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Mi experiencia

MAYO 2022 en el sureste de México

Estimados Padrinos y Madrinas, quiero contarles mi experiencia misionera en


México. Nuestra comunidad se integra por el P. Hugo Ciprián Sarabia, mg, el D.
Rigoberto Flores Garduño, mg, y un servidor, que actualmente curso la etapa
pastoral previa a mi ordenación diaconal.
Somos una comunidad pequeña que vive en Mérida, Yucatán; sin embargo,
tenemos el gran reto de atender la región sureste del país (Tabasco, Campeche,
Yucatán, Quintana Roo). Nuestro trabajo consiste principalmente en el servicio a
algunas necesidades espirituales de ustedes, Padrinos y Madrinas, colaborando en
el área de Promoción en esta zona; por otro lado, estamos a cargo de impulsar las
vocaciones en el Centro de Orientación Vocacional (cov) del sureste, y finalmente,
se nos ha encomendado colaborar en la Parroquia de San Miguel Arcángel, en
Temax, Yucatán. Sin duda, suena casi imposible que tres personas logren abarcar
el trabajo dentro de la región mencionada, pero, con la ayuda de Dios, vamos
avanzando, y desde nuestra pobreza, vamos compartiendo el Reino de Dios.
Esta labor ha sido de gran provecho para mi vocación, pues renueva el fuerte
compromiso de mi llamado a la misión. Algunos fines de semana nos damos a la
tarea de ir a los diferentes estados de esta región, donde son incontables las
experiencias que vivimos, desde una simple plática hasta una confesión: estas visitas
me hacen consciente de la gran necesidad de Dios que existe en la sociedad
mexicana; además, observar su entrega y oración para nuestra vocación, así como
sus contribuciones para sustentar nuestros estudios y misiones, me permite ver
que, pese a las necesidades, nuestro pueblo quiere y sigue enviando misioneros.
Padrinos y Madrinas, siempre he pensado que ustedes son quienes
verdaderamente están en la misión; sin su ayuda, no podríamos evangelizar en
tierras tan lejanas. Son ustedes los que actúan a través de nosotros.
También, quisiera compartir mis experiencias en el cov. Una vez al mes, algunos
jóvenes vienen a Yucatán para participar en nuestros encuentros de
acompañamiento vocacional. Con ellos compartimos la experiencia misionera y
ponemos a su alcance herramientas de discernimiento para su camino vocacional.
Parece que este año hay algunos jóvenes valientes dispuestos a iniciar su formación
a la vida misionera dentro del seminario; los admiro mucho porque se han dado el
tiempo para dialogar con Dios y preguntarle cuál es el camino en el que pueden
servir mejor a los demás. Actualmente vivimos en un mundo muy ruidoso, que
pone al alcance de los jóvenes muchas opciones de vida; a pesar de eso, confío en
que quienes vienen a hacer su discernimiento tienen más recursos para enfrentar
ese ruido y elegir un camino de vida que los lleve a ser evangelizadores del Reino,
desde la opción de vida que decidan de la mano de Dios, ya sea en el matrimonio,
la soltería o la vida sacerdotal misionera (o cualquier otro carisma religioso).
Estos jóvenes me impulsan y transmiten tantas ganas de vivir y de servir, tienen
una sed insaciable de transformar el mundo en un lugar mejor, a ellos, como a
ustedes Padrinos y Madrinas, los llevo conmigo, pues siguen nutriendo y
motivando mi vocación, incrementan aún más mi deseo de apoyar esta
transformación.
Por último, quiero mencionar nuestra experiencia misionera en la Parroquia de
San Miguel Arcángel, en Temax, Yucatán. Esta comunidad parroquial consta de
unos 10 mil habitantes. Nuestro trabajo ha consistido en celebrar y acompañar los
sacramentos con los fieles; hacer promoción vocacional, pues algunos de nuestros
jóvenes pertenecientes al cov son de esta comunidad y, en tercer lugar, la
formación de agentes de evangelización mediante la implementación de un curso
de teología básico, tratando de formar en áreas esenciales para que los fieles estén
mejor formados y puedan seguir con la labor evangelizadora, además,
consideramos que les ayudará a esclarecer los problemas sociales en su comunidad,
de tal manera que logren desechar cualquier estructura que les impida tener una
vida acorde al Reino de Dios. Cabe destacar que es una comunidad muy bonita, con
gente muy amorosa y buena, que busca y anhela ese encuentro cada vez más
profundo con Dios.
Termino señalando que estas experiencias han sido muy importantes, pues estoy a
corto tiempo, si Dios quiere, de recibir la ordenación diaconal y salir a alguna de
las misiones en las que tenemos presencia. Sé que no iré solo, me acompañarán
todas estas personas con las que he estado colaborando, además de ustedes,
Padrinos y Madrinas, que me han compartido su gran experiencia de fe; también
los jóvenes del cov, que renuevan mi vocación cada día con sus inquietudes y
sueños de ir a tierras de misión, y finalmente, la linda gente de la Parroquia de
Temax que me comparte esperanza y amor. Hasta ahora puedo decir que mi
trabajo ha sido bien remunerado, pues el sureste me ha enamorado, me ha
conmovido a seguir respondiéndole a Dios; así como aquel día en que Fray Juan de
Zumárraga (siendo él un misionero) fue evangelizado por Juan Diego al ser heraldo
de la Virgen, así, esta región me deja recibir la gracia de Dios que está con nosotros.

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