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ANEXO 4

CINCO CASOS DE FRAUDES REALES EN CHILE

1. Inverlink
Año de descubrimiento: 2003
Principales inculpados: Eduardo Monasterio, Ignacio Wulf, Enzo Bertinelli, Javier Moya
Monto defraudado: 110 mil millones de pesos (232 millones de dólares)

El caso Inverlink parece tener todos los ingredientes de un ‘thriller’ económico: ejecutivos con
pasado oscuro, una red de corrupción que cruzaba desde la empresa privada hasta entidades de
gobierno, una ola de renuncias y, por supuesto, que fuera un hecho totalmente fortuito el que
provocara la debacle.

En febrero de 2003, el presidente del Banco Central, Carlos Massad, descubrió por un correo
rebotado que su secretaria había estado enviando información privilegiada desde el organismo
hacia la corredora de bolsa Inverlink.

Aquello sería sólo la primera hebra de una telaraña que involucraría a decenas de personas en la
Corfo, la Superintendencia de Valores y Seguros, AFP Magister o la corredora de seguros Le Mans,
entre otros, quienes recibían millonarios “incentivos” por realizar operaciones fraudulentas. De
hecho, sólo para Corfo el caso le reportaría las pérdidas más grandes de su historia: 86 mil
millones de pesos.

A la cabeza de todo estaba Eduardo Monasterio, un ex ejecutivo del Chase Manhattan Bank que
desde 1982 había tenido en reiteradas ocasiones problemas con los organismos fiscalizadores,
debido a que sus operaciones financieras se movían al límite de la legalidad.

En noviembre de 2010, la Corte Suprema condenó por fraude al fisco a los 5 principales ejecutivos
involucrados a 541 días de cárcel, los que podrán cumplir bajo “remisión condicional”, es decir, en
libertad. Adicionalmente, se les condenó a pagar una multa de 3.266 millones de pesos.

Aún se mantienen abiertas las investigaciones por los vínculos con la Corfo y el Banco Central.
2. MOP-Gate
Año de descubrimiento: 2003
Principales inculpados: Carlos Cruz, Sergio Cortes, Eduardo Balboltín
Monto defraudado: 1.250 millones de pesos (2.7 millones de dólares)

p.cl
Se trató del mayor escándalo financiero que haya involucrado a la Concertación, tanto por la
cantidad de personas involucradas como por el monto defraudado: 1.250 millones de pesos que
pagó el Ministerio de Obras Públicas a diversos contratistas por trabajos cuyo costo había sido
inflado o incluso, que nunca se realizaron.

La investigación llevada adelante por la jueza Gloria Ana Chevesich detectó que al menos 129
funcionarios del MOP recibieron coimas para facilitar estas operaciones, popularizando los
infames “sobresueldos”.

En total, 22 personas fueron procesadas por fraude al fisco, incluyendo al propio ex ministro de
Obras Públicas, Carlos Cruz; el ex director de Concesiones, Sergio Cortez; el ex director de Aguas,
Eduardo Balbontín; el ex jefe de gabinete, Gonzalo Castillo; el ex director del CIADE de la
Universidad de Chile, Nassir Sapag y los propietarios de consultoras externas, Oscar Peña y Oscar
Araos.

Tras el escándalo se creó el sistema de Alta Dirección Pública del Estado, buscando un mejor
control de quienes acceden a cargos públicos y restar influencias políticas en los nombramientos.

En julio de 2010, Carlos Cruz fue sentenciado a 3 años de cárcel, que podrá cumplir en libertad
como pena remitida, además del pago de 800 millones de pesos como indemnización. El resto de
los inculpados fueron sentenciados a penas que oscilan entre los 3 años y los 61 días de presidio.
3. Juan Pablo Dávila y Codelco
Año de descubrimiento: 1994
Principales inculpados: Juan Pablo Dávila
Monto defraudado: 200 millones de dólares

Pero si de grandes desfalcos se trata, ninguno ha logrado superar todavía el que se gestó en la
mente de un solo hombre: el operador de mercados a futuro, Juan Pablo Dávila.

Encargado de cerrar las ventas de cobre con agentes extranjeros, Dávila tenía acuerdos con varios
de ellos para inflar las comisiones que pagaba la cuprífera estatal, repartiéndose posteriormente
los excedentes.

Los montos desviados llegaron a tales niveles que pronto se hizo imposible ocultar el fraude y,
pese a que el operador trató de justificarlos aludiendo a un error computacional, acabó siendo
procesado por la justicia.

Juan Pablo Dávila es de los pocos inculpados en grandes fraudes financieros que acabó pagando
con prisión efectiva, tras ser condenado en 1997 a 3 años de cárcel por evasión tributaria y en
1999 a 8 años por falsificación de documento y negociación incompatible.

Además, se le ordenó pagar una indemnización de 186 millones de dólares, más una multa por
otros 23 millones adicionales.
4. Caso Chispas
Año de descubrimiento: 1997
Principales inculpados: José Yuraszeck
Monto defraudado: 1.500 millones de dólares

Si el caso MOP-Gate afectó duramente a la Concertación, el caso Chispas hizo lo propio con la
Alianza por Chile, al punto de impedir que el entonces senador Sebastián Piñera, pudiera
postularse a la presidencia de la república.

CC)
El fraude bursátil tuvo inicio cuando el gerente general de Enersis, el UDI José Yuraszeck, junto a
otros 5 ejecutivos, vendieron sus paquetes accionarios de la empresa a un precio privilegiado a
Endesa España, que pasó a ser la nueva controladora, en perjuicio del resto de accionistas
minoritarios.

Pero el “negocio del siglo” no sólo afectó a los directamente involucrados. Sebastián Piñera, quien
tenía 12 millones de títulos de Enersis, pronto pasó de acusador a acusado, tras comprobarse que
había hecho un trato privado con Endesa España para vender sus acciones a un precio mayor que
la oferta pública de mercado.

José Yuraszeck, Marcos Zylberberg, Luis Fernando Mackenna, Marcelo Brito, Arsenio Molina y
Eduardo Gardella, los principales implicados, fueron condenados a pagar 75 millones de dólares
como multa, bajo el cargo de usar sus puestos directivos en beneficio propio.
5. Eurolatina
Año de descubrimiento: 1993
Principales inculpados: Hermanos Pedro y Marcos Elgueta Cárcamo, Cristián Cisternas
Monto defraudado: Sin establecer

De todos los casos presentados, el de la financiera informal Eurolatina se diferencia por dos
factores. Primero, porque los afectados fueron en su mayoría personas de escasos recursos,
quienes, debido a la desesperación frente a un apuro económico y a su desconocimiento,
perdieron lo que era su única y más valiosa posesión: su casa.

Pero también es un caso diferente porque técnicamente no se trata de un fraude, sino de un


aprovechamiento legal del sistema financiero y su falta de regulación, a través de la cual los
directores de Eurolatina lograron obtener la propiedad de los inmuebles y rematarlos en su favor.

Se trata de más de 500 personas, sobre todo de comunas populares de Santiago, quienes al ser
rechazadas por los bancos obtuvieron de la financiera préstamos de entre 500 mil y 3 millones de
pesos. Además de intereses altísimos, estos contaban con “cláusulas de aceleración” que, en caso
de atrasos en las cuotas, gatillaban la cobranza total de la deuda y sus intereses, tras lo cual era
inminente la pérdida de la hipoteca que había quedado en prenda.

Durante varios años, los “deudores de Eurolatina” realizaron manifestaciones, interpusieron


acciones judiciales e incluso se opusieron por la fuerza el desalojo de sus viviendas. La lucha de la
agrupación se extiende ya por casi dos décadas, e incluso varios de sus representados, adultos
mayores, fallecieron en su transcurso.

Pese a la condena generalizada de la opinión pública, en enero de 2011 la Corte Suprema absolvió
definitivamente a los 3 principales inculpados, estableciendo que, si bien los intereses cobrados
superaban el máximo convencional y que existían cláusulas de aceleración, estos eran conocidos
por los afectados, por lo que no se puede aducir engaño.

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