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Horney ofrecía una visión más optimista de la naturaleza humana que Freud. Creía que las fuerzas biológicas no nos condenan al conflicto o la neurosis, y que cada individuo es único. Según Horney, las neurosis son el resultado de factores sociales en la niñez como relaciones entre padres e hijos que frustren la necesidad de seguridad del niño. Sin embargo, todos tenemos el potencial para la autorrealización si nos criamos con amor, aceptación y confianza.
Horney ofrecía una visión más optimista de la naturaleza humana que Freud. Creía que las fuerzas biológicas no nos condenan al conflicto o la neurosis, y que cada individuo es único. Según Horney, las neurosis son el resultado de factores sociales en la niñez como relaciones entre padres e hijos que frustren la necesidad de seguridad del niño. Sin embargo, todos tenemos el potencial para la autorrealización si nos criamos con amor, aceptación y confianza.
Horney ofrecía una visión más optimista de la naturaleza humana que Freud. Creía que las fuerzas biológicas no nos condenan al conflicto o la neurosis, y que cada individuo es único. Según Horney, las neurosis son el resultado de factores sociales en la niñez como relaciones entre padres e hijos que frustren la necesidad de seguridad del niño. Sin embargo, todos tenemos el potencial para la autorrealización si nos criamos con amor, aceptación y confianza.
La imagen de la naturaleza humana que nos ofrece Horney es mucho más
optimista que la de Freud. Una de las razones de su optimismo es que creía que las fuerzas biológicas no nos condenan al conflicto, la ansiedad o la neurosis, y que la personalidad no es universal. Por el contrario, cada individuo es único. La conducta neurótica, cuando ocurre, es resultado de factores sociales de la niñez. Las relaciones entre progenitor e hijo pueden satisfacer o frustrar la necesidad de seguridad del niño. Cuando se frustra esa necesidad, el resultado es una conducta neurótica. Las neurosis y los conflictos se pueden evitar si se cría al pequeño con amor, aceptación y confianza. Todos tenemos el potencial innato para la autorrealización, y ése es el objetivo supremo y necesario de la vida. El potencial y nuestras capacidades intrínsecas florecerán como la bellota que se convierte en roble. Lo único que impide el desarrollo es que la necesidad de seguridad y amor se frustren en la niñez. Horney pensaba que somos capaces de moldear y modificar nuestra personalidad de forma consciente. Dado que la naturaleza humana es flexible, no adquiere formas inmutables durante la niñez. La capacidad de crecer es universal. De ahí que las experiencias de la edad adulta sean tan importantes como las de la infancia. Horney confiaba tanto en la capacidad de auto-crecimiento que, recurrió al autoanálisis con sus pacientes y en su vida personal. En su libro titulado Autoanálisis, hablaba de la capacidad para resolver nuestros propios problemas. Por eso, en la cuestión del libre albedrío frente al determinismo, optó contundentemente por la libertad: podemos moldear nuestra vida y alcanzar la autorrealización.