos, dientes y uñas. Se encuentran en: Frutos secos,
legumbres, verduras de hojas verdes, pescado, mariscos, hongos, carnes rojas,
entre otros.
 Hierro: Interviene en la formación de la hemoglobina y los glóbulos rojos; y
cumple una función en la producción y mantenimiento de la mielina y de ciertos
neurotransmisores que favorecen los procesos de aprendizaje, memoria, atención
y actividad motora. Está presente en las carnes rojas, el pollo y el hígado, así
como en algunos vegetales, legumbres y cereales.
 Zinc: Es un cofactor de la vitamina B que actúa favoreciendo el funcionamiento
del sistema nervioso, por lo que el déficit de zinc afecta las funciones motoras,
cognitivas, psicológicas y sociales. Son fuentes de zinc las carnes, los pescados,
los huevos, los cereales y las legumbres. (Cerebrum, 2020)
Espero que estos datos le sirvan de ayuda, para que la nutrición en la familia sea una
prioridad. Recuerde que los niños aprenden por imitación y es importante que vean a los
adultos comer nutritivo. Esto no es algo antojadizo, cuando no se come nutritivo, esos
alimentos hacen que estemos más propensos a depresiones, irritabilidad, ansiedad, etc.
Alimentemos el cuerpo de nuestros hijos y el nuestro con alimentos que nos permitan
tener una buena salud mental. El amor empieza por cuidar nuestro cuerpo y el de
nuestros niños.

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“Cuidas tu mente, cuando nutres tu cuerpo”
En esta hoja les dejo algo que escribió mi hijo, porque quiso ayudarme hacer el libro, es
un amor. Me dijo: Quiero que los padres de familia sepan esto:
“Amen mucho a sus hijos, cuídenlos y ayúdenlos para calmarlos, cuando tienen rabia y
cuando se golpean”, “Deberían saber que sienten los niños cuando nos retan o regañan,
golpean por algo que hicimos”
“Morí de amor”.

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BIBLIOGRAFÍA
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