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La autora recuerda el día en que su hija decidió convertirse en monja. Aunque inicialmente sintió tristeza al saber que su hija se alejaría para siempre, también se siente honrada de haber criado a una hija que ha decidido entregar su vida a Dios. Criar a una hija que se convierte en monja es una gran misión que llena de orgullo a la autora.
La autora recuerda el día en que su hija decidió convertirse en monja. Aunque inicialmente sintió tristeza al saber que su hija se alejaría para siempre, también se siente honrada de haber criado a una hija que ha decidido entregar su vida a Dios. Criar a una hija que se convierte en monja es una gran misión que llena de orgullo a la autora.
La autora recuerda el día en que su hija decidió convertirse en monja. Aunque inicialmente sintió tristeza al saber que su hija se alejaría para siempre, también se siente honrada de haber criado a una hija que ha decidido entregar su vida a Dios. Criar a una hija que se convierte en monja es una gran misión que llena de orgullo a la autora.
Desperté temprano Me voy al convento. Mi hija religiosa
Hoy por la mañ ana. El señ or me llama Y al no estar casada Calcé mis zapatos Y voy a su encuentro No me pondrá nietos Y con paso lento, La miré muy fijo Aquí en mi falda. Fui hacia la ventana. Y guardé silencio. Pero con su entrega El sol de invierno La mezcla confusa Desinteresada, Se desperezaba De mis pensamientos Recorrerá el mundo Detrá s de las nubes Me impedía decirle Y, tras cada jornada, Anunciando el alba. Qué estaba sintiendo. Colmará mi casa Y, tímidamente Con nietos del alma. Un rayo se asomaba Y es que ni yo misma Sus hijas son otras Tiñ endo el celeste Podía entenderlo Hijas consagradas Que lo rodeaba. Estallé en un llanto, Se alejan del mundo Tranquilo, primero Con metas muy claras: Apoyé mi frente Y luego en sollozos Buscar al esposo Contra el vidrio helado Desde muy adentro, Que vino a llamarlas Y mis pensamientos Desde donde el alma Y alcanzar el gozo En desordenado Se sale del pecho. De las almas santas Tropel, me llevaron Ser madre de monja. Hacia el pasado. ¿Por qué esta congoja ¡Que misió n tan alta Aquí en mis entrañ as? Criar una hija Esta ceremonia Si mi hija se aleja y a Dios entregarla. Que hoy compartimos, Es porque Dios la llama. Cada añ o renueva Ella no me deja, Lo que yo he vivido. Soy yo quien reclama El día en que mi hija ¡Qué grande el misterio! Cambió su destino La razó n no alcanza Y aceptó gustosa Para comprenderlo, De Dios el designio: Si no es por la gracia El de ser esposa Que Dios nos regala. De su Hijo Divino. ¡Qué misió n tan alta, Guardo sus palabras Criar una hija Aú n en el recuerdo. Y a É l entregarla! "No sigo estudiando,