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No es que el Señor los colocara fuera, sino que quedaban fuera por falta de
deseos de entrar y entonces, no viendo más que la forma externa, no
comprendían el mensaje espiritual de las parábolas.
Podemos decir que de esta forma el Señor estaba haciendo una especie de
"criba" en función de la relación que tenían con él.
A veces ni aún los discípulos entendían las parábolas, pero al estar cerca de
Jesús y tener el deseo de aprender los principios del Reino, buscaban la
oportunidad para preguntarle y así entender las parábolas.
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En cambio, para el incrédulo la parábola no pasaba de ser una sencilla
historia en la que no veía ni buscaba ningún sentido espiritual, quedando así
completamente en oscuridad.
Pero al mismo tiempo, cuando Jesús les hablaba por parábolas, era también
una manifestación del juicio de Dios. Él lo explicó usando las duras palabras
que encontramos en Isaías: (Is 6:9-10) "Y dijo: Anda, y dí a este pueblo: Oíd
bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.
Vemos por lo tanto una verdad muy seria: no podemos rechazar a Jesús y
seguir teniendo oportunidades indefinidamente.
CONTEXTUALIZANDO LA PARÁBOLA
Hay que conocer lo previo que sucedió antes de narrar esta parábola y de esa
forma comprender el énfasis que Jesús le da, pues se dio luego que Jesús
narra su famoso Sermón del Monte y las Bienaventuranzas (Mateo 5 1: 12).
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(Mateo 7: 21) «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino
de los cielos sino el que hace la voluntad del Padre que está en los
cielos»
Jesús quería que sus palabras llegaran a lo más profundo de los corazones,
haciéndolos tener un arrepentimiento genuino, y que sus vidas fuesen
transformadas por completo. Por lo que luego de cada una de estas
enseñanzas, narra esta parábola, que dice lo siguiente:
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De ello se aprende que las cosas hechas sin esmero, sin amor, sin
previsión caerán al piso, por no tener cimientos fuertes. Y las cosas
hechas con fundamentos son las que se mantienen firmes, e
inconmovible.
Que cada una de las enseñanzas pudiesen transformar sus vidas, a través de
la acción continua.
EL HOMBRE PRUDENTE
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cada día más: (Salmos 1: 2-3) “se deleita en la ley del Señor, y de día y
de noche medita en ella. Ese hombre es como un árbol plantado junto a
los arroyos; llegado el momento da su fruto; y sus hojas no cae; y todo
lo que hace, prosperará”
"(1ra Corintios 3: 16)"¿No saben que ustedes son templo de Dios y que
el Espíritu de Dios habita en ustedes?
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(1ra Corintios 3: 11)«Porque nadie puede poner otro fundamento que el
que está puesto, el cual es Jesucristo»
EL HOMBRE INSENSATO
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filas, pero no adora, es un tempano de hielo, su cuerpo está en la iglesia, pero
su corazón está desviado a las pasiones del mundo.
EDIFICAR EN LA ARENA
Es el mundo donde Dios no existe, en el que los ojos están puestos sobre la
vanidad, los placeres momentáneos de la vida, donde no hay ningún tipo de
regla que cumplir.
LLEGÓ LA LLUVIA
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“A cualquiera que me oye estas palabras, Y LAS PONE EN PRÁCTICA, lo
compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la
lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero
esta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca.”. Mateo 7:24-25
RVC
Mateo 7:26-27 “Por otro lado, a cualquiera que me oye estas palabras Y
NO LAS PONE EN PRÁCTICA, lo compararé a un hombre insensato, que
edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y
soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, y esta se vino abajo, y su
ruina fue estrepitosa”.
Así, la casa a la que nuestro Señor alude se parece mucho a las que son
construidas frente al mar, pero como ya dijimos, no es una casa cualquiera,
sino UN FARO.
Así pues, igual que un faro, nuestras vidas tienen la función de alumbrar el
camino de los demás hacia la vida eterna y evitar así, que no encallen en el
pecado:
Mateo 5: 16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”.
Luego entonces la casa que debemos edificar sobre la roca es un faro que
debe alumbrar a los hombres, pero ¿Cuál será la roca sobre la cual
debemos edificar?
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1 Corintios 10:4 “La Roca es Jesucristo y todos bebieron la misma
bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la
roca era Cristo”.
1 Corintios 3:11 “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que
está puesto, el cual es Jesucristo”.
De tal forma que, así como un faro, cuyos cimientos se construyen excavando
en las rocas precisamente para evitar que las fuertes tormentas lo echen
abajo, nuestras vidas –útiles para alumbrar a los hombres–, deben estar
firmemente fundamentadas en la Palabra de Dios, pues de lo contrario tarde o
temprano se vendrán abajo al no soportar la embestida de las tormentas, que
son las pruebas y tentaciones de esta vida. Y si no soportan las pruebas de
esta vida, tampoco soportarán el Juicio en la otra.
Juan 16:25 “El que ama su vida, la perderá; pero el que aborrece su vida
en este mundo, la guardará para vida eterna”.
Todas las Palabras de Nuestro Señor Jesucristo han sido dadas para
recordarnos que nuestro destino es la siguiente vida y nada de este mundo
debe interferir en nuestro camino de regreso al Padre Celestial.
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Las necesarias pruebas a nuestra fe
Que podamos los creyentes ver con qué cimientos estamos construyendo
nuestras casas espirituales, si es con el fundamento de Jesucristo o el del
pecado.
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Es un alerta a la autoevaluación de nuestra fe, para que sea genuina y que
pueda sostenerse ante la adversidad que se presente. Esa comparación viene
a despertar a esos oidores olvidadizos que habla el libro de Santiago 1: 22
"Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores,
engañándoos a vosotros mismos".
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