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Caso n.º 1:
Hay causalidad por la teoría de la equivalencia de las condiciones, además existe un riesgo no
permitido por no haber llevado a cabo las pruebas pertinentes.
Caso n.º 2:
En este caso no hay causalidad, puesto que realmente no conocemos que hubiera pasado en caso de
que no se hubiera producido el atropello. El responsable es el peatón.
Caso n.º 3:
Dos ciclistas circulan en línea sin luces de noche y en una zona no iluminada. Debido a la
circulación sin luces el primero de los dos ciclistas colisiona de frente con un tercer ciclista
falleciendo los dos. Se prueba que la colisión se hubiera evitado si el segundo ciclista hubiera
dispuesto de iluminación.
Hay causalidad
Caso n.º 4:
En el curso de una clase teórica acerca del uso de un modelo de lanzagranadas, el sargento del
ejército A había estado utilizando un simulador del arma. Después de varias demostraciones
prácticas acerca del funcionamiento del arma, efectuadas sin munición en el simulador, A lo guardó
en su funda de transporte para pasar a explicar el mecanismo del visor del aparato mediante unas
láminas. Mientras A estaba dando estas explicaciones, el teniente jefe de la sección B sacó el
simulador de la funda y lo cargó con el cartucho correspondiente para que estuviera preparado para
que él mismo diera al final de la clase una última explicación. Esto no fue advertido por A, y B no
quiso interrumpir la explicación que éste estaba desarrollando, de manera que no lo avisó de que el
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simulador estaba cargado. En ese momento, B fue llamado por el encargado del aparato de radio.
Mientras B estaba aún ausente, A volvió a coger el simulador con el objeto de explicar con él lo
acabado de exponer con ayuda de las láminas. Durante la explicación, dos cabos, C y D, que
ayudaban a A en la clase, se situaron detrás del simulador (algo que se prohibía expresamente en las
normas de desarrollo de las prácticas). Confiando en que el aparato estaba descargado, A apretó el
gatillo del simulador sin verificar antes —como era obligatorio— si había alguien situado detrás. C
resultó alcanzado por la deflagración del cartucho (que se proyecta hacia atrás) y sufrió lesiones en
un ojo.
Caso n.º 5:
El conductor de un camión, al adelantar a una bicicleta guardando una distancia lateral demasiado
pequeña —0,75 m, siendo la distancia reglamentaria de al menos 1,5 m—, atropella con las ruedas
delanteras del remolque del vehículo al ciclista, que fallece como consecuencia. En el procedimiento
penal que se abre por imprudencia se descubre, sin embargo, que el ciclista conducía ebrio, de
manera que posiblemente también habría caído bajo las ruedas del camión, y perecido, aunque el
camionero lo hubiera adelantado correctamente.
Caso n.º 6:
A provoca un incendio en una casa, en la que se encuentran B y su hijo C, de seis meses de edad. B
consigue salir de la casa en llamas, pero no tiene tiempo de sacar a C, que se queda en la cuna.
Variantes del caso:
a) Un bombero fallece al intentar salvar a C.
Hay causalidad, autopuesta en peligro
b) D, que pasaba por allí, se percata de lo que ocurre y entra en el edificio para intentar salvar a C y
fallece en el intento.
No hay causalidad pero si autopuesta en peligro por parte del tercero, y se le podría imputar a A por
imprudencia.
c) Los bomberos logran sacar a C de la casa y ponerlo a salvo. B vuelve entrar en el edificio para
intentar salvar unas fotos familiares a las que tiene mucho cariño y fallece en el intento.
Hay causalidad en el sentido de que A quería matar a B y este muere, también hay autopuesta en
peligro por parte de B.
Caso n.º 7:
Sujeto activo: A
Sujeto pasivo: B
En la variante a se trata de ausencia de acción por fuerza mayor. La muerte de B no se le puede
imputar a A, aunque B haya creado un riesgo por encima del permitido, la causa por la que ha
fallecido es por el incendio.
En las variantes b y c se trata de un delito especial propio por parte de D??. La muerte de B no se le
puede imputar a A, ya que la causa por la que ha fallecido es por la demora/practica irresponsable de
D. Por tanto, se le imputará a este.
Caso n.º 8:
A y B, que no se conocían hasta ese momento, coinciden una noche en un local de baile. Después de
entablar conversación, bailar, pasear, etc., mantienen relaciones sexuales sin hacer uso de un
preservativo. La persona A es portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH). La persona
B resulta contagiada y fallece diez años más tarde como consecuencia de la enfermedad. Variantes
del caso:
a) B piensa que merece la pena correr el riesgo de cualquier infección por mantener esa relación
sexual.
b) B no piensa siquiera que existan riesgos de ninguna clase en ese contacto.
Nota: téngase en cuenta que la mera condición de infectado por el VIH es considerada constitutiva
de «grave enfermedad somática o psíquica» a los efectos del delito de lesiones (arts. 149 y 152 CP).
Sujeto activo: A
Sujeto pasivo: B
En la variante a, B asume el riesgo al mantener relaciones sexuales con A y, por lo tanto, es un caso de
imputación objetiva, dado que existe una relación de causalidad además de un riesgo que no entra
dentro de lo permitido, puesto que la propia víctima se pone en una situación de autopeligro de forma
voluntaria y consciente al aceptar mantener relaciones sexuales pese al riesgo que eso conlleva. Por
ello, será imputado a la propia víctima.
En la variante b, la muerte de B sería imputable a A porque A debería haberle informado de su
situación de peligro. Se cumple tanto la relación de causalidad como la creación de un riesgo superior
al permitido.
Caso n.º 9:
A permitió a la joven B, que estaba haciendo autostop, subir al camión que conducía y le hizo a
continuación reiteradas proposiciones de mantener relaciones sexuales, que fueron rechazadas por
ella también de forma reiterada y rotunda, pidiéndole a A que detuviera el vehículo. En lugar de
esto, A se apartó de la carretera principal por la que transitaban para adentrarse en un camino
vecinal, lo que motivó que B dijera a A que, en caso de no parar inmediatamente, ella se tiraría en
marcha. Al ver que A no atendía sus ruegos, se fue acumulando en B un estado de tensión ante la
situación creada y, sintiéndose impotente para solucionarla, presa del pánico, abrió la puerta de su
lado, y arrojando primero el bolso, se lanzó fuera del camión, de modo que, al caer al suelo, su
pierna izquierda fue aplastada por las ruedas traseras del vehículo, sufriendo graves lesiones.
Cuando A se dispone a hacer una travesía por el desierto, B, subrepticiamente, pone una dosis
mortal de veneno en su cantimplora. A se lleva la cantimplora al desierto, donde C se la quita,
pensando que contiene agua pura. A muere de sed.