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Terapia Reiki

La terapia Reiki, fue introducida como término MeSH en 1996, definiéndose como la
aplicación de curación derivada de la práctica de la colocación de las manos en puntos
estratégicos, estableciendo un intercambio de energías propiciadas por la corriente eléctrica
generada por las células y tejidos de la persona practicante.
A principios de 1980, el Dr. John Zimmerman empezó una serie de estudios sobre el toque
terapéutico, utilizando un magnetómetro; descubrió que un enorme campo biomagnético
pulsante emanaba de las manos de un practicante de toque terapéutico. El poder trabajar
con este tipo de energías es la base constitucional de la terapia Reiki, haciendo que
practicante de esta medicina alternativa canalice la energía vital de una persona de forma
que se armonice su sistema energético (como explicación, la enfermedad es considerada
como un bloqueo de la energía que desequilibra todo el proceso energético del cuerpo y sus
células).
Para poder ser practicante de la terapia Reiki se tiene que pasar por 3 niveles:
- Nivel 1 o físico (El despertar). El maestro de reiki produce la iniciación o activación de los
chakras del alumno. Se enseñan las posiciones de las manos.
- Nivel 2 o mental (La transformación). Se enseñan los 3 símbolos del reiki y se sintonizan en
las manos del practicante; también se enseñan tratamientos dependiendo de la combinación
de estos símbolos.
- Nivel 3 A o Conciencia (La realización). El alumno aprende el símbolo del maestrazgo, que
sirve para ampliar los efectos de los símbolos del segundo nivel.
- Nivel 3 B o Maestrazgo. El alumno recibe los conocimientos de cómo iniciar a los nuevos
practicantes de reiki.
Unos puntos importantes a relucir es que el aprendizaje de cada nivel tiene una duración
entre 8-18 h, siendo el plazo máximo de 3 meses.
En el articulo se hace la mención del uso de la terapia reiki en los casos de pacientes que
fueron “destetados” o mejor dicho a los que se les hace una retirada del soporte ventilatorio,
aplicada de forma que reduzca el dolor del procedimiento, proveer un espacio de mayor
tranquilidad y disminuir las tazas de fallo al destete (re-intubación).
Esto fue aplicado en un centro de cuidados intensivos, en donde se aplicaba la terapia reiki
en días alternos hasta las 48 h de la extubación, con una duración de 10 min, promoviendo
una estancia de tranquilidad, esto fue aplicado gracias al personal de enfermería que fue
capacitado para ser nivel 2 en terapia reiki (esto llevado a cabo por un maestro terapéutico
de reiki certificado).
Para un estudio más objetivo, se utilizo como variable principal de fracaso, considerado
como la re-intubación antes de las 48 h. Los resultados encontrados fueron los siguientes:
El fracaso es ligeramente menor en el grupo intervención (p = 0,42), lo que podríamos
atribuir a que la aplicación de reiki actúa sobre la disfunción psicológica (inquietud, dilirium),
que es uno de los factores que pueden influir en el fracaso en el destete ventilatorio.
También se observo una disminución discreta de los días de estancia en la unidad de
cuidados intensivos y el menor uso de sedantes y relajantes musculares en los pacientes en
Terapia Reiki

los que se aplicó la terapia. considerándose que hubo la limitación de poder medir cuanto
fue la transmisión de energía en el practicante de reiki en el paciente.

Conclusión: este tipo de terapias, en mi punto personal pueden ser utilizadas de forma
indiscriminada, sin embargo, al haber poca fundamentación y poca intervención en el sentido
de la medición y bases científicas no toma tanta seriedad a comparación con otras
medicinas alternativas que pueden ser aplicadas en los mismos casos, mostrando aún
mayor beneficio y siendo mucho más prácticas a la hora y que su aplicación entendimiento.
Personalmente considero que este tipo de artículos tienden más aplicarse en un sentido
mental, de forma que una terapia psicológica podría ser las mismas funciones y tendría aún
mejores resultados, esto principalmente también atendiendo a las necesidades básicas de
responder al paciente sus dudas y manifestarle un ambiente de tranquilidad para qué su
inquietud no provea una mayor afectación, de la que ya hay en el momento de entubarlo.

Fuente bibliográfica: Saiz-Vinuesa, M. D., Rodríguez-Moreno, E., Carrilero-López, C., García Vitoria, J.,
Garrido-Moya, D., Claramonte-Monedero, R., & Piqueras-Carrión, A. M. (2016). Enfermeria intensiva, 27(2),
51–61. https://doi.org/10.1016/j.enfi.2015.11.004

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