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(Extraída del
Libro Historia y Leyendas de Calamuchita, del doctor Sergio Mayor)
La Novia de la Laguna
Dicen que los españoles buscaban mucho oro y plata. Por eso hacían
expediciones con cientos de soldados y armas, y un día bajaron hasta el valle de
Calamuchita.
Un valle grande, lleno de monte, y hermosos espacios verdes donde los indios
cultivaban maíz, zapallo, papas, y quinoa. Los comechingones eran amistosos,
dicen; otros afirman que eran grandes guerreros: se pintaban la cara de blanco,
negro y rojo antes de salir al combate. No se ponen de acuerdo los escritores,
pero lo cierto es que vivían en paz en este hermoso valle que hoy habitamos
nosotros.
Un comechingón se enamoró de una muchacha que vivía al otro lado del valle –
porque el Champaquí vigila hacia aquí y hacia allá-, pasando las sierras que
vemos al oeste. Posiblemente no era india. Dice la leyenda que tenía el pelo
rubio, tal vez era la hija o la esposa de un español, que a veces, los
acompañaban en sus expediciones. El joven la raptó y se la llevó a lo alto del
Champaquí, la montaña sagrada vestida de nieve en invierno y de bruma en
verano. A veces, como un volcán apagado que es, ruge como un león y mueve
la tierra. En lo más alto, donde las nubes tocan el cielo, el Champaquí tiene una
hermosa laguna azul y verde, y desde allí se forman tules de vapor que van
coloreándose de rosa, amarillo, lila y celeste, por la mañana y al atardecer.
Nadie lo sabe, pero cada tarde; cada hermosa tarde tranquila, cuando el sol se
deja caer detrás de la montaña, se ve una silueta de mujer sobre la pequeña
lagunita del Champaquí. Y su vestido de vapor se mueve con la brisa hasta que
desaparece.