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CONALEP

PLANTEL: 080 Temoaya

Reporte de Debate
Modulo: COLS

Alumno: Carlos geovanni Ferrer García

Docente: Jasmin Monserrat Atilano Fuentes

Eutanasia
Grupo: 411 Turno: Vespertino
Investigación

La palabra eutanasia deriva de los vocablos griegos eu = bueno y thanatos =


muerte, por lo que literalmente significa buena muerte. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) las definiciones existentes sobre la eutanasia no son
exactas y pueden variar de una persona a otra, pero tienen varios elementos en
común. La mayoría de los comentaristas restringe su descripción a la eutanasia
directa o 'activa', que se puede definir como "el acto deliberado de poner fin a la
vida, a petición propia o de algún familiar”.
La palabra suicidio se deriva del latín sui = sí mismo y caedere = matar.-
Literalmente significa matarse por sí mismo. El suicidio medicamente asistido se
podría definir como “la ayuda que da un médico a un paciente, en respuesta a su
solicitud, proporcionándole los medios para suicidarse y es el paciente quien
realiza la acción final que causa la muerte”

La voluntad anticipada es un concepto de índole más general que los dos


anteriores y se puede entender como “el proceso mediante el cual una persona
planifica los tratamientos y cuidados de salud que desea recibir o rechazar en el
futuro, en particular para el momento en que no sea capaz por sí misma de tomar
decisiones”.
En México está prohibida la práctica de la eutanasia y del suicidio medicamente
asistido, de acuerdo a lo estipulado en la Ley General de Salud en su artículo 161
Bis 21 que a la letra dice: “Queda prohibida, la práctica de la eutanasia, entendida
como homicidio por piedad así como el suicidio asistido conforme lo señala el
Código Penal Federal, bajo el amparo de esta ley.”

Clasificaciones de eutanasia
La eutanasia se clasifica de diferentes formas: directa e indirecta según el
accionar médico, y voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con el
consentimiento del paciente informado y consciente.

Según el accionar médico


Eutanasia directa: cuando existe una provocación intencional del médico que
busca la terminación de la vida del paciente. Esta a su vez posee dos formas:
Activa o positiva: se le considera activa o positiva (acción) cuando existe un
despliegue médico para producir la muerte de una persona como suministrar
directamente algún tipo de fármaco o realizando intervenciones cuyo objetivo es
causar la muerte.
Pasiva o negativa: es pasiva o negativa (omisión) cuando la muerte es producida
por la omisión de tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos. En este tipo
de eutanasia la actuación del médico es negativa pues su conducta es de «no
hacer». En otras palabras se abandona todo tipo de actividad terapéutica para
prolongar la vida de una persona que se encuentre en fase terminal, pues se ha
concluido que el tratamiento es inútil para el mejoramiento del paciente. Suele
identificarse con los conceptos de dejar morir y ortotanasia, así como con el
derecho a rechazar un tratamiento médico o retirarse del soporte vital.
Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se origina sin la intención de
causar la muerte del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo
sería pues uno de los elementos de esta práctica es la provocación intencional de
la muerte. En todo caso, la indirecta se da como resultado de efectuar
procedimientos médicos intensos, con intención terapéutica, que pueden producir
la muerte.
Según la voluntad del paciente
Voluntaria: es aquella en la cual es el paciente quien toma la decisión o por
terceras personas obedeciendo los deseos que el paciente ha expresado con
anterioridad.
Involuntaria: sucede cuando un tercero toma la decisión sin obtener el
consentimiento del paciente (pudiendo obtenerse) o de un pariente de este.
No voluntaria: ocurre cuando un tercero toma la decisión sin el consentimiento del
paciente debido a la imposibilidad de expresarlo.

Argumentos a favor y en contra

Históricamente, el debate sobre la eutanasia ha tendido a centrarse en una serie


de preocupaciones clave. Según el estadounidense oncólogo y bioético Ezekiel
Emanuel (1957), opositor a la eutanasia, los partidarios de esta han presentado
cuatro argumentos principales:

a) que las personas tienen derecho a la autodeterminación y, por lo tanto, de


permitírseles elegir su destino;
b) ayudar a un sujeto a morir podría ser una mejor opción que requerir que
continúen sufriendo;
c) la distinción entre la eutanasia pasiva, que a menudo está permitida, y la
eutanasia activa, que no es sustantiva, o en la cual el principio subyacente —la
doctrina del doble efecto—, es irrazonable o poco sólida; y
d) permitir la eutanasia no conducirá, necesariamente, a consecuencias
inaceptables.
Los activistas a favor de la eutanasia suelen indicar que en países como Bélgica,
Países Bajos, y que en estados de Estados Unidos como el de Oregón, donde
esta ha sido legalizada no ha sido problemático.

De manera similar, Emanuel argumenta que hay cuatro argumentos principales


presentados por los oponentes de la eutanasia:

a) no todas las muertes son dolorosas;


b) están disponibles alternativas como la interrupción del tratamiento activo
combinadas con el uso del alivio efectivo del dolor;
c) la distinción entre eutanasia activa y pasiva es moralmente significativa; y
d) la legalización de la eutanasia colocará a la sociedad en la falacia del efecto
dominó, lo que conducirá a consecuencias inaceptables.899091
De hecho en el 2013 en Oregón, el dolor no era una de las cinco razones
principales por las cuales las personas buscaban la eutanasia. Los principales
motivos fueron la pérdida de la dignidad y el temor a ser una carga para los
demás.92

Muchas veces las personas que toman la decisión de que se le practique la


eutanasia, debe ser respetada porque la persona o el que adolece algún mal que
no tiene cura ni explicación, sufre. Es el preciso momento en que uno se da
cuenta de que día a día la persona padece más y tiene que aguantarlo y tratar de
convivir con ello porque hay estados que no permiten que se practique la
eutanasia, la han prohibido.

Opinión médica

La Asociación Médica Mundial, que aglutina a los colegios médicos de 115 países,
reiteró en una declaración adoptada por su Asamblea General en 2019: La AMM
reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se
debe mantener el máximo respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se
opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica.

Las opiniones de los médicos sobre la legalización de la eutanasia están divididas.


Así lo muestra una encuesta realizada por el Institut national de la santé et de la
recherche médicale INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica);
efectuada en el 2003 que muestra que 45 % de los médicos de familia franceses,
están a favor de una despenalización de la eutanasia equiparable al porcentaje
obtenido en los Países Bajos. Los autores del estudio informan que «los médicos
más involucrados y cómodos con los cuidados paliativos y con el seguimiento al
final de la vida son, a menudo, más hostiles a la legalización de la eutanasia», en
comparación con «aquellos que se sienten incómodos con los pacientes al final de
su vida». El mismo estudio apunta a una tendencia, particularmente entre los
médicos que no han recibido capacitación específica, en técnicas como la
reanimación o la sedación, equiparándolas con la eutanasia. Finalmente, indica
una correlación estadística entre la tendencia a hacer esta asimilación y el hecho
de declararse a favor de la eutanasia.

En todos los casos, independientemente de si la eutanasia está despenalizada o


no, lo que está en juego para los médicos y los equipos de atención sigue siendo
lo ético: la ley no prevalece sobre la reflexión ética y personal en la elección de los
actos al final de la vida, inyecciones letales, decisión de detener el tratamiento o
sedación terminal. En el caso de la eutanasia en particular, la cuestión de su
legitimidad ética no se confunde con la cuestión de su legalización o
despenalización. En este sentido, la filósofa francesa Marta Spranzi señala que
«permitir explícitamente a que los miembros de la profesión médica den muerte,
aunque solo sea con el laudable propósito de aliviar los sufrimientos de los
pacientes, incluso por parte de los propios médicos, como más problemáticos que
la realidad del gesto en sí, deber cumplido en el silencio de la relación médica» a
causa de posibles consecuencias.

En el Reino Unido, el grupo en pro del suicidio asistido Dignity in Dying cita
investigaciones contradictorias sobre las actitudes de los médicos hacia la muerte
asistida; en la encuesta publicada en el 2009 sobre medicina paliativa la cual
arroja que el 64 % de los encuestados apoya la muerte asistida en los casos en
los cuales el paciente tiene una enfermedad incurable y dolorosa, mientras que el
36 % se opone. En un estudio revelado en BMC Medical Ethics el 49 % de los
médicos encuestados se opone a cambiar la ley para permitir la muerte asistida y
el 39 % está a favor de tal cambio legal.

Una encuesta de 2010 realizada en los Estados Unidos de América entre más de
10 000 médicos, encontró que el 16.3 % de los médicos consideraría suspender la
terapia para mantener la vida si la familia lo exige, incluso en la creencia de ser
prematuro. Aproximadamente 54.5 % no lo haría, y el 29.2 % restante respondió
«depende». El estudio también encontró que el 45.8 % de los médicos estuvieron
de acuerdo en que el suicidio asistido por un médico debería ser permitido en
algunos casos, mientras que el 40.7 % no lo estuvo; y el 13.5 % restante sintió que
dependía.

Cabe destacar que un prestigioso autor en Deontología médica como Leon Kass
ha puesto de relieve que la posibilidad de que un médico llegara a cometer actos
eutanásicos podría transformar totalmente la relación médico- paciente.

Puntos de vista religiosos

Artículo principal: Puntos de vista religiosos sobre la eutanasia


Los puntos de vista religiosos sobre la eutanasia son variados. Si bien el punto de
vista sobre el tema no necesariamente se entrelaza directamente con la religión, a
menudo afecta la opinión de una persona. Si bien la influencia de la religión en los
puntos de vista de alguien hacia los cuidados paliativos hace una diferencia, a
menudo desempeñan una función más pequeña de lo que podría esperarse. Se
realizó un análisis de la conexión entre la religión de los adultos estadounidenses
y su punto de vista sobre la eutanasia para ver cómo se combinan. Los hallazgos
concluyeron que la afiliación religiosa con la que cada persona se asocia no
necesariamente se relaciona con su postura al respecto de la eutanasia. Las
investigaciones muestran que, si bien muchos pertenecen a una religión
específica, es posible que no siempre vean todos los aspectos de la eutanasia
como relevantes para ellos.
Algunos análisis de metadatos han apoyado la hipótesis de que las actitudes de
las enfermeras hacia la eutanasia y el suicidio asistido por médicos están
influenciadas por su religión y su cosmovisión. Atribuir más importancia a la
religión también parece hacer que sea menos probable un acuerdo con la
eutanasia y el suicidio asistido por un médico. Un estudio de opinión pública
realizado en 1995 encontró que la tendencia a ver una distinción entre la
eutanasia activa y el suicidio se ve claramente afectada por la afiliación religiosa y
el nivel de educación. En Australia, más médicos sin afiliación religiosa formal
simpatizaron con la eutanasia voluntaria activa, y reconocieron que la habían
practicado a diferencia de los médicos que dijeron tener alguna filiación religiosa.
De aquellos que se identifican con una religión e informan de una afiliación
protestante fueron intermedios en sus actitudes y prácticas entre los grupos
agnóstico, ateo y católico. Los católicos registraron actitudes más opuestas, pero
aun así el 18 % de los médicos católicos encuestados registraron que habían
tomado medidas activas para provocar la muerte de aquellos pacientes que lo
solicitaron.

En 2019, representantes del cristianismo, el islam y el judaísmo firmaron una


declaración conjunta en la que rechazaban la eutanasia y el suicidio asistido,
recomendando en cambio unos cuidados paliativos de calidad y accesibles a
todos.
Preguntas

¿Es necesario legalizar la eutanasia en México?


Esta es la primera pregunta que habría que formularse para el debate. Los
partidarios convencidos de la necesidad de que esta práctica se legalice plantean
que “el argumento poderoso a favor de la eutanasia es permitir al paciente poner
término a sufrimientos innecesarios y degradantes que no le permiten llevar una
vida digna, sino de dolor y agonía, situación que atentaría contra el libre desarrollo
de su personalidad y su dignidad como persona humana, evitando así ser
sometido a un encarnizamiento terapéutico, ante los avances de la ciencia médica,
y el deseo de los médicos de mantener con vida a un ser sin esperanza de
recuperación”.
Por otro lado, existen los argumentos en contra que señalan que “el médico tiene
como función la de salvar vidas, no destruirlas”, “la legalización de la eutanasia
podría traer como consecuencia que se llegaran a cometer actos criminales en
pacientes que no han expresado su consentimiento o bien son incapaces de
expresar su deseo de morir, como es el caso de los sujetos con deformidades,
niños idiotas y personas seniles”.

¿Cuál es la tendencia en el mundo?


Precisamente, debido a los motivos anteriormente enunciados, a partir de la
década de los años ochenta, varios países europeos iniciaron la aprobación de
leyes que regulan la práctica de la eutanasia y del suicidio medicamente asistido.
El país que dio los primeros pasos para la aprobación de la eutanasia fue
Holanda, desde 1985, seguido después por Bélgica, Luxemburgo y Suiza. En los
años noventa y en la primera década del nuevo milenio se aprobó la eutanasia en
los EUA en los estados de Oregón, Washington, Montana, Vermont y California.
En 1995 se legalizó en el territorio norte de Australia y en 1998 se aprobó en
Colombia, que hasta el momento actual es el único país latinoamericano que
cuenta con una ley de este tipo.
Como se puede ver, la tendencia en los últimos 30 años en el mundo es hacia la
aprobación de leyes que garanticen el respeto a la voluntad anticipada de los
pacientes que se encuentren en fase terminal, ya sea a través de la aprobación de
la eutanasia, el suicidio medicamente asistido o diferentes tipos de voluntad
anticipada.
¿Cuáles son los principios éticos involucrados?
El principio ético fundamental que está involucrado en este debate es el
denominado principio de autonomía que simple y llanamente consiste en el
derecho que tienen las personas a decidir sobre su propio cuerpo incluida la
decisión de cómo y cuándo morir. Este derecho tiene su origen conceptual en la -
losofía kantiana y está fundamentado en las manifestaciones de libertad incluidas
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la
Organización de las Naciones Unidas en 1948.
Sin embargo, el derecho de autonomía se encuentra en contradicción con la visión
paternalista de la medicina tradicional que, bajo una interpretación parcial del
principio de benecencia, considera que el médico es el único que debe decidir
sobre los tratamientos que más convienen a sus pacientes.

¿Qué avances existen en nuestro país?


En México existen algunos avances importantes en materia de voluntad
anticipada, enfocadas a la regulación de los cuidados paliativos.
La Ley General de Salud establece en su artículo 166 Bis 4 que “toda persona
mayor de edad, en pleno uso de sus facultades mentales, puede, en cualquier
momento e independientemente de su estado de salud, expresar su voluntad por
escrito ante dos testigos, de recibir o no cualquier tratamiento, en caso de que
llegase a padecer una enfermedad y estar en situación terminal y no le sea posible
manifestar dicha voluntad”.
De forma complementaria, la misma Ley en su artículo 166 Bis 6 estipula que “la
suspensión voluntaria del tratamiento curativo supone la cancelación de todo
medicamento que busque contrarrestar la enfermedad terminal del paciente y el
inicio de tratamientos enfocados de manera exclusiva a la disminución del dolor o
malestar del paciente. En este caso, el médico especialista en el padecimiento del
paciente terminal interrumpe, suspende o no inicia el tratamiento, la administración
de medicamentos, el uso de instrumentos o cualquier procedimiento que
contribuya a la prolongación de la vida del paciente en situación terminal dejando
que su padecimiento evolucione naturalmente”.

¿Cuáles son los retos y perspectivas en nuestro país?


En México, un reto principal que enfrenta el Sistema Nacional de Salud es el de
incrementar el alcance de la legislación existente sobre voluntad anticipada en el
sentido de ampliar la gama de opciones a las que tendría derecho dentro del
principio de autonomía.
Actualmente, las leyes existentes están acotadas a que el paciente opte por el
rechazo a tratamientos pero no puede optar por el acceso a tratamientos que
pudieran poner n a su dolor y sufrimiento. Así mismo, otro reto fundamental del
sistema es el de disponer de los recursos suficientes, en términos de personal
especializado, tecnología e insumos para satisfacer la demanda que se generará
respecto a los cuidados paliativos para una población de adultos mayores
creciente.

Mi punto de vista

Los principales argumentos a favor de la eutanasia para mi están relacionados con


el derecho a una vida y a una muerte dignas, fundamentados en la autonomía del
paciente, en su derecho de no sufrir y, en último término, a exigir la eutanasia
como un acto piadoso o bien a disponer de su vida.

1. Derecho a una Vida Digna

Este argumento supone asumir que la dignidad personal en determinadas


circunstancias estaría por debajo de lo que podría ser exigido para vivir, lo que
permitiría que le fuese aplicada la eutanasia.

2. Derecho a una Muerte Digna

Si por muerte digna se entiende la cesación inmediata y definitiva del dolor,


entonces la eutanasia se convierte en la "terapéutica más fácil y efectiva". Pero, si
por el contrario, se asume la muerte con grandeza de ánimo, encarándola,
ejercitando en ella todas nuestras capacidades personales, se constituye en el
último paso dentro del camino hacia la plenitud humana; último si es que no se
posee la certeza de quienes- dentro del marco de la doctrina cristiana- ven en la
muerte el umbral que los conduce a la presencia de Dios.

3. La Autonomía del Enfermo

Aquellas legislaciones que autorizan la eutanasia lo hacen bajo la condición de


asegurarse del" carácter expreso y serio de la petición" por parte del enfermo,
como en el caso español. A este respecto, afirma Herranz que una petición,
apasionada y conmovedora, de muerte puede hacerla un enfermo bajo los efectos
de un cansancio crónico, de un insomnio tenaz, de una disnea agobiante, de un
estado nauseoso, de una depresión no diagnosticada o deficientemente tratada.
Una petición expresa y seria de muerte puede ser la consecuencia de una
terapéutica incompetente del dolor y otros síntomas, o del abandono afectivo por
parte de los familiares y cuidadores. Incluso puede hacerla el enfermo como
recurso psicológico y dramático para centrar sobre sí la atención de los demás, o
como represalia por desatenciones presentes o agravios pasados. Por otra parte,
atender la petición del enfermo que ve en la muerte la mejor alternativa es olvidar
que elegir la muerte no es una opción entre muchas, sino un modo de suprimir
todas las opciones.

4. Derecho a evitar el dolor

El dolor físico del enfermo puede ser tratado eficazmente. La medicina dispone de
un completo arsenal terapéutico capaz de controlar el dolor en un 95% de los
casos. En la actualidad, a la utilización de las drogas analgésicas hay que añadir
los llamados agentes coadyuvantes, que vienen a neutralizar o paliar los efectos
psicológicos y físicos añadidos a los cuadros de dolor.

5. Derecho al Suicidio

El problema radica aquí en que la eutanasia no es un suicidio sino un homicidio;


acto éste que exige del médico un juicio sobre si es razonable o no la petición, o lo
que es igual, si el paciente debe o no ser matado. En este punto cabe recordar las
apreciaciones de Pastor en el sentido de que el derecho-deber de la vida aparece
como el primero y más fundamental de todos los derechos que posee la persona;
un derecho que es anterior al respeto de la libertad del sujeto, puesto que la
primera responsabilidad de su libertad es hacerse cargo responsablemente, ante
todo, de su propia vida. De lo anterior se deduce que la petición de eutanasia por
parte del paciente y/o su ejecución por parte del médico no es un derecho de la
persona, sino una acción arbitraria que va en contra de todo el ser personal.

6. Eutanasia como Acto-Piadoso

Acortar la vida de una persona para liberarla de una vejez o enfermedad


angustiosa es un argumento que, con un poco de sentimentalismo, puede
convencer, pero es, en sí mismo, la solución menos humana y la que pone de
manifiesto la incapacidad del médico en tratar y aceptar la muerte natural del
enfermo. Este "acto piadoso" comporta además la emisión de un juicio valorativo
por parte del médico, sobre la condición del paciente, que es susceptible de error.
En este punto, aceptar la eutanasia equivaldría a subordinar la vida humana al
mundo de la subjetividad y el relativismo.

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