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Tema: Enfrentando la oposición

Texto:
Sanbalat y Tobías estaban desesperados al ver como la obra de reconstrucción de los
muros avanzaba a pasos agigantados. Ya el muro de la ciudad estaba casi terminado
y sus esfuerzos por detener su construcción estaban fracasando. Así que intentaron
otra cosa: centraron sus ataques en el carácter de Nehemías. Si lograban asustar o
eliminar a Nehemías destruyendo su credibilidad frente al pueblo, los podrían
desanimar y poner fin a su esfuerzo [1]. Los ataques personales hieren y más
cuando la crítica es injustificada. En tales circunstancias es fácil desesperarse,
perder el entusiasmo y la pasión en el servicio. Ninguno de nosotros está exento de
recibir ataques personales porque cuando nos empeñamos en hacer la obra de Dios,
somos blanco de nuestros opositores. Nehemías enfrentó y venció los ataques
contra su carácter, porque no le dio crédito a quienes se oponían, él se enfocó en la
asignación que tenía de Dios. NO fue la “gente” la que te llamó a realizar esta labor,
sino Dios.
Quiero dejar en tu mente tres maneras de cómo responder a los ataques que
pretenden restarte credibilidad, infundirte miedo e impulsarte para que renuncies a tu
llamado.

1. Nehemías sufrió la envidia de sus opositores que pretendieron con engaños


sacarlo del lugar asignado por Dios. (Nehemías 6:1-2).
Al no poder impedir que el proyecto de Nehemías culminara con éxito mediante una
acción militar abierta (Nehemías 4:13–15), decidieron vencerlo mediante engaños [2].
Lo citaron al campo de Ono, que quedaba aproximadamente a unos 27 kilómetros de
Jerusalén.
¿Cómo reaccionó Nehemías? (Nehemías 6:3).
La reacción de Nehemías fue contundente. Cuatro veces le invitaron, y cuatro veces
les dio la misma respuesta (Nehemías 6:4) [3]. Aun cuando la tarea pueda parecer
insignificante para la gente que nos rodea (Nehemías 4:3), el concepto nuestro debe
ser el mismo de Nehemías: “YO HAGO UNA OBRA GRANDE” (Nehemías 6:3a).
Debemos tener una visión clara de la grandeza de la obra a la cual Dios nos llamó.

La trascendencia de lo que hacemos no lo determina la opinión de terceras personas,


sino la intencionalidad con que hacemos la cosas y el compromiso con la asignación
que Dios puso en nuestras manos. 
Nehemías no se dejó distraer por amigo o enemigo. “Si fuera yo a reunirme con
ustedes, el trabajo se detendría” (6:3b RVC). Simplemente se empeñó en terminar la
obra. Nehemías no permitió que una propuesta personal obstaculizara la obra que
hacía. Al mismo tiempo, al no ir, evitó el daño que planeaban hacerle sus opositores.
Para que el propósito de Dios se realice con éxito en nuestras vidas, es imprescindible
unir fe y una visión clara de lo que Dios quiere.

2. Nehemías sufrió insultos por medio de falsos rumores que desacreditaban su


carácter e integridad (Nehemías 6:5-6).

Una «carta abierta» sugería que la información que contenía era de dominio público.
Estaba llena de acusaciones difamatorias contra Nehemías y su pueblo. «Se dice» es
una de las principales armas del diablo. «Dicen» o «he oído» son frases que por lo
general preceden al chisme y a las mentiras.
Quisieron sembrar la duda en el pueblo sobre los verdaderos motivos e intenciones
del liderazgo de Nehemías. Lo acusaron sus detractores de rebelión y de apoyarse en
falsos profetas para proclamarse rey de los judíos, y rebelarse abiertamente contra el
rey Artajerjes, quien lo había autorizado a reconstruir los muros de Jerusalén [4]. Sus
enemigos se ofrecen como amigos protectores para buscar silenciar las calumnias que
ellos mismos habían inventado contra Nehemías.

¿Cómo reaccionó Nehemías? (Nehemías 6:8-9).

Cuando la oposición se levanta en contra nuestra o en contra de la obra de Dios,


generalmente somos tentados a decirle al Señor: «Señor, líbrame de esta situación».
Pero Nehemías oró diferente: «Oh Dios, fortalece tú mis manos». Cuando nosotros
oramos por fortaleza, Dios siempre responde [5].
Como siervos de Dios no podemos impedir que la gente hable de nosotros dentro y
fuera de la iglesia, pero sí podemos cuidar nuestro carácter y testimonio. Si Nehemías
hubiera detenido la obra para defender su reputación, las murallas nunca se hubieran
construido. 

Tengamos presente que Dios siempre reivindica a los siervos que le sirven con
integridad. Siempre que nos mantengamos enfocados en la asignación divina, Dios se
encargará de todo lo demás.

3. Nehemías sufrió la traición interna. Lo incitaban a refugiarse en el templo para


librarse de sus asesinos (Nehemías 6:10-13).

La verdadera intención del falso profeta Semaías era que Nehemías profanara el lugar
santo (la casa de Dios), al no estar autorizado por no ser sacerdote, para luego
cuestionar su devoción a Dios delante del pueblo (Número 18:7).
Como ellos conocían la vida espiritual de Nehemías querían usarla en su contra para
desacreditarlo como un violador de la ley de Dios. Los enemigos de Daniel usaron la
misma estrategia (Daniel 6).
Nehemías se dio cuenta de que Dios no había enviado a Semaías, sino que Tobías y
Sambalat lo habían sobornado para intimidarlo y hacerlo pecar. Generalmente el
“traidor” se muestra amigo e interesado en ayudar, haciendo un desborde de
generosidad y lisonjas.

EL PERFIL DE UN TRAIDOR.
Se muestra amigo.
Está cerca.
Comparte espacios.
Se alimenta de ti.
El amor a intereses es mayor que hacia ti.
Se muestra sumiso.
Exagera ser justo.
Se ahorcan solos.
JUDAS ES SU NOMBRE.

¿Cómo reaccionó Nehemías? (Nehemías 6:11)


“Pero yo le respondí: hombres como yo, no huyen ni se meten en el templo para
salvar el pellejo. Yo, al menos, no me meteré.” (Nehemías 6:11 DHH).
Nunca permitamos que la oposición, por muy fuerte o maliciosa que sea, nos asuste
tanto, que decidamos huir del lugar donde Dios en su soberana voluntad nos ubicó. En
la reacción de Nehemías aprendemos algunos principios válidos para discernir la
voluntad de Dios y evitar tales trampas

Primero. El profeta decía venir en el nombre de Jehová para distraer a Nehemías de


la realización de una obra que Dios mismo le había llamado a hacer. DIOS NO
ENTORPECE SU PROPIA OBRA.
Segundo. Semaías utilizó el nombre de Jehová para hacerlo desobedecer la ley de
Dios. DIOS NO SE CONTRADICE A SI MISMO.
Tercero. Esconderse en el templo era una costumbre pagana. Los judíos nunca
hacían tal cosa porque no se les permitía. DIOS NO SINCRETIZA SUS PRINCIPIOS.

CONCLUSIONES
Winston Churchill, el gran orador y líder político de Inglaterra dijo: “¡Nunca se dé por
vencido! Nunca, nunca, nunca, nunca. ¡Nunca se dé por vencido!”.
La tentación que Nehemías tuvo que resistir fue rendirse ante la oposición interna y
externa. Sin embargo, el siguió trabajando hasta terminar el proyecto de
reconstrucción.
Nada ni nadie lo desvió del propósito de Dios. Insistió en que hasta sus enemigos
aceptaran que sólo el Señor había logrado este gran triunfo, no su siervo (Nehemías
6:15-16). Se aseguró de que Dios recibiera toda la gloria

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