En algún lugar del universo habitaba una raza alienígena muy avanzada, la cual contaba con

numerosos avances tecnológicos, no obstante, su supervivencia peligraba, ya que el planeta que

habitaban estaba en decadencia. Desesperados por un nuevo hogar, esta raza se puso en
búsqueda de planetas con altas condiciones para albergar vida, por lo que, entre su ardua travesía,
dieron a parar al planeta Tierra.

En la Tierra habían plantas y animales varios, sin embargo, no existían los humanos, más bien
éstos fueron creados a partir de los experimentos genéticos que llevaban a cabo los
extraterrestres. La creación de la especie humana tuvo como único propósito el que éstos fueran
esclavizados y que se pusieran a disposición de sus creadores, de manera que les facilitaran la
realización de trabajos pesados.

Aunque en un principio los humanos fueron de gran utilidad, una sobrepoblación masiva de éstos
los hizo un problema, hasta tal punto que los aliens dejaron de tener control sobre los humanos,
provocando que en la Tierra abundaran los excesos, el pecado y el degenere. Por lo anterior, los
extraterrestres decidieron abandonar la Tierra, llevándose consigo únicamente a dos ejemplares
humanos, Adán y Eva.

Al llegar a su nuevo hogar, Adán y Eva se sentían bastante incómodos, puesto que eran los únicos
humanos en ese nuevo planeta, mientras que en la Tierra estaban rodeados de un montón de
seres iguales a ello. Es por esto que Adán trató de convencer a Eva de regresar de cualquier
manera a la Tierra, sin embargo, tampoco es que supiera cómo hacerlo.

Adán trataba de conquistar a Eva, pasaban casi todo el día juntos, se la pasaban comiendo y
bebiendo todo lo que el planeta tenía para darles y constantemente organizaban fiestas para
divertirse entre ellos y entre los alienígenas. Aun así, los esfuerzos de Adán fueron en vano, ya que
uno de los alienígenas, una serpiente prodigiosa y respetada entre el resto, se había interesado en
Eva, y haría lo que fuera por conseguirla.

Rápidamente, la serpiente empezó a cautivar a Eva con sus capacidades de seducción, a lo que ella
no pudo evitar sentirse atraída ante la hipnotizante voz ronca de un alien que le prometía cielo,
mar y tierra (literalmente). La historia de amor entre estos dos terminó en varias crías de un
híbrido que resultó tener unas capacidades superiores a las de cualquier otro ser conocido.

Toda esta historia de amor entre Eva y la serpiente enfadó de gran manera a Adán, quien trató de
asesinar al alienígena, sin embargo, no fue capaz de hacerlo, ya que éste era muy hábil y
poderoso, por lo que Adán prefirió huir y conservar su vida, escapando hacia la Tierra. Mientras
tanto, en el planeta donde se encontraban comenzaba a generarse un caos, derivado de los
destrozos que los híbridos entre alienígena y humano habían creado.