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Escuela de educación artística

Postítulo en Educación Artística

Enseñanza subdesarrollada de las Artes visuales en un


supuesto país en busca del desarrollo

Cátedra: Educación artística


Docente: Mildred Donoso
Estudiante: Carlos Gómez
Segundo semestre
23 de octubre de 2022
Aunque actualmente la justificación de la asignatura de Artes Visuales en Chile
está ligada al fortalecimiento de habilidades propias del pensamiento creativo
como medio de expresión, resolución de problemas y comprensión de lenguaje
artístico (MINEDUC, 2019), en sus orígenes, los cuales se remontan a finales
del siglo XVII, la educación artística chilena demostraba estar fundada desde un
interés por potenciar el desarrollo económico a partir del fomento de oficios
manuales (Memoria chilena, 2021). Pese a esta aparente evolución en el
paradigma educativo, la lectura de los documentos curriculares arroja una
interrogante que no puede ser ignorada ¿La organización curricular vigente en
Artes Visuales responde a las reales necesidades del estudiantado del siglo
XXI?

A continuación, se realizará una breve contextualización de la educación


artística chilena, donde se destacará la evolución de sus fundamentos y
propósitos, para posteriormente analizar los principales documentos curriculares
asociados a las Artes visuales, enfatizando en el impacto de las deficientes
propuestas pedagógicas en el quehacer docente. Todo lo antes mencionado,
con la intención de responder a la pregunta que moviliza este ensayo y
establecer propuestas de mejora.

En primer lugar, es necesario reiterar que el actual modelo de la asignatura de


Artes visuales aparece como una variación lógica de prototipo tradicional
establecido siglos atrás, esta transformación es consecuencia de un movimiento
que obligó a la asignatura a avanzar desde una educación instrumental hacia
nuevos enfoques que buscan potenciar la creatividad y la capacidad de
apreciación de los y las estudiantes. Siguiendo a Cristian Cox (1997) los
cambios que han afectado a la educación chilena responden a los nuevos
paradigmas socioculturales, los cuales se orientan en generar una educación de
alta calidad para todos. Es a partir de esta orientación que fue y es necesario
replantearse las estructuras educativas imperantes.
Este progreso se evidencia en los documentos curriculares donde se afirma la
importancia de la educación artística desde todas las aristas, “Las Bases
Curriculares de Artes Visuales consideran las artes como manifestaciones
tangibles e intangibles desarrolladas por el ser humano para expresar sus
pensamientos, creencias y emociones” (MINEDUC, 2019, p. 316). Sin embargo,
a pesar de existir innegables avances, los cuales son evidenciados en los
documentos antes mencionados, estos se quedan en un terreno principalmente
teórico, mientras que en la práctica la aplicación se ve restringida por
problemáticas como infraestructuras deficientes en sectores menos centralistas
del país, donde existe menor acceso a programas y talleres artísticos, menos
profesionales especializados en las artes y una menor probabilidad de participar
de actividades de formación artística. Otra problemática evidenciable surge a
partir de las brechas entre los establecimientos privados y los públicos, las
cuales consolidan las desigualdades sociales y limitan seriamente las
capacidades de las personas para desplegar todo su potencial.

En relación con lo anterior, resulta imperante destacar que estas problemáticas se


han perpetuado en las últimas décadas, dificultando el acceso a la educación
artística, pese al evidente aporte al desarrollo individual de los y las estudiantes, y
al fortalecimiento de la cohesión social inherente a esta asignatura. Esto
evidencia una menor relevancia y desarrollo del que debiera, este sombrío
escenario ha estado marcado por diversas claves, ya sea la priorización de
asignaturas con medición estandarizada, precarización de procesos formativos y
precariedad de instituciones especializadas (MINEDUC, Unidad de Educación
Artística, 2019)

En segundo lugar, la escasa importancia que se le ha dado a la enseñanza de las


Artes Visuales en Chile puede observarse de manera inmediata al conocer el
tiempo que se asigna en el currículo escolar de nuestro país a la enseñanza de
estas mismas. Esta observación tan tajante no es en lo más mínimo una opinión
subjetiva y antojadiza, por el contrario, está basada en datos reales sobre los
tiempos que asignan otros países a la enseñanza de las Artes, mismos que
frecuentemente son usados como referentes en educación para los gobiernos y
administraciones educativas de turno, países desarrollados.

Para profundizar en lo antes mencionado, en cifras, Marian López (2022),


catedrática en educación artística, menciona que en países como Alemania se
contemplan 5 horas cronológicas diarias de clases y más 4,5 de educación
extraprogramáticas diarias a elección. El currículo semanal establece sesiones de
2 horas pedagógicas semanales obligatorios dedicadas exclusivamente a la
enseñanza de las artes visuales. Finlandia, país que recurrentemente es
nombrado como referente ideal a seguir para desarrollar políticas en Chile,
destina un mínimo de 300 sesiones en los niveles de 1° y 2° grado, y más de
500 sesiones en los niveles de 3° a 5° anualmente. En cambio, en Chile sólo se
dedican dos horas pedagógica semanales para el mismo fin, o sea una sesión
semanal.

El escaso tiempo asignado para la educación artística puede ser explicado a partir
de lo mencionado por el ex jefe de la División de Educación General del
Mineduc, Juan Eduardo García-Huidobro, quien señala que “la educación está
debilitada por los métodos evaluativos, como el SIMCE, que empujan hacia
afuera todo aquello que no parece central en las mediciones y estadísticas.”
(García-Huidobro, Ossa, 2017). Esta situación, en conjunto a los bajos recursos
destinados al financiamiento de las artes y la cultura dan cuenta de una asimetría
en la valoración de estas disciplinas, agravado con el rol secundario que tienen
las artes en el currículo, la cultura escolar y en su diálogo con la comunidad. Este
escenario difiere de manera paradójica con la de los países comparados
anteriormente, donde los planes de intervención contemplan ayudas para la
formación, la investigación y la producción artística.

Todo lo antes expresado genera una reflexión contundente, resulta inexplicable


que un país en vías del desarrollo, que busca el progreso social, económico y
educativo, solo produzca documentos curriculares sin atenerse a las carencias
practicas en la aplicación de estos, perpetuando así una educación
subdesarrollada de una asignatura clave para la educación integral. De nada sirve
destacar la importancia de las artes para el correcto despliegue de
potencialidades en los y las estudiantes, si no se garantiza el financiamiento, ni se
otorga el tiempo suficiente para poner en práctica las estrategias propuestas.

A modo de conclusión se destacan los siguientes aspectos: Tras analizar


detenidamente las bases curriculares y planes de estudio emanados por el
Ministerio de educación, y las principales implicancias de las acciones artísticas
vinculadas a estos planes, puede señalarse que existen aspectos bien
encaminados, principalmente desde la valoración por la asignatura, sin embargo,
puntos centrales para la correcta aplicación de estas propuestas continúan siendo
deficientes pese a los intentos de mejora. Finalmente, esto permite declarar que
en efecto la organización curricular vigente en Artes Visuales no logra responder
a cabalidad a las reales necesidades del estudiantado del siglo XXI,
evidenciando, aun, indiscutibles carencias que deben ser subsanadas en el
futuro. Corregir estas falencias resulta fundamental para profundizar los logros
alcanzados y avanzar hacia los objetivos planteados por los documentos
curriculares.

Si se pretende alcanzar un desarrollo educativo y artístico coherente con las


ambiciones de desarrollo del país y, mucho más importante, con las actuales
necesidades de los y las estudiantes, es preciso proyectar una mayor articulación
curricular entre aspectos teóricos y prácticos, además de incrementar las
instancias de perfeccionamiento docente y financiamiento a instituciones
educativas. Tanto el estado, como las comunidades educativas tienen un rol
protagónico en esta tarea. Por esta razón, es indispensable que todos los
involucrados mantengan y aumenten el esfuerzo realizado para conseguir, en un
futuro cercano, implementar la educación que los y las estudiantes de Chile
necesitan y merecen.
Referencias Bibliográficas

Cox, Cristián.  La reforma de la educación chilena: Contexto, Contenidos,


Implementación, Santiago de Chile. 1997.

Jiménez, L. et al. (2021). Educación artística, cultura y ciudadanía. Colección


Metas Educativas, Madrid, OEI-Fundación Santillana, pp. 17-23

Memoria chilena. (2021). Educación artística chilena.


http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-printer-3367.html

MINEDUC. (2019). Bases Curriculares 3º y 4º medio.

MINEDUC. División de Educación General Unidad de Educación Artística (2018).


Plan nacional de fortalecimiento de la educación artística: logros y desafíos.

MINEDUC. (2016). Programa de estudios, 7° básico

MINEDUC. (2015). Bases Curriculares 7º básico a 2º medio.

López, M. (2022). La educación primaria necesita especialistas en arte. The


conversation. https://theconversation.com/la-educacion-primaria-necesita-
especialistas-de-arte-179008

Orbeta, A. (2018). El derecho a la educación artística: una revisión de


investigación y políticas en tiempos de reforma. Observatorio Cultural.
http://observatorio.cultura.gob.cl/index.php/2018/09/28/oc-27-articulo-1/

Ossa, C. (2017). Profesor Carlos Ossa en el marco de la Semana de la Educación


Artística 2017. Comunicaciones VID. https://fcei.uchile.cl/noticias/133190/el-arte-
en-la-educacion-es-un-problema-politico-no-tecnico

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