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Nombre: Mauricio Edad: 35 años Ocupación: Desempleado Estudios Universitarios:

séptimo semestre de administración de empresas. Segundo semestre de ingeniería en


telecomunicaciones. Primer semestre de negocios.

Mauricio inició la llamada para solicitar su primera cita de psicoterapia, diciendo:


“doctora, quiero iniciar una terapia con usted lo más pronto posible, un amigo me ha
hablado de su reputación, y creo que tal vez usted me puede ayudar”. Después de hablar
durante 10 o 15 minutos (acerca de la orientación teórica, el tiempo del tratamiento, etc),
Mauricio exclamó con entusiasmo: “sí, usted es el tipo de terapeuta que he estado
buscando, usted parece ser una persona que se preocupa por sus pacientes y que será
capaz de comprender lo que me ha pasado en esta vida miserable”. Cuando se le informó
que no había cita hasta la siguiente semana, expresó molesto: “¿muy ocupada?”
Cuando Mauricio acudió a la primera cita de psicoterapia, asistió con una apariencia
descuidada y llamativa (tenía un aro dorado grande colgando en su nariz y el cabello de
color verde y azul). La descripción inicial de su motivo de consulta fue: “me siento perdido
y vacío. No soporto estar solo, y al mismo tiempo me siento furioso de que la gente no
pueda aceptarme como soy. ¡En ocasiones sólo deseo matarme para que los demás
sientan un poco del dolor que yo tengo todo el tiempo!”. A lo anterior, agrega: “Yo espero
que estar acá me ayuda a comprender qué pasa conmigo y darle alguna solución a esto
que siento, porque para mí es un problema todo lo que me está pasando, sé que necesito
ayuda”.
Después de estas expresiones, empezó a contar su larga historia de problemas
emocionales, una vida que consideraba llena de “depresión, ansiedad, irritabilidad y enojo
incontrolable”. Habló de la “montaña rusa” emocional de su vida, que lo había hecho
sentir, y también a los demás, desconcertados.
Al indagar por sus numerosos cambios de empleo, describió una serie de amargas
disputas con sus compañeros de trabajo, la mayoría de las cuales culminaron con salidas
abruptas de los empleos, porque lo despedían o porque se ponía furioso y no volvía a su
trabajo. En cada situación, Mauricio racionalizaba su súbita salida culpando a un
supervisor “presumido” o a una compañía “torcida”. Para compensar lo que el percibía
como un tratamiento injusto en cada empleo finalizado, solía robar artículos del lugar del
trabajo. Algunos eran de oficina baratos, pero Mauricio se jacto de que en una ocasión se
llevó un computador portátil. Se rio y explicó: “no sólo perdieron la computadora, sino
que también me las arreglé para irme con una importante información de inventarios que
sólo existía en esa computadora. Supongo que debieron aprender que es buena idea
tratar mejor a sus empleados”.
Sus relaciones íntimas eran igual de inestables. Cambiaba de pareja en pocos meses, por
lo que tenía una lista larga de relaciones, la mayoría de las cuales terminaban cuando se
enojaba por asuntos insignificantes. Con frecuencia, estos episodios de rabia eran
seguidos por ataques de violencia “es que la culpa era de ellas, no entendía porque no
estaban ahí para mí todo el tiempo, de eso se trata una relación”, “primero las veía como
mis ideales, después no me las aguantaba, no eran nada de lo que esperaba”, “si ellas
hubieran cambiado, yo me hubiera podido controlar más”. Al hablar de una de sus parejas
más recientes, Mauricio contó con entusiasmo de la ocasión en la que le desinflo las
llantas al carro de su pareja en un ataque de rabia, cuando le dijo que planeaba tomar un
viaje sin él. “todas las mujeres son iguales”.
Aun cuando reconoció que conductas tan desesperadas como estas habían alejado a otras
personas, Mauricio temía al dolor de no tener una relación íntima. Estos sentimientos de
vacío lo conducían al pánico y a la desesperación, por lo que rápido buscaba una nueva
relación con personas que idealizaba de inmediato en su mente. Cada ocasión, su
enamoramiento, de manera apresurada, se convertía en un círculo vicioso de antipatía “yo
sentía que en un momento ya no eran todo lo que esperaba, y esa era una verdad
irrefutable para mí”.
Al indagar por su orientación sexual, reconoció que no estaba seguro de preferir las
relaciones íntimas con los hombres o las mujeres. Explicó su ambivalencia al afirmar que el
género de sus parejas era menos importante que su capacidad para hacer un compromiso
con él “lo más importante era que esa persona tenía que estar ahí para mí”.
Cuando se preguntó por tratamientos anteriores, Mauricio refirió que ya había estado en
3 ocasiones en psicoterapia, cada una de las cuales terminó debido a la “incompetencia”
de los profesionales que lo estaban tratando. Cuando se indago si podía comprometerse
en una terapia a largo plazo, aseguró que ahora estaba “listo” para recibir la ayuda que
necesitaba.
Con respecto a su vida familiar, Mauricio señala que es hijo único y que pasó gran parte de
su infancia buscando un equilibrio entre las demandas de su madre de “no meterse en
problemas” y sus propios deseos de jugar y explorar. Al explicar, incluso incidentes de
poca importancia, las palabras que utilizó para describir a su madre reflejaron la
intensidad de sus sentimientos acerca de ella, así como su dolorosa ambivalencia. Ella era
una “maldita” …siempre me gritaba o pegaba por cualquier cosa que hacía. Controlaba
cada uno de mis movimientos, me gritaba por jugar demasiado tiempo con mis amigos,
por alejarme demasiado de la casa, por dejarla sola en la casa, si me quedaba con ella, yo
era un niño bueno y me elogiaba y recompensaba con galletas y dulces. Pero si salía
durante una hora, incluso cuando era adolescente, gritaba en la calle y me humillaba
delante de todos. Tal vez, era su forma de mostrarme que me amaba y que se preocupaba
por mí, pero era difícil soportarlo”.
La descripción que hizo de su padre no fue positiva. Habló de su resentimiento porque su
padre abusaba sexualmente de él “mi madre nunca se dio cuenta, nada más estaba para
presionarme, creía que era sobreprotectora y para lo que debía haberme ayudado, nunca
se enteró” “mi papá dejó de abusar de mí cuando fui creciendo y tuve la valentía de no
dejarme más”. Dice que su padre era “distante y rechazante”. “siento que tengo como un
taco en la garganta, son tantas cosas que me han pasado y que jamás he podido decirles a
mis papás, eso me da una impotencia”. El mensaje que su madre repetía con frecuencia a
Mauricio aun lo perseguía. Ella le dijo que necesitaba que fuera “el hombre de la casa”.
Según Mauricio, era la forma en que ella racionalizaba su necesidad de que él estuviese
cerca de ella; él tenía “responsabilidades importantes después de todo”.
El paciente señala que durante su adolescencia intentó con desesperación huir de su
madre, se involucró en el abuso de sustancias, que pareció ser su única manera de
“escapar”. Al introducirse en las drogas, se vio envuelto en un estilo de vida promiscuo y
peligroso, ya que se relacionaba con el tráfico de drogas y el robo. Finalmente se mudó al
apartamento de su madre, ya que su padre había muerto años atrás. “Las drogas, manejar
a alta velocidad, estar con varias mujeres, me dejan llenar el vacío que siento en mi vida,
es la única manera en que puedo expresar mis emociones”
La mayor parte del tiempo, desde que cumplió 20 años, Mauricio ha ido de un lugar a otro
sin tener un propósito. Probó ir a la universidad varias veces, pero la abandonó debido a
que “después de un tiempo me daba cuenta de que esa carrera no era lo mío, eso no me
llenaba”. Comentó que su inestabilidad en los trabajos se debió a problemas de salud
(cada uno de los cuales resultó de graves accidentes en motocicleta).
Las relaciones han sido muy infelices para él. A lo largo de su adolescencia y adultez,
cambió de una relación a otra, alejándose de forma abrupta de las personas que no
fueron capaces de satisfacer sus insaciables demandas de amor y afecto. (lo anterior
también se da en la relación con sus amigos, ya que frente a sus demandas constantes de
tiempo y “estar ahí incondicionalmente”, se han presentado distintas situaciones
conflictivas).
Mauricio señala que, en la época de la escuela, sus compañeros se burlaban de él por ser
“la nenita de su mamá” y dice que en una ocasión lo agredieron físicamente cuando
intentó defenderse de ellos “me dieron patadas hasta que la profesora se dio cuenta y me
retiró de ese lugar”. Dice que en el colegio las cosas cambiaron y que ya “no me dejaba de
nadie”, incluso menciona que, aunque le costaba tener grupos de amigos (“porque a veces
ya no me los aguantaba”), se caracterizaba por ser rebelde “si me tocaba agarrarme a
golpes lo hacía”. “era una dicotomía porque en el colegio tenía que ser fuerte y después
llegaba a mi casa a darme cuenta de que no valía nada. En esa época fui muy depresivo”
Dice que a los 15 años tuvo su primera novia y que era “una niña muy inestable”.
Menciona que tuvieron una relación durante 3 meses y que ambos se controlaban, se
celaban y que llegó un momento donde ambos llegaron a agredirse “nos revisábamos
diario las redes sociales, ella no podía salir sin mí o si yo le decía que iba a estar con mis
amigos, ella me llegaba a donde yo estuviera, y cuando terminamos la primera vez, yo la
amenace con suicidarme, me sentía totalmente desesperado y triste”
Mauricio menciona que le preocupa que sus parejas lo abandonen, incluso comenta que
su última crisis se debe a que hace 3 semanas, intentó cortarse las venas delante de su
exnovia para que no lo dejara. “A veces me siento deprimido, otras ansioso y otras muy
irritable”, “en esa ocasión le dije que yo simplemente no podía vivir sin ella y que se
trataba de que se pusiera en mi lugar”.
El paciente menciona que no sabe qué hacer con su vida, dice que se siente “triste y
desdichado”, además de fracasado desde la ruptura en su última relación. Mauricio
menciona que le cuesta ver los logros que ha obtenido en su vida (a pesar de que es
campeón nacional en bicicross y le ha ayudado a varios amigos a montar sus propias ideas
de negocio) porque considera “Si no soy exitoso en todo lo que haga, simplemente no hay
esperanzas para mí, soy un bueno para nada”. Dice que desde que su novia lo abandonó
(hace 3 semanas), no hace otra cosa que estar encerrado o consumiendo “marihuana o a
veces hasta heroína”. Señala que en ocasiones asistir a terapia le ha hecho sentir más
esperanzado con respecto a “ver una solución para mí”, pero después, manifiesta que “se
me vuelven todos esos pensamientos malos sobre mí, es como si olvidara todo lo que me
hacen ver en consulta y como si no pudiera verme nada positivo”.
Con respecto a sus intentos desesperados por mantener a sus parejas, dice que sus
ataques de hostilidad (contra sí mismo o sus parejas), luego le hacen sentir muy culpable y
avergonzado “es como si no pudiera controlar lo que pasa conmigo, creo que ya me
resigné a que soy así y que es poco lo que yo pueda hacer”. Además, manifiesta que es
una persona rencorosa “no puedo perdonar, soy una mala persona, pero a veces se me
viene esa idea a la cabeza de que los demás me quieren hacer daño, incluso en uno de mis
ataques de ira, una voz interna me decía que mi novia era una amenaza cruel para mí” (el
paciente afirma que este tipo de ideas son transitorias y que aparecen sobre todo cuando
hay un abandono real o imaginado)
Mauricio expresa sentirse desde la ruptura con su pareja: “apático, con desaliento,
incapaz de verme algo positivo”, además, señala que frecuentemente tiene ideas de
muerte “nunca he pensado en un plan como tal, si me he cortado las venas ha sido más
como manera de expresar mi dolor o para que no me abandonen, pero últimamente
pienso mucho que no me daría miedo morirme y que es algo que anhelo”. Manifiesta que
durante las dos últimas semanas le cuesta conciliar el sueño, que se siente “como lento,
hasta para caminar”, dice que “me falta energía”, “me siento un inútil” y que esto le ha
impedido salir a buscar un nuevo empleo. “nunca voy a poder sentirme mejor, es que me
da una rabia, es como si la vida me hubiera condenado a ser un miserable”, “no tolero
que las cosas no salgan como yo quiera”, “es culpa de los otros, para que se meten
conmigo, sino van a poder estar siempre ahí”.
Señala que lo único positivo que tiene en su vida es el apoyo de un amigo (David) que
siempre lo ha apoyado desde la adolescencia. Además, manifiesta disfrutar de “componer
canciones, hacer bicicross, tirarme en parapente en San Félix y ayudarle a mis amigos a
ver ideas de negocios”
Después de 2 meses de iniciada la terapia, Mauricio empezó a demandar cada vez más
atención a la terapeuta, hacia llamadas de emergencia los fines de semana, mandaba
mensajes por WhatsApp, pedía sesiones adicionales en la semana y decía que se sentía
frustrado. Su estadía en terapia era inconstante y en varias ocasiones afirmaba que
planeaba encontrar otra terapeuta que “diera más” para ayudarlo. En una ocasión,
cuando se le informó que la terapeuta no lo vería en 3 semanas, la terapeuta recibió una
llamada a la semana siguiente donde se le informaba que Mauricio la deseaba ver y que se
encontraba hospitalizado por una sobredosis de heroína. Cuando la terapeuta acudió,
Mauricio señaló: “gracias por venir, quiero retomar mi terapia con usted, no pude
soportar pensar que ni a usted que soy su paciente le importaba, y eso me hizo sentir muy
ansioso y desdichado” Debido a la descompensación emocional que el paciente
manifestaba en esta ocasión, fue internado en el HOMO durante 2 semanas, donde se le
administró buprenorfina, metadona, sertralina 25mg y amitriptilina.
Con respecto a tratamientos previos, el paciente señala que, a los 19 años, atravesó una
crisis depresiva por una ruptura en una relación de pareja y que en esta ocasión el médico
general lo remitió a psiquiatría, quien le formuló fluoxetina 10mg y citalopram 10mg. Dice
que los medicamentos sólo los ingirió durante 1 mes y que luego no volvió a asistir a las
citas de control. “yo no necesitaba eso”. Con respecto a otros tratamientos, señala que el
médico general le prescribió naltrexona para hacer frente al síndrome de abstinencia por
el consumo de drogas.
Al indagar por antecedentes médicos importantes, el paciente dice haber sufrido un
trauma craneal en uno de los accidentes de motocicleta. Niega otros antecedentes. Con
respecto a antecedentes psicológicos y psiquiátricos en su familia, refiere que su madre
sufría de un trastorno afectivo bipolar (TAB) y que su abuela materna era considerada
como “depresiva y psicótica”, además, señala que una tía paterna “se mantenía internada
en hospitales psiquiátricos, por suicida”.
Evaluación del estado mental en la primera consulta.
Inadecuada presentación personal. El sensorio: orientado en tiempo, espacio y persona.
Sin deterioro en memoria. Su expresión emocional es de tristeza y desesperanza. Lenguaje
coherente, verborreico. Niega alteraciones sensoperceptivas al momento. Conciencia de
enfermedad. Pensamientos recurrentes de abandono e inutilidad. hipercinético en el
momento inicial de la consulta. Inadecuada prospección.
 Objetivos terapéuticos:
- Fomentar una relación de confianza con el paciente
- Identificar activación de esquemas y modos
- Reducir el pensamiento dicotómico
- Controlar progresivamente las emociones
- Mejorar el control de la impulsividad

 Pruebas empleadas:
- BDI (inventario de depresión de Bekc)
- YSQ

Plan de tratamiento:

TERAPIA DE ESQUEMAS

La característica más destacada es que ofrece, tanto al terapeuta como al paciente, un marco
integrador que le sirve para organizar y comprender patrones profundos y autoderrotistas de
pensamiento, conducta, sentimiento y de relaciones con los demás, denominado “esquemas
disfuncionales tempranos”.
Este enfoque se basa en la idea de que el Trastorno Límite de la Personalidad se deriva de
una imagen propia disfuncional, posiblemente causada por experiencias negativas durante
la niñez, que afecta la forma en que las personas reaccionan a su entorno, interactúan con
otros y lidian con los problemas o con el estrés en su vida adulta.

Problema Objetivos Técnicas o Sesiones


actividades
esquemas -Identificar y activar Técnica de
disfuncionales del los esquemas del imaginación.
paciente. paciente.
-Comprender los Técnica de la niña 1-3
orígenes infantiles vera.
de los esquemas.
-Vincular los
esquemas con los
problemas actuales
del paciente.
Modos de esquema -Identificar
y de afrontamiento necesidades y -Estrategias con
disfuncionales experiencias que sillas, diálogos
tiene el paciente transformacionales,
con el modo internos y
disfuncional. relacionales. 4-6
-Etiquetar los
modos
-Ayudar al paciente -Técnica de la carta
Control de a conocer y manejar -Dialogo socrático 6-8
emociones sus emociones. -Validación
emocional

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