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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA V. 19, Nº 40: 103-114 OUT.

2011

LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE


INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA -
RELATOS, ACCIONES Y POLÍTICAS EN EL CASO ARGENTINO

Gabriel Kessler

RESUMO

La preocupación por el delito se ha extendido en toda América Latina. Además de presentar los resultados
de una investigación realizada en la Argentina con métodos cuantitativos y cualitativos, este artículo
intenta contribuir a la comparación con procesos similares en otros países de la región. La idea central es
que la generalización del sentimiento de inseguridad produce consecuencias en el plano de los imaginarios,
lo que se llamará relatos de la inseguridad y de las prácticas sociales, la gestión de la inseguridad.
Asimismo, se modifica la asociación exclusiva entre temor y autoritarismo, forjadas cuando la inseguridad
era inquietud de una minoría. Una serie de paradojas centrales en este campo de estudio en el mundo
anglosajón, esto es, el enigma de porqué los grupos menos victimizados son en apariencias los más temerosos,
se revisan para el caso argentino.
PALAVRAS-CHAVE: delito; temor; Argentina.

I. INTRODUCCIÓN de las tasas de delito son comparativamente bajas,


como lo muestra la centralidad de la cuestión en
En el 2008 la delincuencia fue considerada
las últimas elecciones presidenciales realizadas
como el principal problema por los
entre fines del 2009 y principios del 2010 en Cos-
latinoamericanos (LATINOBARÓMETRO, 2008,
ta Rica, Chile y Uruguay3.
p. 25)1. Tal hecho no resulta tan sorprendente si
se considera que con sólo el 14% de la población Si en cuanto a los homicidios las diferencias
mundial, menos del 4% de las armas mundiales nacionales son muy importantes, las encuestas de
en manos civiles, la región concentra el 40% de las grandes urbes de la región convergen en
los homicidios cometidos en el globo con armas establecer entre un 30 o 40% de población
de fuego (KARP, 2009, p. 15). A pesar de la victimizada en un año (TUDELA, 2006), más del
varianza en las cifras de delitos entre los países2, doble del 15% del promedio en Europa Occidental
los habitantes de distintas naciones coincidían en (VAN DIJK et alii, 2005). La expectativa de sufrir
priorizar el tema. La preocupación se duplicó en- un hecho, a su vez, acompaña estas diferencias
tre 2003 y 2007 (DAMMERT, ALDA & RUIZ, intercontinentales: el 25% de los que expresaban
2008, p. 21) y ha cobrado relevancia aun allí don- su temor en este estudio europeo empalidece frente
al 60% o 70% que lo declaran en nuestras
encuestas (TUDELA, 2006). Tasas de delito y te-
1 En 1995, primer año de esta encuesta regional anual, sólo mor conservan una lógica de las proporciones: la
el 5% de los entrevistados de 18 países ubicaban a la segunda suele ser el doble o más de la primera. La
delincuencia como principal problema del país, en el 2008 “presión ecológica” (ROCHE, 1998) lo explica:
era un 17% y por primera superaba al desempleo. Se trata
de resultados generales, por lo cual hay diferencias entre
los países: mientras el delito ocupaban un primer lugar en 3 Laura Chinchillla, electa presidente de Costa Rica, señaló
Venezuela, Nicaragua y México, su lugar era menos rele-
a la lucha contra crimen organizado como el principal pro-
vante en otras naciones.
blema del país (cf. CHINCILLA, 2009). En Chile, una de
2 Las tasas medias de homicidios sobre 100 000 habitantes las principales prioridades de S. Piñera es “ganarle la batalla
en el decenio 1995-2005 muestran en un extremo a El Sal- a la delincuencia” para lo cual propone medidas tan
vador con 48,8, Colombia con 43.8 y en el otro a Chile 5,4 controversiales como una red de 50 000 informantes de la
y Uruguay con 5,6 (WAISELFISZ, 2008, p. 35). policía en la población (cf. WERTH, 2010).

Recebido em 18 de maio de 2010.


Aprovado em 18 de junho de 2010.
Rev. Sociol. Polít., Curitiba, v. 19, n. 40, p. 103-114, out. 2011
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LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA

cuanto más personas victimizadas hay en una consecuencias específicas en el plano de los
ciudad o en una zona, más información sobre estos imaginarios y de las prácticas sociales. La
hechos circula y se intensifica la preocupación, generalización de la inquietud también cuestiona
más allá de haber sufrido o no un delito consensos fundados en momentos donde la
personalmente. preocupación era más restringida. ¿Qué procesos
alimenta el sentimiento de inseguridad al
Proyectada sobre el plano espacial, entonces,
extenderse? El acuerdo acerca de que se trata de
se restituye una lógica entre tasas de delito y te-
un problema público cualitativamente diferente de
mor, no obstante lo cual, el sentimiento de
lo habitual en el pasado plantea una serie de
inseguridad es un hecho social diferenciado del
interrogantes: sobre las causas, los riesgos
crimen, con su dinámica y consecuencias sociales
personales y las soluciones necesarias. Las
específicas. Exponer esto es el objetivo del pre-
respuestas son las piezas que conforman los rela-
sente artículo, basado en una investigación reali-
tos sociales sobre la inseguridad. Tal definición
zada en Argentina4 donde la preocupación es muy
de la realidad sugiere qué emociones son lógicas
intensa: se ha ubicado en segundo lugar mundial
sentir y se proyecta al terreno de la acción, sobre
entre 42 países en una investigación del 2006, sólo
las precauciones obligadas, que llamaremos
superada por África del Sur (ESTUDIO AC
gestión de la inseguridad. En cuanto a los consen-
NIELSEN, 2006)5. Mientras que encuestas de
sos trastocados, se modifica el clásico vínculo
mediados de los años 1980 registraban alrededor
entre temor y autoritarismo. Finalmente, las
de un 20% de población preocupada por el tema y
paradojas de la inseguridad, esto es, el enigma de
un 40% a fines del decenio siguiente, la inquietud
porqué los grupos en apariencia menos
alcanza a casi un 80% de los entrevistados en el
victimizados son los más temerosos, en torno a
20096. Poco importa que las tasas de homicidios
cuya elucidación se organizó parte de este campo
sean menores a las de gran parte de los países de
de estudio, serán sometidas a revisión con el re-
la región, han sobrepasado su media histórica y el
curso de la perspectiva cualitativa.
delito en general ha aumentado un 250% en las
últimas dos décadas7. Así las cosas, la sociedad En sus sucesivas secciones este artículo tran-
sufre una dislocación de su relación tradicional sita por las cuestiones señaladas. En la primera
con el delito, sin detectarse una mayor aceptabilidad parte se presentan precisiones conceptuales; a
de las nuevas tasas. Muy por el contrario, el des- continuación se revisa la dimensión política, se-
contento es creciente, tanto como el descreimiento guidamente los relatos, luego las acciones y en
de un mejoramiento futuro, tal como todas las fin, las paradojas y la gestión de la inseguridad.
encuestas de los últimos años lo muestran. Cerraremos el trabajo planteando interrogantes
sobre los puntos en común y las diferencias entre
En virtud de la centralidad regional del tema, el
los países de la región. Las reflexiones se basan
artículo desarrollará aquellos tópicos que pudieran
en una investigación desarrollada con métodos
ser más fructíferos para la comparación con otros
cuantitativos, cualitativos y archivos de prensa en
países. La idea central es que la extensión social
diferentes etapas entre el 2004 y principios del
del sentimiento de inseguridad produce
20098. Centrada sobre todo en la ciudad de Buenos

4 Este artículos se basa en hallazgos presentados más


8 El trabajo cualitativo fue realizado en distintas fases. En
extensamente en Kessler (2009).
una primera se realizaron 70 entrevistas entre el 2004 y
5 La preocupación por el delito era del 18% en América
2006 en el área metropolitana de Buenos Aires. Los criterios
Latina, 24% en la Argentina y 7% en el resto de los países. de selección respondían a variables socioeconómicas,
6 Datos extraídos del banco de datos de Ipsos-Mora y ocupacionales, de sexo, edad y experiencias de
Araujo y resultan de adicionar las siguientes preguntas: victimización. En segundo lugar se efectuaron 30 entrevis-
¿cuál es el problema más grave del país?. ¿en segundo lu- tas en la Ciudad de Córdoba que cuenta con un millón y
gar?, ¿en tercer lugar? medio de habitantes, Posadas con 300 000, capital de la
provincia de Misiones, en el Noreste del país, un pueblo de
7 La tasa de homicidios dolosos era de cinco sobre 100 000 1 300 habitantes y una ciudad de 10 000 cercanos entre sí,
en 1984, llegando a casi el nueve en 2003 para luego conocer ambos de la Provincia de Buenos Aires. En 2006-2007 se
una reversión hasta un siete. Los delitos contra la propiedad co-dirigió un trabajo en un Conjunto Habitacional del
pasan de 1 500 sobre 100 000 en 1984 al 3 500 en 2003 conurbano bonaerense altamente presente en los medios de
(KOSOVSKY, 2007). comunicación en relación con la problemática de inseguridad.

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Aires, se ha realizado trabajo de campo también garantías ofrecidas por el Estado de Bienestar
en otros centros urbanos. (CASTEL, 2003; LAGRANGE, 2003). En Améri-
ca Latina, por su lado, se lo vinculó a las ansieda-
II. DEL MIEDO AL CRIMEN AL SENTIMIENTO
des propias de una modernización urbana perifé-
DE INSEGURIDAD
rica (LECHNER, 1990; REGUILLO, 2000), a la
El “miedo al crimen” surge como campo de herencia de las dictaduras militares (KOONINGS
estudios en Estados Unidos a mediados de la dé- & KRUIJT, 1999), aunque también una incipiente
cada del 1960. Fue un resultado inesperado de literatura ha intentando explicar su relación con el
investigaciones que buscando constatar un denun- delito (CALDEIRA, 2001; DAMMERT & ARIAS,
ciado aumento del delito en el momento de las 2007; BERGMAN & FLOM 2008; KESSLER,
luchas por los derechos civiles, no corroboraron 2009).
tal incremento pero sí del temor 9. Tampoco
La criminología define al miedo al crimen como
establecieron una relación significativa entre haber
“una respuesta emocional de temor o de ansiedad
sido víctima de un crimen y el miedo, aunque sí
frente al crimen o a símbolos que la persona asocia
entre éste y la ansiedad frente a la integración ra-
con el crimen” (FERRARO, 1995, p. 4). Preferi-
cial incipiente. Desde los primeros estudios el
mos en cambio la idea de sentimiento de
miedo al delito ha exhibido una autonomía relati-
inseguridad, puesto que si las referencias al temor
va: suele aumentar al incrementarse la victimización
no dejan de ocupar un lugar central, incluye otras
pero una vez instalado como problema social, ya
emociones suscitadas, como la ira, la indignación
no disminuye aunque las tasas de delito lo hagan.
o la impotencia y comprende también las
No guardaría relación con las probabilidades de
preocupaciones políticas, los relatos sobre sus
sufrir un hecho de cada categoría social. El mayor
causas y las acciones que conformarán la gestión
temor de mujeres y adultos mayores a pesar de
de la inseguridad. Por otro lado, mientras que esta
ser menos vulnerables al delito, así como el poco
noción intenta abarcar un fenómeno
impacto de la victimización, son las paradojas que
multidimensional, la criminología se ha abocado a
se ha intentado explicar.
encontrar un indicador que sintetice la esencia del
Su marca de origen perdurable será esta problema10. Ahora bien, ¿qué es la inseguridad,
relación conflictiva con el delito: la sospecha de según los entrevistados argentinos? No se refiere
ser el nexo convergente de otras inquietudes, a a todos los delitos violentos, se excluye los que se
menudo de las peores pasiones públicas; un obje- vinculan con el crimen organizado que sólo
to de emoción diferenciado de sus causas, para afectarían a sus copartícipes y puede incluir
retomar la fórmula clásica de D. Hume (2002), acciones que no suponen la infracción de la ley,
Por ello, mientras que la criminología ha intenta- como el temor que ocasiona en algunos, la pre-
do encontrar la lógica de las paradojas menciona- sencia de grupos de jóvenes en la calle sin violar
das focalizándose en la relación entre ambos norma alguna. Su rasgo particular es la aleatoriedad
hechos, otras corrientes de estudio lo han vincu- del peligro. Podría definirse como toda amenaza a
lado más a una hipersensibilidad posmoderna al la integridad física, más que a los bienes, que
riesgo (GIDDENS, 1991), a la frustración de una
promesa securitaria junto a la erosión de las
10 Las primeras preguntas indagaban sobre una sensación
general de inseguridad en el entorno, poco específica en
relación con el crimen (“Se siente ud. muy seguro/seguro/
un poco inseguro/nada seguro caminando casa sólo de noche
Entre 2008 y 2009 se hicieron grupos focales con jóvenes.
por su barrio”). Se sugirió entonces diferenciar entre una
Se utilizaron datos cuantitativos de distintas investigaciones
preocupación por el tema como problema público, una
y se participó en 2007 en el diseño y análisis de una encuesta
dimensión cognitiva de percepción de probabilidad de ser
de victimización de 25 000 casos realizado en la Ciudad de
víctima y el temor (FERRARO & LAGRANGE, 1987).
Buenos Aires por el gobierno municipal y la Universidad
Los estudios actuales suelen interrogar sobre el miedo
de San Andrés.
personal a delitos específicos así como en el caso de la
9 El miedo al crimen (“fear of crime”) es hoy un sub- encuesta de victimización británica, la frecuencia en que se
campo de la criminología con un desarrollo considerable. experimenta preocupación (“worry”), obteniéndose con
Para un estado del arte con los principales hallazgos, ver ambas innovaciones valores menores que al responderse
Hale (1996). Ditton y Farrall (2000) es una compilación de por una sensación de inseguridad genérica (JACKSON,
artículos paradigmáticos. 2005).

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LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA

parecería poder abatirse sobre cualquiera. Esto capaces de todo tipo de abuso, para los sectores
explica porque en una jerarquía de delitos temi- populares del interior; “gente que antes no existía”,
dos, uno poco frecuente y al mismo tiempo más como limpiavidrios de autos, mendigos o
cercano a la aleatoriedad (“que te ataquen en la cartoneros, para algunos entrevistados de sectores
calle sin motivo”) haya ocupado el segundo lugar altos de la ciudad de Buenos Aires, mientras que
entre los temores de los habitantes de Buenos Aires otros temen a la policía y desconfían de los
encuestados en el 2007. La aleatoriedad se funda- guardias privados. La deslocalización y la
menta en la percepción del incremento de hechos desidentificación no produce la abolición de ciertos
y se proyecta tanto en el espacio como en la estigmas y prejuicios sobre personas y lugares,
pluralidad de figuras de lo temible. por el contrario, esta pluralidad de imágenes
refuerza la sensación de una amenaza aleatoria y
En relación a lo primero, una de sus facetas es
omnipresente.
la deslocalización del peligro: el fin de la división
entre zonas seguras e inseguras bien definidas. III. TEMOR Y POLÍTICA
Cuando se siente que la amenaza ha sobrepasado
Distintos estudios han señalado que el incre-
sus fronteras tradicionales y puede penetrar en
mento de la sensación de inseguridad afecta la
cualquier territorio, se retroalimenta la sensación
calidad de vida, favorece el apoyo a las políticas
de inseguridad. Esto constituía una diferencia en-
más punitivas, contribuye a la deslegitimación de
tre nuestros dos grandes centros urbanos, Buenos
la justicia penal, promueve el consenso en torno a
Aires y Córdoba respecto de Posadas y las dos
las acciones “por mano propia” y a la difusión del
localidades más pequeñas, donde el delito seguía
armamentismo (HALE, 1996). En líneas generales,
asociada a determinadas zonas. Es posible que la
temor y autoritarismo han sido asociados y sin
centralidad de la figura de un delito anómico, indi-
duda, cuando la preocupación afectaba a una par-
vidualizado, producto de la crisis social, diferente
te minoritaria de la población penetraba sobre todo
a la imagen de las bandas o del crimen organizado
en los sectores más conservadores. Esto cambia
con un territorio bajo su control, contribuya a la
necesariamente cuando se extiende, aunque sus
deslocalización del delito, a pesar de que la
consecuencias políticas no son unívocas. Para D.
distribución del delito no es en verdad aleatoria,
Garland (2005) el incremento del miedo en las
sino que está en el caso de Buenos Aires mucho
clases medias de los Estados Unidos e Inglaterra
más presente en las zonas de menores ingresos
debilitó desde los años 1970 el sostén que las eli-
(BERGMAN & KESSLER, 2009).
tes progresistas brindaban a una política penal y
En segundo lugar, se produce una judicial más benigna, generando consenso hacia
desidentificación relativa de las figuras de temor: medidas más punitivas. En Francia P. Robert y
la percepción de amenaza no se limita sólo a las M.-L. Portier (1997) advirtieron la persistencia
imágenes más estigmatizadas, como los jóvenes durante dos décadas de un “síndrome conserva-
de sectores populares. En efecto, los entrevista- dor-autoritario” que asociaba la preocupación por
dos relatan robos de parte de personas “bien ves- la seguridad, la xenofobia y el apoyo a la pena de
tidas”, que “parecía gente de clase media”; en muerte frente al cual hacían las veces de “antído-
urbanizaciones privadas circulan historias de gente to” ser de izquierda, tener mayor capital cultural,
que ha entrado a robar “vestida con traje y corbata, ser ateo o agnóstico. En un estudio posterior los
como un nuevo vecino que venía de trabajar”, y mismos autores (ROBERT & PORTIER, 2004)
en comercios de barrios populares, se describen detectaron un nuevo grupo, los “neo-inseguros”,
hechos protagonizados por mujeres, algunas con cuyos miembros provienen de las categorías an-
bebés en brazos, o incluso por parejas de ancianos. tes exorcizados de tal preocupación y para los que
De este modo, las figuras habituales de estigma y la inseguridad se disocia de los otros elementos
temor siguen siendo compartidas así como hay del síndrome autoritario: están preocupados por
otras más temibles según el sector social, sexo, el tema pero no son xenófobos ni apoyan la pena
grupo de edad y área de residencia. Policía y de muerte.
guardias privados en los lugares de diversión para
El caso argentino se asemejaría más al francés.
jóvenes de sectores populares; agresores sexuales,
En la encuesta de la ciudad de Buenos Aires la
para las mujeres de barrios de los suburbios de
preocupación por el delito alcanzaba a un 70% de
Buenos Aires; personas ligadas al poder local
los entrevistados, pero las medidas para combatir

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la inseguridad que más apoyo tenían eran las individual con las de un orden público con carac-
sociales: consolidar la educación y luchar contra terísticas autoritarias.
el desempleo; les seguían las legales: combatir la
El autoritarismo no es un efecto mecánico de
corrupción policial y hacer que las leyes se
la difusión de la inquietud; el cambio más evidente
cumplan y recién en último lugar se ubicaban las
es la intensificación de un tipo de práctica social
punitivas: castigos más severos y la aplicación de
observada y que, siguiendo a M. Lianos y M.
la pena de muerte. A. Otamendi (2009) en el
Douglas (2000) llamamos “presunción generali-
análisis de una encuesta nacional distingue un polo
zada de peligrosidad.” Se trata del trabajo de
de apoyo a un Estado mínimo, la predilección de
decodificación de las eventuales amenazas en to-
medidas punitivas y de solución rápida al delito
das las interacciones y espacios: intentar
frente a otro asociado con una definición más
reconocerlas por gestos, rasgos o silencios; colo-
amplia del rol del Estado, que apoya medidas
car dispositivos para detectar los peligros y
sociales como solución al delito y concibe en
mantenerlos a distancia. Esto retroalimenta una
consecuencia que la solución será más lenta. Como
disminución generalizada de la confianza, afecta
veremos en el próximo apartado al tratar los rela-
todos los planos de la vida social, clasificando los
tos, la inseguridad se procesa diferentemente
lugares entre resguardados o potencialmente
según las ideologías previas pero no las deja
peligrosos. La generalización de la sospecha tiene
indemnes.
cierta continuidad entre prácticas sociales
Tampoco los discursos más autoritarios se extendidas con acciones públicas. En el plano
mantienen idénticos a los del pasado. En los microsocial, conlleva formas de elusión preventi-
comienzos del trabajo de campo en el 2004, todavía va del otro que, más allá de la intención manifiesta
era posible escuchar que “durante el gobierno de quien cree protegerse, produce una evidente
militar [1976-1983] había más seguridad”, ya que discriminación de aquellos que son evitados en
la represión del Estado estaba (sólo) dirigida a los entrecruzamientos urbanos: “ellos te distinguen,
quienes “estaban en algo”. En las últimas fases por como te vestis, sos una negra para ellos, cruzan
del trabajo la situación era distinta. La reapertura la calle, se cambian de asiento en el tren, como si
de los juicios contra los militares por crímenes fueras a robarle y te sentís muy mal” nos decía
contra la humanidad desde el 2004, y el con amargura una joven de los suburbios de
develamiento de nuevos delitos de la dictadura que Buenos Aires. En un plano más general, esto ayuda
para mucha gente no podían asociarse con lo po- a explicar las escasas reacciones contrarias y hasta
lítico – sobre todo robos de bebés, pero también el apoyo a formas de control por parte de fuerzas
secuestros a empresarios y saqueos de bienes – de seguridad de asentamientos precarios y barrios
fue deconstruyendo la oposición clásicamente tipificados como peligrosos: “Yo no tengo proble-
reaccionaria: “democracia insegura versus ma que me revisen cada día, porque no tengo nada
dictadura segura”. Los discursos autoritarios se que ocultar” afirmaba como una suerte de
van reorganizándo sobre nuevos ejes. En primer descargo un vecino de Fuerte Apache, un barrio
lugar, el paso del tiempo erosiona la dictadura muy estigmatizado y rodeado por la gendarmería.
como hito de referencia, en particular en las nuevas La mirada propia y ajena está influenciada por la
generaciones que han nacido en democracia. En instalación de un dispositivo de control. Así, la
tal sentido, en ciertos grupos focales con jóvenes presunción de peligrosidad generalizada conlleva
porteños de niveles medio-altos a fines de 2008 un riesgo profundo y subrepticio, porque no se
observamos que eran sumamente liberales en te- plantea como estigmatizador en la intención pero
mas ligados a la diversidad, como las minorías indudablemente lo es. Por otro lado, no sostiene
sexuales, religiosas o los grupos estéticos, mientras la impugnación de toda diferencia, sino que puede
que eran autoritarios en aquello que se refería al convivir con la aceptación de formas de diversidad
delito, al que asociaban de manera abierta con y alteridad, rechazando violentamente las que
franjas marginales de sectores populares y hasta parezcan potencialmente amenazantes.
con un discurso crítico con los derechos huma-
IV. LOS RELATOS DE LA INSEGURIDAD
nos: “no podés hacer nada contra los delincuentes
porque te vienen los derechos humanos”. El deli- Declaraciones programáticas y orientaciones
to marcaba una frontera y se advertía una para la vida cotidiana se combinan en los relatos
articulación novedosa entre demanda de libertad de la inseguridad de los entrevistados. Con ellos

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elaboramos una tipología de construcciones se los persigue y castiga sino que se los favorece
discursivas, cada tipo es una de las formas soci- con “leyes blandas y jueces garantistas”. “Mi vida
almente existentes de responder a las preguntas gira en torno a la inseguridad” aseguraba una re-
que circulan entre los especialistas, los medios y presentante del segundo relato que sostiene la
la sociedad en general sobre las causas de la alterofobia y el encierro como imperativo de la
situación, a qué y a quién se debe temer, qué puede vida cotidiana, puesto que todo aquello que está
hacer uno para protegerse y cuáles son las tareas más allá del mundo cercano, unido por lazos de
que le corresponderían al Estado11. Los relatos sangre o muy íntimos, es peligroso o amenazante,
surgen en parte para explicar por qué la situación sin que las causas aparezcan muy claras. Es un
ha dejado de ser como en el pasado y ordenan relato policlasista pero que en cada grupo social
escalas diferentes. Transitan del plano general al se focaliza en alteridades distintas y a menudo,
personal, vinculando la definición de la realidad juicios xenófobos contra migrantes de países
social con la vida cotidiana. Por ello, una determi- vecinos. Este grupo extrema las medidas de
nada gestión de la inseguridad intentará ser seguridad comprando todo tipo de dispositivos y
coherente con el cuadro trazado de la situación: si restrigiendo los movimientos al máximo.
el mundo se volvió muy peligroso, más vale limi-
Los discursos de intensidad media coinciden
tar las salidas; si no es tan así, con algunas
en que la situación se ha degradado, propugnando
precauciones alcanza. ¿Por qué llamarlos relatos?
precauciones, pero sin que el tema sea el centro
Si por un lado ofrecen un diagnóstico del proble-
de los desvelos cotidianos. En ellas se concentran
ma y de lo que debería hacer el Estado, se
la mayor cantidad de personas entrevistadas y,
aproximan a la concepción de Michel de Certeau
creemos, la mayoría de la población. El relato de
(2000, p. 128) en cuanto proponen prácticas del
la degradación moral, presente en la clase media
espacio que “organizan los andares” y “hacen el
baja de Buenos Aires, expresa una ideología de
viaje, antes o al mismo tiempo que los pies lo
derecha pero sin establecer la relación “gobierno-
ejecutan”. Son entonces una suerte de guía para
subversión-delito” antes señalada. El eje es una
manejarse en la ciudad: cartografías para decidir
paulatina declinación político-moral que
trayectorias y recorridos entre los lugares, más
comenzaría con la reinstauración de la democra-
orientados al espacio que al tiempo.
cia en los años 1980 y que se amplifica con la
Decidimos agruparlas por la intensidad de la crisis social de los 1990 llevando a la
preocupación y diferenciamos entre ocho discur- descomposición familiar, el desorden escolar, el
sos divididos en tres grupos, según ésta sea in- incremento del consumo de droga y, por esa vía,
tensa, intermedia o baja. En las narrativas más del delito. La narrativa de la crisis social comparte
securitarias, la inseguridad es un eje central de la con la anterior el hincapié en el quebranto social
vida cotidiana y la visión del mundo. La más de los 1990 pero no la atribución causal a la de-
autoritaria plantea una complicidad delito- mocracia como tampoco pregona una crisis mo-
subversión en el poder: se trata de una lectura en ral. Brinda explicaciones más estructuralistas, so-
clave política, la única que reivindica abiertamente bre las consecuencias de la pobreza y el desempleo
la última Dictadura Militar. El delito actual encarna en los jóvenes. Es un relato muy extendido,
un capítulo más de la lucha constante entre el Bien policlasista, presente en personas de izquierda
y el Mal. El mal es el gobierno de N. Kirchner hasta centro-derecha y coincidente con el discur-
(2003-2007) y Cristina F. de Kirchner, a quienes so sociológico y mediático más difundido sobre
se caracterizan conformado por ex- Montoneros el tema.
(grupo armado de origen peronista de los años
El relato que pone eje en la inseguridad jurídi-
1970), o sea delincuentes, de allí una complicidad
ca (noción recurrente en ciertos medios opositores
íntima con el delito actual, por lo cual no sólo no
en los últimos años sobre un supuesto
avasallamiento del gobierno a las instituciones) tiene
un aire de familia con una literatura ensayística
11 Se trata de una tipología de “agregación en torno a
que describe una sociedad y un Estado caracteri-
unidades-núcleo” (DEMAZIÈRE & DUBAR, 1997). Es
el resultado de un proceso inductivo de agrupar los discur-
zado por una “anomia boba”, según C. Nino
sos individuales según criterios de similitud entre ellos en (1992), la trasgresión constante de las normas de
virtud de las respuestas a los interrogantes señalados. convivencia social. El comienzo de la inseguridad

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sería el “corralito”, la caución de los depósitos atribuciones causales coincidentes daban lugar a
bancarios por parte del Estado luego de la crisis posiciones divergentes, tal como sucedía entre la
del 2001, hecho que marcaría un nuevo hito del crisis social y la degradación moral: en ambos
desprecio de la ley por parte del Estado, casos se atribuye el problema en gran parte a cau-
transmitiendo así una “sensación de impunidad sas sociales, pero en uno hay una oposición a
hacia abajo”. Cierra este grupo una narrativa de políticas punitivas y en el otro, una aceptación
jóvenes de sectores populares de Buenos Aires, la plena.
estigmatización. Se origina por sentirse entre dos
En segundo lugar, influye también la
fuegos: por un lado, que pueden ser victimizados
experiencia de clase, cuyas implicancias
en sus barrios tanto como ser considerados ellos
presentaremos en el próximo apartado. Ahora bien,
mismos delincuentes, por su condición social,
como se dijo en páginas anteriores, el sentimiento
edad, formas de vestir y rasgos fenotípicos y por
de inseguridad es en gran medida procesado por
ello, maltratados a menudo cuando salen de sus
la ideología política previa, pero la extensión de la
periferias por la seguridad privada de lugares
inseguridad puede socavar lo preexistente. En los
nocturnos y por la policía, a quienes temen por
relatos se observan lo que llamamos
sobre todo.
“deslizamientos punitivos”, signos observados
En tercer término, los relatos menos durante el trabajo de campo de un abandono de
securitarios comprenden uno muy frecuente en la posiciones más benignas y un paulatino apoyo a
clase media “progresista”: el cuestionamiento de medidas más duras. Un primer punto es si los
la inseguridad. Se caracteriza por un interrogante eventuales deslizamientos conllevan cambios de
sobre la real magnitud del problema, evaluando la relato o se producen sin abandonarlo. Nos parece
situación respecto de otros países, sospechando que los corrimientos tienden a producirse dentro
de la complicidad de la policía con el crimen, ca- de algunos relatos; ellos tendrían la estabilidad de
racterizando a los medios como “sensacionalis- las estructuras sociocognitivas, son grillas de
tas” y muy sensibles al riesgo de asociación entre lectura persistentes, conformadas con ideas,
discurso securitario y autoritarismo. En fin, la úl- creencias y juicios morales de larga data. Ciertos
tima narrativa es la negación del temor. “No relatos conllevan posiciones definidas frente a lo
conozco el miedo” nos aseguraba una pasadora punitivo, otros aceptarían variaciones. La
de juego clandestino, de 60 años, viuda, que vivía complicidad delito-subversión y la degradación
sola en un suburbio donde el temor era corriente moral son militantemente punitivas, y el relato del
y en el año que la entrevistamos habían asesinado estigma, el cuestionamiento y, en general, la crisis
a tres personas. La negación era el resultado de social se ubican en el campo opuesto. En la
un fuerte trabajo sobre sí mismos, de “no querer alterofobia es predecible un deslizamiento: si para
enterarse de nada” para preservarse de las protegerse hay que apelar a cualquier medio, ¿por
consecuencias subjetivas de la inseguridad. qué tener acaso algún miramiento? De igual modo,
la negación del temor acepta todo lo que
¿Qué enseñan los relatos presentados? Frente
garantizaría el olvido del problema; medidas ex-
a correspondencias estadísticas entre grado de
tremas que prometieran reforzar la protección
temor y categoría social, ellos plantean diversidad:
subjetiva, serían aprobadas sin necesidad de
un mismo tipo de relato se encuentra en grupos
mucha argumentación.
distintos y en cada uno de ellos se registran varios
diferentes. La realidad cotidiana tampoco es ¿En qué relatos parece más posible el
determinante: en casas contiguas, con una corrimiento? La crisis social es el caso más rele-
situación local similar, los relatos pueden ser de vante. En principio tiene fuertes anticuerpos con-
tonalidades heterogéneas. Diversidad no es tra lo punitivo puesto que la mirada sobre la
contingencia y dos variables parecen influir en la estructura actúa como atenuante, pero se detectan
adscripción a un relato determinado. En primer eventuales movimientos: por la visión de que no
lugar, ideas políticas previas que operan en una hay salida a la situación o por una discontinuidad
atribución causal del problema donde gravitarían entre el diagnóstico y la necesidad de respuestas
de forma diferente factores sociales, morales, inmediatas, diferenciando por ejemplo entre me-
políticos o individuales y en segundo, la posición didas de coyuntura y otras de índole social pero a
frente a las medidas punitivas. No habría tampoco largo plazo. Quizás sea también el que mayor
una relación unívoca entre ambos; relatos con corrosión esté sufriendo con el paso del tiempo.

109
LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA

En efecto, su extensión reposa en parte en una zonas céntricas de sectores medios-altos, el eje
sensación de responsabilidad compartida o al me- diferenciador es lo que llamamos “distanciamiento
nos de contemporaneidad, en particular por la y proximidad”. La proximidad en los barrios peri-
crisis de los años noventa o la del 2001, una féricos es la percepción de mayor cercanía física
comunidad de experiencia que el paso del tiempo y social con la amenaza: puede ser el hijo del vecino
ha ido difuminando. Un proceso comparable se a quien se conoce desde que era pequeño, los que
puede dar con la inseguridad jurídica: no hay una viven “en la cuadra de los ladrones” o un habitan-
postura punitiva, pero la solución es una mejor te de un lugar cercano. En contraposición, en las
aplicación de las leyes, propuesta que acepta zonas favorecidas el distanciamiento con el delito
interpretaciones diversas, en particular la definición es social y físico. No es raro escuchar que en la
de lo se considera a menuda una “aplicación se- zona ocurren hechos, pero protagonizados por
vera”. No obstante, ni una ni otra parece aceptar sujetos que no forman parte de la misma
medidas extremas y por ello, más que enfrentar el comunidad, sino que vienen de otra parte, llegan
riesgo de una polarización creciente entre y se van: el peligro no está instalado, no es cons-
partidarios de acciones punitivas y de no puniti- tante, y los dispositivos adecuados ayudarían a
vas, lo que avizoramos es el fortalecimiento de un evitarlo.
campo intermedio entre ambos, pero que en con-
A la proximidad espacial se le yuxtapone una
junto incline la sensibilidad pública y el baremo de
historia social compartida. La inseguridad sería
políticas hacia medidas más punitivas.
una de las secuelas de la alteración de la sociedad
V. LAS PARADOJAS DE LA INSEGURIDAD local producto del desempleo o la pobreza. La clase
media tiene su narrativa de la crisis, y aunque no
Gran cantidad de investigaciones en las últimas
duda en atribuirle el incremento del delito, no vis-
tres décadas han intentado resolver una serie de
lumbra tal transformación en su categoría social.
paradojas: ¿por qué la inquietud es, en apariencia,
A su vez, el distanciamiento social y espacial faci-
mayor en ciertos grupos menos victimizados, como
lita el emocional: entrevistados de sectores medios
mujeres y adultos mayores, mientras que es más
nos han confiado: “Yo, la verdad, tomo alguna
bajo en los jóvenes y varones, si ellos son más ata-
precaución, pero casi no pienso en el tema”. La
cados?, ¿cómo es posible que ser víctima de un
proximidad influye también en la configuración
delito no implique necesariamente más miedo? Los
de la lectura política que se edifica, en general,
estudios han puesto en relación el temor de cada
“de abajo hacia arriba”. Abundan los debates
grupo con sus tasas de victimización y al develar la
locales a partir de casos concretos y se discute
debilidad de la correlación, elaboraron hipótesis y
sobre la propia comunidad: por qué alguien “se
teorías de alcance medio a fin de explicar hallazgos
fue torciendo”, cuál fue el peso de los factores
a menudo contra intuitivos. Revisar tales paradojas
familiares, de la droga y de la falta de trabajo, si la
en un contexto de extensión de la inseguridad, como
solución pasa por la presencia policial, la escuela
es el caso argentino, incluyendo también clase so-
o la religión. El distanciamiento favorece una mi-
cial y recurriendo a la triangulación entre métodos
rada “de arriba hacia abajo”, una explicación por
cualitativos y cuantitativos, será el objeto de este
procesos sociales o políticos casi sin referencias
apartado.
individuales. Pero ni la cercanía conlleva de por sí
No hay en las mediciones internacionales ni más miramientos ni el distanciamiento posiciones
en el caso argentino tendencias bien definidas punitivas. La proximidad puede llevar a la conde-
respecto de la clase social12, pero a nivel cualitativo na moral: un argumento recurrente en el relato de
encontramos diferencias. Al comparar lo que la degradación moral era que a pesar de las malas
sucedía en periferias populares consideradas por condiciones sociales comunes para todos “mis hijos
sus habitantes como peligrosas en relación con no roban”, o, por el contrario, se encuentran
atenuantes, ya que “en el fondo no son malos
chicos”, como se afirma en el relato de la crisis
12 Los estudios internacionales muestran un poco de mayor
social. Junto al distanciamiento es más habitual la
duda sobre “quién está realmente detrás del deli-
temor en los sectores bajos en particular por una mayor
vulnerabilidad social, por vivir en zonas menos protegidas to”, la apelación a causas estructurales pero
y por la dificultad de reponer lo sustraído (SACCO & también la posición reaccionaria extrema de
GLACKMAN, 1987). considerarlo “una forma actual de subversión”.

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REVISTA DE SOCIOLOGIA E POLÍTICA V. 19, Nº 40: 103-114 OUT. 2011

La segunda paradoja se refiere al género. Los do a considerarse temeroso. Ahora bien, la dife-
datos sobre un mayor temor femenino han sido rencia central radica en la forma de hablar del tema.
una constante en todos los estudios y países. En Con el riesgo de ser esquemático, es más habitual
cuanto a las cifras, la Argentina no es la excepción. que las mujeres se refieran al miedo como una
Al examinar los determinantes del temor, luego de atributo interno, un rasgo de carácter, parte de
la presión ecológica, o sea, vivir en un barrio con una identidad afectiva (“soy miedosa” o “no soy
más delitos, el género era la variable con mayor miedosa”). Los hombres raramente lo hacen y
peso explicativo (BERGMAN & KESSLER, 2009). tienden a decir que “sienten inseguridad” en de-
Estos hallazgos, comparables a los de otros paí- terminadas ocasiones y lugares. Ubican un refe-
ses, siguen motivando fuertes debates. La crítica rente exterior peligroso, acotado espacial y tem-
feminista ha sostenido que la irracionalidad no poralmente, para luego afirmar que sienten temor
debería ser buscada en las mujeres, sino en la baja cuando están frente al peligro. El temor, entonces
tasa de temor de los jóvenes varones cuando su sería una consecuencia de un juicio axiológico y
victimización es la más elevada. K. Ferraro (1996) cognitivo: si un lugar, un horario o una persona
ha interpretado el mayor temor femenino median- son a todas luces amenazantes, lo lógico es temerle.
te las “variables en sombras”. Al preguntar por
Entre las mujeres, ese supuesto rasgo de
distintos tipos de delitos, ha encontrado que las
carácter se enmarca en una narrativa de identidad
mujeres eran más temerosas sólo en aquellos ca-
afectiva durable: al hablar de la situación actual
sos donde estaba implícito el riesgo de sufrir un
pueden vincular el temor sentido con otros del
ataque sexual, mientras que en otros el temor era
pasado. Allí se hacen evidentes marcas de una
similar en ambos sexos. Hipótesis que se corro-
socialización de género puesto que estos se
bora en el caso de la ciudad de Buenos Aires, don-
vinculan en algún momento con los consejos fa-
de por ejemplo, el robo en autos sin estar dentro,
miliares de defensa frente a eventuales abusos o
alcanza igual valor en ambos sexos. Otros trabajos
agresiones sexuales. Cabe agregar que si los
demuestran que las formas de victimización
hombres expresan menos miedo, sus relatos
femenina tanto en el espacio público como en el
denotan una mayor variedad de sentimientos.
privado están subdeclaradas (SACCO, 1990). Sin
Afirman sentir impotencia si no pueden impedir
embargo, registramos en Buenos Aires menos
un robo o rabia por lo sustraído. Nuestra hipótesis
acciones defensivas, como compra de alarmas,
es que tales sentimientos están relacionados con
cámaras de vigilancia o rejas entre las mujeres13.
lo que se espera de un rol masculino, sobre todo
Si, tal como se ha propuesto desde la psicología,
un papel defensivo, y afloran entonces ante la
al miedo se debería inferirlo más por acciones que
imposibilidad de cumplirlos cabalmente.
por declaraciones (SLUCKIN, 1979), esta
disparidad debe ser tomada en cuenta para revisar La victimización es la tercer paradoja planteada,
los presupuestos sobre los sexos. ya que los estudios internacionales no encuentra
una correlación con el temor14. No es el caso de
La hipótesis derivada del trabajo cualitativo es
la ciudad de Buenos Aires, donde es un predictor
la siguiente: si se instala la inseguridad como pro-
de mayor expectativa de victimización futura (un
blema público, se autorizaría a los hombres a
50% más que en relación con los no victimizados).
expresar su preocupación así como a sentir y a
Otras aristas se desprenden el análisis cualitativo.
expresar el temor. Cierto es que los procesos de
Haber sido víctima de un delito, en particular vio-
socialización construyen estructuras de
lento, opera en la redefinición de la situación, suele
sentimientos diferenciados por género, pero ellas
ser la prueba fehaciente de la aleatoriedad del riesgo
no son inmutables. Al fin de cuentas, si la situación
y de que “ahora todo ha cambiado”. En segundo
se ha vuelto insegura, lo “lógico” es sentir temor,
emoción que se declara en algún momento de una
entrevista de larga duración, aun cuando al res- 14 R. Agnew (1985) ha detectado técnicas de
ponder la encuesta por cuestionario se haya nega- neutralización, es decir, formas de argumentación para
disminuir la disonancia cognitiva que produciría ser víctima
de un crimen. Se tendería así a minimizar el daño sufrido
13 Según la encuesta de 2007 en la ciudad de Buenos Aires, (“no me pasó nada”), a transformarlo en una experiencia de
en los hogares habitados sólo por mujeres había un promedio aprendizaje futuro (“ahora sé como manejarme si me vuelve
de 51% unidades domésticas con al menos un dispositivo, a pasar”) o hasta la autoadjudicación de responsabilidad
mientras que en el promedio general alcanzaba al 61%. (“debería haber sido más cuidadoso”).

111
LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA

lugar, cuando los casos se reiteran, se produce común es lograr una sensación de control sobre
una suerte de aprendizaje de cómo atravesar el las amenazas percibidas, intentando un equilibrio
momento, atenuar el temor y disminuir el riesgo. entre las precauciones y el mantenimiento de las
Así, entre jóvenes que han experimentado robos rutinas habituales. La forma concreta de tal gestión
durante sus procesos de socialización; tales será el resultado de dos factores: una evaluación
experiencias, en lugar de alimentar una tendencia del peligro del entorno – que determinará cuáles
al encierro, generaba más confianza en el uso son las partes del mundo circundante que deben
autónomo del espacio público. En fin, en cuanto a ser aseguradas – y la posibilidad diferencial de
las actitudes punitivas, si bien los relatos previos acceso a los dispositivos. En cuanto a lo primero,
son los que dan sentido a la experiencia, en algunas los casos podrían ubicarse en un continuo: en un
situaciones se detectaban luego de uno o más robos extremo hay una evaluación de peligrosidad total,
algunos desplazamientos punitivos, como afirmaba como en la alterofobia, que restringe los espacios
una mujer de 35 años, enmarcada en un relato de transitados y exige la máxima vigilancia posible;
“inseguridad jurídica” quien nos confesaba que a en el otro prima un juicio de seguridad o neutralidad
la tercera vez que le robaron la cartera le “agarró de riesgos “por defecto”, y son entonces puntuales
unas ganas de hacer justicia yo misma” a pesar de los sitios u horarios a evitar o sobre los que debe
apresurarse a decir en seguida “pero yo sé que concentrarse el control15. El segundo factor de-
eso está mal y no se debe”. pende del grado de posibilidad de acceder a dis-
positivos técnicos, de frecuentar espacios con-
La última paradoja concierne la edad: los
trolados y de delegar en terceros la gestión de los
jóvenes aparecen como los más victimizados y
ámbitos que se desea asegurar.
los menos temerosos. En la encuesta del 2007 en
la ciudad de Buenos Aires, los jóvenes de 15 a 19 En gran medida para satisfacer y retroalimentar
años de la zona sur, donde las tasas de delito son estas demandas, el mercado de seguridad privada
más elevadas, expresaban valores cercanos del y electrónica ha conocido un gran desarrollo en
promedio de sus barrios. Todo sucede como si los últimos años16, pero no debe inferirse que
esa actitud de valoración del riesgo que tradicio- siempre es resultado del temor individual. Algunos
nalmente se utilizó para explicar el menor temor forman parte de la oferta de un determinado
juvenil ya no estuviera tan presente en distintos servicio: hay cámaras de vigilancia y guardias las
estratos sociales. En parte se debe a la alta 24 horas en casi toda la oferta de nuevos aparta-
tematización en las familias, las escuelas y los mentos para sectores medios-altos o la seguridad
medios de los riesgos y de la inseguridad y es privada ya está instalada en la calle donde alguien
probable que así como la inseguridad definida se muda. También su validez para disminuir la
como problema social ha legitimado la expresión victimización no es uniforme: hemos demostrado
de temor en los adultos varones, también la haya en el caso de Buenos Aires que en los barrios con
vuelto más legítima entre los jóvenes. En suma, la menor seguridad pública, no tienen un efecto sig-
extensión de la preocupación y el recurso al nificativo, por el contrario, en las zonas donde se
abordaje cualitativo nos permitió revisar paradojas asocian con una mayor presencia policial, el efecto
de la inseguridad cinceladas en los países centrales
donde la inquietud era más restringida. Distancias
sociales y geográficas diferentes según las clases; 15 Esta idea se ha inspirado en el análisis de Ruth Simpson
una legitimidad de expresar el temor en adultos (1996), quien afirma que el mundo y la caracterización de
varones y en jóvenes a partir de la redefinición de lo riesgoso se percibe a partir de tres marcos: uno más
la situación y un mayor peso de la victimización cauto, que supone que todo es peligroso hasta que se
en la expectativa de sufrir otro delito y en demuestre lo contrario; uno confiado, que en oposición
deslizamientos punitivos, conforman las particu- considera que el contexto es seguro y sólo algunos elemen-
tos son peligrosos, y un marco neutro, que no tiene juicio
laridades del caso argentino y, quizás de otros previo.
países de la región.
16 En el caso de la seguridad privada F. L. Valcarce (2008)
VI. LA GESTIÓN DE LA INSEGURIDAD estima la existencia de 1 200 empresas de seguridad priva-
da que emplean alrededor de 120 000 personas, cuya
La “gestión de la inseguridad” son las acciones gravitación se advierte al considerar que el total de fuerzas
defensivas y elusivas, la incorporación de dispo- policiales en el país comprende alrededor de 230 000
sitivos y la adscripción a servicios cuyo objetivo efectivos.

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de resguardo se produce (BERGMAN & una ama de casa de Posadas, Misiones. La


KESSLER, 2009). Sean cuales fueren los moti- inseguridad se leía a partir de cambios observa-
vos de la adquisición y su eficacia, las acciones y dos en el ambiente. El sentimiento de inseguridad
dispositivos operarán sobre el sentimiento de tiene un aspecto comparativo respecto del pasado,
inseguridad: a veces aplacarán el desasosiego, otras aunque la forma de la periodización no es única.
lo intensificarán y en ocasiones funcionan como En cuanto diagnóstico de un estado de la sociedad,
un recordatorio constante de una aparente amenaza se construye en oposición dicotómica con un
circundante. tiempo pretérito visualizado tranquilo. Pero al in-
dagar sobre los cambios personales por la nueva
Un primer interrogante entonces es si los dis-
situación, los hitos de referencia eran las
positivos y acciones disminuyen o no el propio te-
transformaciones paulatinas en el uso de la ciudad,
mor. Coincidimos con Bruno Latour (2007) en que
aquellos lugares que se dejaron de frecuentar, que
los objetos desempeñan una función central para
formas de recorridos urbanos se realizaban antes
estabilizar relaciones sociales por definición
y ahora: “en la época de Menem dejé de ir de noche,
fluctuantes. Una alarma, guardias privados en ca-
ahora ya no paso ni de día” nos contaba en Cór-
sas, restaurantes o colegios privados, luces
doba un obrero respecto de un barrio considera-
fotoeléctricas, un taxi que espera hasta que el
do ahora por él como muy peligroso, revelando la
pasajero entre a su casa posibilitan delegar en un
relación existente entre sentimiento de inseguridad
tercero, en objetos o en personas, parte de la gestión
y cambios en la experiencia urbana.
de la inseguridad. Estos elementos están mucho
más presentes en sectores medios y altos que en En fin, la gestión de la inseguridad afecta
los populares. Los dispositivos contribuyen a lo- también las actividades comerciales pero de for-
grar una mayor sensación de seguridad cuando ma diferencial según la clase. Comerciantes y
pueden ser incorporados en la vida cotidiana, en conductores de autos de alquiler de barrios popu-
las acciones más habituales y naturalizadas: salir a lares narraban distintas estrategias para poder
cenar y dejar la alarma conectada ayuda a no tener evaluar el riesgo de cada presunto cliente. “Yo
presente todo el tiempo que la casa “está sola”. Por siempre le doy charla al pasajero” contaba un
el contrario, cuando los implementos tienen una remisero de la periferia de Buenos Aires “si no me
extrema presencia, incrementan el temor o, por lo responde, es posible que en realidad me quiera
menos, recuerdan en forma constante la existencia robar y por las dudas le digo que el auto dejó de
de peligros, como observábamos en los barrios funcionar y vuelvo a la agencia”. De la simple
privados, donde los dispositivos de vigilancia, confianza generalizada suficiente para una
guardias, cercos y otro tipo de controles, hacían transacción, como señalaba G. Simmel (2002), la
las veces de un recordatorio de las amenazas inseguridad complejiza la situación, requiriéndose
circundantes. Algo similar sucede cuando las información adicional para llevar a cabo el
acciones defensivas adoptadas dependen sobre todo intercambio. En comerciantes de sectores medios-
de gestos y acciones llevadas a cabo con el propio altos suele haber un conocimiento detallado todo
cuerpo: “cuando llego a casa con el auto, llamó tipo de dispositivos electrónicos. No obstante,
antes de llegar, doy una vuelta a la manzana antes ninguna alarma, por más sofisticada que fuera,
de bajar y toco la bocina dos veces para avisar que parecía ser suficiente: en sus relatos todo sucedía
está todo tranquilo” era el ritual cotidiano de un como si el delito estuviera siempre en la delantera
comerciante de una periferia de Buenos Aires. en cuanto burlar los recaudos tecnológicos más
novedosos. A nuestro entender, más que una aporía
Pero más allá del efecto en sus propietarios,
técnica, la desazón de estos “clientes insatisfechos”
los dispositivos pueden actuar como signos en
era la cabal demostración de que la seguridad es
aquel que los observa. En la vida cotidiana, afirma
un bien colectivo y que ningún servicio privado,
D. Norman (1993) hay “objetos cognitivos” que
ningún dispositivo, más allá de sus promesas,
funcionan de recordatorio, asociados con
puede reemplazar su provisión pública.
pensamientos o representaciones del mundo. La
profusión de dispositivos de seguridad en una zona VII. REFLEXIONES FINALES
suele hacer pensar a quien los mira que se
A la vez de repasar diferentes consecuencias
encuentra en un lugar inseguro. “Algo estará
de la extensión del sentimiento de inseguridad en
pasando con la inseguridad, porque antes no veía
el caso argentino, este artículo intenta contribuir
tantas rejas por el barrio y ahora si” reflexionaba

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LA EXTENSIÓN DEL SENTIMIENTO DE INSEGURIDAD EN AMÉRICA LATINA

a la comparación con estudios similares en otros propugnan un encierro defensivo, mientras que
países latinoamericanos. No sucede, claro está, lo aquellos vinculados con la historia y las narrativas
mismo en los distintos centros urbanos; en algunas nacionales así como con los grupos sobre los que
naciones la extensión de la inseguridad ya tiene una converge el temor y/o los prejuicios de cada
larga data: mercados, relatos y acciones que en el sociedad, revelaran más diferencias.
caso analizado resultan en pleno proceso, estarán
Son esperables concordancias en las paradojas
más afianzados o habrán cobrado nuevas caracte-
de la inseguridad pues están vinculadas a procesos
rísticas mientras que otros lugares, recién pueden
socioculturales y espaciales comunes a varios
estar comenzando. Concluimos este trabajo,
países de la región. Distanciamiento y proximidad
entonces, señalando aquello que puede acercar y
se asocian con formas de disposición espacial de
diferenciar el caso argentino de otros comparables.
los grupos sociales habitual en las grandes urbes;
Habrá en cada país una definición nativa de la mayor legitimidad del temor en adultos varones
inseguridad. En los centros urbanos argentinos se y en jóvenes son indisociable de una presumible
construía en torno a la aleatoriedad de la amenaza morigeración de los estereotipo de género y una
ligado a un delito percibido como desorganizado. definición de la inseguridad como problema pú-
Tal aleatoriedad retroalimentaba la extensión del blico. En cuanto a la gestión de la inseguridad,
temor pero al mismo tiempo contribuía a no fijar habrá diferencias importantes, pero en casi toda
la detracción general contra un grupo determina- la región hay un desarrollo tal de la seguridad
do. ¿Se trata de un rasgo compartido o allí donde electrónica y sobre todo de la seguridad privada,
el crimen organizado, en particular el narcotráfico; que el mismo monopolio de la fuerza legítima por
está presente en las percepciones públicas, otra parte del Estado está desafiado.
será la definición de inseguridad y sus
Finalmente, resta la cuestión política. Para el
consecuencias? Es dable suponer que cuando más
caso argentino postulamos la existencia de tres
se focalice en alteridades definidas, consideradas
grupos, en lugar de una dicotomía entre demo-
amenazantes, más discursos punitivos y mayor
cráticos y punitivos y sostuvimos que la suerte
tolerancia frente a acciones represivas contra los
futura del tema se juega en lo que suceda con el
mismos se observen.
grupo intermedio, pasible de deslizamientos puni-
En cuanto a los relatos, el trabajo por dotar de tivos. Si toda construcción política es contingen-
sentido y orientar las acciones estará sin dudas te, lo cierto es que la historia reciente en nuestra
presente en otras latitudes, también la posibilidad región y en los países centrales no nos autoriza a
de agruparlos en los tres grupos elegidos, según ser muy optimistas sobre los cambios políticos
la intensidad de la preocupación. El eje central del que la extensión de la inquietud acarrea. Pero lo
relato argentino más difundido es la cuestión so- que suceda dependerá no tanto de la evolución de
cial, dado que el delito ha aumentado en las tasas de delito como de las respuestas que el
concomitancia con el incremento de la pobreza, poder político, la academia y los medios de
la desigualdad y el desempleo en los años 1990. comunicación puedan dar; de las forma en que la
La cuestión social atenúa en gran medida las vida urbana se reconfigure y de las imágenes y
actitudes punitivas, en cuanto hace reposar sobre juicios sobre distintos grupos que en el espacio
la estructura parte de las causas del problema. público se acepten. Y si bien a lo largo del trabajo
Pocas dudas caben que la cuestión social estará nos distanciamos de quienes postulaban una
presente en los relatos de diferentes países, lo que relación necesaria entre temor y autoritarismo, no
podría variar es el peso o su asociación con otros por ello dejamos de creer que parte de la calidad
factores, como el crimen organizado, por lo cual futura de nuestras democracias se juega en las
también la su efecto atenuante cambiaría. Otros respuestas que las sociedades latinoamericanas
relatos presentados tendrán más fácilmente su sean capaces de dar a los interrogantes que la
correlato, las lecturas de cuño moral o las que extensión de la inseguridad hoy les plantea.

Gabriel Kessler (gabriel_kessler@yahoo.com.ar ) é Doutor em Sociologia pela École des Hautes Études
en Sciences Sociales (EHESS) (França) e pesquisador do Consejo Nacional de Investigaciones Cientí-
ficas y Técnicas (Conicet) e da Universidad Nacional de La Plata (UNLP) (Argentina).

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