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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

UNIDAD 2

A) INTRODUCCION

La unidad 1 nos ha adentrado en el conocimiento y la búsqueda del Jesús histórico.


Hemos querido manifestar que verdaderamente Cristo es un evento histórico acaecido
hace mas de dos mil años en nuestro mundo.
Por ello, en primer lugar, nos hemos detenido en las fuentes fuera de los
testimonios creyentes, para buscar en ellas argumentos que nos remitan a afirmar la
existencia histórica de Jesús de Nazaret.
Ahora en la presente unidad, vamos a estudiar aquellas fuentes creyentes, llamadas
fuentes bíblicas que nos hablan del Hijo de Dios hecho hombre.
Son fuentes y testimonios que nacen de la fe en Jesús como el Hijo de Dios. Pero
no por ello carecen de historicidad. Son fuentes verdaderamente ciertas y datables en el
tiempo, que tienen como base la experiencia creyente de toda una comunidad que cree en
Cristo.
Para poder comprenderlas mejor, primeramente, haremos una introducción
general a los escritos sobre Jesús, nacidos en lo que llamamos el Nuevo Testamento.
Luego nos detendremos en conocer parte de los escritos del Nuevo Testamento
que dan testimonio de la vida y obra de Cristo: los Evangelios.
Analizaremos brevemente cada evangelio y de modo particular destacaremos la
visión que cada evangelista quiere brindarnos de Jesús.
Para concluir nuestra segunda unidad, manifestaremos cómo la persona de
Jesucristo, hoy nos sigue interpelando de diversos modos: El siempre es nuestro
contemporáneo.

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B) FUENTES HISTÓRICAS BÍBLICAS


SOBRE LA EXISTENCIA DE JESÚS
§ Introducción general al Nuevo Testamento.

Llamamos “Nuevo Testamento” a la colección de los 27 libros inspirados, escritos


después de la resurrección de Jesús. A través de ellos conocemos a Jesús y la vida de la
Iglesia en sus inicios.
Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de
Nazaret, nacido de María, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el Hijo
de Dios y Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una Vida
Nueva y para enseñar el camino que conduce a la verdad de nuestra vida y de nuestro
destino, que es la gloria del Padre, junto a Cristo Jesús y su Espíritu.

1. ¿Cómo nació en Nuevo Testamento?

Jesús no escribió nada ni de su vida ni de su doctrina. Tampoco mandó a nadie


que escribiera su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las
gentes, para que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt. 28.19). Por tanto, el Nuevo
Testamento fue, antes que nada, predicado, vivido y celebrado.
Solamente en un segundo tiempo, cuando las
primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares de la
vida y palabra de Jesús iban desapareciendo, se sintió la necesidad de poner por escrito
esa fe y esa predicación de los apóstoles y discípulos.
El Nuevo Testamento fue entonces el
resultado de la fe y predicación de las primeras comunidades cristianas. Este hecho
es muy importante porque nuestra fe se fundamenta en la Tradición (con el Magisterio de
la Iglesia) que nos garantiza la verdad de la Biblia y nos transmite todo el depósito de la
fe (en Teología I hemos tenido oportunidad de estudiar la Revelación de Dios).

Por tanto, el Nuevo Testamento tuvo dos etapas:

a) Una etapa predicada de boca en boca (Tradición eclesial oral): el núcleo de esta
predicación era este: Cristo Jesús, Hijo de Dios, muerto y resucitado. A este núcleo se le
llama Kerigma, palabra griega que significa “anuncio, proclamación”. Este Kerigma
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seguía este esquema: se recuerda el acontecimiento de Jesús; se interpreta este


acontecimiento con las Escrituras; y se llama al compromiso de la fe.
Este Kerigma se anunció primero a los judíos y después, por obra de san Pablo, a
los paganos. El Espíritu Santo fue el gran protagonista de esta etapa predicada del
“Evangelio”, inspirando, asistiendo, cuidando la vida y la palabra de los primeros
cristianos, que se dedicaron a anunciar a Jesús, que es el Hijo de Dios.

b) Y una etapa escrita: fue un camino largo y complejo. En los primeros años algunas
comunidades cristianas empezaron a resumir lo esencial de la predicación apostólica en
fórmulas breves y fáciles de retener, que serían los primeros intentos del “Credo”.
San Pablo cita una fórmula célebre: “Cristo murió por nuestros pecados, según
las Escrituras. Fue sepultado y resucitó al tercer día, según la Escrituras. Se apareció a
Pedro, luego a los Doce” (1 Co 15, 3-5). Muy rápidamente, al celebrar la Eucaristía,
nacerían también las “aclamaciones y fórmulas de alabanza a Cristo” (cf. Fil 2, 6-11;
Col 1, 12-20; 1 Tim 3, 16). Así pasaron unos 30-35 años después de la resurrección.
Y como los apóstoles iban muriendo, surgió el anhelo de poner por escrito todo,
para no perder su memoria. Con toda probabilidad lo primero que se escribió fue el
Relato de la Pasión. Más tarde, los dichos de Jesús, las parábolas y los milagros. Y así
nacieron los cuatro Evangelios:
• primero Marcos, alrededor del año 70;
• después Mateo y Lucas, alrededor del año 80;
• por último, Juan, allá por el año 90.

San Pablo, desde el año 40 había empezado sus viajes misioneros, fundando
comunidades en toda Asia Menor; y para mantener los contactos con ellas, les escribe
cartas, aconsejando, amonestando, enseñando, solucionando problemas.
La primera que escribió fue el año 51 a los Tesalonicenses. Más tarde, en el año
63, escribió a los Corintios y a los Gálatas. Por tanto, los primeros escritos del Nuevo
Testamento no fueron los Evangelios, sino las Cartas de san Pablo.
Al inicio, los varios libros del Nuevo Testamento circulaban separadamente por
las comunidades cristianas. Poco a poco se fueron juntando estos libros, cuando eran
copiados a mano, hasta llegar a conformar todo el conjunto de los 27 libros canónicos.

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2. ¿Cuándo se empezaron a reunir los varios libros, hasta


que conformaron el llamado “Canon” del Nuevo Testamento?

El más antiguo y más importante catálogo de los escritos del Nuevo


Testamento fue descubierto en el siglo XVIII por un estudioso, llamado Muratori. El
Canon de Muratori data de mediados del siglo II. Este catálogo contiene 22 libros, entre
los cuales las 13 cartas de san Pablo. Todavía no es el Nuevo Testamento completo, pero
es el primer intento que conocemos de empezar a reunir los varios libros.

Luego tenemos el testimonio de san Justino, que en su primera Apología del


año 150 nos dice: “El domingo, todos se reúnen, leen las Memorias de los Apóstoles, que
se llaman los Evangelios”. Esto nos asegura que ya a mediados del siglo II estaban
reunidos los cuatro Evangelios. El catálogo ya completo de los 27 libros canónicos del
Nuevo Testamento lo encontramos hacia el año cuatrocientos aproximadamente.

3. ¿Originales o copias?

Los originales de los libros del Nuevo Testamento se perdieron muy pronto,
debido a la escasa duración del material (papiro y cuero) en que se escribían, a mano,
libros y cartas. Lo que ha llegado a nosotros son copias, muy antiguas por cierto, de
pergamino u otro material, en número muy abundante, de varios libros o colecciones.
Unos 3.500 manuscritos. Entre las colecciones o códigos más antiguos del N.T. en griego
podemos recordar los más importantes y mejores conservados :

a) El código Vaticano (siglo IV) que contiene casi todo el Antiguo Testamento y Nuevo
Testamento.

b) El código Alejandrino (siglo V) que contiene el Antiguo Testamento y Nuevo


Testamento e incluso cartas de san Clemente, no admitidas en el Canon.

c) El código Sinaítico (mitad del siglo IV) que contiene todo el Nuevo Testamento e
incluso la Carta de san Bernabé y el Pastor de Hermas, no admitidas en el Canon.

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La versión en latín de la Biblia es la Vulgata, terminada por san Jerónimo en


Belén, hacia el año 400. Ya en este momento, los libros del Nuevo Testamento estaban
completos y posteriormente fue esta versión de la Vulgata la que fue aprobada como
oficial en la Iglesia, en el Concilio de Trento, en el año 1570.

En definitiva, los escritos del Nuevo Testamento, o también llamado Nueva


Alianza refiriéndonos a la obra de Jesús de crear en nosotros una comunión única y eterna
con Dios nacida de su amor, son testimonios que nacen de una comunidad creyente, que
conservo los relatos de los apóstoles, testigos oculares de la vida y misión de Jesús.
Luego, creyendo en Jesús como el Hijo de Dios y nuestro Salvador vivieron y celebraron
su fe en él. Y para no dejar caer en el olvido la riqueza de las enseñanzas de Jesús y su
obra de amor, las pusieron por Escrito, dando origen así a los 27 libros que conforman el
Nuevo Testamento.

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C) LOS 4 EVANGELIOS COMO FUENTES HISTÓRICAS DE


LA EXISTENCIA DE JESUS.

1. Los tres primeros evangelios (sinópticos)

Queremos contemplar La persona de Jesús en los tres primeros evangelios,


esto es, en Marcos (Mc.), Mateo (Mt.) y Lucas (Lc.), llamados sinópticos así porque,
como indica la palabra, tienen un punto de vista común (sin-opsis) y siguen un esquema
parecido a la hora de organizar los materiales narrativos y discursivos de su evangelio.
Para comenzar ponemos un ejemplo que ayuda a comprender el género
literario en el que están escritos los evangelios antes de abordar el tema de la persona de
Jesús tal como nos la describen los evangelios sinópticos (Mt, Mc y Lc).

Elegimos una perícopa o escena, referida por los cuatro evangelios

La escena cuenta la unción de Jesús por una mujer1.

1
Citamos solamente lo que nos dice el evangelio de Marcos, capítulo 14.
1 Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los panes Acimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas buscaban la manera de arrestar a Jesús con astucia, para darle muerte.
2 Porque decían: «No lo hagamos durante la fiesta, para que no se produzca un tumulto en el
pueblo».

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A simple vista, el núcleo del relato es idéntico en las cuatro versiones: una mujer
entra en casa de alguien con un frasco de perfume para ungir a Jesús. Ante la acción de
la mujer, alguno de los presentes reacciona; Jesús le replica defendiendo la acción de la
mujer. Esta escena es narrada en Mateo, Marcos y Juan (Jn.) dentro del contexto de la
pasión inminente2; una historia similar se cuenta en Lucas, pero no en contexto de pasión.
Pues bien, si miramos con lupa las cuatro versiones de esta escena evangélica
podemos constatar que son muchos los puntos en los que difieren:
-¿Dónde estaba Jesús? - En Betania como afirman Mc-Mt-Jn; Lc sin embargo no
cita el lugar.
- ¿Cómo se llamaba el anfitrión?: Simón el leproso (Mt-Mc); Lucas habla de un
fariseo, llamado Simón, pero omite el calificativo de "leproso".
- ¿Cómo se llamaba la mujer que ungió a Jesús? Mt y Mc no dicen su nombre (Mt-
Mc); en Lc se trata de una mujer conocida en la ciudad como pecadora (Lc); en Juan es
María, la hermana de Marta y Lázaro y no se dice nada de que fuese "una mujer pecadora".
- ¿Cuánto costó el frasco de perfume? Según Mt era de mucho precio; para Mc
era de nardo auténtico de mucho precio; Lc habla de un frasco de perfume sin más y Jn
de una libra de perfume de nardo auténtico de mucho precio.
- ¿Qué parte del cuerpo de Jesús ungió la mujer? La cabeza (Mt-Mc), los pies (Jn);
en Lc, la mujer riega los pies con sus lágrimas, los seca con el pelo y los unge; más
adelante (v.46) alude a la unción de la cabeza con ungüento.
- ¿Quién reacciona ante la acción de la mujer? Los discípulos (Mt), algunos
(Mc), el fariseo (Lc), Judas Iscariote (Jn).

3 Mientras Jesús estaba en Betania, comiendo en casa de Simón el leproso, llegó una mujer con un
frasco lleno de un valioso perfume de nardo puro, y rompiendo el frasco, derramó el perfume sobre
la cabeza de Jesús.
4 Entonces algunos de los que estaban allí se indignaron y comentaban entre sí: «¿Para qué este
derroche de perfume?
5 Se hubiera podido vender por más de trescientos denarios para repartir el dinero entre los
pobres». Y la criticaban.
6 Pero Jesús dijo: «Déjenla, ¿por qué la molestan? Ha hecho una buena obra conmigo.
7 A los pobres los tendrán siempre con ustedes y podrán hacerles bien cuando quieran, pero a mí
no me tendrán siempre.
8 Ella hizo lo que podía; ungió mi cuerpo anticipadamente para la sepultura.
9 Les aseguro que allí donde se proclame la Buena Noticia, en todo el mundo, se contará también
en su memoria lo que ella hizo».
2
Marcos 14, 3-9; Mateo 26, 6-13 ; Lucas 7, 36-50 y Juan 12, 1-8.

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- ¿Por qué reaccionan ante la acción de la mujer? Por lo caro del perfume
(Mt-Mc-Jn); por el hecho de que Jesús desconoce que quien la está ungiendo es una mujer
pecadora (Lc).
- ¿Cuál es el precio del frasco? Mucho, sin especificar cuánto (Mt); más de
trescientos denarios de plata (Mc); Juan dice: ¿por qué razón no se ha vendido ese
perfume por trescientos denarios de plata y no se ha dado a los pobres?. Dijo esto no
porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón y como tenía la bolsa, se
llevaba lo que echaban. Lc omite indicar el precio estimado.
- ¿Qué clase de unción es? En Mt (v.12), Mc (v.8), Jn (v. 7), esta unción
anticipa la unción que las mujeres no podrán hacer del cadáver de Jesús, por llegar a la
tumba cuando ya está vacía. En Lc, sin embargo, esta unción no es anticipo de la unción
del cadáver, sino una acción que le hace merecer a la mujer que Jesús le otorgue el perdón
de sus pecados.
- Lucas además sitúa en este contexto la parábola de los dos deudores (vv.
41-43), relato que omiten los restantes (Mt-Mc-Jn).

En síntesis…

El ejemplo puesto es paradigmático y las diferencias entre las distintas versiones


de una misma escena o discurso son tan frecuentes entre los evangelistas que este ejemplo
sirve para sacar algunas conclusiones sobre el género literario de los evangelios. Son las
siguientes:

1. Los Evangelios, en traducción literal significan Buena Noticia, son relatos


que nacen de la experiencia de fe creyente de una comunidad animada por los apóstoles.
2. Los evangelios no son libros biográficos de Jesús en el sentido moderno de
la palabra. De serlo, estarían llenos de contradicciones e imprecisiones, como hemos
visto.
3. La coincidencia en el núcleo de muchos relatos nos lleva a concluir que
cuando coinciden los evangelistas, tienen una fuente común. Si la fuente fue oral o escrita,
no lo sabemos con certeza; pero en todo caso esta fuente sirve de base a cada una de las
versiones. A veces, las menos, coinciden los cuatro evangelistas (es el caso de los relatos
de la pasión en los cuatro evangelios). Otras la coincidencia se da entre tres (llamados
relatos de triple tradición (Mt-Mc-Lc: un total de 350 versos aproximadamente); en otras
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ocasiones la coincidencia es entre dos: -relatos de doble tradición: Mt-Mc (170-180 v.);
Lc-Mc (50 v.); Mt-Lc (material ausente en Mc).
También hay materiales propios y exclusivos de un evangelista.
4. Ante sus fuentes, los evangelistas se han sentido sumamente libres para
cambiar, añadir, cortar o retocar el material recibido, movidos por sus intenciones
literarias o teológicas, adaptando el texto fuente a las circunstancias de los destinatarios
del relato evangélico.
Dicho de otro modo: no se limitan a transmitir lo que han oído o leído, sino
que trabajan y remodelan el material de la tradición cada uno a su manera. Los
evangelistas no son rapsodas (zurcidores de cantos o relatos que reciben de la tradición
oral o escrita) sino verdaderos redactores de una obra literaria, partiendo con frecuencia
de materiales pre-existentes, orales o escritos, y si escritos, transmitidos por vía oral o a
través de escritura (hombres inspirados por Dios que dan testimonio de la fe en Jesús)

2. El origen de los evangelios: la teoría de las dos fuentes

Ciñéndonos a los tres primeros evangelistas, llamados sinópticos, el análisis


del relato presentado nos lleva a responder una pregunta:
¿Quién fue la base común? pregunta en torno a la que gira la cuestión
sinóptica, que trata de explicar por qué hay tres evangelios y a la que se le han dado
múltiples respuestas.
¿Cómo explicar estas múltiples coincidencias no sólo textuales sino también
temáticas y estructurales entre los tres evangelios sinópticos? Para responder a esta
pregunta se han elaborado numerosas hipótesis que tratan de explicar la prehistoria del
texto evangélico, esto es, el proceso que siguió hasta su plasmación definitiva por escrito.
Entre la selva de teorías que, de modo incompleto, pretende dar explicación
del problema sinóptico, la más simple y al mismo tiempo la más operativa es la llamada
de las dos fuentes, según la cual los evangelios de Mateo y Lucas se han formado a partir
de dos fuentes:
El evangelio de Marcos, del que toman aquéllos casi en su totalidad los
materiales narrativos, y de otra fuente que reúne una colección de discursos o logia, que
Marcos no contiene, y que son muy semejantes en Mateo y Lucas, por no decir casi
idénticos. A esta fuente, común a Mateo y Lucas, de la que no tenemos constancia escrita,
pero cuya existencia la deducimos por la coincidencia de materiales comunes entre Mt y
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Lc que no refiere Mc, se le ha designado con la letra Q, abreviatura de la palabra Quelle


(fuente, en alemán). Además de estas fuentes, Mateo y Lucas tienen materiales propios y
exclusivos; un ejemplo claro de éstos son los relatos del nacimiento o infancia en Mateo
y Lucas (capítulos. 1-2).
La fuente "Q" se halla distribuida a través de todo Mateo y Lucas, siendo este
último al que se le otorga el crédito de haber preservado esta fuente de algún modo en lo
que pudo ser su orden original. Esta fuente contenía -principal aunque no exclusivamente-
material de carácter discursivo, pues tenía algunas narraciones que servían de enlace a las
palabras o logia del Señor.
De todo lo dicho se deduce que los evangelistas no son meros rapsodas
(etimológicamente *el que zurce cantos*) como decíamos anteriormente, zurcidores
recibidos de fuentes orales o escritas, anteriores a ellos, gracias a las que componen una
obra más o menos coherente, cuya autoría sería el resultado de una creación literaria
colectiva o de una comunidad. De haber sido así realmente, difícilmente podríamos
explicar la unidad de estilo, la identidad literaria de cada uno de los evangelios.
Nuestra reflexión no sigue ese camino. En la medida en que se estudian estos
escritos, creemos que hay que dar mayor carta de ciudadanía a la idea de que los autores
de los evangelios son escritores casi en el sentido más moderno de la palabra, o
investigadores, si se quiere, que han sabido crear una obra literaria, bien estructurada, a
partir de unos materiales preexistentes, con entera libertad respecto al material recibido
de la tradición, suprimiendo, añadiendo o corrigiendo según su peculiar óptica o
intencionalidad.
Por eso, quien trate de explicar el origen de los evangelios a partir de las
fuentes y se quede ahí no ha dado nada más que un primer paso; la restitución de las
formas orales y del contenido de la tradición subyacente (historia de las formas e historia
de las tradiciones) a las fuentes escritas constituiría el segundo. A partir de ahí, debemos
dar un tercero para llegar al nivel de la redacción y preguntar qué ha pretendido el autor
del evangelio al seleccionar, utilizar y configurar de una determinada manera los
materiales que le han servido de fuente informativa para realizar su trabajo evangélico.
Si Mateo, por ejemplo, se ha servido de fuentes a la hora de redactar su
evangelio, la novedad de este evangelio no está tanto en lo que dice (ya referido en su
mayor parte en Marcos o en Q), sino en cómo lo dice, esto es, cómo ha utilizado esos
materiales previos, cómo los ha engarzado y estructurado, dando a veces pequeños
retoques literarios, casi imperceptibles, que responden a unas ideas básicas, conductoras
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del hilo temático evangélico y que, como meandros de un río, van apareciendo y
desapareciendo por doquier. Con estos pequeños retoques, perceptibles a veces sólo a
lupa de filólogo, y con la ordenación de los materiales evangélicos que ha tomado de Q o
de Marcos, queda manifiesta la personalidad literaria y teológica del evangelista que ha
tenido en todo tiempo presente las circunstancias concretas de la comunidad o
comunidades a las que escribe, adaptando, cambian, actualizando o transformado el
material evangélico a los nuevos destinatarios y circunstancias.
Esto explica que, aunque el Jesús de la historia fue uno, cada uno de los
sinópticos haya dado realce a unos rasgos de la persona del Jesús de la historia perfilando
el rostro de Jesucristo desde la propia experiencia de fe y comunicado así a las
comunidades destinatarias del evangelio.

3. El cuarto evangelio de Juan, y la datación general de los mismos.

El último evangelio escrito, fue el de Juan, discípulo directo de Jesús. Ya con


seguridad los tres evangelios restantes circulaban en las diversas comunidades y eran
leídos en las celebraciones. Juan, de acuerdo con sus destinatarios y fiel a su estilo,
escribió un evangelio que en algunos puntos coinciden con los llamados sinópticos. Sin
embargo se relato sobre el misterio de la vida de Jesús, es profundo, lleno de imágenes y
denominaciones, que se hunden en la tradición del Antiguo Testamento por una parte
como así también entran en diálogo con la cultura de su tiempo.

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Para mayor claridad, exponemos a continuación un pequeño esquema esencial que


nos ayudará a tener una visión general de los cuatro evangelios; cada evangelista a su
modo, en su tiempo y ambiente quiso manifestar por escrito la fe en Jesús como el Mesías,
el Hijo de Dios enviado a nuestra historia para salvarnos:

Un detalle interesante, heredado en la Iglesia, es la simbología aplicada a cada


evangelista. La razón por la que cada evangelista es representado por diversas
figuras tiene un origen bíblico. En concreto, en el libro de Ezequiel, en el cual el profeta
relata la visión que tuvo:

“Yo miré: vi un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con fuego
fulgurante y resplandores en torno, y en el medio como el fulgor del electro, en medio del
fuego. Había en el centro como una forma de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente:
tenían forma humana. Tenían cada uno cuatro caras, y cuatro alas cada uno. Sus piernas
eran rectas y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña del buey, y relucían
como el fulgor del bronce bruñido. Bajo sus alas había unas manos humanas vueltas
hacia las cuatro direcciones, lo mismo que sus caras y sus alas, las de los cuatro. Sus
alas estaban unidas una con otra; al andar no se volvían; cada uno marchaba de frente.
En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de

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león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara
de águila” (Ez 1, 4-10).

La tradición cristiana ha hecho de estos cuatros seres los símbolos de los cuatro
evangelistas. San Jerónimo, quien es conocido por traducir al latín las Sagradas
Escrituras, fue quien hizo la semejanza e interpretación de esta visión con cada
escritor sagrado. Vamos a describirlo a cada uno:

San Mateo: Es representado por el hombre o por un ángel. Esto se debe a que
su evangelio comienza con la genealogía humana de Cristo, desde Abraham hasta
José, esposo de María. Cada uno de los que integran esta lista, fueron los depositarios
de las promesas mesiánicas. De este modo, el autor quiere demostrar que Jesús lleva a la
perfección la historia prometida de salvación de su pueblo. El evangelio de este apóstol
es conocido también como el Evangelio del catequista pues ofrece una explicación
pedagógica y completa de la fe.

San Marcos: El león simboliza a este evangelista. En razón de que comienza su


evangelio con la predicación de Juan el Bautista en el desierto. El león era considerado
un animal que vivía en el desierto. A diferencia de Mateo, el evangelio de este apóstol
describe la vida y las enseñanzas de Jesús para un grupo en específico, los catecúmenos,
es decir, para todo aquel que comienza el camino de la fe. Este es el evangelio más corto
de todos.

San Lucas: A este evangelista lo representa el toro. Él, por su parte, comienza
por la visión de Zacarías, el padre Juan el Bautista, que ofrecía sacrificios en el
Templo. En donde se sacrificaban animales como el toro. Este evangelio es llamado el
de la misericordia. Pues está lleno de ternura y es resultado de una investigación diligente
desde los orígenes, tal como lo expresa en el primer capítulo.

San Juan: El águila es el animal que representa al “discípulo amado”, según se


describe en su evangelio. Por su parte, este libro resulta ser menos narrativo pero está más
cargado de cuestiones teológicas. Como es propio de esta ave, es la que vuela más alto de
todas las demás. De la misma forma, este “cuarto evangelio” va por arriba de los demás
para alcanzar otras alturas superiores en la fe. Este apóstol, resulta ser un genio teológico

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pues nos muestra cómo Cristo resulta ser la plenitud de toda la historia de la salvación
desde el Antiguo Testamento.

Estas figuras que representan a los evangelistas, pueden estar representadas


solas y con alas, como lo describe la visión del profeta Ezequiel. En muchas otras
Iglesias podremos encontrar estas representaciones simbólicas que nos hablan de la
identidad de cada uno de los autores sagrados. Del tal modo que, conocerlo, nos ayudará
a identificarlos en otras obras de arte.

D) LA PERSONA DE JESÚS SEGÚN LOS EVANGELIOS

Esclarecido de modo general el modo peculiar en que están escritos estos


textos y cómo se originaron los tres evangelios sinópticos y dado por supuesto que no son
documentos históricos en el sentido moderno de la palabra, no es de extrañar que cada
uno de los evangelistas presente por un lado un Jesús con unos rasgos comunes y por otro
una imagen peculiar o específica de ese Jesús de la historia, contemplado a los ojos de la
fe.
Mostrar lo que tiene de común la descripción de la persona de Jesús en los
evangelios sinópticos y qué tiene de peculiar en cada uno de ellos es nuestro objetivo
central. Nos limitamos a dar unas pinceladas sobre lo que es común a los tres y sobre lo
específico de cada uno de ellos.

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• La persona de Jesús en los tres evangelios sinópticos.

Elementos comunes.
Los tres evangelistas coinciden en el núcleo del drama del relato evangélico.

Jesús fue un judío nacido a principios de nuestra era en Belén de Madre


Virgen, que vivió humildemente en Nazaret y que luego comenzó a predicar reuniendo
uno o varios grupos de discípulos y recorrió el país de Israel anunciando la llegada
inminente del reinado de Dios. Su mensaje (el Evangelio=Buena Noticia), acompañada
de obras de poder o milagros, provocó un serio cuestionamiento a las autoridades
religiosas de la época, signadas por la hipocresía e intereses mezquinos. Pero el punto
central que lo conduzco a la condena de muerte a cruz bajo el gobierno romano de Poncio
Pilato fue proclamar su identidad filial y única respecto de Dios.
Tras la muerte, los discípulos manifestaron haberlo visto vivo. Todos los
evangelios coinciden en indicar como núcleo de la doctrina de Jesús la enseñanza del
amor incluso a los enemigos, la absoluta prioridad del hombre sobre la sola ley (Torah)
y la estrecha vinculación de Jesús con Dios, a quien llama su Padre. Es el Hijo unigénito.
La actividad misionera de Jesús se desarrolló principalmente en Galilea,
predicando especialmente a los judíos, con algunas incursiones en territorio pagano,
aunque nunca en las ciudades helenísticas (Séforis, Tiberíades, por ejemplo).
No sabemos con precisión cuántas veces visitó Jerusalén. Según los
sinópticos una sola vez durante su actividad pública y según Juan por lo menos tres.
Tampoco podemos saber la duración de su actividad de misionero itinerante (entre un año
y tres según se trate de los sinópticos o de Juan). La mayoría de los estudiosos admiten
que Jesús hizo milagros: cuántos, cuáles y cómo es objeto de discusión entre ellos. Que
su actividad despertó - tras lo que se ha denominado la primavera galilea - una creciente
aversión por parte de las autoridades religiosas es cierto, pero la cantidad e intensidad de
estos enfrentamientos crecen de un evangelista a otro en la medida en que los primeros
cristianos se van separando de la sinagoga para convertirse en una pequeña comunidad.
El relato de la pasión ocupa un lugar preponderante en los evangelios. Parece
ser seguro que fue entregado por uno de los suyos (Judas Iscariote, según consta en los
Evangelios). Se da por aceptado que Jesús fue crucificado. Proporcionalmente los relatos
de la pasión de Jesús ocupan gran parte de los evangelios. Hay toda una intencionalidad

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de manifestar por una parte el realismo del ofrecimiento de Dios en su Hijo Jesús y por
otra la gratuidad de este ofrecimiento dado por Cristo.
Algo semejante pasa con las apariciones de Jesús resucitado. Hay un mensaje
claro expuesto: Cristo vive, sin embargo son distintas las expresiones y relatos que
manifiestan esta realidad:
En Marcos (16,1-8), las mujeres ven en la tumba vacía a un joven vestido de
blanco que les dice que Jesús ha resucitado, pero ellas salen huyendo del sepulcro, del
temblor y el espanto que les entró y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían. En
Mateo, sin embargo, las mujeres, con miedo, pero con mucha alegría, se marcharon a toda
prisa del sepulcro y corrieron a anunciárselo a los discípulos. Por el camino se les aparece
Jesús y les recomienda que no tengan miedo y vayan a avisar a sus hermanos que vayan
a Galilea. Más adelante se aparece Jesús a los once. En Lucas, se les presenta no un joven
como en Marcos, sino dos hombres con vestiduras refulgentes y les anuncia la
resurrección. Ellas van y se lo cuenta a los Once y a todos los demás, aunque estos no los
creyeron. Pedro va al sepulcro, pero no vio nada. El mismo día, dos de ellos, se encuentran
con Jesús camino hacia Emaús. Estos, una vez que Jesús desaparece vuelven a Jerusalén
y encuentran reunidos a los once y se lo cuentan. Mientras estaban hablando, Jesús se
presenta en medio de ellos y les muestra las manos y los pies. Y como no acababan de
creer, les pide de comer.
En Juan, Jesús se aparece a María Magdalena y esta se lo cuenta a los
discípulos. Ya anochecido, se presenta Jesús a los discípulos que estaban reunidos por
miedo a los dirigentes judíos. Tomás, que no estaba, no quiere creerlo y ocho días después
se le presenta de nuevo estando Tomás con ellos...

Sin ansias de haber hecho un análisis detallado de la presentación que hacen


de Jesús, en especial los evangelios llamados sinópticos, podemos concluir este breve
repaso afirmando que si bien algunos de los detalles que desde el punto de vista histórico
no concuerdan en los evangelios (debido al punto de vista de cada evangelista), no por
ello no dejan de manifestar efectivamente un núcleo histórico que atestigua la real vida
de Jesús entre nosotros, su muerte en cruz, y la profesión de fe en su resurrección de entre
los muertos.

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La Persona de Jesús en el evangelio de san Juan.

Un modo especial de presentar a Jesús, original y profundo, lo encontramos


en el evangelio de San Juan. El cuarto evangelio, el último en su elaboración escrita,
incluye algunos relatos ya presentados por los demás evangelios sobre la vida de Jesús,
pero profundiza sobre la identidad de la persona de Jesús.
Mediante comparaciones, ejemplos tomados del mismo Antiguo Testamento,
nos presenta la preexistencia misma de Jesús, que es el Hijo amado del Padre Dios.
También su presencia entre nosotros en la actualidad a través de su Espíritu, actuante en
el corazón de cada creyente.

A continuación, vamos a estudiar con más detalle a cada uno de los


evangelistas y conocer la experiencia de fe de cada uno de ellos al presentarnos a Jesús
de Nazaret.

1. JESÚS EN EL EVANGELIO DE MARCOS

Contemplemos ahora cómo Marcos presenta la persona de Jesús. Nos


situamos por tanto a partir de ahora a nivel de relato, a nivel de texto. Nos interesa indicar
cuáles son los rasgos característicos y peculiares del Jesús del Evangelio de Marcos3.
Recordemos que este texto históricamente es el primer evangelio escrito, con
toda probabilidad hacia el año 70. Marcos no fue discípulo directo de Jesús, aunque si
conoció al Maestro. Por testimonio de tradición de la Iglesia, Juan Marcos es el intérprete
de Pedro, apóstol directo y testigo ocular de Jesucristo. El relato de Marcos es eco de la
experiencia en primera persona de Pedro. De allí su brevedad, concisión y fuerza histórica
de su testimonio.
No es nuestro cometido profundizar sobre los aspectos tan ricos del evangelio
marqueano. Si destacamos según el interés de nuestra cátedra, el mensaje que nos deja el
1 evangelio históricamente datable, sobre Jesús de Nazaret.

3
Es de suma recomendación el poder tener a mano los Evangelios con nosotros. Su lectura será necesaria
para comprender lo que brevemente se esta exponiendo.

17
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

o JESUS, EL HIJO DEL HOMBRE


Hacia la plenitud humana
Si algo define la persona de Jesús en el evangelio de Marcos es el título que
él mismo se da de Hijo del hombre. Con el título de El hijo de hombre el evangelista
indica el origen y la calidad humana de Jesús, con el de Mesías Hijo de Dios la misión a
él encomendada por el Espíritu de Dios y su íntima vinculación a la divinidad. Estos dos
títulos definen al Jesús del evangelio de Marcos. Los dos títulos se encuentra al final del
evangelio en el proceso ante el sanedrín: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito? le
pregunta el sumo sacerdote. A lo que Jesús contesta. Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre
sentado a la derecha de la Potencia y llegar entre las nubes del cielo.
Antes de ser condenado a muerte, Jesús confiesa por primera vez en el
evangelio ser el mesías, hijo de Dios y se identifica con el hijo del hombre sentando a la
derecha de la Potencia (indicando de este modo su realeza y condición divina de éste) y
llegando entre las nubes del cielo (juicio de Dios sobre la ciudad de Jerusalén: la
destrucción anunciada en contra de la institución que ellos representan (Mc. 9,1; 13,30:
que tendrá lugar en esta generación).

El hijo del hombre


El título que Jesús emplea con más frecuencia en este evangelio para referirse
a sí mismo es el de "hijo de hombre" (13 veces). Aparece por primera vez en la escena de
la curación del paralítico de la camilla (Mc 2,10) donde antes de curarlo, Jesús le perdona
los pecados y ante la reacción de los presentes pregunta: ¿Qué es más fácil decirle al
paralítico "se te perdonan tus pecados" o decirle "levántate, carga con tu camilla y echa a
andar" Pues para que veáis que el hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para
perdonar pecados... le dice al paralítico: A ti te digo: Levántate, carga con tu camilla y
márchate a tu casa...
Sentido de la expresión
La expresión hijo del hombre no es original de Marcos. Se emplea en el
Antiguo Testamento para referirse a los seres humanos como criaturas de Dios. En
Salmo 8,4 el salmista pregunta: "¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de
hombre para que te ocupes de él?". La misma expresión aparece también en Daniel 7,13ss
donde se describe un sueño en el cual el profeta ve la sucesión de cuatro imperios
representados por fieras (como un león, como un oso, como un leopardo, una fiera

18
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

terrible), símbolo de su crueldad e inhumanidad. Dios arrebata el poder a estas fieras y le


da el control del mundo a "uno como hijo de hombre", es decir, a una figura humana.
En el salmo antes citado, hijo del hombre se aplica a la totalidad de los seres
humanos, a la humanidad; en el libro de Daniel se puede aplicar ya a un colectivo de
personas que componen un imperio o al imperio mismo en cuanto encarnado en su
autoridad máxima (el rey o emperador). La expresión puede representar por tanto a una
comunidad (citada en los textos de Daniel como el pueblo de los santos del Altísimo
(Daniel 7,18.22.27) o a un agente o individuo a través del cual Dios va a establecer su
reino.
En un escrito apocalíptico judío del siglo II d. C., las Semejanzas de Henoc,
la expresión se emplea como título para el agente de Dios (el que obra en nombre de
Dios). Está claro por ello que, aunque el título "hijo de hombre" podía emplearse en
sentido colectivo (la humanidad, el ser humano), también era entendido al menos por
algunos judíos de este período como designación de una persona o personas mediante las
que se establecería el reino de Dios.

Conexión entre el texto de Daniel y el de Marcos


La primera vez que aparece esta expresión (Mc 2,10) alude al misterioso
personaje de la visión de Daniel 7,13 (como un hijo de hombre: una figura humana) y
figura colectiva que encarnaba el pueblo de los santos del Altísimo (=los consagrados por
el Altísimo", Dn 7,18.22.27), es decir al Israel fiel a Dios que había de someter a los
pueblos paganos.
En la escena del paralítico se trata en efecto de la admisión de los paganos en
el Reino (llevado por cuatro). Pero Marcos no está en la línea de Daniel, pues mientras
allí se habla de someter a los pueblos paganos, aquí se trata de brindar el perdón a estos.
La conexión entre el texto citado del libro de Daniel y el de Marcos se basa
en que ambos textos aluden a la autoridad que tiene la figura humana citada en ellos: en
Mc 2,10 Jesús dice: Para que veáis que el hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para
perdonar los pecados; en Dn 7, 14 se dice: "le dieron autoridad a uno como un hijo de
hombre: todas las naciones de la tierra según sus razas y toda su gloria le servirán
(universalidad) y su autoridad será para siempre (Dn 7,14).
Cuando el título del hijo del hombre aparece en el evangelio de Marcos
aplicado a un individuo, en concreto a Jesús, se dicen dos cosas que "el hijo del hombre
tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, es decir, autoridad divina (Mc 2,10 y
19
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

par.) y más tarde que "es señor del sábado (precepto)" (Mc 2,28 y par.), o sea que no está
sometido a las normas, incluso las más sagradas como es la observancia del precepto
sabático, con lo que se indica que no hay sobre él ningún precepto y que goza de la libertad
de acción propia de Dios. Estos dos rasgos, la autoridad y la libertad divinas, indican,
que la expresión tiene en los evangelios un rasgo de excelencia. Dado que el significado
de la expresión aramea es "ser humano, hombre", la forma el Hijo del hombre denota en
los evangelios al hombre que actúa en la tierra como Dios mismo, al que hace presente
lo divino y su fuerza de vida en la historia humana; es, por tanto, el que representa la
cima de lo humano, el Hombre por excelencia, el modelo de hombre.
Marcos destaca por una parte la real humanidad de Jesús. Lo hace
innumerables veces en el evangelio manifestando actitudes profundamente humanas en
Cristo: su constante disponibilidad ante el necesitado, su sensibilidad capaz de ver donde
otros pasan de largo…como también su cansancio, y la capacidad de fomentar lazos de
amistad.
Por otra parte como hemos precisado, el titulo hijo del hombre, al destacar su
humanidad, nos muestra que siendo verdaderamente humano es el hombre por excelencia,
modelo de vida que actúa en libertad y con autoridad que le viene dada por Dios.

o JESUS EL HIJO DE DIOS Y MESIAS


Jesús goza de autoridad y de libertad plenas incluso ante la ley divina por ser
Hijo de Dios, como aparece en la escena de su bautismo. Dice Marcos que, al salir Jesús
del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar como paloma hasta él. Nada más salir
del agua hubo una voz del cielo que dijo: "Tú eres mi Hijo, el amado, en ti he puesto mi
favor" (Mc 1,10).
Una antigua exégesis rabínica comparaba el ceñirse del Espíritu de Dios sobre
las aguas primordiales en la primera creación (Génesis 1,2) con el revolotear de un ave;
la comparación más precisa del Espíritu de Dios en el día de la creación con una paloma
que revolotea sobre su nidada se encuentra consignada por escrito lo más tarde hacia el
año 90 d.C. (Simeón ben Zoma) y pudo ser común ya en la época de los evangelistas.
Los evangelios utilizan la comparación para mostrar que el que baja sobre
Jesús es el Espíritu creador, que hace culminar en él la creación del hombre, manifestando
su condición divina (1,11: Tú eres mi Hijo") y coronando con ello su plena realización
humana. Jesús, desde el Bautismo, queda constituido como modelo de hombre, enraizado

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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

en la naturaleza humana, siendo al mismo tiempo Hijo de Dios. Para el evangelista, la


condición humana llevada a su culminación incluye la condición divina.
Jesús, Mesías
Este Jesús, hijo del hombre e hijo de Dios aparece en los evangelios, a su vez,
como Cristo, mesías. El título de Mesías e hijo del hombre aparecen unidos en la escena
de la confesión de Pedro (Mc 8,26):
A la pregunta de Jesús a los discípulos: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
intervino Pedro diciendo: Tú eres el Mesías. Pero él les conminó a que no lo dijeran a
nadie y empezó a enseñarles que el hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser
rechazado por los sumos sacerdotes y los letrados, sufrir la muerte y a los tres días
resucitar (el secreto mesiánico). Y exponía el mensaje abiertamente. Entonces Pedro lo
tomó consigo y empezó a increparlo. Él se volvió y de cara a sus discípulos, increpó a
Pedro diciéndole: Quítate de mí vista, Satanás, porque tú idea no es la de Dios sino la
humana.
Mesías hijo de Dios (Cristo=Unigido=Mesias)
Para Pedro, Jesús es el mesías de las expectativas judías, revolucionario y
guerrero. Por eso, Jesús manda a los discípulos no contar a nadie la declaración hecha por
Pedro, hasta tanto no se aclare en los evangelios qué clase de mesías es Jesús.
¿En qué sentido es Jesús mesías?
Lo es en un sentido peculiar y distinto del esperado: es mesías Hijo de Dios
(Salmo 2,7: tú eres mi Hijo), por oposición a mesías hijo de David, es decir, no es un
mesías como David, rey guerrero o violento. Es más bien el Hijo amado en quien Dios se
complace:
-La expresión "el amado" alude a Isaac, hijo de Abrahán, quien obedeciendo
la orden de Dios se dispone a aceptar la muerte de su hijo;
-Y es al mismo tiempo aquél en quien el Padre se complace, expresión que
alude al Siervo de Yahvé de Isaías, del que se dice que dio su vida por todos los hombres
(Isaías 49,6; 53,4ss).
De este modo el evangelista previene a sus lectores de toda falsa
interpretación mesiánica en clave nacionalista y triunfal que pudiera surgir al aplicar a
Jesús la denominación el Hijo del hombre inspirada en Daniel, un rey a quien se le da la
autoridad, el poder y la fuerza.
Jesús es más bien un Mesías humilde destinado para dar la vida ("empezó a
enseñarles que el hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser rechazado por los
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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

senadores, los sumos sacerdotes y los letrados, sufrir la muerte y, a los tres días,
resucitar"). Que el hijo del hombre es mesías dando la vida se prueba por el número de
veces que la expresión esta expresión aparece en el contexto de la entrega, muerte y
resurrección de Jesús: siete veces (Mc 8,31; 9,31; 10,33; 14,21: la traición al Hijo del
hombre; 14,41: la entrega del Hijo del hombre; Mc 9,9: la resurrección del Hijo del
hombre; 9,12: el rechazo del hijo del hombre); de las seis restantes, tres se refieren al hijo
del hombre en su quehacer terreno antes de la pasión y tres a su triunfo pos-terreno.

En síntesis…
Jesús en el Evangelio de Marcos, aparece como el hijo del hombre, que da su
vida por los demás (para esto ha sido ungido como mesías) y ha recibido el Espíritu de
Dios que lo manifiesta como su Hijo amado en quien él se complace. Al trasmitir Jesús
su Espíritu a sus discípulos, éstos continúan la misma misión de Jesús.
De los dos títulos (el hijo del hombre/ mesías hijo de Dios) el primero indica
la procedencia humana de Jesús del hombre y su solidaridad con la raza humana, el
segundo su función y su identidad divina. Estos títulos definen el perfil peculiar del
evangelio de Marcos.
El resto del evangelio consistirá en mostrar como Jesús es hombre, cómo
participa de los conflictos humanos y alivia las miserias humanas, y a lo largo del
evangelio se irá viendo como ese Jesús es un ser humano y participa de los conflictos
humanos, cómo lleva a delante la función de ser Mesías, en un modo totalmente
inesperado no en la línea del mesías davídico y guerrero -el sucesor de David- sino como
Hijo amado en quien Dios se complace que acepta la muerte (como Abrahán aceptó la de
su hijo) y que da la vida como el siervo sufriente de Isaías.
La denominación "el Hijo del hombre" pone de relieve el origen humano de
Jesús y lo presenta como la plena realización del hombre; la denominación [el] Hijo de
Dios, por su parte resalta la condición divina de Jesús unida a su condición humana.
La cristología de Marcos en particular y de los evangelios en general es una
antropología teológica que, mostrando como prototipo a Jesús, pone de manifiesto las
posibilidades del ser humano y la meta de su desarrollo. La expresión hijo del Hombre
tiene además carácter extensivo: incluye a Jesús, el modelo de todo hombre, y tras él, a
los que han recibido su Espíritu.

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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

2. JESUS EN EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

Algunas características generales.


El Evangelio según San Mateo es el más largo de todos y el que
tradicionalmente es señalado como el más antiguo de los evangelios sinópticos (año 85
aproximadamente). Sin embargo, los especialistas nos dicen que este Evangelio, así como
lo tenemos hoy, es el fruto de una sucesión de ediciones, que tiene fuentes anteriores, y
que una de sus fuentes es el Evangelio según San Marcos.

Si se atiende a los escritores más antiguos de la Iglesia, que afirman que


Mateo fue el primero en escribir un Evangelio, se puede concluir que efectivamente
Mateo habrá escrito un Evangelio (en lengua hebrea o aramea), y que luego esta obra
habrá sido traducida al griego y enriquecida con material proveniente de otras fuentes
hasta que llegó a tener la forma definitiva que conocemos en la actualidad.

La comunidad a la que predicaba San Mateo

El autor de este Evangelio es un predicador que se encontraba frente a una


comunidad viviente; ha conocido cuáles eran sus inquietudes, sus deficiencias, su medio
cultural, con qué categorías pensaba, cómo reflexionaban, y les ha sabido expresar a Jesús
en el lenguaje que todos podían captar.

Se nos dice que el Evangelio según San Mateo surgió en una comunidad de
Palestina o Siria, formada por judíos que habían aceptado a Cristo. Era por lo tanto una
comunidad que manejaba muy bien la Sagrada Escritura, a la que se le podía predicar
usando el Antiguo Testamento, una comunidad que tenía las mismas preocupaciones del
pueblo judío de ese momento: la venida del Reino de los Cielos y la llegada del Mesías.

Esto nos explica algunas de las características del Evangelio: San Mateo
remite constantemente al lector al Antiguo Testamento. Algunas veces, en forma
explícita, al narrar algún hecho nos dice: "Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura
que dice...". Pero la mayoría de las veces no va a suceder así pues él ya sabe cómo su
gente conoce la Sagrada Escritura. Entonces solamente mencionará frases, hechos o giros

23
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

del lenguaje que para sus oyentes serán muy familiares para suscitarles el recuerdo de
algún texto del Antiguo Testamento.

El mensaje central de San Mateo

La imagen que Mateo nos va a dejar de Cristo es la del Enviado de Dios en


quien se van a cumplir todas las expectativas del Antiguo Testamento. Cristo es la
realización de todo lo que dice el Antiguo Testamento; dicho de otra manera, Mateo
mirará a todos los personajes del Antiguo Testamento como figuras de Cristo, mientras
que Cristo será la realidad en quien todo se cumple. Es como si todo lo que decía hasta
entonces la Sagrada Escritura fuera como un marco vacío que ahora se llena, o como un
esbozo que ahora hay que terminar de pintar.

Mateo habla frecuentemente del "Reino de Dios" o del "Reino de los Cielos",
dándole la preferencia a esta última expresión, sin hacer aparentemente distinción entre
estas dos formas. Los otros Evangelistas usarán en cambio la primera. Es notable la
frecuencia con que Mateo se refiere al Reino: se puede comparar con los otros
Evangelistas y se ve que Mateo lo dice 51 veces, Marcos 14 veces y Lucas 34 veces.
Recordemos lo que ya hemos dicho, que la "Buena Noticia" consiste en que
Dios viene a reinar sobre su pueblo. El Reino de los Cielos no es algo que está
exclusivamente del otro lado (en el Cielo), sino que se acerca a nosotros: Dios viene para
ejercer con nosotros su función de Rey transformándonos totalmente. El Reino de los
Cielos ya comienza en la tierra, y tendrá su consumación cuando lleguemos al Cielo. La
principal preocupación de San Mateo será mostrar que el Reino de los Cielos (la Buena
Noticia) se da en la persona de Jesús. El Reino de los Cielos anunciado y preparado en el
Antiguo Testamento ya está presente entre nosotros porque Jesús es el cumplimiento de
todas las profecías.

La forma de relatar

Si comparamos a San Mateo con San Marcos percibimos que San Marcos
abunda en detalles de modo que sus escenas están llenas de movimiento y colorido. San
Mateo, en cambio, elimina todos los detalles para dejar solamente a Jesús actuando,
mientras que la escena queda en penumbra. Cristo es en este Evangelio muy sobrio en sus
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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

movimientos, muy autoritativo, majestuoso: es el Cristo Hijo de Dios, el Señor de la


iglesia.
Si tuviéramos solamente el Evangelio según San Mateo, difícilmente nos
imaginaríamos cómo se desarrollaron las escenas, ya que se prescinde de los detalles al
hacer las narraciones. Si quisiéramos buscar ayuda para nuestra imaginación, tendríamos
que remitirnos más bien al Evangelio según San Marcos.

Jesús en el Evangelio de san Mateo


Por todo lo que hemos podido ver con precedencia, el Evangelista Mateo
presenta de un modo particular la persona de Jesús. Teniendo en cuenta los destinatarios
de su evangelio como también la particularidad de su mensaje podemos individuar dos
características sobresalientes.

O JESÚS ES EL CUMPLIMIENTO DE TODAS LAS ESCRITURAS DEL


ANTIGUO TESTAMENTO.

Dios desde la misma creación ha manifestado su amor por el hombre. Y frente


a la realidad del pecado y al alejamiento de la humanidad de su Creador, Dios fue
mostrando su voluntad de salvar al hombre de sí mismo y sus faltas.
Lo hizo especialmente a través de hombres elegidos por Él para llevar un
mensaje de esperanza y salvación. Dios no quiere abandonar a su pueblo. Envió reyes y
profetas que de un modo u otro fueron preparando la venida definitiva del mismo Dios
que se hizo hombre para hablarnos en lenguaje humano.
Mateo ve cumplida en Jesús de Nazaret todas las profecías y anuncios del
Antiguo Testamento. Los grandes personajes del Antiguo Testamento son figuras que
preparaban la venida del Mesías y Salvador del Mundo. Dios cumple su promesa en Jesús.
Ciertamente frente al sufrimiento del pueblo de Israel, como atestigua la
historia, Dios se muestra compasivo y salvador. Pero no sólo de una opresión física, sino
también espiritual. De todo aquello que lo hace esclavo de sus egoísmos y soberbia (el
pecado). El Señor hizo una promesa de salvación, y todo el Antiguo Testamento es la
historia de la realización de esta promesa. Todo fue preparando el cumplimiento de la
iniciativa divina.

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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

Pero jamás el pueblo de Dios se imagino que El mismo era quien se hiciera
uno como nosotros. Era inimaginable pensar que la salvación viniera desde nuestra misma
naturaleza, asumida por el mismo Dios en Jesús de Nazaret, su Hijo amado.
Jesús cumple acabadamente la promesa de Dios, en lo asombroso e
inesperado de su hacerse hombre.

O JESÚS ES EL MAESTRO, LA PALABRA DEFINITIVA DEL PADRE


DIOS.

Dios en Jesús nos dijo todo para nuestra salvación. Contemplando la vida de
Jesús sabemos que es lo que Dios quiere para el hombre. Todo queda condensado en la
ley del amor que viene a abolir la antigua ley del talión. No hay otra revelación completa
y total de quien es Dios que no sea la de Jesús.
Mateo señala que Jesús es el único quien habla con autoridad. Porque es el
Hijo de Dios, que conoce al Padre y porque atestigua con su vida lo que predica.
La cruz es el testimonio de ello. En el momento de mayor sacrificio y ofrenda
de Cristo, de profundo dolor y abandono, es donde El revela quién es Dios: perdón,
misericordia, donación total de amor.
La vida de Jesús es Palabra viviente que manifiesta de modo total la vida
misma de Dios, que siempre busca al hombre y quiere su felicidad en fraternidad.

3. JESUS EN EL EVANGELIO DE LUCAS

Algunas características generales.

El tercer lugar en la lista del Nuevo Testamento lo ocupa el Evangelio según


Lucas, que originalmente forma una unidad con el libro de los Hechos de los Apóstoles,
del que con el tiempo acabó separándose. Desde mediados del siglo II, la Tradición
eclesiástica atribuyó unánimemente este Evangelio a Lucas, un converso del paganismo
que acompañó a San Pablo en sus viajes misioneros y que, según éste, era médico (cf. Col
4,14). La composición de este escrito suele datarse en torno al año 85 d.C., pero podría
ser anterior, según unos, se escribió en alguna región de Grecia (Acaya o Beocia); según
otros, en Cesarea marítima, Alejandría o Roma. En todo caso, es seguro que se trata de
una obra escrita fuera de Palestina y destinada a cristianos que procedían del paganismo.
26
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

El plan de salvación de Dios en Lucas.

Lucas concibe la Historia de la Salvación en tres etapas sucesivas:


*La del Antiguo Testamento.
*La del tiempo de Jesús.
*La del tiempo de la Iglesia.

Su evangelio es el más fácil de leer, de todos los cuatro. Son 1.200 renglones
escritos en excelente estilo literario. Lo han llamado “el evangelio de los de abajo”,
porque allí aparece Jesús prefiriendo siempre a los pequeños, a los enfermos, a los pobres
y a los pecadores arrepentidos.
Es un Jesús que corre al encuentro de aquellos para quienes la vida es más
dura y angustiosa. También se ha llamado: “el evangelio de la oración”, porque presenta
a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en
la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar.
Otro nombre que le han dado a su escrito es el “evangelio de los pecadores”,
porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas
de las humanas pasiones.
San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a
quien desea arrepentirse y cambiar de vida. Por eso los pecadores leen con tanto agrado
y consuelo el evangelio de San Lucas. Es que fue escrito pensando en ellos.
Su evangelio es el que narra los hechos de la infancia de Jesús, y en él se han
inspirado los más famosos pintores para representar en imágenes tan amables escenas.
El poeta Dante le dio a San Lucas este apelativo: “el que describe la
amabilidad de Cristo”. Y con razón el Cardenal Mercier cuando un alumno le dijo: “Por
favor aconséjeme cuál es el mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo”, le
respondió: “El mejor libro que se ha escrito acerca de Jesucristo se llama: El Evangelio
de San Lucas”. Un autor llamó a este escrito: “El libro más encantador del mundo”.
Su obra está dirigida ante todo a los cristianos que, como él, provenían del
mundo pagano. En el Prólogo de su Evangelio hace referencia al proceso de predicación,
de transmisión oral y de redacción que precedió a la composición definitiva de los
Evangelios.

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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

El mensaje universal de salvación.

Uno de los aspectos de la Buena Noticia que más quiso destacar san Lucas es
el carácter universal de la Salvación. Jesucristo, en efecto, es el Salvador del mundo
entero, y Dios quiere que todos los hombres se salven por medio de él. Para él no hay
privilegios de raza, de nacionalidad, de cultura o de clase social. Mejor dicho, hay
privilegios. Pero Dios los reserva para los pobres, para los que aparentemente no valen
nada. Ellos son los destinatarios predilectos de la Buena Noticia, los herederos por
excelencia del Reino de Dios.
Pero el “Evangelio de la misericordia para todos” es también un Evangelio
exigente. Su autor insiste en el llamado a la conversión, es decir, al cambio de vida, como
condición indispensable para alcanzar la Salvación. El fruto de esa conversión es el gozo
que experimentan los que creen en la Buena Noticia y se dejan salvar por ella. Por eso,
san Lucas pone tan de relieve la acción del Espíritu Santo, que es la fuente de la verdadera
alegría.

O JESÚS ES EL HIJO DEL HOMBRE Y EL UNGIDO DEL ESPÍRITU.

Lucas presenta a Jesús, “el Hijo del Hombre” (al igual que Marcos): La
gloriosa belleza y perfección de la vida de Jesús. Un relato ordenado y completo, desde
la Encarnación hasta la Ascensión.
Es Jesús muy “humano”, con actitudes ricamente humanas sobre todo ante la
presencia del pecador, del pobre, de la mujer… Es el Evangelio donde Jesús llora, y
derrama gotas de sangre en Getsemaní… y está lleno del Espíritu Santo, de cantos, de
oraciones.
Es el único evangelista que llama a Jesús “Salvador”, y su propósito es
demostrar que Jesucristo vino a salvar a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos.
San Lucas, fue el “primer trovador de María”. Únicamente a San Lucas,
reveló María el Magnificat, que contiene las más nobles palabras escritas en cualquier
literatura.
En su Evangelio, Lucas está más interesado en las personas, especialmente
las que están en problemas, que en las ideas. Como Lucas es un diestro escritor, la calidad
literaria de su Evangelio es superior a la de los otros tres.

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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

Pero Lucas es también historiador, y coloca a Jesús dentro del contexto de la


historia universal. Además, Lucas presenta a Jesús y la Iglesia como la culminación de la
historia de la salvación.
Lucas nos ofrece muchos aspectos de la infancia de Jesús que los demás
evangelistas han omitido. Vemos también como el Dios de la gloria se acomoda a nuestro
nivel, aceptando nuestra condición, y se sujeta a nuestras circunstancias humanas.
Sin embargo, se ve claramente una diferencia absoluta entre el Hijo del
Hombre y los hijos de los hombres: El Hijo de Dios y los hijos de Dios. La diferencia
clara fue anunciada por el ángel a María: “El Santo ser que nacerá, será llamado Hijo de
Dios” (Lucas.1:35). Jesús fue santo desde el momento de ser encarnado. Nosotros
arrastramos la naturaleza pecaminosa de Adán. (Hechos 4:15).
Es Lucas el único que narra el desarrollo y crecimiento normal de Jesús en su
niñez, pasando por todo el proceso natural de un ser humano. Siendo hombre, trabajó con
sus manos, lloró por la ciudad, oraba puesto de rodillas, y conocía la agonía del
sufrimiento. Hay en todo, un aire marcadamente humano.
San Lucas presenta la vida de Nuestro Señor Jesucristo desde la perspectiva
humana, es decir, Dios hecho Hombre y Hombre perfecto que vino al mundo con un
propósito muy especial: salvación a todos los pecadores que acudan a él.
Y nos salva porque siendo el Hijo amado, es el Mesías, el enviado y ungido
por el Espíritu de Dios. Todo lo que hace Jesús, lo hace en comunión con Dios, su Padre.
Y la fuerza misma que lo lleva a cumplir la voluntad de Dios, es el Espíritu.
Lucas, siempre destaca que quien asiste y guía a Jesús, llamado el Cristo-
Ungido, es el Espíritu enviado por Dios a su vida. Sus palabras y sus milagros son obra
de la fuerza del Espíritu que está en El, como en su mejor morada. Cuánto más en el
momento tan difícil de la cruz. Es el Espíritu quien anima a Jesús a dar la vida Y el es
mismo Espíritu de Dios, quien le da nueva vida, atravesando el umbral de la muerte en la
resurrección. Ahora Jesús no solo es el Cristo, sino también el Señor de la vida que se
derrama sobre todos aquellos que creen en El.

O JESÚS, LA MISERICORDIA ENCARNADA DE DIOS.

Como señalábamos anteriormente el evangelio de Lucas es aquel que presenta


a Jesús como la misma cercanía amorosa de Dios en especial para con los pobres y

29
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

pecadores. Dios se muestra en la persona del Hijo encarnado como aquel que ama y
perdona libremente. La gratuidad en el amor mes una nota distintiva de Dios.
Basta reflexionar sobre la famosa parábola del hijo prodigo o también
llamada del Padre misericordioso. Toda la vida de Jesús puede así ser vista. Es Dios que
en Jesús siempre espera a sus hijos que abandona por sus pecados y debilidades la casa
paterna. Mirando las actitudes de Cristo frente al pobre y necesitado el hombre aprende a
vivir y dar sentido a su vida.

Anexo: Jesús, la misericordia encarnada de Dios

a) Dios, misterio insondable de Amor misericordioso

El acuerdo es hoy prácticamente unánime. Jesús de Nazaret ha sido un


hombre que ha vivido y comunicado una experiencia sana de Dios, sin desfigurarla con
los miedos, ambiciones y fantasmas que, de ordinario, proyectan los fieles de las diversas
religiones sobre la divinidad.
Lo primero que hemos de grabar bien es que Jesús capta y vive la realidad
insondable de Dios como un misterio de misericordia. Lo que define a Dios no es el poder,
la fuerza o la astucia, como a las divinidades paganas del imperio.
Por otra parte, Jesús no habla nunca de un Dios indiferente o lejano, olvidado
de sus criaturas. Menos aún, de un Dios interesado por su honor, sus intereses, su templo,
su sábado… En el centro de su experiencia de Dios no nos encontramos con un
“legislador” que intenta gobernar el mundo por medio de leyes, ni con un Dios
“justiciero”, irritado o airado ante el pecado de los hombres.
Para Jesús, Dios es “misericordioso”, “compasivo”. Cuando Jesús hablaba de
Dios en su lengua materna lo llamaba “rahum” (literalmente, “entrañable”), es decir, Dios
tiene “rahamin” (entrañas de madre).
Los expertos dicen que, probablemente, en el origen de este lenguaje que
emplea Jesús subyace la imagen de que Dios es un “Padre querido” (Abbá) que tiene
entrañas de madre: Dios siente hacia nosotros lo que una madre siente hacia el hijo que
lleva en sus entrañas. Esta es la imagen preferida de Jesús. Dios nos lleva en sus entrañas.
(En castellano empleo indistintamente los términos “misericordioso” y “compasivo”.
Misericordia significa literalmente “poner el corazón en el que está en la miseria” y

30
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

sugiere la atención a quien está sufriendo en la miseria. Compasión significa “padecer


con el que sufre” y sugiere más la cercanía y solidaridad con el que sufre).
Esta es la Buena Noticia de Dios proclamada por Jesús. El misterio último de
la realidad que los creyentes llamamos “Dios” es un misterio de misericordia infinita,
bondad sin límites, ofrecimiento continuo de perdón. En Dios la misericordia no es una
actividad entre otras, sino que todo su ser consiste en ser misericordioso con sus criaturas.
Hemos de revisar la teología metafísica que tiende a hacer de Dios un ser “omnipotente”
y arbitrario. Dios solo puede lo que puede su amor misterioso: no puede vengarse de
nosotros, no nos puede guardar rencor, no puede devolvernos mal por mal. La
misericordia es el ser de Dios, su reacción ante sus criaturas, su modo de mirar a sus
hijos e hijas, lo que mueve y dirige toda su actuación.
Las parábolas más conmovedoras de Jesús, y sin duda las que más trabajó
en su corazón, son las que narró para contagiar a todos su confianza absoluta en la
misericordia de Dios. La más cautivadora es, tal vez, la del “padre bueno” (Lucas
15,11-32: Es un error llamarla “parábola del hijo pródigo”; la figura central es el padre).
Los que la escucharon por vez primera quedaron sin duda sorprendidos. No era esto lo
que se enseñaba en las sinagogas de Galilea ni en el templo de Jerusalén.
• ¿Será Dios así? ¿Cómo un padre que no se guarda para sí
su herencia, que no el comportamiento de sus hijos, que espera siempre con amor a los
perdidos, que “estando todavía lejos” ve a su hijo y “se le conmueven las entrañas”? (El
verbo “splanchnizomai” que emplea Lucas significa literalmente que al padre “le
tiemblan las entrañas”. Luego veremos que los evangelistas emplean el mismo término
para decirnos que a Jesús también “le tiemblan las entrañas” al ver sufrir a la gente).
• ¿Será así Dios? ¿Cómo ese padre que pierde el control, echa
a correr, lo abraza y besa efusivamente como una madre, interrumpe su confesión para
ahorrarle más humillaciones y lo restaura como hijo en su casa?
• ¿Será esta la mejor metáfora de Dios? ¿Un padre
conmovido hasta sus entrañas, que acoge con amor a sus hijos perdidos y suplica a los
hermanos a acogerlos también ellos con la misma compasión?
• ¿Será Dios un padre que busca conducir la historia de los
hombres hasta una fiesta final donde por fin se celebre la vida y la liberación de todo lo
que esclaviza y degrada al ser humano?
• Jesús habla de un banquete abundante abierto a todos, habla
de música y de baile, de hijos perdidos que despiertan la compasión del padre, de
31
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

hermanos invitados a acogerse. ¿Será ese el secreto último de la vida? ¿Será este el
proyecto humanizador del reino de Dios, de abrir caminos a un mundo más digno, más
justo y fraterno, más dichoso para todos?
• ¿Será así Dios? ...estoy seguro de que si.

4. JESUS EN EL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

De acuerdo al orden tradicional, el Evangelio de San Juan ocupa el último


lugar entre los cuatro Evangelios canónicos. Aunque en muchas de las antiguas copias
este Evangelio, teniendo en cuenta la dignidad apostólica de su autor, estaba ubicado
inmediatamente después o incluso antes del Evangelio según San Mateo, la posición que
ocupa hoy fue desde el principio la más usual y la más aceptada.

Algunas características generales. Contenido


En cuanto a su contenido, el Evangelio de San Juan es una narración de la
vida de Jesús desde su Bautismo hasta su Resurrección y su propia manifestación en
medio de sus discípulos.
La crónica se divide naturalmente en cuatro secciones:
▪ el prólogo (1,1-18) contiene lo que es en cierto modo un
breve resumen de todo el Evangelio en la doctrina de la Encarnación del Verbo Eterno;
▪ la primera parte (1,19 - 12,50), que relata la vida pública de
Jesús desde su Bautismo hasta la Víspera de su Pasión;
▪ La segunda parte (13 - 21,23), que relata la historia de la
Pasión y la Resurrección;
▪ un corto epílogo (21,23 - 25), que se refiere a la gran
mayoría de las palabras y hechos del Salvador que no están registradas en el Evangelio.

Cuando consideramos la distribución del material por parte del evangelista,


encontramos que sigue el orden histórico de los sucesos, como es evidente por el análisis
previo. Pero el autor tiene además una especial preocupación por determinar exactamente
el momento en que ocurren y la conexión de los distintos sucesos ajustados dentro de su
estructura cronológica.
Esto se ve claramente desde el comienzo de su narración cuando, como en un
32
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

diario, él relata las circunstancias concomitantes de los comienzos del principio del
ministerio público del Salvador, con cuatro indicaciones definidas sucesivas del tiempo
(Juan 1,29.35.43; 2,1). Le otorga un énfasis especial al primer milagro: “Así, en Caná de
Galilea hizo Jesús el primero de los signos... ” (2,11), y “Este segundo signo lo hizo Jesús
cuando vino de Judea a Galilea” (ídem, 54). Finalmente, se refiere reiteradamente a las
grandes festividades nacionales y religiosas de los judíos con el propósito de indicar la
secuencia histórica exacta de los hechos relatados (2,13; 5,1; 6,4; 7,2; 10,22; 12,1; 13,1).
Todos los exégetas antiguos y la mayoría de los modernos están plenamente
justificados, por lo tanto, cuando consideran estrictamente esta distribución cronológica
de los sucesos como base de sus comentarios. Las opiniones divergentes de algunos pocos
estudiosos modernos no tienen una base objetiva ya sea en el texto del Evangelio o en la
historia de su exégesis.

Peculiaridades Distintivas
El cuarto Evangelio está escrito en griego, y aun un estudio superficial de él
es suficiente para revelar muchas particularidades, que le dan a la narración un carácter
distintivo.
La dicción y el vocabulario son especialmente característicos. Es cierto que
su vocabulario es menos rico en expresiones peculiares que el de San Pablo o el de Lucas:
él usa en total alrededor de noventa palabras que no se encuentran en ningún otro
hagiógrafo. Son más numerosas las expresiones usadas más frecuentemente por Juan que
por los otros escritores sagrados. Más aun, en comparación con los otros libros del Nuevo
Testamento, la narración de San Juan contiene una proporción muy considerable de
aquellas palabras y expresiones que podrían llamarse el lenguaje común de los cuatro
evangelistas.
Lo primero que llama nuestra atención en el tema central del Evangelio es
que circunscribe la narración a lo cronológico de los sucesos que tienen lugar en Judea
y Jerusalén. De los hechos del Salvador en Galilea, Juan relata solo unos pocos sucesos,
sin entrar en detalles, y de los mismos solo dos - la multiplicación de los panes y peces
(6,1-16), y el viaje marítimo (6,17-21) - ya han sido relatados por los Evangelios
Sinópticos.
Una segunda particularidad del material se ve en la elección de su tema
central, ya que en comparación con los otros evangelistas, Juan relata sólo unos pocos
milagros y concentra su atención más en los discursos de Jesús que en sus obras. En la
33
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

mayoría de los casos los hechos sólo relatan, por decirlo así, una trama para las palabras,
conversaciones, y enseñanzas del Salvador y sus disputas con sus adversarios. En
realidad, son las controversias con los miembros del Sanedrín en Jerusalén lo que parece
llamar especialmente la atención del evangelista.
En estas ocasiones, el interés de San Juan es altamente teológico, tanto en la
narración de las circunstancias como en el registro de los discursos y conversaciones del
Salvador. Con justicia, por lo tanto, se le concedió a San Juan aun en los tiempos
primitivos del cristianismo, el título honorífico de “teólogo” de los evangelistas.

Existen, en particular, ciertas grandes verdades, a las cuales el Evangelio


constantemente retorna y las cuales pueden ser consideradas como ideas gobernantes, y
una mención especial debe hacerse de expresiones como Luz del Mundo, la Verdad, la
Vida, la Resurrección, etc. Es frecuente que ésta y otras frases se encuentren en forma
concisa y gnómica al comienzo de un coloquio o discurso del Salvador, y frecuentemente
retorna, como un “leifmotif”, a intervalos durante el discurso (Ej. Juan 6,35.48.51.58;
10,7.9; 15,1.5; 17,1.5; etc.).

El mensaje central del evangelio joánico

En un grado mayor que en los Sinópticos, la narración completa del cuarto


Evangelio se centra en la Persona del Redentor. Desde las primeras frases iniciales Juan
dirige su mirada a lo más recóndito de la eternidad, a la Palabra Divina en el seno del
Padre. Nunca se cansa de retratar la gloria y dignidad del Verbo Eterno, el cual se dignó
aceptar su permanencia entre los hombres que, mientras reciben la revelación de Su
Divina Majestad, podrán participar en la plenitud de la verdad y de su gracia.
Como evidencia de la Divinidad de Jesús, el autor relata alguna de las grandes
maravillas mediante las cuales Cristo revela su gloria, aunque él intenta más bien
llevarnos hacia un profundo entendimiento de la Divinidad y majestad de Cristo mediante
la consideración de sus palabras, discursos y enseñanzas, e imprimir así en nuestras
mentes las grandes maravillas de Su divino amor.

Autoría
Con excepción de los herejes mencionados por San Ireneo (Adv. haer.,
III.11.9) y San Epifanio (Haer. LI, 3), la autenticidad del cuarto Evangelio raramente fue
34
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

cuestionada seriamente hasta fines del siglo XVIII. Luego una serie de críticos buscaron
argumentos para negar su autoría, que finalmente cayeron por su propio peso.
Si, como demanda el carácter de la cuestión histórica, consultamos primero
el testimonio histórico del pasado, descubrimos el hecho admitido universalmente que,
desde el siglo III hasta al menos el siglo XVIII, se aceptó sin cuestionamientos al Apóstol
San Juan como el autor del cuarto Evangelio. Por lo tanto, al examinar la evidencia,
podemos empezar desde el siglo III, y luego retroceder hasta el tiempo de los Apóstoles.
Las antiguas traducciones y manuscritos del Evangelio constituyen el primer
grupo de evidencia. En los títulos, tablas de contenido, firmas, que usualmente se agregan
a los textos de los Evangelios por separado, siempre y en todos los casos se menciona a
Juan como el autor de este Evangelio sin la menor indicación de duda.

El testimonio del Evangelio mismo

El Evangelio por sí mismo facilita una solución totalmente inteligible a la


cuestión de su autoría.
(1) Carácter general de la obra: En primer lugar, del carácter general de la
obra podemos obtener algunas inferencias respecto a su autor. A juzgar por su lenguaje,
el autor es un judío palestino, quien estaba muy familiarizado con el griego helénico de
las clases altas. También despliega un conocimiento exacto de las condiciones
geográficas y sociales de Palestina aun en sus más ligeras referencias incidentales.
(2) El testimonio explícito del autor: Motivos aún más claros para esta opinión
se encuentran en el testimonio explícito del autor.
(3) Comparación del Evangelio con las Epístolas de San Juan: Finalmente
podemos obtener evidencia respecto al autor del Evangelio del Evangelio mismo,
comparando su obra con las tres Epístolas, las cuales han mantenido su lugar entre las
Epístolas Católicas como escritas por el Apóstol Juan. Podemos por lo tanto, afirmar con
la mayor certeza que el apóstol San Juan, el discípulo favorito de Jesús, fue realmente el
autor del Cuarto Evangelio.

Circunstancias de la Composición
Omitiendo las circunstancias íntimas con las que las leyendas primitivas
revisten la composición del cuarto Evangelio, discutiremos brevemente el tiempo y lugar
de la composición, y los primeros lectores del Evangelio.
35
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

Respecto a la fecha de su composición no poseemos información histórica


cierta. De acuerdo con la opinión general, el Evangelio debe ser remitido a la última
década del siglo I, o para ser más precisos, al año 95 o uno de los siguientes. Las bases
para sustentar esta opinión se resumen brevemente en lo que sigue:
▪ El cuarto Evangelio fue compuesto después de los tres
Sinópticos;
▪ Fue escrito después de la muerte de San Pedro, puesto que
el último capítulo, especialmente Juan 21,18-19 presupone la muerte del Príncipe de los
Apóstoles;
▪ Fue escrito después de la destrucción de Jerusalén y del
Templo, ya que las referencias del evangelista a los judíos (cf. particularmente 11,18;
18,1; 19,41) parecen indicar que el fin de la ciudad y de su gente como nación ya ha
sucedido.
El lugar de su composición fue, de acuerdo con el Prólogo arriba mencionado,
en la provincia de Asia. Todavía más precisa es la declaración de San Ireneo, quien nos
dice que Juan escribió su Evangelio “en Éfeso en Asia” (Adv. Haer. III.1.2). Todas las
otras referencias tempranas están de acuerdo con esta afirmación.
Los primeros lectores del Evangelio fueron los cristianos de la segunda y
tercera generación en Asia Menor. No había necesidad de iniciarlos en los elementos de
la fe; en consecuencia Juan debe haber intentado más bien confirmarlos contra los ataques
de sus oponentes, en la fe legada por sus padres.

Objeto e Importancia
La intención del Evangelista al componer el Evangelio está expresada en las
palabras que ya hemos señalado: “Sin embargo, éstos han sido escritos para que crean
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios” (20,31).
Desea también mediante su obra confirmar la fe de los discípulos en el
carácter Mesiánico y en la Divinidad de Cristo. Para alcanzar su objetivo, selecciona
principalmente aquellos discursos y coloquios de Jesús en los cuales la auto-revelación
del Salvador daba mayor énfasis en la identidad divina de Su Persona.
De este modo, Juan desea asegurar a los fieles contra las tentaciones de las
falsas enseñanzas mediante las cuales los herejes podían perjudicar la pureza de la fe.
Respecto a la narración de los evangelistas más tempranos, la actitud de Juan es la de
quien busca rellenar la historia de las obras y palabras del Salvador, mientras trata de
36
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

librar de la mala interpretación algunos sucesos.


Su Evangelio por lo tanto forma una gloriosa conclusión del jubiloso mensaje
del Verbo Eterno. Para siempre permanecerá para la Iglesia como el más sublime
testimonio de su fe en el Hijo de Dios, la lámpara radiante de verdad para su doctrina, la
fuente incesante de amoroso celo en la devoción a su Maestro, quien la amará hasta el fin.

Jesús en el evangelio de Juan.

Como hemos visto con precedencia el evangelio según San Juan fue escrito
para motivar la fe y manifestar claramente que Jesús es el Hijo de Dios: “Esto ha sido
escrito para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo tengan
vida en su nombre” (Jn 20,31), lo cual, lo diferencia de los evangelios sinópticos que
recogen hechos y palabras de Jesús para fundamentar la catequesis básica de la Iglesia.

O JESÚS ES EL HIJO ÚNICO DE DIOS, LA PALABRA DEL PADRE.

El evangelio de Juan fue el primero que afirmó con toda claridad la existencia
de Dios en Cristo y su esencia divina. El evangelio de San Juan presenta una composición
muy estudiada, elaborada con la clara finalidad de demostrar la divinidad de Jesucristo.
El evangelio de San Juan se centra en la relación única y excepcional entre
Dios (El Padre) con Cristo (su Hijo Único). Jesús es el Hijo que ha salido de Dios. No
hay término medio entre el creador y la criatura por ello el Hijo es Dios con el Padre.
El concepto de Dios como Trinidad se explica en el evangelio de San Juan.
Dios era, es y será siempre en el principio. El Padre en su inmensa amor engendró a su
Hijo de sí mismo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era
Dios” (Jn 1,1). Dios es Padre en tanto que engendró a su Hijo. El Hijo (Verbo) está en
Dios y es Dios, no es inferior al Padre, sino participa de su misma esencia divina.
Juan nos habla del Verbo de Dios, o la Palabra o la expresión de Dios, que es
el Hijo. El Hijo es la expresión del Padre y su imagen, no es otro Dios ni parte de Dios,
sino Dios mismo. “Todas las cosas por él fueron creadas” (Jn 1,3). Dios creó el universo
por el Verbo y para el Verbo. “Nada llegó a ser sin él”, con el Verbo y para el Verbo crea
las innumerables criaturas que junto a El llegarán a ser hijos de Dios.
Mientras en los evangelios sinópticos el interés se centra en el Reino de Dios,
que empezó a hacerse realidad con la venida y actividad de Jesús, mediante la
37
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

proclamación del evangelio; en el evangelio de San Juan, en cambio, se percibe


claramente que Jesús es El Evangelio, La Palabra, La Buena Nueva y que el Evangelio es
Jesús. Solamente por la vida y especialmente por la muerte y resurrección de Jesús, los
hombres pueden ser admitidos a participar de las bendiciones del Reino Mesiánico, y la
bendición más estimable “es la vida de Unión con el propio Cristo”. Esto significa que
cuando a los hombres se les ofreció el evangelio lo que se les ofreció y recibieron fue el
mismo Cristo.
Los evangelios sinópticos emplean el lenguaje técnico del judaísmo para
describir a Jesús: “El Hijo del Hombre”, “El Mesías”, “El Hijo de Dios”. Juan recoge
este lenguaje y lo desarrolla con una profunda reflexión cristiana sin abandonar el
lenguaje sinóptico de la esperanza mesiánica, tema que ocupa un lugar prominente en este
cuarto evangelio.
A través del evangelio de San Juan se proclama la condición mesiánica de
Jesús: Juan el Bautista niega que él (el Bautista) sea el Mesías (Jn 1,20; 3,28); las
autoridades (Jn 7,52), la gente del pueblo (Jn 7,25-31. 40-43; 12,34) y hasta los
samaritanos discuten el tema del mesianismo (Jn 4,29); y los primeros discípulos
proclaman la condición mesiánica de Jesús (Jn 1,41.49).
En los evangelios sinópticos la condición mesiánica de Jesús está encubierta.
En ningún momento Jesús pretende arrogarse esta dignidad y manda a guardar el secreto
(Mc 8,29). En cambio, en el evangelio de Juan el secreto del mesianismo de Jesús es a la
vez encubierto y develado, aunque desde el principio del evangelio se le proclama
abiertamente, el mesianismo de Jesús en Juan está escondido para los que no creen y
revelado a los creyentes elegidos por Dios. El secreto mesiánico consiste en que Jesús es
realmente el Mesías, destinado a ofrecer su vida por la humanidad desde la humildad y el
amor sin límites.
La dualidad temporal de oscuridad presente y gloria futura, característica de
los evangelios sinópticos, se sustituye en el evangelio de Juan por una tensión que existe
en el presente y se prolonga hasta el futuro, pues es cierto que el Mesías permanecerá
para siempre, pero su morada está en quienes lo reciben y aceptan (Jn. 12,34), es en ellos
donde habita para siempre.
Para es bueno recordar que para el evangelista Juan, la relación de Jesús con
Dios no es simplemente mesiánica, sino que Jesús es el Hijo de Dios y actúa
continuamente en unión con el Padre, todo lo que hace lo hace por amor a su Padre. El
Hijo de Dios encarnado en Jesús de Nazaret había vivido con el Padre desde toda la
38
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

eternidad. El Hijo no actúa por sí mismo, sino que repite y reproduce la acción del Padre
(Jn 5,19), refleja perfectamente el carácter del Padre (Jn 14,9) y ver a Jesús es ver al
Padre. De esta manera el evangelio de Juan explica mejor que los sinópticos el auténtico
sentido de la filiación divina.

O JESÚS DE NAZARET: EL HIJO DE DIOS HECHO HOMBRE

Jesús vive una vida sencilla como cualquier ser humano, abocado al
sufrimiento y a la muerte y se manifiesta lleno de gloria en los evangelios sinópticos. En
Juan, la condición “Hijo del Hombre” tiene un sentido más trascendental o escatológico
(Jn 5,27). La muerte es un elemento clave en la doctrina de Juan, donde la muerte de Jesús
es su glorificación (Jn 3,44; 6,53; 8,28; 12,3. 34).
Del evangelio de Juan se deduce la preexistencia de Jesús (Jn 1,1.30), es decir
que el Hijo de Dios estaba en el cielo junto al Padre, bajó del cielo y subió de nuevo al
cielo. El Hijo de Dios une al cielo y la tierra (Jn 1,51) y es el Hijo del Hombre el que
ofrece a la humanidad el verdadero alimento de vida eterna (Jn 6,27). Esta función de
“Pan de Vida” del Hijo del Hombre no es incompatible con su muerte, ya que Juan
interpreta la muerte como una representación de la bajada a las profundidades de lo
humano y al mismo tiempo su ascensión a la gloria del Padre.
En Jesús, divinidad y humanidad están unidas en indisoluble unidad. El Hijo
del Hombre es el hombre que también es Dios y que está simultáneamente en el cielo y
en la tierra (Jn 3,13).
En Juan se incluye un nuevo aspecto de la relación de Jesús con la humanidad.
Jesús es el portador de la Revelación. La gloria del Hijo del Hombre es su revelación del
carácter y naturaleza de Dios. A través de Jesús, Dios proclama su propia naturaleza, su
divinidad y la divinidad de la vida creada. Según su naturaleza, los hombres no nacen de
Dios, pero los que aceptan a Jesús y su misión, sí lo son, estos forman una nueva
humanidad cuya fuente y modelo es el Hijo de Dios. Es así como Jesús entra en relación
con la humanidad, con la nueva humanidad redimida.
Desde el inicio del evangelio de Juan y también a través de todo el evangelio,
se insiste en que la Palabra – o el Verbo se hizo carne, pero el Verbo es Dios, no hombre,
y su relación con el hombre se funda en su encarnación, la encarnación de Cristo, de
manera que el hombre celeste es también hombre terrestre, con las fatigas y tristezas
humanas (Jn 4,6; 11,34). Así, Jesús es el Verbo encarnado. La palabra se hizo carne. La
39
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

carne se convirtió en vehículo de vida espiritual y de Verdad.


Asimismo, Juan usa para describir a Jesús, un lenguaje apocalíptico: Jesús es
el principio y el fin, el creador y el juez, la Verdad absoluta tanto de Dios como de la
humanidad. Por ser verdadero Dios y hombre, por ser imagen de Dios y arquetipo de la
humanidad, es el mediador entre Dios y los hombres y así también es mediador del
verdadero conocimiento y de la salvación.

Manifestaciones de la divino-humanidad de Jesús (su identidad):

El evangelio de los “signos”. Los Milagros


El evangelio según San Juan recoge siete (7) milagros como el anuncio o
muestra de lo que Jesús realizará a lo largo de la historia. Los milagros se narran para
captar en ellos la realidad de Cristo por medio de la fe (Jn 2,23; 3,2; 10,38; 14,11),
constituyen una manifestación de la gloria de Cristo (Jn 2,11). Los milagros de Jesús se
describen como “signos” o señales (Jn 4,48). Los milagros expresan figurativamente lo
que es la salvación, pero sobre todo son realizados para que se manifiesta la identidad de
Jesús: curar a los enfermos, alimentar a los hambrientos, dar vista a los ciegos y resucitar
a los muertos.
De allí que la Salvación dada por el Dios hecho hombre conduzca a remediar
las flaquezas de la humanidad, comunicándole la vida, la fuerza que sólo Dios pueda dar.
Jesús destruye el pecado y concede a los hombres el conocimiento de la vida. Siendo
Jesús el Hijo eterno de Dios hecho hombre, no vino solamente para enseñarnos a ser
mejores o más religiosos, sino que él mismo nos da las fuerzas (su gracia, la presencia del
Espíritu) para transformar la creación y para hacer de nosotros los verdaderos hijos de
Dios.

El evangelio de la “hora” del Hijo encarnado


En el evangelio de Juan se evidencia el conocimiento que tenía Cristo de su
destino como hombre, que no es otro que el ofrecer su vida. A este momento el
evangelista lo llama la “hora” gloriosa del Hijo encarnado. Toda su vida fue caminar hacia
esa “hora”, donde acaecería el sufrimiento, la incomprensión hasta la crucifixión…
momento de ofrecimiento que lo conduce a su glorificación y cumplimiento de su misión
de salvación querida por el Padre: el perdón de los pecados y la redención de la
humanidad, en pocas palabras, revelar el amor de Dios por la humanidad.
40
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

La Salvación
En el evangelio de Juan se hace una explicación muy rica de la salvación sin
usar un lenguaje ni judaico ni cristiano, sin embargo, expresa lo que desde un principio
estaba en la fe. La salvación es el fruto de la obra de amor realizada por el Hijo de Dios
encarnado, particularmente de su muerte y su resurrección.
Dios no envió a su Hijo para condenar al hombre sino para salvarlo (Jn3,17;
12,47). Los que creen que Jesús es el Mesías, El Hijo de Dios, tienen la Vida prometida
que nos libra de nuestras debilidades y angustias (Jn 20,31). Recibir a Cristo es hacerse
hijo adoptivo de Dios (Jn 1,12). La Salvación es una experiencia presente que Dios
concede especialmente al hombre por medio de los sacramentos, que brotan del amor de
Jesús expresado en su muerte y resurrección.

Hasta aquí hemos manifestado como cada evangelista, cada uno a su modo, ofrece
un testimonio escrito de la real existencia de Cristo entre nosotros. Es un testimonio de
fe, un evangelio, una buena noticia para la humanidad, porque este hombre llamado Jesús
de Nazaret, siendo verdaderamente hombre, es también Dios que nos salva, que nos
promete la Vida que supera todo mal y la muerte misma.
Para culminar nuestra Unidad 2, vamos a reflexionar juntos sobre la actual
presencia de Jesús en nuestra historia. Es el modelo perfecto de realización humana.

E) JESÚS ES SIEMPRE NUESTRO CONTEMPORÁNEO.

“El nombre y el mensaje de Jesús de Nazareth -escribe Benedicto XVI papa


emérito- suscitan frecuentemente interés y ejercen un fuerte atractivo, incluso en quienes
no llegan a adherir a su palabra de salvación. Por eso, nos sentimos estimulados a suscitar
en nosotros mismos y por doquier una comprensión más profunda y completa de la figura
real de Jesucristo, como puede brotar únicamente de la hermenéutica (interpretación) de
la fe puesta en fecunda relación con la razón histórica. Con este fin escribí mis dos libros
dedicados a Jesús de Nazareth”. (…)
“Durante mi pontificado, he recordado en repetidas ocasiones que abrir a Dios
un camino en el corazón y en la vida de los hombres constituye una prioridad. (…) No
podemos confiar nuestra vida a un ente superior indefinido o a una fuerza cósmica, sino
sólo al Dios cuyo rostro de Padre se nos ha hecho familiar gracias al Hijo, ‘lleno de gracia
41
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

y de verdad’. Jesús es la clave que nos abre la puerta de la sabiduría y del amor, que
rompe nuestra soledad y mantiene la esperanza frente al misterio del mal y de la muerte.
Por lo tanto, la vida de Jesús de Nazaret, en cuyo nombre también actualmente muchos
creyentes, en diversos países del mundo, afrontan sufrimientos y persecuciones, no puede
quedar confinada a un pasado lejano, sino que es decisiva para nuestra fe de hoy”.
“¿Qué significa afirmar que Jesús de Nazaret, que vivió entre Galilea y Judea
hace dos mil años, es ‘contemporáneo’ de cada hombre y mujer que vive hoy y en todos
los tiempos? Nos lo explica Romano Guardini con palabras que siguen siendo tan actuales
como cuando las escribió: ‘Su vida terrena entró en la eternidad, y así está vinculada a
toda hora del tiempo terreno redimido por su sacrificio’”. (…)
“Jesús entró para siempre en la historia humana, y sigue viviendo (…) en la
Iglesia, ese cuerpo frágil y siempre necesitado de purificación, pero también infinitamente
colmado de amor divino. A Él se dirige la Iglesia en la liturgia, para alabarlo y recibir la
vida auténtica. La contemporaneidad de Jesús se revela de modo especial en la Eucaristía,
en la que Él está presente con su pasión, muerte y resurrección. Este es el motivo que
hace a la Iglesia contemporánea de todo hombre, capaz de abrazar a todos los hombres y
todas las épocas, porque la guía el Espíritu Santo con el fin de continuar la obra de Jesús
en la historia”.

Jesucristo, nuestro modelo

En el número 520 del Catecismo de la Iglesia Católica leemos: "Durante toda


su vida, Jesús se presentó como nuestro modelo. Es "el hombre perfecto", que nos invita
a ser discípulos suyos y a seguirlo.
Con su presencia entre nosotros nos da un ejemplo a imitar, con su plegaria
nos mueve a rogar, con su pobreza nos llama a aceptar libremente el desprendimiento e
evitar la superficialidad. Cristo es el modelo de una nueva humanidad que da sentido a
nuestra existencia.
Encontramos muchos pasajes del Evangelio en que Jesús pide a sus apóstoles
que aprendan de su ejemplo.
Ofrecemos a continuación valores que brotan de la vida misma de Jesús y
que manifiestan su contemporaneidad; Valores que se desprenden de la relación única e
irrepetible de Jesús con el Padre Dios: es el Hijo Amado. Imitando su estilo de Vida,

42
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

nosotros también nos sabemos y somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros:

• Pobreza y desprendimiento, recordemos Su vida y


especialmente su nacimiento: "...y dió luz a un hijo primogénito, le enfajó y le reclinó en
un pesebre, por no tener sitio en la posada".
• Obediencia, al Padre en favor de dar la vida por nosotros.
• Laboriosidad: después de treinta años de vida oculta: "¿no
es este el hijo del carpintero?". Dios trabajo con manos humanos santificando nuestro
trabajo.
• Misericordia: curaciones de enfermos, comprensión y
siempre, hasta el último momento en la Cruz, su perdón. Nos enseña a ser misericordiosos
e instrumentos de reconciliación.
• Amistad: Lázaro, Marta, María, Nicodemo, José de
Arimatea, Zaqueo, los apóstoles, discípulos, etc. Nos enseña a valorar como un tesoro la
amistad verdadero que busca el bien del otro.
• Alegría: "Si observan mis mandatos permanecerán en el
amor que les tengo… les he dicho todo esto porque tengan la alegría que yo tengo, una
alegría plena".
• Amor como donación de la vida en libertad: Amar al
prójimo, a todo aquel que se acerca en busca de ayuda con entera y gratuita libertad sin
intereses mezquinos.
• Generosidad y sacrificio: La Pasión y Crucifixión. Mensaje
de las Bienaventuranzas. Nos invita a tener un corazón grande al servicio del otro,
jugándonos la vida.

Terminamos los apuntes de la presente Unidad con un texto del Concilio


Vaticano II, Gaudium et Spes, que bien viene a resumir lo que venimos expresando:

Cristo, el Hombre nuevo4


22. En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del
Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es

4
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-
ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html

43
TEOLOGIA II PSICOLOGIA

decir, Cristo nuestro Señor, Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio
del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre
la sublimidad de su vocación. Nada extraño, pues, que todas las verdades hasta aquí
expuestas encuentren en Cristo su fuente y su corona.
El que es imagen de Dios invisible (Col 1,15) es también el hombre perfecto,
que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer
pecado. En él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en
nosotros a dignidad sin igual. El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto
modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de
hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen
María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros,
excepto en el pecado.
Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida.
En El Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo
y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de
Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2,20). Padeciendo por nosotros, nos dio
ejemplo para seguir sus pasos y, además abrió el camino, con cuyo seguimiento la vida y
la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido.
El hombre cristiano, conformado con la imagen del Hijo, que es el
Primogénito entre muchos hermanos, recibe las primicias del Espíritu (Rom 8,23), las
cuales le capacitan para cumplir la ley nueva del amor. Por medio de este Espíritu, que es
prenda de la herencia (Eph 1,14), se restaura internamente todo el hombre hasta que
llegue la redención del cuerpo (Rom 8,23). Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús
de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos
dará también vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de su Espíritu que habita en
vosotros (Rom 8,11). Urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar, con muchas
tribulaciones, contra el demonio, e incluso de padecer la muerte. Pero, asociado al
misterio pascual, configurado con la muerte de Cristo, llegará, corroborado por la
esperanza, a la resurrección.
Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los
hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo
murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la
divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad
de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual.
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TEOLOGIA II PSICOLOGIA

Este es el gran misterio del hombre que la Revelación cristiana esclarece a los
fieles. Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera del
Evangelio nos envuelve en absoluta obscuridad. Cristo resucitó; con su muerte destruyó
la muerte y nos dio la vida, para que, hijos en el Hijo, clamemos en el Espíritu: ¡Abba!
¡Padre!

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