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(Grado en Criminología)
2018/2019
Prof. Dra. Mónica Pucci Rey
TEMA 10
a. Efectos
La introducción en el siglo XIX de las circunstancias modificativas y la regulación de sus
efectos se entendió como una limitación del arbitrio judicial, es decir, de la libertad del
juez para decidir las penas.
Por ejemplo, en un delito de homicidio, la extensión inicial es de 10 a 15 años (art. 138 CP),
pero la concurrencia de una atenuante o agravante puede determinar que esa extensión
sea más limitada. Pero también pueden afectar al grado de la pena, lo que supone un
relevante incremento o disminución de la pena, pues ello permite salirse del marco
inicialmente previsto, bien hacia arriba (en el ejemplo, superando los 15 años), bien hacia
abajo (imponiendo una pena inferior a los 10 años). Así, por ejemplo, las eximentes
incompletas y las atenuantes muy cualificadas pueden determinar la pena inferior en uno
o dos grados. Hablamos de atenuante muy cualificada cuando concurre con especial
intensidad y así lo aprecia el órgano judicial de forma motivada.
b. Naturaleza
Mucho se discute sobre la naturaleza de las circunstancias modificativas: si afectan al
injusto del hecho o a la culpabilidad, si son de naturaleza objetiva o subjetiva, cuál es su
fundamento concreto, etc.
En realidad, los motivos por los que el legislador obliga a tenerlas en cuenta en la
determinación de la pena son muy diversos. Algunas suponen una disminución de la
imputabilidad (ej. eximente incompleta de trastorno mental, atenuante de arrebato u
obcecación, etc.), otras afectan a la gravedad del hecho (ej. alevosía) y otras responden a
consideraciones político-criminales o de oportunidad (ej. confesión).
La naturaleza de la circunstancia no carece de relevancia práctica, pero las razones por las
que esos determinados aspectos relacionados con el autor o con el hecho aumentan o
disminuyen la pena se averiguan mejor a través del estudio de la atenuante o agravante
particular.
Artículo 65 CP
1. Las circunstancias agravantes o atenuantes que consistan en cualquier causa de
naturaleza personal agravarán o atenuarán la responsabilidad sólo de aquéllos en quienes
concurran.
2. Las que consistan en la ejecución material del hecho o en los medios empleados para
realizarla, servirán únicamente para agravar o atenuar la responsabilidad de los que hayan
tenido conocimiento de ellas en el momento de la acción o de su cooperación para el
delito.
CIRCUNSTANCIAS ATENUANTES
Artículo 21 CP
Son circunstancias atenuantes:
1.ª Las causas expresadas en el capítulo anterior, cuando no concurrieren todos los
requisitos necesarios para eximir de responsabilidad en sus respectivos casos. (Artículo 20
Están exentos de responsabilidad criminal”.
3.ª La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato,
obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
La exigencia de grave adicción supone que el sujeto debe estar fuertemente condicionado
por la drogodependencia, sin que baste una adicción que no afecte claramente a su
capacidad de motivación y actuación conforme a ella.
La grave adicción debe ser la causa de la realización del delito, esto es, debe haber
condicionado la conducta del sujeto. Normalmente, si la causa por la que actúa el sujeto
es la grave adicción a determinadas sustancias, lo hará para conseguir liquidez económica
que le permita satisfacer sus necesidades inmediatas de ingestión o directamente para
procurarse la droga para un consumo a corto plazo. No obstante, también se considera
que la atenuante puede operar respecto a acciones delictivas más indirectamente
relacionadas con la adicción y la pulsión a consumir droga, pero que a la postre se dirijan a
garantizar ese consumo.
Estados pasionales: 21.3ª CP
La de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato,
obcecación u otro estado pasional de entidad semejante.
-El arrebato es la emoción súbita y de corta duración que se proyecta a través del furor o
de la cólera.
-La obcecación es la pasión más duradera, más permanente pero también más suave como
simple obcecación.
Confesión: 21.4ª CP
El hecho de que, una vez realizado el delito, el autor se conduzca ante las autoridades y,
una vez allí, confiese el hecho cometido, recibe una valoración positiva por el
ordenamiento, puesto que esa confesión hace innecesaria la investigación policial, no
obliga a la aplicación de recursos económicos y humanos para el desentrañamiento de las
circunstancias y autores de la infracción y facilita la instrucción de la causa criminal. La
ratio de la atenuación se halla en la utilidad de la confesión, no en aspectos relativos a al
pesar o aflicción que pueda sentir el sujeto.
Es evidente que no toda confesión puede ser válida de cara a admitir su virtual eficacia
como atenuante, por lo que la Jurisprudencia ha detallado los requisitos que debe
cumplir esta circunstancia para ser tenida en cuenta:
Por otro lado, en aquellos supuestos en los que todavía no se ha iniciado la investigación,
y la propia confesión del sujeto la pone en marcha, pero ni la averiguación ni la
investigación de los hechos presentan complejidad alguna, la atenuante de confesión no
podría apreciarse como muy cualificada. Así sería en los supuestos en los que se produce
el homicidio y el sujeto procede a avisar a las autoridades desde el mismo domicilio o
acude a las autoridades antes de que se produzca la denuncia sobre la acción delictiva (STS
26 septiembre 2007).
Se trata, al igual que la confesión, de una atenuante postdelictiva, que opera tras la
comisión del delito y, en este caso, antes de la celebración del juicio oral. No obstante, una
reparación posterior puede ser tenida en cuenta mediante la aplicación de la atenuante
analógica. La razón de la atenuación no es indubitada, pero, en todo caso, radica en el
significado que la conducta del autor tiene de favorecer a la víctima.
La reparación puede ser total o parcial, pues también se incluyen las conductas de
disminución de los efectos del delito.
Esta circunstancia se introdujo por la LO 5/2010 con el objetivo de dar cauce legal en la
determinación de la pena al menoscabo que la duración excesiva e irrazonable de un
proceso supone respecto al derecho fundamental a un proceso público sin dilaciones
indebidas (art. 24.1 CE). Estas situaciones encontraban cabida antes de la reforma de 2010
por la vía de la atenuante analógica de las circunstancias de confesión y reparación.
CIRCUNSTANCIAS AGRAVANTES
CAPÍTULO IV (CP)
Artículo 22 CP
Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas
empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a
asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del
ofendido.
2.ª Ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las
circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del
ofendido o faciliten la impunidad del delincuente.
4.ª Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación
referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que
pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que
padezca o su discapacidad.
A los efectos de este número no se computarán los antecedentes penales cancelados o que
debieran serlo, ni los que correspondan a delitos leves.
Las condenas firmes de jueces o tribunales impuestas en otros Estados de la Unión Europea
producirán los efectos de reincidencia salvo que el antecedente penal haya sido cancelado
o pudiera serlo con arreglo al Derecho español.
Alevosía: 22.1ª CP
“Hay alevosía cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas
empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a
asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del
ofendido”.
-La alevosía proditoria: abarca los ataques a traición (emboscada, la trampa, el acecho o la
celada).
La tercera variedad de alevosía manejada por los Tribunales ha suscitado polémica, Afirma
la jurisprudencia, que siempre resultan alevosos los ataques producidos a personas
“constitucionalmente indefensas” como pueden ser los niños pequeños, ancianos o
desvalidos.
Circunstancias debilitadoras de la defensa o facilitadoras de la impunidad: 22.2ª CP
El art. 22.2ª CP recoge diversas circunstancias que tienen en común su aptitud para
asegurar la ejecución del hecho, bien porque se debilitan la posible defensa de la víctima,
bien porque faciliten la impunidad del autor.
Parece evidente que, cuando se nombra el elemento “precio”, nos estamos refiriendo a un
elemento de contenido económico. Ahora bien, esta cuestión no queda tan clara cuando
hablamos de recompensa o promesa.
Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente
a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca,
su sexo, orientación o identidad sexual, la enfermedad que padezca o su discapacidad.
Respecto a esta circunstancia agravante, que pretende atender al problema de los delitos
de odio, se plantean numerosas cuestiones interesantes. Haremos mención a dos de ellas,
tras proponerte un ejemplo gráfico de aplicación de la agravante.
Los límites de los motivos discriminatorios. ¿Se incluye la “aporofobia” (odio, repugnancia
u hostilidad ante el pobre, el sin recursos, el desamparado)? Se plantea también respecto
a esta agravante la cuestión de si basta cualquier discriminación o ha de deberse a los
elementos explicitados (ideología, religión, creencias, etnia, raza, nación, sexo, orientación
o identidad sexual, enfermedad o discapacidad), que, a su vez, pueden ser objeto de
interpretaciones.
Ensañamiento: 22.5ª CP
El hecho de que un sujeto que mantiene un vínculo que genera confianza con otro se
aproveche de esa relación para realizar el delito, en la medida en que supone una
disminución de la defensa de la víctima que confía en él, y, de esta manera, poder
cometer el delito con más facilidad se encuentra comprendido dentro de esta agravante.
Es importante destacar que no basta con que exista la relación de confianza, cualquiera
que sea su origen, sino que es preciso que el sujeto se aproveche de la facilidad para
cometer el delito que le proporciona esa relación para ejecutarlo.
La razón por la que se agrava la pena cuando el autor se prevale de su carácter público,
esto es, de su condición de funcionario o autoridad, tal y como se definen en el art. 24 CP,
estriba en su efecto de facilitación en la comisión del delito. No basta con que el sujeto sea
funcionario o autoridad, sino que tiene que aprovecharse de ese hecho para realizar el
delito.
Reincidencia: 22.8ª CP
Ser reincidente.
Conforme al Código penal no basta para apreciar la agravante de reincidencia con el dato
de que el sujeto haya cometido varios delitos y haya sido condenado por ellos.
CIRCUNSTANCIA MIXTA
CAPITULO V (CP)
Bibliografía:
-Derecho Penal Parte General, Santiago Mir Puig, 7ª edición, Barcelona 2004, Editorial
Reppertor.
-Derecho Penal General, Rafael Díaz Roca, 1ª edición, Madrid 1993, Editorial Tecnos.
-Apuntes de Cátedra de Antonio García-Pablos de Molina (UCM), impartidos por Fernando
Santa Cecilia García, Madrid 2004.
-Apuntes de ESERP (URJC), impartidos por el Prof. Dr. Luis Aparicio-Ordás, Madrid 2016.