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ENSAYO DE HUMANIDADES.

MARIO ALI LOPEZ OROZCO.


CODIGO:6622020023
La prisión de carne, de tiempo efímero, susceptible al medio agreste, a enfermedades,
seducida por vicios y placeres, conocida como cuerpo necesita un algo que le brinde
protección y refugio ante lo inhóspito, ante las inclemencias de esa naturaleza que cada día
se le hace más y más ajena, un algo que le proporcione ‘orden’ y bienestar colectivo, ese
‘algo’ entra en escena como la cultura. Y es que la cultura a través de sus estructuras
sociales como la familia, la política y el estado, el trabajo y la academia busca que el
individuo renuncie a las pulsiones agresivas y mortales y que, en cambio, de pazo a las
pulsiones eróticas y de felicidad, provocando de esta forma, un control y una alienación
respecto a lo que hace la vida plena y gratificante. Lo dionisiaco se subvierta hacia lo
eudaimonico. El placer llega a un punto de mesura antes que de éxtasis. La histeria
colectiva y la citada neurosis son el síntoma de la cultura. El hombre en pro de su bienestar
a aceptado la cultura, misma que le proporciona comodidad, protección, pero hasta cierto
punto, en su rechazo a lo externo ha socavado las pulsiones más primitivas de su ser,
haciéndolo infeliz
Hasta cierto punto, el concepto de bienestar posee un gran matiz de subjetividad, ya que
puede variar de individuo en individuo. El ser humano como animal autodestructivo que es,
siempre procura el placer y las experiencias agradables de una manera desenfrenada e
irreflexiva, evitando así el displacer y el dolor. Para Freud, esta búsqueda cuasi instintiva y
primitiva del placer está mediada por el Ello, el cual guarda estrecha relación con aquellas
cosas que nos brindan placer primordialmente y a que lo largo de nuestra vida seguiremos
persiguiendo como pulsiones

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