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¡Buenas tardes!

El día de hoy hemos recibido en esta comunidad a nuestra madre María Santísima en su advocación como
nuestra Sra. De Talpa, o nuestra señora del rosario, con el deseo de venerarla, de cuidarla, de apapacharla
cantándole alabanzas como un hijo quiere a su madre o como una madre ama a su hijo, brindémosle un fuerte
aplauso, así mismo para pedirle que interceda ante su hijo Jesucristo para recibir favores.
En estos momentos en que ella está con nosotros como madre de Dios y madre nuestra vamos a elevar una
oración a Dios para iniciar un tema que nos va a hablar de ella y así fortalecer nuestra fe de seguir el camino
que ella nos indica para seguir a su hijo Jesús.
Mt. 18,19-20 yo les digo también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier
cosa, mi Padre del cielo se los concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en
medio de ellos.
Canto: Espíritu de Dios o Divino Espíritu Bajad pág. 110

1. Cantar, Madre, quisiera


por qué te amo .
Por qué tu dulce nombre
me hace saltar de gozo
el corazón,
y por qué el pensamiento de tu suma grandeza
a mi alma no puede inspirarle temor.
Si yo te contemplase en tu sublime gloria,
muy más brillante sola
que la gloria de todos los elegidos juntos,.
no podría creer que soy tu hija,
María, en tu presencia bajaría los ojos...

2. Para que una hija pueda a su madre querer,


es necesario que ésta sepa llorar con ella,
que con ella comparta sus penas y dolores.
¡Oh dulce Reina mía,
cuántas y amargas lágrimas lloraste en el destierro
para ganar mi corazón, ¡oh Reina!
Meditando tu vida
tal como la describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte y hasta a acercarme a ti.
No me cuesta creer que soy tu hija,
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres
como yo
3 Cuando un ángel del cielo te ofrece ser la Madre
de un Dios que ha de reinar eternamente,
veo que tú prefieres, ¡oh asombroso misterio!,
el tesoro inefable de la virginidad.
Comprendo que tu alma, inmaculada Virgen,
le sea a Dios más grata
que su propia morada de los cielos.
Comprendo que tu alma, humilde y dulce valle,
contenga a mi Jesús, océano de amor.

4 Te amo cuando proclamas


que eres la siervecilla del Señor,
del Señor a quien tú con tu humildad cautivas.
Esta es la gran virtud que te hace omnipotente
y a tu corazón lleva la Santa Trinidad.
Entonces el Espíritu, Espíritu de amor,
te cubre con su sombra,
y el Hijo, igual al Padre,
se encarna en ti...
¡Muchos habrán de ser
sus hermanos
pecadores
para que se le llame: Jesús, tu primogénito!

5 María, tú lo sabes: como tú


no obstante ser pequeña, poseo y tengo en mí
al todopoderoso.
Mas no me asuste mi gran debilidad,
pues todo los tesoros de la madre
son también de la hija,
y yo soy hija tuya, Madre mía querida..¡Acaso no son mías tus virtudes
y tu amor también mío?
Así, cuando la pura y blanca Hostia
baja a mi corazón,
tu Cordero, Jesús, sueña estar reposando
en ti misma, María.

6 Tú me haces comprender, ¡oh Reina de los santos!,


que no me es imposible caminar tras tus huellas.
Nos hiciste visible
el estrecho camino que va al cielo
con la constante práctica de virtudes humildes.
Imitándote a ti,
permanecer pequeña es mi deseo,
veo cuán vanas son las riquezas terrenas.
Al verte ir presurosa a tu prima Isabel,
de ti aprendo, María,
a practicar la caridad ardiente.

7 En casa de Isabel escucho, de rodillas,


el cántico sagrado, ¡oh Reina de los ángeles!,
que de tu corazón brota exaltado

Me enseñas a cantar los loores divinos,


a gloriarme en Jesús, mi Salvador.
Tus palabras de amor son las místicas rosas
que envolverán en su perfume vivo
a los siglos futuros.
En ti el Omnipotente obró sus maravillas,
yo quiero meditarlas y bendecir a Dios.

8 A san José, que ignora


el milagro asombroso
que en tu humildad
quisieras ocultar,
tú le dejas llorar cerca del tabernáculo
donde se oculta y vela
la divina beldad del Salvador.
¡Oh, cuánto amo, María, tu elocuente silencio!
Es para mí un concierto muy dulce y melodioso,
que canta a mis oídos la grandeza,
y hasta la omnipotencia,
de un alma que su auxilio sólo del cielo espera...

Canto: pág. 121


HOY HE VUELTO

Cuántas veces siendo niño te recé,


con mis besos te decía que te amaba.
Poco a poco con el tiempo, olvidándome de Ti,
por caminos que se alejan me perdí.

Hoy he vuelto, Madre, a recordar


cuántas cosas dije ante tu altar
y al rezarte puedo comprender
que una Madre no se cansa de esperar.

Al regreso, me encendías una luz,


sonriendo desde lejos me esperabas.
En la mesa, la comida aún caliente y el mantel
y tu abrazo en mi alegría de volver.

Aunque el hijo se alejara del hogar,


una madre siempre espera su regreso.
Que el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor
es su madre y el milagro de su amor.

TEMA: EN EL CAMINO DE LA COMUNIÓN ECLESIAL


Preámbulo
Muchas veces hemos escuchado la palabra comunión, ¿En dónde la hemos escuchado o la hemos vivido?
Unión de dos o más cosas en lo que tienen en común
Comunidad de personas que profesan una misma religión o que comparten una misma ideología política.
A que les suena la palabra eclesial= iglesia
¿Qué relación tiene la madre de Dios en esta comunión eclesial? Ejemplo el estar todos reunidos aquí como
iglesia. Estamos unidos en fraternidad, como hermanos y como hijos de María. Cuando vamos a la santa misa
también nos unimos a una asamblea para celebrar la Eucaristía como sacramento de unidad.
Cuando nosotros hablamos de una madre automáticamente estamos hablando de un hijo y cuando hablamos
de un hijo también estamos hablando de una madre son dos binomios que no podemos separar son
inseparables, pues así también si hablamos de María automáticamente estamos hablando de Jesús y si
hablamos de Jesús automáticamente estamos hablando de María.
Ahora si nosotros estamos hablando de la iglesia entonces de quien estamos hablando….
¿Quién ha rezado el Ángelus? Lc. 1, 26-28
El ángel del señor anunció a María y concibió por obra del espíritu santo, he aquí la esclava del Sr. Hágase en
mi según tu palabra y el verbo habito entre nosotros.
Que le responderíamos al Sr si nos dijera quiero que toda tu familia se vaya a África a anunciar el evangelio, a
dar a conocer su palabra a todas aquellas personas que aún no conocen a Dios.
O como cuando José y María llevaron a presentar a Jesús al templo para ofrecerlo en sacrificio, como cuando
nosotros presentamos a los niños a los 3 años que le decimos al Señor, ojala que mi hijo algún día te sirva
señor siendo un sacerdote o siendo una religiosa.
O también como María que escucho la voz del ángel que le dijo no temas maría Lc. 1, 30-31
Escuchar la voz de Dios a través del E.S. no ser necios
¿Conocemos los planes de Dios? Lc. 2, 48-51
Con todo esto podemos ver como María tenía un corazón unificado que pertenecía exclusivamente a Cristo,
con la asunción de María (subida en cuerpo y alma) por tener una participación activa en la iglesia ¿nosotros
también tenemos una participación activa en la iglesia?
La Bienaventurada virgen avanzo en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su hijo hasta la
cruz, por esa misma fe divina, se mantuvo de pie.
Cuando muere Jesús ella acompaña a los discípulos a compartir el pan, en la eucaristía, no se condiciona a
tiempos ni espacios, por ejemplo hay tengo flojera a ir a misa es que está lloviendo, o que flojera tengo
confesarme, nos estamos perdiendo de pan bajado del cielo que se convierte en el cuerpo de Cristo. El asume
la carne humana para quedarse una pequeña fracción del pan.
Olvida, que Dios es santo y no puede estar en comunión con quienes no practican la santidad. ...
La comunión con Dios es diaria. Son nuestros pensamientos, nuestras acciones diarias, nuestros hábitos y
nuestro carácter lo que determina el grado de comunión que tenemos con nuestro señor Jesucristo.
Koinonía es la transliteración de la palabra griega κοινωνία, que significa comunión; como concepto teológico
alude a la comunión eclesial y a los vínculos que ésta misma genera entre los miembros de la Iglesia y Dios,
revelado en Jesucristo y actuante en la historia por medio del Espíritu Santo.

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