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El cuerpo humano necesita la protección y el orden que ofrece la cultura ante las inclemencias de la naturaleza. La cultura busca controlar las pulsiones agresivas y mortales del individuo a través de estructuras como la familia, el estado y el trabajo, dirigiendo esas pulsiones hacia la felicidad y el placer de una manera moderada. Sin embargo, el rechazo de la cultura a lo externo también socava las pulsiones más primitivas del ser humano, causando infelicidad. El concepto de bienestar es sub
El cuerpo humano necesita la protección y el orden que ofrece la cultura ante las inclemencias de la naturaleza. La cultura busca controlar las pulsiones agresivas y mortales del individuo a través de estructuras como la familia, el estado y el trabajo, dirigiendo esas pulsiones hacia la felicidad y el placer de una manera moderada. Sin embargo, el rechazo de la cultura a lo externo también socava las pulsiones más primitivas del ser humano, causando infelicidad. El concepto de bienestar es sub
El cuerpo humano necesita la protección y el orden que ofrece la cultura ante las inclemencias de la naturaleza. La cultura busca controlar las pulsiones agresivas y mortales del individuo a través de estructuras como la familia, el estado y el trabajo, dirigiendo esas pulsiones hacia la felicidad y el placer de una manera moderada. Sin embargo, el rechazo de la cultura a lo externo también socava las pulsiones más primitivas del ser humano, causando infelicidad. El concepto de bienestar es sub
CODIGO:6622020023 La prisión de carne, de tiempo efímero, susceptible al medio agreste, a enfermedades, seducida por vicios y placeres, conocida como cuerpo necesita un algo que le brinde protección y refugio ante lo inhóspito, ante las inclemencias de esa naturaleza que cada día se le hace más y más ajena, un algo que le proporcione ‘orden’ y bienestar colectivo, ese ‘algo’ entra en escena como la cultura. Y es que la cultura a través de sus estructuras sociales como la familia, la política y el estado, el trabajo y la academia busca que el individuo renuncie a las pulsiones agresivas y mortales y que, en cambio, de pazo a las pulsiones eróticas y de felicidad, provocando de esta forma, un control y una alienación respecto a lo que hace la vida plena y gratificante. Lo dionisiaco se subvierta hacia lo eudaimonico. El placer llega a un punto de mesura antes que de éxtasis. La histeria colectiva y la citada neurosis son el síntoma de la cultura. El hombre en pro de su bienestar a aceptado la cultura, misma que le proporciona comodidad, protección, pero hasta cierto punto, en su rechazo a lo externo ha socavado las pulsiones más primitivas de su ser, haciéndolo infeliz Hasta cierto punto, el concepto de bienestar posee un gran matiz de subjetividad, ya que puede variar de individuo en individuo. El ser humano como animal autodestructivo que es, siempre procura el placer y las experiencias agradables de una manera desenfrenada e irreflexiva, evitando así el displacer y el dolor. Para Freud, esta búsqueda cuasi instintiva y primitiva del placer está mediada por el Ello, el cual guarda estrecha relación con aquellas cosas que nos brindan placer primordialmente y a que lo largo de nuestra vida seguiremos persiguiendo como pulsiones