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1.-Introducción
Esto es así, porque frente a los numerosos desafíos del porvenir, el Derecho
Educativo constituye un instrumento indispensable para que la humanidad
pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social.
Según lo manifiesta muy bien el Dr. Fernando Martínez Paz: “las crisis que
afectan a la ciencia jurídica tradicional y a sus modelos unidimensionales, dan
paso a un proceso deslegitimador con graves consecuencias para el derecho y
su aplicación.”
Al mismo tiempo que el autor aconseja que: “frente a este problema es preciso
encontrar nuevos caminos de legitimación que ofrezcan los fundamentos
antropológicos, científicos, sociales y éticos, necesarios para justificar la
propuesta de un modelo jurídico multidimensional en una sociedad compleja y
plural”.
últimos tiempos- hacia el sujeto del derecho, en su relación con los demás y en
sus derecho y obligaciones personales y sociales.
sociedad toda, la seguridad, la paz, el orden y la justicia, aun cuando todo ello
parezca una utopía.
Para proponer este cambio del derecho, fué necesario tener en cuenta que se
han producido grandes procesos que modificaron y transformaron la sociedad
en su paso por la modernidad, la posmodernidad y la globalización.
El control de la educación ejercido hasta el presente por parte del Estado, fue
rebasado por los flujos globales de capital, tecnología, servicios, bienes,
comunicación y poder multinacional y supraestatal.
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Esto trajo aparejado la pérdida continua y constante del poder del estado-
nación, cuyos nuevos papeles parecen definidos por la necesidad de afianzar y
legitimar sus responsabilidades en los mecanismos supranacionales o
subnacionales en los que interactúa.
Esta situación plantea la necesidad de contar con un nuevo enfoque jurídico del
Derecho Educativo, que se desprenda definitivamente de aquel pensamiento
que lo transformó en un derecho unidimensional, dependiente del derecho
administrativo estatal y del derecho laboral corporativo en que se encuentra
contemplado por la legislación vigente, enmarcada en la ciencia jurídica
tradicional.
Hoy la crisis ofrece una nueva posibilidad para la acción y el conocimiento del
Derecho Educativo, basada en el cuestionamiento de los modelos jurídicos que
durante mucho tiempo sirvieron de base para elaborar la definición y orientar
los análisis sobre las funciones del derecho.
Como orden, las normas a implementar deben ser construidas equilibrando las
tendencias, los valores y los proyectos individuales, con el consenso y la
aceptación de todos y cada uno de los integrantes de la comunidad
educacional.
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Es por esto que deben surgir una relación con elementos comunes de las
conductas personales y sociales, en la cuales se complementan e implican
tanto la positividad como la eticidad en las normas dadas por la comunidad
educativa.
Hay que tener en cuenta que el modelo jurídico propuesto surge de una fuente
extra legislativa, que nace de la comunidad educativa propiamente dicha,
concurriendo con las normas internacionales y estatales superiores en la
configuración de un pluralismo jurídico legitimador del sistema normativo y
fundamentalmente se debe respetar un derecho que proyecta lograr incorporar
dimensiones y pautas capaces de producir una unidad compatible con la
diversidad.
Este modelo normativo tiene como limite impuestos los extremos de los
principios y valores de la cultura de paz y debe incorporar para su
implementación un análisis de la realidad social y enfoques multidisciplinares
para poder consolidar la afirmación de la persona y de la comunidad educativa
como sujetos de valores éticos.
También hay que tener en cuenta que la comunidad escolar debe encuadrase
en el marco de los valores y derechos propios del sistema democrático, al igual
que los deberes y obligaciones que surjan de la regulación normativa.
En definitiva hoy la sociedad entiende que es imposible sobrevivir sin una ética
universal que afirme la paz mundial y la misión de la comunidad educativa es
lograrlo por medio de las normas de convivencia de cada unidad escolar, en el
convencimiento de estar construyendo día por día en la conciencia de los
pueblos del universo la posibilidad definitiva de una ética mundial basada en la
cultura de paz.
V.- Conclusión