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PILATES ACUÁTICO Y SUS

EFECTOS EN LA POSTURA DURANTE

EL EMBARAZO

Autora: Irene Núñez Penalva

Técnico Superior FEDA Pilates


Marco teórico

Cada día más y más mujeres desean desarrollar su

embarazo de una forma más natural, placentera y sobre todo,

saludable; estos conceptos anteriores incluyen que la mujer

gestante no abandone su nivel de vida preembarazo como una

manera de “no sufrir” un embarazo, sino disfrutar al máximo

un proceso vital a todas luces inigualable (Artal, Wiswell

& Drinkwater, 1991).

Por otro lado con el ejercicio físico como parte

integrada en nuestras vidas, especialmente cuando hablamos

de una “vida saludable” se hace difícil no incluir la

actividad física como un agente que mantenga ese nivel de

vida placentero que toda gestante persigue (Koltin &

Schultes, 1997, citado en Barakat, 2005).

Todo esto se evidencia en el creciente número de

mujeres gestantes que acuden a la primera consulta prenatal

formulando a su ginecólogo ciertas preguntas que a menudo

no son sencillas de responder, entre otras: ¿Qué tipo de

actividad física puede realizar una mujer embarazada? ¿Con

que frecuencia? ¿Qué duración? Y quizás la más importante:

¿De qué manera puede afectar el ejercicio físico la salud


materno-fetal? (Wolfe, Brenner & Mottola, 1994; Escurdia &

Gurpegui, 2001, citado en Barakat, 2005).

Como se puede observar a simple vista, son cuestiones

algo complicadas de resolver más aún cuando a nivel

científico la relación entre la actividad física y el

embarazo no es totalmente conocida y manejada (Sternfeld,

1997).

Estamos tratando dos procesos extremadamente complejos

como son el embarazo y el ejercicio cada uno de ellos con

sus modificaciones y demandas de todo tipo, en ese sentido

seguramente el embarazo sea el hecho vital que mayor

cantidad de cambios ocasiona en una mujer; ante tal

situación la pregunta es clara: ¿Pueden coexistir ambos

(ejercicio y embarazo) sin que sus requerimientos pongan en

peligro el bienestar de madre y feto? (Sternfeld et al,

1995).

El Método Pilates es una de las prácticas más eficaces

de reeducación postural, y resulta de gran ayuda para

proteger la espalda durante el embarazo y estar en mejores

condiciones de cara al parto (King & Green, 2004). Everett

(2007) señala que puede ser muy conveniente, pero sólo si

se ha practicado con regularidad antes de la gestación y se


cuenta con la supervisión de un profesor que sepa aplicar

el método Pilates a estos casos.

Es importante destacar que Romana Kryzanowska (1999),

heredera del método una vez fallecido Joseph Pilates,

recomienda no iniciar su práctica durante los tres primeros

meses de embarazo, sino que sostiene que sólo aquellas

mujeres que se han entrenando previamente, con un embarazo

sano y que tienen un buen dominio de su "powerhouse" o

"centro de energía" podrían continuar con su práctica

durante el primer trimestre de embarazo siempre y cuando se

realice bajo la supervisión de un profesional que realice

modificaciones en algunos de los ejercicios y evite ciertas

series.

Los beneficios del Método en las embarazadas son

multiples (Dufton, 2007; King & Green, 2004):

- fortalecimiento de la pared abdominal.

- prevención de lesiones de espalda.

- disminución de la tensión muscular.

- fortalecimiento general de la musculatura.

- mejora de la mecánica respiratoria y por tanto la

oxigenación de los tejidos y del bebé.

- disminuye la fatiga, edemas y mejora el retorno

venoso previniendo o disminuyendo el riesgo de

varices.
- mantiene y mejora la movilidad de las

articulaciones.

- fortalece el suelo pélvico.

- aumenta el ánimo, la confianza y el control.

- disminuye las probabilidades de hipertensión.

- disminuye las probabilidades de colestasia.

- disminución de riesgo de complicaciones durante el

parto.

- disminución del tiempo de gestación.

- menores requerimientos de anestesia.

- mejora recuperación post-parto.

Por otro lado a aplicación del Método Pilates al

contexto acuático también se ve beneficiada por las

numerosas ventajas que este medio aporta (Albarracín,

1996; Godoy, 2002; Gómez García, 1993; Muñoz, 2004; Osorio

y Herrador, 2002; Tuero y cols., 1995; Zomeño y Marín,

2005, citado en Albarracín, 2007):

- mayor facilidad de ejercitación en el agua.

- el agua absorbe impacto y reduce el estrés sobre

las articulaciones.

- disminución del riesgo de sobrecalentamiento.

- existencia de poca dureza muscular post- ejercicio.

- efecto de masaje en el cuerpo aumentando la

circulación y favoreciendo la relajación.


- descarga la columna vertebral por las posiciones

horizontales.

- contribuye a la percepción del esquema corporal.

- con agua caliente existe la sensación agradable de

analgesia.

- disminuye el tono muscular por la temperatura lo

que implica menor riesgo de contracturas.

- estimulación del metabolismo, incluido el

equilibrio psicológico.

Se pueden añadir otras referidas a los sistemas

orgánicos como (Caldentey, 1999; Pareja, Redondo y Tuero,

1996; Pena y Navinés, 1994, citado en Albarracín, 2007):

- mejora el sistema cardiocirculatorio.

- reeduca la capacidad respiratoria.

- moviliza el sistema osteo- articular,

fortaleciéndolo.

Efectivamente el medio acuático nos ofrece una serie de

posibilidades que no nos ofrece el medio terrestre. Pena y

Navinés (citado en Albarracín, 2007) destacan sobre todo la

reducción el peso corporal en este medio, teniendo como

consecuencia un claro descenso en las degeneraciones del

aparato locomotor. Este aspecto muy importante tanto para

la población en general como en el caso de las embarazadas.


En el ámbito psicosocial y afectivo también encontramos

beneficios (Albarracín, 1996; Müller- Huguenin y Jeannotat,

1990, citado en Albarracín, 2007) como:

- mejora la imagen corporal.

- mejora la autoestima.

- mejora el estado de ánimo.

- libera tensiones.

- favorece la desinhibición frente a los demás y frente

a uno mismo.

- mejora las relaciones sociales.

Pero a su vez existen una serie de contraindicaciones

y precauciones a nivel de (David, 2001; Jiménez, 1993;

citado en Albarracín, 2007):

- Piel.

- Sistema auditivo, respiratorio y oculares.

- Afecciones respiratorias graves.

- Ciertas afecciones cardiovasculares.

- Algunas afecciones renales.

- Disfunciones cerebrales.

Por ello, es necesario continuar investigando dentro

de este ámbito para continuar esclareciendo la adecuación

del método pilates en el medio acuático.


BIBLIOGRAFÍA

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de acción. Propuesta de inclusión de las actividades

acuáticas en los diferentes niveles de educación

física en educación secundaria. Actas del II Congreso

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