8), espiritualmente fecundos en la labor formativa, y esto solo podrá reali-
zarse si estamos en relación permanente con Dios, sino definitivamente,
sin Él es inalcanzable.
En cuanto a la salvación es para todos o no es integral. La bús-
queda de la salvación universal es consolidarla día a día.
Dios, -por tanto esta Obra también lo hace- exhorta para este En-
cuentro, en su preparación, realización y simbólica posteridad (porque
debe ser siempre actual) a nuestro Coordinador Provincial permanecer
ser fiel colaborador del Señor para congregar, formar y servir a los her-
manos a él encomendados.
A los coordinadores Diocesanos, privilegiados protagonistas y colabora-
dores, testigos de una Obra llamada ser formadora en la Iglesia y en el
mundo, brinden todo lo que deben y pueden dar para este Encuentro.
Exhorta a los Subcoordinadores diocesanos, zonales, de Vicaria,
fomentar siempre su conciencia en que su labor participativa en la forma-
ción de nuestros hermanos es insustituible.
Invita a los Coordinadores regionales la misma decisión y valentía
de los apóstoles y discípulos que propagaron a la Iglesia hasta llegar a lo
que es ella en su parte humana y donde ha llegado a estar presente en
todo el mundo, así con nuestra Obra y para este Encuentro, que no mue-
ra este 15 de Enero.
Pide a los visitadores que la fuerza impresa a esta Obra no se de-
bilite por nuestras carencias y debilidades sino que en ellos se fortalez-
ca, buscando la unidad y fortaleza en toda la Estructura evitando las
desuniones que la cimbran y debilitan y esto sea por la fuerza espiritual
que Dios les otorga.
A los subcoordinadores regionales y colectores regionales estar
atentos a la voz de Dios. Ser dóciles a sus mociones, abandonándose a
su voluntad para propagar, defender y engrandecer esta Obra.
A los Equipos de servicio de todos los grados y a todos: Nos impul-
sa a todo lo leído el mandato de Cristo, su elección a nosotros. Lo exige
el deber de reunir y servir a ejemplo de Cristo, el Señor, de formar para
que esta Obra permanezca y se extienda a todo el mundo.
No desaprovechemos los dones que nos otorga y la oportunidades
de este Encuentro, lo importante no es en sí que haya este Encuentro
sino que participemos y en la trascendencia que tiene y puede alcanzar.
Finalmente terminamos con nuestra Madre en relación a nuestro
Señor, no basta conocerlo, amarlo, es necesario « Hagan lo que él les di-
ga» (Jn 2, 5) y lo unimos a lo que Él dijo: «Yo amo al Padre y según el man-
dato que me dio el Padre, así hago» (Jn 14, 31).
DIDÁCTICA: SEMILLEROS DE VOCACIONES
Lunes 27 febrero curso formativo-lectivo 2022-2023
-D-febrero2023-08-
Equipo Laico al servicio de la Pastoral
Instituto de Formación para Laicos al servicio de la Pastoral Parroquial
Semilleros de Vocaciones
DIDÁCTICA: Provincia Tlalnepantla, 1er Encuentro extraordinario –1
Lunes 6 febrero curso formativo-lectivo 2022-2023
Primer Encuentro extraordinario
15 enero 2023. Diócesis de Ecatepec
EL ESPÍRITU FORMATIVO COLEGIAL Y SINODAL DE
UN ENCUENTRO
Exhortación acuciante
Al acudir al primer Encuentro Extraordinario de la Provincia Tlalnepantla
–de hecho a todos ellos– atendemos los detalles lógicos y necesarios:
La sede, fecha, horario, comisiones, el tema, aviso a nuestro obispo, di-
fusión del tema, etc. –eso lo damos por descontado-. Demos otro punto
de apoyo pero no menos importante.
El espíritu con que se acude. Conciencia colegial del privilegio y
responsabilidad de ser elegidos por el Señor para formar a formadores y
extender el Reino de Dios en todos nuestros ambientes eclesiales y so-
ciales. En concreto, la actitud interior y exterior que se espera en todos y
cada uno de nosotros.
No solo lo interno es sumamente importante, también lo es lo ex-
terno para este camino al que fuimos llamados y estamos en él, necesi-
tamos contar también con presupuestos o condiciones básicos para
cumplir con todos los detalles requeridos para alcanzar lo esperado.
Para simplificar esto, lo interno y lo externo y asistir a este En-
cuentro con el espíritu adecuado resaltemos algunos puntos. Primero lo
primero, lo de Dios.
La vocación nos viene del Padre y nos ha designado a ser opera-
rios del reino de su Hijo mediante el envío de su Institución, la Iglesia.
Intentemos ser dignos a esta vocación, ejercerla, llevarla a cabo, a pleni-
tud, sin resistencia nuestra propiciada por la duda, la tibieza o los temo-
res de los que no confían suficientemente en Dios, sino actuar con el
espíritu adecuado.
Esta conciencia Cristo la espera en el corazón de cada hombre y
con mayor razón para personas elegidas para ser formadores de forma-
dores, que tengan y actúen con el espíritu adecuado tal como se mencio-
nó en el tema de retiro 106.
Entre tantas cuestiones ¿Qué es y cómo tener el espíritu adecua-
do? El espíritu adecuado es triple. La primera respuesta es con la actitud
adecuada, la mentalidad precisa, la conciencia bien dirigida, la decisión
presta y pronta, tanto en lo personal como en lo comunitario.
-D-febrero2023-01-
 Este es el primero, en orden ascendente del espíritu adecuado, es
decir, la madurez de los dones otorgados por Dios y aceptados por noso-
tros, que nos hacen capaces, nos convierten en aptos, que nos otorgan
la visión y el querer necesarios, humanamente hablando.
La segunda y mas correcta definición del espíritu adecuado lo tene-
mos que anotar con mayúscula = Espíritu, y ésta es doble pues abarca la
segunda y la tercera, ambas con la misma importancia y necesidad:
1. Cristo, el Señor
2. El Espíritu Santo y la fuerza que nos comparte
1. Cristo, el Señor
En el Hijo somos tratados como hijos del Padre
Jesús dirigiéndose al Padre dijo: «Como Tú me has enviado al mundo, yo
también los he enviado al mundo» (Jn 17, 18).
El Hijo de Dios a su vez nos dice a través de sus Apóstoles y dis-
cípulos (ne: es importante considerar que son las primeras palabras dichas a sus
Apóstoles el día de su resurrección y de las ultimas en su Ascensión): «Id por todo
el mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16, 15, Mt 28, 19).
Centrémonos en este hecho: Jesús nos está tratando con la mis-
ma medida -guardando las debidas proporciones-, igual que el Padre
para con Él de ser llamados y enviados. Esto permitido por el Padre y al
igual asistidos por el Espíritu Santo.
Esto es para nuestra vida toda, no solo eclesial y por obviedad,
para con nuestra Obra y para este Encuentro.
¿Te percatas que esta vocación es personal pero tiene trascen-
dencia grupal? Pero no para en eso, ¿Ves que es comunitaria y que
va más allá?, es eclesial, pero tiene todavía más trascendencia, es uni-
versal, ¿Y lo que hagamos y cómo lo hagamos repercute para bien, pa-
ra mal o no repercute en nada en nosotros y en los demás – la esencia y
ejecución de esta vocación, de nuestra vocación?
Para toda vocación y misión a lo largo de los siglos, a cada persona se le
aplica: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mun-
do» (Mt 28, 20). Nuestra vocación, nuestra misión, por consiguiente, no
se basa en las capacidades humanas, sino en el poder del Resucitado.
Jesús como punto de referencia
“Hasta que Cristo se forme en ustedes”, “a ejemplo de Jesús” “el Cen-
tro de nuestra vida, el centro de nuestra búsqueda, el ideal, el centro de nues-
tra fe, el centro de nuestros pensamientos, de nuestros deseos, el centro de
nuestro amor”, “imitar a Cristo como Modelo de nuestra vida” “preferencia
imitar a Jesucristo en su figura del Buen Pastor”, son algunas de las exhor-
taciones que encontramos en nuestros textos fuente en relación a Cristo,
el Señor, para los miembros de esta Obra Apostólica por lo que este
punto es fácil entender su trascendencia.
-D-febrero2023-02-
Así nosotros con nuestra formación y con la de los demás, sabe-
mos qué debemos hacer, donde encontrarlo, en que momentos y espa-
cios, a quien acudir, más algunos de nosotros sí lo hacemos pero no con
el espíritu adecuado.
Si Dios lo permite acudirás al encuentro en Ecatepec, es bueno, por tanto, llegar con
estas preguntas-cuestiones ya resueltas (no son las del Encuentro).
¿Que compromisos de anteriores Encuentros se han propuesto? ¿Cuáles son para la
Provincia, para tu Diócesis, para ti?
¿En la Provincia, en tu Diócesis y Región se han llevado a cabo?, ¿ha habido seguimien-
to? ¿Se han difundido tales acuerdos en los Consejos regionales, en las visitaciones, en
los centros?
¿Qué es lo que nos ha faltado en los anteriores Encuentros?
¿Qué te ha faltado para llegar lo mejor posible a este Encuentro?
¿Plazos, objetivos, agentes para realizarlos, está definido y claro, ejecutado?
¿Qué es la Provincia desde el último Encuentro a éste (defínela).
Tomando el ejemplo de San Paulo VI donde dice que la piedra de toque para saber si
alguien está evangelizado es que evangeliza, en relación a este Encuentro, ¿ha mejora-
do tu participación, tu preparación en relación a los anteriores?
Algunos aspectos a considerar para nuestra Obra y en concreto para este Encuentro
Testigos auténticos del primer Encuentro extraordinario
Todos esperan que seamos auténticos entre lo que estudiamos, decimos
y hacemos. No lo hacen, pero aun de manera inconsciente nos pregun-
tan a grandes voces: ¿creen verdaderamente lo que proclaman en nues-
tra Obra a los hermanos que forman?, ¿lo que dicen lo viven? ¿viven lo
que saben y conocen de la Obra?
Si Dios nos ha concedido participar de la misión del Señor y Él
mismo en el Sermón de la montaña nos dice que somos la sal de la tie-
rra, y la luz del mundo, esta doble afirmación de lugar, circunstancia y
finalidad implica totalidad, a todos, en todo, para todo, no solo para cier-
tos momentos, lugares o con ciertas personas.
¡Qué bien lo afirman nuestros Estatutos en que no se puede dar
en nuestra vida de auténticos cristianos:
* la disociación entre su ser Iglesia y su ser individuo y
* la dicotomía entre su vida espiritual, su vida moral y sus actividades!
Que si verdaderamente hemos recibido una formación, si creemos lo que
conocemos en la Obra, si vivimos nuestra fe en nuestra vida exterior, lo
recibido en la Obra nos llevará a vivir el cristianismo».
El amor mutuo sea el aglutinante
Amor fraternal por aquellos que forman es lo que el Padre, lo que el Hijo
y el Espíritu Santo esperan encontrar en nosotros, esto nos hace más
formadores que lo que decimos o hacemos, recordemos: «el AMOR de
Cristo nos apremia».
Ardor por la Gloria de Dios y la salvación de todos
La gloria del Padre es que formemos a los demás bien, mucho, (cfr Jn 15-
-D-febrero2023-07-
giados en esto, Dios nos eligió entre sus hijos para formarlos, invitándo-
nos a realizarlo con el espíritu adecuado ya mencionado.
Es obvio que en nuestro espíritu adecuado hay carencias pero
existen también fortalezas, esto lo anotamos para no dar una idea equi-
vocada que aquí deseamos mostrar las posibles deficiencias, no, sino
las virtudes y que éstas pueden fortalecerse todavía más.
Por lo que mostraremos algunos detalles que debemos mejorar y/
o superar.
Iniciemos señalando la tendencia que nos orilla a detenernos
en el avance de los propósitos de la Obra por lo que es accesorio.
El entusiasmo, la ilusión. La alegría del principio que parece
que poco a poco se diluye afectando lo interno de tal espíritu desde lo
mismo interno, por lo que sus efectos son todavía mas devastadores.
La indiferencia que hace caer en un relativismo en donde parece
que es igual o no afecta formar como debe ser. Formar bajo apariencias
de que se está formando a los demás; que no afecta en los demás si se
hace o no según lo pide la Obra, a semejanza de que si toda religión tie-
ne como intención llegar a Dios entonces no hay diferencia entre una
religión y otra, que todas las religiones son buenas, así entre formar o no
formar, o entre formar y formar bien, que todas las formaciones son bue-
nas independientemente como sean pues se está formando a los demás.
El protagonismo que parece hacernos olvidar que no somos no-
sotros los protagonistas de la misión, sino Jesucristo y su Espíritu. Noso-
tros únicamente somos colaboradores y, cuando hayamos hecho todo lo
que hemos podido, aun cuando sea bien hecho debemos decir: «Siervos
inútiles somos; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17, 10).
El mayor desafío para nuestra Obra es ser fiel a su carisma fun-
dacional, preservarlo, darlo a conocer con toda su riqueza, mejorar las
condiciones para que sea más y mejor conocido, heredarlo a la genera-
ción actual y a las que vienen, aunado a una presentación atrayente,
atractiva pero fiel a lo que Dios nos entregó como administradores
«Dame cuentas de tu administración» (Lc 16, 2).
DIDÁCTICA: Provincia Tlalnepantla, 1er Encuentro extraordinario –3
Lunes 20 febrero curso formativo-lectivo 2022-2023
Tomemos un ejemplo ficticio pero claro, si fueras médico,
profesor, abogado, persona de experiencia en x tema Si los demás acu-
dieran a ti para ser ayudados o aconsejados, si tomamos el primero, si
acudieran a tu consultorio, en consulta de rutina o para que les interpre-
tes unos estudios, si los examinaras y encontraras algo que debe ser
atendido y les mencionas eso pero no les dices que tienen ni que deben
hacer ni les recetas nada, no solo no les ayudas, sino probablemente, si
contaban con cierta tranquilidad ahora disminuirá.
-D-febrero2023-06-
Nuestros pastores también han señalado este punto, para ejem-
plo, sólo uno: Desde su primera encíclica, San Juan Pablo II señalaba
que el cometido fundamental de la Iglesia es: «Dirigir la mirada del hom-
bre, orientar la conciencia y la experiencia de toda la humanidad hacia el mis-
terio de Cristo» (Redemptor hominis, 10).
En estos dos puntos citados sobre el Hijo de Dios
¿Cuáles signos de Cristo están presentes
* en mi persona
* en mi región y/o Diócesis
* en la Provincia
* en este Encuentro?
¿Y qué signos de los mismos dos puntos no están presentes en
este momento?
2. El Espíritu Santo y la fuerza que nos comparte
“Afanarse para ser dignos miembros de tal Alma (Espíritu Santo)” es
uno de los puntos clave de la Espiritualidad del ELSP.
La acción múltiple del Espíritu Santo siempre está ligada a la acción
de las otras divinas Personas, tomando el ejemplo anterior de nuestro
llamado del Padre, más el envío del Hijo a sus discípulos, encontramos
en Marcos 16, 20: «Salieron a predicar por todas partes, colaborando el Se-
ñor con ellos». Aquí notamos la presencia y el poder del Espíritu, y la asis-
tencia del Señor Jesús, regenerando a la humanidad en lo espiritual.
Por lo que podemos referir la siguiente expresión que abarca solo
una de las distintas operaciones de la Santísima Trinidad:
* el Padre nos llama,
* el Hijo nos envía,
* el Espíritu Santo nos fortalece.
Por designio del Padre, el Espíritu Santo descendió sobre y en
Jesucristo en su bautismo, cuando la voz del Padre —«Tú eres mi Hijo muy
amado, en ti pongo mi complacencia»— manifiesta de manera sensible pa-
ra los testigos de ello su elección y misión (Mt 3, 17).
Así, desde el inicio, el Señor Jesús es guiado y fortalecido con la
fuerza del Espíritu Santo iniciando con el vivir en el desierto el combate
decisivo antes de dar comienzo a esta misión y darnos ejemplo de ello.
Con la misma fuerza del Espíritu inaugura en Nazaret su predica-
ción, y en Nazareth se aplica a sí mismo el pasaje de Isaías: «El Espíritu
del Señor está sobre mí». «Hoy -proclama Él- se cumple esta Escritura» (Lc 4).
A sus Discípulos, a quienes está a punto de enviar les dice
«Recibid el Espíritu Santo» soplando sobre ellos (Jn 20, 22) haciéndolos
capaces de llevar a cabo el mandato recibido aun sin saberlo ellos.
Solamente tras la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés,
-D-febrero2023-03-
los Apóstoles salen a todas las partes del mundo con la fuerza para co-
menzar la gran obra de evangelización y que la Iglesia se extienda a to-
do el mundo.
El Espíritu Santo hace hablar a Pedro, a Pablo, a los Doce, a Esteban,
inspirando las palabras que deben pronunciar y la fuerza con que las
decían, descendiendo también ‘sobre los que escuchaban la Palabra’.
DIDÁCTICA: Provincia Tlalnepantla, 1er Encuentro extraordinario –2
Lunes 13 febrero curso formativo-lectivo 2022-2023
Gracias a la fuerza del Espíritu Santo, la Iglesia crece, se extien-
de, se consolida. Él es el alma de esta Iglesia. Él es quien da la apertura
de mente y corazón a los fieles a las enseñanzas de Jesús y su Mensaje
de Salvación.
Hoy, igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en todo aquel
que es llamado y enviado y se deja poseer, conducir por Él, que no sola-
mente sabe esto sino que lo cree y esa fe es la que le da la intensidad
de tal fuerza -la fuerza existe pero su potencia depende de varios facto-
res y uno de ellos es proporcional a nuestra fe-.
El Espíritu Santo pone en sus labios las palabras que por sí solo
no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para
hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del Reino anunciado.
Por lo que no habrá verdadera evangelización ni formación sin la
acción del Espíritu Santo.
No es casualidad que la acción apostólica (ne: apóstol viene del grie-
go ἀπόστολος “apostolos y significa enviado) de la Iglesia nació en Pentecos-
tés (ne: nuestra Obra nació en Pentecostés del año del Señor 1972) bajo el soplo
del Espíritu Santo. Él es el Agente del apostolado, de la formación.
No nos afanemos en balde, no nos engañemos, ni en las clases,
ni en las asambleas, ni en este Encuentro, lo técnico, lo que aportamos
es bueno, -sería necio negarlo– pero ni las mejores de ellas, ni las más
perfectas pueden siquiera mal competir o desplazar a la más leve y dis-
creta acción del Santo Espíritu.
La formación, la instrucción, la acción más perfecta no consigue
absolutamente nada bueno o permanente sin Él, sin el Espíritu Santo.
Somos ladrones si lo hacemos a un lado aun sin proponerlo pero despla-
zándolo en la práctica.
La “labia” mas convincente y brillante es nada, y nada consigue más
que admiración –vana–, nunca cambiará el corazón del hombre sin Él.
Sin Él, los planes, las preparaciones, las ejecuciones y las evalua-
ciones más elaboradas –aun basadas en lo mejor del ser humano- se
revelarán pronto desprovistos de todo valor efectivo y espiritual.
Es el Espíritu quien nos impulsa a ir cada vez más lejos, a exten-
der la Iglesia, que esta Obra Apostólica preserve y se extienda a todo el
mundo, sin Él ni siquiera lo intentaremos, con Él lo lograremos tarde o
temprano aunque no lo veamos con estos ojos materiales.
-D-febrero2023-04-
Sin olvidar nunca que Él es el protagonista de esta intención, de
que la Iglesia sea lo que debe ser, que esta Obra engrandezca, que este
Encuentro tenga frutos. Él lo puede hacer por sí solo si quiere…, pero
necesita que nos decidamos a actuar.
¿Para este Encuentro hemos invocado lo suficiente al Espíri-
tu Santo en su planeación, en el estudio del tema, en la resolu-
ción, -consecuencia lógica del tema- y del encuentro de hermanos
de nuestra Provincia con cada una de sus Diócesis?
* ¿Cómo actuó, el Espíritu Santo en esta Obra, en tu Diócesis, en
la Provincia Tlalnepantla?
* Cómo está actuando en la Obra, en la Provincia, en este En-
cuentro?
* ¿Como desea que actúes al respecto? ¿Puedes decir que no te ha
proporcionado lo necesario y lo suficiente para que personal y
comunitariamente lo realices?
3. Con el espíritu adecuado
Ya se expresó que ésta es triple, nos dedicaremos a la primera mencio-
nada: actuar según el Espíritu de Dios y aprovechar sus dones trasmiti-
dos a nosotros para tener la actitud adecuada y contar así con el espíritu
adecuado. La uniremos con las cuatro Notas y las cuatro Pastorales.
Situación privilegiada
Quizá alguno de nosotros sienta que la labor apostólica y formativa a la
que estamos llamados a brindar a la Iglesia, al mundo y en lo interno de
nuestra Obra no estamos llamados a realizarlas más que con lo que po-
damos dar. Tal vez creamos que es más complicado de lo que en reali-
dad es, posiblemente sea tomado como opcional, alterna a la formación,
de acuerdo a nuestras posibilidades -a veces acomodada-, más difícil de
realizar por no contar con la experiencia, conocimientos o tiempo dispo-
nible, etc. pueden mencionarse más, no dejan de ser razones humanas.
Si nos vamos a lo humano, en gran parte –obviamente no toda--
se tendrá razón, pero si hemos llegado a tal postura es que estamos
viendo esto como una obra humana, simplemente material –con sus tin-
tes espirituales- y no con el privilegio de haber sido llamados y enviados
tanto por el Padre como por el Hijo y con la fuerza del Espíritu Santo.
Con todo lo dicho ¿Cómo acudir a este primer Encuentro extraor-
dinario de la Provincia Tlalnepantla? Ya fue expresado a la manera de
Dios, (Espíritu adecuado) y con los dones que nos otorga y que acepta-
mos y hacemos trabajar, más los dones que encontramos en nuestra
Obra Apostólica, sumando los valores mismos de esta Provincia en la
unión y suma de cada una de sus Diócesis (espíritu adecuado).
Por el espacio limitado no es posible profundizar en lo que mere-
ce pero si se nos presenta aquí un panorama general, por lo que men-
cionemos que a pesar de todo lo que se pueda decir, los sentimientos o
los temores, los conceptos que tengamos y nos detienen, somos privile-
-D-febrero2023-05-