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Dispensación

RESUMEN

Introducción: se hace urgente la necesidad de implementar estrategias que


coadyuven al uso adecuado y eficiente de las alternativas farmacoterapéuticas
disponibles.
Objetivo: destacar el papel de la dispensación profesionalizada como
herramienta básica para lograr el uso adecuado de los medicamentos.
Métodos: se realizó un estudio donde se aplicó el método cualitativo, mediante
una revisión bibliográfica y documental sobre el tema en fuentes de datos
digitales. Se revisaron artículos publicados sobre el tema a través de los
buscadores. Se usaron los descriptores DeCs-MeSH: dispensación, uso racional,
medicamento.
Conclusiones: el uso racional de los medicamentos implica la participación
activa del farmacéutico, el cual debe brindar una óptima atención farmacéutica.
En la actualidad, la sociedad se enfrenta al reto de preparar profesionales
farmacéuticos capacitados para desarrollar prácticas farmacéuticas centradas en
el paciente y una correcta dispensación de los medicamentos.

Palabras clave: dispensación; uso racional; medicamento.

ABSTRACT

Introduction: There is an urgent need to implement strategies that contribute to the


adequate and efficient usage of available pharmacotherapeutical alternatives.
Objective: To highlight the role of professionalized dispensation as a basic tool to
achieve the proper usage of medicines.
Methods: A study was carried out, by which the qualitative method was applied,
through a literature and document review on the subject in digital data sources. We
reviewed articles published on the subject through the search sites. DeCs-MeSH
descriptors were used: dispensing, rational use, medication.
Conclusions: The rational use of medications implies the active participation of the
pharmacist, who must provide optimal pharmaceutical care. Currently, the society
faces the challenge of training trained pharmaceutical professionals to develop
pharmaceutical practices focused on the patient and a correct dispensation of
medicines.

Keywords: dispensation; rational usage; medication.

INTRODUCCIÓN
Usar racionalmente los medicamentos significa, según definición de la OMS (Nairobi
1985), que "los pacientes reciban fármacos apropiados para sus necesidades clínicas, a
dosis ajustadas a su situación particular, durante un período adecuado de tiempo y al
mínimo costo posible para ellos y para la comunidad".1 Sin embargo, esta misma
organización (OMS) documenta que más de la mitad de los medicamentos se
prescriben, dispensan o venden de forma inapropiada, y que la mitad de los pacientes
no los toman correctamente.1

La irracionalidad en el uso de medicamentos ha alcanzado su máxima expresión en la


inapropiada utilización de los antibióticos, cuyo impacto se ha calculado en
aproximadamente 4000 a 5000 millones USD en los EEUU y 9000 millones € en
Europa.2 Estas aseveraciones muestran la urgencia de implementar estrategias que
coadyuven al uso adecuado y eficiente de las alternativas farmacoterapéuticas
disponibles.

El uso racional de medicamentos (URM) es una responsabilidad compartida por todo el


equipo de salud, tanto en hospitalización como en atención ambulatoria. El médico es
el responsable de la prescripción basada en criterios científicos y éticos, el personal de
enfermería debe preparar y administrar los medicamentos con las mejores prácticas,
mientras que, el acto de dispensar los medicamentos al paciente, garantizando la
efectividad y seguridad de la farmacoterapia prescrita, debe ser responsabilidad de un
profesional farmacéutico.

La dispensación es un acto profesional propio de los farmacéuticos desde tiempos


remotos y constituye una serie compleja de acciones que mejoran el uso correcto y
seguro de los medicamentos. En el momento que un farmacéutico decide dar una
medicación o da el visto bueno a sus técnicos para que se realice la entrega de un
medicamento a un paciente, acaba de validar el acto profesional de la dispensación.3

Se supone que este acto aporte un valor añadido de calidad en el proceso


farmacoterapéutico. Incluye la interpretación de la prescripción médica y la
comprobación de que esta se ajusta a los conocimientos científicos del momento y a la
normativa vigente, que concuerda con las características del paciente a tenor de los
datos disponibles de este y el asesoramiento sobre la medicación que le va a entregar.4

Este proceso no siempre se cumple, debido a la carga de trabajo que supone para la
farmacia desarrollarlo, por las presiones que ejerce la propia población por la demora,
ya que no siempre se cuenta con el personal preparado para desarrollar esta actividad
y lejos de contribuir a que se haga un uso racional, el medicamento se convierte en un
producto más que es adquirido por el consumidor a través de un acto de simple
compra y venta.4 Los actos de la prescripción y dispensación de medicamentos son
procesos complejos que incluyen no solo al que la realiza, sino también al consumidor
y juegan un papel importante en el uso racional de estos. El proceso de dispensación
es el acto farmacéutico que va desde la recepción de la prescripción médica hasta la
entrega de los medicamentos al paciente.

Un error en la dispensación implica cualquier discrepancia entre el medicamento


dispensado y la prescripción médica.

De ahí que las acciones que se realicen para lograr un URM deben involucrar a todos y
cada uno de los integrantes de la llamada cadena del medicamento, que parte desde la
producción de los mismos hasta su consumo por el paciente, pasando por la
dispensación del fármaco. 5

Cuando se realiza un análisis detallado de los factores mencionados con anterioridad,


es razonable clasificarlos en función de los eslabones por los que transita el
medicamento. Todo este fenómeno se complejiza porque el medicamento, como bien
de consumo, tiene una característica única que lo distingue de los demás: lo toma el
paciente, pero lo prescribe un médico, lo dispensa un farmacéutico, lo administra un
personal de enfermería o el paciente y, en algunas ocasiones no lo paga quien lo
consume sino el sistema público de salud. Este entramado complica el esquema y lo
hace singular en algunos aspectos, así como la intensa publicidad que realizan los
laboratorios fabricantes.

En tal sentido el objetivo de este trabajo es destacar el papel de la dispensación


profesionalizada como herramienta básica para lograr el uso adecuado de los
medicamentos desde la atención primaria de salud.

MÉTODOS

Se realizó un estudio donde se aplicó el método cualitativo, mediante una revisión


bibliográfica y documental sobre el tema en fuentes de datos digitales. Se usaron los
descriptores DeCs-MeSH: dispensación, uso racional, medicamento. Se realizó el
análisis de contenidos a través de expertos. Para la recolección de los datos se elaboró
una ficha instructiva. El tratamiento de los datos se realizó mediante el análisis de
contenido de tipo directo.

DESARROLLO

La atención farmacéutica

Previo a la revolución industrial del siglo XIX la preparación y dispensación


individualizada de medicamentos recaía en el farmacéutico. Durante y posterior a este
trascendental suceso, la industria farmacéutica generó un flujo excesivo de
medicamentos en múltiples formas farmacéuticas de manera que el farmacéutico
pierde prácticamente todas las responsabilidades que tradicionalmente habían recaído
sobre él, de manera que se rompe el vínculo farmacéutico-medicamento-paciente-, es
decir que el farmacéutico perdió su accionar sobre el medicamento para centrarse en
actividades relacionadas al suministro.6

Pocos años después, este mismo fenómeno de múltiples marcas y formas


farmacéuticas en las farmacias y en consumo por la población mundial, aparejado a
una serie de fenómenos patológicos identificados en múltiples pacientes y a los que no
se les encontraba un factor predisponente, conllevó a una demandante necesidad de
contar, en las farmacias, con personal con formación especializada en el uso del
medicamento. Así, durante las cuatro últimas décadas ha habido una tendencia a
cambiar la práctica del farmacéutico, de su función de suministro de medicamentos a
una orientación centrada en el cuidado del paciente.
El papel del farmacéutico ha evolucionado desde un elaborador y dispensador de
fármacos hacia un proveedor de servicios y de información y, últimamente, como
proveedor de cuidados de salud. En concreto, la tarea del farmacéutico consiste en
asegurar que la terapia que recibe el paciente sea la mejor indicada, la más efectiva
disponible, la más segura posible y cómoda para el paciente de las disponibles.
Asumiendo la responsabilidad directa de las necesidades farmacológicas de cada
paciente, el farmacéutico puede ofrecer una contribución única a la obtención de
resultados de la farmacoterapia, y a la calidad de vida de sus pacientes. Este nuevo
enfoque se ha dado en llamar "Atención farmacéutica".7,8

La Atención Farmacéutica según Hepler y Strand (EE.UU, 1990) "es la provisión


responsable del tratamiento farmacológico con el propósito de alcanzar unos
resultados concretos que mejoren la calidad de vida del paciente considerado
individualmente".9

Un concepto más moderno la plantea como "la participación activa del farmacéutico
para la asistencia al paciente en la dispensación y seguimiento de un tratamiento
farmacoterapéutico, cooperando así con el médico y otros profesionales sanitarios a fin
de conseguir resultados que mejoren la calidad de vida del paciente".10

La dispensación, como componente de la Atención Farmacéutica, es el acto profesional


realizado por un farmacéutico legalmente habilitado, en un establecimiento legalmente
autorizado y, como ya habíamos mencionado, implica la interpretación de una receta y
la entrega oportuna del medicamento correcto al paciente indicado en el momento
apropiado. Adicionalmente, este acto debe acompañarse de la información para el
buen uso del fármaco y el cumplimiento de los objetivos terapéuticos buscados.
Incluye también la entrega responsable de los medicamentos de venta libre y el
asesoramiento para prevenir incompatibilidades frente a otros medicamentos
recetados.11

Corresponde a una buena práctica de dispensación promover, en todo momento, el uso


racional del medicamento, entendiendo como tal el proceso que comprende la
prescripción apropiada, la disponibilidad oportuna, los precios accesibles, la
dispensación en condiciones adecuadas y el uso en las dosis indicadas, los intervalos
definidos y el periodo de tiempo indicado. La atención farmacéutica provee una
sistemática de trabajo para garantizar el uso racional del medicamento.10

Las etapas de la dispensación de medicamentos a un paciente incluye

1) Recepción del paciente: saludarlo y presentarse.

2) Lectura e interpretación de la fórmula: asegurarse que tenga el nombre genérico del


medicamento, la dosis, la concentración, la cantidad de unidades para el tratamiento,
el diagnostico presuntivo o definitivo, y la firma y el sello del prescriptor. Verificar
también si existen instrucciones de uso.

3) Selección del medicamento: asegurarse que el nombre, la concentración, la forma


farmacéutica y la presentación del medicamento que se escoge corresponda a lo
prescripto.

4) Acondicionamiento: comprobar que el medicamento tenga buen aspecto y no esté


vencido. Verificar que el envase primario y el secundario estén en buenas condiciones,
que el nombre, concentración y forma farmacéutica descriptos en la caja sean iguales
a los de la etiqueta del frasco, ampolleta o blíster.

5) Información: brindarle al paciente la información verbal y escrita esencial para


poder iniciar el consumo del medicamento en forma correcta y conservarlo
adecuadamente.

6) Etiquetado y empaque: entregar el medicamento en empaque seguro.

7) Seguimiento: realizar el seguimiento cuando esté en hospitalización o indicar al


paciente cuando debe volver a la farmacia comunitaria.

8) Identificar Problemas Relacionados con Medicamentos (PRMs) y aplicar el proceso


de la atención farmacéutica.

La atención farmacéutica, y dentro de esta la dispensación, se ha desarrollado principal


y casi exclusivamente en los hospitales, donde la relación con el médico es mucho más
factible y donde el farmacéutico tiene fácil acceso a los datos clínicos de los pacientes.
Sin embargo, esta nueva filosofía de la profesión establece la responsabilidad de los
farmacéuticos de los servicios, tanto hospitalarios y comunitarios, de asumir los
resultados de la farmacoterapia de sus pacientes.

Sin embargo, expertas en Atención Farmacéutica en Cuba han aseverado, en


diferentes editoriales de revistas cubanas, que en el país aún es insuficiente la
incorporación de los farmacéuticos al trabajo asistencial y que en la Atención Primaria
de Salud continúa predominando el despacho de medicamentos, no la dispensación.12,13

Según el Dr. U. KoKo, experto de la OMS, la medicina solo puede ejercerse con eficacia
cuando la gestión de medicamentos es eficiente, sin embargo, en los países menos
prósperos, las insuficiencias de la prestación de servicios de atención primaria de salud
se atribuyen una y otra vez a deficiencias en la cadena de distribución de
medicamentos. El experto afirma que en ninguna parte del sistema de salud es más
evidente la necesidad de crear una infraestructura (priorizar la asignación de recursos,
personal capacitado y modernizar las instituciones de salud y otros servicios) para la
atención diaria de pacientes que en el abastecimiento de medicamentos esenciales. De
hecho, la medicina solo puede ejercerse con eficacia cuando la gestión de
medicamentos es eficiente.14

Solo cuando se ha aceptado al farmacéutico como miembro del equipo de atención de


salud se pueden organizar los servicios de apoyo necesarios con el profesionalismo que
exigen. Desde hace mucho tiempo, los países más industrializados se han visto
forzados a reconocer la necesidad de profesionalismo en el abastecimiento y
dispensación de medicamentos y dispositivos médicos a causa de la complejidad de la
tecnología moderna en la atención desalud.13 Sin embargo, recientemente el esfuerzo
por economizar suscitado por los siempre crecientes costos de la atención de salud
dentro del sector público ha dado mucha credibilidad y urgencia a los argumentos de
que la redefinición del papel del farmacéutico conllevará beneficios tanto para los
pacientes en particular como para el público en general.

La atención farmacéutica, y la dispensación propiamente, tienen como objetivos lograr


la disponibilidad de los medicamentos esenciales en el paciente, el alcance del máximo
beneficio de la medicación, la seguridad del paciente y la disminución de los costos por
consumo de medicamentos. El farmacéutico, como promotor del uso racional de
medicamentos, deberá lograr, durante la dispensación, que el paciente conozca las
propiedades beneficiosas y los riesgos de los medicamentos o de las estrategias
terapéuticas recomendadas por el prescriptor, asimismo contribuirá a educar al
paciente acerca del riesgo que puede representar la toma de fármacos sin prescripción
médica, esta filosofía de la profesión farmacéutica en una de las vías para garantizar el
uso racional de medicamentos.15

La responsabilidad del farmacéutico sobre el uso racional de medicamentos,


compartida por otros profesionales, y sobre el proceso de dispensación, es la principal
fuente de legitimación para ejercer funciones de control del uso adecuado de los
medicamentos.16

Aunque la atención farmacéutica y el seguimiento farmacoterapéutico están


incorporados al quehacer de la profesión farmacéutica desde finales del pasado siglo y
constituyen temas habituales en todas las revistas especializadas que tratan la
actuación farmacéutica en el trabajo asistencial, aun resulta insuficiente la
incorporación de este modo de actuación de los farmacéuticos que se desempeñan en
el trabajo asistencial.11

Retos para lograr el uso adecuado de los medicamentos

En Cuba, la situación del ejercicio de las funciones clínicas y de la práctica de la


atención farmacéutica en los servicios farmacéuticos son limitadas; pues a pesar de
existir un acercamiento a la concepción de estas funciones en los actuales manuales de
procedimientos, los profesionales farmacéuticos continúan realizando mayormente
funciones administrativas y de dirección, así como las relacionadas con el suministro
de los medicamentos. Por otra parte, los servicios o funciones de farmacia clínica, si
bien son reconocidos por algún equipo de salud en que se aplican en forma de
experimento, no han sido lo suficientemente reconocidos por las autoridades sanitarias
y en muchos casos ni siquiera por el equipo de salud.17,18

Es ahí precisamente donde radica el primer y gran reto a enfrentar, la valoración por
las autoridades de salud de los servicios de atención farmacéutica de manera que
apoyen a los farmacéuticos para una mejor gestión de sus prácticas. En este sentido se
debe concretar los esfuerzos de la Dirección de Farmacia para la implementación de la
atención farmacéutica como herramienta fundamental para el uso más adecuado de los
medicamentos.

Acorde al posible cuadro de salud de la población para el año 2020, y de la cual Cuba
no está excepta, en el cual se prevé un aumento de la población anciana con múltiples
afecciones a tratar, un aumento de la morbi-mortalidad a causa de los accidentes del
tránsito, un aumento de enfermedades cardiovasculares y la depresión, de epidemias
como la del VIH y el tabaquismo y el aumento de la morbi-mortalidad infantil por
enfermedades infecciosas,19 y por ende un incremento en la producción y consumo de
medicamentos, es evidente la necesidad de múltiples profesionales farmacéuticos,
sobre todo en las farmacias comunitarias.

La actuación del farmacéutico debe ser concebida como parte integrante del sistema
de atención de la salud, en la que se ocupan de la necesidad, seguridad y efectividad
de los medicamentos y otros productos destinados al cuidado de la salud y de la
calidad de los servicios profesionales que brindan, dirigiendo sus esfuerzos
prioritariamente a satisfacer las necesidades de los pacientes en su área de
competencia.

Para mejorar la calidad de vida del paciente no basta que el medicamento sea
producido con calidad. Es necesaria la intervención del profesional farmacéutico a lo
largo de toda la trayectoria que el producto recorre hasta lograr el objetivo terapéutico
para el que fue indicado. Para ello, es imprescindible la existencia de medidas que
verifiquen sistemáticamente el cumplimiento de las buenas prácticas en todos los
servicios farmacéuticos de forma de preservar la calidad de los medicamentos y
propiciar su utilización racional.

Es importante destacar que para enfrentar este panorama y lograr un uso racional de
los medicamentos; los países deben contar con farmacéuticos capaces de contribuir a
las prácticas farmacéuticas centradas en el paciente. Estos deben tener la oportunidad
de adquirir los nuevos conocimientos y destreza necesarios -especialización- para su
nuevo papel, además de que deben formarse de manera continua durante su vida
profesional. Este tiene que ser uno de los requisitos del nuevo farmacéutico.

Además, los farmacéuticos de hoy y mañana tienen el reto de aprender a trabajar con
pacientes que tienen problemas de salud; aprender a trabajar con los médicos que van
a tratar o han tratado ese problema de salud en un paciente; así como aprender a
trabajar con unos medicamentos que el farmacéutico y el médico usan como
herramientas para resolver o paliar el problema de salud de cada paciente.20

El quehacer del farmacéutico resulta de vital importancia en este propósito, y para que
su labor sea afín con el objetivo de lograr un URM es necesario que este profesional se
prepare correctamente. En este sentido se debe tener en cuenta en la formación del
farmacéutico que sea capaz de enfrentar el proceso de dispensación una vez que el
alumno se enfrenta a los pacientes. La vieja premisa de la orientación hacia los
fármacos debe aunarse a una formación orientada al paciente, donde sea inherente el
abordaje de los principios generales del uso racional de medicamentos, sustentada en
herramientas básicas como la farmacología, la farmacoterapia, la fisiopatología y
bioquímica clínica, la farmacovigilancia, entre otras, así como potenciar sus habilidades
para la comprensión científica, el pensamiento crítico, la capacidad de resolver
problemas y tomar decisiones.

Otro elemento a incorporar es la incorporación de sistemas automatizados de


dispensación (SAD) de medicamentos. La incorporación de las nuevas tecnologías en el
ámbito sanitario y particularmente en los distintos procesos del circuito de utilización
de los medicamentos está contribuyendo a una mejora en la eficiencia, calidad y
seguridad de la asistencia.21

En tal sentido, se deben realizar un conjunto de acciones en el sistema de salud para


garantizar la atención integral, integrada y continua de las necesidades y problemas de
la salud de la población tanto individual como colectiva, teniendo al medicamento
como uno de los elementos esenciales, contribuyendo a su acceso equitativo y su uso
racional. Los farmacéuticos tienen que provocar el cambio, rompiendo barreras y
acabando con los prejuicios para crear entornos profesionales y de confianza que
sirvan para establecer funciones y marcar límites con otros profesionales sanitarios.22

 
CONCLUSIONES

El uso racional de los medicamentos implica la participación activa del farmacéutico, el


cual debe brindar una óptima atención farmacéutica. El papel del prescriptor y de la
gestión sanitaria es clave para ello, siendo el farmacéutico de Atención Primaria uno de
los profesionales sanitarios capacitados para lograrlo.

En la actualidad, la sociedad se enfrenta al reto de preparar profesionales


farmacéuticos capacitados para desarrollar prácticas farmacéuticas centradas en el
paciente y una correcta dispensación de los medicamentos en el entorno comunitario.

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