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Muchos intérpretes vieron la necesidad de componer una música más elaborada que la
simple melodía sin acompañamiento, por ello para que los músicos pudieran leer e
interpretar varias voces diferentes simultáneamente hubo que desarrollarse un sistema de
notación musical de gran precisión. Durante el primer milenio de la era cristiana se
desarrollaron varios tipos de canto, uno de ellos llamado el llano cristiano, a medida que la
liturgia católica crecía, también lo hacia la música, como fue en los periodos de la Edad
Media, Renacimiento, Barroco y el Clasicismo donde la retórica tuvo una influencia
significativa sobre la composición musical de esa época.
En nuestra sociedad existe una idea general y errónea a la hora de definir la música clásica,
ya que se le relaciona algo a modo de un tipo de armonía culta que fue compuesta en el
llamado periodo clásico, desde mediados del siglo XVII incluso principios de XIX. Sin
embargo, el término se ha ampliado para abarcar toda la música no pop a partir del barroco
hasta el siglo XX, que expresa la belleza a través del sonido. Teniendo como intermediarios
a Europa y sus herederos culturales, creadores y ejecutantes, que debieron estudiar para
aprender el manejo del lenguaje musical, bien sea escribir componer o interpretar y
dependiendo su duración dividiéndolo en géneros mayores y menores. Al igual que
compositores famosos alemanes, austriacos e ingleses, ya que los músicos clásicos aspiran
imbuir a su música una relación muy profunda, mostrando una complejidad sonora.
Estos son algunos de los compositores más destacados con sus respectivas épocas:
En un mundo donde el rap, opciones alternativas y géneros de rock dominan las listas de
música populares, es difícil observar o encontrar un espacio para la composición tradicional
o clásica, no obstante, sigue siendo esencial para muchas personas y artistas, tomándolo
como un elemento base e incluso de inspiración para personas afrisonadas al arte, la que
ahora lleva por nombre música tradicional que una vez fue la melodía más nueva y más
popular en el instante en que sus sinfonías retumbaban en los teatros de variedades, siendo
consideradas por masas a ser las mejores del momento. En nuestra época actual, esta
música sirve igual que una ventana a través del tiempo, un recuerdo de la belleza de las
técnicas al paso de los años, deseos de poder vivir e igualar la vida en esos momentos,
registro de obras espectaculares de los más grandes músicos, los valores, gustos y
experiencias de los oyentes en el periodo en que fueron compuestas.
La música tradicional sienta las bases para lugares de entretenimiento más conocidos de la
actualidad. Sin ella, los espectáculos y éxitos de taquilla no plasmarían esa idea u objetivo,
ya que serían absolutamente diferentes obras de arte. Un ejemplo de ellos son los ballets
películas, caricaturas y comerciales, al no tener una música sinfónica que avivara la
emoción.
Este género es un telón de fondo para todas y cada una de nuestras formas contemporáneas
preferidas de la vivacidad, los altos riffs de los violines, el estruendo sueco de los bajos y
persecución, el grito del grupo de metales, la llamada del coro que tiran las cuerdas del
corazón del público del ahora y tal como lo hicieron hace cientos de años, dado que la
diversión es una necesidad del ser humano por eso más que nunca esta expresión tiene y
tendrá espacio a lo largo de la vida, de las generaciones, de la evolución y el cambio de un
mundo que un día conocimos.
Desde mi punto de vista los conciertos de música tradicional suelen tener una atmósfera
solemne, esperando a que el público guarde silencio para no crear distracciones a los
demás, los intérpretes visten sus más elegantes vestimentas, que muestran un signo de
respeto hacia la audiencia y la misma pieza. Los compositores argumentan que el efecto
emocional de la música en los oyentes es arbitrario por lo tanto la complejidad objetiva o el
contenido de información de la pieza es lo supremo, aspirando a comunicar una cualidad
trascendental de la emoción que expresa algo universal acerca de la condición o el
comportamiento humano, la música clásica es para muchos el referente de la belleza,
excelencia y perfección en el arte, estableciendo normas relacionadas a la instrumentación,
forma musical y armonía que seguimos utilizando incluso cuando interpretamos música
popular. Un factor importante es que este género definió lo que ahora llamamos el sistema
de notación que es la forma de escritura de las notas musicales, el pentagrama y de todas
las características de ejecución como el tiempo, ritmo, métrica y altura, en donde destaca su
excelente nivel de sofisticación melodiosa, mayoritariamente instrumental, organizado por
músicos de alto grado de profesionalización, con muy poco espacio para la improvisación,
obteniendo obras de excelencia y de larga duración, virtuosismo, convirtiéndolo en un
mundo amplio, fascinante ya que este permanece y trasciende a través de la coyuntura.
Como resultado al trascurso del tiempo, los padres se aseguraron de que sus hijos fuesen
instruidos en la música culta desde edades tempranas.
Debido a que esta experiencia propinaba las bases para un estudio serio posterior, así que
para los que deseaban ser ejecutantes tenían que tener en cuenta que cualquier instrumento
parece difícil de manejar a nivel profesional, por eso los padres buscaban la enseñanza
musical por razones sociales o un esfuerzo por impartirles un útil sentido de autodisciplina,
mejorando el desempeño académico y promover una buena cultura general.
Pero esta se opone a la popular y tiene siempre un aire cortesano, propio de las monarquías
de la época, por lo general dispone más importancia lo instrumental que el elemento vocal,
para colmo se ha utilizado la música folclórica que es la partitura creada por músicos
autodidactas, la mayoría de una pura tradición oral, con una ideología nacionalista
explicita, y otros simplemente la han explotado como parte de su material temático.
Entiendo que la música clásica es muy indispensable ya que de eso se desglosan los demás
géneros que escuchamos, lo que cantamos y conocemos, este es un arte que las personas y
las nuevas generaciones debemos apreciar, valorar, contemplar, aprender a no juzgarla sin
siquiera estar informados o saber que significa realmente, no debe ser tema de indiferencia
o apatía, porque al escucharla comprenderás lo interesante y mágico que esta ofrece
demostrando a la sociedad un sentimiento tan fuerte y único como ningún otro género
podría hacerlo.
A mí me gusta mucho cantar, bailar, expresarme, de manera que en un futuro no tan lejano
y no imposible, espero meterme a clases y poder vivir mi propia experiencia musical,
porque hay muchas personas que dependen de ella, quiero hacerlas felices, aunque sea por
un momento ofrecer a cada individuo diferentes significados, mi trabajo como artista a
través de mi música, deseo a inspirar a miles de personas de todas las edades para que
puedan expresarse sin lastimar a los demás, haciendo lo que les gusta, con ayuda de la
confianza, la motivación y la voluntad.
Esto no significa que nos vamos a dedicar de lleno a la orquesta o a la música clásica, por
ello existen muchos géneros, sencillamente debemos de verlo como una opción de extender
nuestro panorama y conocimiento de una manera agradable. Si tienen la oportunidad de
adentrarse un poco a esto, disfrútenlo, ámenlo como si fuera su primer y último día,
exploten sus talentos, diviértanse, sean felices con lo que en realidad les gusta y no por
complacencia ajena.
Porque cada artista tiene una pequeña parte de locura que los hará ser diferentes,
rompiendo las reglas de la sociedad, del mundo al que estamos acostumbrados,
modificando y mejorando los pensares de las personas de su alrededor. Como nos enseña
Ludwig Van Beethoven “¡Actúa en vez de suplicar, sacrifícate sin esperanza de gloria ni
recompensa!, Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu
peculiar destino”