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Existen dos tipos principales de antipsicóticos: los típicos y los atípicos. Los antipsicóticos
típicos, también conocidos como neurolépticos, son los primeros que se desarrollaron y
suelen tener más efectos secundarios, especialmente a nivel motor. Los antipsicóticos
atípicos son una clase más reciente de medicamentos que se desarrollaron para reducir
los efectos secundarios de los antipsicóticos típicos, aunque también pueden tener otros
efectos secundarios.
Sin embargo, como con cualquier medicamento, los antipsicóticos pueden tener efectos
secundarios. Algunos efectos secundarios comunes incluyen somnolencia, aumento de
peso, sequedad de boca, estreñimiento y mareo. Los antipsicóticos también pueden
aumentar el riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y trastornos del movimiento
como la discinesia tardía.
Es importante que las personas que toman antipsicóticos reciban un seguimiento médico
regular para monitorizar los efectos secundarios y ajustar la dosis según sea necesario.
Además, los antipsicóticos no deben ser interrumpidos de forma abrupta, ya que esto
puede provocar síntomas de abstinencia y un empeoramiento de los síntomas psicóticos.
Es importante tener en cuenta que los antipsicóticos no son adecuados para todas las
personas con psicosis o esquizofrenia. Algunas personas pueden experimentar efectos
secundarios intolerables o no responder a los antipsicóticos, y en estos casos, se pueden
explorar otras opciones de tratamiento.