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Cuando miles de horas de estudio

no valen para ganar 'Pasapalabra':


"Me preparé 10 años para un
minuto y medio en TV"
Cuando alguien gana el bote, las noticias hablan
de la recompensa a años de estudio. Pero los
ganadores son la punta de un iceberg en el que los
concursos se toman muy en serio
Alfredo Pascual
19/03/2023 - 13:54

Rafa Castaño gana el superbote de 'Pasapalabra'. (Atresmedia)

El pasado jueves, el sevillano Rafa Castaño ganó el bote de Pasapalabra.


Se hizo con un premio de 2,2 millones de euros, el tercero mayor de la
historia de la televisión española. Sucedió en prime time, contra su
archirrival Orestes, y ante casi cinco millones de espectadores, una
audiencia a la que ya solo aspiran los partidos del Mundial.
:
Castaño tuvo que hacer 196 roscos antes de saltar la banca. Para la última
pregunta, cuando ya casi tenía el dinero en la mano, Pasapalabra le
guardaba una bomba:

— Con la Z, escarabajo de la familia que ataca los trigales, especialmente cuando


los granos son tiernos.
— Zabro.

A usted esta respuesta puede parecerle fruto de una erudición notable,


pero en algunos foros ejerce el efecto de aplicar una lupa en un
hormiguero. Lo que perciben es que Castaño se ha estudiado el
diccionario hasta la última página y que, gracias a ese trabajo, ha
conseguido abrir un cerrojo.

En los foros de concursantes, un cerrojo es una pregunta concebida para


que pierdas. La medalla de plata de halterofilia en los JJOO de 1972 o un
subafluente del Mekong: conocimientos que exceden cualquier estándar
de cultura general y tampoco suelen estudiarse. Para los concursantes
profesionales, un cerrojo significa el fracaso de una inversión de años.

"No somos muchos, en torno a 40 ó 50", dice Juanlu Roca, un farmacéutico


de Huesca que hace unos años decidió dedicarse a los concursos. Ha
pasado por El cazador, Pasapalabra, Password, Money,Money, y El rival más
débil. Además, fue uno de los Magníficos de Saber y ganar el año pasado.
"¿Que si me considero un concursante profesional? Bueno, los concursos
me han servido para viajar por todo el mundo, pero he tenido que tener
trabajos para mantenerme", dice a este periódico.

El concursante profesional es un hombre de entre 30 y 40 años, con


estudios superiores y gran interés por los formatos. La figura surge en
torno a Saber y ganar, uno de los primeros espacios en mantener a los
concursantes varios días en pantalla. Los programadores observaron que
la continuidad generaba empatía entre los espectadores, que ya no solo
acudían a la cita como pasatiempo, sino para saber qué tal le iba a su
:
concursante favorito.

Los concursos manejan una bolsa de profesionales del quiz para mantener
la audiencia

Desde entonces, los concursos manejan una bolsa de profesionales del


quiz que mantienen las audiencias cuando se enfrentan contra novatos y
las disparan cuando pugnan entre ellos, como sucedió el jueves.

Roca pertenece a esa elite que salta de un programa a otro. Conoce las
reglas de todos los concursos, pero también cómo son los castings y
cuántos programas se graban por jornada. Es información que circula por
el foro de concursantes, cuyo nombre prefieren mantener en el anonimato.
"Allí somos una banda de locos a los que picó el gusanillo de los
concursos", dice Roca. "Eso, y que algunos han descubierto que se puede
hacer mucho dinero estudiando. No solo está el bote: en Pasapalabra, te
pagan el hotel y 1.200 euros por cada día que ganas. Si estás un mes, echa
cuentas: eso no lo ganas en otro trabajo".

Ser un concursante profesional no es tan sencillo. Entre programas, los


concursantes se someten a largas jornadas de estudio alienante, como
puede ser memorizar el Diccionario de la Real Academia Española por
orden alfabético. "Sin duda, Pasapalabra es el que precisa de una
preparación más específica. Yo tengo una base de datos organizada por
temas además de la documentación en papel. Tienes que ver todos los
programas y anotar todas las respuestas de los roscos, porque se repiten
cada cierto tiempo", dice Roca. "Y luego, claro, añadir datos a la BBDD casi
a diario, como los ganadores de los Goya, de los Oscar...".

La silla de la discordia
Juanlu participó en el décimo aniversario de Pasapalabra como
representante de La Rioja. Fue semifinalista, entre otros tres concursantes
muy conocidos: Lilit, David Leo y Jero, tres históricos de Pasapalabra, pero
:
también de Saber y ganar, El cazador... "El director me comentó que
volverían a llamarme, porque lo hice bastante bien, así que estuve
estudiando dos años, pero nunca sonó el teléfono", lamenta.

El concursante está convencido de que su perfil ha dejado de interesar a


Pasapalabra. "Es obvio lo que están haciendo: quieren tener siempre a un
crack y a alguien que no pueda competir con él, para después
desembocar en una lucha de cracks que dispare las audiencias", dice
Juanlu Roca. He aquí otra técnica heredada del wrestling: el camino más
rápido para un combate entre campeones pasa por ponerlos a apalizar
mindundis. Cuando el público los considere imbatibles, enfréntelos y
ponga el cazo.

Juanlu Roca, con camisa azul, durante su participación en Pasapalabra. (Atresmedia)

"Si eres seguidor de Pasapalabra, has tenido que notar que el nivel de los
nuevos concursantes es más bajo. Se busca que no incordien mucho, para
eso se creó la silla azul", explica el oscense.

La silla azul se introdujo en el verano de 2015 y mencionarla sigue


suscitando polémica. Es un sistema de repesca que beneficia a los grandes
concursantes, que disponen de otra oportunidad en caso de salir
derrotado. La silla ha hecho que la racha de victorias más larga pase de los
89 programas de Paz Herrera en 2014 a las más de 200 que acumulan
Orestes, Rafa o Pablo Díaz.
:
Diez años de estudio por un minuto
Los nuevos, al tener que enfrentarse a muerte súbita contra un contricante
superior, han perdido gran parte de su acceso al programa. "Hay 240
ediciones al año de Pasapalabra, porque no para ni en agosto. Bien, pues
no creo que más de diez concursantes que hayan accedido mediante la
silla azul", dice Gabriel García Pedrals, exconcursante de Pasapalabra.

Pasapalabra es el programa más visto de la televisión española desde hace


años. Es tan rentable que puede permitirse costear el viaje y el hotel de
cientos de concursantes que solo rellenan un par de minutos de
pantalla, lo justo para ser apeados de la silla azul. Sin embargo, el coste
emocional para un concursante que ha invertido miles de horas de estudio
puede ser devastador.

El caso de Gabriel Pedrals fue visto y no visto: participó el 30 de noviembre


de 2016 en la silla azul, contra Amalia. En una de las respuestas, Amalia
dijo Gandolf cuando debió responder Gandalf. En la grabación no se
aprecia, pero Gabriel denuncia que en ese momento se pausó la
grabación para dirimir si la respuesta era correcta. "Se la dieron por
buena, aludiendo a que había entrado dentro de tiempo. Pero ese no era el
debate, es que es una respuesta errónea. Así que, perplejo por lo que
acababa de ver, fallé las dos siguientes y fui eliminado".

"Fueron diez años de estudio para un minuto y medio en Pasalabra, no


podía dejarlo así".

García Pedrals elevó un escrito de queja que incluía extractos de La


enciclopedia de El Señor de los Anillos que avalaban su versión. "Me
:
reconocieron el error y me prometieron entrar de nuevo en el concurso,
sin tener que pasar por la silla azul, a comienzos de 2017", explica a este
periódico.

Gabriel esperó durante todo el año, llegando a rechazar ofertas laborales


para estar preparado cuando sonase el teléfono. "Entonces llamaba yo y
me decían que tranquilo, que yo era el siguiente, que me habían dado su
palabra... hasta hoy". Seis años y medio lleva este periodista palentino
esperando su desquite, informándose de todo cuanto puede en los foros.

Pese a todo, Gabriel no renuncia a volver al programa. Mientras, se quita el


gusanillo presentando versiones caseras de Pasapalabra con compañeros
del otro lado del charco. "Aquí sigo, esperando a que cumplan la promesa
que me hicieron hace casi siete años. Cuando la cumplan, volveré", dice.
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