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e, LA MUJER QU

AGRADA A DiOS

para destruir por medio de la muerte al que tenía el .


Peri,

una mujer) r
la muerte, esto ES. al diablo

2.5. El LUGAR DE LA MUJER HOY


n un mundo caído, lleno de gente que está gobernada por una di
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pecaminosa. s x
igualmente para la familia, la comunidad y la nación. El principio establ.
por Dios de que el hombre sería la cabeza de la familia, con la autoria y
ja responsabilidad de su bienestar, es para beneficio del matrimonio ad y
sociedad. Cualquier mujer que desee hacer de su matrimonio un _ la
bien en prestar atención a esto. Para la esposa cristiana hay una ense
adicional en el Nuevo Testamento: “Las casadas estén sujetas a sus .-—
maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la Mujer, así co
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Cristo es cabeza de la iglesia” (Efesios 5:22, 23). En una E Só fut
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se estudiará esto con más detalles. Aquí solamente queremos señalar


que

éste es un principio continuo, que la sujeción es la voluntad de Dios E


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nosotras y que Dios así lo ha planificado, ¡para nuestra bendición! ¿Cuánta
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de nosotras realmente elegiríamos llevar sobre nuestros hombros la caro


ga

de hacer todas las decisiones y asumir la responsabilidad del bienestar de


Ja familia? Dios “conoce nuestra condición” Salmo 103:14). El planificó
para nosotras y nos capacitó para un ministerio complementario, no para
ser cabeza de la familia.

Respecto a la mujer soltera, nada se dice en los primeros capítulos de


Génesis. El matrimonio es la norma para la mujer. Sin embargo, parece claro
que por el orden y el propósito de la creación, la función de la mujer es apoyar
y complementar, “ayuda idónea para el hombre”. Elisabeth Elliot escribe: |

“Yo no considero que todos los hombres sean tan fuertes, tan inteligentes, tan

competentes y tan virtuosos o santos para que ellos merezcan una posición
superior Yo simplemente veo que este es el lugar de ellos, no por mérito, — |

sino por designación.”


¿Encontramos injusta la idea de sujeción? ¿Dudamos del amor de Dios
por haber ordenado esto para nosotras? Entonces oremos para que Dios nos
1yude a aceptarlo. El camino hacia una vida de paz y tranquilidad está en
luntad de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas. El mismo
dijo: “No sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). El
Jesús también dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
[Jo] soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para

uestras almas” (Mateo 11:29).

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