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Relaciones Saludables: La empatía

Es definida por Davis (1996, citado por Fernández, 2008) como “la capacidad de
representarse los pensamientos y motivos del otro ha sido reconocida en la noción de
adopción de perspectiva cognitiva (...) la adopción de perspectiva afectiva se refiere a la
inferencia de los estados emocionales ajenos.” Así mismo, este autor propone que estos
dos procesos en relación con los antecedentes pueden producir diferentes respuestas, como
pueden ser intrapersonales, que a su vez pueden manifestarse de forma afectiva, por
ejemplo, una preocupación empática, y no afectivas como los juicios no atribucionales; e
interpersonales, ocasionando, por ejemplo, la conducta de ayuda hacia el otro.
Es una característica muy valorada en el comportamiento humano, a menudo considerada un
valor, que está vinculada con la capacidad de ponerse en el lugar del otro y conectar con sus
necesidades y comprender su accionar. La empatía forma parte de lo que se conoce
como inteligencia emocional y se vincula con otros valores como la compasión y el altruismo, y
es opuesto al egoísmo y a la antipatía. Implica el desarrollo de habilidades y valores como la
escucha atenta, la comprensión, la solidaridad y la tolerancia, y genera lazos saludables y
relaciones respetuosas que contribuyen a la armonía social.

Se trata de una reacción inmediata e inconsciente, que no pasa por la razón y el intelecto, y que
lleva a una persona a participar afectivamente en la situación de otra, por lo que se habla de la
empatía como una cualidad innata del ser humano. Sin embargo, la empatía puede estar más o
menos desarrollada en una persona y se puede trabajar para ponerla en función de los vínculos
sociales y convertirla en hábito.

Fuente: Concepto de empatía. Equipo editorial Etecé. Disponible en: https://concepto.de/empatia-2/.

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