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Ser Madre de monja (Silvia de Pincirolli)

Desperté temprano Me voy al convento. Mi hija religiosa


Hoy por la mañ ana. El señ or me llama Y al no estar casada
Calcé mis zapatos Y voy a su encuentro No me pondrá nietos
Y con paso lento, La miré muy fijo Aquí en mi falda.
Fui hacia la ventana. Y guardé silencio. Pero con su entrega
El sol de invierno La mezcla confusa Desinteresada,
Se desperezaba De mis pensamientos Recorrerá el mundo
Detrá s de las nubes Me impedía decirle Y, tras cada jornada,
Anunciando el alba. Qué estaba sintiendo. Colmará mi casa
Y, tímidamente Con nietos del alma.
Un rayo se asomaba Y es que ni yo misma Sus hijas son otras
Tiñ endo el celeste Podía entenderlo Hijas consagradas
Que lo rodeaba. Estallé en un llanto, Se alejan del mundo
Tranquilo, primero Con metas muy claras:
Apoyé mi frente Y luego en sollozos Buscar al esposo
Contra el vidrio helado Desde muy adentro, Que vino a llamarlas
Y mis pensamientos Desde donde el alma Y alcanzar el gozo
En desordenado Se sale del pecho. De las almas santas
Tropel, me llevaron Ser madre de monja.
Hacia el pasado. ¿Por qué esta congoja ¡Que misió n tan alta
Aquí en mis entrañ as? Criar una hija
Esta ceremonia Si mi hija se aleja y a Dios entregarla.
Que hoy compartimos, Es porque Dios la llama.
Cada añ o renueva Ella no me deja,
Lo que yo he vivido. Soy yo quien reclama
El día en que mi hija ¡Qué grande el misterio!
Cambió su destino La razó n no alcanza
Y aceptó gustosa Para comprenderlo,
De Dios el designio: Si no es por la gracia
El de ser esposa Que Dios nos regala.
De su Hijo Divino. ¡Qué misió n tan alta,
Guardo sus palabras Criar una hija
Aú n en el recuerdo. Y a É l entregarla!
"No sigo estudiando,

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